Educación militar: pasos para la reforma
Artículo para el diario La Nación, por Nilda Garré, Ministra de Defensa.
Las leyes argentinas definen el Sistema Nacional de la Defensa como una estructura normativa que busca garantizar la supremacía de la autoridad civil sobre la militar, la naturaleza apolítica de las Fuerzas Armadas como institución, una orientación internacional basada en el concepto de defensa estratégica (que no la excluye de sus responsabilidades en la construcción de la paz mundial) y una muy regulada participación en los asuntos de seguridad interior.
Este conjunto de misiones y funciones debe ser sostenido por un entramado de valores democráticos y republicanos. La tarea del Ministerio de Defensa es asegurar que ese instrumento sea el más apto posible para proyectar la fuerza de la República en el marco de sus principios jurídicos y éticos.
Esos objetivos definen los grandes ejes conceptuales en los que debe basarse la formación del personal militar, que apunta a lograr ciudadanos, servidores públicos y profesionales. Esa visión presupone, en primer lugar, que nuestros oficiales y suboficiales se identifican con la idea de ciudadanía democrática. En segundo lugar, significa que los militares deben incorporar, a través de su educación, el concepto de servidor público y, en tercer lugar, busca desarrollar una formación profesional especializada en el marco de una organización compleja.
Instrumentar estos nuevos paradigmas es difícil. Se combinan temáticas organizacionales, decisiones académicas y pedagógicas acerca de la formación profesional militar, definiciones de enfoques estratégicos –por ejemplo, en qué contexto proyectar el nuevo perfil militar–, cuestiones técnicas, tales como la articulación de la educación militar con el sistema educativo nacional, y, por último, los importantes aspectos sociales que hacen a la efectiva integración cívico-militar.
Por otra parte, si bien el papel principal de las Fuerzas Armadas es la defensa de la integridad territorial y la soberanía de la Nación, cumplir con esa misión en el mundo actual exige una reflexión profunda. La integridad y la soberanía deben contar con un diseño posible de defensa militar directa que no puede ser soslayado. Pero, en paralelo, un país serio debe considerar sus responsabilidades internacionales desde el punto de vista de la multilateralidad. Los escenarios internacionales en los que la Argentina puede colaborar con el mandato de las Naciones Unidas son cada vez más complicados y combinan la incertidumbre de las variantes con la flexibilidad de las respuestas.
En este marco complejo y cambiante, en lo interno y en lo externo, comenzamos el proceso de reforma de la educación militar para desarrollar en nuestros profesionales las capacidades y competencias que exige el presente y que exigirá el futuro inmediato. Ello nos llevó a realizar dos tareas: analizar la experiencia extranjera y conformar equipos multidisciplinarios cívico-militares.
Hemos aprendido mucho de la doctrina de la Bundeswehr alemana, acerca del ciudadano soldado. También seguimos con atención los modelos organizacionales de las fuerzas armadas españolas, canadienses y norteamericanas, entre otras. Sin embargo, en modo alguno intentamos la adopción automática de modelos externos. La búsqueda de un modelo argentino hace pasar las experiencias extranjeras a través del tamiz crítico y creativo de nuestras propias posibilidades e intereses.
Se diseñó un mecanismo que permite la participación de técnicos provenientes del mundo académico y los integra y compromete profundamente con los mejores y más experimentados cuadros militares.
Los ejes operativos sobre los cuales preparamos la reforma educativa a lo largo del año 2007 son seis: construcción de espacios de consenso y herramientas de gestión; formulación de nuevos trayectos educativos; creación de herramientas de información para la toma de decisiones; orientación a lo específico y articulación de los sistemas universitarios; redefinición y federalización de los sistemas de ingresos y formación de civiles para la defensa.
Las principales medidas tomadas por el Ministerio fueron:
- La puesta en marcha del Consejo Consultivo para la Reforma de la Educación de las Fuerzas Armadas. Sus miembros pertenecen al Ministerio de Defensa, al Estado Mayor Conjunto de las FF.AA., a las jefaturas de las áreas de educación de las FF. AA., a la Escuela de Defensa Nacional, a la Jefatura de Gabinete de Ministros, a los Ministerios de Educación, Ciencia y Tecnología, Relaciones Exteriores, Justicia y Derechos Humanos, a las comisiones de Defensa del Senado y la Cámara de Diputados de la Nación, a varias universidades nacionales públicas y privadas, al sindicato del Personal Civil de las FF.AA. (Pecifa) y a ONG del sector.
- La organización del Centro Educativo de las FF.AA (CEFA), buscando concentrar en un solo polo académico las escuelas de Guerra de las tres fuerzas y la Escuela Superior de Guerra Conjunta, creada recientemente.
- La reforma curricular de las escuelas de formación de oficiales, con la incorporación de materias como Historia Argentina 1810/1990, Nuevos Escenarios de la Relaciones Internacionales, Globalización y Regionalización, Derecho Internacional Público y Derechos Humanos. Además, se ha dado comienzo al proceso de modificación de programas de las escuelas de suboficiales, con los mismos ejes temáticos. Se piensa contar con una propuesta consensuada para noviembre.
- Se encuentra en estudio el diseño de un curso tendiente a mejorar y homogeneizar la formación de personal militar especialmente capacitado para impartir instrucción militar, teniendo en cuenta la importancia del instructor no sólo en la práctica específica castrense, sino también en lo que hace a transmisión de valores y culturas organizacionales.
- Se diseñó y puso en marcha el Sistema de Información y Estadísticas Educativas, que permite obtener datos centralizados y actualizados sobre la totalidad del Sistema Educativo de la Defensa.
- Se trata de fortalecer los institutos universitarios de las Fuerzas Armadas buscando su mayor integración, entre ellos y con el sistema universitario nacional. A esos efectos, se los instruyó para que presentaran una propuesta de reforma organizacional, administrativa y presupuestaria, basada en una oferta educativa orientada a la formación y perfeccionamiento específico.
- Se encuentra en revisión el sistema de ingresos, tanto en las escuelas de oficiales como en las de suboficiales. Se busca solucionar el eventual problema de selección e incorporación de aspirantes, revalorando un sistema de incorporación con igualdad de oportunidades y criterio federal.
- Se desarrolló un programa para la formación de civiles para la defensa nacional, con el objeto de profesionalizar adecuadamente a los futuros funcionarios, así como a diversos sectores de la sociedad civil interesados en la defensa de la Nación, a través del formato de maestrías y cursos de posgrado que se implementarán por convenios entre la Escuela de Defensa Nacional (Edena) y las universidades del Sistema de Educación Pública Nacional.
Es probable que ante la vastedad del desafío por enfrentar, los hechos concretos puedan parecer módicos. Sin embargo, creo, realmente, que son avances importantes.
Instalar una perspectiva estratégica de la educación para la defensa; construir nuevas herramientas de conducción a nivel ministerial; crear nuevas estructuras de formación conjunta; reformar los programas; buscar una mayor interacción de los institutos universitarios militares entre sí y con el sistema universitario nacional; diseñar planes de formación de civiles para la defensa son algunas de las pruebas de esa afirmación.
Pero si la reforma debiera reducirse a destacar un solo punto, éste debería ser la metodología empleada, que permitió la consolidación de un clima de diálogo, confianza y trabajo en común, que constituyen en sí mismos la herramienta que garantiza la continuidad y profundización del cambio cultural buscado.
La autora es ministra de Defensa.
14/09/07
LA NACION
NUESTROMAR.