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<blockquote data-quote="Glaciar" data-source="post: 2033717" data-attributes="member: 29595"><p>Una vision desde Chile</p><p><strong></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>Bolivia resucita al "Corredor" en 2004.</strong></p><p><strong>Argentina propone "corredor de la paz"</strong></p><p></p><p>Tras caer el Gobierno de Sánchez de Lozada como consecuencia de violentas huelgas con casi 70 muertos, el Congreso boliviano eligió a Carlos Mesa para ocupar el Palacio Quemado. A su vez, Mesa designó a Ignacio Siles como su Canciller.</p><p></p><p>El Gobierno de Mesa debía gobernar contra el tiempo: los mismos grupos cocaleros e indigenistas de Morales y Quispe, que habían provocado la caída de Sánchez de Lozada, le habían ofrecido un estrecho plazo de tiempo para mejorar la situación de Bolivia, bajo amenaza de nuevas agitaciones y más violencia. Este plazo terminaba a principios del 2004, coincidiendo, lamentablemente, con la realización de la reunión de la OEA en Monterrey, México. La ocasión no podría ser mejor para que el Palacio Quemado echara mano al asunto de la mediterraneidad para aunar fuerzas y garantizarse el necesario apoyo político.</p><p></p><p>Mesa y Siles comenzaron a preparar el ambiente para presentar la demanda marítima en busca de una forma de cohesionar al pueblo boliviano y salvarse del plazo fatal. Envalentonados con el apoyo anticipado del Presidente Hugo Chávez de Venezuela y Fidel Castro de Cuba, ambos interesados en provocar nuevas fracturas y conflictos étnicos en la región continental, el Palacio Quemado inició una extraordinaria ofensiva diplomática, en donde se recurrió a los más viejos y gastados discursos de los <em>"derechos a mar"</em>, de la necesidad de<em>"revisar el Tratado de 1904"</em> y de convertir el problema de su mediterraneidad en un asunto multilateral, para provocar la intromisión de otras naciones.</p><p></p><p>Concluidas las reuniones de Monterrey, donde el Presidente Ricardo Lagos respondió categóricamente al intento de su homólogo boliviano por presentar el tema de la mediterraneidad, el Gobierno de La Paz hizo públicas sus intenciones de <em>"recuperar la cualidad marítima"</em>apelando a la añeja propuesta de los "prácticacionistas" que tantas y tantas veces los mismos bolivianos habían abortado de súbito: el "corredor" al mar, por la parte norte de Arica. También reconoció su deseo de tomar esta vía recurriendo a la ayuda de algún país que ofreciera sus "buenos oficios" para tal proyecto, intentando sacar así el problema del ámbito meramente bilateral al que pertenecía.</p><p></p><p><strong>Sin embargo, aparecería un tercero con su propia propuesta oportunista. Como era de esperar, la Casa Rosada no dejó pasar el incipiente ambiente de conflicto y Argentina se ofreció para mediar, en enero de 2004, a través de su Ministro de Relaciones Exteriores, Rafael Bielsa, quien sugirió que se le diese a Bolivia un "corredor de la paz" en la frontera chileno-peruana. Dicho corredor debía estar formado por una franja de un kilómetro de ancho cedida por Chile y otra similar paralela, cedida por Perú. Bolivia gozaría de derechos soberanos en esta faja, entregada sin compensaciones. Pero Bielsa agregó que la salida al mar requería de la cesión de un puerto que fuera administrado por los gobiernos de Chile, Perú, Bolivia y Argentina, a través del MERCOSUR (junto al Brasil, Paraguay y Uruguay).</strong></p><p></p><p>Con ello, la ladina y poco escrupulosa diplomacia argentina se habría garantizado para sí una vía comercial en el Pacífico para sus productos. No sería la única vez que la Casa Rosada ha tratado de influir en la demanda marítima boliviana.</p><p></p><p>Resulta un sarcasmo del peor gusto que, a estas alturas, y después de haber rechazado violentamente esta propuesta en las negociaciones conducidas en al menos tres oportunidades durante todo el siglo XX, Bolivia replanteara su aspiración marítima por la vía de una "faja" de territorio que corra paralela a la frontera con el Perú desde la cordillera al mar y que, además, sólo satisface las ambiciones de una parte del revanchismo altiplánico, correspondiente a los "practicacionistas", y no las aspiraciones máximas de los "reivindicacionistas" que siguen siendo una corriente tanto o más fuerte dentro de la vida política altiplánica y que aún tienen tribuna en los medios de comunicación paceños, criticando estas aspiraciones en Arica.</p><p></p><p>Sin embargo, nada salvó a Mesa de ser obligado a renunciar en junio de 2005, en medio de otra ola de huelgas y amenazas de guerra civil.</p><p></p><p>Pablo Felipe Lagos Toledo</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Glaciar, post: 2033717, member: 29595"] Una vision desde Chile [B] Bolivia resucita al "Corredor" en 2004. Argentina propone "corredor de la paz"[/B] Tras caer el Gobierno de Sánchez de Lozada como consecuencia de violentas huelgas con casi 70 muertos, el Congreso boliviano eligió a Carlos Mesa para ocupar el Palacio Quemado. A su vez, Mesa designó a Ignacio Siles como su Canciller. El Gobierno de Mesa debía gobernar contra el tiempo: los mismos grupos cocaleros e indigenistas de Morales y Quispe, que habían provocado la caída de Sánchez de Lozada, le habían ofrecido un estrecho plazo de tiempo para mejorar la situación de Bolivia, bajo amenaza de nuevas agitaciones y más violencia. Este plazo terminaba a principios del 2004, coincidiendo, lamentablemente, con la realización de la reunión de la OEA en Monterrey, México. La ocasión no podría ser mejor para que el Palacio Quemado echara mano al asunto de la mediterraneidad para aunar fuerzas y garantizarse el necesario apoyo político. Mesa y Siles comenzaron a preparar el ambiente para presentar la demanda marítima en busca de una forma de cohesionar al pueblo boliviano y salvarse del plazo fatal. Envalentonados con el apoyo anticipado del Presidente Hugo Chávez de Venezuela y Fidel Castro de Cuba, ambos interesados en provocar nuevas fracturas y conflictos étnicos en la región continental, el Palacio Quemado inició una extraordinaria ofensiva diplomática, en donde se recurrió a los más viejos y gastados discursos de los [I]"derechos a mar"[/I], de la necesidad de[I]"revisar el Tratado de 1904"[/I] y de convertir el problema de su mediterraneidad en un asunto multilateral, para provocar la intromisión de otras naciones. Concluidas las reuniones de Monterrey, donde el Presidente Ricardo Lagos respondió categóricamente al intento de su homólogo boliviano por presentar el tema de la mediterraneidad, el Gobierno de La Paz hizo públicas sus intenciones de [I]"recuperar la cualidad marítima"[/I]apelando a la añeja propuesta de los "prácticacionistas" que tantas y tantas veces los mismos bolivianos habían abortado de súbito: el "corredor" al mar, por la parte norte de Arica. También reconoció su deseo de tomar esta vía recurriendo a la ayuda de algún país que ofreciera sus "buenos oficios" para tal proyecto, intentando sacar así el problema del ámbito meramente bilateral al que pertenecía. [B]Sin embargo, aparecería un tercero con su propia propuesta oportunista. Como era de esperar, la Casa Rosada no dejó pasar el incipiente ambiente de conflicto y Argentina se ofreció para mediar, en enero de 2004, a través de su Ministro de Relaciones Exteriores, Rafael Bielsa, quien sugirió que se le diese a Bolivia un "corredor de la paz" en la frontera chileno-peruana. Dicho corredor debía estar formado por una franja de un kilómetro de ancho cedida por Chile y otra similar paralela, cedida por Perú. Bolivia gozaría de derechos soberanos en esta faja, entregada sin compensaciones. Pero Bielsa agregó que la salida al mar requería de la cesión de un puerto que fuera administrado por los gobiernos de Chile, Perú, Bolivia y Argentina, a través del MERCOSUR (junto al Brasil, Paraguay y Uruguay).[/B] Con ello, la ladina y poco escrupulosa diplomacia argentina se habría garantizado para sí una vía comercial en el Pacífico para sus productos. No sería la única vez que la Casa Rosada ha tratado de influir en la demanda marítima boliviana. Resulta un sarcasmo del peor gusto que, a estas alturas, y después de haber rechazado violentamente esta propuesta en las negociaciones conducidas en al menos tres oportunidades durante todo el siglo XX, Bolivia replanteara su aspiración marítima por la vía de una "faja" de territorio que corra paralela a la frontera con el Perú desde la cordillera al mar y que, además, sólo satisface las ambiciones de una parte del revanchismo altiplánico, correspondiente a los "practicacionistas", y no las aspiraciones máximas de los "reivindicacionistas" que siguen siendo una corriente tanto o más fuerte dentro de la vida política altiplánica y que aún tienen tribuna en los medios de comunicación paceños, criticando estas aspiraciones en Arica. Sin embargo, nada salvó a Mesa de ser obligado a renunciar en junio de 2005, en medio de otra ola de huelgas y amenazas de guerra civil. Pablo Felipe Lagos Toledo [/QUOTE]
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Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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