Relatos de nuestros heroes y sus familias

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Forista Sancionado o Expulsado
Fuente: REVISTA " HEROES DE MALVINAS"
Puesta en escena (del Thread): CAWAN 5.
transcripcion : PILOCO.


Grytviken – A.R.A. Guerrico
El 15 de Enero de este año 2008, “Héroes de Malvinas” nuestra revista, llega a la localidad de Cerritos, ubicada muy cerca de la capital salteña. Allí fuimos a encontrarnos con los padres de un héroe de Malvinas fallecido en acto heroico, nos referimos al Cabo Primero de Mar Patricio Alfredo Guanca.
Nos recibió su señora madre Doña Carmen Camila Suárez que amablemente nos cuenta que junto a su esposo, construyeron una familia compuesta de cinco hijos, su esposo Don Sixto Egilio Walter Guanca al igual que ella cuentan a la fecha con 78 años de edad. Siendo los abuelos paternos de Patricio Alfredo Don Isidoro Walter Guanca y Doña Rosa Torres, también oriundos de Cerrillos (Salta). Luego del nacimiento de dos niñas, el matrimonio Guanca recibe con inmensa alegría a Patricio Alfredo, quien nace a la una de la madrugada de un 28 de Junio de 1957, en la Finca San Miguel de Cerrillos.
El padre de patricio Alfredo prestaba servicios en el Ferrocarril Belgrano, en consecuencia estaba destinado en la Estación Caipe y luego en Tolar Grande poblados que pertenecen al Departamento de Los Andres. Doña Carmen nos cuenta que para dar a luz a Patricio, viajó desde la Estación Caipe en estado de gravidez, con el único deseo que su hijo naciera en tierra cerrillada. Regresando luego junto a su familia con su preciosa carga, viendo luego crecer a sus hijos en aquellos lejanos y fríos parajes, la niñez de Patricio fue feliz y sin sobresaltos, cursó en Tolar Grande y Estación Caipe sus primeros años escolares. Pasó algo mas de diez años y la familia Guanca regresa a su amado terruño, Patricio Alfredo continua sus estudios primarios en la Escuela Nacional nº 382 Maria Magdalena de Güemes. Renuente a seguir estudiando un día le dice a su madres “voy a entrar a trabajar en la finca” tal vez como una forma de aportar su esfuerzo en el bienestar de la familia “yo le respondí -nos dice Carmen- bueno hijo vos sabés lo que tenes que hacer, y es a donde te guste” Pero pasado un tiempo cuando el ya tenía 16 años, “muy pensativo me dijo “Voy a ingresar a la Armada” yo no quería saber nada, tenía solo 16 años, Buenos Aires quedaba muy lejos, allí no teníamos familia ni conocidos, yo no quería que se alejara” nos dice Carmen, reviviendo las angustias de aquellos momentos. Sin embargo de nada sirvieron todos sus argumentos, Patricio tenía una decisión tomada e insistió hasta que un día diciendo, “tengo que ir y probar todo eso…” viajó al encuentro con su destino. El 23 de Enero de 1974, con sus 17 años Patricio transpone los portones de la Escuela de Mecánica de la Armada, iniciando su carrera militar, De la enorme masa de personal con que cuenta nuestra Armada, cada año a través de una rigurosa selección, destaca los hombres que por su profesionalidad, sus méritos en estudios, y muchos otros factores, serán los tripulantes de la Fragata Libertad, y esos hombres se convierten en los embajadores, en los representantes de éste, nuestro Pueblo ante el mundo. Aún siendo pocos los años de servicio, estos fueron suficientes para que el 24 de Abril del año 1981 Patricio Guanca zarpara llevando el espíritu argentino, salteño y cerrillado a remotos lugares del mundo, amaba a su madre y se lo manifestaba en cada carta que ávidamente Carmen leía, cartas que traían sellos de Bermudas, Londres, Hamburgo, Túnez, Palmas de Mallorca y otras tantas importantes ciudades.
Recuerdo aquellos dias cuando llegaba de licencia, lloraba de contenta, verlo con su traje de marinero”, húmedos sus hojos, nos cuenta Carmen “pero aquella alegría duraba tan poco, porque esos dias pasaban muy rápidos, y con todo mi dolor siempre le preguntaba ¿Por qué no te quedás?, siempre debía pasar una de las fiestas de fin de año lejos y yo le pedía que se quedara y el me respondía “no mamá, aquí no hay vida, allá estoy bien” Asi pasaron los años, y siempre lo vi partir contento, sin pesar, yo nomás siempre le decía en cada despedida ¡Hay hijito! Yo ye extraño mucho,… mucho. Y el respondía “no te aflijas mamá, yo estaré bien”.
El 2 de Abril de 1982, la patria despierta, y llena las plazas a lo largo y a lo ancho del país, la euforia incontenible, luego de 150 años de vanos intentos de negociar civilizadamente con el usurpador inglés, nuestras Islas Malvinas se reintegra a sus legítimos dueños, a costa de nuestra propia sangre, y cumpliendo a rajatabla la orden de no causar bajas al enemigo. En un mar enbravecido navega la Corbeta Guerrico, esta unidad de origen francés desplaza 1200 toneladas, en sus 80 metros de eslora (largo) lleva un grupo de Infantes de Marina, ellos tienen la misión de reconquistar las Islas Georgias, entre su armamento cuenta con cuatro modernos misiles Exocet MM38, aquellos hombres son los que escribirán páginas de gloria en nuestra historia, al tomar parte de los episodios que allí acontecieron. En las Isla San Pedro, mas precisamente en su puerto de Grytviken, ya se encuentra el Bahía Paraíso, éste buque cuenta a bordo con un helicóptero Puma del Ejercito y un pequeño Allouette de la Aramda. Tanto el buque como las aeronaves no están artilladas, ni preparadas para combate alguno, estos elementos fueron convocados a ese lugar desde la Antártida, donde cumplían la campaña anual de reabastecimiento de nuestras Bases, que estan ubicadas en el Continente Blanco, por eso la Guerrico tiene que llegar, con la gente y el armamento necesario.
Luego de soportar un mar violento durante una larga travesía, el sábado 3 de Abril de 1983 llega a las Georgias la Corbeta Guerrico. Entre los tripulantes del pequeño y bravo navío, el Cabo Primero Patricio Alfredo Guanca es uno de ellos, rápidamente toma posición el buque y los Infantes de Marina del Batallón nº1, apenas repuestos de tan larga navegación son transportados al Bahía Paraíso, entre estos van el Conscripto Almoacid y el Conscripto Águila. Muy pronto los Infantes vuelan hacia el Puerto de Grytviken, donde lucharan por su recuperación, parte raudo el primer grupo en el helicóptero Puma, escoltado por el pequeño helicóptero Alluette y los deposita en tierra, y luego cunado regresa con el segundo grupo e inicia su descenso, son recibidos por un nutrido fuego enemigo. Se producen allí las primeras bajas, al caer en combate los Conscriptos Almoacid y Águila, los heridos son numerosos, dentro del helicóptero es un caos, la enorme nave se bambolea seriamente herida, y en su interior cubierto de aceite y sangre, lleva a los bravos Infantes. Sin embargo consigue su piloto posarse y salvar al resto de la sección transportada. Ante esta situación la Corbeta Guerrico abre fuego, a la vez desde la costa el enemigo dispara contra la nave, Patricio es parte de la dotación del cañón que dispara, éste deja de hacerlo al trabarse sus mecanismos, y en un intento de destrabe, Patricio es alcanzado por los proyectiles enemigos, que le causan su deceso, el nutrido fuego que reciben tambien impactan en el Guardiamarina Ricardo Pingitore y el Cabo Segundo José Monzón los cuales caen heridos. El jefe de pieza el Cabo Principal Artillero Francisco Solano Páez, ordena ponerse a cubierto al resto y asume individualmente la reparación del cañón a pesar de estar herido, y prontamente salen nuevos y certeros disparos de cañón los cuales, son suficientes para que los ingleses hagan flamear la bandera blanca de rendición. Con este hecho se reincorpora otro pedazo de Patria arrancadas al invasor inglés, las Islas Georgias vuelven a sus legítimos dueños, el costo también a sido alto. La sangre patria derramada como supremo sacrificio de los jóvenes héroes, mas allá del dolor, no será en vano si el pueblo al cual está destinado, nunca los olvida.
Tampoco en este combate a pesar de la dureza se le causó bajas al enemigo, a costa de pagar un alto precio, nuestra lucha fue para el inglés incruenta, al igual que en la recuperación de nuestras Malvinas.
“Cuando llegó la noticia de la recuperación de las Malvinas, todos estaban contentos pero yo estaba entristecida” la escucho decir a Doña Carmen Camila Suárez, mamá de Patricio Guanca “al escuchar la palabra “guerra”, empecé a clamar a Dios que no permitiera que lleven a mi hijo al frente de batalla. Luego vinieron días de angustia, llenos de malos presentimientos, a cada persona que llegaba a mi casa, lo primero que le preguntaba era que habia pasado. Cuando ocurrió lo de Patricio nadie me dijo nada, la Marina, lo supe después, so lo había dicho a mi otro hijo” continua Carmen “Pero un día frente a casa, en la calle había mucha gente y alguien llamó a mi esposo, y yo desde adentro escuché un gemido de dolor de él, y salí gritando ¡A mi hijo le pasó algo!... Por Dios les suplico que me digan que le pasó… y amargamente me fui enterando de su fallecimiento… no fue ese el dia final de tan larga espera, porque cada dia lo espero y lo esperaré cada dia de mi vida.”
“A todas las madres y esposas que saben lo que yo siento, les pido que traten de olvidar, aunque yo nunca podré olvidar a mi querido hijo”.
Querida Carmen, fui a tu hogar por una nota, y en tus lágrimas pude apreciar y sentir el enorme caudal de tu amor de madre, no quise ni pude preguntarte de tantas cosas que me había propuesto, porque en tu sencillez encierras todas las respuestas, y porque respeto tu inmenso dolor. Ustedes son mi gente, verdaderos argentinos, son los claros exponentes de una cultura de trabajo, de respeto, de vivir en la sencillez, disfrutando de la armonía que significa conservar los valores religiosos, humanos y de familia. Sin considerar la distancia estarás en mi alma, y también en la memoria de los argentinos de bien, aquellos que entienden y sienten que honrando a sus héroes, se honran a si mismo.
Ascenso post-mortem
Ocurrido su fallecimiento en acción de guerra, cuyo mérito extraordinario con carácter de acto heroico, se promueve al grado inmediato superior con fecha 3 de Abril de 1982 al Cabo Primero de Mar Patricio Alfredo Guanca.
Condecoración: “La Nación Argentina al Muerto en Combate”
 

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Forista Sancionado o Expulsado
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Ya no volverás, veterano Carlos Miguel González
El viernes 14 de Marzo de 2008, en nuestra querida Bahía Blanca, “Héroes de Malvinas” nuestra publicación tuvo el agrado de ser recibido en el hogar de la Sra. Carmen Verdechia de González, quien amablemente nos recibe y como es tradición en los hogares argentinos, cordialmente nos invita con unos mates. Carmen, nos cuenta que nació en la zona de Coronel Suárez, mas precisamente en la Colonia nº2 San José, un 30 de Febrero de 1955. Fueron sus padres Don Ernesto Agustín Verdechia, inmigrante italiano y Doña Otilia Frank descendiente de inmigrantes alemanes del Volga. Viví hasta los dos años en la colonia nos cuenta Carmen. Mi padre era lechero y cumpliendo esa tarea conoció a mi madre, luego nos fuimos a vivir a la ciudad de Coronel Suárez, donde hice mi escuela primaria, asistiendo a la Esc nº1 Domingo F. Sarmiento, recuerdo a alguna de las Señoritas entre ellas a la Sra. Calisial, la Sra. Bottero, la Sra. de Alberdi -Luego vino el secundario- Prosigue, Carmen -lo cursé en el Instituto Manuel Estrada donde recuerdo con orgullo haberme recibido con el mas alto promedio, algunos de mis compañeros fueron, Maria Rosa Domínguez, Micalerena, Chino Degear entre otros- Finalizando el secundario, no continúa diciendo- Emigro para la ciudad de Bahía Blanca, corría el año 1974, toda mi expectativa estaba centrada en iniciarme en la carrera de Literatura, tenía 18 años.-
Aquella lejana tarde, presa de un insoportable dolor de muelas, Carmencita con sus 21 años, recurrió a sus jóvenes vecinos buscando desesperadamente un calmante y fue en esa circunstancia que conoció a quien luego sería su esposo. Carlos Miguel González, cordobés de Villa Dolores, nacido el 9 de Julio de 1951 a quien llamaban cariñosamente “el topo”, tomaba sol aquel día indiferente en la terraza, mientras su amigo Noé Falomir, se empeñaba en derrotar al persistente dolor de muelas. A pesar del insoportable dolor, aquel encuentro sirvió para convertir a aquellos jóvenes, en verdaderos amigos. Al siguiente día salieron a tomar helados, y desde allí Carmen y Carlos Miguel recorrieron juntos un noviazgo de tres años.
Carlos Miguel, hijo de Doña Esther Villarreal (criolla) y de Don José González (Español de Asturias), uno de sus hermanos es José Luís, quien da vida al popular personaje “Doña Jovita”, un verdadero icono cordobés. Carlos Miguel, prestaba servicio en la Armada, estaba en la Base Naval Comandante Espora, y tripulaba helicópteros cumpliendo la función de sonarista, cuando el 11 de Enero de 1980 contrae matrimonio con Carmen, y juntos a posterior recibieron con inmensa alegría la llegada de Luís Alejandro González, un 5 de Julio de 1981.
El año 1982, lo encuentra embarcado en la Corbeta Granville, botada en 1980 en Francia e incorporada en la Armada el 22 de Julio de 1981, empezando en el mes de agosto su intenso alistamiento.
Tripulante de esa nave Carlos Miguel, el día 2 de Abril de 1982 interviene en el Operativo Rosario, componiendo el Grupo de Tareas 40.3, del Archivo General de la Armada de su Libro de Navegación, puede leerse de ese día tan importante para nuestra Historia lo siguiente: “A 06.29 hs. comenzó el desembarco en la Isla Soledad de la primera ola de vehículos anfibios, desde el BDT Cabo San Antonio, comenzando la operación principal de asalto a las Islas Malvinas, para su recuperación…”- Carmen no recuerda- Él, en esos tiempos navegaba bastante por eso no me preocupó mucho, cuando al momento mismo que regresaban de una navegación, telefónicamente me anunciaba que saldrían rumbo al sur, y entraban solo a reaprovisionarse, pero luego del 2 de Abril, cuando se difundió la noticia de la recuperación de nuestras Islas, miré a mi hijo de 9 meses, y junto a otras mujeres en la misma situación, me fui a la Base Naval Puerto Belgrano, a pedir noticias de la vida de nuestros maridos. Allí fuimos recibidas por un señor Comandante, que nos tranquilizó un poco, y también gestionó para poder percibir los haberes. Lo que nunca pude olvidar fue la visión casi irreal del gigantesco Crucero Belgrano, estaba aún en puerto donde se veía y se escuchaba el frenético trabajo a bordo. A pesar de insistir pidiendo más información sobre lo que estaba pasando, nada logramos, pues las mismas autoridades desconocían muchas cosas.- Carmen recuerda aquellos días de incertidumbre- Hasta después del hundimiento del Crucero Belgrano, nada supe de él, un día entran a puerto y llega a casa por unas horas, no puedo decir lo que sentí, no sentía nada, estaba como insensible a todo, todo parecía parte de un mal sueño, pero la realidad era esa, y así sin exteriorizar mi dolor nos despedimos, pero luego me derrumbé totalmente.
Después de finalizada la guerra de Malvinas, regresó y pasaron tres largos meses que se encerró en si mismo, evadiendo el tema se volvió callado y taciturno, fue para el mes de Septiembre cuando lo destacan en comisión a Alemania, para integrar la dotación de los buques recientemente adquiridos. Su carácter siguió cambiando.
Aumentaron más sus silencios, tal vez acuciado por la grave situación económica que se instaló en las Fuerzas Armadas, al ver que esto empeoraba día a día, hasta tornarse dramática nuestra situación familiar, comenzó una nueva actividad en sus horas de descanso, vendía ropa incansablemente, y de esta manera pudimos solventar los gastos normales de nuestra casa. En ese entonces vivíamos en el monoblock de Tiro Federal, entre aquellos queridos vecinos, estaba el Suboficial Raúl Ramírez, también veterano de guerra, hoy Presidente de la unión de Suboficiales Veteranos de Guerra de Malvinas Bahía Blanca.
El recordado “topo”, Carlos Miguel González, no solo aprendió a vender en muy poco tiempo, sino que emprendió todo tipo de transacciones comerciales y todo este conjunto de actividades, las potenció de tal manera que lo absorbió completamente, ello originó que las horas fueran insuficientes, lo que trajo la necesidad de ganar tiempo al tiempo, y casi sin dudas fue ese su afán, aquel 11 de Octubre de 1986 cuando corría velozmente hacia su hogar desde la localidad de Médanos.
¿Qué tenía de particular ese sábado 11 de Octubre?, tenia de especial que todo el enorme sacrificio se traduciría en el enorme “lujo”, que se daba la familia, después de un largísimo tiempo… cenar en la casa de un camarada.
Las agujas del reloj marcaban casi las 21.00 hs, raudo el vehículo ganaba terreno acercándose a Bahía Blanca, el día, el intenso día había comenzado cuando aun era de noche y ahora la misma noche lo traía corriendo, repasó una vez mas en su agenda mental, lo mas importante y se dispuso a pensar algo agradable, y que mas agradable que la familia, sintió satisfacción al poder cumplir con ellos, y brindarle en algunos momentos mas, la tan prometida modesta salida. De pronto de un camino lateral, cruza el asfalto una enorme camioneta, ya nada es posible. Paciente Carmen espera, y espera cada vez con mayor preocupación. Son las cuatro de la mañana, cuando llaman a la puerta ¿Es usted la señora de Miguel González?- Preguntó la policía de Villa Mitre -Les dije que si, cuenta Carmen -Hacia un tiempo el coche tuvo un abollón, por lo cual hicimos las gestiones con el seguro, por eso cuando me dijeron su esposo tuvo un accidente, confundida les dije -Si, pero eso ya está solucionado, se produjo entonces un silencio... y no se por qué miré la hora, allí me di cuenta que esto no podía ser parte del trámite -Entonces pregunté- ¿O se trata de otra cosa?- Si señora, se trata del accidente que tuvo su esposo esta noche -Dijo el policía- Un frío tremendo me invadió y atiné a preguntar -¿Y él, como está?- A su vez el policía contestó Señora, su esposo falleció-. Aquella noche convertida en una horrible pesadilla, me encontró llamando a las puertas de los camaradas de mi esposo y amigos nuestros, fui a la casa de Pedrito Bossio, y su esposa Dina, tomó a su cuidado a mi pequeño hijo, llegó entonces Fernández, el sonarista, y juntos retiramos el cuerpo de mi esposo en Médanos, me acompañó luego en todos los trámites, como siempre me ocurrió en los momentos dolorosos, pude conservarme entera, tuve la fuerza para hacer todas las comunicaciones, dando a conocer tamaña desgracia a toda la familia. Y destrozada completamente por dentro, acompañé a mi esposo a su última morada, lo vi descender cubierto por nuestra bandera, volvía a la tierra, pero estaría por siempre en mi alma y en mi recuerdo.
-¡Papá no volverá más!- Le dije a mi pequeño hijo, a quien le expliqué a partir de ese momento -El fue a hacer, lo que tiene que hacer, no volverá y vamos a llorar mucho por ello, pero ya no vendrá con nosotros y tenemos que ser fuerte para esto- Decía todo esto, tragando mis lágrimas, porque siempre quise darle imagen de fortaleza a mi pequeño hijo.
Durante veinte años cerré la puerta de todo lo acontecido en nuestras Malvinas, y todos aquellos momentos vividos, metí mi cabeza en solucionar los problemas mas urgentes e inmediatos, pasó todo ese tiempo hasta que me contacté con una Institución de Veteranos de Guerra, al principio era muy renuente a participar, pero ante la insistencia de Noé Falomir y Eduardito Caneto, Veteranos ellos también, empecé a colaborar tibiamente y luego me di cuenta que necesitaba hacerlo, quizás como una forma de blanquear aquellos veinte años que no podían ni debían ser borrado de mi pasado y axial todo comenzó a aflorar junto a los Veteranos, y en cada logro por insignificante que sea, es una forma de reivindicar la Gesta de Malvinas y el recuerdo de todos aquellos que participaron. Creo que Dios puso en mis manos la antorcha, que no puede portar en alto mi fallecido esposo, y es la que iluminará la causa que nos congrega a todos los argentinos, por eso en cada cosa que emprendo, pongo lo mejor de mi, buscando siempre que el Veterano de Guerra, esté siempre en el lugar que se merece. Agradezco a la Revista “Héroes de Malvinas” por darme la oportunidad de contar parte de la vida de mi fallecido esposo, Carlos Miguel González, Veterano de Malvinas. Gracias a todos los veteranos de Guerra por permitirme participar en los distintos proyectos, abriendo mi mente, y sintiéndome útil, sirviendo en la noble causa de Malvinas.

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Excelente relato!

gracias Carlos...te mando un abrazo

Un abrazo mi amigo Diego , el merito es de PILOCO que se quemo las pestañas con todo lo que le envie...un abrazo amigo..Carlos

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Crucero General Belgrano: veterano Enrique Pereyra
Enero del 2009, sin duda será recordado por mí, como el año que recibí desde el primer día una enorme colaboración espontánea, que me permitió ir visitando a todos aquellos que de una u otra manera forman el universo de los intervinientes de la noble Gesta de Malvinas. Mas precisamente, el día 20 de Enero, fui con amabilidad recibido en el hogar de Doña María Luisa Carrizo de Pereyra, de origen tucumano, quien nació en el pueblo de Los Laureles, muy cerca del Ingenio La Fronterita, formando parte de un grupo numeroso de catorce hermanos. sus padres, muy humildes y muy trabajadores, a costa de mucho sacrificios sacaron lo penoso de las faenas de zafra (cosecha de caña de azucar, en forma manual), sin embargo en esos tórridos calores, la familia en pleno, siempre juntos, los encontraba soportando todo para sobrevivir y hacer más grande a nuestra Patria. Tenía 14 años cuando partió del lejano Tucumán, buscando un horizonte que fuera más benigno y que le permitiera ampliar su ayuda a su modesta familia. Antes de partir ya tenía trabajo en una casa de familia, y no le costó adaptarse. No había pasado mucho tiempo cuando pudo llevar a una hermana también a Buenos Aires, luego fue una más, y por último otra, completando un grupo de cuatro hermanas. Todas teníamos trabajo estable en casa de familia y estar juntas afectivamente nos favorecía, era una forma de no sufrir tanto el desarraigo, a pesar que podíamos darnos el lujo de ver a nuestra familia una o dos veces por año, todo fue más llevadero. Nos cuenta, María Luisa, pausada y muy serenamente “siendo todas jóvenes, pronto conocimos e hicimos muy buenos amigos. En 1970 conocí a quien sería mi esposo, Enrique Omar Pereyra. El prestaba servicios en la Armada con el grado de Marinero Primero Maquinista, nuestro comienzo fructificó en una linda amistad, a pesar de nuestros muy pocos encuentros. Y no fue mucho el tiempo que pasó cuando en cumplimiento de una orden, viajó a Estados Unidos en comisión, teniendo como destino formar parte de la tripulación del Destructor Bouchard. Partió muy contento, pero nuestra incipiente amistad se interrumpió por un año, no fue posible vernos, pero nuestras cartas en la distancia de cierta forma nos unían. En 1972 regresó al país y fue a Buenos Aires a visitarme, yo lo seguía considerando un amigo pero acepté ponerme de novia. En esa época llegó la fecha de viajar a ver mis padres en Tucumán, y partimos con mis hermanas con todos los regalos, y ayuda para nuestras familias. Fue en ese mismo tiempo que Enrique, viajó a Buenos Aires y no pudimos encontrarnos. A mi regreso se afianzó el noviazgo y él empezó a viajar todos los fines de semana desde Bahía Blanca a Capital. Pasó el tiempo y un día Enrique me propuso trasladarme a Bahía Blanca, consiguiendo trabajo estaríamos mucho más cerca y con más tiempo para proyectar nuestro futuro, le contesté que debía consultarlo con mis hermanas” Lentamente María Luisa, rememora su pasado “mis hermanas en perfecta coincidencia, dijeron ¡NO! esgrimían dos buenos argumentos, ese lugar estaba lejos y estaría sola. Sin embargo, Enrique, me gustaba, asi que me armé de coraje y emprendí el largo viaje hacia lo desconocido. Quienes a posterior serían mis suegros, me consiguieron trabajo, todo resultó muy sencillo, ellos me dieron alojamiento en su casa, y pasé a ser una integrante más de la familia. Una familia modelo de rectitud, desde el mismo momento que llegué, supe que nuestro noviazgo era aceptado, pero en un marco total de respeto y eso me gustó muchísimo. Así como por arte de magia, la vida me ponía dos padres más, dos seres humanos maravillosos, Don Elio Pereyra nacido en La Pampa, y Doña Isabel Córdoba, y allí empecé a vivir en Ingeniero White. Pasaron unos años, donde Enrique estuvo muy poco en Bahía Blanca, fue de pase a Ushuaia, después le salió pase a Buenos Aires, por eso en cuanto tuvimos la oportunidad, empezamos a planificar nuestro matrimonio, él solicitó la venia para casamiento a la Armada, era el primer paso pues su demora estaba en un lapso de tres a cuatro meses, los demás trámites tenían plazos muchos más cortos. Pero insólitamente a pesar de reiterados pedidos, incluso mintiendo un supuesto embarazo, cosa que alguien le había dicho apuraría el trámite, la venia de enlace, nunca llegó. Esperamos hasta el año 1976, y ya cansado de esperar el 2 de Enero de ese año nos casamos, pero fue como en secreto, pues no pudo denunciar este hecho a la Armada, que hasta allí y nunca nos hizo llegar la bendita venia. Enrique ya tenía el grado de Cabo Primero Maquinista, y el primero de Abril de ese mismo año nació nuestro hijo Enrique Aníbal Pereyra. Bueno, los años siguientes fueron tiempos de mucho trabajo, empecé a trabajar en la cocina del Polo Petroquímico, y también en la cantina donde elaboraba buenos platos, cuya base eran pescados y mariscos. Nuestro hijo fue creciendo, y en su cuidado tuvimos la ayuda invalorable de mi suegra, Doña Isabel, una madre para mi. En 1981, Enrique fue de pase al buque Cabo San Antonio, ya tenía el grado de Cabo Principal Maquinista, a pesar de nuestro sacrificio, el progreso nos llegaba en cuenta gotas, y sin tiempo para esparcimientos, todas nuestras amistades se reducian a aquellos primeros amigos comunes, que estaban sólo en nuestros recuerdos, porque nada sabíamos de sus destinos. Pasó ese año 1981 y de allí fue de pase al Crucero General Belgrano, como él uno a uno los nuevos tripulantes fueron llegando”. -María Luisa Carrizo, hace un alto, para bucear nuevamente aquellos días- “recuerdo que habría pasado un mes, cuando vino un día muy contento, que eso lo recuerdo tan nítidamente, luego de muchos años el destino, nos permitirá encontrar a nuestros únicos y perdidos amigos, lleno de júbilo me dijo “¿Sabés quiénes llegaron a bordo?, Castro Pedro, Oliariaga Roberto y otros, todos casados, están con sus esposas en Punta Alta” Nunca lo había visto con tanto entusiasmo, los dos queríamos saber de nuestros amigos y empezamos a hacer planes para futuras visitas. La noche del 1º de Abril de 1982, nos encontró reunidos en familia, nuestro hijo cumplía seis años, pasamos la medianoche festejando, cuando por la radio supimos que nuestras Islas Malvinas se habían recuperado, fue un motivo más para estirar el momento que estabamos pasando, cuando él escuchó esto, comentó “Mañana, seguro estoy acuartelado” Su pronóstico fue lamentablemente cierto, al día siguiente no vino, esperé sin saber nada de él, pasada las 16 horas, vino su hermano, quien trabajaba como personal civil en la Base Naval, en la Tornería, con él me enviaba un mensaje, diciéndome, que estaban en Puerto y no tenía en claro cuantos días no podría salir. Pasó algo así como una semana, llegó un día y mientras preparaba su equipo de ropa de trabajo, me dijo “Salimos a navegar”. Empezó una etapa de idas y venidas, pero siempre ensombrecidas con un “Mañana salimos”, empezaron a variar todos nuestros horarios, nos despedíamos con tanta tristeza, para luego llenarme de alegría al verlo regresar ya muy tarde, asi una y otra vez. El 16 de Abril a través de su hermano me envía un mensaje diciéndome “el bocha se curzó al taller y me dijo que no lo esperes, que el Crucero ahora está listo, que salen a navegar” definitivamente, nunca pude dejar de esperarlo. Con fecha 21 de Abril recibí una carta suya, desde Ushuaia, alli me decía que se encontraba bien, del tema Malvinas no hacía comentario, era una carta muy corta, repetía muchas veces que me cuidara y también de la misma forma me pedía que cuidara a nuestro hijo y que pronto volvería. El domingo 2 de Mayo, sin enterarme de lo que acontecía, preparé un plan para llegar al otro día a la Base Naval, donde a todas las esposas cuyos maridos estaban afectados a navegación, se les pagarían los haberes, para lo cual tenía que presentar un poder, coordiné todo con mi suegra, que también se había empezado a ocupar de llevar a nuestro hijo al jardín. Me sentía tan agobiada por tantas responsabilidades, por mis trabajos donde nunca me gustó faltar, sin saber nada del Crucero, llegué al Cine Comodoro Rivadavia, donde estaba el Ente Pagador, alli fui atendida con mucha deferencia, pero noté como algo muy inusual, que muy repetidas veces me preguntaban “¿Estas bien?” Salí con un sentimiento extraño, a pesar de que nadie me había dicho nada, noté algo raro. Por todo lo que se vivía en esos momentos, mi esposo le había pedido a mi madre, que enviara a una de mis hermanas para que yo no estuviera tan sola. De vuelta a casa, encontré al señor que estaba pintándola, en el interior mi hermana estaba planchando, noté que lloraba, y que estaba sumida en una gran tristeza, guarde silencio, para luego decirle ¿Estás extrañando a mamá? Se produjo una larga e incómoda pausa, después hizo un gesto afirmativo, mientras caían sus lágrimas. Preferí darle un respiro y más tarde seguramente la consolaría y terminaríamos riéndonos de cualquier cosa, vacié mi bolso y empecé mi preparativo para pagar nuestras cuentas, tenía mucho interés de regresar a casa lo mas rápido posible. Sin saber que afuera me esperaba sin apuros, algo que todos sabían, menos yo. A los pocos metros, al pasar por una vecina, esta viene corriendo y me llama, estaba como exaltada, con mi apuro vi como inoportuno detenerme para una charla, entonces dije -si Guadalupe… que pasa- y ella a boca de jarro, me hace otra pregunta “¿Vos sabés que hundieron el Curcero?” Sus palabras se convirtieron en un enorme puñal que traspasó mi cuerpo, despedazando mi alma, la última visión que tuve fue mi casa que parecía ahora infinitamente lejana, y desde muchos lados, una multitud borrosa que crecía, acercándose… acercándose. El mundo se abrió a mis pies, enloquecí, fueron días terribles, quedé tirada en la cama por tres días, de pronto quería saber todo, absolutamente todo, pero cuando escuchaba que irremediablemente el Crucero estaba hundido, nada de lo que después me decían sonaba a cierto, nadie tenía certeza de nada. Recordé una y otra vez sus palabras, cuidate mucho y cuida a nuestro hijo, cuantas veces lo había repetido en esa, su última carta, quizás la mas corta de las tantas que me escribió. Pero Dios mío, no sería nada fácil, nuestro núcleo familiar era extremadamente pequeño, tenía trabajo, pero adolecía de tantas cosas, ni siquiera había asistido a mi escuela primaria, escaso sabía firmar, las largas jornadas en los surcos de cañas, se habían llevado mi infancia y mis horas escolares. Pero, no podía darme el lujo de dejarme caer, Dios aprieta pero no ahorca. Apareció entonces mi patrón junto a su familia y me dieron su teléfono particular para lo que yo necesitara, y tambien que me tomara todo el tiempo necesario, mi trabajo estaría allí esperando el momento de mi regreso. Ellos me trasladaron a la Base Naval muchas veces, y otras tantas estuvieron a mi lado mientras con mis ojos nublados de lágrimas, recorría una y otra vez los extensos listados de sobrevivientes, fueron días amargos de angustias, de dolor y desesperanza. Al cabo de un largo peregrinar, opté por darle a mi hijo todo ese tiempo y pasaba largas horas de incertidumbre, pero aferrada a mi pequeño. Una mañana llegaron dos señores militares uniformados, y me comunicaron oficialmente la desaparición de mi esposo” María Luisa Carrizo, nuestra entrevistada… mira hacia la ventana, y creo adivinar que está viendo a aquellos mensajeros, de tan desgraciada noticia. “Aún me esperaban muchos desafíos, nuevamente tuve que viajar hasta la Base Naval una infinidad de veces, mi esposo para la Marina figuraba como soltero, nunca pudo corregir eso porque la famosa venia de enlace jamás llegó a nuestras manos, y vuelvo a agradecerle a Dios que en medio de tanta desesperanza, apareció el Doctor Guillermo Martinez, y se ocupó de todos esos papeles, testigos, y por todo el esfuerzo de este señor, pude cobrar la pensión en un brevísimo tiempo. Uno de aquellos amigos que a Enrique tanta alegría le causó encontrarlos, era el Cabo Principal Maquinista Ramón Crespo, habían ingresado juntos a la Marina y compartido los momentos iniciales en la Isla Martín García. El destino los había unido después de tantos años, en esa última navegación del Crucero General Belgrano. A través de él supe de mi esposo, los dos se encontraban jugando a las cartas en el comedor hasta poco antes de las 16.00 hs, despues salieron juntos, Crespo lo acompañó a mi esposo que tomaba guardia, se saludaron y lo vio descender por la escalerilla hacia el interior de las máquinas, el tiempo que pudo haber tardado en llegar a su puesto de guardia, puede haber coincidido con la explosión del torpedo que destrozó todo ese sector en forma instantánea, él me aseguró que de ninguna manera podría haber salido, él estuvo allí y por ese lado no salió nadie. Siempre le agradezco a este hombre, porque su testimonio sirvió para comenzar mi duelo, y rezar por el descanso eterno de mi esposo día a día. Mi querida suegra y madre no pudo soportar el dolor de la pérdida de un hijo y falleció al año siguiente, cuando un día se acostó llena de congoja, cansancio y simplemente se durmió para siempre. A partir de allí, sin el puntal mas importante que nos quedaba, nos sentimos con mi pequeño hijo, mucho más solos que nunca. Después, apreté los dientes y con mucha tabia e impotencia me aboqué a trabajar duramente, puse una niñera para el cuidado de mi pequeño, que ya asistía a la escuela, me costaba la mitad de mi sueldo, pero valía la pena. Tantas horas de trabajo, nos obligó a refugiarnos el uno en el otro, esos pocos momentos libres que teníamos, no nos permitía compartirlos con nadie, juntos creamos un mundo pequeño lleno de amor, y eso nos convirtió en dos personas muy, pero muy solitarias. Los años sin darnos cuenta pasan, al regresar del trabajo un día, con mucha seriedad mi querido hijo, que tenía entonces 12 años, me pidió despedir a la señora que lo cuidaba -voy a terminar la primaria, ya no necesito que me cuiden, tengo comedor en la escuela, no tengo miedo estar solo en casa, y te prometo que nunca saldré a la calle, no quiero que gastes en esto- Mordí mis lágrimas, mi pequeño había crecido, y se sumaba a la dura lucha por sobrevivir. Dios te agradezco por el hijo que me diste, nunca un disgusto, jamás pronunció la palabra ¡papá!, no porque no lo amara, simplemente porque intuía el terrible dolor que sentía por su pérdida. Pero siempre hay una primera vez, un día siendo ya hombre, nos convocaron para la inauguración de una placita que lleva el nombre del padre, a su turno pronunció unas palabras tan emotivas que no pude contener mi llanto, pero por primera vez en su vida de sus labios salió la palabra ¡papá!, allí me quebré, levante mis ojos empapados y hablándole a mi esposo, desde lo mas profundo le dije -nuestro hijo es un hombre, es un ser humano íntegro, como vos me lo pediste, hoy nuestro niño te ha hablado, es el hombre que soñamos juntos… lo he cuidado,… te he cumplido, como tantas veces me lo has pedido-
La vida sigue, hoy estoy jubilada, pero siempre encontrado cosas para hacer, mi hijo se casó con María Belén Arrimada, y ese matrimonio trajo al mundo a quien alegra mis días, Rocío Belén, mi nietita de 7 años. Como argentina siento mucho más mías, las Islas Malvinas, siento inmenso orgullo de ser la esposa de un Veterano, más allá de las responsabilidades y sacrificios que tuve que asumir. Malvinas estará siempre en mi vida, respeto a los Veteranos de Malvinas y por todo lo que hacen por ellos y nosotros los familiares, les agradezco por permitirme sentirme feliz, al convocarme para integrar el campamento “Julio César Aráoz” en la Plata, donde se peticiona la ley que eliminará los 26 años de degradante discriminación, entre una misma gente, que expuso su vida por la patria, y hoy tienen trato diferente. Lo más significativo para mí fue el comprender que ese grupo Veteranos de Malvinas, son personas nobles, justas, me sentí útil y contenta, el formar parte de aquellas vivencias, pero mucho mas importante fue descubrir que ellos sienten en lo mas más profundo, el verdadero significado de la Gesta de Malvinas, poque lo viven día a día como yo misma lo siento.
 

cawan 5

Forista Sancionado o Expulsado
Fuente: REVISTA " HEROES DE MALVINAS"
Puesta en escena (del Thread): CAWAN 5.
transcripcion : PILOCO.

“Donde tu quieras estar”
El miércoles 16 de Enero de este año 2008, con prisa y sin pausa nuestra Revista “Héroes de Malvinas” desembarcó en el norte de nuestro inmenso país, recibiendo esa calidez que hace único a nuestros hermanos salteños, y con densos nubarrones llegamos al hogar de la Sra. Nora del Valle Juárez de Blas.
Nunca será suficiente resaltar la amabilidad, la sencillez de nuestros compatriotas norteños, Nora nació un 22 de Abril del año 1957 en la ciudad de Tucumán, siendo su padre Don Jorge Juárez y su señora madre Donña Yolanda Carranza de Juárez y completando ese hogar con su único hermano Jorge Juárez.
Ella amablemente nos cuenta que: “corría el mes de Enero en el año 1978, cuando a través de un amigo que cumplía con el Servicio Militar Obligatorio, conoció a quien a posterior sería su esposo y padre de sus hijos”. Nora cambia el tono de su voz y su rostro deja entrever otras épocas, los tiempos felices y con emoción nos recuerda que su esposo nació en Salta el 8 de Agosto de 1949, Oscar Humberto Blas hijo de Don Julio Alejandro Blas y de Doña Lindaura Sajama de Blas, viviendo la familia en calle Los Tarcos en Barrio Tres Cerritos, Oscar era parte de una numerosa familia, compuesta de nueve hermanos, de los cuales seis fallecieron, viviendo en la actualidad dos en Salta y uno en Santiago del Estero. Oscar era el benjamín de la familia, por ser el mas pequeño de los hermanos. Aquel Enero de 1978 Oscar prestaba servicios en Tucumán en la Compañía de Inteligencia, como guardaespaldas del Gobernador Bussi. “Al frente de su lugar de trabajo, en un enorme supermercado, yo promocionaba café Nestlé”, nos cuenta Nora, “no faltándome nada en mi hogar, sentí sin embargo la necesidad de darle utilidad a mi vida, y trabajaba chocando con la voluntad de mis padres”. Era tanto el amor de sus padres, que el cuidado llegaba al extremo de llegaba al extremo de llevarla y traerla cada día al trabajo. Nora nos cuenta que conocerse con Oscar, y ver florecer una amistad creciente día a día, hasta hoy le resulta inexplicable, ambos aún aprovechando los escasos minutos del refrigerio para contarse sus vidas, les resultaba poco, sin embargo la amistad se fue haciendo romance, y al llegar el mes de Febrero Oscar tomó su licencia, diciéndole que viajaría a Salta a visitar a sus padres. Y así fue nomás, “pero grande fue mi sorpresa cuando lo vi regresar muchos días antes, -“Te extrañaba muchísimo”- Me dijo”, nos confía Nora, “y a partir de allí lo nuestro fue casi un noviazgo, digo casi porque mis padres en extremo estrictos, nada sabían, y este secreto nos impedía disfrutar a pleno, y seguir creciendo en la construcción de algo tan hermoso. Al llegar el mes de Marzo, Oscar me dijo “Nora, nuestra relación así no va” El me lleva nueve años y apelando a esa diferencia me decía “Yo quiero conocer a tu familia, a tu mamá y a tu papá, quiero que nos casemos, tengo 29 años, salí de mi hogar a los 14 años para estudiar, y es hora de formar mi propia familia”. Nora recuerda que aún Marzo no se había ido, cuando Oscar llegó a su casa, todavía parece ver en aquel papá celoso de sus hijos, su enorme sorpresa primero y luego su dolor, mas como buen padre en un aparte le dijo “vos sos quien debe decidir que hacer” “Y con Oscar decidimos fijar la fecha de nuestro casamiento, la fecha elegida fue el día de la Virgen de Fátima, y así el día 11 de Mayo nos casamos por civil en Tucumán y el 13 en la Iglesia de Salta” Solo cuatro meses habían pasado, el futuro se presentaba luminoso e interminable…
“vivíamos en la casa de sus padres en Salta, su papá ya había fallecido, recuerdo a mi suegra, una señora de 73 años muy elegante, siempre estaba muy arreglada, era bajita”, Nora se retrotrae al 22 de Abril de 1979 cuando nace Alejandra del Valle, y el joven matrimonio tiene ahora su hogar lleno de vida, otra alegría se suma cuando al poco tiempo Oscar consigue traslado a Salta. Que rápido pasa la vida cuando uno es feliz, en 1981 nacen los mellizos Walter Oscar y Jorge Alfredo. Oscar su esposo es un militar, sumamente apegado a su profesión, tiene aprobado todos los cursos de comando, paracaidismo, supervivencia y otros tantos, y su destino es le Batallón de Inteligencia 142 de Salta.
Sin embargo ya estamos en 1982, la guerra de Malvinas a comenzado, Nora lleva en su vientre un nuevo ser, es el mes de Mayo y las acciones bélicas recrudecen día a día, ella nos dice “Oscar no paraba de decir cosas como “¡Me siento un parástio!, todos mis compañeros están luchando y yo estoy aquí” Otras veces decía “Para que estudié tanto ¿Para estar acá?” O frases como “Yo tengo que estar defendiendo mi Patria, ¿Qué estoy haciendo aquí?” El 22 de Mayo Oscar es convocado, y el hogar ahora cobra una inusitada actividad, mientras Oscar llena papeles y formularios, su hermano le corta el cabello, al mismo tiempo Nora prepara su equipo y luego Oscar con uno de los mellizos en sus brazos, espera embarcar el avión que lo llevará a la Escuela de Infantería en Campo de Mayo, Nora dice “nunca olvidaré su rostro, tan lleno de felicidad, nuestro otro hijo mellizo estaba internado en el hospital, pero a él lo veía feliz, amaba a su Ejército”. A Buenos Aires que es el punto de reunión de los Comandos, van llegando de todos los rincones de nuestra Patria los que fueron convocados. En ese mismo lugar mucho tiempo antes, habían llegado otros Comandos que formaron la Compañía 601, y que a la fecha estaban escribiendo páginas de gloria para nuestra Patria, a costa de sangre y valor en nuestras Islas Malvinas. El 23 de Mayo de 1982 se formaba la Compañía 602 de Comandos siendo su jefe el entonces Mayor Aldo Rico, el dia 24 reciben su equipo, el 25 de mayo forman con el uniforme de combate para conmemorar la fecha Patria, el miércoles 26 el Mayor Rico recibe la orden de destacarse a Comodoro Rivadavia, por la mañana hizo celebrar una misa y entregó a cada uno un rosario, a las 14.30 partían en un Focker hacia el sur. Al llegar fueron alojados en un mugroso depósito, y esa misma noche se intentó el cruce a Malvinas, pero el Hércules C-130 luego de cuatro horas de viaje tuvo que regresar por desperfectos, y a su regreso alojaron en el mismo galpón, donde algunos apenas pudieron dormir. El 27 de Mayo a medio día se inicia el cruce, cuando esto se anunció provocó risas y gritos de alegría en los Comandos. Pegado al mar el enorme avión tragaba distancia llevando en su vientre a los 50 Comandos de la Compañía 602. A las 18.00 hs pisaban por primera vez el suelo Patrio, el Teniente Márquez besó la tierra nuestra con profundo respeto. Mientras se descargaba frenéticamente lo transportado, a la misma vez se introducían camillas con los heridos, cumpliendo esto con los motores en marcha, en muy poco tiempo el enorme C-130 levantaba vuelo, perdiéndose en la noche. Instalados en un acogedor gimnasio se encuentran allí con los Comandos de la fogueada Compañía 601, ocurren toda clases de manifestaciones, bromas, preguntas, y lo mas precioso, pudieron intercambiar y absorber las vivencias y experiencias de sus colegas. Pronto el cansancio y el sueño los venció pero un tremendo cañoneo que parecía desarmar todo, los mantuvo en vilo, pasando el mismo, los Comandos de la Compañía 602 ya con su bautismo de fuego, volvieron a recuperar el sueño.- El 28 de Mato llegó nuevamente el avión Hércules, junto al material logístico transportado venía también dos suboficiales y dos oficiales uno de ellos el Teniente Primero Enrique Stel, mientras esto ocurría el resto de la Compañía realizaba reconocimiento de terreno e intensas prácticas con el armamento. El sábado 29 de Mayo a la mañana concurren a misa y comulgan. El plan de Operaciones para los Comandos ya está determinado y para su cumplimiento la Compañía 602 se apresta a partir. La misión está en marcha y al efecto la primera sección vuela hacia el objetivo propuesto, que son las elevaciones que rodean Puerto Argentino, luego embarca hacia el mismo destino la segunda sección, ésta va fraccionada en dos helicópteros y está al mando el Capitán Fernández Tomas, por último sale a cumplir con su misión el Capitán Andrés Ferrero al mando de la tercera sección.
La primera sección desembarca en Monte Simmons, la secciones segunda y tercera descienden en las cercanías de Monte Kent, se estimaba que los ingleses no podían encontrarse todavía en esa zona, pese a las precauciones, el Capitán Ferrero cae en una emboscada con su tercera sección, la noche magnifica el fragor del combate, no lejos el Capitán Fernandez junto a su segunda sección piensa “si no es con los ingleses nos, estamos agarrando a tiros entre nosotros” Sin embargo los ingleses estaba allí, Vilte herido en el talón, es llevado casi alzado por Lauría en medio de la noche y en un terreno muy dificil, ahora sin dudas la tercera sección, tiene como única prioridad buscar la forma de eludir al enemigo. El domingo 30 de Mayo apenas aclaró el Capitán Fernández, al carecer de noticias, pues todas sus comunicaciones son anuladas por los equipos ingleses, reúne a su segunda sección y señalando un enorme peñasco, lugar de la refriega de la noche anterior, da las directivas a sus hombres, el Sargento Primero Véliz iría como enlace, lo seguiría una pareja compuesta por el teniente primero Márquez y el Sargento Oscar Blas, el objetivo es ubicar a la tercera sección o lo que quedó de ella, y por supuesto comprobar la seguridad para el avance de la segunda sección. Con determinación arrancó Véliz abriendo camino, tras él, Márquez y Blas lo siguen, los tres se fueron desplazando por los enormes peñascos, hasta que sus compañeros los perdieron de vista, no pasó luego, mas de media hora cuando el silencio se quebró, llenándose de explosiones y gritos, el tableteo de ametralladoras no lograba tapar los gritos en idioma inglés, el atronador ruido de las turbinas de un helicóptero, dio la pauta que los ingleses eran dueños de las alturas, a pesar de los cálculos que se manejaban en Puerto Argentino. Luego el silencio volvió a cubrirlo todo. Para poder tener algo de ventaja evitando ser detectados, los Comandos solo tienen movimientos nocturnos, por eso el Capitán Fernández decidió esperar en la zona hasta la noche, y también porque abrigaba la esperanza de que si Márquez o Blas hubieran podido escapar o esconderse regresarían a esa posición, sin embargo nunca regresaron.
“Bueno, mi amor te pido que cuides a nuestros hijos y no te aflijas por mi, porque estoy cumpliendo con la patria y como buen argentino tengo que defender lo que es nuestro y sacar de estas tierras a toda la gente foránea que desee usurparla…” 25 de Mayo de 1982, Nora recibió cada palabra como enormes perlas de dolor, que le llegó en esta carta y luego en otra cuyo contenido en partes decía “…estas pocas líneas son para hacerte saber que me encuentro muy bien y orgulloso de ser uno mas, de toda esta gente que se encuentra defendiendo nuestras queridas Islas Malvinas…” Su remitente rezaba: Sargento Blas Oscar Compañía de Comandos 602 -Puerto Argentino- Islas Malvinas Argentina C.P. 9401y y no llegaron mas cartas, sin embargo Oscar el mismo día 29 antes de salir a cumplir su misión, hace llegar a su esposa a través del telegrama 0126 Pto Argentino, una última frase “…Estoy bien, cariños- Oscar”.
Nora no tuvo mas comunicación ni información, su lucha diaria consistía en la atención constante de uno de los mellizos que sobrellevaba una grave complicación de asma, a pesar de ello con su embarazo a cuesta caminaba a los centros de la Cruz Roja, y a los lugares donde llegaban los listados de sobrevivientes y prisioneros de guerra, cada día intentaba empezarlo con nuevos bríos y esperanzas, pero en su transcurso la fe daba lugar a la desesperanza y al dolor. Terminó la guerra y nadie sabía nada, Nora se aferraba a verlo aparecer en los listados de prisioneros, con vida, sano, otras veces ponía sus pensamientos intentando descubrirlo en algún lugar herido sin posibilidad de comunicarse, y se abocaba de lleno en una búsqueda por todos los centros de salud, todo inútilmente, a veces, muy pocas veces, y aún contra su voluntad que rechazaba de plano toda posibilidad, aparecía como una sombra el dolor inmenso de no verlo nunca mas.
“Nora, madre, esposa, mujer con mayúsculas, me duelen tus sollozos y ver caer tus lágrimas, comparto tu dolor y te admiro por tu entereza cuando continúas…” “Un día el jefe de destacamento llegó a casa para hablar conmigo, en casa encontró a mi suegra, una señora de edad muy avanzada, yo con mis pequeños hijos uno de ellos enfermo y con mi embarazo, este cuadro hizo reflexionar y sin decir nada se fue, posteriormente llamó a mi cuñado que es militar y habló con él. Mi cuñado a través del teléfono pidió reunirse con toda la familia, pues tenía que dar noticias de Oscar. La noticia, la mala noticia decía solamente que Oscar estaba desaparecido, sin posibilidades de vida, es decir que estaba fallecido, con la única diferencia que no hubo forma de rescatar su cuerpo. Allí se cerró un capítulo, comenzó o continuó otro, donde Nora entabló una lucha por sobrevivir cada día, luchar con sus ganas de no vivir. Con sus pequeños hijos, su pancita y ella misma empequeñecida por el enorme drama, formaban un minúsculo montoncito. pero como un pequeño corazón fue latiendo, con un latido joven, fuerte para no parar nunca de crecer.
“Me enojé con todos” nos dice “con el mundo, con el Ejército, por quitarme a mi marido, con mi suegra y hasta con Dios por no concederme la muerte, estaba tan mal… tan deteriorada… me sentía abandonada de todo y por todos, y sin embargo el gran Dios me ayudó, me dio fuerzas, y lentamente fue cerrando mis heridas.
Careciendo de vivienda, porfió hasta que le fue adjudicada una, sin que ello signifique algún privilegio. “Mi techo lo pagué hasta el último centavo, y solo Dios sabe los sacrificios que me costó” nos cuenta Nora, “en medio de todo, el tiempo sigue, nació mi niña Lucía, mi madre venía de Tucumán unos días cada tanto, un compañero de mi esposo junto a su esposa vivieron en casa, y en ellos pude tener al menos compañía. Del sueldo de mi esposo percibí solo el mes de Junio y hasta diciembre mes en que finalizó el trámite de la pensión, no tenía ingresos, sin embargo tengo que rescatar la actitud de sus compañeros de trabajo, quienes cada mes hacían una colecta y me acercaban dinero para mantener viva a mi familia. Gracias a la buena educación que recibí de mis padres, entre otras cosas sabía tejer, con esta máquina que aún conservo, una vez dormidos mis hijos cada noche tejía y luego al día siguiente los ponía en un cochecito a mis hijos y salía a vender ropa. Tocaba timbre casa por casa mis hijos todavía se acuerdan cuando salía a vender bollos caseros en una enorme canasta, ni un centavo entraba fácil, cada uno me costaba el doble, de manera tal que el dinero del seguro de vida se esfumó, puesto que estaba a nombre de otra persona”.
El tiempo inexorablemente pasa, y con él los malos tiempos parecen alejarse, mi niños, hijos excelentes, crecían, llegó un reconocimiento económico y con él se saldaron cuentas atrasadas, porque los servicios se pagaban alternados ya que pagarlos juntos era imposible. Hoy Nora, mira a su alrededor y tiene a su hija mayor Nora Alejandra profesora de matemáticas, a sus mellizos, dos hombres de 27 años Walter Oscar, militar como su padre y Jorge Alfredo, vendedor y por supuesto la pancita de aquellos días es hoy una joven y hermosa muchachita nacida el 3 de Enero de 1983, Lucía, tal es su nombre, es Psicopedagoga y estudiante de la licenciatura de Psicología, ellos hijos ejemplares aportaron mas alegría a Nora, la “abu”, que adora a sus nietos Agustín (10), Rocío (6), Joaquín (2) y Genaro de 1 año y 8 meses.
“Pedí perdón a Dios y lo amo por sobre todas las cosas, hoy dispongo te tiempo para congregarme junto a un grupo de fieles en la iglesia, disfruto a mis hijos y a mis nietos, en mi hogar tengo un pequeño altar con la Virgen y un cuadro de mi esposo quienes iluminan y protegen a cada uno de nosotros”, nos dice Nora.
“Viajé a Malvinas en el año 1991 la primera vez, con mis mellizos pues sólo podíamos viajar tres y solo estuvimos un día, pero en el año 2000 participé de este último viaje y estuve una semana. Pude llegar al lugar donde murió Oscar, trepé por aquellos laberintos de grandes rocas y en aquella soledad me ocurrió algo tan asombroso, pude sentir que él estaba allí, al ver ese lugar pude comprenderlo, pude entender su porfía en venir… podía sentirlo cerca, y perdonarlo, cruzaron por mi mente tantas vivencias nuestras, aquellos días cuando me decías “yo tengo que estar defendiendo mi Patria” y loca de rabia le contesté ¿Y tus hijos, y yo? Recuerdo que me dijiste “el 90% de mi vida es para el Ejército y el 10 restante es para vos y mis hijos” Ya quebrada mi voz respondía ¿Entonces a tus hijos no los veras crecer, tampoco conocerás a éste que viene en camino? Cientos de sentimientos y vivencias, se esos cortos cuatro años que estuvimos juntos, pasaban atropelladamente por mi mente- el viento hacía volar mis lágrimas, y sin embargo yo te seguía hablando -¡No se donde estás!- Pero estás aquí, donde vos querías estar… y ahora estamos juntos… te amo… yo te comprendo… y te perdono.
El Sargento Ay de Infantería Oscar Humberto Blas, nació en Salta Capital, el 18 de Agosto de 1949, la provincia de Salta envió a la Guerra de Malvinas 513 hombres de los cuales regresaron 480, Oscar fue el único militar del Ejército Argentino convocado de esta provincia. Por su desempeño le fue otorgada la siguiente condecoración: “La Nación Argentina al Valor en Combate” Sargento 1ro de Infantería Oscar Humberto Blas de la Compañía de Comandos 602 por: “oponerse a una fracción enemiga superior en número, en ocasión en que integraba una patrulla de exploración que operaba en una zona ocupada por el enemigo. Alertar con su acción a sus camaradas y combatir hasta lograr que estos se replegaran, ofrendando su vida en esta acción”.
-El Gobierno de la Provincia de Salta impone el nombre de Veterano de Guerra Oscar Humberto Blas a una Escuela en el “Charcal” Departamento Molinos.
-En la capital salteña, una de las calles principales del Barrio Limache lleva también el nombre de este héroe salteño Oscar Humberto Blas.
Nora reflexiona, “a veces pienso que los verdaderos héroes, son los que volvieron, los que desfilan, no los que murieron defendiendo la patria, yo veo en los actos del 2 de Abril que a los muertos se los honra menos y en contrapartida los ex combatientes tienen palabras para su amigo el Gobernador, o se los ve luciendo las Malvinas en el pecho promocionando las campañas políticas, y eso duele, causa dolor a los deudos y también a los verdaderos patriotas.
Con mucho sacrificio e criado a mis hijos, pero el gobernante debe entender que aparte de mi caso, los héroes fallecidos han dejado huérfanos, muchos son víctimas de adicciones, comparto la preocupación para con el ex combatiente, pero debe soslayarse que aquellos que ofrendaron su vida por la patria, dejaron en el abandono total a su familia. Han pasado 25 años y cuanto e cambiado, pedí a Dios fuerza y vida para ver crecer a mis hijos y ahora pido cada día, uno mas… para ver crecer a mis nietos”.
“A todas las madres y esposas de los Veteranos de Guerra que no volvieron, ellas como yo saben por lo que pasamos y sufrimos, les pido que sigan adelante por nuestros hijos, por nuestros nietos y por esta patria bendita, tenemos un ser querido que no está pero que nos cuida, y quiera Dios que algún día nuestras Islas Malvinas estén en nuestras manos, como es el deseo de todos los Argentinos.
 
La Señora Carmen tiene un fortinGaucho que lleva el nombre " Patricio Guanca" yo ya lo postie en otr post cada vez que hay acto de cualquier tipo estan presentes en todos lados sino tambien a todos nuestros heroes tengo entendido que hicieron una proyecto que cada escuadrilla del fortin lleve el nombre de algun veterano o bien lleve algun nombre referido a la Gesta de Malvinas
 
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