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<blockquote data-quote="PatriotArg1987" data-source="post: 3050860" data-attributes="member: 15470"><p>Recomiendo este excelente artículo del General de Brigada (R) del Ejército Argentino, Heriberto Auel, sobre el conflicto Rusia Ucrania.</p><p>Recalca que en Ucrania se encuentra hoy un tipo de conflicto que había anticipado como forma de guerra Samuel Huntingon en los 90, los choques entre culturas, hoy con violencia dos culturas se enfrentan ahi: la Occidental y la Oriental, aunque la etnia sea común. </p><p></p><p><strong>EL CHOQUE DE LAS CULTURAS EN EL 2022</strong></p><p></p><p>1). “LA CULTURA ES LO QUE IMPORTA”. (2)</p><p></p><p>Cuando finalizó la última guerra mundial -llamada “Guerra Fría”- en 1989/1991 se inició una posguerra caracterizada por la “confusión” de los intelectuales dedicados al seguimiento de la situación estratégica internacional. Hubo varias predicciones. Quien estuvo más cerca de los acontecimientos bélicos que advenían fue S. Huntington, en una publicación –1993– aparecida en la prestigiosa revista “Foreing Affairs” (1): “las líneas divisorias entre las culturas serán los frentes de batalla del futuro”.</p><p>Huntington, ocho años después de aquella publicación del año 2001 -cuando comenzaba la nueva guerra mundial “Contraterrorista Global”- publicó un nuevo libro (2) con un subtítulo sugestivo, que enriqueció su tesis anterior: “Cómo los valores dan forma al progreso humano”. Los “valores” corresponden al campo la cultura y el “progreso humano” al de la civilización.</p><p></p><p>Esta aclaración es central para evitar nuevos desatinos en la “profunda crisis generalizada” y en los “estados de guerra” que nos abarcan a los argentinos.</p><p>Decíamos hace unos meses (3): “La reciente y desastrosa retirada de EE.UU de Afganistán -que huele a derrota- traerá muchas consecuencias para Occidente y en particular para la UE. China que -somatiza serios problemas internos- no dejará de explotar al máximo esta retirada. El ISIS, Al Qaeda y los Talibanes recibieron el inesperado regalo de un “santuario” rico en minerales y drogas, en plena “Isla Mundial”.</p><p></p><p></p><p>El mundo “talasocrático” demostró no comprender la complejidad de su opuesto mundo “telurocrático”, no abarcó la complejidad de la guerra mundial en acto y menos aún a la pugna por la supremacía mundial”. Se mantuvo muy cerca de Venus y cada vez más lejos de Marte y olvidó el sabio consejo de Vegetius -S. IV d. C.-: “si quieres la Paz, ármate para la guerra”.</p><p></p><p>El Estado de Bienestar y la 4ta Internacional en los sesenta y la progresía amoral de los ochenta, llevaron a una Europa -autodestruida en sus guerras civiles- a la actual situación de impotencia frente a los desafíos de la hora. Ya el 28 Nov 07, en el Nro. 1039 de Libertad Digital, los europeos demostraban ser conscientes de su situación, pues decían:</p><p></p><p>“Putin ha gruñido. El oso ruso una vez más pone en evidencia su crónica sensación de vulnerabilidad. Demasiada frontera para un estado tan frágil. Pero hay más. Rusia no ha aceptado nunca la desintegración de la Unión Soviética y, por lo tanto, el que las antiguas repúblicas populares se hayan ido integrando en la Unión Europea y la OTAN. El paso dado por Polonia y Chequia va más allá de ser miembro de la Alianza Atlántica, supone, como en el caso del Reino Unido, una opción estratégica en el medio y largo plazo para formar parte del dispositivo de seguridad norteamericano. Eso molesta y mucho en Moscú”.</p><p></p><p>Aun así, la UE y la OTAN nunca lograron organizar su propia fuerza de Defensa. Cuando Trump llegó a la presidencia les quitó los fondos para su Seguridad y retiró a las tropas adelantadas en la UE. Hoy, los EE.UU. de un debilitado Biden no enfrentará militarmente a un conductor decidido, que acaba de ganar el “juego de la gallina” (4) con Washington. Recurrirá -a lo sumo- al “soft-power”, por varias causas.</p><p></p><p>China y Rusia -el Oriente telurocrático- actuando de consuno podrían lograr una victoria militar limitada que supere las sanciones económicas internacionales -a mediano plazo- reteniendo sus objetivos geopolíticos y estratégicos locales en la confrontación por el poder hegemónico con el Occidente talasocrático en pleno desarrollo en la última década, con manifiesto sigilo de las partes. Crimea/Sebastopol es el objetivo central.</p><p></p><p>Al presidente chino “no le preocupa la confrontación de las “autocracias Vs. democracias” -como a Biden-. Centralmente le preocupa y ocupa el poder imperial chino en ascenso” (5).</p><p></p><p>Ucrania -dentro de la Geopolítica clásica- fue una pieza fundamental de la “Isla Mundial” y de la “Tierra Corazón” de McKinder y los actuales líderes europeos ¿no lo saben? (6). Hoy, aquel valor geopolítico histórico se ha transferido al campo de la situación estratégica internacional. Es una valoración de otra naturaleza.</p><p></p><p>Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, al solicitar su riesgoso ingreso a la UE y a la OTAN, demostró carecer de inteligencia estratégica exigida por las circunstancias regionales. Otorgó una oportunidad a Putin. Luego de la implosión soviética y del ingreso de países del ex Pacto de Varsovia a la UE y a la OTAN, el valor de Ucrania -como glacis estratégico de la Federación Rusa- cobró una revalorización exponencial. Es imposible que Kiev lo ignorara y que confiara en la Europa “progre”, que hoy lo ha dejado solo. </p><p>El 13 May 04 -en la Biblioteca del Senado Italiano- el Cardenal Ratzinger despedía a los representantes que concurrían a Bruselas para votar por la aprobación o rechazo de la nueva Constitución -giscardiana- de la UE. Historió la prolongada decadencia de Occidente y señaló: “los europeos se odian a sí mismos”, “tienen su alma marchita”.</p><p></p><p>En dicha Constitución, la UE “arrojaba a Cristo por la ventana”. Dos años después, Jürgen Habermas -de la “Escuela de Frankfurt”- enfrentaba al Cardenal por TV en Ratisbona, sosteniendo que la Fe y la Razón eran incompatibles.</p><p></p><p>En simultáneo con estos hechos de una Europa “transculturizada” -cuya descomposición moral tenía su epicentro a las Universidades- y transitaba -en su posGMII- desde el “existencialismo” hasta el “nihilismo”, Vladímir Vladimirovich Putin -desde el año 2000- nuevo líder de la Rusia postsoviética, rescataba los símbolos de la “Gran Madre Rusia” (10) y ponía a su lado al Jefe de la Iglesia Ortodoxa Rusa, a quien le devolvía más de cincuenta templos -que los bolcheviques habían transformado en depósitos-.</p><p></p><p>Volvía a existir la “Tercera Roma”, mientras la UE demolía a la “Primera Roma”.</p><p></p><p>Europa, además de expresar un preciso concepto geográfico, es también un concepto cultural: la espiritualidad cristiana, la filosofía griega y el derecho romano. La UE de la 4ta Internacional -tan cerca de Venus- con su antropología racionalista se apartaba de la Fe, olvidando que la religión es el sostén permanente del SER, de la identidad, de la pertenencia a un agrupamiento humano: de su cultura.</p><p></p><p>Rusia es el país más extenso del mundo y en esta enorme geografía la cultura europea llega hasta los Urales -allí está la “Tercera Roma”- más allá Rusia es asiática, es la infinita Siberia, nexo cultural y geográfico con la China Imperial de Xi. ¿Hay un Vladimir europeo y otro asiático?</p><p>En principio diremos que en sus discursos demuestra entender la fuerza superior del SER espiritual. Mientras Europa Occidental busca el “bien-estar”, él desea restablecer la espiritualidad de la “Gran Madre Rusia” sobre los escombros de la URSS implosionada. Napoleón decía: “Hay en el mundo dos poderes. La espada y el espíritu. El espíritu siempre ha vencido a la espada”. Hoy el moscovita lo comprueba en las calles de Kiev. Los ucranianos -pueblo de cofín- luchan por su SER. No olvidan el Holodomor (11) de 1932.</p><p></p><p>Putin nació en San Petersburgo y por lo tanto es ruso-europeo. Conoce y estudia profundamente a la UE. Como presidente de toda Rusia –en el 2022- está más cerca de Beijing que de Bruselas. Por formación conoce al “meridiano de poder de Haushofer” en su desplazamiento hacia el E. -sobre el Océano Pacífico- y participa de la macro-maniobra imperial china (12). Paso a paso ha buscado restablecer la “grandeza” perdida de Rusia y de su propio poder. Ello se objetivó en su guerra de los “cinco días” -2008- en Georgia. Abjasia y Osetia se desprendieron e independizaron, reteniendo “fuerzas pacificadoras” rusas.</p><p></p><p>En el 2014 cae en Ucrania el presidente prorruso Yanukovich, que había suspendido la negociación con la UE sobre un acuerdo de libre comercio. Meses después rusos parlantes de Crimea/Sebastopol se levantan contra Kiev. Un amañado referéndum termina por desprender esta región de Ucrania, que se incorpora al territorio ruso. Inmediatamente dos enclaves prorrusos -Donetsk y Lugansk- derrotan a las fuerza ucranianas y dan lugar a los Acuerdos de Minsk I y II. Es cuando -según el presidente Zelenski- la UE le promete su incorporación a dicha alianza y se crea el leitmotiv de una operación política ejecutada con fuerza. En todos estos conflictos Moscú ejercitó operaciones de Guerra Híbrida.</p><p></p><p>Cuando se produjeron los primeros hechos bélicos en el Este de Ucrania y en Crimea -2014-, la comunidad occidental se sorprendió, no solo por lo que los rusos hicieron sino también por cómo lo hicieron, ya que sus acciones no encajaban en ninguno de los conceptos occidentales sobre los conflictos armados contemporáneos.</p><p></p><p>La popularización del término “guerra híbrida” se puede atribuir al teórico militar estadounidense Frank Hoffman quien, en su famoso “Conflicto en el siglo XXI”, hizo un intento de conceptualizar la evolución del entorno del campo de batalla, que trasciende la comúnmente división lineal aceptada entre tipos regulares e irregulares de guerra.</p><p>Según Mason Clark -en Sep 20-“el ejército ruso define una guerra híbrida como un esfuerzo de nivel estratégico para dar forma a la gobernanza y a la orientación geoestratégica de un estado objetivo, en el que todas las acciones, incluido el uso de fuerzas militares convencionales en conflictos regionales, están subordinadas a una campaña de información”.</p><p></p><p></p><p></p><p>Y agregaba: “El marco de la guerra híbrida rusa incluye específicamente el uso de operaciones militares convencionales y carece de un límite entre las operaciones de representación ‘negables’ y la desinformación, por un lado y el conflicto convencional, por el otro” (14).</p><p></p><p>El Cte de las FF. AA. rusas, Grl Valery Gerasimov -autor de la doctrina que lleva su nombre- en un artículo de 2013 expresaba: “En el siglo XXI hemos visto una tendencia a desdibujar las líneas entre los estados de guerra y los de paz. Las guerras ya no se declaran y, una vez comenzadas, proceden de acuerdo con un patrón desconocido”</p><p>Decíamos hace unos meses (15): Las “guerras hibridas” son un natural derivado de las “guerras asimétricas”. Son un recurso del débil frente al fuerte. En el 2006 las empleó el Hezbolà frente a Israel, en el 2014 lo hizo el Dáesh, también Rusia en su intervención en Ucrania o China en la construcción de islas artificiales en el Mar de China Meridional, de modo que recientemente se popularizaron en el ámbito de la seguridad internacional.</p><p></p><p></p><p>En lo que se refiere a la guerra “limitada” -como lo fue la del Atlántico Sur en 1982- se trata de una condición que impone el agresor -en lo que hace a espacios y medios- y que exige -a nivel Comando y Control de las partes equipos altamente adiestrados para conducir a las fuerzas, regulando su ritmo e intensidad según evolucionen las negociaciones abiertas, simultáneamente, con o sin intervención de terceros. Lo opuesto es la “guerra total”, en ella la negociación no existe. Putin negocia con Zelenski en Bielorrusia, luego de comprobar que el “comediante” es un soldado. Ahora veremos si los Comandos y Controles funcionan en Moscú y en Kiev. Pese a nuestra experiencias recientes, nuestra Seguridad Estratégica está a “años luz” de esas posibilidades.</p><p></p><p></p><p>[URL unfurl="true"]https://prisioneroenargentina.com/index.php/2022/03/02/el-choque-de-las-culturas-en-el-2022/[/URL]</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="PatriotArg1987, post: 3050860, member: 15470"] Recomiendo este excelente artículo del General de Brigada (R) del Ejército Argentino, Heriberto Auel, sobre el conflicto Rusia Ucrania. Recalca que en Ucrania se encuentra hoy un tipo de conflicto que había anticipado como forma de guerra Samuel Huntingon en los 90, los choques entre culturas, hoy con violencia dos culturas se enfrentan ahi: la Occidental y la Oriental, aunque la etnia sea común. [B]EL CHOQUE DE LAS CULTURAS EN EL 2022[/B] 1). “LA CULTURA ES LO QUE IMPORTA”. (2) Cuando finalizó la última guerra mundial -llamada “Guerra Fría”- en 1989/1991 se inició una posguerra caracterizada por la “confusión” de los intelectuales dedicados al seguimiento de la situación estratégica internacional. Hubo varias predicciones. Quien estuvo más cerca de los acontecimientos bélicos que advenían fue S. Huntington, en una publicación –1993– aparecida en la prestigiosa revista “Foreing Affairs” (1): “las líneas divisorias entre las culturas serán los frentes de batalla del futuro”. Huntington, ocho años después de aquella publicación del año 2001 -cuando comenzaba la nueva guerra mundial “Contraterrorista Global”- publicó un nuevo libro (2) con un subtítulo sugestivo, que enriqueció su tesis anterior: “Cómo los valores dan forma al progreso humano”. Los “valores” corresponden al campo la cultura y el “progreso humano” al de la civilización. Esta aclaración es central para evitar nuevos desatinos en la “profunda crisis generalizada” y en los “estados de guerra” que nos abarcan a los argentinos. Decíamos hace unos meses (3): “La reciente y desastrosa retirada de EE.UU de Afganistán -que huele a derrota- traerá muchas consecuencias para Occidente y en particular para la UE. China que -somatiza serios problemas internos- no dejará de explotar al máximo esta retirada. El ISIS, Al Qaeda y los Talibanes recibieron el inesperado regalo de un “santuario” rico en minerales y drogas, en plena “Isla Mundial”. El mundo “talasocrático” demostró no comprender la complejidad de su opuesto mundo “telurocrático”, no abarcó la complejidad de la guerra mundial en acto y menos aún a la pugna por la supremacía mundial”. Se mantuvo muy cerca de Venus y cada vez más lejos de Marte y olvidó el sabio consejo de Vegetius -S. IV d. C.-: “si quieres la Paz, ármate para la guerra”. El Estado de Bienestar y la 4ta Internacional en los sesenta y la progresía amoral de los ochenta, llevaron a una Europa -autodestruida en sus guerras civiles- a la actual situación de impotencia frente a los desafíos de la hora. Ya el 28 Nov 07, en el Nro. 1039 de Libertad Digital, los europeos demostraban ser conscientes de su situación, pues decían: “Putin ha gruñido. El oso ruso una vez más pone en evidencia su crónica sensación de vulnerabilidad. Demasiada frontera para un estado tan frágil. Pero hay más. Rusia no ha aceptado nunca la desintegración de la Unión Soviética y, por lo tanto, el que las antiguas repúblicas populares se hayan ido integrando en la Unión Europea y la OTAN. El paso dado por Polonia y Chequia va más allá de ser miembro de la Alianza Atlántica, supone, como en el caso del Reino Unido, una opción estratégica en el medio y largo plazo para formar parte del dispositivo de seguridad norteamericano. Eso molesta y mucho en Moscú”. Aun así, la UE y la OTAN nunca lograron organizar su propia fuerza de Defensa. Cuando Trump llegó a la presidencia les quitó los fondos para su Seguridad y retiró a las tropas adelantadas en la UE. Hoy, los EE.UU. de un debilitado Biden no enfrentará militarmente a un conductor decidido, que acaba de ganar el “juego de la gallina” (4) con Washington. Recurrirá -a lo sumo- al “soft-power”, por varias causas. China y Rusia -el Oriente telurocrático- actuando de consuno podrían lograr una victoria militar limitada que supere las sanciones económicas internacionales -a mediano plazo- reteniendo sus objetivos geopolíticos y estratégicos locales en la confrontación por el poder hegemónico con el Occidente talasocrático en pleno desarrollo en la última década, con manifiesto sigilo de las partes. Crimea/Sebastopol es el objetivo central. Al presidente chino “no le preocupa la confrontación de las “autocracias Vs. democracias” -como a Biden-. Centralmente le preocupa y ocupa el poder imperial chino en ascenso” (5). Ucrania -dentro de la Geopolítica clásica- fue una pieza fundamental de la “Isla Mundial” y de la “Tierra Corazón” de McKinder y los actuales líderes europeos ¿no lo saben? (6). Hoy, aquel valor geopolítico histórico se ha transferido al campo de la situación estratégica internacional. Es una valoración de otra naturaleza. Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, al solicitar su riesgoso ingreso a la UE y a la OTAN, demostró carecer de inteligencia estratégica exigida por las circunstancias regionales. Otorgó una oportunidad a Putin. Luego de la implosión soviética y del ingreso de países del ex Pacto de Varsovia a la UE y a la OTAN, el valor de Ucrania -como glacis estratégico de la Federación Rusa- cobró una revalorización exponencial. Es imposible que Kiev lo ignorara y que confiara en la Europa “progre”, que hoy lo ha dejado solo. El 13 May 04 -en la Biblioteca del Senado Italiano- el Cardenal Ratzinger despedía a los representantes que concurrían a Bruselas para votar por la aprobación o rechazo de la nueva Constitución -giscardiana- de la UE. Historió la prolongada decadencia de Occidente y señaló: “los europeos se odian a sí mismos”, “tienen su alma marchita”. En dicha Constitución, la UE “arrojaba a Cristo por la ventana”. Dos años después, Jürgen Habermas -de la “Escuela de Frankfurt”- enfrentaba al Cardenal por TV en Ratisbona, sosteniendo que la Fe y la Razón eran incompatibles. En simultáneo con estos hechos de una Europa “transculturizada” -cuya descomposición moral tenía su epicentro a las Universidades- y transitaba -en su posGMII- desde el “existencialismo” hasta el “nihilismo”, Vladímir Vladimirovich Putin -desde el año 2000- nuevo líder de la Rusia postsoviética, rescataba los símbolos de la “Gran Madre Rusia” (10) y ponía a su lado al Jefe de la Iglesia Ortodoxa Rusa, a quien le devolvía más de cincuenta templos -que los bolcheviques habían transformado en depósitos-. Volvía a existir la “Tercera Roma”, mientras la UE demolía a la “Primera Roma”. Europa, además de expresar un preciso concepto geográfico, es también un concepto cultural: la espiritualidad cristiana, la filosofía griega y el derecho romano. La UE de la 4ta Internacional -tan cerca de Venus- con su antropología racionalista se apartaba de la Fe, olvidando que la religión es el sostén permanente del SER, de la identidad, de la pertenencia a un agrupamiento humano: de su cultura. Rusia es el país más extenso del mundo y en esta enorme geografía la cultura europea llega hasta los Urales -allí está la “Tercera Roma”- más allá Rusia es asiática, es la infinita Siberia, nexo cultural y geográfico con la China Imperial de Xi. ¿Hay un Vladimir europeo y otro asiático? En principio diremos que en sus discursos demuestra entender la fuerza superior del SER espiritual. Mientras Europa Occidental busca el “bien-estar”, él desea restablecer la espiritualidad de la “Gran Madre Rusia” sobre los escombros de la URSS implosionada. Napoleón decía: “Hay en el mundo dos poderes. La espada y el espíritu. El espíritu siempre ha vencido a la espada”. Hoy el moscovita lo comprueba en las calles de Kiev. Los ucranianos -pueblo de cofín- luchan por su SER. No olvidan el Holodomor (11) de 1932. Putin nació en San Petersburgo y por lo tanto es ruso-europeo. Conoce y estudia profundamente a la UE. Como presidente de toda Rusia –en el 2022- está más cerca de Beijing que de Bruselas. Por formación conoce al “meridiano de poder de Haushofer” en su desplazamiento hacia el E. -sobre el Océano Pacífico- y participa de la macro-maniobra imperial china (12). Paso a paso ha buscado restablecer la “grandeza” perdida de Rusia y de su propio poder. Ello se objetivó en su guerra de los “cinco días” -2008- en Georgia. Abjasia y Osetia se desprendieron e independizaron, reteniendo “fuerzas pacificadoras” rusas. En el 2014 cae en Ucrania el presidente prorruso Yanukovich, que había suspendido la negociación con la UE sobre un acuerdo de libre comercio. Meses después rusos parlantes de Crimea/Sebastopol se levantan contra Kiev. Un amañado referéndum termina por desprender esta región de Ucrania, que se incorpora al territorio ruso. Inmediatamente dos enclaves prorrusos -Donetsk y Lugansk- derrotan a las fuerza ucranianas y dan lugar a los Acuerdos de Minsk I y II. Es cuando -según el presidente Zelenski- la UE le promete su incorporación a dicha alianza y se crea el leitmotiv de una operación política ejecutada con fuerza. En todos estos conflictos Moscú ejercitó operaciones de Guerra Híbrida. Cuando se produjeron los primeros hechos bélicos en el Este de Ucrania y en Crimea -2014-, la comunidad occidental se sorprendió, no solo por lo que los rusos hicieron sino también por cómo lo hicieron, ya que sus acciones no encajaban en ninguno de los conceptos occidentales sobre los conflictos armados contemporáneos. La popularización del término “guerra híbrida” se puede atribuir al teórico militar estadounidense Frank Hoffman quien, en su famoso “Conflicto en el siglo XXI”, hizo un intento de conceptualizar la evolución del entorno del campo de batalla, que trasciende la comúnmente división lineal aceptada entre tipos regulares e irregulares de guerra. Según Mason Clark -en Sep 20-“el ejército ruso define una guerra híbrida como un esfuerzo de nivel estratégico para dar forma a la gobernanza y a la orientación geoestratégica de un estado objetivo, en el que todas las acciones, incluido el uso de fuerzas militares convencionales en conflictos regionales, están subordinadas a una campaña de información”. Y agregaba: “El marco de la guerra híbrida rusa incluye específicamente el uso de operaciones militares convencionales y carece de un límite entre las operaciones de representación ‘negables’ y la desinformación, por un lado y el conflicto convencional, por el otro” (14). El Cte de las FF. AA. rusas, Grl Valery Gerasimov -autor de la doctrina que lleva su nombre- en un artículo de 2013 expresaba: “En el siglo XXI hemos visto una tendencia a desdibujar las líneas entre los estados de guerra y los de paz. Las guerras ya no se declaran y, una vez comenzadas, proceden de acuerdo con un patrón desconocido” Decíamos hace unos meses (15): Las “guerras hibridas” son un natural derivado de las “guerras asimétricas”. Son un recurso del débil frente al fuerte. En el 2006 las empleó el Hezbolà frente a Israel, en el 2014 lo hizo el Dáesh, también Rusia en su intervención en Ucrania o China en la construcción de islas artificiales en el Mar de China Meridional, de modo que recientemente se popularizaron en el ámbito de la seguridad internacional. En lo que se refiere a la guerra “limitada” -como lo fue la del Atlántico Sur en 1982- se trata de una condición que impone el agresor -en lo que hace a espacios y medios- y que exige -a nivel Comando y Control de las partes equipos altamente adiestrados para conducir a las fuerzas, regulando su ritmo e intensidad según evolucionen las negociaciones abiertas, simultáneamente, con o sin intervención de terceros. Lo opuesto es la “guerra total”, en ella la negociación no existe. Putin negocia con Zelenski en Bielorrusia, luego de comprobar que el “comediante” es un soldado. Ahora veremos si los Comandos y Controles funcionan en Moscú y en Kiev. Pese a nuestra experiencias recientes, nuestra Seguridad Estratégica está a “años luz” de esas posibilidades. [URL unfurl="true"]https://prisioneroenargentina.com/index.php/2022/03/02/el-choque-de-las-culturas-en-el-2022/[/URL] [/QUOTE]
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