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Conflictos Contemporáneos
Pakistán, ¿el nuevo frente de conflicto?
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<blockquote data-quote="Artrech" data-source="post: 754972" data-attributes="member: 41"><p><strong><span style="font-size: 15px">Pakistán, la pesadilla de Estados Unidos</span></strong></p><p></p><p><strong>por Andrés Repetto</strong></p><p></p><p><strong>Medio millón de desplazados. 360.000 refugiados. 700 insurgentes muertos. Pakistán no solo enfrenta un reto militar contra los talibán dentro de sus fronteras sino también un verdadero desafío humanitario. Miles de civiles huyen de los combates y el malestar ante el débil gobierno de esta nación de mayoría islámica crece día a día. El destino de las armas nucleares que posee el país desvela al pentágono. Por primera vez desde 2001, los generales estadounidenses sienten que su seguridad nacional está realmente amenazada.</strong></p><p></p><p>A principios de marzo del año 2001, la intolerancia, la locura de los talibán volvió a tomar una dimensión mundial cuando sus máximas autoridades decidieron destruir los gigantescos Budas de la localidad de Bamiyan. Las esculturas talladas en la ladera de una montaña entre los siglos V y VI de nuestra era -monumentos históricos de 55 y 36 metros de altura- eran para estos radicales islámicos, ídolos falsos, por ende debían ser destruidos. </p><p></p><p>La pena capital, esta vez, sobre los Budas, llevó a que gran parte del mundo se movilizara para frenar su destrucción, incluso el secretario general de las Naciones Unidas se entrevistó con las autoridades del régimen talibán. Pero la cumbre fue en vano. Como lo habían prometido, el 9 de marzo de 2001, los dos gigantes quedaron reducidos a escombros. </p><p></p><p>Los medios del mundo trasmitieron una y otra vez la imagen de los Budas envueltos en gigantescas nubes de polvo producto de las explosiones de dinamita, que los dejaron reducidos a escombros. En instantes, donde durante siglos estuvieron los Budas, solo quedaban dos gigantescos agujeros. El mundo se estremeció por estas imágenes.</p><p></p><p>Los talibán, con actos como estos -como así también con las ejecuciones brutales de hombres y mujeres- distraían la atención sobre algo aún más terrible. Su alianza con otros grupos de fanáticos, organizaciones criminales que estaban dispuestas a llevar de manera más rápida que los talibán sus ataques a otros países y regiones del mundo. Mientras todos seguían contemplando hipnotizados las nubes de polvo dejadas por los Budas, pocos meses después de este acto de locura, Afganistán demostró ser el refugio para la concreción de algo mucho más dramático e impensado: los ataques contra las ciudades de Nueva York y Washington.</p><p></p><p>A partir de los ataques terroristas del 11 de septiembre la Casa Blanca decidió desplegar una de las ofensivas militares más importantes de las últimas décadas. Implementando incluso una nueva doctrina de seguridad nacional. En su momento el presidente de Estados Unidos, George Bush dejó en claro que atacar después de ser atacado ya no debía considerarse un acto de defensa sino “un suicidio” y por esta razón aplicó la política de los “ataques preventivos”. Esto significó golpear en cualquier lugar del mundo donde pudiera estar desarrollándose un plan para atentar contra la seguridad nacional de los Estados Unidos. </p><p></p><p>El tiempo pasó, los militares estadounidenses fueron desplegados en varias regiones del planeta bajo esta idea de defensa, y ocultando sus verdaderas intenciones económicas y geopolíticas. Pero la pesadilla regresó. Incluso con condimentos aún más nefastos. Esta pesadilla tiene nombre: Pakistán. </p><p></p><p>Los errores cometidos por la administración Bush hicieron que lo que tanto se temía pueda ocurrir en cualquier momento: que grupos terroristas, aliados a la organización Al Qaeda, tengan acceso al poderío atómico. Desde hace menos de una semana, por presión del presidente Obama, los militares paquistaníes están llevando adelante una de las ofensivas más importantes de los últimos años en el interior de su país. Los militares de esta nación mayoritariamente islámica que durante años se prepararon para una guerra con India, su rival histórico, debieron dejar de lado sus clásicas hipótesis de conflicto para atacar a sus enemigos más cercanos dentro de su propio territorio y a pocos kilómetros de la capital Islamabad: los radicales islámicos talibán y sus aliados de la red Al Qaeda. </p><p></p><p>En las últimas horas el primer ministro paquistaní reconoció que en esta batalla se juega la supervivencia del país. Sin embargo, es mucho más que eso, y esto lo tienen muy en claro en el pentágono. A esta altura, ¿es acaso una locura imaginarse a los talibán con poderío atómico? Quizás una locura tan grande como haber soñado los ataques del 11 de septiembre de 2001 un día antes de que se cometiesen.</p><p></p><p>Más de 15.000 militares paquistaníes fueron desplegados para, según las propias palabras del gobierno, aplastar a los terroristas. A esto se suma una catástrofe humanitaria cada vez mayor. El número de desplazados que escapan de la guerra en Pakistán, se cuentan de a cientos de miles. Están en medio del caos. Los militares entrenados para un conflicto convencional, están arrasando con lo que se cruza en su camino. Las fuerzas armadas de esta nación que hasta hace pocos años sostenían a los talibán en Afganistán ahora deben combatirlos en su territorio. Nadie sabe a ciencia cierta cuantos son estos enemigos. Algunos hablan de 4.000 hombres, otros de 5.000, pero, como lo mencionaba un periodista en la región del conflicto, para los militares paquistaníes en la actualidad todos los hombres que asisten a una escuela islámica son potenciales talibán por lo que ese número se amplía considerablemente en la visión del gobierno.</p><p></p><p>Como ocurrió en el pasado con Afganistán, el mundo va tomando dimensión de manera lenta de lo que está sucediendo en Pakistán. Es una guerra nueva, más difícil de comprender que las de Irak y Afganistán, aún cuando éstas llevan años instaladas en la opinión publica. Los medios comienzan a inundarse con las imágenes de familias enteras escapando con lo puesto de esta nueva guerra. ¿Acaso el conflicto no era en el vecino Afganistán? Ya no. Y mientras las miradas se concentran en las mujeres, hombres y niños que se amontonan en los campamentos de refugiados, las más altas autoridades militares de los Estados Unidos repiten oraciones que lejos de tranquilizar dan un panorama de lo que podría ocurrir. </p><p></p><p>El domingo el general estadounidense al mando de las guerras en Irak y Afganistán tuvo que asegurar ante los medios de su país que los arsenales atómicos paquistaníes están seguros. Al mismo tiempo buscó tranquilizar a la opinión pública afirmando que esta era la guerra de los paquistaníes. Pero, ¿hasta cuando? Si esta ofensiva contra los talibán en Pakistán no da los resultados que esperan en el pentágono, ¿qué tan lejos se está de una incursión de fuerzas estadounidenses? Si bien esto no haría más que generar una fuerte reacción entre la población y posiblemente una respuesta aún más fuerte entre los militares de esta nación islámica, el interrogante es cuánto margen de maniobra están dispuestos a dar los militares norteamericanos a las fuerzas paquistaníes en esta batalla. </p><p></p><p>Ante el congreso de Estados Unidos, el Secretario de Defensa estadounidense Robert Gates, buscó dejar en claro a quienes tienen que firmarle los cheques para sus guerras, que ahora su país está haciendo frente a otro tipo de guerras, las llamadas no convencionales, y que por esta razón necesitaba más dinero para otro tipo de armamento y entrenamiento. </p><p></p><p>Este es el tipo de conflicto que los soldados están llevando adelante en Irak, Afganistán, y ahora en Pakistán. Esta nueva guerra recién comienza y su panorama, como demostraron los otros frentes de batalla, es también incierto. Con un agravante: aquí están en juego las armas atómicas. </p><p></p><p>Pocos años atrás Afganistán demostró ser el lugar de gestación de algo mucho más terrible que los talibán. Irak aun es una incógnita para el futuro y seguridad de Occidente. Pakistán podría dejar de ser la pesadilla estadounidense, para convertirse en una pesadilla mundial.</p><p></p><p><a href="http://www.observadorglobal.com/pakistan-la-pesadilla-de-estados-unidos-n754.html">Observador Global</a></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Artrech, post: 754972, member: 41"] [B][SIZE="4"]Pakistán, la pesadilla de Estados Unidos[/SIZE][/B] [B]por Andrés Repetto[/B] [B]Medio millón de desplazados. 360.000 refugiados. 700 insurgentes muertos. Pakistán no solo enfrenta un reto militar contra los talibán dentro de sus fronteras sino también un verdadero desafío humanitario. Miles de civiles huyen de los combates y el malestar ante el débil gobierno de esta nación de mayoría islámica crece día a día. El destino de las armas nucleares que posee el país desvela al pentágono. Por primera vez desde 2001, los generales estadounidenses sienten que su seguridad nacional está realmente amenazada.[/B] A principios de marzo del año 2001, la intolerancia, la locura de los talibán volvió a tomar una dimensión mundial cuando sus máximas autoridades decidieron destruir los gigantescos Budas de la localidad de Bamiyan. Las esculturas talladas en la ladera de una montaña entre los siglos V y VI de nuestra era -monumentos históricos de 55 y 36 metros de altura- eran para estos radicales islámicos, ídolos falsos, por ende debían ser destruidos. La pena capital, esta vez, sobre los Budas, llevó a que gran parte del mundo se movilizara para frenar su destrucción, incluso el secretario general de las Naciones Unidas se entrevistó con las autoridades del régimen talibán. Pero la cumbre fue en vano. Como lo habían prometido, el 9 de marzo de 2001, los dos gigantes quedaron reducidos a escombros. Los medios del mundo trasmitieron una y otra vez la imagen de los Budas envueltos en gigantescas nubes de polvo producto de las explosiones de dinamita, que los dejaron reducidos a escombros. En instantes, donde durante siglos estuvieron los Budas, solo quedaban dos gigantescos agujeros. El mundo se estremeció por estas imágenes. Los talibán, con actos como estos -como así también con las ejecuciones brutales de hombres y mujeres- distraían la atención sobre algo aún más terrible. Su alianza con otros grupos de fanáticos, organizaciones criminales que estaban dispuestas a llevar de manera más rápida que los talibán sus ataques a otros países y regiones del mundo. Mientras todos seguían contemplando hipnotizados las nubes de polvo dejadas por los Budas, pocos meses después de este acto de locura, Afganistán demostró ser el refugio para la concreción de algo mucho más dramático e impensado: los ataques contra las ciudades de Nueva York y Washington. A partir de los ataques terroristas del 11 de septiembre la Casa Blanca decidió desplegar una de las ofensivas militares más importantes de las últimas décadas. Implementando incluso una nueva doctrina de seguridad nacional. En su momento el presidente de Estados Unidos, George Bush dejó en claro que atacar después de ser atacado ya no debía considerarse un acto de defensa sino “un suicidio” y por esta razón aplicó la política de los “ataques preventivos”. Esto significó golpear en cualquier lugar del mundo donde pudiera estar desarrollándose un plan para atentar contra la seguridad nacional de los Estados Unidos. El tiempo pasó, los militares estadounidenses fueron desplegados en varias regiones del planeta bajo esta idea de defensa, y ocultando sus verdaderas intenciones económicas y geopolíticas. Pero la pesadilla regresó. Incluso con condimentos aún más nefastos. Esta pesadilla tiene nombre: Pakistán. Los errores cometidos por la administración Bush hicieron que lo que tanto se temía pueda ocurrir en cualquier momento: que grupos terroristas, aliados a la organización Al Qaeda, tengan acceso al poderío atómico. Desde hace menos de una semana, por presión del presidente Obama, los militares paquistaníes están llevando adelante una de las ofensivas más importantes de los últimos años en el interior de su país. Los militares de esta nación mayoritariamente islámica que durante años se prepararon para una guerra con India, su rival histórico, debieron dejar de lado sus clásicas hipótesis de conflicto para atacar a sus enemigos más cercanos dentro de su propio territorio y a pocos kilómetros de la capital Islamabad: los radicales islámicos talibán y sus aliados de la red Al Qaeda. En las últimas horas el primer ministro paquistaní reconoció que en esta batalla se juega la supervivencia del país. Sin embargo, es mucho más que eso, y esto lo tienen muy en claro en el pentágono. A esta altura, ¿es acaso una locura imaginarse a los talibán con poderío atómico? Quizás una locura tan grande como haber soñado los ataques del 11 de septiembre de 2001 un día antes de que se cometiesen. Más de 15.000 militares paquistaníes fueron desplegados para, según las propias palabras del gobierno, aplastar a los terroristas. A esto se suma una catástrofe humanitaria cada vez mayor. El número de desplazados que escapan de la guerra en Pakistán, se cuentan de a cientos de miles. Están en medio del caos. Los militares entrenados para un conflicto convencional, están arrasando con lo que se cruza en su camino. Las fuerzas armadas de esta nación que hasta hace pocos años sostenían a los talibán en Afganistán ahora deben combatirlos en su territorio. Nadie sabe a ciencia cierta cuantos son estos enemigos. Algunos hablan de 4.000 hombres, otros de 5.000, pero, como lo mencionaba un periodista en la región del conflicto, para los militares paquistaníes en la actualidad todos los hombres que asisten a una escuela islámica son potenciales talibán por lo que ese número se amplía considerablemente en la visión del gobierno. Como ocurrió en el pasado con Afganistán, el mundo va tomando dimensión de manera lenta de lo que está sucediendo en Pakistán. Es una guerra nueva, más difícil de comprender que las de Irak y Afganistán, aún cuando éstas llevan años instaladas en la opinión publica. Los medios comienzan a inundarse con las imágenes de familias enteras escapando con lo puesto de esta nueva guerra. ¿Acaso el conflicto no era en el vecino Afganistán? Ya no. Y mientras las miradas se concentran en las mujeres, hombres y niños que se amontonan en los campamentos de refugiados, las más altas autoridades militares de los Estados Unidos repiten oraciones que lejos de tranquilizar dan un panorama de lo que podría ocurrir. El domingo el general estadounidense al mando de las guerras en Irak y Afganistán tuvo que asegurar ante los medios de su país que los arsenales atómicos paquistaníes están seguros. Al mismo tiempo buscó tranquilizar a la opinión pública afirmando que esta era la guerra de los paquistaníes. Pero, ¿hasta cuando? Si esta ofensiva contra los talibán en Pakistán no da los resultados que esperan en el pentágono, ¿qué tan lejos se está de una incursión de fuerzas estadounidenses? Si bien esto no haría más que generar una fuerte reacción entre la población y posiblemente una respuesta aún más fuerte entre los militares de esta nación islámica, el interrogante es cuánto margen de maniobra están dispuestos a dar los militares norteamericanos a las fuerzas paquistaníes en esta batalla. Ante el congreso de Estados Unidos, el Secretario de Defensa estadounidense Robert Gates, buscó dejar en claro a quienes tienen que firmarle los cheques para sus guerras, que ahora su país está haciendo frente a otro tipo de guerras, las llamadas no convencionales, y que por esta razón necesitaba más dinero para otro tipo de armamento y entrenamiento. Este es el tipo de conflicto que los soldados están llevando adelante en Irak, Afganistán, y ahora en Pakistán. Esta nueva guerra recién comienza y su panorama, como demostraron los otros frentes de batalla, es también incierto. Con un agravante: aquí están en juego las armas atómicas. Pocos años atrás Afganistán demostró ser el lugar de gestación de algo mucho más terrible que los talibán. Irak aun es una incógnita para el futuro y seguridad de Occidente. Pakistán podría dejar de ser la pesadilla estadounidense, para convertirse en una pesadilla mundial. [URL="http://www.observadorglobal.com/pakistan-la-pesadilla-de-estados-unidos-n754.html"]Observador Global[/URL] [/QUOTE]
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