Operativo Independencia

digan lo que digan, en Tucuman los aplaudieron





No solo eso. La gente vieja recuerda aun la gestion del Grl Bussi durante el Operativo. Un ejemplo: El izamiento y el arrio del Pabellon Nacional en la Plaza principal de San Miguel de Tucuman ,era SAGRADO. Todo el mundo se detenia lo que dura "Aurora" o la "Oracion Grl Belgrano", fuera de a pie o en vehiculo, para rendir homenaje y respeto a nuestra Bandera. No se movia una mosca....Igual que ahora....
 
Cuenta una parábola judía que un día la Mentira y la Verdad se encontraron.
La Mentira le dijo a la Verdad:
- Buenos días, doña Verdad.
Y la Verdad fue a comprobar si realmente era un buen día. Miró hacia arriba, no vio nubes de lluvia, varios pájaros cantaban y viendo que realmente era un buen día, le respondió a la Mentira:
- Buenos días, doña Mentira.
- Hace mucho calor hoy, le dijo la Mentira.
Y la Verdad, viendo que la Mentira decía la verdad, se relajó. La Mentira entonces invitó a la Verdad a bañarse en el río. La Mentira se quitó la ropa, saltó al agua y dijo:
- Venga, doña Verdad, el agua está deliciosa.
Y una vez más la Verdad, sin dudar de la Mentira, se quitó la ropa y se metió en el agua; la Mentira salió del agua y se vistió con la ropa de la Verdad; la Verdad se negó a vestirse con la ropa de la Mentira y por no tener de qué avergonzarse, la Verdad salió desnuda caminando por la calle.


Y a los ojos de muchas personas, fue más fácil aceptar la mentira vestida de verdad, que la verdad desnuda y cruda....
 
Teniente 1º I D.Héctor Cáceres
¡PRESENTE!


El Teniente 1º Héctor Cáceres, nació en Río Negro el 19.02.1946 . Ingresó en el Colegio Militar de la Nación el 19.02.1963 . Egresó el 17.12.1966 como Subteniente de Infantería, especializándose más tarde como Paracaidista y Comando.

Muerto en combate contra terroristas del ERP, junto al Río Pueblo Viejo, Tucumán, el 14.02.1975

En el Dpto. de Monteros, Tucumán, se fundó el pueblo "Capitán (post mortem) Héctor Cáceres".

Testimonio sobre su muerte:

"Avanzábamos por un sendero angosto, en columna de a uno, bordeando el río. Los árboles no eran muy altos. No se veía más allá de cinco metros (…)

Después de recorrer un trecho muy corto, vi delante de mí, a unos diez metros, a un subversivo. Estaba parado en medio del camino. Llevaba uniforme, kepis y un arma en la mano (…)

Hubo un instante en que nos quedamos mirándonos. Su sorpresa debió ser exactamente igual a la mía. Yo llevaba el fusil con ambas manos, y pude tirar primero. El tipo se escapó, y allí cometí el gran error. En vez de quedarme donde estaba, me lancé a perseguirlo. Me dejé llevar por el impulso y por la inexperiencia. Tenía veintiséis años.

Empecé a correr tras él tirando, y supongo que debo haber pasado junto a un hombre de “seguridad” de ellos. Sentí un golpe en la espalda y caí de bruces. Alguien, que debía ser el mismo que me disparó, pasó corriendo a mi lado.

El suboficial (Cabo 1º Orellana) también cayó herido. Le tiraron por la espalda, como a mí. Uno de ellos saltó para rematarlo, pero en el momento de disparar se le trabó el arma y se apartó unos pasos para ponerla en funcionamiento. El Cabo 1º tomó el fusil con una sola mano, porque el otro hombro lo tenía inutilizado, y apuntó hacia donde estaba agachado el enemigo. Cuando vio que se levantaba, disparó. Le pegó el balazo justo en la frente (…)

Se produjo un pequeño silencio y después volvió a arreciar el tiroteo (…)

Quedé casi boca abajo, medio de costado, sin poder moverme. El fusil había caído a unos tres metros.

En ese momento, grité: ¡Cáceres, estoy herido!

Y… ¡mi Teniente Primero….! Nunca me lo hubiera imaginado. Cáceres saltó y se tiró cuerpo a tierra a mi lado. Me dí cuenta de que estaba arriesgando demasiado y le dije: Mi teniente primero, ¿qué hace? Me respondió tranquilamente: Quedate tranquilo, que ya te saco.
Oí varios disparos y cerré los ojos.
Le encajaron un balazo. Escuché un pequeño quejido y se quedó inmóvil. Había muerto.
Se produjo una pequeña pausa. Sólo entonces tomé plena conciencia de que estaba muy mal. Sentí de todo: miedo, angustia, bronca. Tenía un fuerte dolor en la espalda y no podía mover las piernas.
Cuando fui destinado a Tucumán tenía muy presente las imágenes de mis camaradas asesinados. Me acordaba de Paiva, un buen oficial instructor, al que mataron por la espalda cuando esperaba el colectivo
Después de que me hirieron, sí noté que odiaba. Después me dí cuenta de que ese sentimiento me estaba destruyendo, haciéndome daño. El odio destruye primero a quien lo siente. No sé cómo, no recuerdo haber hecho un gran esfuerzo, pero me lo quité de encima.
No odio al tipo que me tiró. Tenía la obligación de hacerlo. No por su ideología política, sino porque si no, lo bajaba yo a él. Tal vez mi sentimiento sea distinto hacia el subversivo urbano que ponía bombas y cometía atrocidades. En Tucumán la cosa era más clara: o ellos o nosotros, cosa de hombres".


Teniente Coronel (R) D. Rodolfo Richter

 
COMBATE DE ACHERAL
"Los argentinos no quieren recordarlo pero hubo una guerra en Tucumán. Se luchó en la ciudad y en el monte.


Puedo ver una foto de la capilla ardiente en la que se vela a un soldado.El General Edgardo Acdel Vilas rezando ante el cuerpo de un soldado muerto es la prueba de una realidad dolorosa.
Uniforme de combate, fusil terciado en la espalda apuntando hacia el suelo, los dos solos, General y Soldado ante la imagen de San Martín y el Cristo en la cabecera del féretro.
Releo relatos, testimonios, experiencias de dos periodistas de medios que entre septiembre y diciembre de 1975 estuvieron en el frente.
Es curioso, los que se autodenominan corresponsales de guerra hoy parece que la hubieran olvidado, pero en esa época contaban que había guerra y como en todas las guerras, las cosas sucedían rápido.
A mediodía, cuenta el corresponsal, cuando el sol es una gota de plomo fundido sobre las calles de la ciudad, cuando una muchedumbre desfila entre vendedores de abanicos mágicos, pilas, fósforos, cordones e indescriptibles costureros hechos de caracoles, un helicóptero los lleva a Acheral, donde ha estallado un combate. Nadie habla a bordo. Miran hacia abajo, hacia los cañaverales verdes y amarillos, hacia los campos prolijos e interminables.
Y tienen miedo, mucho miedo.
De pronto, otros ruidos inconfundibles los ubican de una vez por todas: a menos de 500 metros hay tableteo de ametralladoras, secos estampidos de fusiles FAL, disparos de pistola, humo de cohetes que parten de un helicóptero y revientan en los surcos. Están cara a cara con el horror de la guerra.
Los helicópteros vuelan sobre los surcos y los abren como una maestra revisando piojos entre los pelos de sus alumnos. Los camiones Unimog se bambolean por el terreno irregular y dejan a los soldados en posiciones estratégicas. El cerco se cierra sobre la patrulla subversiva, sorprendida una hora antes…
Uno de los helicópteros sufre una emergencia alcanzado por una bala de FAL en su sistema eléctrico y ha tenido que bajar en el centro mismo de la patrulla enemiga. El piloto ha salvado la máquina pero ha perdido al artillero, una bala le perforó el pecho. El hombre caído era un suboficial y justo ese día se iba de licencia. Fue su última misión.

La danza de los helicópteros no termina, arrojan bombas incendiarias y de demolición sobre los surcos.

Ramón Pío Fernández, nacido en Palma Sola, Jujuy.
Rogelio Ramón Espinoza, nacido en Caimancito, Jujuy.
Juan Carlos Castillo, nacido en Aguaray, Salta.
Enrique Ernesto Guastoni, nacido en Córdoba.
Freddy Ordoñez (desertor incorporado por su propia voluntad) nacido en Salta.


Todos estos soldados tenían 21 años y murieron en batalla de monte. Eran argentinos. Tanto como nosotros o más porque combatieron en Acheral el viernes 10 de octubre de 1975.
Tenían el rostro aindiado, la piel morena. Sus gestos no sabían de grandilocuencias y sus respuestas eran cortas y seguras. Luchaban por la Patria y tenían las manos acostumbradas al monte. Eran un símbolo, un poco cortados con el mismo molde con el que estaban hechos todos los jóvenes argentinos que pelearon en Tucumán.
No sé cual es la razón por la que nadie habla de ellos. Nadie cuenta sus historias. Nadie hace películas ni escribe libros sobre sus hazañas como han novelado en romance con la historia de los otros muchachos… “los idealistas” que pretendieron hacerse del poder a punta de fusil contra un gobierno constitucional.
Que concepto raro de verdad y justicia que tenemos los argentinos. ¡Que selectivos!.
Para unos el honor y para otros… ni justicia!

Un suboficial va cantando los nombres. Algunos están, otros se fueron de patrullaje. Otros murieron y su carta no tendrá destinatario. Todos abren sus sobres, leen y después… los comentarios: “Tengo un hermanito enfermo” “Mi señora está bien, esperamos un hijo para diciembre” “Mi hermano consiguió trabajo en Salta” “Mi papá me está levantando una piecita en el fondo para mí solo”. “Soy tío de una nena”. Y muchos más. Eran cosa de todos los días. Días de guerra en los que una noticia simple de una carta era un canto a la esperanza para los que cumplían con el deber encomendado.
Esto que les cuento no son inventos míos, son crónicas de guerra escritas por corresponsales para las revistas de época ,extrañamente desterradas al olvido.
Me da asco tanta injusticia.
Por eso escribo y seguiré escribiendo por más que me repudien".
Juan Martin Perkins
 
Cuenta una parábola judía que un día la Mentira y la Verdad se encontraron.
La Mentira le dijo a la Verdad:
- Buenos días, doña Verdad.
Y la Verdad fue a comprobar si realmente era un buen día. Miró hacia arriba, no vio nubes de lluvia, varios pájaros cantaban y viendo que realmente era un buen día, le respondió a la Mentira:
- Buenos días, doña Mentira.
- Hace mucho calor hoy, le dijo la Mentira.
Y la Verdad, viendo que la Mentira decía la verdad, se relajó. La Mentira entonces invitó a la Verdad a bañarse en el río. La Mentira se quitó la ropa, saltó al agua y dijo:
- Venga, doña Verdad, el agua está deliciosa.
Y una vez más la Verdad, sin dudar de la Mentira, se quitó la ropa y se metió en el agua; la Mentira salió del agua y se vistió con la ropa de la Verdad; la Verdad se negó a vestirse con la ropa de la Mentira y por no tener de qué avergonzarse, la Verdad salió desnuda caminando por la calle.


Y a los ojos de muchas personas, fue más fácil aceptar la mentira vestida de verdad, que la verdad desnuda y cruda....

IMPECABLE!
aplausosmanosaplausosmanosaplausosmanosaplausosmanosaplausosmanosaplausosmanos
 
Ramón Pío Fernández, nacido en Palma Sola, Jujuy.
Rogelio Ramón Espinoza, nacido en Caimancito, Jujuy.
Juan Carlos Castillo, nacido en Aguaray, Salta.
Enrique Ernesto Guastoni, nacido en Córdoba.
Freddy Ordoñez (desertor incorporado por su propia voluntad) nacido en Salta.
Agrego al Teniente 1º Héctor Cáceres.
Presentes!!!

Esto que les cuento no son inventos míos, son crónicas de guerra escritas por corresponsales para las revistas de época ,extrañamente desterradas al olvido.
Me da asco tanta injusticia.
Por eso escribo y seguiré escribiendo por más que me repudien".
Juan Martin Perkins

Recuerdo haberlo leído en el libro "1035 dramáticos días", excelente documento fotográfico de la época, condenado al olvido.
 
COMBATE DE ACHERAL

"Los argentinos no quieren recordarlo pero hubo una guerra en Tucumán. Se luchó en la ciudad y en el monte.


Puedo ver una foto de la capilla ardiente en la que se vela a un soldado.El General Edgardo Acdel Vilas rezando ante el cuerpo de un soldado muerto es la prueba de una realidad dolorosa.
Uniforme de combate, fusil terciado en la espalda apuntando hacia el suelo, los dos solos, General y Soldado ante la imagen de San Martín y el Cristo en la cabecera del féretro.
Releo relatos, testimonios, experiencias de dos periodistas de medios que entre septiembre y diciembre de 1975 estuvieron en el frente.
Es curioso, los que se autodenominan corresponsales de guerra hoy parece que la hubieran olvidado, pero en esa época contaban que había guerra y como en todas las guerras, las cosas sucedían rápido.
A mediodía, cuenta el corresponsal, cuando el sol es una gota de plomo fundido sobre las calles de la ciudad, cuando una muchedumbre desfila entre vendedores de abanicos mágicos, pilas, fósforos, cordones e indescriptibles costureros hechos de caracoles, un helicóptero los lleva a Acheral, donde ha estallado un combate. Nadie habla a bordo. Miran hacia abajo, hacia los cañaverales verdes y amarillos, hacia los campos prolijos e interminables.
Y tienen miedo, mucho miedo.
De pronto, otros ruidos inconfundibles los ubican de una vez por todas: a menos de 500 metros hay tableteo de ametralladoras, secos estampidos de fusiles FAL, disparos de pistola, humo de cohetes que parten de un helicóptero y revientan en los surcos. Están cara a cara con el horror de la guerra.
Los helicópteros vuelan sobre los surcos y los abren como una maestra revisando piojos entre los pelos de sus alumnos. Los camiones Unimog se bambolean por el terreno irregular y dejan a los soldados en posiciones estratégicas. El cerco se cierra sobre la patrulla subversiva, sorprendida una hora antes…
Uno de los helicópteros sufre una emergencia alcanzado por una bala de FAL en su sistema eléctrico y ha tenido que bajar en el centro mismo de la patrulla enemiga. El piloto ha salvado la máquina pero ha perdido al artillero, una bala le perforó el pecho. El hombre caído era un suboficial y justo ese día se iba de licencia. Fue su última misión.

La danza de los helicópteros no termina, arrojan bombas incendiarias y de demolición sobre los surcos.

Ramón Pío Fernández, nacido en Palma Sola, Jujuy.
Rogelio Ramón Espinoza, nacido en Caimancito, Jujuy.
Juan Carlos Castillo, nacido en Aguaray, Salta.
Enrique Ernesto Guastoni, nacido en Córdoba.
Freddy Ordoñez (desertor incorporado por su propia voluntad) nacido en Salta.


Todos estos soldados tenían 21 años y murieron en batalla de monte. Eran argentinos. Tanto como nosotros o más porque combatieron en Acheral el viernes 10 de octubre de 1975.
Tenían el rostro aindiado, la piel morena. Sus gestos no sabían de grandilocuencias y sus respuestas eran cortas y seguras. Luchaban por la Patria y tenían las manos acostumbradas al monte. Eran un símbolo, un poco cortados con el mismo molde con el que estaban hechos todos los jóvenes argentinos que pelearon en Tucumán.
No sé cual es la razón por la que nadie habla de ellos. Nadie cuenta sus historias. Nadie hace películas ni escribe libros sobre sus hazañas como han novelado en romance con la historia de los otros muchachos… “los idealistas” que pretendieron hacerse del poder a punta de fusil contra un gobierno constitucional.
Que concepto raro de verdad y justicia que tenemos los argentinos. ¡Que selectivos!.
Para unos el honor y para otros… ni justicia!

Un suboficial va cantando los nombres. Algunos están, otros se fueron de patrullaje. Otros murieron y su carta no tendrá destinatario. Todos abren sus sobres, leen y después… los comentarios: “Tengo un hermanito enfermo” “Mi señora está bien, esperamos un hijo para diciembre” “Mi hermano consiguió trabajo en Salta” “Mi papá me está levantando una piecita en el fondo para mí solo”. “Soy tío de una nena”. Y muchos más. Eran cosa de todos los días. Días de guerra en los que una noticia simple de una carta era un canto a la esperanza para los que cumplían con el deber encomendado.
Esto que les cuento no son inventos míos, son crónicas de guerra escritas por corresponsales para las revistas de época ,extrañamente desterradas al olvido.
Me da asco tanta injusticia.
Por eso escribo y seguiré escribiendo por más que me repudien".
Juan Martin Perkins
Tordo, no solo en Tucuman, fue en todo el territorio del país, se concentro, fue mas visible, mas abierta, pero fue en toda la patria.-
Vizcacha
 
Agrego al Teniente 1º Héctor Cáceres.
Presentes!!!



Recuerdo haberlo leído en el libro "1035 dramáticos días", excelente documento fotográfico de la época, condenado al olvido.
Exacto...y los cronistas que cubrieron esas notas en el monte tucumano, desde 1983 sufren una increible y conveniente amnesia. Uno de ellos era el hoy connotado Joaquin Morales Sola. Lamieron tujes militares mientras les convino, luego "si te he visto, no recuerdo"...Saludos!!!
 
¿Son grabados por el EA cuando se entregan con la boina o este fue grabado específicamente?
Cuando le entregaron el distintivo, iba impreso su nombre en el reverso. Lo tenia otro Oficial, que por esas cosas del destino, se lo habia pedido prestado circunstancialmente. Quiso la Providencia que se lo pudiera devolver al hijo del causante mas de cuarenta años despues del "mangazo". Ese Oficial se llama Jaimet...te suena???. Saludos!!!
 
ACERCA DEL COMBATE DE PUEBLO VIEJO...

La farsa funesta del “relato” compone los cimientos de “la grieta” y sigue contaminando la cabeza y el corazón de los más jóvenes que, muchas veces y como no han vivido los años, ‘70, no tienen otra alternativa que “consumirlo”. Les han contado mentiras a través de los medios masivos y del sistema educativo; lo siguen haciendo y los jóvenes no tienen cómo defenderse.
Además este “relato” viciado es el “escudo ético” de una “juventud maravillosa” que en aquellos años contaba con el “repudio unánime de la ciudadanía” (1) y que, ahora, de viejitos y con la COMPLICIDAD medrosa de TODA la clase dirigente argentina se han hecho pagar FORTUNAS de la plata de los argentinos con sólo pasar de ser los “feroces combatientes por la revolución proletaria” a pobres víctimas inocentes e inermes.
Veamos este capítulo del “relato” como ejemplo: un terrorista llamado Héctor Toledo que, mágicamente y con el paso de los años, se convierte en “joven idealista, víctima de la represión ilegal del Estado”.
Héctor Enrique Toledo tenía 15 años cuando fue reclutado por la guerrilla en su Tucumán natal. Tres años después, cuando tuvo 18, ya formaba parte de la Compañía de Monte “Ramón Rosa Jiménez” del ERP”, una “unidad de combate” en el monte tucumano de los terroristas. Corría el año 1974.

La revista “oficial” de esta banda terrorista, “Estrella Roja” nos va a dar detalle de las circunstancias de la muerte de Héctor Enrique Toledo.

“Parte de Guerra desde el monte: el Combate de Pueblo Viejo. Tucumán, 14/2/75. AL PUEBLO ARGENTINO: en el día de la fecha, en momentos en que una Patrulla de nuestra Compañía, integrada por un compañero Sargento y cinco compañeros combatientes, efectuaba tareas de reconocimiento en la zona de Pueblo Viejo, al cruzar un camino fue atacada por una patrulla del Ejército Contrarrevolucionario que rastreaba la zona con perros. Nuestros compañeros fueron sorprendidos por una voz de Alto y al segundo una cerrada descarga del enemigo. Ante esto, los combatientes del Ejército del Pueblo reaccionaron con rapidez haciendo cuerpo a tierra a la vez que se dispersaban repeliendo el ataque. (…) En este combate nuestra unidad tuvo dos bajas, los compañeros Daniel y Tito, que combatieron heroicamente hasta su muerte, como solo lo hacen quienes están dispuestos a dar sus vidas por su pueblo y por su patria. Hacemos resaltar que ambos combatientes se habían incorporado recientemente con la misión de realizar un curso militar en el monte. A su vez el enemigo, a pesar de la superioridad numérica y de contar con el factor sorpresa a su favor, tuvo las siguientes bajas: un oficial (Tte. 1°) muerto, otro oficial (Tte.) herido gravemente, paralítico, y por lo menos dos heridos más (1 oficial y 1 suboficial). (…) Jóvenes heroicos muertos en combate: Héctor Enrique Toledo “Daniel” y Vicente Pablo Lasser “Tito”.”

http://www.ruinasdigitales.com/revist…/EstrellaRoja 49.pdf

Héctor Toledo murió combatiendo. Hoy, el Informe oficial de “víctimas de la represión ilegal del Estado” dice que su muerte fue un “Asesinato”. En el “Parque de la Memoria”, frente al Aeroparque, en la Costanera, en un espacio gubernamental, tiene una placa de homenaje como “Asesinado”.

http://basededatos.parquedelamemoria.org.ar/registros/9896/

¿Alguien cobró una indemnización por el “asesinato” de este terrorista? ¿Cuántos casos más como éste hay en los Archivos oficiales?...
 
No quedan dudas que el Operativo Independencia fue Ordenado por una Gobierno Democratico solicitando a sus FFAA que aniquilen y derroten a la Subversion



MARÍA ESTELA MARTÍNEZ DE PERÓN (Isabel) en Tucumán durante el Operativo Independencia.

El Operativo Independencia se dió en el marco de un gobierno peronista elegido por amplia mayoría a los efectos de combatir a grupos terroristas que pretendían desestabilizar al gobierno del Frente Justicialista de Liberación.
 
las hijas del capitan Viola, herida y muerta en el ataque realizado por los jovenes cobardes idealistas, 14 combatientes contra un Capitan del Ejercito Argentino



Pude leer el relato respecto del ataque en el libro "Sangre en el Monte" y realmente, hiela la sangre y da rabia el nivel de cobardía empleado por los atacantes, junto a este y muchos otros casos más de ametrallamientos de oficiales cuando salían de sus casas, luego de simplemente visitar a sus familias...

Indignante que tantos años después, este y muchos otros casos permanezcan en el olvido para la gran mayoría de la población, que parece aplica "memoria selectiva" sobre los muertos, dependiendo de si vestían uniforme o no. Triste..
 
Se están olvidando de otro chicos idealistas F.A.L ( Frente Argentino de Liberación creado en 1963), uno de sus lideres, se refugio en Bélgica hasta el año 2013, gozando de muy buena salud, y según fuentes de primera, regreso al país ante una promesa que le hiciera el anterior gobierno, para trabajar de docente en la Pcia. de Bs As. promesa que al no ser cumplida partió a la provincia de Salta en Bicicleta, me refiero a Carlos A. Malter Terrada.- hoy casi calvo de barba blanca ..... se ve que los años pasan para todos.-
 
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