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Submarinos extranjeros en costas Argentinas
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<blockquote data-quote="C104" data-source="post: 815295" data-attributes="member: 9347"><p>Hay por cierto un hecho desconcertante, tras la entrega de los submarinos alemanes, comenzaron a aparecer reportes e información de avistages de submarinos en la costa de Argentina, siendo el más importante el que dio lugar a una extraña batalla naval que llamó la atención de todo el mundo y generó el envío por parte de los Estados Unidos de especialistas en caza submarina y entrega de equipo de detección y destrucción de última generación a la Armada Argentina.</p><p>El 30 de enero de 1960, cuando unidades de instrucción de los cadetes navales navegaban por este golfo situado a 1.200 kilómetros al sur de Buenos Aires distinguieron un submarino inidentificable navegando, precisamente, en la zona utilizada por la Armada Argentina para sus maniobras.</p><p>A partir de este momento y durante todo el conflicto, diversos testigos, lo describieron como un navío del tipo “21”; la línea más moderna desarrollada por Alemania al final de la Segunda Guerra Mundial.</p><p>El alto mando movilizó todas las fuerzas que tenía a su disposición. El submarino intruso pareció ser localizado dentro de Golfo Nuevo a 150 metros de profundidad. Los hidroaviones de las bases de Bahía Blanca y Mar de Plata bombardearon durante días la zona donde se suponía ubicado al submarino, hasta que llegaron a pensar que había sido alcanzado y averiado el 4 de febrero. El contratorpedero “Cervantes” y los patrulleros “King” y “Murature” sembraron de minas los 16 kilómetros de anchura que medía la boca del golfo. Hombres “rana” auxiliaron a los buques de guerra. Las pantallas de “radar” permanecieron alerta, y unidades de Infantería de Marina se distribuyeron a lo largo de la costa, con intención de evitar un posible desembarco. Por la noche se lanzaban cientos de bengalas y los barcos barrían la superficie del agua con sus reflectores, intentando poder observar si el submarino emergía para repostar sus baterías.</p><p>Se llegó a pensar que se trataba de un submarino atómico, teniéndose en cuenta la velocidad que le atribuían ciertas informaciones de prensa. Otro navío pareció unirse al primero dentro de Golfo Nuevo, o como informaron las emisoras de radio locales, eran dos los submarinos atrapados desde el principio.</p><p>Pese al despliegue, el submarino seguía sin ser hundido. El 11 de febrero el presidente Frondizi ordenó el ataque total. En la operación participaron trece navíos y cuarenta aviones, mientras se desviaban las rutas comerciales aéreas y marítimas para evitar cualquier accidente, y los periodistas eran excluidos de la zona de operaciones. A los cazas de la marina se les unieron los bombarderos pesados argentinos. El día 13, el submarino seguía sin ser hundido, y su situación pareció desesperada cuando llegaron las modernas cargas de profundidad, bengalas de aviones, boyas preparadas con detectores de sonido y diverso material antisubmarino del tipo más avanzado suministrado por los Estados Unidos.</p><p>Con el material también llegaron los especialistas estadounidenses en la guerra antisubmarina. Trece de ellos eran veteranos de la Segunda Guerra Mundial. El equipo de técnicos estaba dirigido por el capitán Ray Pitts, de la Jefatura de Operaciones Navales, quien debía asesorar directamente al vicealmirante Alberto Raga, jefe de Operaciones Navales de la Argentina.</p><p>Las cargas de profundidad eran arrojadas cada diez minutos y tenían una doble función. En primer lugar, atemorizar a la tripulación para que se rindiera, y en segundo lugar, impedir que los buzos del submarino salieran a reparar las supuestas averías que sufría.</p><p>El 14 las fuentes oficiales informaron que la tripulación del submarino había rechazado el ultimátum que les daba a elegir entre rendición o muerte. Ese día un rayo de esperanza pareció iluminar la suerte del navío. Dos nuevos submarinos gemelos comenzaron a maniobrar alrededor de la escuadra de guerra argentina, intentando llamar su atención y distraerla para ayudar a la evasión del sitiado. El tamaño de estos era gigantesco, siendo mayores que el navío cercado, aunque no se pudo identificar el modelo de los nuevos submarinos con exactitud. La esperanza se vio enturbiada con la intervención del portaaviones argentino “Independencia”.</p><p>Durante todo este tiempo el sumergible fantasma escapó repetidamente de forma misteriosa a la detección electrónica. El día 15 reinó el pesimismo en los círculos navales cuando desapareció por completo de las pantallas de sonar. Según las declaraciones del ministro de defensa, Justo Vilar: “No sabemos si el submarino ha conseguido eludir nuestra vigilancia y escapar”. Sin embargo, se aseguró que el “King” lo localizó y atacó, con ayuda del “Murature”, dos días después, mientras los técnicos estadounidenses se trasladaban a Puerto Madryn para ayudar en asalto naval. Pero, pese a todos los esfuerzos, el día 18, las fuentes oficiales informaban que el submarino fantasma parecía haber conseguido escapar a mar abierto.</p><p>De nuevo la Armada Argentina confirmaba que el día 20 el submarino había sido detectado otra vez, y se preparó una nueva ofensiva total contra él usando las modernas armas estadounidenses. En aquella jornada se reunió la mayor concentración aeronaval desde la Segunda Guerra Mundial. Durante la madrugada del día 21 el submarino apareció de nuevo frente a los asombrados observadores, momento en el cual le fue lanzado uno de los nuevos torpedos electrónicos.</p><p>Este nuevo tipo de arma nada tenía que ver con los clásicos torpedos de la Segunda Guerra Mundial. Su poder de destrucción y precisión eran formidables para aquella época. Al llegar a cincuenta metros del fondo se activaba un dispositivo que lo guiaba hasta su objetivo.</p><p>El torpedo, incomprensiblemente, erró su objetivo y fueron lanzados otros del mismo tipo, que de nuevo no dieron en el blanco. La aviación entró entonces en acción lanzando nuevos torpedos dirigidos por sonar, pero los resultados fueron nulos de nuevo. Al mismo tiempo, desde la costa, se podía escuchar el tableteo constante de la artillería ligera.</p><p>El día 22 las noticias, no confirmadas, afirmaban que un submarino emergió a la superficie, mientras perdía gran cantidad de aceite debido a que había sido alcanzado dos veces. Sin embargo, tras la ofensiva fracasada de la madrugada del día 21, el 23 un comunicado de la marina argentina explicaba: “Las aguas del Golfo Nuevo fueron cuidadosamente cribadas en los días 21 y 22 de febrero, sin que se estableciera contacto con submarinos incursores, lo que sugiere que hayan podido escapar. A pesar de esta presunción, pudiera quedar algún incursor en el Golfo Nuevo, o volver a entrar en él para resguardarse. Por ello, la Marina ha decidido reducir la intensidad de la búsqueda al mínimo compatible con la adecuada vigilancia antisubmarina” El 25 la Marina anunció la suspensión definitiva de la búsqueda de los submarinos no identificados detectados en el golfo.</p><p></p><p>Esto fue en 1960. Posiblemente hayan sido más de seis submarinos los que llegaron a nuestras costas. ¿Pero qué hacían 15 años después de terminada la guerra en nuestras costas? ¿Dónde conseguían combustible y víveres? ¿Quién los ayudaba a operar después de tantos años?</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="C104, post: 815295, member: 9347"] Hay por cierto un hecho desconcertante, tras la entrega de los submarinos alemanes, comenzaron a aparecer reportes e información de avistages de submarinos en la costa de Argentina, siendo el más importante el que dio lugar a una extraña batalla naval que llamó la atención de todo el mundo y generó el envío por parte de los Estados Unidos de especialistas en caza submarina y entrega de equipo de detección y destrucción de última generación a la Armada Argentina. El 30 de enero de 1960, cuando unidades de instrucción de los cadetes navales navegaban por este golfo situado a 1.200 kilómetros al sur de Buenos Aires distinguieron un submarino inidentificable navegando, precisamente, en la zona utilizada por la Armada Argentina para sus maniobras. A partir de este momento y durante todo el conflicto, diversos testigos, lo describieron como un navío del tipo “21”; la línea más moderna desarrollada por Alemania al final de la Segunda Guerra Mundial. El alto mando movilizó todas las fuerzas que tenía a su disposición. El submarino intruso pareció ser localizado dentro de Golfo Nuevo a 150 metros de profundidad. Los hidroaviones de las bases de Bahía Blanca y Mar de Plata bombardearon durante días la zona donde se suponía ubicado al submarino, hasta que llegaron a pensar que había sido alcanzado y averiado el 4 de febrero. El contratorpedero “Cervantes” y los patrulleros “King” y “Murature” sembraron de minas los 16 kilómetros de anchura que medía la boca del golfo. Hombres “rana” auxiliaron a los buques de guerra. Las pantallas de “radar” permanecieron alerta, y unidades de Infantería de Marina se distribuyeron a lo largo de la costa, con intención de evitar un posible desembarco. Por la noche se lanzaban cientos de bengalas y los barcos barrían la superficie del agua con sus reflectores, intentando poder observar si el submarino emergía para repostar sus baterías. Se llegó a pensar que se trataba de un submarino atómico, teniéndose en cuenta la velocidad que le atribuían ciertas informaciones de prensa. Otro navío pareció unirse al primero dentro de Golfo Nuevo, o como informaron las emisoras de radio locales, eran dos los submarinos atrapados desde el principio. Pese al despliegue, el submarino seguía sin ser hundido. El 11 de febrero el presidente Frondizi ordenó el ataque total. En la operación participaron trece navíos y cuarenta aviones, mientras se desviaban las rutas comerciales aéreas y marítimas para evitar cualquier accidente, y los periodistas eran excluidos de la zona de operaciones. A los cazas de la marina se les unieron los bombarderos pesados argentinos. El día 13, el submarino seguía sin ser hundido, y su situación pareció desesperada cuando llegaron las modernas cargas de profundidad, bengalas de aviones, boyas preparadas con detectores de sonido y diverso material antisubmarino del tipo más avanzado suministrado por los Estados Unidos. Con el material también llegaron los especialistas estadounidenses en la guerra antisubmarina. Trece de ellos eran veteranos de la Segunda Guerra Mundial. El equipo de técnicos estaba dirigido por el capitán Ray Pitts, de la Jefatura de Operaciones Navales, quien debía asesorar directamente al vicealmirante Alberto Raga, jefe de Operaciones Navales de la Argentina. Las cargas de profundidad eran arrojadas cada diez minutos y tenían una doble función. En primer lugar, atemorizar a la tripulación para que se rindiera, y en segundo lugar, impedir que los buzos del submarino salieran a reparar las supuestas averías que sufría. El 14 las fuentes oficiales informaron que la tripulación del submarino había rechazado el ultimátum que les daba a elegir entre rendición o muerte. Ese día un rayo de esperanza pareció iluminar la suerte del navío. Dos nuevos submarinos gemelos comenzaron a maniobrar alrededor de la escuadra de guerra argentina, intentando llamar su atención y distraerla para ayudar a la evasión del sitiado. El tamaño de estos era gigantesco, siendo mayores que el navío cercado, aunque no se pudo identificar el modelo de los nuevos submarinos con exactitud. La esperanza se vio enturbiada con la intervención del portaaviones argentino “Independencia”. Durante todo este tiempo el sumergible fantasma escapó repetidamente de forma misteriosa a la detección electrónica. El día 15 reinó el pesimismo en los círculos navales cuando desapareció por completo de las pantallas de sonar. Según las declaraciones del ministro de defensa, Justo Vilar: “No sabemos si el submarino ha conseguido eludir nuestra vigilancia y escapar”. Sin embargo, se aseguró que el “King” lo localizó y atacó, con ayuda del “Murature”, dos días después, mientras los técnicos estadounidenses se trasladaban a Puerto Madryn para ayudar en asalto naval. Pero, pese a todos los esfuerzos, el día 18, las fuentes oficiales informaban que el submarino fantasma parecía haber conseguido escapar a mar abierto. De nuevo la Armada Argentina confirmaba que el día 20 el submarino había sido detectado otra vez, y se preparó una nueva ofensiva total contra él usando las modernas armas estadounidenses. En aquella jornada se reunió la mayor concentración aeronaval desde la Segunda Guerra Mundial. Durante la madrugada del día 21 el submarino apareció de nuevo frente a los asombrados observadores, momento en el cual le fue lanzado uno de los nuevos torpedos electrónicos. Este nuevo tipo de arma nada tenía que ver con los clásicos torpedos de la Segunda Guerra Mundial. Su poder de destrucción y precisión eran formidables para aquella época. Al llegar a cincuenta metros del fondo se activaba un dispositivo que lo guiaba hasta su objetivo. El torpedo, incomprensiblemente, erró su objetivo y fueron lanzados otros del mismo tipo, que de nuevo no dieron en el blanco. La aviación entró entonces en acción lanzando nuevos torpedos dirigidos por sonar, pero los resultados fueron nulos de nuevo. Al mismo tiempo, desde la costa, se podía escuchar el tableteo constante de la artillería ligera. El día 22 las noticias, no confirmadas, afirmaban que un submarino emergió a la superficie, mientras perdía gran cantidad de aceite debido a que había sido alcanzado dos veces. Sin embargo, tras la ofensiva fracasada de la madrugada del día 21, el 23 un comunicado de la marina argentina explicaba: “Las aguas del Golfo Nuevo fueron cuidadosamente cribadas en los días 21 y 22 de febrero, sin que se estableciera contacto con submarinos incursores, lo que sugiere que hayan podido escapar. A pesar de esta presunción, pudiera quedar algún incursor en el Golfo Nuevo, o volver a entrar en él para resguardarse. Por ello, la Marina ha decidido reducir la intensidad de la búsqueda al mínimo compatible con la adecuada vigilancia antisubmarina” El 25 la Marina anunció la suspensión definitiva de la búsqueda de los submarinos no identificados detectados en el golfo. Esto fue en 1960. Posiblemente hayan sido más de seis submarinos los que llegaron a nuestras costas. ¿Pero qué hacían 15 años después de terminada la guerra en nuestras costas? ¿Dónde conseguían combustible y víveres? ¿Quién los ayudaba a operar después de tantos años? [/QUOTE]
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Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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