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<blockquote data-quote="argie" data-source="post: 89975" data-attributes="member: 141"><p><span style="color: Red">Dos casos de las Marinas de Brasil y de Argentina....</span></p><p></p><p><strong><u><span style="font-size: 12px">ISLA TRINIDAD (BRASIL)</span></u></strong></p><p></p><p>El 16 de Enero de 1958, quince minutos después del mediodía, el crucero de adiestramiento brasileño Almirante Saldanha estaba anclado aguas afuera del puerto de la Isla Trinidad, con 300 hombres de una tripulación que trabajaba en una serie de experiencias hidrográficas. En ese momento la tripulación descubrió un objeto muy brillante que se aproximaba a la isla. Aquel aparato planeó sobre uno de los picos de montaña, y poco después se alejaba a gran velocidad hacia el horizonte marino. El Sr. Barauna, que se encontraba entre la tripulación, logró sacar seis fotografías del Ovni. Se supo que mientras el objeto se acercó al navío, los motores del Saldanha fallaron, así cono toda la energía eléctrica y el compás que giró enloquecido, cambiando las frecuencias y esfumándose las señales de radio. A raíz de este incidente, el gobierno del Brasil, la Armada y los Servicios de Inteligencia, así como la mismísima embajada norteamericana cruzaron un sin fin de cartas, informes y comunicados. Así se supo que la población de la isla había podido observar en ese mismo período extraños objetos durante un lapso de cuatro días. Las oficiosas consultas del agregado militar, Capitán de Marina Sunderlan, pidió exhaustivos informes que le fueron entregados para que este redactara un informe a su gobierno que, lejos de contar los hechos tal cual son, estaban llenos de imprecisiones, opiniones personales y una falta de respeto proverbial hacia los militares del Brasil. Este deformado informe fue incluido en el BLUE BOOK y dado como falso. Sin embargo, entre idas y venidas y el conocimiento de la prensa brasileña sobre la Marina mediante las inquietudes del diputado Magalhaes, la fuerza presento una declaración donde la Marina no desconfía de la experiencia de la tripulación del Saldahna aunque no puede determinar la naturaleza de las imágenes de las fotografías que por otro lado considera autenticas, protegiendo la reputación de sus hombres y sus testimonios. Hechos como este dejan al descubierto el interés ¨militante¨ de los enviados y representantes de los Estados Unidos frente a contundentes casos OVNI, sobre todo aquellos que protagonizaban fuerzas castrenses en el extranjero. La censurable actitud del agregado americano, fuera de lo personal, mostraba una animosidad activa contra cualquier síntoma de veracidad y de evidencia del fenómeno, justamente en pleno auge de la intervención de la CIA. Ello, de por sí es ejemplo de un panorama menos visible para el ciudadano común pero más amplio respecto de la política para con los OVNI como parte de las relaciones exteriores del país del norte. Mucha de esta información local podía ser solicitada por canales reservados mediante agregados militares y diplomáticos, y por el mismo canal podían hacerse llegar sugerencias de toda índole sobre como encarar este problema. Tal vez su incidencia para finales de los 50 no era tan decidida, pero con el tiempo ganaría fuerza y autoridad. La inestabilidad política del sur impidió que los investigadores locales pudieran hacerse de documentos reclamados a las autoridades o apoyarse en testimonios comprometidos para ir más a lo profundo desarrollando sus propias tareas de inteligencia, simplemente porque la poca garantía jurídica existente y el espíritu autoritario de los gobiernos de facto tornaban peligrosas las indagatorias que rozaran entuertos diplomáticos y relaciones castrenses reservadas. Por lejos las naciones del sur fueron un territorio mucho más riesgoso para la adquisición de evidencias y documentaciones en este sentido, y a su vez inhibían cualquier compromiso y colaboración de terceros, por eso se produjo una notable desaceleración en el desarrollo de las tareas investigatibas y no se tiene mucha certeza de cuales fueron los acontecimientos que se desarrollaron en el ámbito gubernamental respecto de los Ovnis, pero hay pistas. </p><p></p><p>--------------------------------------------------------------------</p><p></p><p><strong><u><span style="font-size: 12px">DESTACAMENTO NAVAL DECEPCIÓN, IS.ORCADAS DEL SUR (ARGENTINA)</span></u></strong></p><p></p><p>En julio de 1965, desde la Secretaría de Marina se da a conocer un comunicado que en sus partes más importantes dice: ¨Desde el Destacamento Naval Decepción, en la Antártida Argentina, fue observado el día 3 de julio a las 19:40 un objeto volador de forma particular, aspecto sólido, coloración predominantemente roja y verde, por momentos de tonalidades amarillas, azules, verdes, anaranjadas y blancas. Fue registrado su desplazamiento en dirección general Este, por momentos cambiando a Oeste, a una altura de 45° sobre el horizonte, y a una altura aproximada de 10 a 15 kilómetros. Destaca el informe la ausencia de sonido y el haberse observado en el transcurso de sus evoluciones las variaciones de velocidad, así como el hecho de haber permanecido estacionario por momentos en el espacio.¨ Un siguiente comunicado en el boletín 172, la Secretaría de Marina manifiesta que desde el destacamento Naval Orcadas, en el mismo momento en que se producía el paso del objeto por aquel punto, dos variómetros en funcionamiento acusaron, para el momento del avistaje, perturbaciones al campo magnético, registrada en las cintas de esos aparatos. También desde la base chilena Pedro Aguirre Cerda, se obtuvieron diez tomas fotográficas del Ovni por parte del fotógrafo de la base. Diría el comandante de la posesión chilena, Mario Barrera: ¨ Fue algo real, un objeto que se desplazaba a velocidad asombrosa y causaba interferencias en los aparatos. Esta fue la segunda vez que observamos estos cuerpos celestes.¨ La presencia del OVNI en la Antártida fue observada por dieciséis especialistas de la base. Entre ellos el Teniente Daniel Perisse quien confirmó la aparición. Perisse comentó posteriormente que había recibido ciertas presiones para que cambiara su decisivo testimonio sobre lo ocurrido, hecho por el cual le garantizaban un rápido ascenso en su fuerza, sin embargo no lo hizo, y a lo largo de los años mostró un interés activo, desarrollando tareas investigatibas sobre resonantes casos locales, aunque, ciertamente debió pagar los costos de su valiente postura. Al igual que en el país del norte, la presencia continua de los Ovnis generaron entre los militares argentinos un gran interés. Según las declaraciones del por entonces jefe de informaciones de la Base Naval Puerto Belgrano, Capitán de Corbeta Luis Sánchez Moreno, ese interés se remonta al año 1952, aunque un grupo específico quedó constituido en 1962 como Comisión Permanente de Estudios del Fenómeno Ovni, conformada por los Capitanes Constantino Nuñez y Omar Roque Pagani, este último, custodio de las fundamentales cintas obtenidas en el caso antártico. En el seno de la Fuerza Aérea se decidió, en cambio que era el servicio de inteligencia del arma el que debía encargarse del asunto. Y es en Octubre de 1962 que una circular del Servicio de Informaciones de Aeronáutica, dirigida a los observatorios meteorológicos de todo el país, anunciaba la creación de una División Ovni con sede en Balcarce 226, donde se debía enviar toda la información. Lamentablemente casi la totalidad de las actuaciones de estas comisiones nunca fue conocida, si es que hubo algún trabajo continuo y con miras comprender el problema. Ninguna comisión se reúne aquí o en la China simplemente para acumular datos sino para dar un tratamiento especial a una preocupación como la presente. El Capitán Pagani, por lo menos en esos años, era partidario de mantener reservado todo lo concerniente a Ovnis y se esforzaba por explicar convencionalmente casos como el de la Antártida con argumentos que eran rebatibles con una investigación rigurosa. Por eso es de sospechar que algo del estigma norteamericano también condiciono las actividades de ambos emprendimientos. Sin embargo los investigadores locales conocen una abundante cantidad de casos relacionados o directamente protagonizados por militares argentinos, mucho de los cuales pueden encontrarse en los excelentes trabajos y libros publicados por los ovnílogos locales. Pero ellos son algunos de los muchos testimonios reales, experiencias que posiblemente jamás vean la luz dado que quienes las han vivido prefieren mantenerse en el anonimato debido a las sabidas presiones que podrían sufrir, directa o indirectamente. Muchos de esos caso involucran a pilotos militares y civiles con experiencias tan asombrosas que hielan la sangre. Hombres que prefieren mantener sus licencias y permisos de vuelo sin manchas en tanto no digan que han vivido ¨lo imposible¨.</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="argie, post: 89975, member: 141"] [COLOR="Red"]Dos casos de las Marinas de Brasil y de Argentina....[/COLOR] [B][U][SIZE="3"]ISLA TRINIDAD (BRASIL)[/SIZE][/U][/B] El 16 de Enero de 1958, quince minutos después del mediodía, el crucero de adiestramiento brasileño Almirante Saldanha estaba anclado aguas afuera del puerto de la Isla Trinidad, con 300 hombres de una tripulación que trabajaba en una serie de experiencias hidrográficas. En ese momento la tripulación descubrió un objeto muy brillante que se aproximaba a la isla. Aquel aparato planeó sobre uno de los picos de montaña, y poco después se alejaba a gran velocidad hacia el horizonte marino. El Sr. Barauna, que se encontraba entre la tripulación, logró sacar seis fotografías del Ovni. Se supo que mientras el objeto se acercó al navío, los motores del Saldanha fallaron, así cono toda la energía eléctrica y el compás que giró enloquecido, cambiando las frecuencias y esfumándose las señales de radio. A raíz de este incidente, el gobierno del Brasil, la Armada y los Servicios de Inteligencia, así como la mismísima embajada norteamericana cruzaron un sin fin de cartas, informes y comunicados. Así se supo que la población de la isla había podido observar en ese mismo período extraños objetos durante un lapso de cuatro días. Las oficiosas consultas del agregado militar, Capitán de Marina Sunderlan, pidió exhaustivos informes que le fueron entregados para que este redactara un informe a su gobierno que, lejos de contar los hechos tal cual son, estaban llenos de imprecisiones, opiniones personales y una falta de respeto proverbial hacia los militares del Brasil. Este deformado informe fue incluido en el BLUE BOOK y dado como falso. Sin embargo, entre idas y venidas y el conocimiento de la prensa brasileña sobre la Marina mediante las inquietudes del diputado Magalhaes, la fuerza presento una declaración donde la Marina no desconfía de la experiencia de la tripulación del Saldahna aunque no puede determinar la naturaleza de las imágenes de las fotografías que por otro lado considera autenticas, protegiendo la reputación de sus hombres y sus testimonios. Hechos como este dejan al descubierto el interés ¨militante¨ de los enviados y representantes de los Estados Unidos frente a contundentes casos OVNI, sobre todo aquellos que protagonizaban fuerzas castrenses en el extranjero. La censurable actitud del agregado americano, fuera de lo personal, mostraba una animosidad activa contra cualquier síntoma de veracidad y de evidencia del fenómeno, justamente en pleno auge de la intervención de la CIA. Ello, de por sí es ejemplo de un panorama menos visible para el ciudadano común pero más amplio respecto de la política para con los OVNI como parte de las relaciones exteriores del país del norte. Mucha de esta información local podía ser solicitada por canales reservados mediante agregados militares y diplomáticos, y por el mismo canal podían hacerse llegar sugerencias de toda índole sobre como encarar este problema. Tal vez su incidencia para finales de los 50 no era tan decidida, pero con el tiempo ganaría fuerza y autoridad. La inestabilidad política del sur impidió que los investigadores locales pudieran hacerse de documentos reclamados a las autoridades o apoyarse en testimonios comprometidos para ir más a lo profundo desarrollando sus propias tareas de inteligencia, simplemente porque la poca garantía jurídica existente y el espíritu autoritario de los gobiernos de facto tornaban peligrosas las indagatorias que rozaran entuertos diplomáticos y relaciones castrenses reservadas. Por lejos las naciones del sur fueron un territorio mucho más riesgoso para la adquisición de evidencias y documentaciones en este sentido, y a su vez inhibían cualquier compromiso y colaboración de terceros, por eso se produjo una notable desaceleración en el desarrollo de las tareas investigatibas y no se tiene mucha certeza de cuales fueron los acontecimientos que se desarrollaron en el ámbito gubernamental respecto de los Ovnis, pero hay pistas. -------------------------------------------------------------------- [B][U][SIZE="3"]DESTACAMENTO NAVAL DECEPCIÓN, IS.ORCADAS DEL SUR (ARGENTINA)[/SIZE][/U][/B] En julio de 1965, desde la Secretaría de Marina se da a conocer un comunicado que en sus partes más importantes dice: ¨Desde el Destacamento Naval Decepción, en la Antártida Argentina, fue observado el día 3 de julio a las 19:40 un objeto volador de forma particular, aspecto sólido, coloración predominantemente roja y verde, por momentos de tonalidades amarillas, azules, verdes, anaranjadas y blancas. Fue registrado su desplazamiento en dirección general Este, por momentos cambiando a Oeste, a una altura de 45° sobre el horizonte, y a una altura aproximada de 10 a 15 kilómetros. Destaca el informe la ausencia de sonido y el haberse observado en el transcurso de sus evoluciones las variaciones de velocidad, así como el hecho de haber permanecido estacionario por momentos en el espacio.¨ Un siguiente comunicado en el boletín 172, la Secretaría de Marina manifiesta que desde el destacamento Naval Orcadas, en el mismo momento en que se producía el paso del objeto por aquel punto, dos variómetros en funcionamiento acusaron, para el momento del avistaje, perturbaciones al campo magnético, registrada en las cintas de esos aparatos. También desde la base chilena Pedro Aguirre Cerda, se obtuvieron diez tomas fotográficas del Ovni por parte del fotógrafo de la base. Diría el comandante de la posesión chilena, Mario Barrera: ¨ Fue algo real, un objeto que se desplazaba a velocidad asombrosa y causaba interferencias en los aparatos. Esta fue la segunda vez que observamos estos cuerpos celestes.¨ La presencia del OVNI en la Antártida fue observada por dieciséis especialistas de la base. Entre ellos el Teniente Daniel Perisse quien confirmó la aparición. Perisse comentó posteriormente que había recibido ciertas presiones para que cambiara su decisivo testimonio sobre lo ocurrido, hecho por el cual le garantizaban un rápido ascenso en su fuerza, sin embargo no lo hizo, y a lo largo de los años mostró un interés activo, desarrollando tareas investigatibas sobre resonantes casos locales, aunque, ciertamente debió pagar los costos de su valiente postura. Al igual que en el país del norte, la presencia continua de los Ovnis generaron entre los militares argentinos un gran interés. Según las declaraciones del por entonces jefe de informaciones de la Base Naval Puerto Belgrano, Capitán de Corbeta Luis Sánchez Moreno, ese interés se remonta al año 1952, aunque un grupo específico quedó constituido en 1962 como Comisión Permanente de Estudios del Fenómeno Ovni, conformada por los Capitanes Constantino Nuñez y Omar Roque Pagani, este último, custodio de las fundamentales cintas obtenidas en el caso antártico. En el seno de la Fuerza Aérea se decidió, en cambio que era el servicio de inteligencia del arma el que debía encargarse del asunto. Y es en Octubre de 1962 que una circular del Servicio de Informaciones de Aeronáutica, dirigida a los observatorios meteorológicos de todo el país, anunciaba la creación de una División Ovni con sede en Balcarce 226, donde se debía enviar toda la información. Lamentablemente casi la totalidad de las actuaciones de estas comisiones nunca fue conocida, si es que hubo algún trabajo continuo y con miras comprender el problema. Ninguna comisión se reúne aquí o en la China simplemente para acumular datos sino para dar un tratamiento especial a una preocupación como la presente. El Capitán Pagani, por lo menos en esos años, era partidario de mantener reservado todo lo concerniente a Ovnis y se esforzaba por explicar convencionalmente casos como el de la Antártida con argumentos que eran rebatibles con una investigación rigurosa. Por eso es de sospechar que algo del estigma norteamericano también condiciono las actividades de ambos emprendimientos. Sin embargo los investigadores locales conocen una abundante cantidad de casos relacionados o directamente protagonizados por militares argentinos, mucho de los cuales pueden encontrarse en los excelentes trabajos y libros publicados por los ovnílogos locales. Pero ellos son algunos de los muchos testimonios reales, experiencias que posiblemente jamás vean la luz dado que quienes las han vivido prefieren mantenerse en el anonimato debido a las sabidas presiones que podrían sufrir, directa o indirectamente. Muchos de esos caso involucran a pilotos militares y civiles con experiencias tan asombrosas que hielan la sangre. Hombres que prefieren mantener sus licencias y permisos de vuelo sin manchas en tanto no digan que han vivido ¨lo imposible¨. [/QUOTE]
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