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Relaciones: Israel - Palestina
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<blockquote data-quote="Jorge II" data-source="post: 666919" data-attributes="member: 5614"><p>El ejército israelí combina sus operaciones militares aéreas, terrestres y navales en Gaza con una ofensiva de orden psicológico para que la población de Gaza retire su apoyo al liderazgo de Hamás. Israel aprovecha así su potencial tecnológico para tratar de “persuadir” a la población palestina de que Hamás es responsable de los masivos bombardeos que ya entraron en su tercera semana, y de que las cosas mejorarían con la desaparición del movimiento islamista.</p><p></p><p>Esta guerra psicológica se enmarca en el lanzamiento por la Fuerza Aérea israelí, en los últimos dos días, de miles de volantes sobre la Franja que anuncian “una nueva fase en la guerra contra el terrorismo”, una advertencia de que Tel Aviv intensificará la ofensiva militar.</p><p></p><p>Otra plataforma es la interceptación de las señales de radio y televisión de Hamás para introducir de forma inesperada y en cuestión de segundos mensajes de propaganda israelí. O las llamadas con grabaciones que el Mossad realiza a diario a Gaza a líneas analógicas y móviles, y los mensajes SMS que envía a la población de la Franja.</p><p></p><p>En las grabaciones se advierte en árabe a los civiles que “no cooperen o den refugio a elementos terroristas”, y les asegura: “Tú no eres nuestro objetivo, no te atacamos a ti, sino a los terroristas que amenazan la seguridad de Israel”.</p><p></p><p>Una línea telefónica habilitada para la población de Gaza, cuyo número aparecía en miles de volantes, ofrece la posibilidad de informar sobre depósitos de armas, lanzaderas de cohetes, comandancias o cualquier otro objetivo de interés militar.</p><p></p><p>“Los ayudamos a entender los mensajes, y recabamos su opinión”, respondió a este cronista un operador de la centralita del servicio, que garantiza que el ejército israelí “mandará fuerzas” a la zona si se confirma que la información es verídica. Un portavoz militar asegura que “llama mucha gente”, y aunque no reveló qué información reciben no resulta difícil imaginar que la más valiosa sería la que diera cuenta del escondite de la plana mayor de Hamás, en “la clandestinidad” desde el inicio de la guerra.</p><p></p><p><strong>Un ejemplo de esta dimensión del conflicto, menos visible pero a veces más efectiva que la militar, fue una llamada telefónica que en agosto de 2002 recibió la mujer de un destacado líder de Hamás.</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>Durante la Segunda Intifada, en momentos en que Israel afrontaba los atentados de grupos armados palestinos, Hamás conseguía alistar a cientos y cientos de jóvenes suicidas.</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>Para disuadirlos, los servicios secretos israelíes telefonearon a la mujer de Abdel Aziz Rantisi –líder al que mataron dos años después– y le comunicaron, en nombre del brazo armado de la organización, que tenía que entregar a uno de sus hijos como “mártir” para una misión suicida.</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>La grabación de la conversación, en la que la mujer se opuso con todo fervor a que su hijo se inmolara y apeló a su apellido para eludir el “compromiso”, fue luego distribuida a la prensa por los servicios de inteligencia israelíes.</strong></p><p>“En este campo hay que distinguir entre la lucha psicológica y la diplomacia pública”, advierte Eytan Gilboa, miembro del Centro Begin-Sadat de Estudios Estratégicos que considera que “ambos elementos son esenciales, y su importancia en la guerra moderna va equiparándose al del poderío militar”. (EFE)</p><p></p><p>Una guerra cada vez más urbana</p><p></p><p>Mientras el ejército israelí penetra en las ciudades de la Franja de Gaza, con diplomacia resiste las demandas externas de negociar un cese al fuego con Hamás. Tras 16 días de bombardeos y 901 palestinos muertos, la ministra israelí de Exteriores, Tzipi Livni, recibió ayer a su colega alemán Frank-Walter Steinmeier. “Nadie decide por nosotros”, dijo la candidata oficialista para las elecciones de febrero. Al menos 38 palestinos, más de la mitad civiles, perdieron la vida ayer en medio de combates entre Hamás y la infantería israelí, en barrios de Ciudad de Gaza y de otras poblaciones. “Nos acercamos a los objetivos fijados”, sintetizó el primer ministro Ehud Olmert.</p><p></p><p>Llueve fósforo blanco sobre las calles </p><p></p><p>Según la ONG Human Rights Watch, la artillería de Israel dispara proyectiles que se fragmentan en submuniciones cargadas de fósforo blanco. Confirmó así una denuncia de Hasan Yalaf, jefe del hospital de Shifa y viceministro de Sanidad del gobierno de Hamás. “En Gaza no hay laboratorios para hacer análisis, pero todo indica que usan fósforo blanco”, afirmó Yalaf, que ha atendido a 13 heridos con “profundas quemaduras y la piel teñida de blanco” lo que puede ser causado por esa sustancia. Pese a que es un arma química, está permitido el uso de fósforo blanco en campo abierto, para crear humo y cubrir a la infantería, pero emplearlo en zonas pobladas viola la legislación internacional. El ejército israelí no confirmó si lo ha hecho: “Usamos sólo armas que están dentro de las leyes internacionales y ninguna que no hayan usado otros ejércitos occidentales”.</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Jorge II, post: 666919, member: 5614"] El ejército israelí combina sus operaciones militares aéreas, terrestres y navales en Gaza con una ofensiva de orden psicológico para que la población de Gaza retire su apoyo al liderazgo de Hamás. Israel aprovecha así su potencial tecnológico para tratar de “persuadir” a la población palestina de que Hamás es responsable de los masivos bombardeos que ya entraron en su tercera semana, y de que las cosas mejorarían con la desaparición del movimiento islamista. Esta guerra psicológica se enmarca en el lanzamiento por la Fuerza Aérea israelí, en los últimos dos días, de miles de volantes sobre la Franja que anuncian “una nueva fase en la guerra contra el terrorismo”, una advertencia de que Tel Aviv intensificará la ofensiva militar. Otra plataforma es la interceptación de las señales de radio y televisión de Hamás para introducir de forma inesperada y en cuestión de segundos mensajes de propaganda israelí. O las llamadas con grabaciones que el Mossad realiza a diario a Gaza a líneas analógicas y móviles, y los mensajes SMS que envía a la población de la Franja. En las grabaciones se advierte en árabe a los civiles que “no cooperen o den refugio a elementos terroristas”, y les asegura: “Tú no eres nuestro objetivo, no te atacamos a ti, sino a los terroristas que amenazan la seguridad de Israel”. Una línea telefónica habilitada para la población de Gaza, cuyo número aparecía en miles de volantes, ofrece la posibilidad de informar sobre depósitos de armas, lanzaderas de cohetes, comandancias o cualquier otro objetivo de interés militar. “Los ayudamos a entender los mensajes, y recabamos su opinión”, respondió a este cronista un operador de la centralita del servicio, que garantiza que el ejército israelí “mandará fuerzas” a la zona si se confirma que la información es verídica. Un portavoz militar asegura que “llama mucha gente”, y aunque no reveló qué información reciben no resulta difícil imaginar que la más valiosa sería la que diera cuenta del escondite de la plana mayor de Hamás, en “la clandestinidad” desde el inicio de la guerra. [B]Un ejemplo de esta dimensión del conflicto, menos visible pero a veces más efectiva que la militar, fue una llamada telefónica que en agosto de 2002 recibió la mujer de un destacado líder de Hamás. Durante la Segunda Intifada, en momentos en que Israel afrontaba los atentados de grupos armados palestinos, Hamás conseguía alistar a cientos y cientos de jóvenes suicidas. Para disuadirlos, los servicios secretos israelíes telefonearon a la mujer de Abdel Aziz Rantisi –líder al que mataron dos años después– y le comunicaron, en nombre del brazo armado de la organización, que tenía que entregar a uno de sus hijos como “mártir” para una misión suicida. La grabación de la conversación, en la que la mujer se opuso con todo fervor a que su hijo se inmolara y apeló a su apellido para eludir el “compromiso”, fue luego distribuida a la prensa por los servicios de inteligencia israelíes.[/B] “En este campo hay que distinguir entre la lucha psicológica y la diplomacia pública”, advierte Eytan Gilboa, miembro del Centro Begin-Sadat de Estudios Estratégicos que considera que “ambos elementos son esenciales, y su importancia en la guerra moderna va equiparándose al del poderío militar”. (EFE) Una guerra cada vez más urbana Mientras el ejército israelí penetra en las ciudades de la Franja de Gaza, con diplomacia resiste las demandas externas de negociar un cese al fuego con Hamás. Tras 16 días de bombardeos y 901 palestinos muertos, la ministra israelí de Exteriores, Tzipi Livni, recibió ayer a su colega alemán Frank-Walter Steinmeier. “Nadie decide por nosotros”, dijo la candidata oficialista para las elecciones de febrero. Al menos 38 palestinos, más de la mitad civiles, perdieron la vida ayer en medio de combates entre Hamás y la infantería israelí, en barrios de Ciudad de Gaza y de otras poblaciones. “Nos acercamos a los objetivos fijados”, sintetizó el primer ministro Ehud Olmert. Llueve fósforo blanco sobre las calles Según la ONG Human Rights Watch, la artillería de Israel dispara proyectiles que se fragmentan en submuniciones cargadas de fósforo blanco. Confirmó así una denuncia de Hasan Yalaf, jefe del hospital de Shifa y viceministro de Sanidad del gobierno de Hamás. “En Gaza no hay laboratorios para hacer análisis, pero todo indica que usan fósforo blanco”, afirmó Yalaf, que ha atendido a 13 heridos con “profundas quemaduras y la piel teñida de blanco” lo que puede ser causado por esa sustancia. Pese a que es un arma química, está permitido el uso de fósforo blanco en campo abierto, para crear humo y cubrir a la infantería, pero emplearlo en zonas pobladas viola la legislación internacional. El ejército israelí no confirmó si lo ha hecho: “Usamos sólo armas que están dentro de las leyes internacionales y ninguna que no hayan usado otros ejércitos occidentales”. [/QUOTE]
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Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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