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<blockquote data-quote="Sebastian" data-source="post: 1250411" data-attributes="member: 8629"><p><span style="font-size: 22px"><strong><p style="text-align: center"><span style="font-size: 18px">Putin decidirá en Tayikistán el futuro de la base militar rusa</span></p><p></strong></span></p><p>Todo parece indicar que la base militar rusa número 201 permanecerá en el territorio de Tayikistán hasta 2042.</p><p>Este acuerdo será el elemento principal de un conjunto de acuerdos que han de ser firmados tras la visita de dos días de duración del presidente de Rusia, Vladimir Putin, a Tayikistán, que está prevista para hoy, 4 de octubre.</p><p>De esta manera, ya se podría vislumbrar el perfil de la presencia militar rusa en Asia Central a lo largo de las próximas décadas: Rusia mantendrá sus instalaciones militares en Kirguizistán (el acuerdo pertinente fue firmado hace dos semanas por los máximos mandatarios ruso y kirguís) y en Tayikistán.</p><p>Al mismo tiempo, Moscú no tendrá que pagar por el alquiler de sus bases, como tiene que hacer Washington, por ejemplo. Según el esquema ya rodado, los aliados rusos en la región podrían contar con la condonación o la reestructuración de sus deudas con Rusia, así como con algunas condiciones preferentes, entre ellas, reducción de los aranceles para derivados de petróleo exportados a Tayikistán.</p><p></p><p><strong>Moscú se prepara para cooperar con los países centroasiáticos</strong></p><p>Los preparativos para la visita de Vladimir Putin a Dusambé se llevan a cabo con tanta pompa, como si se tratara de la celebración de un aniversario. Lo que ocurre es que el presidente de Tayikistán, Emomalí Rajmón, celebra su cumpleaños un par de días antes que Vladimir Putin, de modo que el líder ruso el próximo 5 de octubre lo felicitará personalmente por su 60 aniversario.</p><p></p><p>En Tayikistán, donde se sabe apreciar este tipo de atención, el gesto del presidente ruso se aprovechará como un potente recurso capaz de reforzar la posición de Rajmón, minada por los recientes acontecimientos en Alto Badajshán, donde el pasado 24 de julio las tropas progubernamentales han intentado tomar la situación bajo su control después del asesinato del jefe del Departamento local del Servicio de Seguridad Nacional, Abdulló Nazárov.</p><p>La operación militar, que duró unas 24 horas y se llevó la vida de decenas de militares y civiles, no glorificó a las autoridades del país. Se consiguió parar el derramamiento de sangre que amenazaba con convertirse en una nueva guerra civil gracias a la mediación del líder espiritual de los chiítas ismaelitas, el príncipe Aga-Khan IV.</p><p></p><p>Los acontecimientos ocurridos en el “techo del mundo”, así es como se suele referir a la cordillera de Pamir, hizo que Dusambé volviera a evaluar la posible desestabilización de la situación en el país, sobre todo en vísperas de la retirada de Afganistán del contingente militar occidental.</p><p>Sea cual sea el motivo, pero después de aquella guerra relámpago no demasiado exitosa, la calidad de las negociaciones ruso-tayikas sobre el futuro de la base militar rusa número 201 cobró una dimensión considerablemente más constructiva. Su permanencia en el país, según el acuerdo de 2003, había de acabarse a finales de 2013.</p><p></p><p><strong>Las condiciones precisas para una base militar</strong></p><p>El 5 de octubre, si no ocurre nada extraordinario, los presidentes de Rusia y Tayikistán habrán de firmar un nuevo acuerdo que definirá las condiciones de la estancia de la base rusa en el país durante los próximos 49 años. El plazo, por insistencia de Dusambé, se calculará a partir de 1993, momento en el que la base soviética estacionada en Tayikistán pasó bajo la jurisdicción de Moscú. Es decir, Rusia mantendrá su presencia militar en el país hasta 2042, como mínimo.</p><p></p><p>El aspecto definitivo del documento se perfiló en septiembre, al acudir a Dusambé procedente de Bishkek, donde se acababan de firmar los acuerdos sobre la base militar rusa en Kirguizistán, la delegación rusa encabezada por el viceprimer ministro ruso, Igor Shuválov.</p><p>Sin embargo, la posibilidad de que se consiga una fórmula de compromiso sobre la base número 201 se puso recientemente en tela de juicio por el comandante del Ejército de Tierra de Rusia, el coronel general Vladimir Chirkin. Supuso que el acuerdo en cuestión se firmaría “en la primera mitad del año que viene”.</p><p></p><p>El alto cargo militar motivó su opinión con las existentes “discrepancias” entre Moscú y Dusambé. Según él, “se estableció el plazo de hasta finales de marzo, para que las partes mantengan consultas necesarias y negocien todos los aspectos y condiciones…”. Tayikistán, añadió, está solicitando a Moscú importante ayuda financiera, “estaríamos hablando de cerca de 100 millones de dólares anuales”, concluyó.</p><p></p><p><strong>Luchando por el agua</strong></p><p>Se espera que en el transcurso de la visita de Vladimir Putin y de sus entrevistas, posiblemente de larga duración y a puerta cerrada, con el presidente Emomalí Rajmón, se prestará especial atención, entre otros aspectos, a los problemas del agua y la energía, que se han convertido en objeto de fervientes disputas entre los Estados centroasiáticos.</p><p>Los países situados en las zonas bajas de las principales arterias de la región, los ríos Sir Daria y Amu Daria (es decir, Uzbekistán, Kazajstán y Turkmenistán), se muestran en contra de la construcción de instalaciones hidroeléctricas en los territorios de Tayikistán y Kirguizistán, países situados en las zonas altas de los mencionados ríos.</p><p></p><p>Las discusiones subieron de tono después de unas declaraciones bastante apasionadas del presidente de Uzbekistán, Islam Karímov, hechas a principios de septiembre en Astaná después de las negociaciones con el presidente Nursultán Nazarbaiev. Habló de la amenaza de que en Asia central estallara una “guerra” por los recursos acuáticos en caso de no tenerse en cuenta en la construcción de las centrales hidroeléctricas Kambarátinskaya en Kirguizistán y Rogúnskaya en Tayikistán los intereses de todos los países de la región.</p><p></p><p>Es muy posible que el líder uzbeko haya estado generando tensiones de manera intencionada, dado que en dos semanas estaba prevista la firma del acuerdo sobre la participación de la empresa rusa Inter RAO EES (Sistemas Energéticas Unificadas) en la construcción de la central Kambarátinskaya.</p><p>El presidente de Kazajstán, Nursultán Nazarbaiev, se mostró por su parte moderadamente preocupado por los planes de construir una central hidroeléctrica con presas de gran envergadura. Después de que se firmaran los acuerdos ruso-kirguises, Karímov mantuvo una conversación telefónica con Nazarbaiev y, según explican las fuentes oficiales kazajas “los líderes de ambos países volvieron a reiterar las posturas anteriormente formuladas” y subrayaron la necesidad de “celebrar unas consultas con expertos internacionales independientes y tomar en consideración las opiniones de todos los países interesados”.</p><p></p><p>Sin embargo, Uzmetronom.com, un portal de Internet bien informado, comunicó que existían ciertos escollos en las relaciones “relativas al asunto del agua” entre Tashkent y Astaná. El recurso informó de que Nursultán Nazarbaiev, en una conversación telefónica con Karímov, se mostró confundido por los acelerados ritmos de construcción en el territorio uzbeko de un nuevo embalse que reducirá considerablemente los volúmenes de agua que trae el río Sir Daria al vecino Kazajstán.</p><p></p><p>Unos días antes de la visita de Putin a Dusambé el presidente de Uzbekistán realizó una visita de dos días de duración a Turkmenistán. Se espera que los dos líderes no tarden en pronunciarse en contra de los planes de construcción de centrales hidroeléctricas de gran envergadura.</p><p>Merece la pena señalar que, a diferencia de la disposición de Moscú de apoyar la construcción de centrales hidroeléctricas en Kirguizistán, no se podría decir lo mismo sobre los proyectos en Tayikistán, sobre todo porque a Rusia, por lo menos de momento, no le interesa provocar tensiones en las relaciones con Tashkent a causa de un proyecto realmente dudoso.</p><p>Otra cosa es la construcción de centrales pequeñas y medianas, asunto que también se abordará durante la visita de Vladimir Putin a Dusambé.</p><p></p><p><strong>El salvador de la nación</strong></p><p>Mientras tanto, en la capital tayika se están llevando a cabo no solo los preparativos para la visita del presidente ruso, sino para el aniversario del máximo mandatario del país, Emomalí Rajmón, a quien se le suele referir en tayiko como a “Su Majestad”.</p><p>El 3 de octubre en la Biblioteca Nacional de Tayikistán fue presentado el libro ‘Salvador de la nación’, editado en Europa en las lenguas francesa e inglesa y la edición de la revista ‘The European Times’, dedicada exclusivamente a Tayikistán.</p><p>En próximo noviembre se cumplirán 20 años desde la llegada de Rajmón al poder. Por la duración de su Gobierno solo le superan los presidente de Uzbekistán, Islam Karímov, y de Kazajstán, Nursultán Nazarbaiev, que están al frente de sus países desde la época soviética.</p><p><em>*Arkadi Dubnov es corresponsal del diario Moskovskie Novosti</em></p><p><em><a href="http://sp.rian.ru/opinion_analysis/20121004/155161589.html">http://sp.rian.ru/opinion_analysis/20121004/155161589.html</a></em></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Sebastian, post: 1250411, member: 8629"] [SIZE=6][B][CENTER][SIZE=5]Putin decidirá en Tayikistán el futuro de la base militar rusa[/SIZE][/CENTER][/B][/SIZE] Todo parece indicar que la base militar rusa número 201 permanecerá en el territorio de Tayikistán hasta 2042. Este acuerdo será el elemento principal de un conjunto de acuerdos que han de ser firmados tras la visita de dos días de duración del presidente de Rusia, Vladimir Putin, a Tayikistán, que está prevista para hoy, 4 de octubre. De esta manera, ya se podría vislumbrar el perfil de la presencia militar rusa en Asia Central a lo largo de las próximas décadas: Rusia mantendrá sus instalaciones militares en Kirguizistán (el acuerdo pertinente fue firmado hace dos semanas por los máximos mandatarios ruso y kirguís) y en Tayikistán. Al mismo tiempo, Moscú no tendrá que pagar por el alquiler de sus bases, como tiene que hacer Washington, por ejemplo. Según el esquema ya rodado, los aliados rusos en la región podrían contar con la condonación o la reestructuración de sus deudas con Rusia, así como con algunas condiciones preferentes, entre ellas, reducción de los aranceles para derivados de petróleo exportados a Tayikistán. [B]Moscú se prepara para cooperar con los países centroasiáticos[/B] Los preparativos para la visita de Vladimir Putin a Dusambé se llevan a cabo con tanta pompa, como si se tratara de la celebración de un aniversario. Lo que ocurre es que el presidente de Tayikistán, Emomalí Rajmón, celebra su cumpleaños un par de días antes que Vladimir Putin, de modo que el líder ruso el próximo 5 de octubre lo felicitará personalmente por su 60 aniversario. En Tayikistán, donde se sabe apreciar este tipo de atención, el gesto del presidente ruso se aprovechará como un potente recurso capaz de reforzar la posición de Rajmón, minada por los recientes acontecimientos en Alto Badajshán, donde el pasado 24 de julio las tropas progubernamentales han intentado tomar la situación bajo su control después del asesinato del jefe del Departamento local del Servicio de Seguridad Nacional, Abdulló Nazárov. La operación militar, que duró unas 24 horas y se llevó la vida de decenas de militares y civiles, no glorificó a las autoridades del país. Se consiguió parar el derramamiento de sangre que amenazaba con convertirse en una nueva guerra civil gracias a la mediación del líder espiritual de los chiítas ismaelitas, el príncipe Aga-Khan IV. Los acontecimientos ocurridos en el “techo del mundo”, así es como se suele referir a la cordillera de Pamir, hizo que Dusambé volviera a evaluar la posible desestabilización de la situación en el país, sobre todo en vísperas de la retirada de Afganistán del contingente militar occidental. Sea cual sea el motivo, pero después de aquella guerra relámpago no demasiado exitosa, la calidad de las negociaciones ruso-tayikas sobre el futuro de la base militar rusa número 201 cobró una dimensión considerablemente más constructiva. Su permanencia en el país, según el acuerdo de 2003, había de acabarse a finales de 2013. [B]Las condiciones precisas para una base militar[/B] El 5 de octubre, si no ocurre nada extraordinario, los presidentes de Rusia y Tayikistán habrán de firmar un nuevo acuerdo que definirá las condiciones de la estancia de la base rusa en el país durante los próximos 49 años. El plazo, por insistencia de Dusambé, se calculará a partir de 1993, momento en el que la base soviética estacionada en Tayikistán pasó bajo la jurisdicción de Moscú. Es decir, Rusia mantendrá su presencia militar en el país hasta 2042, como mínimo. El aspecto definitivo del documento se perfiló en septiembre, al acudir a Dusambé procedente de Bishkek, donde se acababan de firmar los acuerdos sobre la base militar rusa en Kirguizistán, la delegación rusa encabezada por el viceprimer ministro ruso, Igor Shuválov. Sin embargo, la posibilidad de que se consiga una fórmula de compromiso sobre la base número 201 se puso recientemente en tela de juicio por el comandante del Ejército de Tierra de Rusia, el coronel general Vladimir Chirkin. Supuso que el acuerdo en cuestión se firmaría “en la primera mitad del año que viene”. El alto cargo militar motivó su opinión con las existentes “discrepancias” entre Moscú y Dusambé. Según él, “se estableció el plazo de hasta finales de marzo, para que las partes mantengan consultas necesarias y negocien todos los aspectos y condiciones…”. Tayikistán, añadió, está solicitando a Moscú importante ayuda financiera, “estaríamos hablando de cerca de 100 millones de dólares anuales”, concluyó. [B]Luchando por el agua[/B] Se espera que en el transcurso de la visita de Vladimir Putin y de sus entrevistas, posiblemente de larga duración y a puerta cerrada, con el presidente Emomalí Rajmón, se prestará especial atención, entre otros aspectos, a los problemas del agua y la energía, que se han convertido en objeto de fervientes disputas entre los Estados centroasiáticos. Los países situados en las zonas bajas de las principales arterias de la región, los ríos Sir Daria y Amu Daria (es decir, Uzbekistán, Kazajstán y Turkmenistán), se muestran en contra de la construcción de instalaciones hidroeléctricas en los territorios de Tayikistán y Kirguizistán, países situados en las zonas altas de los mencionados ríos. Las discusiones subieron de tono después de unas declaraciones bastante apasionadas del presidente de Uzbekistán, Islam Karímov, hechas a principios de septiembre en Astaná después de las negociaciones con el presidente Nursultán Nazarbaiev. Habló de la amenaza de que en Asia central estallara una “guerra” por los recursos acuáticos en caso de no tenerse en cuenta en la construcción de las centrales hidroeléctricas Kambarátinskaya en Kirguizistán y Rogúnskaya en Tayikistán los intereses de todos los países de la región. Es muy posible que el líder uzbeko haya estado generando tensiones de manera intencionada, dado que en dos semanas estaba prevista la firma del acuerdo sobre la participación de la empresa rusa Inter RAO EES (Sistemas Energéticas Unificadas) en la construcción de la central Kambarátinskaya. El presidente de Kazajstán, Nursultán Nazarbaiev, se mostró por su parte moderadamente preocupado por los planes de construir una central hidroeléctrica con presas de gran envergadura. Después de que se firmaran los acuerdos ruso-kirguises, Karímov mantuvo una conversación telefónica con Nazarbaiev y, según explican las fuentes oficiales kazajas “los líderes de ambos países volvieron a reiterar las posturas anteriormente formuladas” y subrayaron la necesidad de “celebrar unas consultas con expertos internacionales independientes y tomar en consideración las opiniones de todos los países interesados”. Sin embargo, Uzmetronom.com, un portal de Internet bien informado, comunicó que existían ciertos escollos en las relaciones “relativas al asunto del agua” entre Tashkent y Astaná. El recurso informó de que Nursultán Nazarbaiev, en una conversación telefónica con Karímov, se mostró confundido por los acelerados ritmos de construcción en el territorio uzbeko de un nuevo embalse que reducirá considerablemente los volúmenes de agua que trae el río Sir Daria al vecino Kazajstán. Unos días antes de la visita de Putin a Dusambé el presidente de Uzbekistán realizó una visita de dos días de duración a Turkmenistán. Se espera que los dos líderes no tarden en pronunciarse en contra de los planes de construcción de centrales hidroeléctricas de gran envergadura. Merece la pena señalar que, a diferencia de la disposición de Moscú de apoyar la construcción de centrales hidroeléctricas en Kirguizistán, no se podría decir lo mismo sobre los proyectos en Tayikistán, sobre todo porque a Rusia, por lo menos de momento, no le interesa provocar tensiones en las relaciones con Tashkent a causa de un proyecto realmente dudoso. Otra cosa es la construcción de centrales pequeñas y medianas, asunto que también se abordará durante la visita de Vladimir Putin a Dusambé. [B]El salvador de la nación[/B] Mientras tanto, en la capital tayika se están llevando a cabo no solo los preparativos para la visita del presidente ruso, sino para el aniversario del máximo mandatario del país, Emomalí Rajmón, a quien se le suele referir en tayiko como a “Su Majestad”. El 3 de octubre en la Biblioteca Nacional de Tayikistán fue presentado el libro ‘Salvador de la nación’, editado en Europa en las lenguas francesa e inglesa y la edición de la revista ‘The European Times’, dedicada exclusivamente a Tayikistán. En próximo noviembre se cumplirán 20 años desde la llegada de Rajmón al poder. Por la duración de su Gobierno solo le superan los presidente de Uzbekistán, Islam Karímov, y de Kazajstán, Nursultán Nazarbaiev, que están al frente de sus países desde la época soviética. [I]*Arkadi Dubnov es corresponsal del diario Moskovskie Novosti[/I] [I][url]http://sp.rian.ru/opinion_analysis/20121004/155161589.html[/url][/I] [/QUOTE]
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