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<blockquote data-quote="Sebastian" data-source="post: 1252938" data-attributes="member: 8629"><p><span style="font-size: 22px"><strong><p style="text-align: center">Moscú mantendrá su base militar en Tayikistán hasta 2042</p><p></strong></span></p><p>El día de su 60 aniversario del natalicio, al presidente de Tayikistán se le recordó su pasado militar en la Unión Soviética, se le cambió el fusil Kalashnikov por una escopeta con la mira telescópica, tras lo cual Emomalí Rajmón firmó un acuerdo que prolonga la presencia militar rusa en esta república centroasiática, por lo menos, hasta el año 2042.</p><p></p><p>El resultado principal de la visita oficial a Dushambé realizada por el presidente de Rusia, Vladimir Putin, fue el pronosticado: la prórroga de los plazos de la permanencia de la base militar rusa número 201 en el territorio tayiko para otros 30 años.</p><p>Lo prevé el Acuerdo sobre el Estatus y las Condiciones de la Permanencia de la Base, firmado en la capital de Tayikistán por los ministros de defensa de ambos países, Anatoli Serdiukov y Sheralí Jairulloev.</p><p></p><p><strong>Cuando Emomolaí Rajmón todavía no era lo que es</strong></p><p>De acuerdo con el deseo de Moscú, el acuerdo fue firmado para 49 años y, según lo expuesto por Dushambé, este plazo se calcula a partir del año 1993 y expirará en 2042. </p><p>Precisamente en 1993 la división motorizada número 201, acuartelada después de su retirada de Afganistán en el territorio tayiko, pasó bajo la jurisdicción de Rusia. Más tarde recibiría el nombre de la base militar y contaría con 7.000 efectivos distribuidos entre tres guarniciones, la de Dushambé, Kuliab y Kurgán-Tubé.</p><p>Todavía a principios de este año Dushambé no quería ni oír hablar de unos plazos tan extensos. Sin embargo, el sangriento conflicto que estalló en pasado verano en la provincia de Alto Badajshán hizo que las autoridades tayikas, a la vista del importante daño causado a su imagen, reconsideraran su actitud hacia la presencia militar rusa en el país.</p><p></p><p>Un año antes de las elecciones presidenciales fijadas para noviembre de 2013, Dushambé llegó a la conclusión de que las posiciones del actual presidente de Tayikistán, Emomalí Rajmón, que aspira a seguir con el mandato hasta 2020, se verían considerablemente reforzadas por la presencia de los militares rusos.</p><p>A pesar de que Su Majestad (esta es la forma de referirse a Rajmón en el país) no tiene rivales importantes en su carrera hacia la presidencia, por si acaso habría que ir con cuidado. Porque nadie se esperaba que ocurriera nada semejante en Alto Badajshán.</p><p>Además, a Emomalí Rajmón apenas se le habrá olvidado a quién debe su llegada al poder. Lo dio a entender explícitamente el pasado 5 de octubre, al visitar tras la firma de los documentos la base militar rusa número 201. En su discurso ante los militares señaló “el papel y el lugar de la antecesora de la base, la división motorizada 201”, precisando que “había contribuido en gran medida al restablecimiento de la paz y al fomento de la seguridad en Tayikistán”.</p><p></p><p>Por la “contribución” habría que entender el apoyo directo prestado por los militares rusos al Frente Popular de Tayikistán en los años de la guerra civil de mediados de los años noventa del siglo pasado. Hizo posible que el frente procomunista lograra imponerse a la oposición islámico-demócrata, siendo elegido en noviembre de 1992 uno de los líderes del Frente, Emomalí Rajmón, presidente del Soviet Supremo de la República. El mismo año se suprimió el puesto del presidente y Rajmón asumió el liderazgo del país.</p><p></p><p><strong>…Había sido un simple combatiente</strong></p><p>El presidente Vladimir Putin le hizo recordar a su homólogo tayiko quién había sido hacía 20 años: “Entró en Dushambé fusil en mano, de modo que es una persona que ha cursado en práctica los estudios militares y sabe apreciar el valor de unas buenas fuerzas armadas”.</p><p>Fue una especie de respuesta a los recuerdos nostálgicos de Rajmón sobre aquellos días. Dijo “creé el Ejército nacional en un polígono, en tiendas de campaña. No teníamos Fuerzas Armadas, ni ministro de Defensa, ni generales, ni oficiales. Pedimos a otro Estado que nos enviara a más de 200 oficiales. Elegí de entre ellos al coronel Shishliánnikov y lo nombré ministro de Defensa”.</p><p></p><p>Vladimir Putin no quiso quedarse atrás y relató también algunas anécdotas. Contó que había traído a Rajmón la copia de su ficha como marino de la Flota del Pacífico…, “no es una persona ajena al Ejército ruso, ha hecho servicio militar en los Fuerzas Armadas de la Unión Soviética”, precisó. Esos datos son ciertos: Emomalí Rajmón sirvió en los años setenta en un submarino soviético.</p><p>Solo el presidente tayiko sabrá dónde podría estar aquel AK que empuñaba en su momento, al irrumpir en Dushambé en 1992. Ahora puede permitirse otras armas y Vladimir Putin le trajo de regalo una escopeta con mira telescópica.</p><p></p><p><strong>Ni una mención de Rogún</strong></p><p>¿Era eso lo que esperaba Rajmón el día de su cumpleaños de su visitante ruso? Bastaría con comparar su discurso pronunciado en la ceremonia de bienvenida con el discurso de Putin para darse cuenta de lo contrario.</p><p>Si para el presidente ruso el “documento clave” era el acuerdo que “fijaba los parámetros de la presencia de la base militar rusa en el territorio de Tayikistán durante los próximos 30 años”, para Rajmón “la esencia de las negociaciones eran los aspectos de la cooperación económica y del desarrollo integral”.</p><p></p><p>Según Rajmón, “las partes se pronunciaron por ofrecer solución constructiva a los problemas actuales de la región en las esferas del agua y energía eléctrica”. Sin embrago, ninguno de los líderes hizo mención directa de la central hidroeléctrica de Rogún, que durante muchos años causa acalorados debates entre Tayikistán y Uzbekistán.</p><p></p><p>Los mencionados países han llegado a convertirse casi en enemigos jurados, lo que fue confirmado recientemente por el presidente uzbeko, Islam Karímov, quien asustó a toda la región por las posibilidades de una guerra a causa de problemas con el agua.</p><p>De acuerdo con los datos facilitados por uno de los miembros de la delegación rusa, en el transcurso de las negociaciones el problema de Rogún no se había abordado.</p><p></p><p>Posiblemente no estaba en los intereses de Moscú abordar el tema, para evitar de esta forma estar involucrada en un duradero conflicto entre Dusambé y Tashkent. De modo que Emomalí Rajmón pudo comentar tan importante tema solo en rasgos generales subrayando que “Tayikistán, de acuerdo con la Carta de la ONU y otras normativas internacionales tiene derecho de usar sus recursos naturales, incluidos los hidroenergéticos en aras del bienestar de su pueblo…, sin dejar de respetar el balance, siempre que sea sensato, de los intereses nacionales y los regionales”.</p><p></p><p>Sin embargo, parecía increíble que Putin no haya mencionado en absoluto el problema de Rogún. En Tayikistán incluso se ha llegado a asegurar abiertamente en la prensa y radio que el líder ruso vendría a ofrecer a los tayikos “protección” contra Uzbekistán, que impide a Taykistán seguir con la obra de la central, por lo cual los habitantes del país sufren cortes de electricidad.</p><p>Lo que ocurre es que las autoridades tayikas les dieron a entender a sus habitantes que el futuro y la prosperidad de la República se encontraban en directa dependencia de la finalización de la construcción de Rogún, una central con una presa de 335 metros de alto.</p><p></p><p><strong>Por la presencia militar se efectuará un pago “asimétrico”</strong></p><p>Es muy poco probable que en un futuro inmediato Rusia vuelva a abordar el problema de Rogún. Y el propio Tayikistán es incapaz de seguir con el proyecto: la obra está suspendida y cerca de 5.000 operarios, despedidos. Dusambé está pendiente de los resultados del peritaje de los expertos del Banco Mundial que habían de ser enviados el año pasado, pero es difícil pronosticar cuándo acabará el procedimiento ni si se llegará a culminar.</p><p>En estas circunstancias a Tayikistán se le propone construir centrales hidroeléctricas de tamaño pequeño y mediano en sus ríos internos. Las empresas rusas podrían empezar la construcción de cinco instalaciones de este tipo con una potencia de 150 MW. El respectivo memorándum se firmó el pasado 5 de octubre en la capital tayika. Ya lo dice el refrán, más vale pájaro en mano que ciento volando.</p><p></p><p>Sin embargo, ni siquiera son proyectos, sino intenciones. Entre los avances reales figura la disposición de Moscú de suprimir en las próximas semanas los aranceles de exportaciones para suministros anuales a Tayikistán de un millón de toneladas de derivados de petróleo. Según las estimaciones de la parte rusa, equivaldría a unos 200 millones de dólares de beneficios para el presupuesto tayiko.</p><p></p><p>Otros cinco millones de dólares serán asignados por Moscú para asistir a Tayikistán en su lucha contra el tráfico de drogas. Los fondos se destinarán a la adquisición del equipo técnico y la formación de los agentes espaciales que se infiltrarán posteriormente en las agrupaciones criminales.</p><p>Este será el asimétrico, en expresión de los participantes en las negociaciones, pago por la permanencia de la base militar número 201. Otra forma de remuneración consiste en la promesa de prestar asistencia en la modernización del Ejército tayiko, estipulado por el Acuerdo firmado en Dusambé.</p><p>Según otro documento firmado en el transcurso de la visita de Vladimir Putin, los migrantes laborales tayikos dispondrán de un mayor plazo de tiempo para registrarse tras su llegada a Rusia y se les concederá el permiso de trabajo para tres años.</p><p></p><p>El líder del Partido Social Demócrata Unido de Tayikitán, Rajmatilló Zoyirov, considera que los acuerdos firmados en Dusambé “responden por completo a los intereses de Rusia, mientras que Tayikistán en realidad no recibe dividendos de la existencia de la base militar rusa”. El político en la oposición está seguro que “los únicos beneficiarios del acuerdo son las autoridades del país, dado que la presencia militar de Rusia refuerza su influencia”.</p><p><em>*Arkadi Dubnov es corresponsal del diario Moskóvskie Novosti</em></p><p><a href="http://sp.rian.ru/opinion_analysis/20121010/155221477.html">http://sp.rian.ru/opinion_analysis/20121010/155221477.html</a></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Sebastian, post: 1252938, member: 8629"] [SIZE=6][B][CENTER]Moscú mantendrá su base militar en Tayikistán hasta 2042[/CENTER][/B][/SIZE] El día de su 60 aniversario del natalicio, al presidente de Tayikistán se le recordó su pasado militar en la Unión Soviética, se le cambió el fusil Kalashnikov por una escopeta con la mira telescópica, tras lo cual Emomalí Rajmón firmó un acuerdo que prolonga la presencia militar rusa en esta república centroasiática, por lo menos, hasta el año 2042. El resultado principal de la visita oficial a Dushambé realizada por el presidente de Rusia, Vladimir Putin, fue el pronosticado: la prórroga de los plazos de la permanencia de la base militar rusa número 201 en el territorio tayiko para otros 30 años. Lo prevé el Acuerdo sobre el Estatus y las Condiciones de la Permanencia de la Base, firmado en la capital de Tayikistán por los ministros de defensa de ambos países, Anatoli Serdiukov y Sheralí Jairulloev. [B]Cuando Emomolaí Rajmón todavía no era lo que es[/B] De acuerdo con el deseo de Moscú, el acuerdo fue firmado para 49 años y, según lo expuesto por Dushambé, este plazo se calcula a partir del año 1993 y expirará en 2042. Precisamente en 1993 la división motorizada número 201, acuartelada después de su retirada de Afganistán en el territorio tayiko, pasó bajo la jurisdicción de Rusia. Más tarde recibiría el nombre de la base militar y contaría con 7.000 efectivos distribuidos entre tres guarniciones, la de Dushambé, Kuliab y Kurgán-Tubé. Todavía a principios de este año Dushambé no quería ni oír hablar de unos plazos tan extensos. Sin embargo, el sangriento conflicto que estalló en pasado verano en la provincia de Alto Badajshán hizo que las autoridades tayikas, a la vista del importante daño causado a su imagen, reconsideraran su actitud hacia la presencia militar rusa en el país. Un año antes de las elecciones presidenciales fijadas para noviembre de 2013, Dushambé llegó a la conclusión de que las posiciones del actual presidente de Tayikistán, Emomalí Rajmón, que aspira a seguir con el mandato hasta 2020, se verían considerablemente reforzadas por la presencia de los militares rusos. A pesar de que Su Majestad (esta es la forma de referirse a Rajmón en el país) no tiene rivales importantes en su carrera hacia la presidencia, por si acaso habría que ir con cuidado. Porque nadie se esperaba que ocurriera nada semejante en Alto Badajshán. Además, a Emomalí Rajmón apenas se le habrá olvidado a quién debe su llegada al poder. Lo dio a entender explícitamente el pasado 5 de octubre, al visitar tras la firma de los documentos la base militar rusa número 201. En su discurso ante los militares señaló “el papel y el lugar de la antecesora de la base, la división motorizada 201”, precisando que “había contribuido en gran medida al restablecimiento de la paz y al fomento de la seguridad en Tayikistán”. Por la “contribución” habría que entender el apoyo directo prestado por los militares rusos al Frente Popular de Tayikistán en los años de la guerra civil de mediados de los años noventa del siglo pasado. Hizo posible que el frente procomunista lograra imponerse a la oposición islámico-demócrata, siendo elegido en noviembre de 1992 uno de los líderes del Frente, Emomalí Rajmón, presidente del Soviet Supremo de la República. El mismo año se suprimió el puesto del presidente y Rajmón asumió el liderazgo del país. [B]…Había sido un simple combatiente[/B] El presidente Vladimir Putin le hizo recordar a su homólogo tayiko quién había sido hacía 20 años: “Entró en Dushambé fusil en mano, de modo que es una persona que ha cursado en práctica los estudios militares y sabe apreciar el valor de unas buenas fuerzas armadas”. Fue una especie de respuesta a los recuerdos nostálgicos de Rajmón sobre aquellos días. Dijo “creé el Ejército nacional en un polígono, en tiendas de campaña. No teníamos Fuerzas Armadas, ni ministro de Defensa, ni generales, ni oficiales. Pedimos a otro Estado que nos enviara a más de 200 oficiales. Elegí de entre ellos al coronel Shishliánnikov y lo nombré ministro de Defensa”. Vladimir Putin no quiso quedarse atrás y relató también algunas anécdotas. Contó que había traído a Rajmón la copia de su ficha como marino de la Flota del Pacífico…, “no es una persona ajena al Ejército ruso, ha hecho servicio militar en los Fuerzas Armadas de la Unión Soviética”, precisó. Esos datos son ciertos: Emomalí Rajmón sirvió en los años setenta en un submarino soviético. Solo el presidente tayiko sabrá dónde podría estar aquel AK que empuñaba en su momento, al irrumpir en Dushambé en 1992. Ahora puede permitirse otras armas y Vladimir Putin le trajo de regalo una escopeta con mira telescópica. [B]Ni una mención de Rogún[/B] ¿Era eso lo que esperaba Rajmón el día de su cumpleaños de su visitante ruso? Bastaría con comparar su discurso pronunciado en la ceremonia de bienvenida con el discurso de Putin para darse cuenta de lo contrario. Si para el presidente ruso el “documento clave” era el acuerdo que “fijaba los parámetros de la presencia de la base militar rusa en el territorio de Tayikistán durante los próximos 30 años”, para Rajmón “la esencia de las negociaciones eran los aspectos de la cooperación económica y del desarrollo integral”. Según Rajmón, “las partes se pronunciaron por ofrecer solución constructiva a los problemas actuales de la región en las esferas del agua y energía eléctrica”. Sin embrago, ninguno de los líderes hizo mención directa de la central hidroeléctrica de Rogún, que durante muchos años causa acalorados debates entre Tayikistán y Uzbekistán. Los mencionados países han llegado a convertirse casi en enemigos jurados, lo que fue confirmado recientemente por el presidente uzbeko, Islam Karímov, quien asustó a toda la región por las posibilidades de una guerra a causa de problemas con el agua. De acuerdo con los datos facilitados por uno de los miembros de la delegación rusa, en el transcurso de las negociaciones el problema de Rogún no se había abordado. Posiblemente no estaba en los intereses de Moscú abordar el tema, para evitar de esta forma estar involucrada en un duradero conflicto entre Dusambé y Tashkent. De modo que Emomalí Rajmón pudo comentar tan importante tema solo en rasgos generales subrayando que “Tayikistán, de acuerdo con la Carta de la ONU y otras normativas internacionales tiene derecho de usar sus recursos naturales, incluidos los hidroenergéticos en aras del bienestar de su pueblo…, sin dejar de respetar el balance, siempre que sea sensato, de los intereses nacionales y los regionales”. Sin embargo, parecía increíble que Putin no haya mencionado en absoluto el problema de Rogún. En Tayikistán incluso se ha llegado a asegurar abiertamente en la prensa y radio que el líder ruso vendría a ofrecer a los tayikos “protección” contra Uzbekistán, que impide a Taykistán seguir con la obra de la central, por lo cual los habitantes del país sufren cortes de electricidad. Lo que ocurre es que las autoridades tayikas les dieron a entender a sus habitantes que el futuro y la prosperidad de la República se encontraban en directa dependencia de la finalización de la construcción de Rogún, una central con una presa de 335 metros de alto. [B]Por la presencia militar se efectuará un pago “asimétrico”[/B] Es muy poco probable que en un futuro inmediato Rusia vuelva a abordar el problema de Rogún. Y el propio Tayikistán es incapaz de seguir con el proyecto: la obra está suspendida y cerca de 5.000 operarios, despedidos. Dusambé está pendiente de los resultados del peritaje de los expertos del Banco Mundial que habían de ser enviados el año pasado, pero es difícil pronosticar cuándo acabará el procedimiento ni si se llegará a culminar. En estas circunstancias a Tayikistán se le propone construir centrales hidroeléctricas de tamaño pequeño y mediano en sus ríos internos. Las empresas rusas podrían empezar la construcción de cinco instalaciones de este tipo con una potencia de 150 MW. El respectivo memorándum se firmó el pasado 5 de octubre en la capital tayika. Ya lo dice el refrán, más vale pájaro en mano que ciento volando. Sin embargo, ni siquiera son proyectos, sino intenciones. Entre los avances reales figura la disposición de Moscú de suprimir en las próximas semanas los aranceles de exportaciones para suministros anuales a Tayikistán de un millón de toneladas de derivados de petróleo. Según las estimaciones de la parte rusa, equivaldría a unos 200 millones de dólares de beneficios para el presupuesto tayiko. Otros cinco millones de dólares serán asignados por Moscú para asistir a Tayikistán en su lucha contra el tráfico de drogas. Los fondos se destinarán a la adquisición del equipo técnico y la formación de los agentes espaciales que se infiltrarán posteriormente en las agrupaciones criminales. Este será el asimétrico, en expresión de los participantes en las negociaciones, pago por la permanencia de la base militar número 201. Otra forma de remuneración consiste en la promesa de prestar asistencia en la modernización del Ejército tayiko, estipulado por el Acuerdo firmado en Dusambé. Según otro documento firmado en el transcurso de la visita de Vladimir Putin, los migrantes laborales tayikos dispondrán de un mayor plazo de tiempo para registrarse tras su llegada a Rusia y se les concederá el permiso de trabajo para tres años. El líder del Partido Social Demócrata Unido de Tayikitán, Rajmatilló Zoyirov, considera que los acuerdos firmados en Dusambé “responden por completo a los intereses de Rusia, mientras que Tayikistán en realidad no recibe dividendos de la existencia de la base militar rusa”. El político en la oposición está seguro que “los únicos beneficiarios del acuerdo son las autoridades del país, dado que la presencia militar de Rusia refuerza su influencia”. [I]*Arkadi Dubnov es corresponsal del diario Moskóvskie Novosti[/I] [url]http://sp.rian.ru/opinion_analysis/20121010/155221477.html[/url] [/QUOTE]
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