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<blockquote data-quote="Sebastian" data-source="post: 1166513" data-attributes="member: 8629"><p style="text-align: center"><span style="font-size: 22px"><strong>Industria militar: ¿Cómo atraer a los jóvenes?</strong></span></p><p><strong>El problema con los cuadros es uno de los principales obstáculos para el desarrollo de la industria militar.</strong></p><p></p><p>Durante los últimos años la cantidad de especialistas jóvenes en esta rama aumentó. No obstante, los mecanismos de estímulo y retención de los jóvenes en estas empresas distan de ser perfectos.</p><p></p><p>Los tiempos turbios de los años noventas y la primera década del 2000 condujeron a un profundo déficit en especialistas con edades entre los treinta y cinco y cuarenta y cinco años en la industria militar nacional. Los estudiantes y egresados de los noventas raras veces terminaban trabajando en sus especialidades, puesto que en aquellos tiempos dedicarse a esos oficios implicaba en el mejor de los casos llevar una existencia precaria.</p><p></p><p>El dinero regresó a la industria militar nacional en el segundo lustro del 2000. El grueso de los cuadros de la mayoría de estas empresas estaba constituido por especialistas de generaciones mayores, y la edad media de los trabajadores oscilaba sobre los cincuenta y cinco; los trabajadores con más de sesenta años no constituían casos aislados.</p><p></p><p>El incremento de los ingresos permitió a muchas empresas subir el nivel de los salarios, lo cual a su vez condujo al crecimiento de la cantidad de especialistas jóvenes. La edad media de los trabajadores comenzó a bajar, y la sucesión generacional (con una brecha en la frontera de los treinta y cinco y cuarenta y cinco) parecía comenzar a recuperarse. Pero en realidad no sucedió así. Los especialistas jóvenes no suelen echar raíces en las empresas, sirviéndose de ellas como trampolines para acumular la experiencia necesaria, así como las relaciones que permitan la búsqueda de trabajos con mayores perspectivas en sus especialidades.</p><p></p><p>Si analizamos las razones de lo que sucede, podemos observar que el destino de los jóvenes egresados en las diversas empresas y la actitud hacia ellos por parte de los directivos resultan coherentes.</p><p></p><p>El salario de un joven egresado de la educación superior en muchas empresas militares ronda sobre los mil dólares y supera el nivel del salario medio en el país, pero tras cierto tiempo de trabajo, los especialistas jóvenes comprenden que ha alcanzado el techo. Un incremento salarial radical es posible en caso de un ascenso laboral, pero la cantidad de plazas de dirección es limitada, y en la mayoría de los casos no está previsto un incremento salarial vinculado al tiempo de servicio, la experiencia práctica o la complejidad de las tareas a realizar.</p><p></p><p>El insuficiente nivel salarial y la inexistencia de una perspectiva coherente de su incremento conduce a que tras tres o cinco años de trabajo, el ingeniero que ya tiene determinada experiencia que pudiera ser compartida con la generación siguiente, pide la baja y se va a trabajar por su especialidad a un centro de laboral desvinculado de la industria militar. A menudo, a empresas en el exterior, o a centros técnicos extranjeros radicados en Rusia.</p><p>No obstante, hay quienes perciben un alto salario por trabajar en la industria militar. Fundamentalmente, se trata de trabajadores de las unidades administrativas o comerciales.</p><p></p><p>Durante los últimos años apareció otro grupo de especialistas, mucho menos numeroso, que reciben altos salarios: los trabajadores altamente calificados y con capacidades únicas. Soldadores de mucha experiencia, torneros, mecánicos, y otros representantes de las élites trabajadoras de cuello azul, que pueden llegar a recibir más de tres mil dólares mensuales.</p><p></p><p>Las razones para semejante “discriminación” de los técnicos de alta especialización respecto a los obreros o los administradores resultan evidentes. La ausencia de obreros preparados puede incidir negativamente en las ventas, los comerciales con bajo nivel no alcanzarán la ganancia requerida, y los abogados y contadores pueden terminar comprometiendo seriamente a los directivos. Son amenazas evidentes y resulta importante reaccionar a ellas de manera inmediata, de lo cual se ocupan, con toda razón, los principales gerentes de las empresas.</p><p></p><p>En estas circunstancias, la ausencia de una sucesión de generaciones de ingenieros y constructores que se somete constantemente a la erosión con la partida de jóvenes especialistas, no resulta una amenaza de pérdidas inmediatas: todavía están vivos y tienen capacidad de trabajo los “viejos”, y los estudiantes y egresados son capaces de hacer algo bajo la dirección de los más experimentados. Pero esos recursos no son eternos, y en varias ocasiones la industria militar ya ha tropezado con situaciones en las que el desarrollo de nuevas tecnologías se dilata inadmisiblemente por falta de proyectistas, aquellos que tienen la capacidad de imaginar las nuevas armas que deberán combatir durante los próximos diez, veinte o cincuenta años, que son capaces de dibujarlas, realizar el proyecto y darle trabajo a los maestros en su tornos y a los gerentes en sus oficinas.</p><p><a href="http://spanish.ruvr.ru/2012_04_26/73035033/">http://spanish.ruvr.ru/2012_04_26/73035033/</a></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Sebastian, post: 1166513, member: 8629"] [CENTER][SIZE=6][B]Industria militar: ¿Cómo atraer a los jóvenes?[/B][/SIZE][/CENTER] [B]El problema con los cuadros es uno de los principales obstáculos para el desarrollo de la industria militar.[/B] Durante los últimos años la cantidad de especialistas jóvenes en esta rama aumentó. No obstante, los mecanismos de estímulo y retención de los jóvenes en estas empresas distan de ser perfectos. Los tiempos turbios de los años noventas y la primera década del 2000 condujeron a un profundo déficit en especialistas con edades entre los treinta y cinco y cuarenta y cinco años en la industria militar nacional. Los estudiantes y egresados de los noventas raras veces terminaban trabajando en sus especialidades, puesto que en aquellos tiempos dedicarse a esos oficios implicaba en el mejor de los casos llevar una existencia precaria. El dinero regresó a la industria militar nacional en el segundo lustro del 2000. El grueso de los cuadros de la mayoría de estas empresas estaba constituido por especialistas de generaciones mayores, y la edad media de los trabajadores oscilaba sobre los cincuenta y cinco; los trabajadores con más de sesenta años no constituían casos aislados. El incremento de los ingresos permitió a muchas empresas subir el nivel de los salarios, lo cual a su vez condujo al crecimiento de la cantidad de especialistas jóvenes. La edad media de los trabajadores comenzó a bajar, y la sucesión generacional (con una brecha en la frontera de los treinta y cinco y cuarenta y cinco) parecía comenzar a recuperarse. Pero en realidad no sucedió así. Los especialistas jóvenes no suelen echar raíces en las empresas, sirviéndose de ellas como trampolines para acumular la experiencia necesaria, así como las relaciones que permitan la búsqueda de trabajos con mayores perspectivas en sus especialidades. Si analizamos las razones de lo que sucede, podemos observar que el destino de los jóvenes egresados en las diversas empresas y la actitud hacia ellos por parte de los directivos resultan coherentes. El salario de un joven egresado de la educación superior en muchas empresas militares ronda sobre los mil dólares y supera el nivel del salario medio en el país, pero tras cierto tiempo de trabajo, los especialistas jóvenes comprenden que ha alcanzado el techo. Un incremento salarial radical es posible en caso de un ascenso laboral, pero la cantidad de plazas de dirección es limitada, y en la mayoría de los casos no está previsto un incremento salarial vinculado al tiempo de servicio, la experiencia práctica o la complejidad de las tareas a realizar. El insuficiente nivel salarial y la inexistencia de una perspectiva coherente de su incremento conduce a que tras tres o cinco años de trabajo, el ingeniero que ya tiene determinada experiencia que pudiera ser compartida con la generación siguiente, pide la baja y se va a trabajar por su especialidad a un centro de laboral desvinculado de la industria militar. A menudo, a empresas en el exterior, o a centros técnicos extranjeros radicados en Rusia. No obstante, hay quienes perciben un alto salario por trabajar en la industria militar. Fundamentalmente, se trata de trabajadores de las unidades administrativas o comerciales. Durante los últimos años apareció otro grupo de especialistas, mucho menos numeroso, que reciben altos salarios: los trabajadores altamente calificados y con capacidades únicas. Soldadores de mucha experiencia, torneros, mecánicos, y otros representantes de las élites trabajadoras de cuello azul, que pueden llegar a recibir más de tres mil dólares mensuales. Las razones para semejante “discriminación” de los técnicos de alta especialización respecto a los obreros o los administradores resultan evidentes. La ausencia de obreros preparados puede incidir negativamente en las ventas, los comerciales con bajo nivel no alcanzarán la ganancia requerida, y los abogados y contadores pueden terminar comprometiendo seriamente a los directivos. Son amenazas evidentes y resulta importante reaccionar a ellas de manera inmediata, de lo cual se ocupan, con toda razón, los principales gerentes de las empresas. En estas circunstancias, la ausencia de una sucesión de generaciones de ingenieros y constructores que se somete constantemente a la erosión con la partida de jóvenes especialistas, no resulta una amenaza de pérdidas inmediatas: todavía están vivos y tienen capacidad de trabajo los “viejos”, y los estudiantes y egresados son capaces de hacer algo bajo la dirección de los más experimentados. Pero esos recursos no son eternos, y en varias ocasiones la industria militar ya ha tropezado con situaciones en las que el desarrollo de nuevas tecnologías se dilata inadmisiblemente por falta de proyectistas, aquellos que tienen la capacidad de imaginar las nuevas armas que deberán combatir durante los próximos diez, veinte o cincuenta años, que son capaces de dibujarlas, realizar el proyecto y darle trabajo a los maestros en su tornos y a los gerentes en sus oficinas. [url]http://spanish.ruvr.ru/2012_04_26/73035033/[/url] [/QUOTE]
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Verificación
Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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