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Malvinas 1982
Operaciones Militares en Malvinas antes de 1982
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<blockquote data-quote="bagre" data-source="post: 952266" data-attributes="member: 2431"><p>de histarmar IV</p><p>ARA Bahia Buen Suceso</p><p>ARA Diaguita</p><p>Lo primero que hice fue afeitarme la barba porque no era reglamentaria en esa época; ahora sí. Llego al Bahía Buen Suceso y me estaba esperando arriba de la escala real un oficial y me conduce hasta la cámara del comandante, por lugares no transitados para que no me viera nadie de la tripulación, sobre todo, los invitados y el personal civil. Así que, medio en secreto, me hace pasar a la cámara del comandante de la Fuerza, donde ya estaban reunidos todos los comandantes subordinados y el jefe del Estado Mayor de la FTA, que era el Capitán de Fragata D. Héctor Etchehebere (P.66). Yo interpreté eso como una suerte de consejo de guerra y me decía a mi mismo: “de aquí a Martín García, (prisión militar), en un vuelo sin escalas””.</p><p></p><p>Ese grupo de comandantes, por supuesto que eran mucho mayores y antiguos que yo (de la Promoción 73), Capitanes de Corbeta (de la P. 67) Silvio Casinelli, Eugenio Fuenterosa, Roberto Arena, Carlos Brañas, y Ricardo Fitz Simon. Imponía en mi, lógicamente, cierta tensión pero quedé dispuesto a enfrentar la situación. </p><p></p><p>Se aflojó la tensión cuando el capitán Panzarini, quien había sido Jefe del Batallón al que yo pertenecía como cadete en la Escuela Naval me dijo, con su habitual modo de expresarse reposado y preciso, que relatara lo acaecido. Terminada mi exposición me dijo que tenía información de Buenos Aires, que esto iba a ocurrir y por eso estaban ya zarpando hacia Decepción, y concentrando allí toda la FT.</p><p></p><p>Bueno, se resuelve en esta reunión de comandantes, que al día siguiente o ese mismo día (porque ya era media noche), iba a ir el Capitán Etchebehere, a la base inglesa, a hacer una formal y enérgica protesta. Yo le dije: “Señor permítame que, con el grupo de Infantes de Marina que tenemos embarcado, reconquiste la base que me han quitado”. Me dice: No, no; nada de violencia, porque no vamos a hacer eso, este es un caso que concierne a Cancillería.</p><p></p><p>La cosa es que se llevó la nota –de la que leí la copia- donde les decía, en muy correctos y diplomáticos términos, que reclamaba muy fuertemente sobre el atropello inglés, y que él se iba a abstener de hacer uso de la fuerza, en virtud de la tradicional amistad argentina británica y que reafirmaba la soberanía argentina; en fin, toda una carta redactada como para no reconocer y abstenerse del uso de la fuerza y transferir el caso a la discusión diplomática. Me autorizó el Cap. Ethebehere a acompañarlo en la lancha, con la condición que al llegar a Balleneros no me dejara ver por los ingleses.</p><p></p><p>Bueno, ahí terminó el episodio en la Antártida; quedé embarcado hasta el final de la campaña en el ARA Bahía Buen Suceso, ya como oficial del buque.</p><p></p><p>Toda esta parte es la interesante pero, tal vez, lo es más lo que supe al regresar a Buenos Aires. Me enteré de cómo fue el proceso que se seguía en la Capital Federal. Tuve la oportunidad de conversar mucho con el embajador que, en Cancillería, estuvo a cargo de la parte diplomática de todo el proceso y lo que supe también en Marina cuando busqué información de lo que había ocurrido aquí. Y esto es importante: cuando ocupamos la isla, inmediatamente, desde la base inglesa se informó a sus autoridades la ocupación nuestra, a raíz de lo cual vino la Fragata Bigbury Bay con el “gobernador” de Las Malvinas, que ya estaba embarcado y se enconaba en le zona. Y supe que los ingleses, desde mi ocupación, supongo que a través de su embajada, habían hecho varios reclamos diplomáticos vía Cancillería. Y la contestación argentina fue en términos generales, similar a lo que le mandé decir al magistrado inglés. Y supe que el tercer reclamo que habían hecho, ya tenía forma de ultimátum. Pero ¿qué había ocurrido? Que el ultimátum lo mandaron (después, reconstruyendo los hechos con las fechas) cuando ya habían hecho la operación. Es decir, o por un problema de huso horario (tres horas de diferencia entre la Argentina y Gran Bretaña), o, tal vez, intencionalmente se daba que, cuando recibieron el ultimátum en cancillería, ya estaba concluida la operación que le conté.</p><p></p><p>Supe también que, enterado el gobierno nacional, ordenó a las Fuerzas Armadas establecer la situación de apresto; se cortaron las licencias y se prepararon las condiciones de alerta, listos a la acción; la Armada estuvo lista a zarpar. Hubo una reunión de gabinete también –según me enteré- donde se consideró un avance. También me dijeron que el ministro de Marina, porque en esa época había ministro de Marina que formaba parte del gabinete, aclaró la situación imperante en base a la información de inteligencia que se tenía en el Servicio de Inteligencia Naval: Se apreciaba que, en Malvinas, Gran Bretaña había concentrado durante ese mes, una flota, – por la interceptación de mensajes y de comunicaciones – y que se estimaba que esa flota sería muy superior a la nuestra la cual podría incluir un portaviones. Además, con un grupo embarcado –no supe de qué magnitud -de infantería de marina (”Royal Marines”).</p><p></p><p>La conclusión fue, según las fuentes de las que recibí los datos, que el asunto se concretaría mediante un reclamo enérgico a Gran Bretaña, vía cancillería.</p><p></p><p>También, me dijeron, que esa noche los diarios vespertinos iban a publicar algo de la noticia y se les convenció de no hacerlo. Agregaron que esa noche no se publicó La Razón. Este episodio de Caleta Balleneros nunca trascendió al público de modo que, oficialmente, no pasó nada.</p><p></p><p>Al encontrarme nuevamente, ya en Puerto Belgrano, con los dos suboficiales, me relataron lo sucedido en mi ausencia. Vieron que por tercera vez arribaba y fondeaba en Caleta Balleneros la fragata inglesa y que desembarcaba un grupo numeroso de gente, a lo que no le dieron mayor importancia porque ya había ocurrido eso en las anteriores oportunidades. Uno de los suboficiales estaba cocinando y el otro derritiendo nieve hasta que sienten que golpean la puerta del refugio. Era un agente de policía con el característico uniforme del policeman inglés. Se presentó como el policía Sullivan, hablando en correcto castellano por que había residido varios años en la provincia de Santa Cruz, y después se había radicado en Malvinas. Les pidió el pasaporte y la visa para estar en territorio británico. Ellos le contestaron que de ninguna manera, porque estaban en territorio argentino. Entonces, el policeman les dijo: “Señores, tengo orden del juez de Malvinas, de detener a todos los habitantes extranjeros en la posesión británica que no tengan la visa correspondiente. </p><p></p><p>Los argentinos la contestaron algo así como: Nosotros estamos en territorio argentino y usted no tiene aquí ninguna autoridad ni tampoco ningún juez extranjero así que lo mejor que puede hacer es irse de aquí. La respuesta del inglés fue: Desde este momento ustedes están arrestados.</p><p></p><p>Lo que parece que le contestaron los dos fue un “rosario” de imprecaciones. Entonces, este policeman, que entendía lo que decían, les dijo: Como ustedes saben, el policeman inglés no lleva armas. Por lo cual he pedido la colaboración de las fuerzas armadas para que apoyen la autoridad civil que yo represento; por favor, asómense”.</p><p></p><p>Estaban rodeados en un círculo por lo que vendría a equivaler a una sección de Infantes de Marina, me contaron que eran como treinta, los mismos que me rodearon cuando desembarqué del avión un par de días después. Resultaron ser marines que en viaje de retorno a Inglaterra provenientes de Corea, que al cruzar el canal de Panamá los enviaron a Malvinas para embarcarse en la Bigbury Bay. De modo que actuó una parte de una compañía de Infantería de Marina fogueada veterana de guerra. En el refugio, ellos no tenían armas; no tenían nada; no llevaban armas. De modo que fueron detenidos por la autoridad civil. Y fue una cosa muy importante porque no era para los ingleses una acción militar, pese a que estaba apoyada por una fragata inglesa, y por una sección de la Infantería de Marina y que en Las Malvinas, por si acaso, habían concentrado un importante grupo de tareas naval como le conté.</p><p></p><p>La operación coincidía con lo que me había dicho el Mayor Andrews en lo referente que no se consideraba a los suboficiales como militares sino como civiles para no complicar la situación.</p><p></p><p>Fueron embarcados en la fragata inglesa y trasportadas a Grietviken, islas Georgias.</p><p></p><p>Me contaron que los trataron bien pero lo que los mortificaba era la comida inglesa, Los tuvieron en las Georgias hasta que los embarcaron en un buque –el buque tanque Quilmes –de la Compañía Argentina de Pesca que transportaba el aceite de ballena de las Islas Georgias directamente a Noruega, con la orden de desembarcarlos a la entrada del Río de la Plata, es decir que los dejaron en el pontón Recalada del Río de la Plata, el pontón de prácticos argentino frente a Montevideo. Y de ahí fue a buscarlos un barco de la Base Naval Río Santiago. Ellos recordaban su sufrimiento por el hambre que soportaron durante su permanencia en el buque inglés y en las islas, no porque no les dieran de comer, sino porque era la comida inglesa. ¡Que es otra cosa distinta! Lo había sufrido yo como pupilo en un colegio en Londres cuando era chico.</p><p></p><p>Al tiempo, ya destinado en el crucero ARA La Argentina recibo una citación del SIN (Servicio de Inteligencia Naval) para recibir una bolsa que contenía las cosas que los ingleses habían rescatado del refugio. Así me reencontré con mi ropa, mis uniformes etc., así como las pertenencias de los suboficiales Y entre eso, ¡la Bandera Argentina! La tuve un tiempo y le hice hacer un cofre y la doné al Instituto Nacional Browniano, del cual soy miembro de número y del Conseja Directivo y está ahí, con una inscripción, como donación y una inscripción: “Bandera que perteneció al refugio Cándido de la Sala, ocupado por los ingleses en febrero de 1953•”.</p><p></p><p>Y acá viene una cosa que no conté aun: por qué se bautizó al refugio como “Teniente Cándido de la Sala”. Porque el Teniente de Navío Cándido de la Sala fue el primer oficial argentino muerto en combate durante la Reconquista de las invasiones inglesas de 1806 y tiene su pequeño monumento en la plazoleta que está frente el Círculo Militar, en Retiro, consistente en un ancla y abajo la placa, que ahora han restituido con una no ya de bronce sino una de mármol (para evitar un nuevo robo) que dice: “En memoria del Teniente de Navío Cándido de la Sala, primer oficial muerto en combate en la Reconquista”, justo en el sitio donde murió en combate. Era Teniente de Navío de la Armada Española (claro, en 1806, era Armada Española), pero él era argentino.</p><p></p><p>Yo quedé con una angustia durante mucho tiempo, por no haber tomado (aunque, evidentemente, no podía tomar nada) alguna medida; de no haber sido un “Teniente Cándido de la Sala”. </p><p></p><p>Como corolario de este relato cabe citar lo que expresé a un General en actividad, Director de la Escuela de Defensa Nacional con quien tenía una audiencia el 2 de Abril de 1982, quien muy molesto me recibió diciéndome: “Vea señor capitán yo, general de la Nación, sé que el país está en guerra escuchando el noticioso de Neustadt”. Y le dije: “Señor general, le voy a contar una historia y verá que si por tres personas que ocupábamos un refugio en la Antártida movilizaron una flota que triplicaba la nuestra. Haga una regla de 3 simple. Dicen que hay 3.000 hombres en Malvinas; los ingleses van a movilizar lo que tienen más lo que no tienen”. Y así fue.</p><p></p><p>CB: - Una pregunta: ¿Podemos coordinar un día para ir a ver y tomar un par de fotos a la Bandera, al Browniano?</p><p></p><p>JCh: - ¡Ah! Pero ¿cómo no?!</p><p></p><p>CB: - Porque esto tiene un valor histórico impresionante. Yo nunca lo leí en ningún lado.</p><p></p><p>JCh: Hay un libro que escribió el Capitán Enrique Pierrou, (P.72) lamentablemente ya fallecido, quien estaba en el Servicio de Hidrografía Naval, a cargo de la Sección Antártida titulado “La Armada Argentina en la Antártida”. Relata este asunto. Pero lo relata según lo que él supo; lamentablemente, nunca me llamó. le hubiera contado esta historia. Cita este acaecimiento en esa forma, como una cita. Es un hecho no conocido. Se mantuvo, tal vez ex profeso en reserva. Han pasado ya cincuenta y cinco años y en ese lapso han ocurrido muchas cosas. Incluso una guerra.</p><p></p><p>FIN DE LA GRABACIÓN. </p><p></p><p>1 9 5 1</p><p></p><p></p><p></p><p>Early in January the ship was deployed for exercises with NATO ships before beginning an extensive foreign visits programme to ports on the east coast of South America including Rio de Janeiro, Porto Belgrano and San Julian in Santa Cruz Province, Argentina. An official visit was the made to Montevideo followed by calls at Victoria Forteleza and a most unusual trip up the Amazon River to Manaos, and Santarem, all in Brazil. She returned to Bermuda via Port of Spain, Trinidad and St Lucia arriving on 20th April. The ship was docked on a Patent Slip at Dartmouth, Nov Scotia in June and returned Bermuda the next month for further exercises with the West Indies Squadron. She was deployed for visits in the Caribbean area between August and the end of September when she returned to Portsmouth to Pay-off and recommission after refit, starting in November.</p><p></p><p>1 9 5 2</p><p></p><p></p><p></p><p>Recommissioned on 6th March this ship was deployed in Home waters and served with the 6th Frigate Squadron, Home Fleet until September. In this period she took part in Home Fleet exercises and visited Brighton and Dieppe. She sailed for the West Indies on 4th October and arrived 12 days later with passengers. Soon after arrival she went to St Kitts , Barbados , Tobago, and after refuelling at Port of Spain called at St Vincent, St Lucia, Dominica, Monserrat and Antigua before return to Bermuda for Xmas.</p><p></p><p>1 9 5 3</p><p></p><p></p><p></p><p>In January the ship took part in Squadron exercises at Jamaica before proceeding to take up duty as Guardship at Puerto Argentino in the Malvinas. On passage she called at Bocas de Toro, Panama and at Bluefields in Nicaragua before returning through the Panama Canal to take passage to Rio de Janeiro and arrived in the Malvinas to join HM Cruiser SUPERB. Her stay was marked by bad weather and incidents with Argentinean warships during visits to the neighbouring dependencies. She embarked the Governor for some of the visits and sailed for the return to Bermuda in July. On passage she visited Montevideo, Rio de Janeiro and Recife as well as the US Navy base at Port of Spain, Trinidad. On arrival she was immediately sent to Kingston, Jamaica to give aid to the civil power at George town with HMS SUPERB and HM Frigate BURGHEAD BAY. the ship then visited Mackenzie with passage up the Demerara River, 60 miles from the sea. Her commission over she sailed from Bermuda on 29th October, arriving in Portsmouth on 9th November to refit.</p><p></p><p></p><p></p><p>Su historia no hace ninguna referencia al suceso del cual hablamos, sólo que "tuvo incidentes con buques de guerra argentinos durante visitas a dependencias vecinas", lo cual tampoco es verdadero.</p><p></p><p>Fuente: SERVICE HISTORIES of ROYAL NAVY WARSHIPS in WORLD WAR 2</p><p>by Lt Cdr Geoffrey B Mason RN (Rtd) (c) 2001</p><p>.</p><p>fuente: de Histarmar por cn r jorge chihigarem y carlos may .</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="bagre, post: 952266, member: 2431"] de histarmar IV ARA Bahia Buen Suceso ARA Diaguita Lo primero que hice fue afeitarme la barba porque no era reglamentaria en esa época; ahora sí. Llego al Bahía Buen Suceso y me estaba esperando arriba de la escala real un oficial y me conduce hasta la cámara del comandante, por lugares no transitados para que no me viera nadie de la tripulación, sobre todo, los invitados y el personal civil. Así que, medio en secreto, me hace pasar a la cámara del comandante de la Fuerza, donde ya estaban reunidos todos los comandantes subordinados y el jefe del Estado Mayor de la FTA, que era el Capitán de Fragata D. Héctor Etchehebere (P.66). Yo interpreté eso como una suerte de consejo de guerra y me decía a mi mismo: “de aquí a Martín García, (prisión militar), en un vuelo sin escalas””. Ese grupo de comandantes, por supuesto que eran mucho mayores y antiguos que yo (de la Promoción 73), Capitanes de Corbeta (de la P. 67) Silvio Casinelli, Eugenio Fuenterosa, Roberto Arena, Carlos Brañas, y Ricardo Fitz Simon. Imponía en mi, lógicamente, cierta tensión pero quedé dispuesto a enfrentar la situación. Se aflojó la tensión cuando el capitán Panzarini, quien había sido Jefe del Batallón al que yo pertenecía como cadete en la Escuela Naval me dijo, con su habitual modo de expresarse reposado y preciso, que relatara lo acaecido. Terminada mi exposición me dijo que tenía información de Buenos Aires, que esto iba a ocurrir y por eso estaban ya zarpando hacia Decepción, y concentrando allí toda la FT. Bueno, se resuelve en esta reunión de comandantes, que al día siguiente o ese mismo día (porque ya era media noche), iba a ir el Capitán Etchebehere, a la base inglesa, a hacer una formal y enérgica protesta. Yo le dije: “Señor permítame que, con el grupo de Infantes de Marina que tenemos embarcado, reconquiste la base que me han quitado”. Me dice: No, no; nada de violencia, porque no vamos a hacer eso, este es un caso que concierne a Cancillería. La cosa es que se llevó la nota –de la que leí la copia- donde les decía, en muy correctos y diplomáticos términos, que reclamaba muy fuertemente sobre el atropello inglés, y que él se iba a abstener de hacer uso de la fuerza, en virtud de la tradicional amistad argentina británica y que reafirmaba la soberanía argentina; en fin, toda una carta redactada como para no reconocer y abstenerse del uso de la fuerza y transferir el caso a la discusión diplomática. Me autorizó el Cap. Ethebehere a acompañarlo en la lancha, con la condición que al llegar a Balleneros no me dejara ver por los ingleses. Bueno, ahí terminó el episodio en la Antártida; quedé embarcado hasta el final de la campaña en el ARA Bahía Buen Suceso, ya como oficial del buque. Toda esta parte es la interesante pero, tal vez, lo es más lo que supe al regresar a Buenos Aires. Me enteré de cómo fue el proceso que se seguía en la Capital Federal. Tuve la oportunidad de conversar mucho con el embajador que, en Cancillería, estuvo a cargo de la parte diplomática de todo el proceso y lo que supe también en Marina cuando busqué información de lo que había ocurrido aquí. Y esto es importante: cuando ocupamos la isla, inmediatamente, desde la base inglesa se informó a sus autoridades la ocupación nuestra, a raíz de lo cual vino la Fragata Bigbury Bay con el “gobernador” de Las Malvinas, que ya estaba embarcado y se enconaba en le zona. Y supe que los ingleses, desde mi ocupación, supongo que a través de su embajada, habían hecho varios reclamos diplomáticos vía Cancillería. Y la contestación argentina fue en términos generales, similar a lo que le mandé decir al magistrado inglés. Y supe que el tercer reclamo que habían hecho, ya tenía forma de ultimátum. Pero ¿qué había ocurrido? Que el ultimátum lo mandaron (después, reconstruyendo los hechos con las fechas) cuando ya habían hecho la operación. Es decir, o por un problema de huso horario (tres horas de diferencia entre la Argentina y Gran Bretaña), o, tal vez, intencionalmente se daba que, cuando recibieron el ultimátum en cancillería, ya estaba concluida la operación que le conté. Supe también que, enterado el gobierno nacional, ordenó a las Fuerzas Armadas establecer la situación de apresto; se cortaron las licencias y se prepararon las condiciones de alerta, listos a la acción; la Armada estuvo lista a zarpar. Hubo una reunión de gabinete también –según me enteré- donde se consideró un avance. También me dijeron que el ministro de Marina, porque en esa época había ministro de Marina que formaba parte del gabinete, aclaró la situación imperante en base a la información de inteligencia que se tenía en el Servicio de Inteligencia Naval: Se apreciaba que, en Malvinas, Gran Bretaña había concentrado durante ese mes, una flota, – por la interceptación de mensajes y de comunicaciones – y que se estimaba que esa flota sería muy superior a la nuestra la cual podría incluir un portaviones. Además, con un grupo embarcado –no supe de qué magnitud -de infantería de marina (”Royal Marines”). La conclusión fue, según las fuentes de las que recibí los datos, que el asunto se concretaría mediante un reclamo enérgico a Gran Bretaña, vía cancillería. También, me dijeron, que esa noche los diarios vespertinos iban a publicar algo de la noticia y se les convenció de no hacerlo. Agregaron que esa noche no se publicó La Razón. Este episodio de Caleta Balleneros nunca trascendió al público de modo que, oficialmente, no pasó nada. Al encontrarme nuevamente, ya en Puerto Belgrano, con los dos suboficiales, me relataron lo sucedido en mi ausencia. Vieron que por tercera vez arribaba y fondeaba en Caleta Balleneros la fragata inglesa y que desembarcaba un grupo numeroso de gente, a lo que no le dieron mayor importancia porque ya había ocurrido eso en las anteriores oportunidades. Uno de los suboficiales estaba cocinando y el otro derritiendo nieve hasta que sienten que golpean la puerta del refugio. Era un agente de policía con el característico uniforme del policeman inglés. Se presentó como el policía Sullivan, hablando en correcto castellano por que había residido varios años en la provincia de Santa Cruz, y después se había radicado en Malvinas. Les pidió el pasaporte y la visa para estar en territorio británico. Ellos le contestaron que de ninguna manera, porque estaban en territorio argentino. Entonces, el policeman les dijo: “Señores, tengo orden del juez de Malvinas, de detener a todos los habitantes extranjeros en la posesión británica que no tengan la visa correspondiente. Los argentinos la contestaron algo así como: Nosotros estamos en territorio argentino y usted no tiene aquí ninguna autoridad ni tampoco ningún juez extranjero así que lo mejor que puede hacer es irse de aquí. La respuesta del inglés fue: Desde este momento ustedes están arrestados. Lo que parece que le contestaron los dos fue un “rosario” de imprecaciones. Entonces, este policeman, que entendía lo que decían, les dijo: Como ustedes saben, el policeman inglés no lleva armas. Por lo cual he pedido la colaboración de las fuerzas armadas para que apoyen la autoridad civil que yo represento; por favor, asómense”. Estaban rodeados en un círculo por lo que vendría a equivaler a una sección de Infantes de Marina, me contaron que eran como treinta, los mismos que me rodearon cuando desembarqué del avión un par de días después. Resultaron ser marines que en viaje de retorno a Inglaterra provenientes de Corea, que al cruzar el canal de Panamá los enviaron a Malvinas para embarcarse en la Bigbury Bay. De modo que actuó una parte de una compañía de Infantería de Marina fogueada veterana de guerra. En el refugio, ellos no tenían armas; no tenían nada; no llevaban armas. De modo que fueron detenidos por la autoridad civil. Y fue una cosa muy importante porque no era para los ingleses una acción militar, pese a que estaba apoyada por una fragata inglesa, y por una sección de la Infantería de Marina y que en Las Malvinas, por si acaso, habían concentrado un importante grupo de tareas naval como le conté. La operación coincidía con lo que me había dicho el Mayor Andrews en lo referente que no se consideraba a los suboficiales como militares sino como civiles para no complicar la situación. Fueron embarcados en la fragata inglesa y trasportadas a Grietviken, islas Georgias. Me contaron que los trataron bien pero lo que los mortificaba era la comida inglesa, Los tuvieron en las Georgias hasta que los embarcaron en un buque –el buque tanque Quilmes –de la Compañía Argentina de Pesca que transportaba el aceite de ballena de las Islas Georgias directamente a Noruega, con la orden de desembarcarlos a la entrada del Río de la Plata, es decir que los dejaron en el pontón Recalada del Río de la Plata, el pontón de prácticos argentino frente a Montevideo. Y de ahí fue a buscarlos un barco de la Base Naval Río Santiago. Ellos recordaban su sufrimiento por el hambre que soportaron durante su permanencia en el buque inglés y en las islas, no porque no les dieran de comer, sino porque era la comida inglesa. ¡Que es otra cosa distinta! Lo había sufrido yo como pupilo en un colegio en Londres cuando era chico. Al tiempo, ya destinado en el crucero ARA La Argentina recibo una citación del SIN (Servicio de Inteligencia Naval) para recibir una bolsa que contenía las cosas que los ingleses habían rescatado del refugio. Así me reencontré con mi ropa, mis uniformes etc., así como las pertenencias de los suboficiales Y entre eso, ¡la Bandera Argentina! La tuve un tiempo y le hice hacer un cofre y la doné al Instituto Nacional Browniano, del cual soy miembro de número y del Conseja Directivo y está ahí, con una inscripción, como donación y una inscripción: “Bandera que perteneció al refugio Cándido de la Sala, ocupado por los ingleses en febrero de 1953•”. Y acá viene una cosa que no conté aun: por qué se bautizó al refugio como “Teniente Cándido de la Sala”. Porque el Teniente de Navío Cándido de la Sala fue el primer oficial argentino muerto en combate durante la Reconquista de las invasiones inglesas de 1806 y tiene su pequeño monumento en la plazoleta que está frente el Círculo Militar, en Retiro, consistente en un ancla y abajo la placa, que ahora han restituido con una no ya de bronce sino una de mármol (para evitar un nuevo robo) que dice: “En memoria del Teniente de Navío Cándido de la Sala, primer oficial muerto en combate en la Reconquista”, justo en el sitio donde murió en combate. Era Teniente de Navío de la Armada Española (claro, en 1806, era Armada Española), pero él era argentino. Yo quedé con una angustia durante mucho tiempo, por no haber tomado (aunque, evidentemente, no podía tomar nada) alguna medida; de no haber sido un “Teniente Cándido de la Sala”. Como corolario de este relato cabe citar lo que expresé a un General en actividad, Director de la Escuela de Defensa Nacional con quien tenía una audiencia el 2 de Abril de 1982, quien muy molesto me recibió diciéndome: “Vea señor capitán yo, general de la Nación, sé que el país está en guerra escuchando el noticioso de Neustadt”. Y le dije: “Señor general, le voy a contar una historia y verá que si por tres personas que ocupábamos un refugio en la Antártida movilizaron una flota que triplicaba la nuestra. Haga una regla de 3 simple. Dicen que hay 3.000 hombres en Malvinas; los ingleses van a movilizar lo que tienen más lo que no tienen”. Y así fue. CB: - Una pregunta: ¿Podemos coordinar un día para ir a ver y tomar un par de fotos a la Bandera, al Browniano? JCh: - ¡Ah! Pero ¿cómo no?! CB: - Porque esto tiene un valor histórico impresionante. Yo nunca lo leí en ningún lado. JCh: Hay un libro que escribió el Capitán Enrique Pierrou, (P.72) lamentablemente ya fallecido, quien estaba en el Servicio de Hidrografía Naval, a cargo de la Sección Antártida titulado “La Armada Argentina en la Antártida”. Relata este asunto. Pero lo relata según lo que él supo; lamentablemente, nunca me llamó. le hubiera contado esta historia. Cita este acaecimiento en esa forma, como una cita. Es un hecho no conocido. Se mantuvo, tal vez ex profeso en reserva. Han pasado ya cincuenta y cinco años y en ese lapso han ocurrido muchas cosas. Incluso una guerra. FIN DE LA GRABACIÓN. 1 9 5 1 Early in January the ship was deployed for exercises with NATO ships before beginning an extensive foreign visits programme to ports on the east coast of South America including Rio de Janeiro, Porto Belgrano and San Julian in Santa Cruz Province, Argentina. An official visit was the made to Montevideo followed by calls at Victoria Forteleza and a most unusual trip up the Amazon River to Manaos, and Santarem, all in Brazil. She returned to Bermuda via Port of Spain, Trinidad and St Lucia arriving on 20th April. The ship was docked on a Patent Slip at Dartmouth, Nov Scotia in June and returned Bermuda the next month for further exercises with the West Indies Squadron. She was deployed for visits in the Caribbean area between August and the end of September when she returned to Portsmouth to Pay-off and recommission after refit, starting in November. 1 9 5 2 Recommissioned on 6th March this ship was deployed in Home waters and served with the 6th Frigate Squadron, Home Fleet until September. In this period she took part in Home Fleet exercises and visited Brighton and Dieppe. She sailed for the West Indies on 4th October and arrived 12 days later with passengers. Soon after arrival she went to St Kitts , Barbados , Tobago, and after refuelling at Port of Spain called at St Vincent, St Lucia, Dominica, Monserrat and Antigua before return to Bermuda for Xmas. 1 9 5 3 In January the ship took part in Squadron exercises at Jamaica before proceeding to take up duty as Guardship at Puerto Argentino in the Malvinas. On passage she called at Bocas de Toro, Panama and at Bluefields in Nicaragua before returning through the Panama Canal to take passage to Rio de Janeiro and arrived in the Malvinas to join HM Cruiser SUPERB. Her stay was marked by bad weather and incidents with Argentinean warships during visits to the neighbouring dependencies. She embarked the Governor for some of the visits and sailed for the return to Bermuda in July. On passage she visited Montevideo, Rio de Janeiro and Recife as well as the US Navy base at Port of Spain, Trinidad. On arrival she was immediately sent to Kingston, Jamaica to give aid to the civil power at George town with HMS SUPERB and HM Frigate BURGHEAD BAY. the ship then visited Mackenzie with passage up the Demerara River, 60 miles from the sea. Her commission over she sailed from Bermuda on 29th October, arriving in Portsmouth on 9th November to refit. Su historia no hace ninguna referencia al suceso del cual hablamos, sólo que "tuvo incidentes con buques de guerra argentinos durante visitas a dependencias vecinas", lo cual tampoco es verdadero. Fuente: SERVICE HISTORIES of ROYAL NAVY WARSHIPS in WORLD WAR 2 by Lt Cdr Geoffrey B Mason RN (Rtd) (c) 2001 . fuente: de Histarmar por cn r jorge chihigarem y carlos may . [/QUOTE]
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