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<blockquote data-quote="TORDO79" data-source="post: 1454443" data-attributes="member: 3802"><p><strong>Extraido del Diario de Operaciones del Grl Acdel Vilas:</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>"...Pues bien, aquel 5 de enero, cuando promediaba la tarde, recibí en mi casa de Olivos el llamado de un periodista conocido, el cual, no exento de preocupación, me avisaba que en el norte del país -no precisaba el lugar- había desaparecido un avión del arma donde viajaban dos Oficiales Superiores en actividad. De las averiguaciones practicadas de inmediato en el Comando en Jefe, tomé conocimiento que, efectivamente, el aparato en el cual recorrían la futura zona de operaciones los generales Salgado y Muñoz, Comandantes del III Cuerpo y de la Vta. Brigada, respectivamente, junto a los integrantes del Estado Mayor del primero de los nombrados -el Coronel Eduardo Wilfredo Cano; los Tenientes Coroneles Oscar Ruben Berione; Pedro Santiago Petreca y Pompillo Schilardi; los Mayores Roberto Dante Biscardi, Héctor Abel Sanchez y Pedro Antonio Zeloya; el Capitán Roberto Carlos Aguilera; el Tte. 1º Carlos Eduardo Correa y el Sgto. 1º Aldo Ramón Linares-, estaba perdido.</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>Un día después, el mismo periodista, pero esta vez con cierto lujo de detalles, me dijo que la máquina, salida del aeropuerto Benjamín Matienzo hacia la zona de Tafí del Valle, se había estrellado en la Quebrada del Aconquija. El suceso, trágico como era, se prestó a los más dispares y disparatados comentarios, pues no solo se especuló con la posibilidad de un atentado, sinó que el ERP, a través de su secretaría de propaganda, dejó deslizar una versión diferente. Según ésta, el avión había sido blanco de las dos ametralladoras antiaéreas que los irregulares marxistas, tras el copamiento del Bat. Com. de Comando 141, llevaron consigo.</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>Hoy, la especie puede parecer descabellada, pero en esos días, recluído el Ejército en cuarteles de invierno por efecto de una política suicida, el mito de la invulnerabilidad subversiva crecía conforme se sucedían, sin contraofensiva ninguna, sus actos delictivos. Nada tenía de extraño, entonces, que se derribase un avión militar en Tucumán.</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>La realidad respecto del desastre fue muy otra. El Comando General había planeado la iniciación de las operaciones desde meses atrás, correspondiéndole al General Salgado, como Jefe del III Cuerpo, y al General Muñoz, como titular de la Vta. Brigada, la puesta a punto del dispositivo militar con el cual comenzaría el "OPERATIVO INDEPENDENCIA". Siendo así el 5 de enero por la mañana despegó de Córdoba el Tween Otter, arribando a la ciudad de Tucumán sobre las 10.15 horas. Luego del saludo de rigor, Muñoz y distintos auxiliares de su Brigada esperaron las órdenes del Cte. Fue entonces cuando Salgado le hizo saber a Muñoz que deseaba reconocer la zona de operaciones, y éste le informó que en jornadas anteriores él, personalmente, había inspeccionado, desde un helicóptero facilitado por la Gobernación, dicho sector selvático sin encontrar nada de interés, pues, lisa y llanamente, resultaba imposible divisar algo dada la tupida vegetación allí existente. Por eso mismo, el Comandante de la Brigada creyó conveniente adelantarle a su superior que la única forma posible de cumplir con el objetivo era adentrándose en el monte, lo cual, existiendo enclaves guerrilleros, resultaba peligroso si no se lo hacía con la debida seguridad.</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>El General Salgado quiso salir de cualquier manera, partiendo nuevamente el Tween Otter a las 11 horas. Pasan Acheral y tomando la Quebrada del Aconquija, llegan hasta Tafí siguiendo el camino de la Ruta 236. Según testigos presenciales, la máquina cruza sin novedad la Quebrada, circunvala Tafí y decide regresar a Acheral a través del Aconquija. De allí en más, no se vuelven a tener noticias, de donde en el Aeropuerto Benjamín Matienzo comienza la preocupación, ya que se sabía el plazo previsto para el viaje de ida y vuelta, y no sólo el avión no aparecía sinó que ni siquiera daba señales de vida.</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>Encontrándome ya en Tucumán, la gente del lugar me refirió que era inconveniente volar sobre la Quebrada después de las 10.30 horas de la mañana debido a las espesas nubes que cubren sus picos. Si se tiene en cuenta que las alturas oscilan entre los 4.000 y 4.500 metros y que, además, la visibilidad es buena sobrepasando los 5.000 metros, la conclusión es una: o se decide volar desde el amanecer hasta las 09.30 horas, o, para no correr riesgos, hay que volar alto, volviéndose imposible cualquier tarea de reconocimiento. Por circunstancias antes explicadas, el Tween Otter despegó pasada la hora límite y si de ida no tuvo inconvenientes, ya que no bajó, en el viaje de vuelta, con la intención de detectar campamentos del enemigo, tuvo necesariamente que descender, encontrándose allí con la fatal ladera del Ñuñorco chico.</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>Puestos a rastrear los restos de la máquina, los hombres al mando del General Cánepa topáronse con el mismo inconveniente del avión. El día del accidente no pudo detectarse nada, considerando Cánepa que se debería esperar a la mañana siguiente para aprovechar las horas en que la Quebrada no estuviese tapada por las nubes. Y así fue. En un reconocimiento aéreo efectuado entre las 6 y las 9.30 del día siguiente, se alcanzó a reconocer, por los reflejos, un ala del Tween Otter. Sin perder un minuto, se organiza una patrulla que, guiada por un Sargento Ayudante retirado de la Policía de la Provincia, el General Cánepa y varios efectivos, recorre la ruta 236, llegando, en su periplo, a las proximidades del Ñuñorco Chico . Por el camino hacen unos 2.000 metros y luego deben escalar otros mil, hasta arribar al lugar del accidente. De acuerdo a la pesquisa efectuada, el avión había chocado contra una de las laderas del mencionado cerro, perdiendo un ala y estrellándose, poco después, a unos 2.000 metros más adelante. Al clavarse, se incendió, muriendo, carbonizados, todos sus pasajeros...". Cordial Saludo!!!!</strong></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="TORDO79, post: 1454443, member: 3802"] [B]Extraido del Diario de Operaciones del Grl Acdel Vilas: "...Pues bien, aquel 5 de enero, cuando promediaba la tarde, recibí en mi casa de Olivos el llamado de un periodista conocido, el cual, no exento de preocupación, me avisaba que en el norte del país -no precisaba el lugar- había desaparecido un avión del arma donde viajaban dos Oficiales Superiores en actividad. De las averiguaciones practicadas de inmediato en el Comando en Jefe, tomé conocimiento que, efectivamente, el aparato en el cual recorrían la futura zona de operaciones los generales Salgado y Muñoz, Comandantes del III Cuerpo y de la Vta. Brigada, respectivamente, junto a los integrantes del Estado Mayor del primero de los nombrados -el Coronel Eduardo Wilfredo Cano; los Tenientes Coroneles Oscar Ruben Berione; Pedro Santiago Petreca y Pompillo Schilardi; los Mayores Roberto Dante Biscardi, Héctor Abel Sanchez y Pedro Antonio Zeloya; el Capitán Roberto Carlos Aguilera; el Tte. 1º Carlos Eduardo Correa y el Sgto. 1º Aldo Ramón Linares-, estaba perdido. Un día después, el mismo periodista, pero esta vez con cierto lujo de detalles, me dijo que la máquina, salida del aeropuerto Benjamín Matienzo hacia la zona de Tafí del Valle, se había estrellado en la Quebrada del Aconquija. El suceso, trágico como era, se prestó a los más dispares y disparatados comentarios, pues no solo se especuló con la posibilidad de un atentado, sinó que el ERP, a través de su secretaría de propaganda, dejó deslizar una versión diferente. Según ésta, el avión había sido blanco de las dos ametralladoras antiaéreas que los irregulares marxistas, tras el copamiento del Bat. Com. de Comando 141, llevaron consigo. Hoy, la especie puede parecer descabellada, pero en esos días, recluído el Ejército en cuarteles de invierno por efecto de una política suicida, el mito de la invulnerabilidad subversiva crecía conforme se sucedían, sin contraofensiva ninguna, sus actos delictivos. Nada tenía de extraño, entonces, que se derribase un avión militar en Tucumán. La realidad respecto del desastre fue muy otra. El Comando General había planeado la iniciación de las operaciones desde meses atrás, correspondiéndole al General Salgado, como Jefe del III Cuerpo, y al General Muñoz, como titular de la Vta. Brigada, la puesta a punto del dispositivo militar con el cual comenzaría el "OPERATIVO INDEPENDENCIA". Siendo así el 5 de enero por la mañana despegó de Córdoba el Tween Otter, arribando a la ciudad de Tucumán sobre las 10.15 horas. Luego del saludo de rigor, Muñoz y distintos auxiliares de su Brigada esperaron las órdenes del Cte. Fue entonces cuando Salgado le hizo saber a Muñoz que deseaba reconocer la zona de operaciones, y éste le informó que en jornadas anteriores él, personalmente, había inspeccionado, desde un helicóptero facilitado por la Gobernación, dicho sector selvático sin encontrar nada de interés, pues, lisa y llanamente, resultaba imposible divisar algo dada la tupida vegetación allí existente. Por eso mismo, el Comandante de la Brigada creyó conveniente adelantarle a su superior que la única forma posible de cumplir con el objetivo era adentrándose en el monte, lo cual, existiendo enclaves guerrilleros, resultaba peligroso si no se lo hacía con la debida seguridad. El General Salgado quiso salir de cualquier manera, partiendo nuevamente el Tween Otter a las 11 horas. Pasan Acheral y tomando la Quebrada del Aconquija, llegan hasta Tafí siguiendo el camino de la Ruta 236. Según testigos presenciales, la máquina cruza sin novedad la Quebrada, circunvala Tafí y decide regresar a Acheral a través del Aconquija. De allí en más, no se vuelven a tener noticias, de donde en el Aeropuerto Benjamín Matienzo comienza la preocupación, ya que se sabía el plazo previsto para el viaje de ida y vuelta, y no sólo el avión no aparecía sinó que ni siquiera daba señales de vida. Encontrándome ya en Tucumán, la gente del lugar me refirió que era inconveniente volar sobre la Quebrada después de las 10.30 horas de la mañana debido a las espesas nubes que cubren sus picos. Si se tiene en cuenta que las alturas oscilan entre los 4.000 y 4.500 metros y que, además, la visibilidad es buena sobrepasando los 5.000 metros, la conclusión es una: o se decide volar desde el amanecer hasta las 09.30 horas, o, para no correr riesgos, hay que volar alto, volviéndose imposible cualquier tarea de reconocimiento. Por circunstancias antes explicadas, el Tween Otter despegó pasada la hora límite y si de ida no tuvo inconvenientes, ya que no bajó, en el viaje de vuelta, con la intención de detectar campamentos del enemigo, tuvo necesariamente que descender, encontrándose allí con la fatal ladera del Ñuñorco chico. Puestos a rastrear los restos de la máquina, los hombres al mando del General Cánepa topáronse con el mismo inconveniente del avión. El día del accidente no pudo detectarse nada, considerando Cánepa que se debería esperar a la mañana siguiente para aprovechar las horas en que la Quebrada no estuviese tapada por las nubes. Y así fue. En un reconocimiento aéreo efectuado entre las 6 y las 9.30 del día siguiente, se alcanzó a reconocer, por los reflejos, un ala del Tween Otter. Sin perder un minuto, se organiza una patrulla que, guiada por un Sargento Ayudante retirado de la Policía de la Provincia, el General Cánepa y varios efectivos, recorre la ruta 236, llegando, en su periplo, a las proximidades del Ñuñorco Chico . Por el camino hacen unos 2.000 metros y luego deben escalar otros mil, hasta arribar al lugar del accidente. De acuerdo a la pesquisa efectuada, el avión había chocado contra una de las laderas del mencionado cerro, perdiendo un ala y estrellándose, poco después, a unos 2.000 metros más adelante. Al clavarse, se incendió, muriendo, carbonizados, todos sus pasajeros...". Cordial Saludo!!!![/B] [/QUOTE]
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