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<blockquote data-quote="YETED61" data-source="post: 999288" data-attributes="member: 9528"><p><strong>Ante la ausencia de intervención internacional</strong></p><p></p><p><strong><span style="font-size: 15px">En Siria, el Ejército es la clave</span></strong> </p><p><span style="font-size: 9px">Autor: Jonathan Spyer</span></p><p></p><p>Tras la toma de Jisr al-Shughour por parte del Ejército sirio, queda claro que el sentido de los acontecimientos en Siria depende fundamentalmente de la cohesión de las fuerzas de seguridad de Bashar al Asad.</p><p></p><p>Si el ejército permanece preponderantemente unido bajo el liderazgo del dictador, la brutal represión de las protestas probablemente continuará.</p><p></p><p>Si, por el contrario, se produce una fragmentación significativa dentro de las Fuerzas Armadas; entonces, la perspectiva de una guerra civil es posible. Puesto que una intervención internacional a gran escala, en Siria, parece poco probable; el Ejército se ha convertido en la clave.</p><p></p><p>Los acontecimientos de Jisr al-Shughour se desataron tras la denuncia -casi con toda seguridad falsa- del régimen sobre el descubrimiento de los cadáveres de 120 policías.</p><p></p><p>Estos agentes, según los medios oficiales sirios, fueron masacrados por fuerzas "terroristas" fantasmas, a quienes las autoridades sirias responsabilizan de la revuelta popular, desde sus comienzos. Los activistas locales dijeron que los cuerpos eran de miembros de las fuerzas de seguridad que se negaron a disparar contra los manifestantes y que fueron ejecutados por sus pares.</p><p></p><p>Pero mientras que los "terroristas" siguen siendo probablemente el producto de la imaginación de los medios de comunicación oficiales sirios, de estilo soviético; hay pruebas de que elementos de las fuerzas de seguridad se han pasado a la oposición. Hasta ahora, esto ha ocurrido esporádicamente, y entre militares de bajo y mediano rango.</p><p></p><p>La respuesta salvaje del régimen frente a todo signo de vacilación en las fuerzas de seguridad demuestra que Assad es consciente de la importancia vital que tiene esta cuestión.</p><p></p><p>En las primeras etapas del levantamiento, en Deraa, elementos de la Quinta División, formada fundamentalmente por conscriptos, predominantemente sunitas, trataron de impedir que la Cuarta División, mayoritariamente compuesta por alauitas, disparara contra los manifestantes.</p><p></p><p>El resultado fue un intercambio de fuego entre las dos unidades. Fuentes de la oposición dicen que un número de soldados de la Quinta División fueron ejecutados como resultado de estos eventos.</p><p></p><p>Aparentemente, en Jisr al-Shughour se produjo un motín a gran escala. Un informe de Associated Press cita a testigos que expresaron que "miles" de desertores trataron de frenar el avance del Ejército sirio en la ciudad, para permitir que los refugiados pudieran huir hacia la frontera turca.</p><p></p><p>Asad no gobierna ni siquiera con la pretensión de tener el consentimiento de su pueblo.</p><p></p><p>Por el contrario, el régimen sirio parece haberle declarado la guerra a una gran parte de su propio pueblo. Los 220.000 soldados regulares de las fuerzas armadas sirias y los 64.000 miembros de tiempo completo de los servicios de seguridad del Estado son casi con seguridad suficientes - si permanecen fieles -, ante la ausencia de intervención internacional, para mantener vivo al régimen. Pero, ¿seguirán siendo leales?</p><p></p><p>El problema para el régimen ha sido durante mucho tiempo su estrecha y sectaria base de apoyo, centrada en la comunidad alauita, a la que pertenece la familia Asad. En las Fuerzas Armadas y los servicios de seguridad, el régimen ha tratado de compensar esta situación, garantizando la dominación alauita del cuerpo de oficiales y de algunas unidades.</p><p></p><p>El Ejército Árabe Sirio, como se llama oficialmente, está compuesto por once divisiones, dos de las cuales (la Guardia Presidencial y la Cuarta División Blindada), son mayoritariamente alauitas y se las considera leales al régimen. El régimen también tiene una serie de unidades de las fuerzas especiales en las que puede confiar. Las otros nueve divisiones regulares son fundamentalmente sunitas, pero están peor entrenadas y equipadas. Es en este tipo de unidades, como la Decimoprimera División, donde se han producido deserciones de militares que se pasaron a la sublevación. Los oficiales de estas unidades son predominantemente alauitas, con algunos sunitas que apoyan al régimen.</p><p></p><p>El comando de los servicios de seguridad muestra la manera que el régimen ha adoptado para tratar de cooptar a los sunitas, manteniendo por sobre todo la hegemonía alauita. Dos de los cuatro servicios de seguridad (Inteligencia Militar y la Inteligencia de la Fuerza Aérea) están bajo el control de los alauitas, mientras que los otros dos (Seguridad Política y de Seguridad del Estado), están encabezados por sunitas que apoyan al régimen.</p><p></p><p>Las deserciones en el Ejército hasta el momento han sido esporádicas y limitadas. Asad ha tratado de desplegar una combinación de unidades alauitas leales y fuerzas de seguridad e irregulares, principalmente combatientes alauitas (el "Shabiha") como sus principales instrumentos de represión.</p><p></p><p>El presidente sirio ha intentado, por buenos motivos, y en la medida de lo posible, mantener a las unidades menos confiables, predominantemente sunitas, fuera de la refriega.</p><p></p><p>La oposición también comprende el papel clave que tienen los militares.</p><p>El líder disidente Ziadeh Radwan, entrevistado por Asharq al-Awsat, señaló que "nuestro principal objetivo en esta etapa y toda nuestra atención se centra en el Ejército sirio". Radwan subrayó que la oposición ha tratado de organizar manifestaciones en honor al papel del Ejército en la defensa nacional. Un documento del grupo opositor "Iniciativa Nacional para el Cambio" prevé también la continuidad de los oficiales de defensa en la etapa de transición.</p><p></p><p>Si esto será suficiente para provocar fisuras reales en el Ejército sirio todavía no puede saberse. Pero está claro para ambas partes, como señaló Ziadeh, que una decidida respuesta internacional capaz de derribar al régimen no parece inminente. La administración de EE.UU. ni siquiera ha llamado a que renuncie el dictador de Siria. Así que si Bashar puede mantener su ejército unido; tiene buenas posibilidades de sobrevivir - para gobernar sobre un régimen sectario, convulsionado, y carente de todo tipo de legitimidad interna.</p><p></p><p>Si la oposición puede dividir a los militares, ambas partes continuarán luchando.</p><p></p><p>El premio será el gobierno de Siria. El resultado - imposible de predecir.</p><p></p><p></p><p>Aurora Digital</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="YETED61, post: 999288, member: 9528"] [b]Ante la ausencia de intervención internacional[/b] [B][SIZE="4"]En Siria, el Ejército es la clave[/SIZE][/B] [SIZE="1"]Autor: Jonathan Spyer[/SIZE] Tras la toma de Jisr al-Shughour por parte del Ejército sirio, queda claro que el sentido de los acontecimientos en Siria depende fundamentalmente de la cohesión de las fuerzas de seguridad de Bashar al Asad. Si el ejército permanece preponderantemente unido bajo el liderazgo del dictador, la brutal represión de las protestas probablemente continuará. Si, por el contrario, se produce una fragmentación significativa dentro de las Fuerzas Armadas; entonces, la perspectiva de una guerra civil es posible. Puesto que una intervención internacional a gran escala, en Siria, parece poco probable; el Ejército se ha convertido en la clave. Los acontecimientos de Jisr al-Shughour se desataron tras la denuncia -casi con toda seguridad falsa- del régimen sobre el descubrimiento de los cadáveres de 120 policías. Estos agentes, según los medios oficiales sirios, fueron masacrados por fuerzas "terroristas" fantasmas, a quienes las autoridades sirias responsabilizan de la revuelta popular, desde sus comienzos. Los activistas locales dijeron que los cuerpos eran de miembros de las fuerzas de seguridad que se negaron a disparar contra los manifestantes y que fueron ejecutados por sus pares. Pero mientras que los "terroristas" siguen siendo probablemente el producto de la imaginación de los medios de comunicación oficiales sirios, de estilo soviético; hay pruebas de que elementos de las fuerzas de seguridad se han pasado a la oposición. Hasta ahora, esto ha ocurrido esporádicamente, y entre militares de bajo y mediano rango. La respuesta salvaje del régimen frente a todo signo de vacilación en las fuerzas de seguridad demuestra que Assad es consciente de la importancia vital que tiene esta cuestión. En las primeras etapas del levantamiento, en Deraa, elementos de la Quinta División, formada fundamentalmente por conscriptos, predominantemente sunitas, trataron de impedir que la Cuarta División, mayoritariamente compuesta por alauitas, disparara contra los manifestantes. El resultado fue un intercambio de fuego entre las dos unidades. Fuentes de la oposición dicen que un número de soldados de la Quinta División fueron ejecutados como resultado de estos eventos. Aparentemente, en Jisr al-Shughour se produjo un motín a gran escala. Un informe de Associated Press cita a testigos que expresaron que "miles" de desertores trataron de frenar el avance del Ejército sirio en la ciudad, para permitir que los refugiados pudieran huir hacia la frontera turca. Asad no gobierna ni siquiera con la pretensión de tener el consentimiento de su pueblo. Por el contrario, el régimen sirio parece haberle declarado la guerra a una gran parte de su propio pueblo. Los 220.000 soldados regulares de las fuerzas armadas sirias y los 64.000 miembros de tiempo completo de los servicios de seguridad del Estado son casi con seguridad suficientes - si permanecen fieles -, ante la ausencia de intervención internacional, para mantener vivo al régimen. Pero, ¿seguirán siendo leales? El problema para el régimen ha sido durante mucho tiempo su estrecha y sectaria base de apoyo, centrada en la comunidad alauita, a la que pertenece la familia Asad. En las Fuerzas Armadas y los servicios de seguridad, el régimen ha tratado de compensar esta situación, garantizando la dominación alauita del cuerpo de oficiales y de algunas unidades. El Ejército Árabe Sirio, como se llama oficialmente, está compuesto por once divisiones, dos de las cuales (la Guardia Presidencial y la Cuarta División Blindada), son mayoritariamente alauitas y se las considera leales al régimen. El régimen también tiene una serie de unidades de las fuerzas especiales en las que puede confiar. Las otros nueve divisiones regulares son fundamentalmente sunitas, pero están peor entrenadas y equipadas. Es en este tipo de unidades, como la Decimoprimera División, donde se han producido deserciones de militares que se pasaron a la sublevación. Los oficiales de estas unidades son predominantemente alauitas, con algunos sunitas que apoyan al régimen. El comando de los servicios de seguridad muestra la manera que el régimen ha adoptado para tratar de cooptar a los sunitas, manteniendo por sobre todo la hegemonía alauita. Dos de los cuatro servicios de seguridad (Inteligencia Militar y la Inteligencia de la Fuerza Aérea) están bajo el control de los alauitas, mientras que los otros dos (Seguridad Política y de Seguridad del Estado), están encabezados por sunitas que apoyan al régimen. Las deserciones en el Ejército hasta el momento han sido esporádicas y limitadas. Asad ha tratado de desplegar una combinación de unidades alauitas leales y fuerzas de seguridad e irregulares, principalmente combatientes alauitas (el "Shabiha") como sus principales instrumentos de represión. El presidente sirio ha intentado, por buenos motivos, y en la medida de lo posible, mantener a las unidades menos confiables, predominantemente sunitas, fuera de la refriega. La oposición también comprende el papel clave que tienen los militares. El líder disidente Ziadeh Radwan, entrevistado por Asharq al-Awsat, señaló que "nuestro principal objetivo en esta etapa y toda nuestra atención se centra en el Ejército sirio". Radwan subrayó que la oposición ha tratado de organizar manifestaciones en honor al papel del Ejército en la defensa nacional. Un documento del grupo opositor "Iniciativa Nacional para el Cambio" prevé también la continuidad de los oficiales de defensa en la etapa de transición. Si esto será suficiente para provocar fisuras reales en el Ejército sirio todavía no puede saberse. Pero está claro para ambas partes, como señaló Ziadeh, que una decidida respuesta internacional capaz de derribar al régimen no parece inminente. La administración de EE.UU. ni siquiera ha llamado a que renuncie el dictador de Siria. Así que si Bashar puede mantener su ejército unido; tiene buenas posibilidades de sobrevivir - para gobernar sobre un régimen sectario, convulsionado, y carente de todo tipo de legitimidad interna. Si la oposición puede dividir a los militares, ambas partes continuarán luchando. El premio será el gobierno de Siria. El resultado - imposible de predecir. Aurora Digital [/QUOTE]
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Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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