No se donde ponerlo y no se si otra persona lo habrá echo...pero:
Cuestión de fuerza: nuevo concepto de defensa
La reforma estructural de las FF.AA. despertó no poca resistencia en las filas castrenses, bastante sensibilizadas después de tres años de desencuentros ideológicos con la Casa Rosada
Lo que está en discusión, se podría decir, son los detalles, pero la decisión está tomada: las Fuerzas Armadas serán reducidas. No van a desaparecer, pero la ministra de Defensa, Nilda Garré, prepara una reestructuración tan grande del sistema castrense que conlleva en sí misma una nueva definición acerca de la política de defensa.
La incertidumbre de los uniformados respecto al modo en que los cambios afectarán sus propias carreras y la misma envergadura de la reestructuración -de tan vasto alcance que, se asegura, excederá el período de un gobierno-, sumada a las tensiones de las últimas dos semanas, son, en buena medida, producto del recelo permanente que funcionarios y uniformados manifiestan ante la mínima acción del otro: en tres años, el Gobierno y los militares construyeron pocos puentes de acercamiento.
Es en ese ambiente de desconfianza mutua en el que se desarrolla la reforma de las FF.AA. pedida por el presidente Kirchner. Y es por eso también que los militares se ponen en guardia.
"Defensa defensiva" es el concepto teórico de moda en las conversaciones de altos mandos que procuran explicaciones sobre el nuevo dogma. "Que sacan aquella unidad, que crean ésta", son los comentarios que se trasladan de boca en boca entre los oficiales de menor rango. El fondo y las formas de esta reorganización militar a largo plazo es lo que se discute en los cuarteles.
Lejos del conocimiento público, las ideas fuerza del proyecto son expuestas por la ministra Garré en discursos ante auditorios internacionales. Todos los jefes de las armadas de la región la escucharon decir, en la Conferencia Naval Interamericana: "El Poder Ejecutivo propicia, a través del Ministerio de Defensa, un esquema de defensa-defensivo que conlleva la pérdida de capacidades ofensivas de las Fuerzas Armadas. Pero, al mismo tiempo, garantiza la constitución de un instrumento militar combinado mediante la cooperación e integración político-militar en la región. Esto que acabo de decir no implica un desarme unilateral por parte de la República Argentina ni mucho menos. Pero sí lleva implícito el rediseño de fuerzas, es decir, de la misión, las funciones, la dimensión, el despliegue, la organización y los sistemas de armas". En pocas palabras, todo será cambiado.
Por otra parte, en muchos países de Occidente se encaran, en este momento, reformas del aparato castrense para adecuarlos a las nuevas exigencias de los tiempos. En España, sin ir más lejos, Rodríguez Zapatero lleva adelante una reforma que le dará más fuerza y protagonismo el Estado Mayor Conjunto, una instancia capaz de aprovechar mejor los recursos de cada una de las fuerzas; también se creará la Universidad Nacional de la Defensa, en la carrera castrense.
El plan del Gobierno
A grandes trazos y en un tiempo prolongado que excede el período de un gobierno, la reorganización propuesta implica, en el campo terrestre, la eliminación de las grandes unidades de batalla, como los cuerpos de Ejército con despliegue territorial, en favor de fuerzas más compactas y móviles preparadas para actuar en guerras asimétricas de protección del país frente a un enemigo de superior potencia de fuego. En forma paralela al proyecto de Defensa, el Ejército trabajó en su propio cambio de doctrina con la mirada puesta en un escenario posible en 2025. Las conclusiones militares son bastante cercanas a las alcanzadas por los asesores del Ministerio de Defensa.
Sin embargo, las posibles coincidencias quedan tapadas por la crispación pública de uno y otro lado. Los jefes militares dicen que se enteran de las medidas por los diarios. Atrás quedó esa propuesta de diálogo entre especialistas civiles y militares que llevó adelante durante un año el anterior ministro José Pampuro en la convocatoria de "Las Fuerzas Armadas en la agenda democrática". Con la llegada de Garré, se arrancó de cero y a mucha velocidad.
Defensa-defensivo puede sonar a una simple cacofonía para quienes sólo esperan ver la superficie del problema militar que entró en todos los hogares con la frase del Presidente: "No les tengo miedo". Las turbulencias a la vista se detallarán por separado. Pero es importante retener ese concepto teórico porque es la base del plan del Gobierno para las Fuerzas Armadas. No es algo novedoso como idea, por cierto. En la Argentina se hizo fuerte a mediados de los años 90 entre los investigadores de la Universidad de Quilmes. En su parte sustancial apunta a que las Fuerzas Armadas no estén en capacidad de tomar territorios vecinos, para lo cual se desactivan sus sistemas de armas ofensivas y se reacondiciona el despliegue para encarar sólo una defensa de la Nación luego de producida una invasión.
Pero hoy hay algo diferente; esos especialistas ahora están en el Gobierno. Con Marcelo Saín como referente más importante en su puesto de creador de la nueva Policía de Seguridad Aeroportuaria. Y con Ricardo Runza como autor intelectual de las ideas de Garré.
Runza, que es ingeniero aeronáutico y oficial subalterno retirado de la Fuerza Aérea, es asesor de la ministra de Defensa y la acompaña últimamente a los actos para charlar informalmente con los mandos militares. Su carta de presentación es el trabajo publicado el mes último bajo el título Hacia la modernización del sistema de defensa argentino . Todo lo que hizo Garré hasta ahora, incluso sus argumentos teóricos con los que explicó cambios, figuran en ese libro que pasa por las manos de los principales militares con más rapidez que El Código Da Vinci en otros ambientes. Y una particularidad que habrá que detallar: ese trabajo se hizo en conjunto con Marcelo Acuña, que fue el jefe de Gabinete de asesores cuando Ricardo López Murphy fue ministro de Defensa. En ese momento -otro tiempo en la relación Gobierno y Fuerzas Armadas- ya se pensaba en la reestructuración militar. Pero hoy se impone la desconfianza y el mejor plan queda enredado en una lucha ideológica.
Será interesante analizar entonces un caso testigo: el de los liceos militares. Garré anunció que serían transferidos a las provincias y el descontento general que llegó al presidente Kirchner lo hizo dar marcha atrás con la medida. Pues bien, qué propuesta sobre el tema dio Runza en su trabajo: "Sería conveniente transferir los liceos a los ministerios de Educación provinciales o la privatización de esos establecimientos siguiendo un modelo similar al que emplea Estados Unidos". Palabra por palabra la argumentación dada por el Ministerio de Defensa sobre el tema.
La desarticulación de los servicios de inteligencia de cada fuerza en beneficio de uno propio del Ministerio de Defensa, la unificación de las escuelas de aviación, la transferencia a la órbita civil del Servicio Meteorológico son temas propuestos en ese trabajo de modernización de las Fuerzas Armadas y llevados adelante por Garré. El escrito determina también el modo en que el Estado Mayor Conjunto debe ser la cabeza del sistema de defensa, relegándose el poder de los jefes de cada fuerza.
Garré firmó también una resolución por la que pone en análisis todos los inmuebles militares con el fin de vender aquellos que no tengan prioridad para el sistema militar. Sus asesores tienen en carpeta más de 1000 inmuebles que podrían ser considerados innecesarios, especialmente aquellos de amplios perímetros que están en la Capital Federal en zonas codiciadas para la construcción de torres de departamentos.
En cuanto a la educación militar, la ministra Garré anunció que la formación básica de oficiales y suboficiales debe ser conjunta. Es decir que, al igual que lo que se puso en marcha con las escuelas de aviación, los aspirantes a oficiales del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea tendrán un año de instrucción en el Colegio Militar, para luego completar sus otros tres años de carrera en las escuelas de la fuerza elegida.
El cambio de doctrina para pasar a ese sistema de defensa-defensivo requiere necesariamente una modificación en la ubicación de unidades. Y en ese caso los militares tendrán menos inconvenientes para adaptarse que los intendentes y gobernadores que pierdan cuarteles, fuentes de ingreso económico para las poblaciones cercanas. Ese siempre fue el problema que detuvo esos cambios. Basta con saber que el trabajo del Ejército sobre el escenario hacia 2025 da la pauta de la necesidad de contar con fuerzas menores, rápidas y con capacidad de despliegue, mientras que el pensamiento militar, es decir, la forma en que se actuará ante ese escenario, preparado por el Ejército para renovar su doctrina, se enmarca en la "actitud estratégica defensiva inicial", bastante cercano a la visión de Defensa, que, para empezar el combate, prevé movimientos siempre desde una pérdida de la iniciativa y con operaciones en terreno propio. En buen criollo: el sistema de defensa reacciona sólo una vez que el supuesto enemigo consiguió entrar en el país.
En medio del ruido público, muchos cambios se analizan con demasiado silencio.
Por Daniel Gallo
Malestar, rumores y sanciones
Tarde del martes 30 de mayo. En grupos reducidos varios oficiales del Ejército prestan declaración en el 8º piso del Edificio Libertador. Fueron citados todos quienes fueron vistos en el Colegio Militar conversando con Cecilia Pando o cerca de ella, devenida nuevo ícono del malestar castrense. Las sanciones caerían luego solamente en los cuatro oficiales, un teniente coronel, entre ellos, que estaban a cargo de la seguridad del acto del Día del Ejército, en ese momento en que el presidente Néstor Kirchner dijo "No les tengo miedo", frase que aún molesta en todos los niveles castrenses.
Quienes conocen muy bien al Ejército profundo, ese que no está a la vista de la conducción política, comentan que hay quiebres generacionales. Capitanes y mayores son los más malhumorados, por cuestiones económicas -cobran unos 1500 pesos- y por la decisión de imponerles un año más de carrera en sus grados antes de estar en condiciones de ascender. Los coroneles conversan entre ellos -en lo posible evitando que otros escuchen- y los mandos en el nivel de general procuran anticiparse a una posible escalada de descontento.
Aunque en el horizonte inmediato no aparezcan dentro de los cuarteles figuras con betún en los rostros. El malestar parecería derivarse hacia actitudes de indisciplina menores, como una especie de quite de colaboración si esto se diese en una actividad civil. La situación militar -en especial en el Ejército- está crispada como pocas veces desde los alzamientos carapintadas. Y lo estaba aún antes del 29 de mayo. Por eso, para asegurar la presencia de oficiales en los actos del Día del Ejército, se envió a las unidades un radiograma para informar sobre la obligatoriedad de la concurrencia.
El Gobierno palpó esa inquietud en aumento cuando tres mil personas se reunieron en Retiro, el 24 de mayo, en un homenaje a los muertos por la subversión. Cinco oficiales de la Compañía de Comandos 601 fueron sancionados con arrestos, que cortan de raíz sus posibilidades de futuros ascensos, por asistir a ese acto, mientras que el jefe de esa unidad también recibió una pena por no haber impedido la participación de sus subalternos. Habrá que hacer una aclaración: no fue el primer acto en que militares en uniforme hicieron esos homenajes. El año pasado hubo otros dos en el Círculo Militar y con muchas más concurrencia uniformada sin que trascendiesen fuera del ambiente castrense.
Si esta vez fue diferente la reacción de la Casa Rosada fue por la proliferación de rumores sobre malestar militar que rodearon ese acto del 24 de mayo y, fundamentalmente, el del Día del Ejército. Versiones que circularon las horas previas se referían a posibles silbatinas al mensaje presidencial y a una armada falta de respeto a la investidura del mandatario durante el desfile. Militares importantes arriesgan que Kirchner podía estar al tanto de esos trascendidos, lo que explicaría su posición tan confrontativa y el abandono del lugar antes del paso de las tropas.
Los oficiales coinciden en que, si no hubo más sanciones, fue para evitar una mayor ebullición castrense. Algo similar pasó con la marcha atrás en la desactivación de los liceos militares, ya que el Gobierno estaba al tanto de una manifestación que se preparaba para el próximo viernes frente al Ministerio de Defensa.
www.lanacion.com.ar (4/06)