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<blockquote data-quote="MAC1966" data-source="post: 933921" data-attributes="member: 49"><p><strong><span style="font-size: 18px">La emancipación de Navantia</span></strong></p><p></p><p>Ángel Tafalla</p><p></p><p>lunes, 15 de noviembre de 2010 </p><p></p><p>El pasado viernes se ha hecho público el acuerdo entre la empresa francesa DCNS y Navantia por el que se pone fin al litigio que venían manteniendo acerca de la construcción de submarinos. Creo que este acuerdo es muy importante pudiéndose llegar a calificarse como de emancipación de la empresa española de un cierto tutelaje francés. Queda así Navantia liberada de ataduras en el campo de los submarinos, último aspecto que le quedaba para abarcar íntegramente todo el espectro de la construcción naval militar. Permanecerán, y así debe ser, otros importantes vínculos internacionales, muy significativamente con la norteamericana Lockheed Martin, pero esta relación aunque asimétrica, lo es en beneficio mutuo y no entraña ningún vasallaje.</p><p></p><p>La emancipación no ha sido fácil ni rápida. Hace 42 años -en 1968- comenzó la entonces EN Bazán a construir su primer submarino de diseño francés, el S-61 Delfín. Y así continuó intermitentemente durante nada menos que 18 años, entregándose hasta ocho submarinos a la Armada. A estos 18 años siguieron otros 18 de reflexiones y estudios -en el fondo dudas- en que la Armada no encargó ningún buque de este tipo, si bien es verdad que durante los últimos 6 años de este periodo, la empresa española fue socio de la francesa en el diseño y construcción de dos Scorpene para Chile y otros dos para Malasia. Este desierto de 18 años sin encargos de la Armada se acabó en Marzo del 2004 en que se dio la Orden de Ejecución de los cuatro S-80. ¿Que había pasado para este plazo tan prolongado?</p><p></p><p>Pues muchas cosas, entre las que destacaría dos. A partir de la caída del Muro de Berlín, en 1990 los submarinos soviéticos dejaron de operar súbitamente y surgieron grandes dudas en todas las marinas europeas acerca del futuro de los submarinos convencionales propios, claramente especializados en lo antisubmarino. El segundo factor que nos influyo -ciertamente lo hizo en el seno de la Armada- tiene que ver con la comunidad de submarinistas. Quien no haya tratado con ellos no se puede imaginar lo entusiastas y profesionales que son, pero desgraciadamente también son inflexibles. Se aferraban a una concepción clásica de sus buques y de sus misiones que a muchos nos parecía superada. Y claro, el proyecto no prosperaba pese a tanto esfuerzo y dedicación: se habían quedado "antiguos".</p><p></p><p>Pero a finales del 2001 se dio un fuerte cambio a los Requisitos Operativos (NSR) del S-80, añadiendo a las misiones tradicionales del submarino, las de interacción con tierra en los campos de vigilancia, inteligencia y proyección de armamento y fuerzas especiales. Y encima se añadió el requisito de una propulsión anaerobia (AIP). Ninguno de los aspectos anteriores era especialmente apreciado por la comunidad submarinista del 2001, aunque comprendieron y aceptaron que solo así tendrían submarinos, lo que pudieron comprobar a partir del 2004 en el que se abrió un periodo -en el que estamos actualmente- de al menos 13 años diseñando y construyendo submarinos</p><p></p><p>Volvamos ahora al origen, al litigio franco-español. Resumiéndolo al máximo podríamos decir que la DCNS acusaba a Navantia de deslealtad, de ser el S-80 un plagio del Scorpene, habiendo presentado una denuncia ante el Tribunal de Arbitraje de París a la vez que usaba sus muy superiores medios de manipulación de la prensa especializada difundiendo esta versión.</p><p></p><p>Por su parte, Navantia -socio al 50% en el diseño y construcción del Scorpene- se quejaba de la política de marketing francesa que ignoraba esto completamente, tanto en imagen como en la negociación de los contratos. En una palabra, acusaba a la DCNS de arrogancia.</p><p></p><p>No quisiera yo tener que emitir veredicto, pues es evidente que la Bazán, luego Izar y Navantia, algo había aprendido de los franceses en los avatares y prolongados plazos que he descrito anteriormente. Pero lo que más dolió a los franceses, hasta llegar a hacer inviable la sociedad, fue la selección, como socio tecnológico para el sistema de combate, de la norteamericana Lockheed Martin debido al mencionado cambio de requisitos del S-80. Todo esto desembocó en no poder utilizar prácticamente a proveedores franceses. El padrino arrogante y un discípulo ambicioso habían hecho inevitable la emancipación que ahora se confirma, permitiendo a cada empresa perseguir a sus clientes independientemente, Navantia con el S-80 y la DCNS con el Scorpene.</p><p></p><p>A falta de conocer los detalles del acuerdo, secretos comerciales para ambos, creo que puede ser un buen acuerdo especialmente para Navantia, pues el Scorpene es un buen barco, uno de los mejores y quizá el último de los submarinos tradicionales, pero el S-80 es el primer -y brillante- ejemplo de una nueva generación. El Scorpene y el S-80 son magníficos buques del pasado y el futuro -respectivamente- de lo que representa el arma submarina.</p><p></p><p>La DCNS tiene una debilidad estructural pues construye submarinos convencionales que su Marina no opera. En esto, que tiene especial repercusión negativa en el adiestramiento de sus futuros clientes, es única en el mundo.</p><p></p><p>Sé que habrá que esforzarse mucho y que hará falta suerte, pero si todo va bien, a Navantia solo le pueden inquietar los alemanes, el HDW. Pero con toda su calidad y prestigio, sus submarinos también están orientados excesivamente hacia atrás, hacia lo antisubmarino defensivo.</p><p></p><p>Todo este futuro potencialmente brillante para Navantia -lo cual es siempre una buena noticia para la Armada- podría ser muy ayudado por una decisión gubernamental: que se capacitase a los S-80 para operar con misiles UGM-109 Tomahawk. Si esto sucediera, hasta los más escépticos comprenderían que el S-80 es el primero de una nueva era de submarinos convencionales. O quizá no tan convencionales.</p><p></p><p><strong>*Ángel Tafalla es Almirante. </strong></p><p><strong>Ex Segundo Jefe del Estado Mayor de la Armada y</strong></p><p><strong>del Mando Marítimo OTAN de Europa Sur</strong></p><p></p><p><a href="http://www.revistatenea.es/RevistaAtenea/REVISTA/articulos/GestionNoticias_3338_ESP.asp">La emancipación de Navantia</a></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="MAC1966, post: 933921, member: 49"] [B][SIZE="5"]La emancipación de Navantia[/SIZE][/B] Ángel Tafalla lunes, 15 de noviembre de 2010 El pasado viernes se ha hecho público el acuerdo entre la empresa francesa DCNS y Navantia por el que se pone fin al litigio que venían manteniendo acerca de la construcción de submarinos. Creo que este acuerdo es muy importante pudiéndose llegar a calificarse como de emancipación de la empresa española de un cierto tutelaje francés. Queda así Navantia liberada de ataduras en el campo de los submarinos, último aspecto que le quedaba para abarcar íntegramente todo el espectro de la construcción naval militar. Permanecerán, y así debe ser, otros importantes vínculos internacionales, muy significativamente con la norteamericana Lockheed Martin, pero esta relación aunque asimétrica, lo es en beneficio mutuo y no entraña ningún vasallaje. La emancipación no ha sido fácil ni rápida. Hace 42 años -en 1968- comenzó la entonces EN Bazán a construir su primer submarino de diseño francés, el S-61 Delfín. Y así continuó intermitentemente durante nada menos que 18 años, entregándose hasta ocho submarinos a la Armada. A estos 18 años siguieron otros 18 de reflexiones y estudios -en el fondo dudas- en que la Armada no encargó ningún buque de este tipo, si bien es verdad que durante los últimos 6 años de este periodo, la empresa española fue socio de la francesa en el diseño y construcción de dos Scorpene para Chile y otros dos para Malasia. Este desierto de 18 años sin encargos de la Armada se acabó en Marzo del 2004 en que se dio la Orden de Ejecución de los cuatro S-80. ¿Que había pasado para este plazo tan prolongado? Pues muchas cosas, entre las que destacaría dos. A partir de la caída del Muro de Berlín, en 1990 los submarinos soviéticos dejaron de operar súbitamente y surgieron grandes dudas en todas las marinas europeas acerca del futuro de los submarinos convencionales propios, claramente especializados en lo antisubmarino. El segundo factor que nos influyo -ciertamente lo hizo en el seno de la Armada- tiene que ver con la comunidad de submarinistas. Quien no haya tratado con ellos no se puede imaginar lo entusiastas y profesionales que son, pero desgraciadamente también son inflexibles. Se aferraban a una concepción clásica de sus buques y de sus misiones que a muchos nos parecía superada. Y claro, el proyecto no prosperaba pese a tanto esfuerzo y dedicación: se habían quedado "antiguos". Pero a finales del 2001 se dio un fuerte cambio a los Requisitos Operativos (NSR) del S-80, añadiendo a las misiones tradicionales del submarino, las de interacción con tierra en los campos de vigilancia, inteligencia y proyección de armamento y fuerzas especiales. Y encima se añadió el requisito de una propulsión anaerobia (AIP). Ninguno de los aspectos anteriores era especialmente apreciado por la comunidad submarinista del 2001, aunque comprendieron y aceptaron que solo así tendrían submarinos, lo que pudieron comprobar a partir del 2004 en el que se abrió un periodo -en el que estamos actualmente- de al menos 13 años diseñando y construyendo submarinos Volvamos ahora al origen, al litigio franco-español. Resumiéndolo al máximo podríamos decir que la DCNS acusaba a Navantia de deslealtad, de ser el S-80 un plagio del Scorpene, habiendo presentado una denuncia ante el Tribunal de Arbitraje de París a la vez que usaba sus muy superiores medios de manipulación de la prensa especializada difundiendo esta versión. Por su parte, Navantia -socio al 50% en el diseño y construcción del Scorpene- se quejaba de la política de marketing francesa que ignoraba esto completamente, tanto en imagen como en la negociación de los contratos. En una palabra, acusaba a la DCNS de arrogancia. No quisiera yo tener que emitir veredicto, pues es evidente que la Bazán, luego Izar y Navantia, algo había aprendido de los franceses en los avatares y prolongados plazos que he descrito anteriormente. Pero lo que más dolió a los franceses, hasta llegar a hacer inviable la sociedad, fue la selección, como socio tecnológico para el sistema de combate, de la norteamericana Lockheed Martin debido al mencionado cambio de requisitos del S-80. Todo esto desembocó en no poder utilizar prácticamente a proveedores franceses. El padrino arrogante y un discípulo ambicioso habían hecho inevitable la emancipación que ahora se confirma, permitiendo a cada empresa perseguir a sus clientes independientemente, Navantia con el S-80 y la DCNS con el Scorpene. A falta de conocer los detalles del acuerdo, secretos comerciales para ambos, creo que puede ser un buen acuerdo especialmente para Navantia, pues el Scorpene es un buen barco, uno de los mejores y quizá el último de los submarinos tradicionales, pero el S-80 es el primer -y brillante- ejemplo de una nueva generación. El Scorpene y el S-80 son magníficos buques del pasado y el futuro -respectivamente- de lo que representa el arma submarina. La DCNS tiene una debilidad estructural pues construye submarinos convencionales que su Marina no opera. En esto, que tiene especial repercusión negativa en el adiestramiento de sus futuros clientes, es única en el mundo. Sé que habrá que esforzarse mucho y que hará falta suerte, pero si todo va bien, a Navantia solo le pueden inquietar los alemanes, el HDW. Pero con toda su calidad y prestigio, sus submarinos también están orientados excesivamente hacia atrás, hacia lo antisubmarino defensivo. Todo este futuro potencialmente brillante para Navantia -lo cual es siempre una buena noticia para la Armada- podría ser muy ayudado por una decisión gubernamental: que se capacitase a los S-80 para operar con misiles UGM-109 Tomahawk. Si esto sucediera, hasta los más escépticos comprenderían que el S-80 es el primero de una nueva era de submarinos convencionales. O quizá no tan convencionales. [B]*Ángel Tafalla es Almirante. Ex Segundo Jefe del Estado Mayor de la Armada y del Mando Marítimo OTAN de Europa Sur[/B] [url=http://www.revistatenea.es/RevistaAtenea/REVISTA/articulos/GestionNoticias_3338_ESP.asp]La emancipación de Navantia[/url] [/QUOTE]
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