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Malvinas 1982
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<blockquote data-quote="Walther Muller" data-source="post: 1156681" data-attributes="member: 15663"><p>LA GUERRA DE LAS MALVINAS por Kelder Toti</p><p>PARTE III</p><p></p><p>Desde los últimos días de abril, por tanto, el Reino Unido contó con este apoyo diplomático, con inteligencia satelital estadounidense, con las últimas versiones de armamento estadounidense (AIM-9L Sidewinder, Stingers, etc) y con datos tecnológicos esenciales de lo que se consideraba —y se demostraría— el arma más peligrosa de los argentinos: los misiles anti buque Exocet de fabricación francesa.</p><p>Hay dos versiones sobre la conducta de los misiles Exocet:</p><p>1. El Reino Unido accedió a las claves para desactivarlos en la fase de operación.</p><p>2. No obstante la detallada información suministrada por el constructor Aérospatiale sobre las características de los Exocet y específicamente sobre su sistema de puntería final (homing) resultaron inútiles: este misil resultó ser tan peligroso como se temía y en ningún momento de la guerra se pudieron establecer contramedidas eficaces contra él; ya que los argentinos cambiaron los códigos y la frecuencia del mísil.</p><p>Tras el hundimiento del General Belgrano, cuyas cuantiosas pérdidas humanas provocaron una reacción de repulsa internacional contra Gran Bretaña, y la pérdida del Sheffield, Thatcher volvió a recibir solicitudes de mediación, en este caso del Presidente peruano Fernando Belaúnde. Se volvió a fracasar. Por un lado, la Primera Ministra mostró, de nuevo, su reticencia a detener la guerra mientras los argentinos continuasen en las islas; pero, aunque aceptó la negociación sin condiciones previas sobre plazos o consecuencias, la Junta Militar argentina se opuso, que significó un grave error, porque les permitió su siguiente jugada, la invasión.</p><p>Las condiciones definitivas del Gobierno británico para llegar a un acuerdo fueron redactadas el 16 de mayo, y se exigía a Argentina un plazo de 48 h para aceptarlas sin negociación posible. Las condiciones, que exigían la retirada incondicional de las tropas argentinas y el restablecimiento del statu quo previo, centraban el conflicto en que la agresión de Argentina iba en contra del derecho de autodeterminación de los isleños y así fue como consiguieron que parte de la opinión pública mundial se pusiese del lado de Gran Bretaña. Al rechazar Argentina el plan, se hizo inevitable la respuesta militar británica.</p><p></p><p>V. LA INVASION.</p><p></p><p>Los británicos se prepararon para un desembarco anfibio en la Gran Malvina (una de las mayores islas del archipiélago), una operación militar bastante difícil. Fuerzas especiales reconocieron la isla para determinar las posiciones de las tropas argentinas e identificar los lugares más apropiados para el desembarco, y hostigaban a los argentinos con ataques de comando contra sus depósitos de suministros y sus aviones. Mientras tanto, la actividad diplomática continuaba, primero a iniciativa del gobierno peruano y, después, del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Javier Pérez de Cuéllar. Una vez más, el gobierno argentino se negó a contemplar la posibilidad de una retirada militar si no se le garantizaba que las negociaciones directas desembocarían en una transmisión de soberanía.</p><p>La reacción del Reino Unido fue una inmediata respuesta militar lanzada el 21 de mayo de 1982. La ciudad capital de las islas, Puerto Argentino, fue finalmente tomada por las fuerzas Británicas el 14 de junio de 1982, devolviendo a las islas al status previo a la invasión argentina.</p><p>La Operación Corporate fue el nombre dado a la operación Británica para retomar posesión de las islas Malvinas en 1982. El día 2 de mayo, fuera de la zona de exclusión, el submarino británico HMS Conqueror torpedeó y hundió al crucero ARA General Belgrano: allí murieron 323 de sus tripulantes, posteriormente sería retirado al tener desperfectos, una información que los británicos olvidaron trasmitir a sus medios de comunicación. Unos días después, aviones argentinos guiados por el Capitán de Fragata VGM Ernesto Proni Leston devolvieron el golpe: lanzaron un misil Exocet que hundió al destructor HMS Sheffield. Los británicos desplazaron sus barcos al estrecho de San Carlos, que separaba ambas islas, y finalmente desembarcaron al Noroeste de isla Soledad, el 21 de mayo. Durante muchos días, la aviación argentina bombardeó tenazmente los barcos británicos, pero no pudo impedir el desembarco.</p><p>La Armada argentina debió atacar a la TASK FORCE, distrayendo y dividiéndola previamente al combate, cesando los ataques contra los barcos de línea, concentrándose en los de suministros, pero el temor a los submarinos britanico la ahuyentó del conflicto, sin saber que en el escenario no se encontraba ningún sumergible, esto le permitió a los ingleses operar sin hostilidad naval de ningún tipo a excepción de algunos ataques submarinos.</p><p>Las fuerzas británicas avanzaron rumbo a Puerto Darwin, donde se produjo la violenta batalla de Pradera del Ganso entre el 27 y el 28 de mayo, que se pierde al carecer de pelotones de reconocimiento, fuerzas de élite que hostigarán a los ingleses en su retaguardia, campos minados, zangas antitanque llena de petróleo, que le quitara movilidad, un mando local efectivo que no se ausentara ante en la envestida británica. Murieron 55 argentinos en las acción.</p><p>Debido al cinturón defensivo alrededor de la capital, la captura del terreno alto era vital, por lo que el general Julian Thompson se centró en la captura de los montes Kent y Challenger. Se decidió realizar un cerco al estilo tradicional, bombardeando los objetivos y realizando varios ataques aéreos antes de realizar asaltos de infantería parecidos a los de la Primera Guerra Mundial, las líneas argentinas carecían de un extensa alambrada de púas y campos minados. Tras cinco días de combates entre el 10 y el 14 de junio se completó la reconquista de la capital malvinense, al romperse su epíritu de combate en una batalla decisiva, otro comandante se hubiera preparado para luchar casa por casa, después de repartir las municiones y los viveres, presionando al Alto Mando para que la flota atacase.</p><p>Entre las medidas que se debieron tomar fue la de entrenar a un cuerpo expedicionario de voluntarios en condiciones árticas, dotarlo de armamento en óptimas condiciones, trasladar una flota de helicópteros y tanques que permitiera movilidad a los argentinos y defender sus posiciones en forma estática, no se utilizaría conscripto sino voluntarios, se debió minar las instalaciones portuarias y playas para dificultar el asalto anfibio, colocando en cada playa trincheras de ametralladoras y morteros, defendidas con minas, alambre de espino, cañones sin retroceso y motocicletas. Era indispensable disponer de una fuerza equivalente a una división que se trasladará en helicóptero, motocicletas o a pie hasta la cabeza de playa británica para contener la invasión.</p><p>El gobierno británico de la primera ministra Margaret Thatcher se enfrentó a una grave crisis política, que provocó la dimisión inmediata del ministro de Asuntos Exteriores, lord Carrington. Margaret Thatcher para mejorar su imagen política decidió liberar las islas y su primer triunfo fue diplomático, pues logró que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas declarara a la Argentina “país agresor” y obtuvo el aval incondicional de EE.UU. y de la Comunidad Económica Europea.</p><p>El apoyo latinoamericano a la Argentina fue casi unánime. Nicaragua ofreció tropas; Venezuela, petróleo y piezas de recambio para los Mirage y Perú, aviones de reemplazo. Solamente el régimen de Pinochet, en Chile, adoptó una posición contraria, concediendo a los británicos suministros, información de radar y bases para unidades de comandos, y Colombia que mantuvo simpatías diplomática hacia Gran Bretaña.</p><p>Rápidamente se reunió un importante destacamento de fuerzas, formado por dos portaaviones y unos 28.000 hombres. Cuando este destacamento inició su viaje de 8.000 millas hasta el Atlántico sur, se produjo una intensa actividad diplomática por parte del secretario de Estado (ministro de Asuntos Exteriores) de Estados Unidos, Alexander Haig, el cual trató de convencer a Argentina de que tenía más posibilidades de alcanzar su objetivo aceptando entablar negociaciones diplomáticas, pero al fracasar en sus esfuerzos, el 30 de abril anunció formalmente el apoyo estadounidense a Gran Bretaña.</p><p>El 25 de abril, las fuerzas británicas reconquistaron Georgia del Sur. A comienzos de mayo, tras el despliegue del grueso de sus fuerzas en la zona, los aviones de la RAF (Fuerza Aéreas británicas) comenzaron a atacar las posiciones argentinas, en especial la pista de aterrizaje de Puerto Argentino (Puerto Argentino, antiguo Puerto Soledad).</p><p>El 21 de mayo, unos días después de que concluyeran los esfuerzos de la ONU, sin que se produjera ningún avance, las tropas británicas desembarcaron en San Carlos (en la Gran Malvina). El desembarco se llevó a cabo con éxito, pero durante los días siguientes no cesaron los ataques aéreos contra los buques británicos que trataban de desembarcar suministros en tierra. Fueron hundidos tres buques de guerra y un mercante, el Atlantic Conveyor, varios helicópteros se perdieron y numerosos aviones argentinos fueron derribados, el hundimiento del portacontenedor fue la única acción que detuvo a los ingleses en toda la guerra.</p><p></p><p>VI ÚLTIMOS COMBATES</p><p></p><p>El principal combate en tierra, después del desembarco, se produjo el 28 de mayo, cuando un contingente británico formado por 600 hombres derrotó a una guarnición argentina mayor en número en Pradera del Ganso (Goose Green) (en Malvina del Sur) de 648 soldados, tras un duro enfrentamiento, en los cuales utilizaron sus mísiles anticarro como artilería preparatoria al asalto, solo un abundante fuego de ametralladora y de mortero en esquirla hubiera abortado la penetración. Los británicos avanzaron hacia la principal guarnición argentina que estaba situada en la capital, Puerto Argentino (Puerto Argentino), y el 8 de junio se produjo su mayor desastre, cuando el buque de transporte Sir Galahad fue destruido por aviones argentinos en Port Fitzroy.</p><p>Poco a poco, mediante ataques combinados de artillería e infantería para acabar con la intermitente resistencia argentina, motivada por una oficialidad incompetente, los británicos tomaron las tierras altas que rodean Puerto Argentino (Puerto Argentino), donde el batallón Patricio no pudo contener el avance británico. El 14 de junio, la guarnición argentina, a las órdenes del general Menéndez, se rindió, olvidando que controlaba el 40% de la isla. La Junta Militar que controlaba el poder en Argentina dimitió al poco tiempo de la derrota, fue un grave error no defender la isla palmo a palmo, y no colocar a un general más aguerrido que Menéndez que defendiera cada playa, cada montaña, cada árbol, sin dar un paso atraz, ejecutando un plan de tierra arrazada.</p><p>Las islas fueron fortificadas por los británicos, manteniendo su carácter de colonia, con una guarnición de 1200 efectivos, aunque a sus habitantes se les concedió la plena ciudadanía británica.</p><p>En ese contexto llegó a la Argentina el Papa Juan Pablo II. Su visita fue interpretada como un intento de convencer al gobierno de que terminara la guerra. El 14 de junio los 11.000 soldados argentinos se rindieron ante el general inglés Moore. Al día siguiente, Galtieri convocó a la población a la Plaza de Mayo para anunciar la rendición</p><p></p><p>CONCLUSION:</p><p></p><p>Los errores que cometieron los argentinos son muchos, entre ellos estuvo no seleccionar a la oficialidad que manejaría el conflicto, desde teniente hasta General, el caos y la anarquía resultante en las horas finales en Puerto Argentino, se debieron a ello, y someterlos a un adecuado entrenamiento de mando, ignorar tal criterio tendría consecuencias nefastas.</p><p>No contar con un sistema AWAC que complementara al radar de las Malvinas, buena parte de las pérdidas de la Fuerza Aérea Argentina se debieron a su sistema de guiado que no detectará las trampas de los Harrier a los Mirage y a los A-4 argentinos, la imposibilidad de contar con un sistema de alerta temprana, sería mortal.</p><p>No haber creado un cuerpo expedicionario, entrenado en condiciones árticas a los soldados, haberlo adiestrado tácticamente, en situaciones de ataque y defensa de infantería clásica, camuflaje, minado, elaboración de trincheras y asalto, su defensa y condiciones de habitad, indispensable para los soldados por los requerimientos de la guerra.</p><p>No haber trasladado tanques, solo a las unidades ligera de 12 tanquetas Panhart con un cañón de 90 mm, debieron haber movilizado tanques pesados como punto de sostén del dispositivo defensivo, enterrándolo u operándolos donde el terreno era propicio; su utilización defendiendo posiciones, y apoyando con sus armas a la infantería, sería usada como un apoyo a la infantería, cuando se pudiera se podría incursionar por sí solo en territorio enemigo.</p><p>No haber desarrollado tácticas antisubmarinas, y entrenado a la flota para operar con ella, la pérdida del crucero ARA General Belgrano, y su pérdida significo un terrible golpe psicológico a la flota al no contar con las contramedidas para cazar al submarino atacante.</p><p>Un análisis detallado de táctica de infantería, entrenamiento y ejecución operativa que le permitiera enfrentarse a los británicos, como lo ejecutó la Fuerza Aérea Argentina, el Ejército no contó con esa ayuda teórica.</p><p>Defender cada una de las islas palmo a palmo, sin dejar posibilidad a negociaciones, el caso de las Georgia y las Sándwich, que fueron abandonadas a su suerte en mano de un oficial inepto, debe ser un recordatorio que se tiene que defender la isla sin dar un paso atrás.</p><p>El no contar con una reserva móvil que se movilizara a la zona de desembarco británica, consistente en una división, que su equipo sería el que pudiera trasladar por helicópteros o a pie; pudiendo contener el desembarco de producirse, de lo contrario los ingleses se desplazarían a sus anchas, esto se vió al dejar desguarnecida los acceso a Puerto Argentino, que hubiera retrazado la captura de la capital, quizás si hubiera habido un oficial menos indolente que Menéndez muchos de los errores se hubieran subsanados.</p><p></p><p></p><p><a href="http://www.portalplanetasedna.com.ar/guerra_malvinas.htm">http://www.portalplanetasedna.com.ar/guerra_malvinas.htm</a></p><p><a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_de_las_Malvinas">http://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_de_las_Malvinas</a></p><p></p><p></p><p>MULLER ROJAS, Alberto. La Guerra de las Malvinas. Tragicomedia en tres actos. Editorial: Ateneo de Caracas, Barcelona , España. 1983. págs 302</p><p>Atentamente</p><p>Kelder Toti</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Walther Muller, post: 1156681, member: 15663"] LA GUERRA DE LAS MALVINAS por Kelder Toti PARTE III Desde los últimos días de abril, por tanto, el Reino Unido contó con este apoyo diplomático, con inteligencia satelital estadounidense, con las últimas versiones de armamento estadounidense (AIM-9L Sidewinder, Stingers, etc) y con datos tecnológicos esenciales de lo que se consideraba —y se demostraría— el arma más peligrosa de los argentinos: los misiles anti buque Exocet de fabricación francesa. Hay dos versiones sobre la conducta de los misiles Exocet: 1. El Reino Unido accedió a las claves para desactivarlos en la fase de operación. 2. No obstante la detallada información suministrada por el constructor Aérospatiale sobre las características de los Exocet y específicamente sobre su sistema de puntería final (homing) resultaron inútiles: este misil resultó ser tan peligroso como se temía y en ningún momento de la guerra se pudieron establecer contramedidas eficaces contra él; ya que los argentinos cambiaron los códigos y la frecuencia del mísil. Tras el hundimiento del General Belgrano, cuyas cuantiosas pérdidas humanas provocaron una reacción de repulsa internacional contra Gran Bretaña, y la pérdida del Sheffield, Thatcher volvió a recibir solicitudes de mediación, en este caso del Presidente peruano Fernando Belaúnde. Se volvió a fracasar. Por un lado, la Primera Ministra mostró, de nuevo, su reticencia a detener la guerra mientras los argentinos continuasen en las islas; pero, aunque aceptó la negociación sin condiciones previas sobre plazos o consecuencias, la Junta Militar argentina se opuso, que significó un grave error, porque les permitió su siguiente jugada, la invasión. Las condiciones definitivas del Gobierno británico para llegar a un acuerdo fueron redactadas el 16 de mayo, y se exigía a Argentina un plazo de 48 h para aceptarlas sin negociación posible. Las condiciones, que exigían la retirada incondicional de las tropas argentinas y el restablecimiento del statu quo previo, centraban el conflicto en que la agresión de Argentina iba en contra del derecho de autodeterminación de los isleños y así fue como consiguieron que parte de la opinión pública mundial se pusiese del lado de Gran Bretaña. Al rechazar Argentina el plan, se hizo inevitable la respuesta militar británica. V. LA INVASION. Los británicos se prepararon para un desembarco anfibio en la Gran Malvina (una de las mayores islas del archipiélago), una operación militar bastante difícil. Fuerzas especiales reconocieron la isla para determinar las posiciones de las tropas argentinas e identificar los lugares más apropiados para el desembarco, y hostigaban a los argentinos con ataques de comando contra sus depósitos de suministros y sus aviones. Mientras tanto, la actividad diplomática continuaba, primero a iniciativa del gobierno peruano y, después, del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Javier Pérez de Cuéllar. Una vez más, el gobierno argentino se negó a contemplar la posibilidad de una retirada militar si no se le garantizaba que las negociaciones directas desembocarían en una transmisión de soberanía. La reacción del Reino Unido fue una inmediata respuesta militar lanzada el 21 de mayo de 1982. La ciudad capital de las islas, Puerto Argentino, fue finalmente tomada por las fuerzas Británicas el 14 de junio de 1982, devolviendo a las islas al status previo a la invasión argentina. La Operación Corporate fue el nombre dado a la operación Británica para retomar posesión de las islas Malvinas en 1982. El día 2 de mayo, fuera de la zona de exclusión, el submarino británico HMS Conqueror torpedeó y hundió al crucero ARA General Belgrano: allí murieron 323 de sus tripulantes, posteriormente sería retirado al tener desperfectos, una información que los británicos olvidaron trasmitir a sus medios de comunicación. Unos días después, aviones argentinos guiados por el Capitán de Fragata VGM Ernesto Proni Leston devolvieron el golpe: lanzaron un misil Exocet que hundió al destructor HMS Sheffield. Los británicos desplazaron sus barcos al estrecho de San Carlos, que separaba ambas islas, y finalmente desembarcaron al Noroeste de isla Soledad, el 21 de mayo. Durante muchos días, la aviación argentina bombardeó tenazmente los barcos británicos, pero no pudo impedir el desembarco. La Armada argentina debió atacar a la TASK FORCE, distrayendo y dividiéndola previamente al combate, cesando los ataques contra los barcos de línea, concentrándose en los de suministros, pero el temor a los submarinos britanico la ahuyentó del conflicto, sin saber que en el escenario no se encontraba ningún sumergible, esto le permitió a los ingleses operar sin hostilidad naval de ningún tipo a excepción de algunos ataques submarinos. Las fuerzas británicas avanzaron rumbo a Puerto Darwin, donde se produjo la violenta batalla de Pradera del Ganso entre el 27 y el 28 de mayo, que se pierde al carecer de pelotones de reconocimiento, fuerzas de élite que hostigarán a los ingleses en su retaguardia, campos minados, zangas antitanque llena de petróleo, que le quitara movilidad, un mando local efectivo que no se ausentara ante en la envestida británica. Murieron 55 argentinos en las acción. Debido al cinturón defensivo alrededor de la capital, la captura del terreno alto era vital, por lo que el general Julian Thompson se centró en la captura de los montes Kent y Challenger. Se decidió realizar un cerco al estilo tradicional, bombardeando los objetivos y realizando varios ataques aéreos antes de realizar asaltos de infantería parecidos a los de la Primera Guerra Mundial, las líneas argentinas carecían de un extensa alambrada de púas y campos minados. Tras cinco días de combates entre el 10 y el 14 de junio se completó la reconquista de la capital malvinense, al romperse su epíritu de combate en una batalla decisiva, otro comandante se hubiera preparado para luchar casa por casa, después de repartir las municiones y los viveres, presionando al Alto Mando para que la flota atacase. Entre las medidas que se debieron tomar fue la de entrenar a un cuerpo expedicionario de voluntarios en condiciones árticas, dotarlo de armamento en óptimas condiciones, trasladar una flota de helicópteros y tanques que permitiera movilidad a los argentinos y defender sus posiciones en forma estática, no se utilizaría conscripto sino voluntarios, se debió minar las instalaciones portuarias y playas para dificultar el asalto anfibio, colocando en cada playa trincheras de ametralladoras y morteros, defendidas con minas, alambre de espino, cañones sin retroceso y motocicletas. Era indispensable disponer de una fuerza equivalente a una división que se trasladará en helicóptero, motocicletas o a pie hasta la cabeza de playa británica para contener la invasión. El gobierno británico de la primera ministra Margaret Thatcher se enfrentó a una grave crisis política, que provocó la dimisión inmediata del ministro de Asuntos Exteriores, lord Carrington. Margaret Thatcher para mejorar su imagen política decidió liberar las islas y su primer triunfo fue diplomático, pues logró que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas declarara a la Argentina “país agresor” y obtuvo el aval incondicional de EE.UU. y de la Comunidad Económica Europea. El apoyo latinoamericano a la Argentina fue casi unánime. Nicaragua ofreció tropas; Venezuela, petróleo y piezas de recambio para los Mirage y Perú, aviones de reemplazo. Solamente el régimen de Pinochet, en Chile, adoptó una posición contraria, concediendo a los británicos suministros, información de radar y bases para unidades de comandos, y Colombia que mantuvo simpatías diplomática hacia Gran Bretaña. Rápidamente se reunió un importante destacamento de fuerzas, formado por dos portaaviones y unos 28.000 hombres. Cuando este destacamento inició su viaje de 8.000 millas hasta el Atlántico sur, se produjo una intensa actividad diplomática por parte del secretario de Estado (ministro de Asuntos Exteriores) de Estados Unidos, Alexander Haig, el cual trató de convencer a Argentina de que tenía más posibilidades de alcanzar su objetivo aceptando entablar negociaciones diplomáticas, pero al fracasar en sus esfuerzos, el 30 de abril anunció formalmente el apoyo estadounidense a Gran Bretaña. El 25 de abril, las fuerzas británicas reconquistaron Georgia del Sur. A comienzos de mayo, tras el despliegue del grueso de sus fuerzas en la zona, los aviones de la RAF (Fuerza Aéreas británicas) comenzaron a atacar las posiciones argentinas, en especial la pista de aterrizaje de Puerto Argentino (Puerto Argentino, antiguo Puerto Soledad). El 21 de mayo, unos días después de que concluyeran los esfuerzos de la ONU, sin que se produjera ningún avance, las tropas británicas desembarcaron en San Carlos (en la Gran Malvina). El desembarco se llevó a cabo con éxito, pero durante los días siguientes no cesaron los ataques aéreos contra los buques británicos que trataban de desembarcar suministros en tierra. Fueron hundidos tres buques de guerra y un mercante, el Atlantic Conveyor, varios helicópteros se perdieron y numerosos aviones argentinos fueron derribados, el hundimiento del portacontenedor fue la única acción que detuvo a los ingleses en toda la guerra. VI ÚLTIMOS COMBATES El principal combate en tierra, después del desembarco, se produjo el 28 de mayo, cuando un contingente británico formado por 600 hombres derrotó a una guarnición argentina mayor en número en Pradera del Ganso (Goose Green) (en Malvina del Sur) de 648 soldados, tras un duro enfrentamiento, en los cuales utilizaron sus mísiles anticarro como artilería preparatoria al asalto, solo un abundante fuego de ametralladora y de mortero en esquirla hubiera abortado la penetración. Los británicos avanzaron hacia la principal guarnición argentina que estaba situada en la capital, Puerto Argentino (Puerto Argentino), y el 8 de junio se produjo su mayor desastre, cuando el buque de transporte Sir Galahad fue destruido por aviones argentinos en Port Fitzroy. Poco a poco, mediante ataques combinados de artillería e infantería para acabar con la intermitente resistencia argentina, motivada por una oficialidad incompetente, los británicos tomaron las tierras altas que rodean Puerto Argentino (Puerto Argentino), donde el batallón Patricio no pudo contener el avance británico. El 14 de junio, la guarnición argentina, a las órdenes del general Menéndez, se rindió, olvidando que controlaba el 40% de la isla. La Junta Militar que controlaba el poder en Argentina dimitió al poco tiempo de la derrota, fue un grave error no defender la isla palmo a palmo, y no colocar a un general más aguerrido que Menéndez que defendiera cada playa, cada montaña, cada árbol, sin dar un paso atraz, ejecutando un plan de tierra arrazada. Las islas fueron fortificadas por los británicos, manteniendo su carácter de colonia, con una guarnición de 1200 efectivos, aunque a sus habitantes se les concedió la plena ciudadanía británica. En ese contexto llegó a la Argentina el Papa Juan Pablo II. Su visita fue interpretada como un intento de convencer al gobierno de que terminara la guerra. El 14 de junio los 11.000 soldados argentinos se rindieron ante el general inglés Moore. Al día siguiente, Galtieri convocó a la población a la Plaza de Mayo para anunciar la rendición CONCLUSION: Los errores que cometieron los argentinos son muchos, entre ellos estuvo no seleccionar a la oficialidad que manejaría el conflicto, desde teniente hasta General, el caos y la anarquía resultante en las horas finales en Puerto Argentino, se debieron a ello, y someterlos a un adecuado entrenamiento de mando, ignorar tal criterio tendría consecuencias nefastas. No contar con un sistema AWAC que complementara al radar de las Malvinas, buena parte de las pérdidas de la Fuerza Aérea Argentina se debieron a su sistema de guiado que no detectará las trampas de los Harrier a los Mirage y a los A-4 argentinos, la imposibilidad de contar con un sistema de alerta temprana, sería mortal. No haber creado un cuerpo expedicionario, entrenado en condiciones árticas a los soldados, haberlo adiestrado tácticamente, en situaciones de ataque y defensa de infantería clásica, camuflaje, minado, elaboración de trincheras y asalto, su defensa y condiciones de habitad, indispensable para los soldados por los requerimientos de la guerra. No haber trasladado tanques, solo a las unidades ligera de 12 tanquetas Panhart con un cañón de 90 mm, debieron haber movilizado tanques pesados como punto de sostén del dispositivo defensivo, enterrándolo u operándolos donde el terreno era propicio; su utilización defendiendo posiciones, y apoyando con sus armas a la infantería, sería usada como un apoyo a la infantería, cuando se pudiera se podría incursionar por sí solo en territorio enemigo. No haber desarrollado tácticas antisubmarinas, y entrenado a la flota para operar con ella, la pérdida del crucero ARA General Belgrano, y su pérdida significo un terrible golpe psicológico a la flota al no contar con las contramedidas para cazar al submarino atacante. Un análisis detallado de táctica de infantería, entrenamiento y ejecución operativa que le permitiera enfrentarse a los británicos, como lo ejecutó la Fuerza Aérea Argentina, el Ejército no contó con esa ayuda teórica. Defender cada una de las islas palmo a palmo, sin dejar posibilidad a negociaciones, el caso de las Georgia y las Sándwich, que fueron abandonadas a su suerte en mano de un oficial inepto, debe ser un recordatorio que se tiene que defender la isla sin dar un paso atrás. El no contar con una reserva móvil que se movilizara a la zona de desembarco británica, consistente en una división, que su equipo sería el que pudiera trasladar por helicópteros o a pie; pudiendo contener el desembarco de producirse, de lo contrario los ingleses se desplazarían a sus anchas, esto se vió al dejar desguarnecida los acceso a Puerto Argentino, que hubiera retrazado la captura de la capital, quizás si hubiera habido un oficial menos indolente que Menéndez muchos de los errores se hubieran subsanados. [url]http://www.portalplanetasedna.com.ar/guerra_malvinas.htm[/url] [url]http://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_de_las_Malvinas[/url] MULLER ROJAS, Alberto. La Guerra de las Malvinas. Tragicomedia en tres actos. Editorial: Ateneo de Caracas, Barcelona , España. 1983. págs 302 Atentamente Kelder Toti [/QUOTE]
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