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<blockquote data-quote="KILLBILL" data-source="post: 325647" data-attributes="member: 1855"><p><span style="font-size: 18px"><strong>El regreso de Cheng Ho</strong></span></p><p>Edgar Schmid</p><p></p><p>[<strong>I]Dentro de pocos años, cuando hayamos caído en el monocultivo sojero, cuando seamos “la quinta potencia minera” pero nos paguen a lo sumo el 2% de las regalías, cuando se haya acabado el petróleo continental argentino pero los ingleses lo estén extrayendo off–shore en Malvinas y veamos cómo las flotas asiáticas depredan nuestros caladeros de pesca –mientras pagan regalías a los kelpers– quizás entonces algunos tomen conciencia de lo que significa Poder Naval y Poder Nacional.</strong></p><p><strong>Pero será muy tarde</strong></p><p></p><p><strong>1. Nace el imperio naval–capitalista.</strong></p><p></p><p>En el siglo XV, cuando China era la civilización mejor organizada del mundo, hubo un almirante, Cheng Ho, que partió con una expedición de grandes juncos, algunos hasta de 150 metros de eslora, a explorar el océano Índico y sus costas. Llegó hasta África y hasta volvió con algunas jirafas de muestra como retratan algunas pinturas de la época.</p><p></p><p>A su regreso los burócratas de la Corte Imperial debieron decidir que se hacía. Hay quienes dicen que éstos temieron que una política china tendiente al Índico crearía en el Sur una clase comercial que no podrían controlar en el futuro. Lo cierto es que con mentalidad de “muralla china” resolvieron cerrar los puertos y concentrarse en la amenaza manchú en el Norte. Fue un grave error geopolítico a largo plazo.</p><p></p><p></p><p>Poco después, portugueses, gallegos, vascos y bretones, estaban explorando el Atlántico Norte y el rey Enrique el Navegante, de la misma generación que Cheng Ho, fundó la escuela de Sagres para enseñar cartografía, navegación, astronomía, construcción y armamento naval. Sagres se convirtió en el “Cabo Cañaveral” de la época, y allí estudiaron Cristóbal Colón, Vasco da Gama, Pedro Álvarez Cabral.</p><p></p><p>En los siguientes 400 años, lo que empezó como una competencia contra Venecia, la potencia comercial-financiera que retenía el monopolio de la ruta a Oriente, cambió al mundo cuando los europeos con costa en el Atlántico Norte –Mar del Norte comenzaron a desarrollar un nuevo tipo de capitalismo que incluía desarrollo de la industria naval, banca, seguros, monopolio comercial, desarrollo de grandes corporaciones, colonialismo, piratería, tráfico de esclavos, de armas, de oro y de opio. Finalmente hasta los chinos pagaron la consecuencia de su aislamiento –y nulo desarrollo naval– cuando fueron agredidos por mar en las guerras del opio con todas sus consecuencias.</p><p></p><p>Desde hace 400 años, los conceptos de capitalismo pujante, poder imperial y hegemonía naval, están estrechamente ligados, como lo demostró el almirante Alfred Mahan de la US Navy en la década de 1890, en el momento en que Estados Unidos debía decidir si se quedaba en una república aislada en su gran territorio (como los chinos siglos antes), o se expandía hacia fuera para ser el imperio del siglo XX. Su libro sobre la influencia del poder naval en la historia, resumió concisamente la experiencia de ingleses, holandeses y franceses e inclusive influyó sobre alemanes como el kaiser, a quien empujó a abandonar la geopolítica de Bismarck (hacia Eurasia), para salir al Atlántico desafiando a Gran Bretaña.</p><p></p><p>Como lo demostró Karl Haushofer, y hoy lo ve Zbignieb Brzezynski, la constante de la historia por la hegemonía imperial yace en el enfrentamiento del “imperio naval” contra la masa terrestre de Eurasia. Gran Bretaña extrajo su fuerza del Rimland (las tierras costeras de Asia), primero con India, luego con el despojo de China y el control del Golfo Pérsico.</p><p></p><p>Los desafiantes del Imperio Naval a lo largo del siglo XX, los que surgían de la masa de Eurasia, nunca actuaron de consuno. Así Alemania abandonó el consejo de Bismarck y terminó atacando a Rusia una Guerra de los Treinta Años II para beneficio de quienes Nostradamus anticipó como “ingleses de ultramar”.</p><p></p><p>Y Rusia a su vez rompió con el otro gigante –China– para priorizar incursiones dentro del imperio naval, pero no tuvo recursos sustentables para el tipo de carrera armamentista que le imponían los centros financieros del imperio naval. Fue derrotada.</p><p></p><p><strong>2. La reacción de Eurasia.</strong></p><p></p><p>Decía un viejo samurai de Kurosawa: “Se aprende más de la derrota que de la victoria. En la victoria se aplica lo que ya se sabe. En la derrota se aprende lo que sabe el enemigo”.</p><p></p><p>La gran derrotada de la Guerra Fría I, Rusia, ya se ha repuesto y recomienza la Guerra Fría II pero con una hasta el momento exitosa Estrategia Asimétrica. Es muy probable que el sucesor de Vladimir Putin sea el actual vicepresidente y ministro de defensa Sergei Borisevich Ivanov, también de San Petersburgo, con una diferencia de edad de sólo cuatro meses –Putin nació el 7 de octubre de 1952 e Ivanov el 31 de enero de 1953– y su compañero en la Universidad en Leningrado, en la Escuela Superior de KGB “Bandera Roja”, de Minsk (bajo la dirección del general Yuri Andropov). Y luego, cuando Putin –ex analista de Inteligencia en Alemania– asumió la dirección del SFB (nuevo nombre de la KGB) nombró a Ivanov como Director de toda el Área de Análisis de Inteligencia Estratégica, para luego llevarlo como vicepresidente y ministro de Defensa.</p><p></p><p>Es muy posible que en marzo del 2008, al terminar el segundo mandato de Putin, sea reemplazado por Ivanov. En ese caso, la diferencia sería sólo de matices personales pero la geoestrategia de fondo seguiría siendo la que estableció el núcleo duro de la KGB-cracia. Y posiblemente Putin se ponga al frente del partido hegemónico al que ambos pertenecen, Rusia Unida (Yedinaya Rosilla), cumpliendo un papel similar de “Gran Elector” como hasta hace un tiempo cumplían los ex presidentes mexicanos en el PRI.</p><p></p><p>Por eso es importante hoy ver las orientaciones en estrategia naval que adelanta Ivanov como vicepresidente y ex ministro de Defensa. Hoy en día, la Armada rusa incluye cuatro flotas: la del Mar Negro, la del Norte, la del Báltico y la del Pacífico.</p><p></p><p>A principios del siglo XIX la flota más importante era la del Mar Negro (en Sebastopol contra Turquía y para salir al Mediterráneo), luego pasó a ser la del Báltico (en Kronstadt contra Alemania), y más tarde, después de terminada la Segunda Guerra Mundial, la del Norte (en Murmansk contra Estados Unidos y Gran Bretaña), recordó Ivanov durante una visita a Jabárovsk, ciudad situada en la costa rusa del Pacífico. La región noratlántica, en opinión de Ivanov, no supone ya un peligro para Rusia. “¿Contra quién vamos a pelear allí?”, preguntó él retóricamente. “Las relaciones con la OTAN no son tan malas, mientras que aquí hay más riesgos. Aquí están Estados Unidos, China, Corea, Japón y no existen en absoluto algunas reglas del juego”. En Europa “hay un sistema de acuerdos y mecanismos que no se tienen en el Pacífico”, agregó Ivanov.</p><p></p><p>“Sistema de acuerdos y mecanismos”, es un eufemismo para decir que se alcanzó una conformidad geopolítica de cooperación con la “Vieja Europa”, más específicamente con Francia y Alemania, que incluye la no-carrera de armas que los desgastaría inútilmente.</p><p></p><p>Es muy difícil sostener una guerra en dos frentes. Hace un siglo –guerra ruso-japonesa de 1905– Rusia tenía la flota principal en el Báltico y la secundaria en Port Arthur. Al estar desconcentrada, los japoneses pudieron derrotar a los marinos rusos por separado. Ahora Ivanov hace un despliegue a la inversa y pone el grueso sobre el Pacífico, al fin y al cabo, es por tráfico de mercaderías y recursos naturales, el océano más importante reemplazando al Mediterráneo medieval y al Atlántico del último medio milenio.</p><p></p><p>Al mismo tiempo, Ivanov subrayó que “lo anterior no significa que Rusia quiera verse involucrada en conflictos ajenos o vaya a hacerlo obligatoriamente”. La intención de Rusia es continuar reforzando la flota del Pacífico, por lo cual el segundo o el tercer submarino nuclear de nueva generación, tipo “Yuri Dolgoruki”, se pondrá en dotación de este contingente naval, dijo Ivanov.</p><p></p><p>En la estrategia asimétrica, los rusos no intentarán competir en cantidad/calidad simultáneamente. Se concentrarán en priorizar la calidad y la rentabilidad mediante la exportación. De los 160 submarinos nucleares que tenían, ha comenzado el desguace de 140 de la vieja clase Tiphoon (clasificación OTAN) para concentrarse en los estratégicos “Dolgoruki”.</p><p></p><p>Estados Unidos está aprendiendo la lección que desde Yale le imparte Paul Kennedy (“Auge y Caída de las Grandes Potencias”): es necesaria la flota para construir el imperio, pero en largos períodos de paz, mantener esa flota puede ser un gran desgaste financiero. Así, Estados Unidos empieza a exigir a las economías de Asia que colaboren en la Flota del Pacífico.</p><p></p><p>Corea del Sur tiene un plan de 15 años para la expansión de su poder marítimo en todas las dimensiones, incluso capacidades militares. Ahora mismo Corea Sur está construyendo tres grandes destructores que desplazan más de 7,000 toneladas y poseen armamento sumamente poderoso. Claramente, éstos no se diseñaron para detener los submarinos enanos norcoreanos que salen furtivamente de la costa. Pero, los coreanos señalan que Japón está en medio de un incremento naval aun mayor.</p><p></p><p>La edición 2006 de “The Military Balance” por el International Institute for Strategic Studies de Londres registra que la Armada japonesa incluye 54 “naves principales de combate de superficie”, es decir, destructores y fragatas, buques de guerra que poseen armas, proyectiles, torpedos y cargas de profundidad. La vieja y gloriosa Armada Imperial de Togo y Yamamoto está de vuelta.</p><p></p><p>Nadie quiere quedar como el iniciador de la carrera naval y los japoneses, sin embargo, apuntan al aumento sumamente rápido de la Armada china que ya despliega 71 destructores y fragatas por no mencionar 58 submarinos (comparados con los 18 submarinos de Japón).</p><p></p><p>Todavía el aumento naval chino está en sus fases tempranas, como la US Navy estaba en los 1890 cuando Mahan escribía. El mes pasado el Congressional Research Service, un cuerpo no conocido por la hipérbole o declaración dramática, emitió un informe notable de 95 páginas titulado “Modernización Naval China: Implicancias para las capacidades de la US Navy.” Los detalles son extensos, y parece impresionante.</p><p></p><p>Quizás el hechos más importante se envuelve en la primer nota a pie de página: “Para el 2010, la fuerza de submarinos de China será casi doble del tamaño de flota de submarinos americanos Toda la flota naval chinas está proyectada para superar el tamaño de la flota americana para el 2015”.</p><p></p><p>Esta cita realmente viene de la American Shipbuilders Association (complejo militar industrial), con intereses muy distintos en esta materia. Y es duro creer que el gobierno americano permitiría jamás tal cambio dramático en los equilibrios navales si éstos se dieran. Pero no se puede contradecir el hecho importante que todos en Asia, al parecer, creen vital reforzar el poder marítimo. Incluso un poder pequeño como Vietnam está, según “The Military Balance,” aumentando el gasto de “defensa significativamente durante la década actual, con la armada que recibe infusiones sustanciales de nuevo equipo”.</p><p></p><p><strong>3. Sun Tzu se hace a la mar.</strong></p><p></p><p>El 27 de diciembre, en una reunión de delegados en una reunión de la Armada del PLA (Ejército de Liberación Popular), y el Partido Comunista Chino, el presidente Hu Jintao dijo que “la armada debe fortalecerse y modernizarse” y más, que la armada debe prepararse “para la lucha militar en cualquier momento”. Dos días después, Beijing publicó un papel perfilando su postura militar que también enfatizó la importancia del desarrollo de una armada poderosa. Mientras la modernización de la armada china ha estado progresando a paso rápido durante varios años, el reciente énfasis dado a su desarrollo preocupa a Washington y otros poderes regionales.</p><p></p><p>China apunta por el estatus de “agua azul”, o capacidad de proyectar poder en aguas profundas, por su armada, pero tiene poca experiencia más allá de sus regiones costeras. Su flota actual está dificultada por unidades obsoletas que planea reemplazar en los próximos años con naves modernas. Está actualizando su flota de la superficie comprando destructores rusos clase Sovremenny –ya tienen 17– mientras también sigue con dos nuevas clases de destructores con proyectiles guiados.</p><p></p><p>Para su flota submarina, China está trabajando con Rusia para actualizar sus submarinos diesel, mientras progresa en la construcción de sus unidades domésticamente diseñadas que ha ido despacio. Su búsqueda de submarinos nucleares y portaviones también está progresando despacio, debido a las dificultades técnicas y una falta de imperativo estratégico detrás de los proyectos.</p><p></p><p>En su reciente documentos, no se alteraron significativamente los planes de Beijing para su armada. Sin embargo, se dio más preminencia a la importancia de ganar que a la capacidad de proyectar fuerza lejos de sus áreas costeras. China ha publicado documentos esporádicamente sobre sus planes de defensa en los últimos ocho años, en parte para calmar los nervios sobre los aspectos militares de su ascenso en poder.</p><p></p><p>El enfoque de la armada se debe principalmente a la importancia de asegurar recursos naturales, en especial petróleo, para alimentar la expansión continua de su economía. La confianza de China en suministros de energía extranjera significa que es más importante para su armada poder proteger sus líneas navales de comunicación y mantener abiertos los “puntos de ahogo” a su comercio.</p><p></p><p>Otras metas para su armada incluyen la capacidad de controlar áreas de soberanía incierta (Islas Spratly), reclamar protección de las zonas económicas exclusivas (significativamente en el Mar de China Oriental) y el desarrollo de una flota capaz de predominar sobre cualquier otro país asiático (con excepción de Japón e India que intentará contrapesar en lugar de desafiar directamente).</p><p></p><p>La capacidad de volver a tomar Taiwán por la fuerza si permanece necesario el enfoque principal de la Armada de PLA. Un hecho no mencionado en el papel es que mucho de los planes de Beijing para su armada parece incluir desarrollar la capacidad de detener a los Estados Unidos de proteger Taiwán en semejante conflicto. Con este fin, China no parece estar siguiendo una carrera de armas directa con Estados Unidos que tendría poca esperanza de ganar.</p><p></p><p>Más bien, el desarrollo de Beijing de submarinos diesel y nucleares parece ser un esfuerzo por ganar la capacidad de hacer un asedio submarino a Taiwán. Esto pondría presión sobre Taipei mientras posiblemente evita las consecuencias potenciales de una invasión, a saber un contraataque americano.</p><p></p><p>Mucho de la reacción del documento chino se enfoca en el 15 % de aumento de China en gasto de defensa. En 2006, China dice haber gastado 36 mil millones de dólares en su ejército, aunque la Agencia de la Inteligencia de Defensa de Estados Unidos cree que la cifra real puede ser de dos a tres veces esa suma. Beijing defiende este aumento notando que su gasto militar sólo es 1.4% de su PBI en 2006, mientras los Estados Unidos gastó 6.2% de su PIB en lo militar.</p><p></p><p>China a veces pasa penurias asegurando a sus vecinos que su ascenso no constituye una amenaza a la región, y busca disuadir a Washington de creer que está siguiendo una carrera de armas. Muchos en Washington son rápidos al desechar tales nociones, cuando la modernización militar de China se cita a menudo como razón estratégica para aumentar el gasto militar en nuevas tecnologías y proyectos de defensa de gran potencia.</p><p></p><p>La cooperación militar mejoró bastante entre China y Estados Unidos en 2006. Un informe del Pentágono sobre China en mayo del año pasado describió la modernización militar de China en muchos de los mismos términos que el último documento de Beijing, aunque repitió el argumento que “China tiene el más grande potencial para competir militarmente con los Estados Unidos”. Fuerzas chinas y americanas organizaron sus primeras maniobras conjuntas de búsqueda y rescate en el Pacífico y el Mar Sur de China el año pasado, y Washington tuvo la fea impresión de ver emerger un submarino chino cerca de un portaviones americano.</p><p></p><p>Los oficiales en Beijing y Washington también son rápidos al señalar las solapadas preocupaciones de seguridad de energía pues son los importadores de petróleo más grandes del mundo. Con este fin, puede esperarse que China continúe con medidas para disuadir los miedos americanos de una próxima carrera de armas, mientras construye una fuerza capaz de detener a la US Navy de interferir en un ataque en Taiwán. Quizás Washington reaccione a su vez y coopere en aspectos de interés mutuo, mientras continúa citando el aumento militar de China como razón para actualizar sus propios sistemas.</p><p></p><p>A China le gustaría suavizar los miedos que su modernización militar causaría en India y Japón. Al asumir el primer ministro japonés Shinzo Abe el año pasado, China invirtió su posición y aceptó una visita de Estado del nuevo primer ministro. Beijing también usó reuniones de alto nivel con Nueva Delhi para resaltar los crecientes lazos económicos entre sus países y bajar su actual disputa fronteriza.</p><p></p><p>Mientras Beijing está esforzándose por mostrar a Washington que es una “parte responsable” y que sus vecinos no tienen nada que temer del ascenso de China, continúa apoyando a gobiernos que Estados Unidos considera “regímenes delincuentes” y su política de aislar diplomáticamente a Taiwán sigue constante. Por tanto, al mismo tiempo que participaba en más misiones de mantenimiento de paz de las Naciones Unidas en el 2006, también estuvo más cerca de Irán y continuó apoyando a Sudán pues National China Oil está perforando en Dafur.</p><p></p><p>Mientras esta política dual persista, Washington y los rivales regionales de China, continuarán mirando la modernización militar de Beijing con cautela. De hecho, dos días después de publicado el documento china, Japón anunció que había organizado un ejercicio conjunto de la Armada Imperial con la US Navy en el Mar de China Oriental el mes anterior basado en el guión que China había invadido las disputadas Islas de Senkaku/Diaoyu.</p><p></p><p>La reciente divulgación del “white paper” chino tenía varios propósitos. Buscaba disuadir a Taiwán de romper su compromiso “una China”, mientras también calmaba los miedos regionales de una presencia militar mayor en el vecindario. También apuntaba a convencer a Washington que no estaba siguiendo una carrera armamentista, mientras demostraba al mismo tiempo que estaba desarrollando las capacidades para detener la intervención americana en el Estrecho de Taiwán. Nada de esta información debe sorprender: la parte de la política de China en todos estos frentes es seguir una política militar más transparente, aunque es muy sospechoso que hay mucho más gasto no declarado que el considerado en el informe.</p><p></p><p>Mientras hay poco de nuevo en el papel de China, el énfasis dado a la armada, así como el discurso de Hu antes de su descargo, es un aspecto para tomar en cuenta. China cree que necesitará desarrollar una armada de agua azul para proteger su ascenso económico. Esto le permitirá proteger líneas de comunicación por mar para los inmensos recursos naturales que exige asegurar que su economía continúe creciendo a su nivel actual. De alguna manera, esta meta debe llevar a Washington y Beijing más cerca. No obstante, otros factores continuarán poniendo presión en su relación.</p><p></p><p>El obstáculo principal es Taiwán, pero ninguna parte parece inclinada para alterar el statu quo. El ascenso de China en Asia también será un desafío a la hegemonía de Washington allí. Como tal, puede esperarse que las discrepancias se continuarán resaltadando en Beijing y Washington, mientras sus militares también se mueven poco a poco hacia relaciones más cercanas enfocadas en preocupaciones de seguridad mutuas.</p><p><strong></strong></p><p><strong>4. El Vietcong en las Islas de Paracelso.</strong></p><p></p><p>Desde el fin de la guerra en 1975, Vietnam se había conformado no con una armada sino con una pequeña fuerza guardacostas, compuesta por lanchas rápidas y con la misión de reprimir el contrabando y la piratería, y proteger las actividades pesqueras dentro de las doce millas náuticas. Una fuerza pequeña que cuyo jefe tiene el rango de capitán de navío en otras armadas. En suma, una actividad que en Argentina sería propia de la Prefectura Naval.</p><p></p><p>Pero he aquí que de fines del 2006 a principios del 2007, aparece una delegación naval vietnamita en Rusia, y termina encargando cuatro corbetas tipo Guepard 3.9 como las que ya están en servicio en el Mar Negro. Son naves dotadas de misiles antinaves y antieaéreos, y cargas antisubmarinas, es decir, para el combate en alta mar. ¿Qué pasó?</p><p></p><p>Vietnam es un estado costero del Mar de la China del Sur. Otros estados son China, Taiwán, Filipinas, Malasia, Brunei, Indonesia a través del estrecho de Malaca y Tailandia. Justo en el centro del Mar de la China del Sur, se encuentran las Islas de Paracelso y el archipiélago de Spratly, a las que los chinos –sus viejos descubridores– llaman “islas de soberanía incierta”.</p><p></p><p>Pero en esa suma de pequeñas islas deshabitadas, cayos, atolones y corales, se descubrió que hay petróleo y gas. Las fuentes occidentales minimizan las cantidades; los chinos alegan que es muchísimo más. Un inmenso porcentaje de las reservas probadas hasta hoy está en tierra y bajo control de empresas estatales. Ahora viene la lucha por la exploración y control de las reservas off–shore en aguas relativamente poco profundas y fuera de las aguas territoriales.</p><p></p><p>En el reclamo ya está China desde el Norte, los Estados Unidos jugando desde el Este en Filipinas –donde son “locales” desde la guerra de 1898– y los ingleses desde Brunei. Tampoco se puede desechar a Malasia como un poder pujante y jugador en la disputa. Y por qué no a Indonesia –fuerte productor de petróleo y gas de la región– que cada vez se acerca más a los acuerdos con la Rusia de Putin: en 2006 acaba de convertirse en su nuevo comprador de armas con pedido de submarinos, blindados y aviones de combate.</p><p></p><p>Tampoco hay que olvidar a Japón –¿por qué tanto poder naval?– que en diciembre de 1941, después del ataque a Pearl Harbor, lanzó una campaña naval relámpago sobre toda la región, que incluyó la captura se Sumatra, Java y Singapur. Históricamente, las materias primas de Japón vienen de ahí.</p><p></p><p>Vietnam ve a esas islas como fuente de conflicto y no piensa quedar neutral. Ha empezado con las corbetas rusas.</p><p></p><p><strong>5. El ocaso de la Europa naval.</strong></p><p></p><p>Volvamos al escenario europeo. Aquí la tendencia parece estar en la dirección opuesta, con presupuestos navales que se limitan y tamaños de flotas que son reducidas. El caso más publicado en las noticias es que la Armada Real puede estar planeando en poner en “naftalina” mucho de su flota de destructores y fragatas (sólo 25 en número, actualmente menos de la mitad del total de Japón).</p><p></p><p>Los miembros conservadores del Parlamento –muy enojados– están exigiendo un debate sobre el hecho que los gastos de defensa representan un porcentaje más pequeño de PIB que en cualquier momento desde los años 30. Esos críticos están más molestos aún porque la Armada francesa posee ahora más naves de combate de superficie que Gran Bretaña por primera vez en 250 años (desde la Guerra de los Siete Años 1756-63 que finalizó con el triunfo del modelo colonial anglo–holandés).</p><p></p><p>Pero el presupuesto naval de Francia no está subiendo mucho, y también están las armadas de Alemania, Italia, España y los Países Bajos con presupuestos en jaque. Todavía nadie en Europa le presta atención a la carrera de armas navales en Asia.</p><p></p><p>Esto lleva a una pregunta obvia, final: ¿qué asumen los estrategas navales en Asia sobre el futuro del mundo que los estrategas en Europa no hacen? ¿Por qué los programas de televisión pública en China muestran el ascenso de la armada de Elizabeth I mientras el Ministerio de Defensa británico “pone en naftalina” o desecha buques de guerra con nombres que se remontan a más de 400 años?</p><p></p><p>Es probable que Asia vea más conflictos interestatales futuros que Europa Occidental, que China esté determinada a refrenar la hegemonía americana en el Pacífico y que todos los demás estén asustados por el crecimiento militar chino. En todo caso, estas economías en rápido crecimiento pueden permitirse el lujo de combinar “cañones y manteca”.</p><p></p><p><strong>6. Lo que se pierde en una guerra no se recupera por elecciones</strong></p><p></p><p>Mientras los “países en serio” de Asia planifican a medianos y largos plazos, nuestra clase política es incapaz de ver más allá de las elecciones de octubre. En un mundo que marcha al fin del petróleo, Argentina no tiene reservas para más de ocho años.</p><p></p><p>De última, el control de la energía, de las fuentes de gas y petróleo, es el gran motor de la política internacional actual, de la agresión Estados Unidos/Reino Unido/Israel en el Golfo Pérsico y de la reacción de Eurasia. Lo que está sucediendo allá nos indica que el tsunami globalizador llegó a su cota más alta y “las aguas están bajando”, que los Estados vuelven a retomar protagonismo en defensa de los intereses de los pueblos. Pero nuestra clase política sigue en su limbo de internas, la “lucha de ratones” como la calificó Scalabrini Ortiz.</p><p></p><p>El último 2 de abril hemos asistido con náuseas a otra sobredosis de desmalvinización. No casualmente, ningún medio informó sobre las tareas de exploración petrolera que llevan a cabo los ingleses de la FOGL (Malvinas Oil Gas Ltd) al este de Malvinas.</p><p></p><p>No nos engañemos. Nuestra “democracia con derechos humanos” no es producto de luchas populares como lo fueron en su momento el “cordobazo” y otras para derribar a la dictadura de entonces. Nuestra democracia llegó impulsada por las fragatas inglesas de Malvinas. La caída del Proceso fue el resultado de una cúpula liberal (civil y militar) incapaz de luchar contra el imperio más allá de cierto punto. Pero nuestra clase dirigente “democrática” procede como si ellos hubieran derrotado el Proceso.</p><p></p><p>En política, lo que legitima a un gobierno es la “legitimidad de fines”: el bien común y la supervivencia nacional. Los “medios democráticos” tendrán sólo eso: “legitimidad de medios” y de nada sirven si pierden de vista la “legitimidad de fines”, bien común y supervivencia nacional.</p><p></p><p>Dentro de unos pocos años, cuando hayamos caído en el monocultivo sojero, con todas sus consecuencias sociales; cuando seamos “la quinta potencia minera” pero nos hayan pagado a lo sumo el 2% de las regalías y eso según las cifras que las multinacionales nos declaren; cuando se haya acabado el petróleo continental argentino, pero los ingleses lo estén extrayendo off–shore desde el Este de Malvinas al Banco Burward frente a Islas de los Estados, frente a nuestras narices; cuando renunciado definitivamente al Poder Naval, veamos cómo las flotas de Oriente depredan nuestros caladeros de pesca –mientras pagan regalías a los kelpers– quizás entonces algunos tomen un poco más de conciencia de lo que significa Poder Naval y Poder Nacional. Pero mucho me temo que será muy tarde.</p><p></p><p>“En este mundo, quien no planifica es planificado”, dice Peter Drucker. Y Argentina es un país “planificado”, pasivo, un país sin asertividad, condición que sobra en Eurasia y que tanto preocupa a Brzezynski.</p><p></p><p>Nuestra clase dirigente padece de un gravísimo autismo. Como el avestruz, ha metido la cabeza en el pozo de la “democracia con derechos humanos” y no ve lo que pasa en el resto del mundo, de lo duras y despiadadas que son las luchas geopolíticas. Lo pagaremos con nuestra desaparición.</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="KILLBILL, post: 325647, member: 1855"] [SIZE="5"][B]El regreso de Cheng Ho[/B][/SIZE] Edgar Schmid [[B]I]Dentro de pocos años, cuando hayamos caído en el monocultivo sojero, cuando seamos “la quinta potencia minera” pero nos paguen a lo sumo el 2% de las regalías, cuando se haya acabado el petróleo continental argentino pero los ingleses lo estén extrayendo off–shore en Malvinas y veamos cómo las flotas asiáticas depredan nuestros caladeros de pesca –mientras pagan regalías a los kelpers– quizás entonces algunos tomen conciencia de lo que significa Poder Naval y Poder Nacional. Pero será muy tarde[/B] [B]1. Nace el imperio naval–capitalista.[/B] En el siglo XV, cuando China era la civilización mejor organizada del mundo, hubo un almirante, Cheng Ho, que partió con una expedición de grandes juncos, algunos hasta de 150 metros de eslora, a explorar el océano Índico y sus costas. Llegó hasta África y hasta volvió con algunas jirafas de muestra como retratan algunas pinturas de la época. A su regreso los burócratas de la Corte Imperial debieron decidir que se hacía. Hay quienes dicen que éstos temieron que una política china tendiente al Índico crearía en el Sur una clase comercial que no podrían controlar en el futuro. Lo cierto es que con mentalidad de “muralla china” resolvieron cerrar los puertos y concentrarse en la amenaza manchú en el Norte. Fue un grave error geopolítico a largo plazo. Poco después, portugueses, gallegos, vascos y bretones, estaban explorando el Atlántico Norte y el rey Enrique el Navegante, de la misma generación que Cheng Ho, fundó la escuela de Sagres para enseñar cartografía, navegación, astronomía, construcción y armamento naval. Sagres se convirtió en el “Cabo Cañaveral” de la época, y allí estudiaron Cristóbal Colón, Vasco da Gama, Pedro Álvarez Cabral. En los siguientes 400 años, lo que empezó como una competencia contra Venecia, la potencia comercial-financiera que retenía el monopolio de la ruta a Oriente, cambió al mundo cuando los europeos con costa en el Atlántico Norte –Mar del Norte comenzaron a desarrollar un nuevo tipo de capitalismo que incluía desarrollo de la industria naval, banca, seguros, monopolio comercial, desarrollo de grandes corporaciones, colonialismo, piratería, tráfico de esclavos, de armas, de oro y de opio. Finalmente hasta los chinos pagaron la consecuencia de su aislamiento –y nulo desarrollo naval– cuando fueron agredidos por mar en las guerras del opio con todas sus consecuencias. Desde hace 400 años, los conceptos de capitalismo pujante, poder imperial y hegemonía naval, están estrechamente ligados, como lo demostró el almirante Alfred Mahan de la US Navy en la década de 1890, en el momento en que Estados Unidos debía decidir si se quedaba en una república aislada en su gran territorio (como los chinos siglos antes), o se expandía hacia fuera para ser el imperio del siglo XX. Su libro sobre la influencia del poder naval en la historia, resumió concisamente la experiencia de ingleses, holandeses y franceses e inclusive influyó sobre alemanes como el kaiser, a quien empujó a abandonar la geopolítica de Bismarck (hacia Eurasia), para salir al Atlántico desafiando a Gran Bretaña. Como lo demostró Karl Haushofer, y hoy lo ve Zbignieb Brzezynski, la constante de la historia por la hegemonía imperial yace en el enfrentamiento del “imperio naval” contra la masa terrestre de Eurasia. Gran Bretaña extrajo su fuerza del Rimland (las tierras costeras de Asia), primero con India, luego con el despojo de China y el control del Golfo Pérsico. Los desafiantes del Imperio Naval a lo largo del siglo XX, los que surgían de la masa de Eurasia, nunca actuaron de consuno. Así Alemania abandonó el consejo de Bismarck y terminó atacando a Rusia una Guerra de los Treinta Años II para beneficio de quienes Nostradamus anticipó como “ingleses de ultramar”. Y Rusia a su vez rompió con el otro gigante –China– para priorizar incursiones dentro del imperio naval, pero no tuvo recursos sustentables para el tipo de carrera armamentista que le imponían los centros financieros del imperio naval. Fue derrotada. [B]2. La reacción de Eurasia.[/B] Decía un viejo samurai de Kurosawa: “Se aprende más de la derrota que de la victoria. En la victoria se aplica lo que ya se sabe. En la derrota se aprende lo que sabe el enemigo”. La gran derrotada de la Guerra Fría I, Rusia, ya se ha repuesto y recomienza la Guerra Fría II pero con una hasta el momento exitosa Estrategia Asimétrica. Es muy probable que el sucesor de Vladimir Putin sea el actual vicepresidente y ministro de defensa Sergei Borisevich Ivanov, también de San Petersburgo, con una diferencia de edad de sólo cuatro meses –Putin nació el 7 de octubre de 1952 e Ivanov el 31 de enero de 1953– y su compañero en la Universidad en Leningrado, en la Escuela Superior de KGB “Bandera Roja”, de Minsk (bajo la dirección del general Yuri Andropov). Y luego, cuando Putin –ex analista de Inteligencia en Alemania– asumió la dirección del SFB (nuevo nombre de la KGB) nombró a Ivanov como Director de toda el Área de Análisis de Inteligencia Estratégica, para luego llevarlo como vicepresidente y ministro de Defensa. Es muy posible que en marzo del 2008, al terminar el segundo mandato de Putin, sea reemplazado por Ivanov. En ese caso, la diferencia sería sólo de matices personales pero la geoestrategia de fondo seguiría siendo la que estableció el núcleo duro de la KGB-cracia. Y posiblemente Putin se ponga al frente del partido hegemónico al que ambos pertenecen, Rusia Unida (Yedinaya Rosilla), cumpliendo un papel similar de “Gran Elector” como hasta hace un tiempo cumplían los ex presidentes mexicanos en el PRI. Por eso es importante hoy ver las orientaciones en estrategia naval que adelanta Ivanov como vicepresidente y ex ministro de Defensa. Hoy en día, la Armada rusa incluye cuatro flotas: la del Mar Negro, la del Norte, la del Báltico y la del Pacífico. A principios del siglo XIX la flota más importante era la del Mar Negro (en Sebastopol contra Turquía y para salir al Mediterráneo), luego pasó a ser la del Báltico (en Kronstadt contra Alemania), y más tarde, después de terminada la Segunda Guerra Mundial, la del Norte (en Murmansk contra Estados Unidos y Gran Bretaña), recordó Ivanov durante una visita a Jabárovsk, ciudad situada en la costa rusa del Pacífico. La región noratlántica, en opinión de Ivanov, no supone ya un peligro para Rusia. “¿Contra quién vamos a pelear allí?”, preguntó él retóricamente. “Las relaciones con la OTAN no son tan malas, mientras que aquí hay más riesgos. Aquí están Estados Unidos, China, Corea, Japón y no existen en absoluto algunas reglas del juego”. En Europa “hay un sistema de acuerdos y mecanismos que no se tienen en el Pacífico”, agregó Ivanov. “Sistema de acuerdos y mecanismos”, es un eufemismo para decir que se alcanzó una conformidad geopolítica de cooperación con la “Vieja Europa”, más específicamente con Francia y Alemania, que incluye la no-carrera de armas que los desgastaría inútilmente. Es muy difícil sostener una guerra en dos frentes. Hace un siglo –guerra ruso-japonesa de 1905– Rusia tenía la flota principal en el Báltico y la secundaria en Port Arthur. Al estar desconcentrada, los japoneses pudieron derrotar a los marinos rusos por separado. Ahora Ivanov hace un despliegue a la inversa y pone el grueso sobre el Pacífico, al fin y al cabo, es por tráfico de mercaderías y recursos naturales, el océano más importante reemplazando al Mediterráneo medieval y al Atlántico del último medio milenio. Al mismo tiempo, Ivanov subrayó que “lo anterior no significa que Rusia quiera verse involucrada en conflictos ajenos o vaya a hacerlo obligatoriamente”. La intención de Rusia es continuar reforzando la flota del Pacífico, por lo cual el segundo o el tercer submarino nuclear de nueva generación, tipo “Yuri Dolgoruki”, se pondrá en dotación de este contingente naval, dijo Ivanov. En la estrategia asimétrica, los rusos no intentarán competir en cantidad/calidad simultáneamente. Se concentrarán en priorizar la calidad y la rentabilidad mediante la exportación. De los 160 submarinos nucleares que tenían, ha comenzado el desguace de 140 de la vieja clase Tiphoon (clasificación OTAN) para concentrarse en los estratégicos “Dolgoruki”. Estados Unidos está aprendiendo la lección que desde Yale le imparte Paul Kennedy (“Auge y Caída de las Grandes Potencias”): es necesaria la flota para construir el imperio, pero en largos períodos de paz, mantener esa flota puede ser un gran desgaste financiero. Así, Estados Unidos empieza a exigir a las economías de Asia que colaboren en la Flota del Pacífico. Corea del Sur tiene un plan de 15 años para la expansión de su poder marítimo en todas las dimensiones, incluso capacidades militares. Ahora mismo Corea Sur está construyendo tres grandes destructores que desplazan más de 7,000 toneladas y poseen armamento sumamente poderoso. Claramente, éstos no se diseñaron para detener los submarinos enanos norcoreanos que salen furtivamente de la costa. Pero, los coreanos señalan que Japón está en medio de un incremento naval aun mayor. La edición 2006 de “The Military Balance” por el International Institute for Strategic Studies de Londres registra que la Armada japonesa incluye 54 “naves principales de combate de superficie”, es decir, destructores y fragatas, buques de guerra que poseen armas, proyectiles, torpedos y cargas de profundidad. La vieja y gloriosa Armada Imperial de Togo y Yamamoto está de vuelta. Nadie quiere quedar como el iniciador de la carrera naval y los japoneses, sin embargo, apuntan al aumento sumamente rápido de la Armada china que ya despliega 71 destructores y fragatas por no mencionar 58 submarinos (comparados con los 18 submarinos de Japón). Todavía el aumento naval chino está en sus fases tempranas, como la US Navy estaba en los 1890 cuando Mahan escribía. El mes pasado el Congressional Research Service, un cuerpo no conocido por la hipérbole o declaración dramática, emitió un informe notable de 95 páginas titulado “Modernización Naval China: Implicancias para las capacidades de la US Navy.” Los detalles son extensos, y parece impresionante. Quizás el hechos más importante se envuelve en la primer nota a pie de página: “Para el 2010, la fuerza de submarinos de China será casi doble del tamaño de flota de submarinos americanos Toda la flota naval chinas está proyectada para superar el tamaño de la flota americana para el 2015”. Esta cita realmente viene de la American Shipbuilders Association (complejo militar industrial), con intereses muy distintos en esta materia. Y es duro creer que el gobierno americano permitiría jamás tal cambio dramático en los equilibrios navales si éstos se dieran. Pero no se puede contradecir el hecho importante que todos en Asia, al parecer, creen vital reforzar el poder marítimo. Incluso un poder pequeño como Vietnam está, según “The Military Balance,” aumentando el gasto de “defensa significativamente durante la década actual, con la armada que recibe infusiones sustanciales de nuevo equipo”. [B]3. Sun Tzu se hace a la mar.[/B] El 27 de diciembre, en una reunión de delegados en una reunión de la Armada del PLA (Ejército de Liberación Popular), y el Partido Comunista Chino, el presidente Hu Jintao dijo que “la armada debe fortalecerse y modernizarse” y más, que la armada debe prepararse “para la lucha militar en cualquier momento”. Dos días después, Beijing publicó un papel perfilando su postura militar que también enfatizó la importancia del desarrollo de una armada poderosa. Mientras la modernización de la armada china ha estado progresando a paso rápido durante varios años, el reciente énfasis dado a su desarrollo preocupa a Washington y otros poderes regionales. China apunta por el estatus de “agua azul”, o capacidad de proyectar poder en aguas profundas, por su armada, pero tiene poca experiencia más allá de sus regiones costeras. Su flota actual está dificultada por unidades obsoletas que planea reemplazar en los próximos años con naves modernas. Está actualizando su flota de la superficie comprando destructores rusos clase Sovremenny –ya tienen 17– mientras también sigue con dos nuevas clases de destructores con proyectiles guiados. Para su flota submarina, China está trabajando con Rusia para actualizar sus submarinos diesel, mientras progresa en la construcción de sus unidades domésticamente diseñadas que ha ido despacio. Su búsqueda de submarinos nucleares y portaviones también está progresando despacio, debido a las dificultades técnicas y una falta de imperativo estratégico detrás de los proyectos. En su reciente documentos, no se alteraron significativamente los planes de Beijing para su armada. Sin embargo, se dio más preminencia a la importancia de ganar que a la capacidad de proyectar fuerza lejos de sus áreas costeras. China ha publicado documentos esporádicamente sobre sus planes de defensa en los últimos ocho años, en parte para calmar los nervios sobre los aspectos militares de su ascenso en poder. El enfoque de la armada se debe principalmente a la importancia de asegurar recursos naturales, en especial petróleo, para alimentar la expansión continua de su economía. La confianza de China en suministros de energía extranjera significa que es más importante para su armada poder proteger sus líneas navales de comunicación y mantener abiertos los “puntos de ahogo” a su comercio. Otras metas para su armada incluyen la capacidad de controlar áreas de soberanía incierta (Islas Spratly), reclamar protección de las zonas económicas exclusivas (significativamente en el Mar de China Oriental) y el desarrollo de una flota capaz de predominar sobre cualquier otro país asiático (con excepción de Japón e India que intentará contrapesar en lugar de desafiar directamente). La capacidad de volver a tomar Taiwán por la fuerza si permanece necesario el enfoque principal de la Armada de PLA. Un hecho no mencionado en el papel es que mucho de los planes de Beijing para su armada parece incluir desarrollar la capacidad de detener a los Estados Unidos de proteger Taiwán en semejante conflicto. Con este fin, China no parece estar siguiendo una carrera de armas directa con Estados Unidos que tendría poca esperanza de ganar. Más bien, el desarrollo de Beijing de submarinos diesel y nucleares parece ser un esfuerzo por ganar la capacidad de hacer un asedio submarino a Taiwán. Esto pondría presión sobre Taipei mientras posiblemente evita las consecuencias potenciales de una invasión, a saber un contraataque americano. Mucho de la reacción del documento chino se enfoca en el 15 % de aumento de China en gasto de defensa. En 2006, China dice haber gastado 36 mil millones de dólares en su ejército, aunque la Agencia de la Inteligencia de Defensa de Estados Unidos cree que la cifra real puede ser de dos a tres veces esa suma. Beijing defiende este aumento notando que su gasto militar sólo es 1.4% de su PBI en 2006, mientras los Estados Unidos gastó 6.2% de su PIB en lo militar. China a veces pasa penurias asegurando a sus vecinos que su ascenso no constituye una amenaza a la región, y busca disuadir a Washington de creer que está siguiendo una carrera de armas. Muchos en Washington son rápidos al desechar tales nociones, cuando la modernización militar de China se cita a menudo como razón estratégica para aumentar el gasto militar en nuevas tecnologías y proyectos de defensa de gran potencia. La cooperación militar mejoró bastante entre China y Estados Unidos en 2006. Un informe del Pentágono sobre China en mayo del año pasado describió la modernización militar de China en muchos de los mismos términos que el último documento de Beijing, aunque repitió el argumento que “China tiene el más grande potencial para competir militarmente con los Estados Unidos”. Fuerzas chinas y americanas organizaron sus primeras maniobras conjuntas de búsqueda y rescate en el Pacífico y el Mar Sur de China el año pasado, y Washington tuvo la fea impresión de ver emerger un submarino chino cerca de un portaviones americano. Los oficiales en Beijing y Washington también son rápidos al señalar las solapadas preocupaciones de seguridad de energía pues son los importadores de petróleo más grandes del mundo. Con este fin, puede esperarse que China continúe con medidas para disuadir los miedos americanos de una próxima carrera de armas, mientras construye una fuerza capaz de detener a la US Navy de interferir en un ataque en Taiwán. Quizás Washington reaccione a su vez y coopere en aspectos de interés mutuo, mientras continúa citando el aumento militar de China como razón para actualizar sus propios sistemas. A China le gustaría suavizar los miedos que su modernización militar causaría en India y Japón. Al asumir el primer ministro japonés Shinzo Abe el año pasado, China invirtió su posición y aceptó una visita de Estado del nuevo primer ministro. Beijing también usó reuniones de alto nivel con Nueva Delhi para resaltar los crecientes lazos económicos entre sus países y bajar su actual disputa fronteriza. Mientras Beijing está esforzándose por mostrar a Washington que es una “parte responsable” y que sus vecinos no tienen nada que temer del ascenso de China, continúa apoyando a gobiernos que Estados Unidos considera “regímenes delincuentes” y su política de aislar diplomáticamente a Taiwán sigue constante. Por tanto, al mismo tiempo que participaba en más misiones de mantenimiento de paz de las Naciones Unidas en el 2006, también estuvo más cerca de Irán y continuó apoyando a Sudán pues National China Oil está perforando en Dafur. Mientras esta política dual persista, Washington y los rivales regionales de China, continuarán mirando la modernización militar de Beijing con cautela. De hecho, dos días después de publicado el documento china, Japón anunció que había organizado un ejercicio conjunto de la Armada Imperial con la US Navy en el Mar de China Oriental el mes anterior basado en el guión que China había invadido las disputadas Islas de Senkaku/Diaoyu. La reciente divulgación del “white paper” chino tenía varios propósitos. Buscaba disuadir a Taiwán de romper su compromiso “una China”, mientras también calmaba los miedos regionales de una presencia militar mayor en el vecindario. También apuntaba a convencer a Washington que no estaba siguiendo una carrera armamentista, mientras demostraba al mismo tiempo que estaba desarrollando las capacidades para detener la intervención americana en el Estrecho de Taiwán. Nada de esta información debe sorprender: la parte de la política de China en todos estos frentes es seguir una política militar más transparente, aunque es muy sospechoso que hay mucho más gasto no declarado que el considerado en el informe. Mientras hay poco de nuevo en el papel de China, el énfasis dado a la armada, así como el discurso de Hu antes de su descargo, es un aspecto para tomar en cuenta. China cree que necesitará desarrollar una armada de agua azul para proteger su ascenso económico. Esto le permitirá proteger líneas de comunicación por mar para los inmensos recursos naturales que exige asegurar que su economía continúe creciendo a su nivel actual. De alguna manera, esta meta debe llevar a Washington y Beijing más cerca. No obstante, otros factores continuarán poniendo presión en su relación. El obstáculo principal es Taiwán, pero ninguna parte parece inclinada para alterar el statu quo. El ascenso de China en Asia también será un desafío a la hegemonía de Washington allí. Como tal, puede esperarse que las discrepancias se continuarán resaltadando en Beijing y Washington, mientras sus militares también se mueven poco a poco hacia relaciones más cercanas enfocadas en preocupaciones de seguridad mutuas. [B] 4. El Vietcong en las Islas de Paracelso.[/B] Desde el fin de la guerra en 1975, Vietnam se había conformado no con una armada sino con una pequeña fuerza guardacostas, compuesta por lanchas rápidas y con la misión de reprimir el contrabando y la piratería, y proteger las actividades pesqueras dentro de las doce millas náuticas. Una fuerza pequeña que cuyo jefe tiene el rango de capitán de navío en otras armadas. En suma, una actividad que en Argentina sería propia de la Prefectura Naval. Pero he aquí que de fines del 2006 a principios del 2007, aparece una delegación naval vietnamita en Rusia, y termina encargando cuatro corbetas tipo Guepard 3.9 como las que ya están en servicio en el Mar Negro. Son naves dotadas de misiles antinaves y antieaéreos, y cargas antisubmarinas, es decir, para el combate en alta mar. ¿Qué pasó? Vietnam es un estado costero del Mar de la China del Sur. Otros estados son China, Taiwán, Filipinas, Malasia, Brunei, Indonesia a través del estrecho de Malaca y Tailandia. Justo en el centro del Mar de la China del Sur, se encuentran las Islas de Paracelso y el archipiélago de Spratly, a las que los chinos –sus viejos descubridores– llaman “islas de soberanía incierta”. Pero en esa suma de pequeñas islas deshabitadas, cayos, atolones y corales, se descubrió que hay petróleo y gas. Las fuentes occidentales minimizan las cantidades; los chinos alegan que es muchísimo más. Un inmenso porcentaje de las reservas probadas hasta hoy está en tierra y bajo control de empresas estatales. Ahora viene la lucha por la exploración y control de las reservas off–shore en aguas relativamente poco profundas y fuera de las aguas territoriales. En el reclamo ya está China desde el Norte, los Estados Unidos jugando desde el Este en Filipinas –donde son “locales” desde la guerra de 1898– y los ingleses desde Brunei. Tampoco se puede desechar a Malasia como un poder pujante y jugador en la disputa. Y por qué no a Indonesia –fuerte productor de petróleo y gas de la región– que cada vez se acerca más a los acuerdos con la Rusia de Putin: en 2006 acaba de convertirse en su nuevo comprador de armas con pedido de submarinos, blindados y aviones de combate. Tampoco hay que olvidar a Japón –¿por qué tanto poder naval?– que en diciembre de 1941, después del ataque a Pearl Harbor, lanzó una campaña naval relámpago sobre toda la región, que incluyó la captura se Sumatra, Java y Singapur. Históricamente, las materias primas de Japón vienen de ahí. Vietnam ve a esas islas como fuente de conflicto y no piensa quedar neutral. Ha empezado con las corbetas rusas. [B]5. El ocaso de la Europa naval.[/B] Volvamos al escenario europeo. Aquí la tendencia parece estar en la dirección opuesta, con presupuestos navales que se limitan y tamaños de flotas que son reducidas. El caso más publicado en las noticias es que la Armada Real puede estar planeando en poner en “naftalina” mucho de su flota de destructores y fragatas (sólo 25 en número, actualmente menos de la mitad del total de Japón). Los miembros conservadores del Parlamento –muy enojados– están exigiendo un debate sobre el hecho que los gastos de defensa representan un porcentaje más pequeño de PIB que en cualquier momento desde los años 30. Esos críticos están más molestos aún porque la Armada francesa posee ahora más naves de combate de superficie que Gran Bretaña por primera vez en 250 años (desde la Guerra de los Siete Años 1756-63 que finalizó con el triunfo del modelo colonial anglo–holandés). Pero el presupuesto naval de Francia no está subiendo mucho, y también están las armadas de Alemania, Italia, España y los Países Bajos con presupuestos en jaque. Todavía nadie en Europa le presta atención a la carrera de armas navales en Asia. Esto lleva a una pregunta obvia, final: ¿qué asumen los estrategas navales en Asia sobre el futuro del mundo que los estrategas en Europa no hacen? ¿Por qué los programas de televisión pública en China muestran el ascenso de la armada de Elizabeth I mientras el Ministerio de Defensa británico “pone en naftalina” o desecha buques de guerra con nombres que se remontan a más de 400 años? Es probable que Asia vea más conflictos interestatales futuros que Europa Occidental, que China esté determinada a refrenar la hegemonía americana en el Pacífico y que todos los demás estén asustados por el crecimiento militar chino. En todo caso, estas economías en rápido crecimiento pueden permitirse el lujo de combinar “cañones y manteca”. [B]6. Lo que se pierde en una guerra no se recupera por elecciones[/B] Mientras los “países en serio” de Asia planifican a medianos y largos plazos, nuestra clase política es incapaz de ver más allá de las elecciones de octubre. En un mundo que marcha al fin del petróleo, Argentina no tiene reservas para más de ocho años. De última, el control de la energía, de las fuentes de gas y petróleo, es el gran motor de la política internacional actual, de la agresión Estados Unidos/Reino Unido/Israel en el Golfo Pérsico y de la reacción de Eurasia. Lo que está sucediendo allá nos indica que el tsunami globalizador llegó a su cota más alta y “las aguas están bajando”, que los Estados vuelven a retomar protagonismo en defensa de los intereses de los pueblos. Pero nuestra clase política sigue en su limbo de internas, la “lucha de ratones” como la calificó Scalabrini Ortiz. El último 2 de abril hemos asistido con náuseas a otra sobredosis de desmalvinización. No casualmente, ningún medio informó sobre las tareas de exploración petrolera que llevan a cabo los ingleses de la FOGL (Malvinas Oil Gas Ltd) al este de Malvinas. No nos engañemos. Nuestra “democracia con derechos humanos” no es producto de luchas populares como lo fueron en su momento el “cordobazo” y otras para derribar a la dictadura de entonces. Nuestra democracia llegó impulsada por las fragatas inglesas de Malvinas. La caída del Proceso fue el resultado de una cúpula liberal (civil y militar) incapaz de luchar contra el imperio más allá de cierto punto. Pero nuestra clase dirigente “democrática” procede como si ellos hubieran derrotado el Proceso. En política, lo que legitima a un gobierno es la “legitimidad de fines”: el bien común y la supervivencia nacional. Los “medios democráticos” tendrán sólo eso: “legitimidad de medios” y de nada sirven si pierden de vista la “legitimidad de fines”, bien común y supervivencia nacional. Dentro de unos pocos años, cuando hayamos caído en el monocultivo sojero, con todas sus consecuencias sociales; cuando seamos “la quinta potencia minera” pero nos hayan pagado a lo sumo el 2% de las regalías y eso según las cifras que las multinacionales nos declaren; cuando se haya acabado el petróleo continental argentino, pero los ingleses lo estén extrayendo off–shore desde el Este de Malvinas al Banco Burward frente a Islas de los Estados, frente a nuestras narices; cuando renunciado definitivamente al Poder Naval, veamos cómo las flotas de Oriente depredan nuestros caladeros de pesca –mientras pagan regalías a los kelpers– quizás entonces algunos tomen un poco más de conciencia de lo que significa Poder Naval y Poder Nacional. Pero mucho me temo que será muy tarde. “En este mundo, quien no planifica es planificado”, dice Peter Drucker. Y Argentina es un país “planificado”, pasivo, un país sin asertividad, condición que sobra en Eurasia y que tanto preocupa a Brzezynski. Nuestra clase dirigente padece de un gravísimo autismo. Como el avestruz, ha metido la cabeza en el pozo de la “democracia con derechos humanos” y no ve lo que pasa en el resto del mundo, de lo duras y despiadadas que son las luchas geopolíticas. Lo pagaremos con nuestra desaparición. [/QUOTE]
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Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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