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Relaciones China - EE.UU
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<blockquote data-quote="nelson" data-source="post: 2163494" data-attributes="member: 2538"><p>13/01/2017</p><ul> <li data-xf-list-type="ul"><a href="http://www.clarin.com/">Clarin.com</a></li> <li data-xf-list-type="ul"><a href="http://www.clarin.com/mundo/">Mundo</a></li> </ul><p>Relaciones Washington-Beijing</p><p></p><p><span style="font-size: 22px"><strong>El sorprendente error de no buscar urgentemente puntos de entendimiento</strong></span></p><p>El presidente electo se acerca a Rusia pero provoca a Beijing, con quien busca competir en los límites del abismo.</p><p></p><p></p><p>Donald Trump asumirá la presidencia norteamericana el viernes 20, pero de antemano abrió el fuego de la confrontación con China, al que considera el peor peligro para los EE.UU. A diferencia de su proclamada voluntad de inaugurar una era de colaboración con la Rusia de Vladimir Putin, con China el ultraconservador inquilino de la Casa Blanca mostró desconfianza y agresividad. Y una actitud competitiva en las orillas de un abismo imprevisible.</p><p></p><p>Trump, es cierto, no se equivoca acerca de cual es la superpotencia con la que deberá disputar el predominio en el mundo. Sin embargo, llama la atención de que no haya abierto espacios para buscar terrenos de entendimiento con el régimen del presidente Xi Jinping, el más duro pero más cosmopolita de los líderes comunistas desde la década 1977-87, en que el sabio aperturista Den Xiao Ping creó y consolidó la nueva China tras los desastres que causó la revolución cultural inspirada por el camarada Mao.</p><p></p><p>Mientras Occidente ha entrado en la etapa de la desglobalización, con China sucede lo contrario: el fantástico desarrollo de la nueva Ruta de la Seda y el cinturón euroasiático, que ya en los proyectos concretos tiene un costo superior al billón de dólares, representa un esfuerzo parecido a la Gran Muralla por sus gigantescas ambiciones. Busca asegurar una globalización que a través de redes de interconexión, ferrocarriles, carreteras, puentes, puertos y un desarrollo paralelo de instrumentos cibernéticos y financieros, crearán un sistema paralelo terrestre a los intercambios marítimos imprescindibles para Beijing, pero que tienen fragilidades peligrosas que en caso de una grave crisis aislarían al Imperio del Centro de sus fuentes de aprovisionamiento y exportaciones.</p><p></p><p>Los primeros trenes han llegado a Alemania, a Roterdam, a Londres, con viajes de 15 a 20 días desde China, con tiempos reducidos a la mitad respecto a los transportes por barco. El cinturón de interconexiones en Europa y Asia de la moderna Ruta de la Seda abarcará 65 países habitados por 4.400 millones de habitantes, 63% de la población mundial. Sus economías representan 29% de la producción mundial, pero estamos en el comienzo de un reequilibrio mundial del espacio euroasiático, que los chinos esperan que para 2030 supere los US$ 2,5 billones de intercambio comercial.</p><p></p><p>Cincuenta y dos países participan de la nueva Banca Asiática de Inversiones para las Infraestructuras, promovida naturalmente como su Banco Mundial por Beijing. Están presentes las nueve mayores economías europeas en una aventura para financiar los proyectos, que ha reunido un capital de cien mil millones de dólares. En niveles regionales se agregan otras instituciones parecidas.</p><p></p><p>Hace años ya que los analistas geopolíticos consideran que un área casi ideal para la explosión de una guerra que pase rápidamente de los tiros y cañonazos a la fase nuclear definitiva es el Mar Meridional de China, donde el imponente movimiento de naves de carga agrava viejos conflictos de soberanía entre China y los países aledaños, como Vietnam, Malasia, Filipinas y otros.</p><p></p><p>China reivindica 90% de la soberanía sobre las aguas, que bullen en particular en las islas Spratly y en torno al atolón de Scarborough Shoal, donde hasta hace poco era fuerte el cruce de Beijing con Filipinas. Los chinos han mostrado los dientes y usado las maneras fuertes hasta conseguir que EE.UU. consolidara su vasta red de alianzas bilaterales en el área. Para los países del mar meridional no hay otro remedio: China es demasiado grande y fuerte militarmente, como para eludir una alianza con el único país capaz de contenerlo.</p><p></p><p>Para consolidar su presencia, los chinos tuvieron la ocurrencia peligrosa de convertir los atolones de Spratly en verdaderas islas artificiales dotadas, en primer lugar, de aeropuertos sobre los que van y vienen aviones militares de Beijing.</p><p></p><p>El jueves pasado, ante el Senado de Washington, el nuevo secretario de Estado Rex Tillerson, dijo hablando en la sesión para obtener su confirmación para el cargo, que la construcción de esas islas artificiales militarizadas por China son comparables con la ocupación de Crimea por Rusia en el conflicto con Ucrania de 2014. Era inevitable que un portavoz de la cancillería china declarara enseguida que la amenaza era inaudita y que se violaba así la soberanía de Beijing sobre las islas.</p><p></p><p>En la zona ya pululan naves norteamericanas, chinas y de los otros países en conflicto, en un escenario que no promete nada bueno a menos que se logre bajar la exasperación inyectada por el futuro secretario de Estado de Trump y el propio presidente electo. Fuentes diplomáticas europeas sostienen que el “Estado profundo”, como llaman a las instituciones de Washington que conforman la estructura permanente de la burocracia norteamericana, incluidos el Pentágono, los servicios de inteligencia, el Departamento de Estado, el Congreso y los grandes organismos económicos financieros, están en movimiento para enfriar el perfil de esta seria crisis en incubación.</p><p></p><p>En la campaña electoral Donald Trump amenazó a China con imponer tasas del 46 por ciento a las importaciones para reequilibrar el balance comercial, netamente favorable a Beijing, y acuso a los chinos de “manipuladores de divisas”, devaluando su moneda para impulsar las exportaciones con estas maniobras que justifican las represalias norteamericanas.</p><p></p><p><a href="http://www.clarin.com/mundo/sorprendente-error-buscar-urgentemente-puntos-entendimiento_0_r1Wv-CUUx.html">http://www.clarin.com/mundo/sorprendente-error-buscar-urgentemente-puntos-entendimiento_0_r1Wv-CUUx.html</a></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="nelson, post: 2163494, member: 2538"] 13/01/2017 [LIST] [*][URL='http://www.clarin.com/']Clarin.com[/URL] [*][URL='http://www.clarin.com/mundo/']Mundo[/URL] [/LIST] Relaciones Washington-Beijing [SIZE=6][B]El sorprendente error de no buscar urgentemente puntos de entendimiento[/B][/SIZE] El presidente electo se acerca a Rusia pero provoca a Beijing, con quien busca competir en los límites del abismo. Donald Trump asumirá la presidencia norteamericana el viernes 20, pero de antemano abrió el fuego de la confrontación con China, al que considera el peor peligro para los EE.UU. A diferencia de su proclamada voluntad de inaugurar una era de colaboración con la Rusia de Vladimir Putin, con China el ultraconservador inquilino de la Casa Blanca mostró desconfianza y agresividad. Y una actitud competitiva en las orillas de un abismo imprevisible. Trump, es cierto, no se equivoca acerca de cual es la superpotencia con la que deberá disputar el predominio en el mundo. Sin embargo, llama la atención de que no haya abierto espacios para buscar terrenos de entendimiento con el régimen del presidente Xi Jinping, el más duro pero más cosmopolita de los líderes comunistas desde la década 1977-87, en que el sabio aperturista Den Xiao Ping creó y consolidó la nueva China tras los desastres que causó la revolución cultural inspirada por el camarada Mao. Mientras Occidente ha entrado en la etapa de la desglobalización, con China sucede lo contrario: el fantástico desarrollo de la nueva Ruta de la Seda y el cinturón euroasiático, que ya en los proyectos concretos tiene un costo superior al billón de dólares, representa un esfuerzo parecido a la Gran Muralla por sus gigantescas ambiciones. Busca asegurar una globalización que a través de redes de interconexión, ferrocarriles, carreteras, puentes, puertos y un desarrollo paralelo de instrumentos cibernéticos y financieros, crearán un sistema paralelo terrestre a los intercambios marítimos imprescindibles para Beijing, pero que tienen fragilidades peligrosas que en caso de una grave crisis aislarían al Imperio del Centro de sus fuentes de aprovisionamiento y exportaciones. Los primeros trenes han llegado a Alemania, a Roterdam, a Londres, con viajes de 15 a 20 días desde China, con tiempos reducidos a la mitad respecto a los transportes por barco. El cinturón de interconexiones en Europa y Asia de la moderna Ruta de la Seda abarcará 65 países habitados por 4.400 millones de habitantes, 63% de la población mundial. Sus economías representan 29% de la producción mundial, pero estamos en el comienzo de un reequilibrio mundial del espacio euroasiático, que los chinos esperan que para 2030 supere los US$ 2,5 billones de intercambio comercial. Cincuenta y dos países participan de la nueva Banca Asiática de Inversiones para las Infraestructuras, promovida naturalmente como su Banco Mundial por Beijing. Están presentes las nueve mayores economías europeas en una aventura para financiar los proyectos, que ha reunido un capital de cien mil millones de dólares. En niveles regionales se agregan otras instituciones parecidas. Hace años ya que los analistas geopolíticos consideran que un área casi ideal para la explosión de una guerra que pase rápidamente de los tiros y cañonazos a la fase nuclear definitiva es el Mar Meridional de China, donde el imponente movimiento de naves de carga agrava viejos conflictos de soberanía entre China y los países aledaños, como Vietnam, Malasia, Filipinas y otros. China reivindica 90% de la soberanía sobre las aguas, que bullen en particular en las islas Spratly y en torno al atolón de Scarborough Shoal, donde hasta hace poco era fuerte el cruce de Beijing con Filipinas. Los chinos han mostrado los dientes y usado las maneras fuertes hasta conseguir que EE.UU. consolidara su vasta red de alianzas bilaterales en el área. Para los países del mar meridional no hay otro remedio: China es demasiado grande y fuerte militarmente, como para eludir una alianza con el único país capaz de contenerlo. Para consolidar su presencia, los chinos tuvieron la ocurrencia peligrosa de convertir los atolones de Spratly en verdaderas islas artificiales dotadas, en primer lugar, de aeropuertos sobre los que van y vienen aviones militares de Beijing. El jueves pasado, ante el Senado de Washington, el nuevo secretario de Estado Rex Tillerson, dijo hablando en la sesión para obtener su confirmación para el cargo, que la construcción de esas islas artificiales militarizadas por China son comparables con la ocupación de Crimea por Rusia en el conflicto con Ucrania de 2014. Era inevitable que un portavoz de la cancillería china declarara enseguida que la amenaza era inaudita y que se violaba así la soberanía de Beijing sobre las islas. En la zona ya pululan naves norteamericanas, chinas y de los otros países en conflicto, en un escenario que no promete nada bueno a menos que se logre bajar la exasperación inyectada por el futuro secretario de Estado de Trump y el propio presidente electo. Fuentes diplomáticas europeas sostienen que el “Estado profundo”, como llaman a las instituciones de Washington que conforman la estructura permanente de la burocracia norteamericana, incluidos el Pentágono, los servicios de inteligencia, el Departamento de Estado, el Congreso y los grandes organismos económicos financieros, están en movimiento para enfriar el perfil de esta seria crisis en incubación. En la campaña electoral Donald Trump amenazó a China con imponer tasas del 46 por ciento a las importaciones para reequilibrar el balance comercial, netamente favorable a Beijing, y acuso a los chinos de “manipuladores de divisas”, devaluando su moneda para impulsar las exportaciones con estas maniobras que justifican las represalias norteamericanas. [URL]http://www.clarin.com/mundo/sorprendente-error-buscar-urgentemente-puntos-entendimiento_0_r1Wv-CUUx.html[/URL] [/QUOTE]
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