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Area Militar General
Malvinas 1982
Sargento Mario "Perro" Cisnero
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<blockquote data-quote="LACIGARRA" data-source="post: 1182474" data-attributes="member: 7152"><p>...Silencio y oscuridad en la habitación del "Perro" Cisnero. Es muy tarde ya y no puede conciliar el sueño pensando en la Guerra. Las horas de la noche se han transformado en un largo suplicio de insomnio. Es que los verdaderos Hombres de Armas forman una jerarquizada Hermandad en donde los sufrimientos de uno son los de todos. Y por eso, la lejanía de las Islas no lograba más que aumentar sus padecimientos. No soporta más la cama. Las sábanas están demasiado tibias mientras que la turba es demasiado fría. Se levanta. Se coloca las medias blancas, la camisa verde, el pantalón de combate, los borceguíes. Va al baño. Se lava, peina y cepilla los dientes. Vuelve. Se coloca el pullóver y la chaquetilla de combate. Se ajusta los borceguíes y se encastra el cinturón. Mira la hora: la una de la mañana en punto. Ya está listo. ¿Listo para qué?. No sabe la razón, pero está listo. Toma su silla y se sienta frente a la pequeña mesa de la que dispone en su cuarto. Abre la libreta de anotaciones en una hoja al azar y lee la frase que más le gusta: "Mi respuesta: No sé rendirme. Después de muerto, hablaremos." Golpean la puerta. Cisnero: -Sí, ¿qué pasa? Oficial de Servicio: (entra) -Acabo de descifrar un mensaje en clave. Lo convocan para que se presente inmediatamente a la Escuela de Infantería. Aquí está el texto. "A partir de la recepción de la siguiente orden, deberá presentarse primer medio Escuela de Infantería de combate, con casco, equipo de campaña, dotación reglamentaria, pistola según corresponda. Dejar declaración firmada para recibir haberes." El Oficial de Servicio se va. Cisnero no lo puede creer. Lo convocan junto a todos los Comandos de la Unidad. ¿Para qué otra cosa que para ir a la guerra? Por fin... Lo demás es rápido. Ahora sí las horas son fugaces. Prepara todo el equipo que tiene a mano. Duerme. Al levantarse sigue preparando su equipo. Se despide de todos sus superiores y amigos y a la noche sale para Buenos Aires. Llega a la Capital de madrugada y se dirige a la casa de Héctor, su hermano. Allí le cuenta la orden recibida y se alegran juntos porque es lo que Mario desea. Ese día lo dedican a comprar algunas cosas que necesita para llevar a Malvinas y para hablar. Se queja de que la superioridad recién disponga formar otra compañía de comandos. Es, para él, una muestra de la improvisación con que se está conduciendo la guerra. Y se preocupa por la posibilidad de nos ser del todo fiel al lema de su especialidad: ¡Dios y Patria… o Muerte! Pero también se preocupa por su familia. Le deja a Héctor indicaciones sobre sus efectos personales. Además se pone de acuerdo con su hermano para decir ante sus parientes que iba a hacer un curso para que no se preocupen demasiado. Porque dentro de su alegría por ir al combate, siente una profunda pena por la inquietud y desasosiego que ocasionara a los suyos... aunque entienda que esto es inevitable. Al otro día, se levantan muy temprano, desayunan y Héctor lo lleva en su coche hasta la estación de subte, para conducirlo al tren que lo llevaría a la Escuela de Infantería. Llovizna y esto le pone un toque gris a la despedida. El viaje corto es silencioso. El Guerrero siente cada vez más la necesidad de partir hacia el combate y tal vez adivina su próximo fin. Llegan a destino. Mario se abraza a su hermano. Se baja y antes de separarse del coche, se asoma por la ventanilla y le dice: -Yo rendido no vengo. O ganamos o no vuelvo vivo. Y se fué. Entre la sorpresa y la parálisis de Héctor Cisnero. Entre la llovizna y el frío de la madrugada porteña. Entre la incertidumbre y la ansiedad por el futuro de la Patria. Sólo él sabe que no volverá. Y esto no le importa. Porque otros son los deseos de un hombre al que se le acaba la existencia y -como diría el poeta- seres de esta talla pueden temerle a la vida, pero no a la muerte. Era el 24 de Mayo de 1982... Relato: Extraído de "Argentina tiene Héroes" Mansilla, Alberto Foto: A la derecha Sargento Mario Antonio Cisnero</p><p></p><p><img src="https://fbcdn-sphotos-a.akamaihd.net/hphotos-ak-snc7/424992_3449741891325_1504065995_3985560_1114442800_n.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="LACIGARRA, post: 1182474, member: 7152"] ...Silencio y oscuridad en la habitación del "Perro" Cisnero. Es muy tarde ya y no puede conciliar el sueño pensando en la Guerra. Las horas de la noche se han transformado en un largo suplicio de insomnio. Es que los verdaderos Hombres de Armas forman una jerarquizada Hermandad en donde los sufrimientos de uno son los de todos. Y por eso, la lejanía de las Islas no lograba más que aumentar sus padecimientos. No soporta más la cama. Las sábanas están demasiado tibias mientras que la turba es demasiado fría. Se levanta. Se coloca las medias blancas, la camisa verde, el pantalón de combate, los borceguíes. Va al baño. Se lava, peina y cepilla los dientes. Vuelve. Se coloca el pullóver y la chaquetilla de combate. Se ajusta los borceguíes y se encastra el cinturón. Mira la hora: la una de la mañana en punto. Ya está listo. ¿Listo para qué?. No sabe la razón, pero está listo. Toma su silla y se sienta frente a la pequeña mesa de la que dispone en su cuarto. Abre la libreta de anotaciones en una hoja al azar y lee la frase que más le gusta: "Mi respuesta: No sé rendirme. Después de muerto, hablaremos." Golpean la puerta. Cisnero: -Sí, ¿qué pasa? Oficial de Servicio: (entra) -Acabo de descifrar un mensaje en clave. Lo convocan para que se presente inmediatamente a la Escuela de Infantería. Aquí está el texto. "A partir de la recepción de la siguiente orden, deberá presentarse primer medio Escuela de Infantería de combate, con casco, equipo de campaña, dotación reglamentaria, pistola según corresponda. Dejar declaración firmada para recibir haberes." El Oficial de Servicio se va. Cisnero no lo puede creer. Lo convocan junto a todos los Comandos de la Unidad. ¿Para qué otra cosa que para ir a la guerra? Por fin... Lo demás es rápido. Ahora sí las horas son fugaces. Prepara todo el equipo que tiene a mano. Duerme. Al levantarse sigue preparando su equipo. Se despide de todos sus superiores y amigos y a la noche sale para Buenos Aires. Llega a la Capital de madrugada y se dirige a la casa de Héctor, su hermano. Allí le cuenta la orden recibida y se alegran juntos porque es lo que Mario desea. Ese día lo dedican a comprar algunas cosas que necesita para llevar a Malvinas y para hablar. Se queja de que la superioridad recién disponga formar otra compañía de comandos. Es, para él, una muestra de la improvisación con que se está conduciendo la guerra. Y se preocupa por la posibilidad de nos ser del todo fiel al lema de su especialidad: ¡Dios y Patria… o Muerte! Pero también se preocupa por su familia. Le deja a Héctor indicaciones sobre sus efectos personales. Además se pone de acuerdo con su hermano para decir ante sus parientes que iba a hacer un curso para que no se preocupen demasiado. Porque dentro de su alegría por ir al combate, siente una profunda pena por la inquietud y desasosiego que ocasionara a los suyos... aunque entienda que esto es inevitable. Al otro día, se levantan muy temprano, desayunan y Héctor lo lleva en su coche hasta la estación de subte, para conducirlo al tren que lo llevaría a la Escuela de Infantería. Llovizna y esto le pone un toque gris a la despedida. El viaje corto es silencioso. El Guerrero siente cada vez más la necesidad de partir hacia el combate y tal vez adivina su próximo fin. Llegan a destino. Mario se abraza a su hermano. Se baja y antes de separarse del coche, se asoma por la ventanilla y le dice: -Yo rendido no vengo. O ganamos o no vuelvo vivo. Y se fué. Entre la sorpresa y la parálisis de Héctor Cisnero. Entre la llovizna y el frío de la madrugada porteña. Entre la incertidumbre y la ansiedad por el futuro de la Patria. Sólo él sabe que no volverá. Y esto no le importa. Porque otros son los deseos de un hombre al que se le acaba la existencia y -como diría el poeta- seres de esta talla pueden temerle a la vida, pero no a la muerte. Era el 24 de Mayo de 1982... Relato: Extraído de "Argentina tiene Héroes" Mansilla, Alberto Foto: A la derecha Sargento Mario Antonio Cisnero [IMG]https://fbcdn-sphotos-a.akamaihd.net/hphotos-ak-snc7/424992_3449741891325_1504065995_3985560_1114442800_n.jpg[/IMG] [/QUOTE]
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Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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