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<blockquote data-quote="HernanF" data-source="post: 1187101" data-attributes="member: 7964"><p>Siria, el conflicto y los medios.</p><p></p><p>Qué difícil encontrar los verdaderos porblemas del conflicto o los desencadenantes del movimiento de protesta cuando hay una guerra encubierta y no tanto de muchos medios de información.</p><p>Traigo dos miradas contrapuestas de lo que viene ocurriendo hace casi dos años en Siria y que aún tiene un futuro incierto, ni el Consejo de Seguridad, ni las potencias que lo componen tienen una sóla mirada o un sólo curso de acción para llevar adelante en este contexto.</p><p>Según conocedores de la región e incluso consultores que han hecho trabajos de campo en más de un año de protestas que parecieran mostrar una Siria devastada y colapsada, la mayoría de los que se han trasladado han podido circular con total libertad en ciudades populosas como Deera, Damasco, Homs y Hama, en ciudades fronterizas con Turquía, Jordania y el Líbano, en todos los lugares donde los medios de comunicación masivos informan que hay problemas.</p><p>Muchos testigos han constatado que hay distintas protestas, a veces violentas y otras no tanto, cuyos objetivos no se identifican ni se pueden catalogar como pacifistas o democráticos.</p><p>Uno de los grupos visibles es la Hermandad Musulmana, que ambiciona la instauración de una república islámica, lo que provoca terror entre los cristianos y en la mayor parte de las otras minorías que conviven en Siria.</p><p>Muchos resaltan que la imagen de Siria propuesta por los medios de comunicación occidentales, imagen de un país inmerso en una revolución, no se corresponde en ningún caso con la realidad observable sobre el terreno.</p><p>Las grandes manifestaciones del comienzo se han extinguido, sobre todo a causa de la represión, y las manifestaciones que aún se producen no reúnen a más de varios centenares de personas, con frecuencia a la salida de las mezquitas, donde se comprueba la influencia islamista.</p><p>Es por eso que la ciudad de Hama, sede de la Hermandad Musulmana, parece continuar en estado de sitio intermitente, y es donde tienen lugar aún grandes manifestaciones.</p><p><em>Un poco de historia, Hama fue el epicentro de una violenta revuelta en 1982, que fue aplastada por Hafez al-Assad, el padre del actual presidente.</em></p><p>Hama permanecía hasta hace poco cercada por blindados, pero el gobierno ha elegido evitar el baño de sangre, temiendo las reacciones de la comunidad internacional, y ha optado por dejar que la situación se vaya decantando, más allá que cada hecho violento es magnificado por algunos medios.</p><p><em>Otro poco de historia, esta más reciente, el 15 de julio del 2011, un despacho de la AFP </em><em>anunciaba un millón de manifestantes en toda Siria y en particular 500.000 en Hama. </em><em>Según otros que presenciaron la manifestación, en realidad, no eran más de 10.000.</em></p><p>Esta cantidad tiende a considerarse absurda ya que la ciudad de Hama solo tiene 370.000 habitantes. También es cierto que, a veces, las cifras varían sensiblemente según las fuentes; y las estimaciones no son siempre fáciles de hacer.</p><p>Pero, en este caso, no se trata de una variante de estimación: algunos lo llaman «intoxicación informativa», desinformación o simple propaganda.</p><p>Los numeros hablan por si sólos, sea Siria, Argelia o Grecia, 500.000 manifestantes pueden hacer que tambalee un régimen; 10.000 tienen poca repercusión.</p><p>Y la mayoria de los despachos difundidos sobre Siria desde hace varios meses son del mismo orden.</p><p>En un video de Youtube, realizado por los coordinadores de la protesta en Hama, mostraba una imagen de la manifestación del 15 de julio pasado en la plaza Asidi y se pudo comprobar que la muchedumbre no era densa; los manifestantes no llegaban a 10.000, y ciertamente no los 500.000 mencionados por algunos.</p><p>Una de las fuentes que suele ser más mencionada por las agencias de prensa de manera sistemática y que se ha convertido casi en la única fuente para Siria es el Observatorio sirio de los derechos humanos (OSDH).</p><p>Bajo esta etiqueta de apariencia honorable, se esconde una organización política, con base en Londres, cuyo presidente, Rami Abdel Ramane, es un reconocido opositor desde hace tiempo del régimen baasista, y mantiene estrechas relaciones con la Hermandad Musulmana.</p><p>Así es que desde hace varios meses, los medios de comunicación occidentales difunden casi con exclusividad una realidad vista y corregida por una única fuente sobre la cual nadie pareciera tener reservas o querer juzgar la calidad de la información proporcionada.</p><p>Esta imagen de una Siria en plena revolución y de un partido Baas al borde del abismo no corresponde en ningún caso a la realidad sobre el terreno, donde el poder aún controla la situación y donde la protesta se ha reducido considerablemente.</p><p>Según varios conocedores del tema sirio, los medios de comunicación europeos siguen cayendo en la trampa de despachos apresurados, con el riesgo de servir a sus lectores una realidad virtual y el resultado lleva a que los medios de comunicación no cumplan con su deber de informar correctamente. Esto último pone en riesgo a cualquier democracia, incluso a las del conflictivo Medio Oriente.</p><p></p><p>Otra mirada sobre las causas y el decurso de la rebelión. (¿Primavera árabe episodio II?)</p><p></p><p>La rebelión en Siria nació de tres causas similares que provocaron, desde Marruecos a Irak, movimientos de protesta de mayor o menor envergadura.</p><p>Prmero: el rechazo de un régimen autoritario, de un Estado arbitrario que utiliza la represión y que deshecha o trivializa la tortura.</p><p>Segundo: la corrupción generalizada, la apertura económica, ampliamente apoyada por Occidente, provocó que una mafia alrededor del jefe de Estado amasara grandes fortunas y se haga de las riquezas nacionales. (disgresión: me hizo acordar a los nuevos ricos post URSS) La ostentación de la riqueza de una pequeña minoría que contrasta con una pobreza que se retroalimenta del pésimo desempeño del Estado.</p><p>Tercero: el peso de la juventud. Una generación muy numerosa que llega a la edad adulta en los países árabes y que, además de haber recibido mejor educación y formación, no dispone de medios para su inserción social, para el trabajo, y que además se siente impedida de ejercer las responsabilidades a la altura de sus aspiraciones.</p><p>Fueron estos tres factores los que permitieron una victoria rápida de los movimientos en Túnez y Egipto, y con más dificultad en Yemen. El caso de Libia necesitó la intervención de la OTAN, que quebró ampliamente el marco del mandato de la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU, para derrocar al coronel Kadhafi. En Bahrein, el movimiento fue contenido con una intervención de blindados de Arabia Saudita, pero continúa expresándose con fuerza.</p><p>En otros lugares se dieron un mix de concesiones políticas y derrame de recursos financieros (Marruecos, Argelia, Arabia Saudita, etc.) que permiten momentáneamente contener los movimientos de protesta, aunque no se sabe por cuanto tiempo.</p><p>El caso sirio es más complejo. El presidente Bachar Al-Assad, que disponía al principio de cierto capital de popularidad, creyó que la política regional llevada adelante por su país (su oposición a Israel y a las políticas de Estados Unidos) lo mantendría a salvo. En esto se equivocó y, en el curso de los meses, intentó presentar la protesta pacífica como militarizada, manipulada desde el extranjero, cuyo fin sería hacer desaparecer un régimen que se opone a las ambiciones israelíes y norteamericanas. Negándose a emprender reformas serias y a dialogar con la oposición, haciendo un uso indiscriminado de la represión contra las manifestaciones que, en un comienzo eran pacíficas, y un uso generalizado de la tortura, contribuyeron a potenciar la violencia, y una parte de la oposición se dirigió a la lucha armada.</p><p>Para muchos, la mayoría de los países de occidente y sus aliados regionales (Arabia Saudita) e incluso para Israel, el objetivo es voltear un régimen aliado de Irán, en el marco de una dilatada ofensiva contra este país, aún más incierta.</p><p>La batalla por Siria, como lo fue la batalla por Libia, también es una batalla de propaganda, y el régimen la perdió hace tiempo, tanto por sus afirmaciones que a veces suenan grotescas, como por sus mentiras y sus prácticas bárbaras.</p><p></p><p>Me quedo con una frase que repiten varios autores y politólogos sobre el momento que se vive en Siria: <em>la ”libanización” de Siria.</em></p><p></p><p></p><p>Realicé esta compilación sobre Le Grand Soir, L´Express, France Soir, Le Figaro, el Osservatorio internazionale per i Diritti, Le Monde diplomatique y despachos de Agencias de prensa. (Junio 2012)</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="HernanF, post: 1187101, member: 7964"] Siria, el conflicto y los medios. Qué difícil encontrar los verdaderos porblemas del conflicto o los desencadenantes del movimiento de protesta cuando hay una guerra encubierta y no tanto de muchos medios de información. Traigo dos miradas contrapuestas de lo que viene ocurriendo hace casi dos años en Siria y que aún tiene un futuro incierto, ni el Consejo de Seguridad, ni las potencias que lo componen tienen una sóla mirada o un sólo curso de acción para llevar adelante en este contexto. Según conocedores de la región e incluso consultores que han hecho trabajos de campo en más de un año de protestas que parecieran mostrar una Siria devastada y colapsada, la mayoría de los que se han trasladado han podido circular con total libertad en ciudades populosas como Deera, Damasco, Homs y Hama, en ciudades fronterizas con Turquía, Jordania y el Líbano, en todos los lugares donde los medios de comunicación masivos informan que hay problemas. Muchos testigos han constatado que hay distintas protestas, a veces violentas y otras no tanto, cuyos objetivos no se identifican ni se pueden catalogar como pacifistas o democráticos. Uno de los grupos visibles es la Hermandad Musulmana, que ambiciona la instauración de una república islámica, lo que provoca terror entre los cristianos y en la mayor parte de las otras minorías que conviven en Siria. Muchos resaltan que la imagen de Siria propuesta por los medios de comunicación occidentales, imagen de un país inmerso en una revolución, no se corresponde en ningún caso con la realidad observable sobre el terreno. Las grandes manifestaciones del comienzo se han extinguido, sobre todo a causa de la represión, y las manifestaciones que aún se producen no reúnen a más de varios centenares de personas, con frecuencia a la salida de las mezquitas, donde se comprueba la influencia islamista. Es por eso que la ciudad de Hama, sede de la Hermandad Musulmana, parece continuar en estado de sitio intermitente, y es donde tienen lugar aún grandes manifestaciones. [I]Un poco de historia, Hama fue el epicentro de una violenta revuelta en 1982, que fue aplastada por Hafez al-Assad, el padre del actual presidente.[/I] Hama permanecía hasta hace poco cercada por blindados, pero el gobierno ha elegido evitar el baño de sangre, temiendo las reacciones de la comunidad internacional, y ha optado por dejar que la situación se vaya decantando, más allá que cada hecho violento es magnificado por algunos medios. [I]Otro poco de historia, esta más reciente, el 15 de julio del 2011, un despacho de la AFP [/I][I]anunciaba un millón de manifestantes en toda Siria y en particular 500.000 en Hama. [/I][I]Según otros que presenciaron la manifestación, en realidad, no eran más de 10.000.[/I] Esta cantidad tiende a considerarse absurda ya que la ciudad de Hama solo tiene 370.000 habitantes. También es cierto que, a veces, las cifras varían sensiblemente según las fuentes; y las estimaciones no son siempre fáciles de hacer. Pero, en este caso, no se trata de una variante de estimación: algunos lo llaman «intoxicación informativa», desinformación o simple propaganda. Los numeros hablan por si sólos, sea Siria, Argelia o Grecia, 500.000 manifestantes pueden hacer que tambalee un régimen; 10.000 tienen poca repercusión. Y la mayoria de los despachos difundidos sobre Siria desde hace varios meses son del mismo orden. En un video de Youtube, realizado por los coordinadores de la protesta en Hama, mostraba una imagen de la manifestación del 15 de julio pasado en la plaza Asidi y se pudo comprobar que la muchedumbre no era densa; los manifestantes no llegaban a 10.000, y ciertamente no los 500.000 mencionados por algunos. Una de las fuentes que suele ser más mencionada por las agencias de prensa de manera sistemática y que se ha convertido casi en la única fuente para Siria es el Observatorio sirio de los derechos humanos (OSDH). Bajo esta etiqueta de apariencia honorable, se esconde una organización política, con base en Londres, cuyo presidente, Rami Abdel Ramane, es un reconocido opositor desde hace tiempo del régimen baasista, y mantiene estrechas relaciones con la Hermandad Musulmana. Así es que desde hace varios meses, los medios de comunicación occidentales difunden casi con exclusividad una realidad vista y corregida por una única fuente sobre la cual nadie pareciera tener reservas o querer juzgar la calidad de la información proporcionada. Esta imagen de una Siria en plena revolución y de un partido Baas al borde del abismo no corresponde en ningún caso a la realidad sobre el terreno, donde el poder aún controla la situación y donde la protesta se ha reducido considerablemente. Según varios conocedores del tema sirio, los medios de comunicación europeos siguen cayendo en la trampa de despachos apresurados, con el riesgo de servir a sus lectores una realidad virtual y el resultado lleva a que los medios de comunicación no cumplan con su deber de informar correctamente. Esto último pone en riesgo a cualquier democracia, incluso a las del conflictivo Medio Oriente. Otra mirada sobre las causas y el decurso de la rebelión. (¿Primavera árabe episodio II?) La rebelión en Siria nació de tres causas similares que provocaron, desde Marruecos a Irak, movimientos de protesta de mayor o menor envergadura. Prmero: el rechazo de un régimen autoritario, de un Estado arbitrario que utiliza la represión y que deshecha o trivializa la tortura. Segundo: la corrupción generalizada, la apertura económica, ampliamente apoyada por Occidente, provocó que una mafia alrededor del jefe de Estado amasara grandes fortunas y se haga de las riquezas nacionales. (disgresión: me hizo acordar a los nuevos ricos post URSS) La ostentación de la riqueza de una pequeña minoría que contrasta con una pobreza que se retroalimenta del pésimo desempeño del Estado. Tercero: el peso de la juventud. Una generación muy numerosa que llega a la edad adulta en los países árabes y que, además de haber recibido mejor educación y formación, no dispone de medios para su inserción social, para el trabajo, y que además se siente impedida de ejercer las responsabilidades a la altura de sus aspiraciones. Fueron estos tres factores los que permitieron una victoria rápida de los movimientos en Túnez y Egipto, y con más dificultad en Yemen. El caso de Libia necesitó la intervención de la OTAN, que quebró ampliamente el marco del mandato de la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU, para derrocar al coronel Kadhafi. En Bahrein, el movimiento fue contenido con una intervención de blindados de Arabia Saudita, pero continúa expresándose con fuerza. En otros lugares se dieron un mix de concesiones políticas y derrame de recursos financieros (Marruecos, Argelia, Arabia Saudita, etc.) que permiten momentáneamente contener los movimientos de protesta, aunque no se sabe por cuanto tiempo. El caso sirio es más complejo. El presidente Bachar Al-Assad, que disponía al principio de cierto capital de popularidad, creyó que la política regional llevada adelante por su país (su oposición a Israel y a las políticas de Estados Unidos) lo mantendría a salvo. En esto se equivocó y, en el curso de los meses, intentó presentar la protesta pacífica como militarizada, manipulada desde el extranjero, cuyo fin sería hacer desaparecer un régimen que se opone a las ambiciones israelíes y norteamericanas. Negándose a emprender reformas serias y a dialogar con la oposición, haciendo un uso indiscriminado de la represión contra las manifestaciones que, en un comienzo eran pacíficas, y un uso generalizado de la tortura, contribuyeron a potenciar la violencia, y una parte de la oposición se dirigió a la lucha armada. Para muchos, la mayoría de los países de occidente y sus aliados regionales (Arabia Saudita) e incluso para Israel, el objetivo es voltear un régimen aliado de Irán, en el marco de una dilatada ofensiva contra este país, aún más incierta. La batalla por Siria, como lo fue la batalla por Libia, también es una batalla de propaganda, y el régimen la perdió hace tiempo, tanto por sus afirmaciones que a veces suenan grotescas, como por sus mentiras y sus prácticas bárbaras. Me quedo con una frase que repiten varios autores y politólogos sobre el momento que se vive en Siria: [I]la ”libanización” de Siria.[/I] Realicé esta compilación sobre Le Grand Soir, L´Express, France Soir, Le Figaro, el Osservatorio internazionale per i Diritti, Le Monde diplomatique y despachos de Agencias de prensa. (Junio 2012) [/QUOTE]
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