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Area Militar General
Malvinas 1982
Personal Argentino en zona de combate
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<blockquote data-quote="ulugali" data-source="post: 1860635" data-attributes="member: 6204"><p><span style="font-size: 12px"> </span></p><p><span style="font-size: 12px"><strong>7.- Embarco</strong></span></p><p>La fase del embarco es otra fase importante de una OA. Consiste en embarcar la carga de combate, el personal y los vehículos anfibios de cuerdo a su probabilidad de uso en tierra. El <strong>Jefe de Logística de mi EM, el TNIM Esteban Citta, fue nombrado Oficial de Embarco de la FD. Este Oficial tenía un amplio conocimiento y experiencia logística por haber cubierto el mismo cargo el año anterior lo que permitió completar rápidamente el equipamiento del personal y la carga de combate necesaria. Por otro lado tenía una excelente </strong></p><p>relación con el Jefe de Logística de la <strong>FD</strong>. El Batallón contaba con una ventaja importante en este aspecto. Otro factor que ayudó fue que el Comandante del <strong>BDT ARA San Antonio</strong>, el buque que nos iba a transportar a la Zona del Objetivo, estaba comandado, como expresé anteriormente, por un compañero mío. Gracias a su buena voluntad y cooperación solucionó o minimizó los múltiples problemas de todo orden que se produjeron en esos últimos días. La carga se debe realizar de manera tal que sea posible su desembarco a medida que lo requieran las tropas desde tierra. Había tres</p><p>factores que conspiraban en contra: aún no se había dado a conocer en detalle el plan de aniobra en tierra ni el plan de desembarco, el escasísimo tiempo disponible ante el adelantamiento de la fecha de la operación y la siempre exigua capacidad del buque</p><p>para embarcar todo lo que se consideraba necesario.</p><p><strong>8.- La travesía</strong></p><p>El día 28 de marzo la <strong>FTA </strong>zarpó rumbo al Sur. El primer día de navegación no hubo nada especial para ser destacado. Los infantes de marina trataban de ubicarse lo mejor que</p><p>podían en los sollados excesivamente congestionados en su capacidad de alojamiento.</p><p>El buque transportaba cerca de 800 hombres, incluyendo 25 soldados del <strong>RI 25</strong>. Todos buscaban tratar de acostumbrarse a esta nueva rutina totalmente diferente a la de un cuartel o cuando se está en campaña en el terreno. Los Jefes de cada una de las fracciones buscaron algún local en donde reunirse para repasar o corregir sus respectivos planes. Todo, dentro de esa incomodidad nueva para el personal embarcado, fue sobrellevado sin mayores problemas el primer y segundo día. Se practicaron los zafarranchos clásicos en los buques –incendio, abandono – y se dictaron clases y procedimientos al respecto. Pero esa tranquilidad se</p><p>empezó a complicar a fines del atardecer del segundo día. A la incomodidad se sumó un día tormentoso con pesadas nubes y un mar cada vez más encrespado con grandes olas. El mal tiempo dificultó no solo la navegación, sino que afectó fuertemente a la mayoría de los infantes de marina e inclusive a parte de la tripulación. Por no tener quilla sino un fondo plano para poder embicar en las playas, el <strong>BDT </strong>rolaba mucho más que un buque convencional. El rolido y el cabeceo del buque exigieron ingentes y permanentes esfuerzos de la tripulación para segurar el material y la carga y al personal de los vehículos anfibios para evitar que éstos se moviesen de sus lugares en la bodega del buque. El jefe de los Vehículos Anfibios, TNIM Mario Forbice, dispuso un permanente control y ajuste de las trincas que mantenían los vehículos en su lugar. El fuerte temporal se ponía cada vez más violento y la mayoría del personal del Batallón, en todos los niveles, estaba prácticamente fuera de servicio por descompostura y mareos. El famoso <em>mal de mar </em>hizo estragos y muchas veces no daba tiempo para vomitar por la banda del buque, por lo cual en los pasillos, sollados, locales y baños se encontraban vómitos por doquier. En esa situación, sin duda alguna, el Batallón no estaba en aptitud para el combate. Pero peor aún, las Operaciones Anfibias así como las Operaciones Aerotransportadas, están absoluta y totalmente condicionadas por los factores meteorológicos. Si el mar se mantenía de esa manera el día <strong>D </strong>habría que abortar la operación. El día 1 de abril se hicieron algunos cambios de planes pero los mismos no afectaban al <strong>BIM2</strong>. Antes del anochecer el Almirante Büsser pronunció una vibrante arenga a la <strong>FD </strong>por los altavoces del buque. Antes del toque de silencio, bajé al sollado en el cual se encontraban los conscriptos del Batallón entre nerviosos y entusiasmados, comentando aun lo que habían escuchado por los altavoces. No vi temor, ni miedo ni nada parecido.Muy por el contrario, ansiosos y expectantes. Después de unas pocas palabras con un grupo que se me había acercado, pronuncié a viva voz mi propia arenga, en términos mucho menos académicos que los del Almirante. Quedé impresionado cuando concluí la misma. Todos los presentes, varias centenas de gargantas, me respondieron con un fuerte y varonil <strong>¡Viva la Patria! </strong>Era como la exteriorización del patriotismo materializado por ese rugido de las <em>Panteras Negras </em>como se autodenominaban, haciendo alusión a la pantera del distintivo del Batallón. Definitivamente no eran <em>los chicos de la guerra, </em>eran los <em>Panteras Negras </em>del <strong>BIM 2</strong>.</p><p><strong>9.- Desembarco y conquista de la cabeza de playa</strong></p><p>Finalmente llegó del día del desembarco. El mar, tan embravecido durante toda la navegación, parecía ahora un espejo. El Comandante del buque, Capitán Acuña, con una serenidad y solvencia como si hubiera estado años al mando del buque – había tomado el Comando solo tres meses atrás – situó el mismo en el lugar previsto para el lanzamiento de los vehículos anfibios, a unos 800 metros de la playa prevista. Esa noche habíamos dormido mal y poco. Diana fue a las 0400 de la mañana y a las 0545 se ordenó el embarco en los vehículos asignados. Todo se hizo en perfecto orden y silencio. El <strong>BIM2 </strong>no hizo más que volver a repetir la maniobra que se había practicado decenas de veces. Como expresé anteriormente, el</p><p><strong>MBAC </strong>es, sin duda, el momento más peligroso y vulnerable de una <strong>OA</strong>. Si no se lograba la sorpresa táctica, los ingleses podían estar esperándonos en posiciones en la playa y batirnos por partes, como si fuera una simple práctica de tiro al blanco. A la hora prevista se lanzó al</p><p>agua desde la rampa del buque el primer vehículo anfibio a orugas (<strong>VAO</strong>) a cargo del Capitán Santillán, quien comandaba los cuatro vehículos que transportaban la fracción que se desempeñaba como vanguardia. A continuación el resto de los <strong>VAOS </strong>con el <strong>BIM2 </strong>y el Comando de la <strong>FD</strong>. A las 0630hs, exactamente a la hora prevista, los primeros vehículos abordaron la playa. Aunque no había sorpresa estratégica ya que se la había perdido mucho antes y los ingleses sabían que esa noche íbamos a desembarcar, afortunadamente no sabían en qué lugar, por lo cual logramos la sorpresa táctica. Cuando ya el grueso de la <strong>FD </strong>estaba en tierra pude exhalar un profundo suspiro de alivio. Primer y principal aspecto crítico de la operación, superado sin inconvenientes. En cumplimiento de lo planeado, la fracción del <strong>EA </strong>se destacó a capturar el aeropuerto. Posteriormente tres <strong>VAOS </strong>del Batallón fueron enviados a reforzar la fracción del <strong>RI 25</strong>,que no tenía inconvenientes en su tarea pero precisaba ayuda para despejar los numerosos obstáculos que los ingleses habían colocado para tratar de hacerlo no operable. Se escuchaban disparos en el otro costado de la ciudad y descontábamos que era la fracción de Comandos Anfibios y Buzos Tácticos que luchaba en procura de su objetivo que era la casa del gobernador inglés. No obstante algo debía haber ocurrido, ya que por radio se pedía reiterada y urgentemente la presencia del médico en las proximidades de ese objetivo. El segundo punto crítico era el istmo al cual llamamos objetivo <em>Zulu</em>. Era un angostamiento del terreno, una franja muy apta para ser defendida por los ingleses. Pero la vanguardia a cargo del Capitán Santillán, atravesó el istmo sin problemas y sin rastros de actividad enemiga. Segundo suspiro de alivio. No obstante, dada la estricta limitación de que la operación fuera incruenta y con la menor destrucción posible, se iba configurando la posibilidad más desfavorable para nosotros: que los ingleses ofrecieran resistencia en el linde de Puerto Argentino o inclusive dentro de la ciudad. Pero pronto esa posibilidad desapareció: la vanguardia había recibido un nutrido fuego de ametralladoras y estaba combatiendo en las afueras de la localidad. Con mi Ayudante, TCIM Martinelli y el Encargado de Batallón, el SMIM Roque Díaz, nos reunimos con Santillán y dispuse que la Ca <em>Delta </em>del TNIM Di Paola desplegara para constituirse como base de fuego y la <em>Echo </em>del TNIM Aruani, sin desmontar de los <strong>VAOS</strong>, se lanzase hacia la ciudad. Pero ya el Capitán Santillán, con sus morteros, ametralladoras, el fuego de los fusileros y fundamentalmente con un eficaz disparo de uno de sus cañones sin retroceso había hecho que los ingleses cesaran en su acción retirándose al interior de la localidad. La vanguardia volvió a montar en los vehículos y buscó reforzar la acción de los Comandos Anfibios en Moody Brook. Sin embargo, éstos ya habían cumplido su misión y se encontraban próximos a Puerto Argentino por el lado opuesto al avance del <strong>BIM2</strong>, por lo cual el Capitán Santillán continuó su avance para completar su misión de aseguramiento de la península Camber. Mientras tanto las Compañías del Batallón entraron sin resistencia en la ciudad, ocupando sus zonas de responsabilidad (<strong>ZR</strong>) y tenían absoluto control sobre la población y los servicios públicos esenciales. El gobernador pidió parlamentar y aproximadamente a las 0930 hs., la guarnición militar británica depuso sus armas y se rindió, excepto un pequeño grupo en la península Camber que lo hizo poco después. Me reuní con el Almirante para recorrer e inspeccionar la zona de responsabilidad del Batallón, recibiendo las novedades de los J de Ca en sus respectivas zonas.</p><p>Posteriormente, el Teniente Martinelli y yo abrimos el portón de un edificio cercano al puerto en el cual durante la noche anterior habían sido alojados los argentinos residentes en las Islas. Aproximadamente a las 1230 hs. en el jardín de la casa del gobernador se izó la bandera argentina en presencia del General García, Comandante del Teatro de Operaciones Malvinas, el Almirante Allara, Comandante de la <strong>FTA</strong>, el Almirante Büsser, Comandante de la Fuerza de Desembarco y representantes de los efectivos de I.M. y navales que habían participado en la operación.</p><p>Al día siguiente, se hizo la entrega de las <strong>ZR </strong>a efectivos del <strong>RI 25 q</strong>uienes nos relevaron en la tarea de control de las mismas. A la tarde se comenzó con el repliegue hacia el continente, específicamente hacia Puerto Belgrano. Solo quedó en las islas una Sección de mi Unidad a cargo del TCIM Héctor Gazzolo para brindar seguridad al Apostadero Naval de la ciudad. La operación militar había terminado para nuestro Batallón.</p><p><strong>10.- Fin de la operación</strong></p><p>La <strong>Operación Rosario </strong>fue la primera operación de guerra argentina del siglo XX contra un enemigo extranjero y resultó exitosa. Habíamos cumplido exactamente lo que estaba previsto, planificado y adecuadamente ensayado. Cuando regresamos a nuestro cuartel en Baterías todos nos sentíamos realizados, orgullosos y satisfechos por haber alcanzado y cumplido con todo éxito los objetivos fijados. Yo, particularmente, estaba doblemente satisfecho y orgulloso. No solo por haber cumplido las metas fijadas sino por el excelente comportamiento profesional de todo el personal en todas las jerarquías durante toda la operación. No recuerdo que haya habido absolutamente ningún problema de ningún tipo. Un párrafo muy especial lo merece <em>el milicaje </em>como se decía en la jerga de la Unidad. Los esforzados conscriptos. <em>La infantería, la de los pies cansados y las botas sucias, es el principal arma en el combate, pues sin ella no existe la consolidación</em>, dijo un analista militar de la Segunda Guerra Mundial. En nuestra Unidades, los conscriptos constituían la masa de la Infantería. Como expresé al comienzo de esta nota, había un porcentaje muy adiestrado, los que habían ingresado antes, y otros con solo un barniz de adiestramiento, levemente superior al nivel mínimo aceptable porque habían ingresado bastante más tarde. No obstante, en poco tiempo se formó <strong>el equipo </strong>al que hice referencia anteriormente. Un equipo perfectamente integrado y aceitado. Todos eran <strong>INFANTES DE MARINA</strong>. Así, con mayúscula. Si bien me acuerdo de muchos de ellos, solo recuerdo el nombre de unos pocos: Alejandro Luna, Jorge O.Vázquez, Gustavo Romanello, Daniel Tosolini, Héctor Marcos, Marcelo Miceli. Todos nosotros nos sentíamos orgullosos, pero no felices. Tres infantes de marina y un marino murieron en cumplimiento de su deber. El primer caído, fue el CFIM Pedro Edgardo Giachino quien fue mortalmente herido en un valeroso y heroico asalto al frente de su grupo a la bien defendida casa del Gobernador. No había compartido con él ningún destino, pero como teníamos la misma especialidad, cada año nos reuníamos una semana en la <strong>APCA </strong>para la recalificación de nuestra capacitación. Pocos días antes de embarcar estuvimos bromeando y tomando unas copas después de cenar en la Casa de Oficiales del Batallón. Ahora ya no estaba. También nos afectó la muerte de los dos conscriptos en la operación en Grytviken en las Georgias del Sur, Mario Almonacid y Néstor Águila y la del Cabo 1º de Mar, Patricio Guanca. Aunque no los conocía, dos eran conscriptos del otro Batallón de nuestra Brigada y el Cabo 1º pertenecía a la dotación de la <strong>Corbeta ARA Guerrico</strong>, el dolor fue igual que si hubieran sido de nuestra Unidad. A los pocos días, el Batallón fue desplazado nuevamente al sur en el marco de la totalidad de la Brigada para una nueva misión. Nos instalamos en inmediaciones de la ciudad de Río Grande, en Tierra del Fuego, esta vez con responsabilidad estratégica. Allí estuvimos hasta unos días después del fin de la guerra Hubo muchas vicisitudes, aspectos y hechos destacables en esta nueva etapa. Pero eso ya es otra historia.</p><p><strong>Bibliografía Complementaria</strong></p><p>-Büsser, Carlos A. C. (1984)</p><p>Operación Rosario. Buenos Aires: Editorial Atlántida S.A.</p><p>-Büsser, Carlos A.C. (1987)</p><p>Malvinas, la Guerra Inconclusa. Buenos Aires: Editorial Fernández Reguera</p><p>-Robles, Sergio G. (2011) El Asalto Anfibio a Malvinas (29 Años,29 Testimonios). Buenos Aires:</p><p>Instituto de Publicaciones Navales</p><p>-Separatas de la Revista <em>Desembarco</em></p><p></p><p><span style="font-size: 12px"><strong>NOTA</strong>: este artículo fue publicado en la REVISTA DE PUBLICACIONES NAVALES, esta es un publicación interna de la Armada con distribución exclusiva para el Personal Superior. Anualmente se publican dos o tres ediciones con artículos de interes de Revistas Internacionales y Nacionales y artículos de personal militar. El objeto de esta publicación es que el Personal Superior se mantenga actualizado en temas que hacen a la Defensa Nacional y otros temas que puedan ser de interés. El origen de esta publicación se remonta a una Resolución Naval del 23 Febrero de 1900 y se mantiene en vigor dese ese año. </span></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="ulugali, post: 1860635, member: 6204"] [SIZE=3] [B]7.- Embarco[/B][/SIZE] La fase del embarco es otra fase importante de una OA. Consiste en embarcar la carga de combate, el personal y los vehículos anfibios de cuerdo a su probabilidad de uso en tierra. El [B]Jefe de Logística de mi EM, el TNIM Esteban Citta, fue nombrado Oficial de Embarco de la FD. Este Oficial tenía un amplio conocimiento y experiencia logística por haber cubierto el mismo cargo el año anterior lo que permitió completar rápidamente el equipamiento del personal y la carga de combate necesaria. Por otro lado tenía una excelente [/B] relación con el Jefe de Logística de la [B]FD[/B]. El Batallón contaba con una ventaja importante en este aspecto. Otro factor que ayudó fue que el Comandante del [B]BDT ARA San Antonio[/B], el buque que nos iba a transportar a la Zona del Objetivo, estaba comandado, como expresé anteriormente, por un compañero mío. Gracias a su buena voluntad y cooperación solucionó o minimizó los múltiples problemas de todo orden que se produjeron en esos últimos días. La carga se debe realizar de manera tal que sea posible su desembarco a medida que lo requieran las tropas desde tierra. Había tres factores que conspiraban en contra: aún no se había dado a conocer en detalle el plan de aniobra en tierra ni el plan de desembarco, el escasísimo tiempo disponible ante el adelantamiento de la fecha de la operación y la siempre exigua capacidad del buque para embarcar todo lo que se consideraba necesario. [B]8.- La travesía[/B] El día 28 de marzo la [B]FTA [/B]zarpó rumbo al Sur. El primer día de navegación no hubo nada especial para ser destacado. Los infantes de marina trataban de ubicarse lo mejor que podían en los sollados excesivamente congestionados en su capacidad de alojamiento. El buque transportaba cerca de 800 hombres, incluyendo 25 soldados del [B]RI 25[/B]. Todos buscaban tratar de acostumbrarse a esta nueva rutina totalmente diferente a la de un cuartel o cuando se está en campaña en el terreno. Los Jefes de cada una de las fracciones buscaron algún local en donde reunirse para repasar o corregir sus respectivos planes. Todo, dentro de esa incomodidad nueva para el personal embarcado, fue sobrellevado sin mayores problemas el primer y segundo día. Se practicaron los zafarranchos clásicos en los buques –incendio, abandono – y se dictaron clases y procedimientos al respecto. Pero esa tranquilidad se empezó a complicar a fines del atardecer del segundo día. A la incomodidad se sumó un día tormentoso con pesadas nubes y un mar cada vez más encrespado con grandes olas. El mal tiempo dificultó no solo la navegación, sino que afectó fuertemente a la mayoría de los infantes de marina e inclusive a parte de la tripulación. Por no tener quilla sino un fondo plano para poder embicar en las playas, el [B]BDT [/B]rolaba mucho más que un buque convencional. El rolido y el cabeceo del buque exigieron ingentes y permanentes esfuerzos de la tripulación para segurar el material y la carga y al personal de los vehículos anfibios para evitar que éstos se moviesen de sus lugares en la bodega del buque. El jefe de los Vehículos Anfibios, TNIM Mario Forbice, dispuso un permanente control y ajuste de las trincas que mantenían los vehículos en su lugar. El fuerte temporal se ponía cada vez más violento y la mayoría del personal del Batallón, en todos los niveles, estaba prácticamente fuera de servicio por descompostura y mareos. El famoso [I]mal de mar [/I]hizo estragos y muchas veces no daba tiempo para vomitar por la banda del buque, por lo cual en los pasillos, sollados, locales y baños se encontraban vómitos por doquier. En esa situación, sin duda alguna, el Batallón no estaba en aptitud para el combate. Pero peor aún, las Operaciones Anfibias así como las Operaciones Aerotransportadas, están absoluta y totalmente condicionadas por los factores meteorológicos. Si el mar se mantenía de esa manera el día [B]D [/B]habría que abortar la operación. El día 1 de abril se hicieron algunos cambios de planes pero los mismos no afectaban al [B]BIM2[/B]. Antes del anochecer el Almirante Büsser pronunció una vibrante arenga a la [B]FD [/B]por los altavoces del buque. Antes del toque de silencio, bajé al sollado en el cual se encontraban los conscriptos del Batallón entre nerviosos y entusiasmados, comentando aun lo que habían escuchado por los altavoces. No vi temor, ni miedo ni nada parecido.Muy por el contrario, ansiosos y expectantes. Después de unas pocas palabras con un grupo que se me había acercado, pronuncié a viva voz mi propia arenga, en términos mucho menos académicos que los del Almirante. Quedé impresionado cuando concluí la misma. Todos los presentes, varias centenas de gargantas, me respondieron con un fuerte y varonil [B]¡Viva la Patria! [/B]Era como la exteriorización del patriotismo materializado por ese rugido de las [I]Panteras Negras [/I]como se autodenominaban, haciendo alusión a la pantera del distintivo del Batallón. Definitivamente no eran [I]los chicos de la guerra, [/I]eran los [I]Panteras Negras [/I]del [B]BIM 2[/B]. [B]9.- Desembarco y conquista de la cabeza de playa[/B] Finalmente llegó del día del desembarco. El mar, tan embravecido durante toda la navegación, parecía ahora un espejo. El Comandante del buque, Capitán Acuña, con una serenidad y solvencia como si hubiera estado años al mando del buque – había tomado el Comando solo tres meses atrás – situó el mismo en el lugar previsto para el lanzamiento de los vehículos anfibios, a unos 800 metros de la playa prevista. Esa noche habíamos dormido mal y poco. Diana fue a las 0400 de la mañana y a las 0545 se ordenó el embarco en los vehículos asignados. Todo se hizo en perfecto orden y silencio. El [B]BIM2 [/B]no hizo más que volver a repetir la maniobra que se había practicado decenas de veces. Como expresé anteriormente, el [B]MBAC [/B]es, sin duda, el momento más peligroso y vulnerable de una [B]OA[/B]. Si no se lograba la sorpresa táctica, los ingleses podían estar esperándonos en posiciones en la playa y batirnos por partes, como si fuera una simple práctica de tiro al blanco. A la hora prevista se lanzó al agua desde la rampa del buque el primer vehículo anfibio a orugas ([B]VAO[/B]) a cargo del Capitán Santillán, quien comandaba los cuatro vehículos que transportaban la fracción que se desempeñaba como vanguardia. A continuación el resto de los [B]VAOS [/B]con el [B]BIM2 [/B]y el Comando de la [B]FD[/B]. A las 0630hs, exactamente a la hora prevista, los primeros vehículos abordaron la playa. Aunque no había sorpresa estratégica ya que se la había perdido mucho antes y los ingleses sabían que esa noche íbamos a desembarcar, afortunadamente no sabían en qué lugar, por lo cual logramos la sorpresa táctica. Cuando ya el grueso de la [B]FD [/B]estaba en tierra pude exhalar un profundo suspiro de alivio. Primer y principal aspecto crítico de la operación, superado sin inconvenientes. En cumplimiento de lo planeado, la fracción del [B]EA [/B]se destacó a capturar el aeropuerto. Posteriormente tres [B]VAOS [/B]del Batallón fueron enviados a reforzar la fracción del [B]RI 25[/B],que no tenía inconvenientes en su tarea pero precisaba ayuda para despejar los numerosos obstáculos que los ingleses habían colocado para tratar de hacerlo no operable. Se escuchaban disparos en el otro costado de la ciudad y descontábamos que era la fracción de Comandos Anfibios y Buzos Tácticos que luchaba en procura de su objetivo que era la casa del gobernador inglés. No obstante algo debía haber ocurrido, ya que por radio se pedía reiterada y urgentemente la presencia del médico en las proximidades de ese objetivo. El segundo punto crítico era el istmo al cual llamamos objetivo [I]Zulu[/I]. Era un angostamiento del terreno, una franja muy apta para ser defendida por los ingleses. Pero la vanguardia a cargo del Capitán Santillán, atravesó el istmo sin problemas y sin rastros de actividad enemiga. Segundo suspiro de alivio. No obstante, dada la estricta limitación de que la operación fuera incruenta y con la menor destrucción posible, se iba configurando la posibilidad más desfavorable para nosotros: que los ingleses ofrecieran resistencia en el linde de Puerto Argentino o inclusive dentro de la ciudad. Pero pronto esa posibilidad desapareció: la vanguardia había recibido un nutrido fuego de ametralladoras y estaba combatiendo en las afueras de la localidad. Con mi Ayudante, TCIM Martinelli y el Encargado de Batallón, el SMIM Roque Díaz, nos reunimos con Santillán y dispuse que la Ca [I]Delta [/I]del TNIM Di Paola desplegara para constituirse como base de fuego y la [I]Echo [/I]del TNIM Aruani, sin desmontar de los [B]VAOS[/B], se lanzase hacia la ciudad. Pero ya el Capitán Santillán, con sus morteros, ametralladoras, el fuego de los fusileros y fundamentalmente con un eficaz disparo de uno de sus cañones sin retroceso había hecho que los ingleses cesaran en su acción retirándose al interior de la localidad. La vanguardia volvió a montar en los vehículos y buscó reforzar la acción de los Comandos Anfibios en Moody Brook. Sin embargo, éstos ya habían cumplido su misión y se encontraban próximos a Puerto Argentino por el lado opuesto al avance del [B]BIM2[/B], por lo cual el Capitán Santillán continuó su avance para completar su misión de aseguramiento de la península Camber. Mientras tanto las Compañías del Batallón entraron sin resistencia en la ciudad, ocupando sus zonas de responsabilidad ([B]ZR[/B]) y tenían absoluto control sobre la población y los servicios públicos esenciales. El gobernador pidió parlamentar y aproximadamente a las 0930 hs., la guarnición militar británica depuso sus armas y se rindió, excepto un pequeño grupo en la península Camber que lo hizo poco después. Me reuní con el Almirante para recorrer e inspeccionar la zona de responsabilidad del Batallón, recibiendo las novedades de los J de Ca en sus respectivas zonas. Posteriormente, el Teniente Martinelli y yo abrimos el portón de un edificio cercano al puerto en el cual durante la noche anterior habían sido alojados los argentinos residentes en las Islas. Aproximadamente a las 1230 hs. en el jardín de la casa del gobernador se izó la bandera argentina en presencia del General García, Comandante del Teatro de Operaciones Malvinas, el Almirante Allara, Comandante de la [B]FTA[/B], el Almirante Büsser, Comandante de la Fuerza de Desembarco y representantes de los efectivos de I.M. y navales que habían participado en la operación. Al día siguiente, se hizo la entrega de las [B]ZR [/B]a efectivos del [B]RI 25 q[/B]uienes nos relevaron en la tarea de control de las mismas. A la tarde se comenzó con el repliegue hacia el continente, específicamente hacia Puerto Belgrano. Solo quedó en las islas una Sección de mi Unidad a cargo del TCIM Héctor Gazzolo para brindar seguridad al Apostadero Naval de la ciudad. La operación militar había terminado para nuestro Batallón. [B]10.- Fin de la operación[/B] La [B]Operación Rosario [/B]fue la primera operación de guerra argentina del siglo XX contra un enemigo extranjero y resultó exitosa. Habíamos cumplido exactamente lo que estaba previsto, planificado y adecuadamente ensayado. Cuando regresamos a nuestro cuartel en Baterías todos nos sentíamos realizados, orgullosos y satisfechos por haber alcanzado y cumplido con todo éxito los objetivos fijados. Yo, particularmente, estaba doblemente satisfecho y orgulloso. No solo por haber cumplido las metas fijadas sino por el excelente comportamiento profesional de todo el personal en todas las jerarquías durante toda la operación. No recuerdo que haya habido absolutamente ningún problema de ningún tipo. Un párrafo muy especial lo merece [I]el milicaje [/I]como se decía en la jerga de la Unidad. Los esforzados conscriptos. [I]La infantería, la de los pies cansados y las botas sucias, es el principal arma en el combate, pues sin ella no existe la consolidación[/I], dijo un analista militar de la Segunda Guerra Mundial. En nuestra Unidades, los conscriptos constituían la masa de la Infantería. Como expresé al comienzo de esta nota, había un porcentaje muy adiestrado, los que habían ingresado antes, y otros con solo un barniz de adiestramiento, levemente superior al nivel mínimo aceptable porque habían ingresado bastante más tarde. No obstante, en poco tiempo se formó [B]el equipo [/B]al que hice referencia anteriormente. Un equipo perfectamente integrado y aceitado. Todos eran [B]INFANTES DE MARINA[/B]. Así, con mayúscula. Si bien me acuerdo de muchos de ellos, solo recuerdo el nombre de unos pocos: Alejandro Luna, Jorge O.Vázquez, Gustavo Romanello, Daniel Tosolini, Héctor Marcos, Marcelo Miceli. Todos nosotros nos sentíamos orgullosos, pero no felices. Tres infantes de marina y un marino murieron en cumplimiento de su deber. El primer caído, fue el CFIM Pedro Edgardo Giachino quien fue mortalmente herido en un valeroso y heroico asalto al frente de su grupo a la bien defendida casa del Gobernador. No había compartido con él ningún destino, pero como teníamos la misma especialidad, cada año nos reuníamos una semana en la [B]APCA [/B]para la recalificación de nuestra capacitación. Pocos días antes de embarcar estuvimos bromeando y tomando unas copas después de cenar en la Casa de Oficiales del Batallón. Ahora ya no estaba. También nos afectó la muerte de los dos conscriptos en la operación en Grytviken en las Georgias del Sur, Mario Almonacid y Néstor Águila y la del Cabo 1º de Mar, Patricio Guanca. Aunque no los conocía, dos eran conscriptos del otro Batallón de nuestra Brigada y el Cabo 1º pertenecía a la dotación de la [B]Corbeta ARA Guerrico[/B], el dolor fue igual que si hubieran sido de nuestra Unidad. A los pocos días, el Batallón fue desplazado nuevamente al sur en el marco de la totalidad de la Brigada para una nueva misión. Nos instalamos en inmediaciones de la ciudad de Río Grande, en Tierra del Fuego, esta vez con responsabilidad estratégica. Allí estuvimos hasta unos días después del fin de la guerra Hubo muchas vicisitudes, aspectos y hechos destacables en esta nueva etapa. Pero eso ya es otra historia. [B]Bibliografía Complementaria[/B] -Büsser, Carlos A. C. (1984) Operación Rosario. Buenos Aires: Editorial Atlántida S.A. -Büsser, Carlos A.C. (1987) Malvinas, la Guerra Inconclusa. Buenos Aires: Editorial Fernández Reguera -Robles, Sergio G. (2011) El Asalto Anfibio a Malvinas (29 Años,29 Testimonios). Buenos Aires: Instituto de Publicaciones Navales -Separatas de la Revista [I]Desembarco[/I] [SIZE=3][B]NOTA[/B]: este artículo fue publicado en la REVISTA DE PUBLICACIONES NAVALES, esta es un publicación interna de la Armada con distribución exclusiva para el Personal Superior. Anualmente se publican dos o tres ediciones con artículos de interes de Revistas Internacionales y Nacionales y artículos de personal militar. El objeto de esta publicación es que el Personal Superior se mantenga actualizado en temas que hacen a la Defensa Nacional y otros temas que puedan ser de interés. El origen de esta publicación se remonta a una Resolución Naval del 23 Febrero de 1900 y se mantiene en vigor dese ese año. [/SIZE] [/QUOTE]
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