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Area Militar General
Malvinas 1982
Personal Argentino en zona de combate
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<blockquote data-quote="nippur_1967" data-source="post: 791856" data-attributes="member: 1952"><p><strong>Personal de CITEFA en Malvinas</strong></p><p></p><p><u><strong>CITEFA en la guerra de Malvinas </strong></u></p><p></p><p>El Instituto siempre se ha destacado, y esos jalones tecnológicos serán mencionados en sucesivas notas. Aquí, nos hemos de referir a un caso particular de nuestra historia, el conflicto de Malvinas en 1982. Con extremado secreto, CITEFA puso a disposición de las Fuerzas Armadas, y sin dilación, toda su capacidad, inteligencia y tiempo. Citaremos cuatro casos entre muchos otros que permanecieron en el anonimato por razones de confidencialidad, pero que la historia rescatará, sin duda: el envío de un lanzacohetes múltiple autopropulsado dotado de cohetes SAPBA cal. 127 mm, suceso donde ofrendaron su vida dos integrantes de CITEFA, la confección de nuevas tablas de tiro para cañones CITER cal. 155 mm. L33 que operaban en las Islas y que, por un error logístico, tenían proyectiles, si bien del mismo calibre, de otro material para el cual no estaba destinada la munición, y cargas propulsoras de un tercer material, el obús L 23 norteamericano, situación ésta, totalmente anormal, el diseño y la fabricación de prototipos, y luego de una serie, de equipos lanzadores de señuelos electromagnéticos (chaff) y bengalas infrarrojas para ser montados en aviones de la Fuerza Aérea (A4-B y Dagger) y de la Armada (A4-Q), a fin de incrementar las contramedidas y minimizar o evitar la acción de misiles lanzados y, finalmente, la confección y distribución de hojas instructivas de cómo proceder en casos de intoxicación. </p><p></p><p>Hoy y cada 2 de abril, los recordamos con emoción profunda. Son el <strong>Mayor postmortem de Artillería, Ingeniero Militar en Armamento Autopropulsado Sergio Novoa y el Suboficial Principal postmortem Mecánico Optico Víctor Jesús Benzo</strong>. Este año 2003, temprano, el personal de CITEFA se reunió frente al mástil y a las placas de bronce, y el toque de silencio a cargo de un trompa del Ejército Argentino hizo vibrar sus fibras más íntimas, en especial las de los veteranos de guerra, las del hijo de Víctor Benzo que forma parte de nuestro Instituto, y hasta las del Presidente de CITEFA, camarada de promoción y de estudios de Sergio Novoa. </p><p></p><p>Ellos partieron hacia las islas irredentas en abril de 1982. El buque Carcarañá fue designado por las Fuerzas Navales para servir de apoyo logístico entre el continente y las islas. A bordo de dicho buque había llegado a aguas del Atlántico Sur la cohetera SAPBA (Sistema de Armas Proyectiles Balísticos Autopropulsados) diseñada y fabricada por CITEFA para el Ejército. Se suponía que el buque debía dejar su carga en Puerto Mitre, pero el muelle del mencionado puerto era de madera y muy precario por lo cual no pudo cumplir con su cometido. Las Fuerzas Navales asignaron entonces al Isla de los Estados para que recibiera la cohetera, junto con su munición, además de tambores de combustible para los aviones argentinos y munición de artillería. El Capitán Payarola, comandante del Isla de los Estados coordinó con el entonces Capitán Novoa el traslado del lanzador SAPBA que debió ser parcialmente desarmado para poder ser estibado adecuadamente en el Isla de los Estados. Aproximadamente a las 22.00 hs del 10 de mayo de 1982 se finalizó con toda la carga que el buque podía trasladar, motivo por el cual el Capitán ordenó soltar amarras dirigiéndose al puerto de Pradera del Ganso (Goose Green), en manos argentinas. Habiendo transcurrido aproximadamente una hora y media de navegación en plena oscuridad, quedaron iluminados sorpresivamente por una bengala, que en un principio se pensó proveniente de tropas argentinas. En ese momento el buque comenzó a recibir diversos impactos de cañón, uno de los cuales hizo volar el puente de mando del buque, dejando allí un saldo de diez a doce muertos de los veinticinco tripulantes, y otro cañonazo, del lado derecho, a mitad del buque, que generó una tremenda explosión, haciendo vibrar al mismo, el cual inmediatamente se escoró hacia la derecha y comenzó a hundirse. </p><p></p><p>Payarola hizo también hincapié en que poco tiempo antes de la tragedia había conversado con el Capitán Novoa en el puente de mando, que lo había impresionado el aplomo y el sentido del deber que vislumbró en él y la responsabilidad asumida por el personal y elementos a su cargo. Después de soltar amarras, el Capitán Novoa se retiró del puente, presumiblemente para reunirse con sus hombres, pero no pudo cumplir con su cometido ya que el destino cruel quiso que desaparecieran todos durante el hundimiento del Isla de los Estados. </p><p></p><p>En el caso de los señuelos antimisiles, ese proyecto tuvo que realizarse en un tiempo muy breve, dada la situación imperante, lo que obligó a un grupo de técnicos del Instituto a trasladarse a la Base Aeronaval Comandante Espora, para determinar "in situ" la forma de fijación de los futuros sistemas lanzaseñuelos en los lugares adecuados a cada tipo de avión. Mientras tanto, otro grupo de especialistas se desplazaba a Córdoba para examinar los aviones de la FAA. </p><p></p><p>De esa manera, se organizó un grupo de trabajo multidisciplinario, dividido en varios equipos. En Electrónica se diseñó el disparador y el selector de cartuchos, con su secuenciador, en Química se perfeccionó el detonador eléctrico y las bengalas infrarrojas, y en el Departamento de Prototipos se diseñaron y pusieron a punto los lanzadores recargables y una serie numerosa de cartuchos para señuelos y bengalas. Así, los artefactos electromagnéticos se cargaron con miles de pequeñas cintas de aluminio para que, una vez arrojados desde la aeronave, formasen una nube metálica que desorientara al sistema de guiado del misil enemigo. Semanas más tarde, se demostraría que uno de estos ingenios lanzaseñuelos desarrollados en CITEFA, provocó el desvío de un misil inglés lanzado contra un avión de combate propio, salvando la vida del piloto y manteniendo la operatividad de la máquina. </p><p></p><p>Para las tablas de tiro, CITEFA convocó a sus especialistas y, gracias a los métodos, algoritmos y programas de cálculo que se habían desarrollado en los últimos años, se materializó una trascendente secuencia de tareas: relevamiento y obtención de los datos de la munición y pólvoras, estudio de compatibilidad geométrica y resistente del proyectil SCHNEIDER en el cañón CITER, cálculo de las características termodinámicas de las pólvoras de las cargas de propulsión, exhaustivo cómputo de la balística interior de las cargas americanas con el proyectil SCHNEIDER en el cañón argentino, determinación del coeficiente balístico del proyectil SCHNEIDER, y la consolidación e impresión de las Tablas de Tiro para la totalidad de las cargas. </p><p></p><p>A las 72 horas de haber recibido el requerimiento, CITEFA entregó las nuevas tablas de tiro al EMGE, que las remitió de inmediato al TOAS y 24 horas después, el Instituto recibió del EMGE, que a su vez había recibido del Comandante de Artillería del TOAS, la información de que "la Artillería argentina había tirado y que los proyectiles habían impactado en los blancos". </p><p></p><p>Y las hojas instructivas aparecieron como una necesidad imperante ya que, en esa época la Royal Navy estaba haciendo ejercicios de protección contra agentes de guerra química y se llegó a la conclusión que podíamos ser atacados con incapacitantes. El Departamento Toxicología de CITEFA presentó este análisis en el Ministerio de Defensa. Como consecuencia de este planteo se comprobó que Argentina no tenía máscaras y que en el país existía sólo una fábrica con capacidad para hacer una por día. Más tarde, con el transcurso de la guerra, se observó en Comodoro Rivadavia que soldados que llegaban del frente, a la noche, cuando se apagaban las luces, fosforecían por las lesiones que tenían en la piel debido al fósforo blanco que empleaban los ingleses y allí se agregó toda una lista de procedimientos a seguir. Esta lista fue incorporada a los manuales de instrucciones y fueron distribuídas a todos los centros del país.</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="nippur_1967, post: 791856, member: 1952"] [b]Personal de CITEFA en Malvinas[/b] [U][B]CITEFA en la guerra de Malvinas [/B][/U] El Instituto siempre se ha destacado, y esos jalones tecnológicos serán mencionados en sucesivas notas. Aquí, nos hemos de referir a un caso particular de nuestra historia, el conflicto de Malvinas en 1982. Con extremado secreto, CITEFA puso a disposición de las Fuerzas Armadas, y sin dilación, toda su capacidad, inteligencia y tiempo. Citaremos cuatro casos entre muchos otros que permanecieron en el anonimato por razones de confidencialidad, pero que la historia rescatará, sin duda: el envío de un lanzacohetes múltiple autopropulsado dotado de cohetes SAPBA cal. 127 mm, suceso donde ofrendaron su vida dos integrantes de CITEFA, la confección de nuevas tablas de tiro para cañones CITER cal. 155 mm. L33 que operaban en las Islas y que, por un error logístico, tenían proyectiles, si bien del mismo calibre, de otro material para el cual no estaba destinada la munición, y cargas propulsoras de un tercer material, el obús L 23 norteamericano, situación ésta, totalmente anormal, el diseño y la fabricación de prototipos, y luego de una serie, de equipos lanzadores de señuelos electromagnéticos (chaff) y bengalas infrarrojas para ser montados en aviones de la Fuerza Aérea (A4-B y Dagger) y de la Armada (A4-Q), a fin de incrementar las contramedidas y minimizar o evitar la acción de misiles lanzados y, finalmente, la confección y distribución de hojas instructivas de cómo proceder en casos de intoxicación. Hoy y cada 2 de abril, los recordamos con emoción profunda. Son el [B]Mayor postmortem de Artillería, Ingeniero Militar en Armamento Autopropulsado Sergio Novoa y el Suboficial Principal postmortem Mecánico Optico Víctor Jesús Benzo[/B]. Este año 2003, temprano, el personal de CITEFA se reunió frente al mástil y a las placas de bronce, y el toque de silencio a cargo de un trompa del Ejército Argentino hizo vibrar sus fibras más íntimas, en especial las de los veteranos de guerra, las del hijo de Víctor Benzo que forma parte de nuestro Instituto, y hasta las del Presidente de CITEFA, camarada de promoción y de estudios de Sergio Novoa. Ellos partieron hacia las islas irredentas en abril de 1982. El buque Carcarañá fue designado por las Fuerzas Navales para servir de apoyo logístico entre el continente y las islas. A bordo de dicho buque había llegado a aguas del Atlántico Sur la cohetera SAPBA (Sistema de Armas Proyectiles Balísticos Autopropulsados) diseñada y fabricada por CITEFA para el Ejército. Se suponía que el buque debía dejar su carga en Puerto Mitre, pero el muelle del mencionado puerto era de madera y muy precario por lo cual no pudo cumplir con su cometido. Las Fuerzas Navales asignaron entonces al Isla de los Estados para que recibiera la cohetera, junto con su munición, además de tambores de combustible para los aviones argentinos y munición de artillería. El Capitán Payarola, comandante del Isla de los Estados coordinó con el entonces Capitán Novoa el traslado del lanzador SAPBA que debió ser parcialmente desarmado para poder ser estibado adecuadamente en el Isla de los Estados. Aproximadamente a las 22.00 hs del 10 de mayo de 1982 se finalizó con toda la carga que el buque podía trasladar, motivo por el cual el Capitán ordenó soltar amarras dirigiéndose al puerto de Pradera del Ganso (Goose Green), en manos argentinas. Habiendo transcurrido aproximadamente una hora y media de navegación en plena oscuridad, quedaron iluminados sorpresivamente por una bengala, que en un principio se pensó proveniente de tropas argentinas. En ese momento el buque comenzó a recibir diversos impactos de cañón, uno de los cuales hizo volar el puente de mando del buque, dejando allí un saldo de diez a doce muertos de los veinticinco tripulantes, y otro cañonazo, del lado derecho, a mitad del buque, que generó una tremenda explosión, haciendo vibrar al mismo, el cual inmediatamente se escoró hacia la derecha y comenzó a hundirse. Payarola hizo también hincapié en que poco tiempo antes de la tragedia había conversado con el Capitán Novoa en el puente de mando, que lo había impresionado el aplomo y el sentido del deber que vislumbró en él y la responsabilidad asumida por el personal y elementos a su cargo. Después de soltar amarras, el Capitán Novoa se retiró del puente, presumiblemente para reunirse con sus hombres, pero no pudo cumplir con su cometido ya que el destino cruel quiso que desaparecieran todos durante el hundimiento del Isla de los Estados. En el caso de los señuelos antimisiles, ese proyecto tuvo que realizarse en un tiempo muy breve, dada la situación imperante, lo que obligó a un grupo de técnicos del Instituto a trasladarse a la Base Aeronaval Comandante Espora, para determinar "in situ" la forma de fijación de los futuros sistemas lanzaseñuelos en los lugares adecuados a cada tipo de avión. Mientras tanto, otro grupo de especialistas se desplazaba a Córdoba para examinar los aviones de la FAA. De esa manera, se organizó un grupo de trabajo multidisciplinario, dividido en varios equipos. En Electrónica se diseñó el disparador y el selector de cartuchos, con su secuenciador, en Química se perfeccionó el detonador eléctrico y las bengalas infrarrojas, y en el Departamento de Prototipos se diseñaron y pusieron a punto los lanzadores recargables y una serie numerosa de cartuchos para señuelos y bengalas. Así, los artefactos electromagnéticos se cargaron con miles de pequeñas cintas de aluminio para que, una vez arrojados desde la aeronave, formasen una nube metálica que desorientara al sistema de guiado del misil enemigo. Semanas más tarde, se demostraría que uno de estos ingenios lanzaseñuelos desarrollados en CITEFA, provocó el desvío de un misil inglés lanzado contra un avión de combate propio, salvando la vida del piloto y manteniendo la operatividad de la máquina. Para las tablas de tiro, CITEFA convocó a sus especialistas y, gracias a los métodos, algoritmos y programas de cálculo que se habían desarrollado en los últimos años, se materializó una trascendente secuencia de tareas: relevamiento y obtención de los datos de la munición y pólvoras, estudio de compatibilidad geométrica y resistente del proyectil SCHNEIDER en el cañón CITER, cálculo de las características termodinámicas de las pólvoras de las cargas de propulsión, exhaustivo cómputo de la balística interior de las cargas americanas con el proyectil SCHNEIDER en el cañón argentino, determinación del coeficiente balístico del proyectil SCHNEIDER, y la consolidación e impresión de las Tablas de Tiro para la totalidad de las cargas. A las 72 horas de haber recibido el requerimiento, CITEFA entregó las nuevas tablas de tiro al EMGE, que las remitió de inmediato al TOAS y 24 horas después, el Instituto recibió del EMGE, que a su vez había recibido del Comandante de Artillería del TOAS, la información de que "la Artillería argentina había tirado y que los proyectiles habían impactado en los blancos". Y las hojas instructivas aparecieron como una necesidad imperante ya que, en esa época la Royal Navy estaba haciendo ejercicios de protección contra agentes de guerra química y se llegó a la conclusión que podíamos ser atacados con incapacitantes. El Departamento Toxicología de CITEFA presentó este análisis en el Ministerio de Defensa. Como consecuencia de este planteo se comprobó que Argentina no tenía máscaras y que en el país existía sólo una fábrica con capacidad para hacer una por día. Más tarde, con el transcurso de la guerra, se observó en Comodoro Rivadavia que soldados que llegaban del frente, a la noche, cuando se apagaban las luces, fosforecían por las lesiones que tenían en la piel debido al fósforo blanco que empleaban los ingleses y allí se agregó toda una lista de procedimientos a seguir. Esta lista fue incorporada a los manuales de instrucciones y fueron distribuídas a todos los centros del país. [/QUOTE]
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