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Operación Soberanía 1978
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<blockquote data-quote="Willypicapiedra" data-source="post: 663028" data-attributes="member: 162"><p>.LA MEDIACIÓN PAPAL</p><p></p><p>Después de que Chile y Argentina aceptaran llevar el asunto a la mediación de Su Santidad el papa Juan Pablo II, el Santo Padre procedió a designar su representante en la zona de conflicto. El elegido fue el cardenal Samoré</p><p></p><p>Consultado el cardenal acerca de en qué consistía la mediación papal, él contestó lo siguiente: “La mediación es la acción que generalmente solicitan las Partes en controversia, las cuales acuden a una tercera persona, amiga de ambas, para que actúe `en medio de ellas'; el mediador ejerce su actividad entre las dos Partes, deseando o intentando aproximarlas, procurando llevar sus posturas iniciales hacia una convergencia, conciliando hasta alcanzar un entendimiento.</p><p></p><p>La mediación, por lo tanto, no se tipifica como una forma de `imposición' sino como una forma de `sugerencia', de `consejo', de `exhortación' y de `propuestas' dirigidas a eliminar las divergencias, a superar los obstáculos, a descubrir puntos de concordancia que se presentan a las Partes, invitándolas a que lo hagan propios, con la finalidad de conseguir -al término de la mediación- el mayor bien general que, por lo mismo, representará también el bien de cada una de las Partes. Al término de la mediación, en efecto, no se puede hablar jamás de `vencedores' y `vencidos'. No los puede haber. Quienes tenían una controversia, un diferendo, al final de ella se estrechan fraternalmente las manos, convencidos de que sus posibles sacrificios valen la pena porque constituyen el precio razonable de ventajas muy superiores”.</p><p></p><p>Así, el 26 de diciembre de 1978 llegó a Argentina el cardenal Samoré e inició las gestiones que concluirían en un acuerdo de paz entre chilenos y argentinos.</p><p></p><p>Las negociaciones guiadas por la Santa Sede fueron arduas y difíciles, pero finalmente dieron sus frutos y el 29 de noviembre de 1984, después de casi seis años de mediación papal, se firmaba en el Vaticano el “Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Argentina”, que fue sancionado el 2 de mayo en una solemne ceremonia presidida por Su Santidad el papa Juan Pablo II, en la que participaron los Cancilleres de ambas naciones.</p><p></p><p>En lo que respecta a la soberanía sobre las islas, a groso modo, la mediación de Su Santidad, no hizo más que repetir el laudo arbitral de Su Majestad Británica y sólo se limitó a extender el límite establecido en éste desde el Cabo San Pío hasta los 58° 21' de latitud sur y 67° 16' de longitud oeste.</p><p></p><p>En otras palabras, la mediación papal reconoció la soberanía chilena sobre el Canal Beagle y sus islas Nueva, Picton y Lennox, poniendo fin a cerca de noventa años de conflictos entre Chile y Argentina por este asunto. </p><p></p><p>6.PALABRAS FINALES</p><p></p><p>Al término de este trabajo, sería importante señalar lo afortunado que fueron argentinos y chilenos de haberse escapado de la guerra que los estaba abrazando con sus siniestros brazos.</p><p></p><p>Chilenos y argentinos recibieron una lección que fue el comprender que siempre hay que buscar soluciones a los conflictos, antes de entrar en guerra, por más “limpia” que ésta parezca.</p><p></p><p>Chile fue capaz de hacer que se respetara su soberanía sin disparar una sola bala, al tiempo de no entregar ni un sólo centímetro de tierra. Sin duda, un ejemplo de la alta calidad de nuestra diplomacia y de la altura de mira que tuvo el gobierno militar en Chile para manejar la situación.</p><p></p><p>Mucha gente considera que los militares aman la guerra, pero no es así. Por el contrario, la repudian. El presidente Pinochet fue un ejemplo de ello al manejar espléndidamente la crisis, al mantener a la población motivada y cohesionada, pero sin atemorizarla, lo que dio una imagen de unidad y fortaleza que ayudó a evitar la guerra.</p><p></p><p>Pero cabe ahora formular una pregunta: ¿Era necesario llegar a tal nivel de beligerancia antes de solucionar el conflicto?.</p><p></p><p>Claramente, no. Los hechos lo demuestran. El asunto se solucionó sin que se desatara la guerra.</p><p></p><p>El problema era que al otro lado de la cordillera había un país verdaderamente obsesionado por pelear una guerra y ganarla, pero con esto se buscaba en realidad tapar la dura crisis por la que atravesaba Argentina, con una economía triste y una Junta de gobierno que reprimía con severidad a los contrarios a su gobierno.</p><p></p><p>Lo importante ahora es entender que Chile y Argentina deben centrar sus esfuerzos para que nunca más se llegue a estos niveles de beligerancia y así evitar la guerra, una guerra que ahora nos parece lejana, pero ¿por cuánto tiempo?</p><p></p><p>Dios quiera que por siempre, pero hay que estar preparados. Pero esta preparación no puede significar que se deje de lado el intento de crear lazos de amistad entre estos países. Por el contrario, puede significar un estrechamiento de vínculos entre ellos, por ejemplo, las Marinas de Argentina y Chile están llevando a cabo un proyecto destinado desarrollar en conjunto barcos de guerra chileno-argentinos, lo que es un bello ejemplo de buena hermandad entre bandos que hace ya veintidós años estaban a punto de enfrentarse.</p><p></p><p>Veintidós años han pasado y, sin duda, se ha aprendido la lección. </p><p></p><p></p><p>BIBLIOGRAFÍA</p><p></p><p>EL BEAGLE, historia de una controversia. Sergio Villalobos R. Santiago 1979. Editorial Andrés Bello.</p><p></p><p>El Arbitraje del Beagle y la Actitud Argentina. Alberto Marín Madrid. Santiago, 1985. Ediciones Mogu.</p><p></p><p>Historia de las Fronteras de Chile. Santiago Benadava. Santiago, 1993. Editorial Universitaria.</p><p></p><p>Revista Diplomacia. Santiago, 1999. </p><p></p><p>1978, El año que vivimos en peligro. Informe Especial, TVN. Santiago, 1998.</p><p></p><p><a href="http://www.argentina-rree.com">http://www.argentina-rree.com</a></p><p></p><p>Largos saludos</p><p></p><p>Willy</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Willypicapiedra, post: 663028, member: 162"] .LA MEDIACIÓN PAPAL Después de que Chile y Argentina aceptaran llevar el asunto a la mediación de Su Santidad el papa Juan Pablo II, el Santo Padre procedió a designar su representante en la zona de conflicto. El elegido fue el cardenal Samoré Consultado el cardenal acerca de en qué consistía la mediación papal, él contestó lo siguiente: “La mediación es la acción que generalmente solicitan las Partes en controversia, las cuales acuden a una tercera persona, amiga de ambas, para que actúe `en medio de ellas'; el mediador ejerce su actividad entre las dos Partes, deseando o intentando aproximarlas, procurando llevar sus posturas iniciales hacia una convergencia, conciliando hasta alcanzar un entendimiento. La mediación, por lo tanto, no se tipifica como una forma de `imposición' sino como una forma de `sugerencia', de `consejo', de `exhortación' y de `propuestas' dirigidas a eliminar las divergencias, a superar los obstáculos, a descubrir puntos de concordancia que se presentan a las Partes, invitándolas a que lo hagan propios, con la finalidad de conseguir -al término de la mediación- el mayor bien general que, por lo mismo, representará también el bien de cada una de las Partes. Al término de la mediación, en efecto, no se puede hablar jamás de `vencedores' y `vencidos'. No los puede haber. Quienes tenían una controversia, un diferendo, al final de ella se estrechan fraternalmente las manos, convencidos de que sus posibles sacrificios valen la pena porque constituyen el precio razonable de ventajas muy superiores”. Así, el 26 de diciembre de 1978 llegó a Argentina el cardenal Samoré e inició las gestiones que concluirían en un acuerdo de paz entre chilenos y argentinos. Las negociaciones guiadas por la Santa Sede fueron arduas y difíciles, pero finalmente dieron sus frutos y el 29 de noviembre de 1984, después de casi seis años de mediación papal, se firmaba en el Vaticano el “Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Argentina”, que fue sancionado el 2 de mayo en una solemne ceremonia presidida por Su Santidad el papa Juan Pablo II, en la que participaron los Cancilleres de ambas naciones. En lo que respecta a la soberanía sobre las islas, a groso modo, la mediación de Su Santidad, no hizo más que repetir el laudo arbitral de Su Majestad Británica y sólo se limitó a extender el límite establecido en éste desde el Cabo San Pío hasta los 58° 21' de latitud sur y 67° 16' de longitud oeste. En otras palabras, la mediación papal reconoció la soberanía chilena sobre el Canal Beagle y sus islas Nueva, Picton y Lennox, poniendo fin a cerca de noventa años de conflictos entre Chile y Argentina por este asunto. 6.PALABRAS FINALES Al término de este trabajo, sería importante señalar lo afortunado que fueron argentinos y chilenos de haberse escapado de la guerra que los estaba abrazando con sus siniestros brazos. Chilenos y argentinos recibieron una lección que fue el comprender que siempre hay que buscar soluciones a los conflictos, antes de entrar en guerra, por más “limpia” que ésta parezca. Chile fue capaz de hacer que se respetara su soberanía sin disparar una sola bala, al tiempo de no entregar ni un sólo centímetro de tierra. Sin duda, un ejemplo de la alta calidad de nuestra diplomacia y de la altura de mira que tuvo el gobierno militar en Chile para manejar la situación. Mucha gente considera que los militares aman la guerra, pero no es así. Por el contrario, la repudian. El presidente Pinochet fue un ejemplo de ello al manejar espléndidamente la crisis, al mantener a la población motivada y cohesionada, pero sin atemorizarla, lo que dio una imagen de unidad y fortaleza que ayudó a evitar la guerra. Pero cabe ahora formular una pregunta: ¿Era necesario llegar a tal nivel de beligerancia antes de solucionar el conflicto?. Claramente, no. Los hechos lo demuestran. El asunto se solucionó sin que se desatara la guerra. El problema era que al otro lado de la cordillera había un país verdaderamente obsesionado por pelear una guerra y ganarla, pero con esto se buscaba en realidad tapar la dura crisis por la que atravesaba Argentina, con una economía triste y una Junta de gobierno que reprimía con severidad a los contrarios a su gobierno. Lo importante ahora es entender que Chile y Argentina deben centrar sus esfuerzos para que nunca más se llegue a estos niveles de beligerancia y así evitar la guerra, una guerra que ahora nos parece lejana, pero ¿por cuánto tiempo? Dios quiera que por siempre, pero hay que estar preparados. Pero esta preparación no puede significar que se deje de lado el intento de crear lazos de amistad entre estos países. Por el contrario, puede significar un estrechamiento de vínculos entre ellos, por ejemplo, las Marinas de Argentina y Chile están llevando a cabo un proyecto destinado desarrollar en conjunto barcos de guerra chileno-argentinos, lo que es un bello ejemplo de buena hermandad entre bandos que hace ya veintidós años estaban a punto de enfrentarse. Veintidós años han pasado y, sin duda, se ha aprendido la lección. BIBLIOGRAFÍA EL BEAGLE, historia de una controversia. Sergio Villalobos R. Santiago 1979. Editorial Andrés Bello. El Arbitraje del Beagle y la Actitud Argentina. Alberto Marín Madrid. Santiago, 1985. Ediciones Mogu. Historia de las Fronteras de Chile. Santiago Benadava. Santiago, 1993. Editorial Universitaria. Revista Diplomacia. Santiago, 1999. 1978, El año que vivimos en peligro. Informe Especial, TVN. Santiago, 1998. [url]http://www.argentina-rree.com[/url] Largos saludos Willy [/QUOTE]
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Verificación
Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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