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<blockquote data-quote="HernanSCL" data-source="post: 2868788" data-attributes="member: 31027"><p><strong><span style="font-size: 26px"><em>AH-60L “Arpía” IV: El halcón que se convirtió en águila</em></span></strong></p><p></p><p><em>Douglas Hernández</em></p><p><em></em></p><p><em>La Fuerza Aérea Colombiana recibió los primeros helicópteros UH-60 en 1988, y de inmediato los integró a la campaña contra los grupos armados ilegales, efectuando múltiples misiones de transporte y asalto aéreo. Los elementos de asalto aéreo eran escoltados por helicópteros Bell 212 artillados, que el argot de la FAC reciben el nombre de “Rapaz”, mientras que los UH-60 de transporte son denominados “Halcón”. La diferencia de capacidades entre los Bell 212 y los UH60 generó algunos problemas, lo que llevó a pensar en la necesidad de artillar helicópteros Black Hawk para que las capacidades y limitaciones entre el escolta y los transportes fueran similares.</em></p><p><em></em></p><p><em>El concepto fue desarrollado por dos suboficiales de la Fuerza Aérea, llamados Javier Herrera y Hernando Barrera, quienes para ese momento se encontraban en la Base Aérea “Luis F. Pinto” en Melgar, donde tiene su sede el Comando Aéreo de Combate N° 4. Los suboficiales mencionados se trasladaron al municipio de Rionegro a la Base Aérea “BG. Arturo Lema Posada”, sede del Comando Aéreo de Combate N° 5, del que son orgánicos los UH-60 Black Hawk. <strong>La idea original era ponerle ametralladoras en las puertas a algunos helicópteros de ese modelo, por lo que estaban midiendo y haciendo cálculos, cuando se percataron de que en depósito había un kit de semiplanos, adquirido para montar tanques adicionales de combustible, ellos visualizaron nuevas posibilidades, por lo que de inmediato solicitaron que estos semiplanos fueran instalados en un Black Hawk</strong>.</em></p><p><em></em></p><p><em>Herrera y Barrera recordaron que <strong>en los depósitos del CACOM 4 había unas coheteras de 19 alveolos que nunca se habían utilizado porque eran muy pesadas para los Helicópteros 212 y además su diámetro era tan grande que al montarlas en los Bell, llegaban al piso</strong>. Estas coheteras fueron llevadas a Rionegro e instaladas en un prototipo.<strong> El enganche en los puntos duros era perfecto</strong>, el asunto ahora era que funcionaran. Tras algunas modificaciones al sistema eléctrico y con la colocación de una mira especial para el piloto, los suboficiales crearon el primer UH-60 artillado de la Fuerza Aérea Colombiana. Las pruebas dieron buenos resultados, sin embargo se determinó que emplear solo cohetes en una operación, resultaría demasiado costoso. <strong>Era necesario instalarle también ametralladoras</strong>.</em></p><p><em></em></p><p><em>Puestos en la labor, Barrera sugirió cambiar las dos coheteras interiores por los <strong>contenedores de ametralladoras .50 que eran dotación de los aviones AT-27 Tucano</strong>. Cada uno de esos pod lleva 250 cartuchos calibre .50 (12,7 mm.), sin embargo los mismos habían presentado muchos problemas eléctricos que causaban inesperadas trabas. El equipo de técnicos, pioneros en el concepto del UH-60 artillado para la FAC, realizaron modificaciones al sistema eléctrico de los pod, simplificándolo, lo cual se realizó con total éxito. <strong>Ahora el helicóptero quedó equipado con dos coheteras de 19 cohetes cada una, y dos pod de ametralladoras .50 con 250 cartuchos cada una. Todo bajo control del piloto</strong>, quien apuntaba con una mira holográfica. Como si fuese poco, <strong>la aeronave se reforzó con dos ametralladoras GAU-2B (7,62 mm.) en las puertas laterales</strong>, operadas por suboficiales artilleros. <strong>De esta forma no solo aumentaba la potencia de fuego, sino también la capacidad de disparar en todas direcciones. </strong></em></p><p><em></em></p><p><em>El UH-60 artillado estaba listo. Su primer piloto fue un oficial de nombre Néstor Guerrero Durán, quien probó la aeronave en los polígonos de Rionegro y Palanquero, con excelentes resultados. Había nacido así el “<strong>Arpía I</strong>”, nombre muy apropiado, pues la Arpía (Harpia harpyja)1 es el águila más poderosa mundo, y solo habita en Latinoamérica.</em></p><p><em></em></p><p><em>De esta forma, en 1995 -siete años después de la llegada de los UH-60 a Colombia- los primeros helicópteros Arpía entraron en operaciones. Se trataba de apoyar a las Brigadas Móviles en las misiones de asalto aéreo. Valga anotar que la <strong>creación de las Brigadas Móviles</strong> <strong>obedeció a una nueva estrategia de las Fuerzas Militares para recuperar la iniciativa estratégica</strong>. En sus inicios a la Móvil 1 (creada en abril de 1990) se le dio la misión de perseguir a los líderes de la organización terrorista FARC, mientras que a la Móvil 2 (creada en marzo de 1991) se le pidió lo mismo contra los líderes del ELN, que son los dos grupos narcoterroristas más activos en el país. Las misiones de búsqueda y destrucción en tradicionales “santuarios” de los grupos narcoterroristas, yendo tras sus líderes, era obviamente algo muy peligroso, considerando que los guerrilleros más leales y expertos hacen parte de los anillos de seguridad. Por ello resultó muy oportuno contar con el apoyo aéreo de los helicópteros Arpía.</em></p><p><em></em></p><p><em><strong>La combinación Halcón–Arpía en las operaciones de asalto aéreo, así como el apoyo aéreo cercano prestado por los Arpía a las fuerzas de superficie que se encontraban combatiendo, resultó tan exitosa, que los comandantes de las unidades terrestres los solicitaban constantemente</strong>. Los pilotos querían aún más capacidades, en particular más munición, pues como ya se mencionó cada pod llevaba tan solo 250 cartuchos. De esta forma se decidió dar un paso más en el desarrollo de esta moderna herramienta de guerra.</em></p><p><em></em></p><p><em>En el año 1998 se presentó el <strong>Arpía II</strong>, dotado con un nuevo sistema de armas: los pod de ametralladora limitados a 250 cartuchos cada uno, fueron reemplazados en los puntos duros internos de los semiplanos,<strong> por ametralladoras multitubo GAU 19 de calibre .50 alimentadas desde unas cajas de munición en el interior del helicóptero, por medio de una cinta especial. Adicionalmente, las ametralladoras GAU-2B de 7,62 mm. de las puertas, también fueron reemplazadas por ametralladoras GAU-19 de calibre .50, estas aeronaves fueron dotadas de un radar meteorológico en un pequeño domo que sobresale en la nariz. Esto le permitía afrontar diferentes retos de orden climático y aumentar su operatividad</strong>.</em></p><p><em></em></p><p><em>Hay que destacar que la Fuerza Aérea Colombiana incorporó la capacidad NVG (Night Vision Goggles) desde 1992, y que de hecho fueron las unidades de ala rotativa las primeras en usarlos en operaciones. Los primeros NVG adquiridos fueron los ANVIS 5, los cuales llegaron al CACOM 4, unidad donde se encuentra la Escuela de Helicópteros, por ello los pilotos de helicópteros fueron los primeros formados para usar esta capacidad. En el CACOM 4 se creó en 1992 el primer laboratorio de NVG de la Fuerza Aérea Colombiana, para luego, unos años más tarde activar el segundo en CACOM 5, la otra unidad que opera helicópteros, y que es la sede de los Black Hawk de la FAC. En el año 2002, cuando ya la capacidad NVG en la FAC estaba generalizada, se reciben los más modernos ANVIS 9. En el 2002 se crean tres nuevos laboratorios de NVG en la Escuela Militar de Aviación, EMAVI (Cali, Valle), en CACOM 2 (Apiay, Meta), y en CACOM 3 (Malambo, Atlántico). Es decir, que desde sus primeras versiones las tripulaciones de “Arpía” han contado con capacidad NVG.</em></p><p><em></em></p><p><em><strong>El número de “Arpías” en la Fuerza Aérea Colombiana llegó a 12 unidades</strong>, mismas que se despliegan por toda la geografía nacional apoyando a las diferentes unidades de superficie. Su base administrativa y logística sigue siendo la Base Aérea “BG. Arturo Lema Posada” en Rionegro -Antioquia, pues los Arpía son orgánicos del Escuadrón de Combate 511 del Comando Aéreo de Combate N° 5. <strong>Los resultados obtenidos en las operaciones son excelentes, sin embargo el mando decide que aún hay posibilidades que explorar</strong>, por ello al mismo tiempo que entra en servicio el Arpía II se nombra una comisión para que determine cómo se puede mejorar el equipo, <strong>teniendo en cuenta sobre todo las recomendaciones de las tripulaciones y las necesidades propias del entorno operacional colombiano</strong>. La transformación ahora requerida ya no era cuestión de ingenio y tenacidad sino que involucraba alta tecnología. Como director del proyecto se nombra a un oficial de nombre Javier Delgado Garzón.</em></p><p><em></em></p><p><em><strong>Después de cuatro años de investigación y desarrollo, y en un trabajo conjunto de la Fuerza Aérea Colombiana con las empresas estadounidense Sikorsky y la israelí Elbit, en mayo del 2002 se presentó el Arpía III</strong>. La nueva aeronave incorpora un<strong> sistema integrado de entrega de armas</strong>, que <strong>facilita el control del tipo y cantidad de armamento a utilizar, así como aumenta la precisión, lo que mejora el desempeño en las operaciones, evitando el desgaste del armamento y la munición a la vez que minimiza los daños colaterales</strong>.</em></p><p><em></em></p><p><em>En el Arpía III, piloto y copiloto disponen de un <strong>casco MiDash, que incorpora HUD (Head Up Display)</strong>. Estos cascos son personalizados para cada tripulante pues tienen en cuenta las medidas de la circunferencia craneal y la distancia interpupilar. El HUD permite conocer información básica de los sistemas de vuelo sin quitar la vista de los blancos, pues dicha información es proyectada a unos lentes incorporados en el casco. Entre los datos proyectados por el HUD podemos mencionar: velocidad, altura, horizonte artificial, rumbo de la aeronave, rumbo y distancia del blanco, cantidad y tipo de armamento disponible, y sistema de puntería (de precisión y modo rápido).</em></p><p><em></em></p><p><em>Adicionalmente se le dotó de un sistema <strong>EOP (Electro Optics Payload) estabilizado</strong>, un “ojo electrónico” que incluye infrarrojo de barrido frontal (FLIR - Forward Looking InfraRed), telémetro láser (Laser Range Finder), y cámara CCD de gran capacidad. <strong>Este dispositivo EOP tiene la posibilidad de “enganchar” blancos tanto fijos como móviles (en tierra y aire), realizando un seguimiento automático, y al mismo tiempo tomando lecturas de coordenadas y altura del blanco, las cuales se pueden aprovechar por parte de aviones dotados con sistema de entrega automática de armas por coordenadas, como es el caso de los aviones Kfir de los que dispone la Fuerza Aérea Colombiana</strong>.</em></p><p><em></em></p><p><em>Para la protección de estas aeronaves tan útiles y valiosas, se les dotó con un<strong>sistema de contramedidas de misiles, del tipo Airmor de la empresa israelí IMI</strong>. Para el 2002 cada sistema Airmor tenía un costo 150.000 dólares. Si bien aún no ha sido necesario el uso de estos sistemas, hay evidencia de que<strong> las FARC efectivamente poseen algunos misiles antiaéreos del tipo SAM-7 </strong> que constituyen un serio peligro para las aeronaves de la Fuerzas Armadas Colombianas, y para la aviación en general. No hay que olvidar que se trata de un grupo terrorista.</em></p><p><em></em></p><p><em>Desde la presentación en el 2002 de las primeras unidades convertidas a Arpía III, <strong>progresivamente los 12 helicópteros fueron modernizados a ese mismo modelo</strong>, y prestaron invaluables servicios en la lucha contra el terrorismo. Después de una década, los altos mandos determinaron que la tecnología había avanzado al punto de superar las capacidades incorporadas por la versión III de los Arpía. Adicionalmente había que tener en cuenta<strong> dos factores relevantes: por un lado se estaba presentando en Colombia la posibilidad de un final negociado al conflicto, y por el otro se estaban incrementando las amenazas externas, con un fortalecimiento tremendo de las Fuerzas Armadas de países vecinos</strong>. Todo esto motivó la creación de otra comisión que nuevamente evaluaría las posibilidades de <strong>actualización de la flota de Arpías</strong> de la Fuerza Aérea Colombiana.</em></p><p><em></em></p><p><em>De esta manera, el 26 de marzo del 2015 la Fuerza Aérea Colombiana recibe formalmente de manos del Ministro de Defensa y los Altos Mandos militares y policiales, el <strong>Arpía IV</strong>. Anunciándose que -como ha sido costumbre-, toda la flota será mejorada al nuevo estándar. El nuevo y mejorado modelo, no solo permite ampliar las posibilidades contra los grupos narcoterroristas, que ya fueron obligados a sentarse a negociar, sino que además <strong>están pensados para convertirse en un activo para la disuasión estratégica</strong>. La configuración de armas del nuevo modelo, no solo permite montar lo básico en los semiplanos: <strong>ametralladoras GAU-19 y las coheteras, sino que para misiones de guerra convencional, podrá incorporar combinaciones de pod con cañón de 20 mm. y lanzadores de misiles antitanque, específicamente del modelo israelí Spike (LR y ER) de la empresa Rafael Advanced Defense Systems</strong>.</em></p><p><em></em></p><p><em><strong>La aviónica fue ampliamente mejorada, reemplazando instrumentos analógicos por 4 pantallas multifunción (MFD) a color </strong>. El casco tipo MiDash con mira y display integrados (HMD) fue reemplazado por el todavía mejor y más moderno <strong>ANVIS/HUD-24</strong>. El sistema electro-óptico (EOP) Toplite II fue reemplazado por los <strong>Toplite III</strong> de mejores capacidades. Incluso el <strong>sistema de alerta de misiles</strong> Airmor de IMI se cambió por el mejorado <strong>“All in Small” de Elbit</strong>. Todo integrado por <strong>modernos sistemas de control de vuelo y entrega de armas, y un sistema de data link que permitirá a los helicópteros Arpía colombianos actuar como un enjambre coordinado frente a múltiples blancos</strong>.</em></p><p><em></em></p><p><em><strong><span style="color: rgb(184, 49, 47)">Las dos primeras unidades convertidas a Arpía IV son los helicópteros FAC-4124 y FAC-4125. Con ellos se han realizado las pruebas de integración y operacionales. Además, las empresas involucradas han realizado una transferencia de conocimientos a un grupo de oficiales y suboficiales colombianos que serán los encargados de adelantar la modernización de los otros 10 Arpía III al modelo IV. Esto se suma al enorme know how que ya posee el Comando Aéreo de Combate N° 5 de Rionegro, Antioquia, donde son capaces de realizar el mantenimiento mayor a los UH60 en cada uno de sus distintos componentes, incluso se posee la capacidad de realizar la conversión Alfa to Lima a estas aeronaves</span></strong>.</em></p><p><em></em></p><p><em>Sin duda alguna los Arpía seguirán siendo por muchos años una parte fundamental del poderío militar colombiano. Durante décadas fueron una de las armas más temidas por los narcoterroristas, y con seguridad hoy en día están siendo tenidos en cuenta en la planeación estratégica de los potenciales adversarios convencionales. Estamos hablando de una fuerza de doce helicópteros capaces de volar de día o de noche bajo condiciones meteorológicas adversas, que puede encontrar sus blancos con precisión y de manera coordinada a través de datalink, para luego atacarlos con un abanico de armas que incluye ametralladoras .50, cohetes, cañones de 20 mm. y misiles antitanque de largo alcance. Capacidades nada despreciables que podrían ampliarse aún más en el futuro, no solo en relación a potencia y volumen de fuego, sino también en cuanto al número de aeronaves disponibles.</em></p><p></p><p>(Fragmento).</p><p>Creditos al autor</p><p>Fuente:</p><p>[URL unfurl="true"]https://www.airuniversity.af.edu/Portals/10/ASPJ_Spanish/Journals/Volume-27_Issue-3/2015_3_08_hernandez_s.pdf[/URL]</p><p></p><p>De esta primera parte, recalcar que en el caso Colombiano ellos tuvieron un devenir y una maduración operativa del programa ARPÍA, hasta su versión ARPIA IV que está más enfocada hacia el conflicto convencional, más o menos lo mismo que harían en la Brigada de Aviación del Ejército de Chile. Otro elemento resaltante es que tienen el know how (capacidad de convertir un Blackhawk de A a L y convertirlo en ARPÍA IV) siendo el trabajo certificado tanto por parte del fabricante Sikorsky como por ELBIT.</p><p></p><p>Entonces me nace la primera pregunta... si allá tienen la capacidad certificada para transformar y el Blackhawk es un helo muy masificado que incluso se puede obtener usado, ¿por qué no buscar unos UH-60L de segunda mano del FMS (no del EdA porque esos no se pueden modificar) y mandarlos a Colombia para hacernos de unos fantásticos Arpía IV que pueden acompañar a las BRIACOs en maniobras ofensivas durante la guerra así como colaborar en transporte de personas y suministros el tiempo de paz?</p><p></p><p>Saludos</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="HernanSCL, post: 2868788, member: 31027"] [B][SIZE=7][I]AH-60L “Arpía” IV: El halcón que se convirtió en águila[/I][/SIZE][/B] [I]Douglas Hernández La Fuerza Aérea Colombiana recibió los primeros helicópteros UH-60 en 1988, y de inmediato los integró a la campaña contra los grupos armados ilegales, efectuando múltiples misiones de transporte y asalto aéreo. Los elementos de asalto aéreo eran escoltados por helicópteros Bell 212 artillados, que el argot de la FAC reciben el nombre de “Rapaz”, mientras que los UH-60 de transporte son denominados “Halcón”. La diferencia de capacidades entre los Bell 212 y los UH60 generó algunos problemas, lo que llevó a pensar en la necesidad de artillar helicópteros Black Hawk para que las capacidades y limitaciones entre el escolta y los transportes fueran similares. El concepto fue desarrollado por dos suboficiales de la Fuerza Aérea, llamados Javier Herrera y Hernando Barrera, quienes para ese momento se encontraban en la Base Aérea “Luis F. Pinto” en Melgar, donde tiene su sede el Comando Aéreo de Combate N° 4. Los suboficiales mencionados se trasladaron al municipio de Rionegro a la Base Aérea “BG. Arturo Lema Posada”, sede del Comando Aéreo de Combate N° 5, del que son orgánicos los UH-60 Black Hawk. [B]La idea original era ponerle ametralladoras en las puertas a algunos helicópteros de ese modelo, por lo que estaban midiendo y haciendo cálculos, cuando se percataron de que en depósito había un kit de semiplanos, adquirido para montar tanques adicionales de combustible, ellos visualizaron nuevas posibilidades, por lo que de inmediato solicitaron que estos semiplanos fueran instalados en un Black Hawk[/B]. Herrera y Barrera recordaron que [B]en los depósitos del CACOM 4 había unas coheteras de 19 alveolos que nunca se habían utilizado porque eran muy pesadas para los Helicópteros 212 y además su diámetro era tan grande que al montarlas en los Bell, llegaban al piso[/B]. Estas coheteras fueron llevadas a Rionegro e instaladas en un prototipo.[B] El enganche en los puntos duros era perfecto[/B], el asunto ahora era que funcionaran. Tras algunas modificaciones al sistema eléctrico y con la colocación de una mira especial para el piloto, los suboficiales crearon el primer UH-60 artillado de la Fuerza Aérea Colombiana. Las pruebas dieron buenos resultados, sin embargo se determinó que emplear solo cohetes en una operación, resultaría demasiado costoso. [B]Era necesario instalarle también ametralladoras[/B]. Puestos en la labor, Barrera sugirió cambiar las dos coheteras interiores por los [B]contenedores de ametralladoras .50 que eran dotación de los aviones AT-27 Tucano[/B]. Cada uno de esos pod lleva 250 cartuchos calibre .50 (12,7 mm.), sin embargo los mismos habían presentado muchos problemas eléctricos que causaban inesperadas trabas. El equipo de técnicos, pioneros en el concepto del UH-60 artillado para la FAC, realizaron modificaciones al sistema eléctrico de los pod, simplificándolo, lo cual se realizó con total éxito. [B]Ahora el helicóptero quedó equipado con dos coheteras de 19 cohetes cada una, y dos pod de ametralladoras .50 con 250 cartuchos cada una. Todo bajo control del piloto[/B], quien apuntaba con una mira holográfica. Como si fuese poco, [B]la aeronave se reforzó con dos ametralladoras GAU-2B (7,62 mm.) en las puertas laterales[/B], operadas por suboficiales artilleros. [B]De esta forma no solo aumentaba la potencia de fuego, sino también la capacidad de disparar en todas direcciones. [/B] El UH-60 artillado estaba listo. Su primer piloto fue un oficial de nombre Néstor Guerrero Durán, quien probó la aeronave en los polígonos de Rionegro y Palanquero, con excelentes resultados. Había nacido así el “[B]Arpía I[/B]”, nombre muy apropiado, pues la Arpía (Harpia harpyja)1 es el águila más poderosa mundo, y solo habita en Latinoamérica. De esta forma, en 1995 -siete años después de la llegada de los UH-60 a Colombia- los primeros helicópteros Arpía entraron en operaciones. Se trataba de apoyar a las Brigadas Móviles en las misiones de asalto aéreo. Valga anotar que la [B]creación de las Brigadas Móviles[/B] [B]obedeció a una nueva estrategia de las Fuerzas Militares para recuperar la iniciativa estratégica[/B]. En sus inicios a la Móvil 1 (creada en abril de 1990) se le dio la misión de perseguir a los líderes de la organización terrorista FARC, mientras que a la Móvil 2 (creada en marzo de 1991) se le pidió lo mismo contra los líderes del ELN, que son los dos grupos narcoterroristas más activos en el país. Las misiones de búsqueda y destrucción en tradicionales “santuarios” de los grupos narcoterroristas, yendo tras sus líderes, era obviamente algo muy peligroso, considerando que los guerrilleros más leales y expertos hacen parte de los anillos de seguridad. Por ello resultó muy oportuno contar con el apoyo aéreo de los helicópteros Arpía. [B]La combinación Halcón–Arpía en las operaciones de asalto aéreo, así como el apoyo aéreo cercano prestado por los Arpía a las fuerzas de superficie que se encontraban combatiendo, resultó tan exitosa, que los comandantes de las unidades terrestres los solicitaban constantemente[/B]. Los pilotos querían aún más capacidades, en particular más munición, pues como ya se mencionó cada pod llevaba tan solo 250 cartuchos. De esta forma se decidió dar un paso más en el desarrollo de esta moderna herramienta de guerra. En el año 1998 se presentó el [B]Arpía II[/B], dotado con un nuevo sistema de armas: los pod de ametralladora limitados a 250 cartuchos cada uno, fueron reemplazados en los puntos duros internos de los semiplanos,[B] por ametralladoras multitubo GAU 19 de calibre .50 alimentadas desde unas cajas de munición en el interior del helicóptero, por medio de una cinta especial. Adicionalmente, las ametralladoras GAU-2B de 7,62 mm. de las puertas, también fueron reemplazadas por ametralladoras GAU-19 de calibre .50, estas aeronaves fueron dotadas de un radar meteorológico en un pequeño domo que sobresale en la nariz. Esto le permitía afrontar diferentes retos de orden climático y aumentar su operatividad[/B]. Hay que destacar que la Fuerza Aérea Colombiana incorporó la capacidad NVG (Night Vision Goggles) desde 1992, y que de hecho fueron las unidades de ala rotativa las primeras en usarlos en operaciones. Los primeros NVG adquiridos fueron los ANVIS 5, los cuales llegaron al CACOM 4, unidad donde se encuentra la Escuela de Helicópteros, por ello los pilotos de helicópteros fueron los primeros formados para usar esta capacidad. En el CACOM 4 se creó en 1992 el primer laboratorio de NVG de la Fuerza Aérea Colombiana, para luego, unos años más tarde activar el segundo en CACOM 5, la otra unidad que opera helicópteros, y que es la sede de los Black Hawk de la FAC. En el año 2002, cuando ya la capacidad NVG en la FAC estaba generalizada, se reciben los más modernos ANVIS 9. En el 2002 se crean tres nuevos laboratorios de NVG en la Escuela Militar de Aviación, EMAVI (Cali, Valle), en CACOM 2 (Apiay, Meta), y en CACOM 3 (Malambo, Atlántico). Es decir, que desde sus primeras versiones las tripulaciones de “Arpía” han contado con capacidad NVG. [B]El número de “Arpías” en la Fuerza Aérea Colombiana llegó a 12 unidades[/B], mismas que se despliegan por toda la geografía nacional apoyando a las diferentes unidades de superficie. Su base administrativa y logística sigue siendo la Base Aérea “BG. Arturo Lema Posada” en Rionegro -Antioquia, pues los Arpía son orgánicos del Escuadrón de Combate 511 del Comando Aéreo de Combate N° 5. [B]Los resultados obtenidos en las operaciones son excelentes, sin embargo el mando decide que aún hay posibilidades que explorar[/B], por ello al mismo tiempo que entra en servicio el Arpía II se nombra una comisión para que determine cómo se puede mejorar el equipo, [B]teniendo en cuenta sobre todo las recomendaciones de las tripulaciones y las necesidades propias del entorno operacional colombiano[/B]. La transformación ahora requerida ya no era cuestión de ingenio y tenacidad sino que involucraba alta tecnología. Como director del proyecto se nombra a un oficial de nombre Javier Delgado Garzón. [B]Después de cuatro años de investigación y desarrollo, y en un trabajo conjunto de la Fuerza Aérea Colombiana con las empresas estadounidense Sikorsky y la israelí Elbit, en mayo del 2002 se presentó el Arpía III[/B]. La nueva aeronave incorpora un[B] sistema integrado de entrega de armas[/B], que [B]facilita el control del tipo y cantidad de armamento a utilizar, así como aumenta la precisión, lo que mejora el desempeño en las operaciones, evitando el desgaste del armamento y la munición a la vez que minimiza los daños colaterales[/B]. En el Arpía III, piloto y copiloto disponen de un [B]casco MiDash, que incorpora HUD (Head Up Display)[/B]. Estos cascos son personalizados para cada tripulante pues tienen en cuenta las medidas de la circunferencia craneal y la distancia interpupilar. El HUD permite conocer información básica de los sistemas de vuelo sin quitar la vista de los blancos, pues dicha información es proyectada a unos lentes incorporados en el casco. Entre los datos proyectados por el HUD podemos mencionar: velocidad, altura, horizonte artificial, rumbo de la aeronave, rumbo y distancia del blanco, cantidad y tipo de armamento disponible, y sistema de puntería (de precisión y modo rápido). Adicionalmente se le dotó de un sistema [B]EOP (Electro Optics Payload) estabilizado[/B], un “ojo electrónico” que incluye infrarrojo de barrido frontal (FLIR - Forward Looking InfraRed), telémetro láser (Laser Range Finder), y cámara CCD de gran capacidad. [B]Este dispositivo EOP tiene la posibilidad de “enganchar” blancos tanto fijos como móviles (en tierra y aire), realizando un seguimiento automático, y al mismo tiempo tomando lecturas de coordenadas y altura del blanco, las cuales se pueden aprovechar por parte de aviones dotados con sistema de entrega automática de armas por coordenadas, como es el caso de los aviones Kfir de los que dispone la Fuerza Aérea Colombiana[/B]. Para la protección de estas aeronaves tan útiles y valiosas, se les dotó con un[B]sistema de contramedidas de misiles, del tipo Airmor de la empresa israelí IMI[/B]. Para el 2002 cada sistema Airmor tenía un costo 150.000 dólares. Si bien aún no ha sido necesario el uso de estos sistemas, hay evidencia de que[B] las FARC efectivamente poseen algunos misiles antiaéreos del tipo SAM-7 [/B] que constituyen un serio peligro para las aeronaves de la Fuerzas Armadas Colombianas, y para la aviación en general. No hay que olvidar que se trata de un grupo terrorista. Desde la presentación en el 2002 de las primeras unidades convertidas a Arpía III, [B]progresivamente los 12 helicópteros fueron modernizados a ese mismo modelo[/B], y prestaron invaluables servicios en la lucha contra el terrorismo. Después de una década, los altos mandos determinaron que la tecnología había avanzado al punto de superar las capacidades incorporadas por la versión III de los Arpía. Adicionalmente había que tener en cuenta[B] dos factores relevantes: por un lado se estaba presentando en Colombia la posibilidad de un final negociado al conflicto, y por el otro se estaban incrementando las amenazas externas, con un fortalecimiento tremendo de las Fuerzas Armadas de países vecinos[/B]. Todo esto motivó la creación de otra comisión que nuevamente evaluaría las posibilidades de [B]actualización de la flota de Arpías[/B] de la Fuerza Aérea Colombiana. De esta manera, el 26 de marzo del 2015 la Fuerza Aérea Colombiana recibe formalmente de manos del Ministro de Defensa y los Altos Mandos militares y policiales, el [B]Arpía IV[/B]. Anunciándose que -como ha sido costumbre-, toda la flota será mejorada al nuevo estándar. El nuevo y mejorado modelo, no solo permite ampliar las posibilidades contra los grupos narcoterroristas, que ya fueron obligados a sentarse a negociar, sino que además [B]están pensados para convertirse en un activo para la disuasión estratégica[/B]. La configuración de armas del nuevo modelo, no solo permite montar lo básico en los semiplanos: [B]ametralladoras GAU-19 y las coheteras, sino que para misiones de guerra convencional, podrá incorporar combinaciones de pod con cañón de 20 mm. y lanzadores de misiles antitanque, específicamente del modelo israelí Spike (LR y ER) de la empresa Rafael Advanced Defense Systems[/B]. [B]La aviónica fue ampliamente mejorada, reemplazando instrumentos analógicos por 4 pantallas multifunción (MFD) a color [/B]. El casco tipo MiDash con mira y display integrados (HMD) fue reemplazado por el todavía mejor y más moderno [B]ANVIS/HUD-24[/B]. El sistema electro-óptico (EOP) Toplite II fue reemplazado por los [B]Toplite III[/B] de mejores capacidades. Incluso el [B]sistema de alerta de misiles[/B] Airmor de IMI se cambió por el mejorado [B]“All in Small” de Elbit[/B]. Todo integrado por [B]modernos sistemas de control de vuelo y entrega de armas, y un sistema de data link que permitirá a los helicópteros Arpía colombianos actuar como un enjambre coordinado frente a múltiples blancos[/B]. [B][COLOR=rgb(184, 49, 47)]Las dos primeras unidades convertidas a Arpía IV son los helicópteros FAC-4124 y FAC-4125. Con ellos se han realizado las pruebas de integración y operacionales. Además, las empresas involucradas han realizado una transferencia de conocimientos a un grupo de oficiales y suboficiales colombianos que serán los encargados de adelantar la modernización de los otros 10 Arpía III al modelo IV. Esto se suma al enorme know how que ya posee el Comando Aéreo de Combate N° 5 de Rionegro, Antioquia, donde son capaces de realizar el mantenimiento mayor a los UH60 en cada uno de sus distintos componentes, incluso se posee la capacidad de realizar la conversión Alfa to Lima a estas aeronaves[/COLOR][/B]. Sin duda alguna los Arpía seguirán siendo por muchos años una parte fundamental del poderío militar colombiano. Durante décadas fueron una de las armas más temidas por los narcoterroristas, y con seguridad hoy en día están siendo tenidos en cuenta en la planeación estratégica de los potenciales adversarios convencionales. Estamos hablando de una fuerza de doce helicópteros capaces de volar de día o de noche bajo condiciones meteorológicas adversas, que puede encontrar sus blancos con precisión y de manera coordinada a través de datalink, para luego atacarlos con un abanico de armas que incluye ametralladoras .50, cohetes, cañones de 20 mm. y misiles antitanque de largo alcance. Capacidades nada despreciables que podrían ampliarse aún más en el futuro, no solo en relación a potencia y volumen de fuego, sino también en cuanto al número de aeronaves disponibles.[/I] (Fragmento). Creditos al autor Fuente: [URL unfurl="true"]https://www.airuniversity.af.edu/Portals/10/ASPJ_Spanish/Journals/Volume-27_Issue-3/2015_3_08_hernandez_s.pdf[/URL] De esta primera parte, recalcar que en el caso Colombiano ellos tuvieron un devenir y una maduración operativa del programa ARPÍA, hasta su versión ARPIA IV que está más enfocada hacia el conflicto convencional, más o menos lo mismo que harían en la Brigada de Aviación del Ejército de Chile. Otro elemento resaltante es que tienen el know how (capacidad de convertir un Blackhawk de A a L y convertirlo en ARPÍA IV) siendo el trabajo certificado tanto por parte del fabricante Sikorsky como por ELBIT. Entonces me nace la primera pregunta... si allá tienen la capacidad certificada para transformar y el Blackhawk es un helo muy masificado que incluso se puede obtener usado, ¿por qué no buscar unos UH-60L de segunda mano del FMS (no del EdA porque esos no se pueden modificar) y mandarlos a Colombia para hacernos de unos fantásticos Arpía IV que pueden acompañar a las BRIACOs en maniobras ofensivas durante la guerra así como colaborar en transporte de personas y suministros el tiempo de paz? Saludos [/QUOTE]
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Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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