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<blockquote data-quote="MGB (ex LMGP44)" data-source="post: 1214079" data-attributes="member: 5240"><p style="text-align: left">No se si este caso encuadra en la idea o linea temática de este tópic, pero me pareció mas que interesante de analizar:</p><p></p><p><strong><span style="font-size: 18px">El caballero del mar</span></strong></p><p></p><p><strong>Werner Hartenstein pasará a la historia de la guerra submarina por ser el último comandante que dio auxilio y recogió a los náufragos de un buque atacado. </strong></p><p></p><p><strong>Fuente:</strong> <a href="http://www.forosegundaguerra.com/viewtopic.php?t=483">http://www.forosegundaguerra.com/viewtopic.php?t=483</a></p><p></p><p style="text-align: center"><img src="http://gmic.co.uk/uploads/post-101-1116353768.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p></p><p>Hartenstein fue el comandante del U-156, un submarino del tipo IX-C con el que realizaría 5 patrullas (294 días) con un total de 20 buques hundidos (97.205 tn) y 4 buques dañados (20.001 tn).</p><p>Nació el 27 de Febrero de 1908 en Plauen (Alemania) y murió en combate el 8 de Marzo de 1943 a bordo del U-156 al este de las islas Barbados en posición 12.38N, 54.39W, Grid EE9 por las cargas de profundidad lanzadas desde un bombardero Catalina de los USA.</p><p></p><p><strong>La tragedia del Laconia</strong>.</p><p></p><p>La noche del 12 de Septiembre de 1942, Hartenstein torpedeó el transporte de tropas británico Laconia que evacuaba a militares y sus familias, junto con algunos prisioneros de guerra, de la África inglesa. A bordo iban 463 tripulantes británicos, 286 militares británicos, 80 civiles (algunas mujeres y niños), 1.800 prisioneros italianos y 103 guardias polacos. En cuanto Hartenstein oyó gritos de socorro se puso a recoger víctimas del agua. <<Hasta ahora 90 rescatados>>, radió al cuartel general de submarinos. <<Solicito instrucciones>>. Dönitz sabía que torpedear a soldados italianos podría tener un efecto muy grave sobre las relaciones de Alemania con su compañero del Eje.</p><p style="text-align: center"><img src="http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/9/97/RMS_Laconia.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p></p><p>Destinó dos submarinos de Freetown, Sierra Leona, a la escena; los italianos mandaron uno de sus propios submarinos, y los franceses de Vichy en Dakar despacharon tres buques de guerra para ayudar a recoger a los supervivientes.</p><p></p><p>Sin embargo, el U-156 de momento se hallaba solo. Toda la noche la nave no paró de rescatar a gente del mar sin importar su nacionalidad. Los submarinos estaban penosamente mal equipados para enfrentarse a tales situaciones:</p><p></p><p style="text-align: center"><img src="http://3.bp.blogspot.com/_6B8tPuW7TwQ/TRx1iFtZbLI/AAAAAAAATJk/beMwLx52UDI/s1600/tlainci.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p></p><p></p><p>Abajo apenas había suficiente espacio para albergar a la dotación, mucho menos a pasajeros adicionales, además, los supervivientes distribuidos en la cubierta se ahogarían si la nave se veía obligada a la inmersión. A las 4 de la madrugada del día siguiente Hartenstein envió un mensaje por radio en inglés de petición de auxilio a los barcos internacionales en la banda de 25 metros y en la frecuencia de onda comercial de 600 metros: <<SI ALGÚN BARCO AYUDA A LA TRIPULACIÓN ZOZOBRADA DEL LACONIA, NO LO ATACARÉ SIEMPRE QUE NO ESTÉ SIENDO ATACADO POR FUERZAS DE MAR O DE AIRE. HE RECOGIDO 193 HOMBRES, 4º52`S, 11º26’W. SUBMARINO ALEMÁN. No acudió ningún barco. Pero ahora el enemigo conocía la posición del U-156.</p><p></p><p>Durante dos días Hartenstein se afanó por mantener juntos los botes y los supervivientes. En lo que a él concernía, la operación de rescate no era una cuestión de utilidad militar, sino de servicio humanitario. Por ese entonces en el U-156 se apiñaban 310 personas: alemanes, británicos y polacos. Un médico italiano atendió a los enfermos y a los heridos, usando los vendajes, las medicinas y opio alemanes. Algunos de los italianos tenían heridas de bayoneta de luchar con sus guardias polacos para escapar de la bodega prisión del Laconia. Otra gente mostraba graves heridas producidas por mordiscos de tiburones.</p><p></p><p>Al fin arribaron los submarinos de Freetown, el U-506 y el U-507. Recogieron a algunos de los supervivientes del U-156 y a otros de los botes salvavidas. Ahora Hartenstein tenía a 55 italianos y a 55 británicos a bordo incluyendo cinco mujeres, y les había salvado la vida a unas 400 personas. Las dotaciones de las otras naves se comportaron con igual entrega, dispensando sopa y café, y dándole sus literas a las mujeres y a los heridos. Los submarinos empezaron a reunir botes salvavidas para el encuentro con los buques de guerra que los franceses de Vichy.</p><p></p><p>Mientras el U.156 estaba así ocupado el cuarto día después de que el Laconia fuera torpedeado, el desastre se abatió desde un cielo azul y despejado.</p><p></p><p>A las 11:25 de la mañana, mientras las cubiertas del U-156 estaban atestadas de supervivientes y muchos mas que eran remolcados en cuatro botes salvavidas, un vigía informó haber oído unavión. Avistaron un bombardero B-24 Liberator de cuatro motores con emblemas americanos que se acercaba desde el nordeste. Hartenstein, ansioso por demostrarle al piloto sus intenciones pacíficas, ordenó que extendieran una gran e improvisada bandera de la Cruz Roja sobre el cañón de 105-mm, y le dijo a la dotación alemana del cañón antiaéreo que había detrás del punte que se echara sobre la cubierta. Al mismo tiempo le ordenó a un experto en señales que le enviaran al avión un mensaje en Morse en inglés: << AQUÍ SUBMARINO ALEMÁN CON NÁUFRAGOS BRITÁNICOS A BORDO. ¿TIENEN A LA VISTA BARCO DE RESCATE?>> Cuando el piloto no respondió, un oficial británico le preguntó a Hartenstein si él podía enviar un mensaje con el foco de señales, ya que quizá así lo entendieran mejor. Recibió autorización y le transmitió el mensaje al piloto americano: << OFICIAL DE LA RAF HABLANDO DESDE EL SUBMARINO ALEMÁN. SUPERVIVIENTES DEL LACONIA A BORDO, SOLDADOS, CIVILES, MUJERES, NIÑOS >>. Un marinero británico recordó la escena con horror. <<Él más miope de los pilotos no podría haber dejado de percibir la verdad>>, dijo. <<Ahí había un submarino con cuatro botes a remolque llenos de supervivientes, el primero a tan sólo 20 metros de la nave. >> Pero una vez más el piloto no respondió, y entonces se marchó... a recoger cargas de profundidad en Freetown, tal como luego se supo.</p><p></p><p>A las 12:32 el Liberator regresó y realizó una pasada a baja altura. Al descender, Hartenstein se quedó perplejo al ver que tenía abierto el compartimiento de las bombas. Soltó dos al mar muy cerca de ellos. Los alemanes, británicos, italianos y polacos, momentáneamente unidos contra un enemigo común aunque inesperado, gritaron execraciones contra el avión americano.</p><p></p><p>En la segunda pasada del Liberator, un marinero alemán cortó el cabo de remolque de los botes con un golpe de hacha. Era demasiado tarde. Una bomba voló una de las embarcaciones, matando a algunos pasajeros. Entonces los tripulantes alemanes corrieron hacia el cañón antiaéreo, pero Hartenstein gritó: <<¡Que ni un solo hombre se acerque al cañón!>>.</p><p></p><p>El avión una vez mas se dirigía hacia ellos. Una carga de profundidad explotó justo bajo la sala de control. Las mujeres y los niños gritaban, y se dijo que la sala de control y el compartimiento de proa empezaron a recibir agua. Hartenstein no tenía otra alternativa: Debía salvar su nave. <<¡Que todos los británicos abandonen en el acto el submarino!>>, gritó. Luego se informó que las baterías soltaban cloro; para despejar la nave de todo menos la tripulación que podía manejar esa emergencia, también hubo de ordenar la expulsión de los italianos.</p><p></p><p>Por entonces el avión ya había gastado todas sus bombas, y abandonó la escena. El U-156 estaba tan dañado que Hartenstein decidió que debía suspender el rescate y regresar a la base. No fue hasta el 17 de septiembre, cinco días después del hundimiento, cuando dos buques de guerra de los franceses de Vichy al fin arribaron al punto de encuentro, donde recogieron a los últimos supervivientes de los botes salvavidas.</p><p></p><p>Así terminó uno de los episodios más notables de la campaña de submarinos de la Segunda Guerra Mundial. La cuenta final de supervivientes fue de 450 de 1.800 italianos, 588 de 829 británicos, 73 de 103 polacos. De los submarinos que formaron parte en el rescate, todos fueron hundidos en misiones posteriores. Hartenstein murió en el U-156 en marzo de 1943. Años después se descubrió que el piloto americano había interpretado correctamente la escena de rescate alrededor del U-156, pero la base antisubmarina de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos en la isla Ascensión le había ordenado de todas formas llevar a cabo el ataque, en razón de que el submarino seguía siendo un peligro para los barcos de la zona.Quedaba muy claro que el humanitarismo ya no era posible en la guerra de submarinos. Como resultado del ataque del Liberator contra el U-156, Dönitz tomó una decisión trascendente. <<Nunca más...>>, juró, <<...deben los submarinos quedar expuestos a los peligros de una operación de rescate>>. A todas las naves les radió una orden que iba a ser famosa:</p><p></p><p><strong><< TODO INTENTO DE RESCATE DE LAS TRIPULACIONES DE LOS BARCOS HUNDIDOS CESARÁ A PARTIR DE ESTE INSTANTE. ESTA PROHIBICIÓN SE APLICA POR IGUAL A LA RECOGIDA DE HOMBRES EN EL AGUA Y A PONERLOS A BORDO DE UN BOTE SALVAVIDAS, AL ENDEREZAMIENTO DE LOS BOTES VOLCADOS Y AL ABASTECIMIENTO DE COMIDA Y AGUA. ESAS ACTIVIDADES SON UNA CONTRADICCIÓN DEL PRINCIPAL OBJETIVO DE LA GUERRA, A SABER, LA DESTRUCCIÓN DE LOS BARCOS ENEMIGOS Y SUS DOTACIONES.</strong></p><p></p><p></p><p></p><p></p><p></p><p>Werner Hartenstein y los tripulantes del U-156 encontraron la muerte a ser atacados, seis meses después, el 8 de marzo de 1943, cuando se encontraba de patrulla en las cercanías de Barbados. Un avión atacó con cargas de profundidad hundiendo al submarino con toda la tripulación.</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="MGB (ex LMGP44), post: 1214079, member: 5240"] [LEFT]No se si este caso encuadra en la idea o linea temática de este tópic, pero me pareció mas que interesante de analizar:[/LEFT] [B][SIZE=5]El caballero del mar[/SIZE][/B] [B]Werner Hartenstein pasará a la historia de la guerra submarina por ser el último comandante que dio auxilio y recogió a los náufragos de un buque atacado. [/B] [B]Fuente:[/B] [url]http://www.forosegundaguerra.com/viewtopic.php?t=483[/url] [CENTER][IMG]http://gmic.co.uk/uploads/post-101-1116353768.jpg[/IMG][/CENTER] Hartenstein fue el comandante del U-156, un submarino del tipo IX-C con el que realizaría 5 patrullas (294 días) con un total de 20 buques hundidos (97.205 tn) y 4 buques dañados (20.001 tn). Nació el 27 de Febrero de 1908 en Plauen (Alemania) y murió en combate el 8 de Marzo de 1943 a bordo del U-156 al este de las islas Barbados en posición 12.38N, 54.39W, Grid EE9 por las cargas de profundidad lanzadas desde un bombardero Catalina de los USA. [B]La tragedia del Laconia[/B]. La noche del 12 de Septiembre de 1942, Hartenstein torpedeó el transporte de tropas británico Laconia que evacuaba a militares y sus familias, junto con algunos prisioneros de guerra, de la África inglesa. A bordo iban 463 tripulantes británicos, 286 militares británicos, 80 civiles (algunas mujeres y niños), 1.800 prisioneros italianos y 103 guardias polacos. En cuanto Hartenstein oyó gritos de socorro se puso a recoger víctimas del agua. <<Hasta ahora 90 rescatados>>, radió al cuartel general de submarinos. <<Solicito instrucciones>>. Dönitz sabía que torpedear a soldados italianos podría tener un efecto muy grave sobre las relaciones de Alemania con su compañero del Eje. [CENTER][IMG]http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/9/97/RMS_Laconia.jpg[/IMG][/CENTER] Destinó dos submarinos de Freetown, Sierra Leona, a la escena; los italianos mandaron uno de sus propios submarinos, y los franceses de Vichy en Dakar despacharon tres buques de guerra para ayudar a recoger a los supervivientes. Sin embargo, el U-156 de momento se hallaba solo. Toda la noche la nave no paró de rescatar a gente del mar sin importar su nacionalidad. Los submarinos estaban penosamente mal equipados para enfrentarse a tales situaciones: [CENTER][IMG]http://3.bp.blogspot.com/_6B8tPuW7TwQ/TRx1iFtZbLI/AAAAAAAATJk/beMwLx52UDI/s1600/tlainci.jpg[/IMG][/CENTER] Abajo apenas había suficiente espacio para albergar a la dotación, mucho menos a pasajeros adicionales, además, los supervivientes distribuidos en la cubierta se ahogarían si la nave se veía obligada a la inmersión. A las 4 de la madrugada del día siguiente Hartenstein envió un mensaje por radio en inglés de petición de auxilio a los barcos internacionales en la banda de 25 metros y en la frecuencia de onda comercial de 600 metros: <<SI ALGÚN BARCO AYUDA A LA TRIPULACIÓN ZOZOBRADA DEL LACONIA, NO LO ATACARÉ SIEMPRE QUE NO ESTÉ SIENDO ATACADO POR FUERZAS DE MAR O DE AIRE. HE RECOGIDO 193 HOMBRES, 4º52`S, 11º26’W. SUBMARINO ALEMÁN. No acudió ningún barco. Pero ahora el enemigo conocía la posición del U-156. Durante dos días Hartenstein se afanó por mantener juntos los botes y los supervivientes. En lo que a él concernía, la operación de rescate no era una cuestión de utilidad militar, sino de servicio humanitario. Por ese entonces en el U-156 se apiñaban 310 personas: alemanes, británicos y polacos. Un médico italiano atendió a los enfermos y a los heridos, usando los vendajes, las medicinas y opio alemanes. Algunos de los italianos tenían heridas de bayoneta de luchar con sus guardias polacos para escapar de la bodega prisión del Laconia. Otra gente mostraba graves heridas producidas por mordiscos de tiburones. Al fin arribaron los submarinos de Freetown, el U-506 y el U-507. Recogieron a algunos de los supervivientes del U-156 y a otros de los botes salvavidas. Ahora Hartenstein tenía a 55 italianos y a 55 británicos a bordo incluyendo cinco mujeres, y les había salvado la vida a unas 400 personas. Las dotaciones de las otras naves se comportaron con igual entrega, dispensando sopa y café, y dándole sus literas a las mujeres y a los heridos. Los submarinos empezaron a reunir botes salvavidas para el encuentro con los buques de guerra que los franceses de Vichy. Mientras el U.156 estaba así ocupado el cuarto día después de que el Laconia fuera torpedeado, el desastre se abatió desde un cielo azul y despejado. A las 11:25 de la mañana, mientras las cubiertas del U-156 estaban atestadas de supervivientes y muchos mas que eran remolcados en cuatro botes salvavidas, un vigía informó haber oído unavión. Avistaron un bombardero B-24 Liberator de cuatro motores con emblemas americanos que se acercaba desde el nordeste. Hartenstein, ansioso por demostrarle al piloto sus intenciones pacíficas, ordenó que extendieran una gran e improvisada bandera de la Cruz Roja sobre el cañón de 105-mm, y le dijo a la dotación alemana del cañón antiaéreo que había detrás del punte que se echara sobre la cubierta. Al mismo tiempo le ordenó a un experto en señales que le enviaran al avión un mensaje en Morse en inglés: << AQUÍ SUBMARINO ALEMÁN CON NÁUFRAGOS BRITÁNICOS A BORDO. ¿TIENEN A LA VISTA BARCO DE RESCATE?>> Cuando el piloto no respondió, un oficial británico le preguntó a Hartenstein si él podía enviar un mensaje con el foco de señales, ya que quizá así lo entendieran mejor. Recibió autorización y le transmitió el mensaje al piloto americano: << OFICIAL DE LA RAF HABLANDO DESDE EL SUBMARINO ALEMÁN. SUPERVIVIENTES DEL LACONIA A BORDO, SOLDADOS, CIVILES, MUJERES, NIÑOS >>. Un marinero británico recordó la escena con horror. <<Él más miope de los pilotos no podría haber dejado de percibir la verdad>>, dijo. <<Ahí había un submarino con cuatro botes a remolque llenos de supervivientes, el primero a tan sólo 20 metros de la nave. >> Pero una vez más el piloto no respondió, y entonces se marchó... a recoger cargas de profundidad en Freetown, tal como luego se supo. A las 12:32 el Liberator regresó y realizó una pasada a baja altura. Al descender, Hartenstein se quedó perplejo al ver que tenía abierto el compartimiento de las bombas. Soltó dos al mar muy cerca de ellos. Los alemanes, británicos, italianos y polacos, momentáneamente unidos contra un enemigo común aunque inesperado, gritaron execraciones contra el avión americano. En la segunda pasada del Liberator, un marinero alemán cortó el cabo de remolque de los botes con un golpe de hacha. Era demasiado tarde. Una bomba voló una de las embarcaciones, matando a algunos pasajeros. Entonces los tripulantes alemanes corrieron hacia el cañón antiaéreo, pero Hartenstein gritó: <<¡Que ni un solo hombre se acerque al cañón!>>. El avión una vez mas se dirigía hacia ellos. Una carga de profundidad explotó justo bajo la sala de control. Las mujeres y los niños gritaban, y se dijo que la sala de control y el compartimiento de proa empezaron a recibir agua. Hartenstein no tenía otra alternativa: Debía salvar su nave. <<¡Que todos los británicos abandonen en el acto el submarino!>>, gritó. Luego se informó que las baterías soltaban cloro; para despejar la nave de todo menos la tripulación que podía manejar esa emergencia, también hubo de ordenar la expulsión de los italianos. Por entonces el avión ya había gastado todas sus bombas, y abandonó la escena. El U-156 estaba tan dañado que Hartenstein decidió que debía suspender el rescate y regresar a la base. No fue hasta el 17 de septiembre, cinco días después del hundimiento, cuando dos buques de guerra de los franceses de Vichy al fin arribaron al punto de encuentro, donde recogieron a los últimos supervivientes de los botes salvavidas. Así terminó uno de los episodios más notables de la campaña de submarinos de la Segunda Guerra Mundial. La cuenta final de supervivientes fue de 450 de 1.800 italianos, 588 de 829 británicos, 73 de 103 polacos. De los submarinos que formaron parte en el rescate, todos fueron hundidos en misiones posteriores. Hartenstein murió en el U-156 en marzo de 1943. Años después se descubrió que el piloto americano había interpretado correctamente la escena de rescate alrededor del U-156, pero la base antisubmarina de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos en la isla Ascensión le había ordenado de todas formas llevar a cabo el ataque, en razón de que el submarino seguía siendo un peligro para los barcos de la zona.Quedaba muy claro que el humanitarismo ya no era posible en la guerra de submarinos. Como resultado del ataque del Liberator contra el U-156, Dönitz tomó una decisión trascendente. <<Nunca más...>>, juró, <<...deben los submarinos quedar expuestos a los peligros de una operación de rescate>>. A todas las naves les radió una orden que iba a ser famosa: [B]<< TODO INTENTO DE RESCATE DE LAS TRIPULACIONES DE LOS BARCOS HUNDIDOS CESARÁ A PARTIR DE ESTE INSTANTE. ESTA PROHIBICIÓN SE APLICA POR IGUAL A LA RECOGIDA DE HOMBRES EN EL AGUA Y A PONERLOS A BORDO DE UN BOTE SALVAVIDAS, AL ENDEREZAMIENTO DE LOS BOTES VOLCADOS Y AL ABASTECIMIENTO DE COMIDA Y AGUA. ESAS ACTIVIDADES SON UNA CONTRADICCIÓN DEL PRINCIPAL OBJETIVO DE LA GUERRA, A SABER, LA DESTRUCCIÓN DE LOS BARCOS ENEMIGOS Y SUS DOTACIONES.[/B] Werner Hartenstein y los tripulantes del U-156 encontraron la muerte a ser atacados, seis meses después, el 8 de marzo de 1943, cuando se encontraba de patrulla en las cercanías de Barbados. Un avión atacó con cargas de profundidad hundiendo al submarino con toda la tripulación. [/QUOTE]
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