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Relaciones: Israel - Palestina
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<blockquote data-quote="HernanF" data-source="post: 668367" data-attributes="member: 7964"><p><strong>Un veto que cada vez se hace más contradictorio.</strong></p><p></p><p><strong><span style="font-size: 15px">Israel: ambiguo apoyo norteamericano en la ONU.</span></strong></p><p></p><p><strong><em>El 51º veto de Washington a una resolución que condena a Israel no ha sido consentido más que de mala gana por Obama.</em></strong></p><p></p><p><img src="http://i890.photobucket.com/albums/ac103/hernupeto/Palestina/1Vetoporasentamientos.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p></p><p>«Es un éxito que corre peligro de costarnos muy caro»: comentadores y diplomáticos lanzaban el domingo un balance más bien amargo del veto impuesto por los Estados Unidos este fin de semana en el Consejo de Seguridad de la ONU. Así como lo deseaba el gobierno de Benyamin Nétanyahou, los norteamericanos se negaron a condenar la prosecución de la colonización israelí en Cisjordania y en la parte árabe de Jerusalén, donde se han instalado medio millón de israelíes. Después de esta "victoria", nadie creyó bueno pavonearse el domingo en Jerusalén. Al contrario, el foco actual estaba puesto en los interrogantes sobre el precio político que hay que pagar, más cuando Barack Obama dio a entender que había actuado de mala gana en este asunto. </p><p>«Era el 51º veto impuesto por los Estados Unidos a una resolución antiisraelí en la ONU, pero este podría ser el último, porque los norteamericanos están cansados de defendernos a causa de una política de colonización que condenan», preveía Alon Pinkas, antiguo cónsul general de Israel en New York. Un análisis también entendido en la radio militar. «A causa de nosotros, los norteamericanos se encontraron totalmente aislados, los 14 miembros del Consejo de Seguridad votaron contra ellos, una situación que detestan por encima de todo», añadió la comentadora levantando «críticas muy duras» lanzadas por Susan Rice, la representante norteamericana en la ONU, en su discurso contra la colonización. Es decir, los norteamericanos votaron contra un texto sobre el cual están fundamentalmente de acuerdo.</p><p></p><p><strong>“Apuesta a fondo”.</strong></p><p></p><p>Dany Gillerman, ex embajador de Israel en las Naciones Unidas, defendió una semi-culpabilidad subrayando que en la negativa de los palestinos al menor compromiso estaba el principio de este veto norteamericano. Él reconoce no obstante que Israel está «en lo sucesivo en deuda con Washington». Dore Gold, también ex representante del Estado hebreo en la ONU y cercano a Benjamin Nétanyahou, supone que la colonización constituye un «expediente muy difícil de pleitear», y más aún cuando las relaciones entre el primer ministro y el presidente norteamericano están tirantes. El último año, Benjamin Nétanyahou se había negado a imponer un congelamiento de seis meses a la construcción de viviendas en los asentamientos de Cisjordania. Barack Obama había puesto sin embargo todo de si para obtener este «gesto de buena voluntad», considerado para permitir una reanudación de las negociaciones con los palestinos, congeladas desde hace meses. Otro signo del malestar: el presidente norteamericano no aprobó la necesidad de consultar a Nétanyahou ni antes ni después de la caída de Hosni Mubarak, teniendo en cuenta que el tratado de paz entre Israel y Egipto es considerado, tanto en Washington como en Israel, como una prueba esencial para juzgar al nuevo poder que se sitúe en El Cairo.</p><p>Los palestinos están bien decididos a apostar todo continuando con su campaña anticolonización frente a la Asamblea General ordinaria de las Naciones Unidas, con la esperanza de lograr sanciones contra Israel, sin que los norteamericanos puedan esta vez imponer su veto. Este programa se integra al proyecto de Salam Fayyad, primer ministro palestino, que quiere echar las bases de un Estado independiente, cuya existencia podría ser reconocida por toda la comunidad internacional en septiembre próximo.</p><p></p><p><em>Fuente</em>: Le Figaro por Marc Henry 20.02.2011</p><p>Traducción propia.</p><p></p><p></p><p><strong><span style="font-size: 12px">Israël: ambigu soutien américain à l'ONU.</span></strong></p><p></p><p><strong><em>Le 51e veto de Washington à une résolution condamnant Israël n'a été consenti qu'à contrecœur par Obama.</em></strong></p><p></p><p>«C'est un succès qui risque de nous coûter très cher»: commentateurs et diplomates tiraient dimanche un bilan plutôt amer du veto imposé par les États-Unis ce week-end au Conseil de sécurité de l'ONU. Comme le souhaitait le gouvernement de Benyamin Nétanyahou, les Américains ont refusé de condamner la poursuite de la colonisation israélienne en Cisjordanie et dans la partie arabe de Jérusalem, où s'est installé un demi-million d'Israéliens. Après cette «victoire», personne n'a cru bon de pavoiser dimanche à Jérusalem. Au contraire, l'heure était plutôt aux interrogations sur le prix politique à payer, tant Barack Obama a fait comprendre combien il avait agi à contrecœur dans cette affaire. </p><p>«C'était le 51e veto imposé par les États-Unis à une résolution anti-israélienne à l'ONU, mais cela pourrait être le dernier, car les Américains sont fatigués de nous défendre à propos d'une politique de colonisation qu'ils condamnent», prévoit Alon Pinkas, ancien consul général d'Israël à New York. Une analyse également entendue sur la radio militaire. «À cause de nous, les Américains se sont retrouvés totalement isolés, les 14 membres du Conseil de sécurité votant contre eux, une situation qu'ils détestent par-dessus tout», a ajouté la commentatrice en relevant les «critiques très dures» lancées par Susan Rice, la représentante américaine à l'ONU, dans son discours contre la colonisation. Autrement dit, les Américains ont voté contre un texte avec lequel ils étaient fondamentalement d'accord.</p><p></p><p><strong>Enfoncer le coin.</strong></p><p></p><p>Dany Gillerman, ancien ambassadeur d'Israël aux Nations unies, a plaidé une demi-culpabilité en soulignant que le refus des Palestiniens du moindre compromis était à l'origine de ce veto américain. Il reconnaît toutefois qu'Israël est «désormais en comptes avec Washington». Dore Gold, lui aussi ex-représentant de l'État hébreu à l'ONU et proche de Benyamin Nétanyahou, admet que la colonisation constitue un «dossier très difficile à plaider», et ce d'autant plus que le premier ministre et le président américain sont en froid. L'an dernier, Benyamin Nétanyahou avait refusé d'imposer un gel de six mois à la construction de logements dans les colonies de Cisjordanie. Barack Obama avait pourtant mis tout son poids dans la balance pour obtenir ce «geste de bonne volonté», censé permettre une reprise des négociations avec les Palestiniens, gelées depuis des mois. Autre signe du malaise: le président américain n'a pas éprouvé le besoin de consulter Nétanyahou ni avant ni après la chute de Hosni Moubarak, alors que le traité de paix entre Israël et l'Égypte est considéré, tant à Washington qu'en Israël, comme un test essentiel pour juger du nouveau pouvoir en place au Caire.</p><p>Les Palestiniens sont bien décidés à enfoncer le coin en poursuivant leur campagne anticolonisation devant l'Assemblée générale des Nations unies, avec à la clé l'espoir de sanctions contre Israël - sans que les Américains puissent cette fois imposer leur veto. Ce programme s'intègre au projet de Salam Fayyad, le premier ministre palestinien, qui veut jeter les bases d'un État indépendant, dont l'existence pourrait être reconnue par presque toute la communauté internationale, en septembre.</p><p></p><p><strong>Le Figaro par Marc Henry 20/02/2011</strong></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="HernanF, post: 668367, member: 7964"] [b]Un veto que cada vez se hace más contradictorio.[/b] [B][SIZE="4"]Israel: ambiguo apoyo norteamericano en la ONU.[/SIZE][/B] [B][I]El 51º veto de Washington a una resolución que condena a Israel no ha sido consentido más que de mala gana por Obama.[/I][/B] [IMG]http://i890.photobucket.com/albums/ac103/hernupeto/Palestina/1Vetoporasentamientos.jpg[/IMG] «Es un éxito que corre peligro de costarnos muy caro»: comentadores y diplomáticos lanzaban el domingo un balance más bien amargo del veto impuesto por los Estados Unidos este fin de semana en el Consejo de Seguridad de la ONU. Así como lo deseaba el gobierno de Benyamin Nétanyahou, los norteamericanos se negaron a condenar la prosecución de la colonización israelí en Cisjordania y en la parte árabe de Jerusalén, donde se han instalado medio millón de israelíes. Después de esta "victoria", nadie creyó bueno pavonearse el domingo en Jerusalén. Al contrario, el foco actual estaba puesto en los interrogantes sobre el precio político que hay que pagar, más cuando Barack Obama dio a entender que había actuado de mala gana en este asunto. «Era el 51º veto impuesto por los Estados Unidos a una resolución antiisraelí en la ONU, pero este podría ser el último, porque los norteamericanos están cansados de defendernos a causa de una política de colonización que condenan», preveía Alon Pinkas, antiguo cónsul general de Israel en New York. Un análisis también entendido en la radio militar. «A causa de nosotros, los norteamericanos se encontraron totalmente aislados, los 14 miembros del Consejo de Seguridad votaron contra ellos, una situación que detestan por encima de todo», añadió la comentadora levantando «críticas muy duras» lanzadas por Susan Rice, la representante norteamericana en la ONU, en su discurso contra la colonización. Es decir, los norteamericanos votaron contra un texto sobre el cual están fundamentalmente de acuerdo. [B]“Apuesta a fondo”.[/B] Dany Gillerman, ex embajador de Israel en las Naciones Unidas, defendió una semi-culpabilidad subrayando que en la negativa de los palestinos al menor compromiso estaba el principio de este veto norteamericano. Él reconoce no obstante que Israel está «en lo sucesivo en deuda con Washington». Dore Gold, también ex representante del Estado hebreo en la ONU y cercano a Benjamin Nétanyahou, supone que la colonización constituye un «expediente muy difícil de pleitear», y más aún cuando las relaciones entre el primer ministro y el presidente norteamericano están tirantes. El último año, Benjamin Nétanyahou se había negado a imponer un congelamiento de seis meses a la construcción de viviendas en los asentamientos de Cisjordania. Barack Obama había puesto sin embargo todo de si para obtener este «gesto de buena voluntad», considerado para permitir una reanudación de las negociaciones con los palestinos, congeladas desde hace meses. Otro signo del malestar: el presidente norteamericano no aprobó la necesidad de consultar a Nétanyahou ni antes ni después de la caída de Hosni Mubarak, teniendo en cuenta que el tratado de paz entre Israel y Egipto es considerado, tanto en Washington como en Israel, como una prueba esencial para juzgar al nuevo poder que se sitúe en El Cairo. Los palestinos están bien decididos a apostar todo continuando con su campaña anticolonización frente a la Asamblea General ordinaria de las Naciones Unidas, con la esperanza de lograr sanciones contra Israel, sin que los norteamericanos puedan esta vez imponer su veto. Este programa se integra al proyecto de Salam Fayyad, primer ministro palestino, que quiere echar las bases de un Estado independiente, cuya existencia podría ser reconocida por toda la comunidad internacional en septiembre próximo. [I]Fuente[/I]: Le Figaro por Marc Henry 20.02.2011 Traducción propia. [B][SIZE="3"]Israël: ambigu soutien américain à l'ONU.[/SIZE][/B] [B][I]Le 51e veto de Washington à une résolution condamnant Israël n'a été consenti qu'à contrecœur par Obama.[/I][/B] «C'est un succès qui risque de nous coûter très cher»: commentateurs et diplomates tiraient dimanche un bilan plutôt amer du veto imposé par les États-Unis ce week-end au Conseil de sécurité de l'ONU. Comme le souhaitait le gouvernement de Benyamin Nétanyahou, les Américains ont refusé de condamner la poursuite de la colonisation israélienne en Cisjordanie et dans la partie arabe de Jérusalem, où s'est installé un demi-million d'Israéliens. Après cette «victoire», personne n'a cru bon de pavoiser dimanche à Jérusalem. Au contraire, l'heure était plutôt aux interrogations sur le prix politique à payer, tant Barack Obama a fait comprendre combien il avait agi à contrecœur dans cette affaire. «C'était le 51e veto imposé par les États-Unis à une résolution anti-israélienne à l'ONU, mais cela pourrait être le dernier, car les Américains sont fatigués de nous défendre à propos d'une politique de colonisation qu'ils condamnent», prévoit Alon Pinkas, ancien consul général d'Israël à New York. Une analyse également entendue sur la radio militaire. «À cause de nous, les Américains se sont retrouvés totalement isolés, les 14 membres du Conseil de sécurité votant contre eux, une situation qu'ils détestent par-dessus tout», a ajouté la commentatrice en relevant les «critiques très dures» lancées par Susan Rice, la représentante américaine à l'ONU, dans son discours contre la colonisation. Autrement dit, les Américains ont voté contre un texte avec lequel ils étaient fondamentalement d'accord. [B]Enfoncer le coin.[/B] Dany Gillerman, ancien ambassadeur d'Israël aux Nations unies, a plaidé une demi-culpabilité en soulignant que le refus des Palestiniens du moindre compromis était à l'origine de ce veto américain. Il reconnaît toutefois qu'Israël est «désormais en comptes avec Washington». Dore Gold, lui aussi ex-représentant de l'État hébreu à l'ONU et proche de Benyamin Nétanyahou, admet que la colonisation constitue un «dossier très difficile à plaider», et ce d'autant plus que le premier ministre et le président américain sont en froid. L'an dernier, Benyamin Nétanyahou avait refusé d'imposer un gel de six mois à la construction de logements dans les colonies de Cisjordanie. Barack Obama avait pourtant mis tout son poids dans la balance pour obtenir ce «geste de bonne volonté», censé permettre une reprise des négociations avec les Palestiniens, gelées depuis des mois. Autre signe du malaise: le président américain n'a pas éprouvé le besoin de consulter Nétanyahou ni avant ni après la chute de Hosni Moubarak, alors que le traité de paix entre Israël et l'Égypte est considéré, tant à Washington qu'en Israël, comme un test essentiel pour juger du nouveau pouvoir en place au Caire. Les Palestiniens sont bien décidés à enfoncer le coin en poursuivant leur campagne anticolonisation devant l'Assemblée générale des Nations unies, avec à la clé l'espoir de sanctions contre Israël - sans que les Américains puissent cette fois imposer leur veto. Ce programme s'intègre au projet de Salam Fayyad, le premier ministre palestinien, qui veut jeter les bases d'un État indépendant, dont l'existence pourrait être reconnue par presque toute la communauté internationale, en septembre. [B]Le Figaro par Marc Henry 20/02/2011[/B] [/QUOTE]
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