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Teoria del Bloque Regional de Poder- Heinz Dieterich- Chavez y Mercosur
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<blockquote data-quote="LIBREPENSADOR" data-source="post: 84941" data-attributes="member: 252"><p>Para los que quieren saber por que Chile es asociado y no pleno, aqui resumen del trabajo de Luciano Strazza para Pais Global.</p><p></p><p><strong>4. Chile</strong></p><p><strong>4.1. Chile y la integración</strong></p><p></p><p>La relación de Chile con los regionalismos -y en particular con el MERCOSUR- es inentendible si se desconoce el estilo chileno de inserción. Si bien es posible que resulte exagerado hablar de un estilo de inserción único, es necesario comprender que <strong>Chile ha mantenido durante los últimos treinta años una coherencia estratégica poco habitual en América Latina</strong>. El temprano proceso de reformas estructurales aplicado en Chile (incluso antes que estos contaran con las experiencias legitimadoras de Gran Bretaña con Margaret Thatcher y Estados Unidos con Ronald Reagan), y fundamentalmente que éste fuera sostenido a lo largo de los años, posibilitó no solo la reconversión entera de una economía sofocada sino también abrió paso a un estilo, una forma de relacionarse con el mundo que nos ayuda a entender lo que hoy sucede entre aquel país y el MERCOSUR.</p><p></p><p>Tras los gobiernos del General Carlos Ibáñez y Jorge Alessandri, Eduardo Frei Montalva se hizo cargo, en 1964, del ejecutivo chileno. Fue con este presidente con quien Chile abandonó sus históricos titubeos y se encaminó de lleno al proceso de integración latinoamericano, hecho que venía en consonancia con la directrices con las que la CEPAL venía insistiendo desde mediados de los años cincuenta como la única manera de atenuar las asimetrías existentes entre los países centrales y periféricos.</p><p></p><p>Así en 1969 Chile, Colombia, Bolivia, Ecuador y Perú dieron origen al acuerdo de Cartagena, más conocido como Pacto Andino (al que se sumó Venezuela en 1974).</p><p></p><p>Para el presidente Frei esta instancia integracionista debía constituirse en una herramienta que permitiera "la liberación del comercio en todas aquellas producciones que los países ya tenían y aquellas nuevas que fuere necesario y conveniente programar, de tal modo que a través del mecanismo competitivo se mejorara su eficiencia, se disminuyeran los precios, mejorara la calidad; en una palabra, crear economías de escala teniendo como perspectiva poder salir a competir a terceros países. De esta manera se podría "aumentar el ritmo y la profundidad del proceso de desarrollo, crear a corto plazo fuertes lazos de interdependencia y que estos lazos no sean sólo comerciales sino políticos, sociales y culturales."(7)</p><p></p><p>Pero fue con la llegada de Salvador Allende que Chile volvió sobre sus pasos estratégicos puesto que le imprimió a su gobierno una fuerte impronta nacional desde la cual se estimuló el mercado interno bajo la premisa que cualquier orientación hacia fuera solo actuaría en beneficio de las grandes empresas transnacionales vinculadas con Estados Unidos.</p><p></p><p>Sin embargo en tres años Chile, de la mano de la dictadura militar encabezada por Augusto Pinochet, volvería a realizar un viraje estratégico. <strong>El programa de liberalización económica al que se sometió Chile rápidamente entró en contradicción lógica con los acuerdos de los que participaba el país. Por ello en 1976 Chile se retiró del Pacto Andino iniciando un camino independiente que se mantiene con algunos matices hasta hoy</strong>.</p><p></p><p>El proceso de apertura económica se continuó durante toda la década del ochenta y en 1990, año en que Chile recuperó la democracia, uno de los desafíos globales era la reinserción política y económica del país en el mundo. El gobierno de Patricio Aylwin se preocupó por mostrar a Chile como un país innovador, responsable, estable y en busca del desarrollo que además contaba con una economía sana y vigorosa. Desde 1991 se suscribieron acuerdos bilaterales con un importante número de países y regiones como Argentina, México, Colombia, Perú, Bolivia, Unión Europea, NAFTA, APEC a fin de encontrar nuevos mercados donde ubicar sus exportaciones. <strong>Sin embargo las negociaciones con el MERCOSUR adquirirían un matiz especial por ser el bloque que desde el comienzo promovió la incorporación plena de un Chile acostumbrado a las relaciones bilaterales.</strong></p><p></p><p>La potencial incorporación de Chile generó en este país extensos debates en torno los costos y los beneficios que suponía la integración con sus países vecinos.</p><p></p><p></p><p>4.2. Chile y el MERCOSUR</p><p></p><p>Pero, ¿<strong>cuáles fueron los argumentos que invocó Chile para sustentar su negativa?</strong> En definitiva, <strong>¿en base a qué y por qué Chile hasta hoy no es un miembro pleno del MERCOSUR? ¿Desde qué lugar negocia su postura?</strong></p><p></p><p>Lo primero que debemos aclarar es que desde 1996 Chile mantiene un régimen especial de relación con el MERCOSUR denominado "Miembro asociado" o "4+1", donde paulatinamente se fue liberalizando el comercio excepto en sectores como inversiones, servicios y automotores. No obstante, si bien el hecho significa un importante avance en materia de asociación, lo que desde un primer momento se ha venido barajando cuando se piensa en Chile es su incorporación como miembro pleno.</p><p></p><p>Desde siempre, y expresado bajo múltiples formas más o menos retorizadas, Chile ha extraído sus argumentos del amplio entramado de tecnicismos vigentes. Es cierto que las respuestas han cambiado de intensidad y sobre todo en los últimos años la posición chilena se ha flexibilizado respecto al pasado (fundamentalmente a instancias de la relación entre Lula Da Silva y Ricardo Lagos), pero Chile nunca ha dejado de manifestar que <strong>su eventual incorporación al MERCOSUR le restaría margen de acción y acceso a nuevos mercados</strong>. Chile tiene un arancel a las importaciones unificado del 11%<span style="color: Red">A la fecha de hoy es del 9, Mercosur 15</span> (aplicado desde de 1979). Así, se sostiene que Chile "...no se abstiene de manifestar que su reticencia sobre dicha incorporación obedece principalmente a dos hechos objetivos, a saber, <strong>la ausencia de una coordinación macroeconómica entre los países que conforman el MERCOSUR</strong>, la cual considera de mayor importancia que el tema arancelario, <strong>y la imposibilidad elevar sus aranceles a los niveles del arancel externo del bloque en cuestión"(8)</strong></p><p></p><p><strong>Frente a eso Chile se ha manifestado partidario de un regionalismo abierto ofensivo(9)</strong> que le permita continuar avanzando con sus propios acuerdos con otros países y regiones del mundo. Así Chile no solo no está dispuesto a cerrar otros frentes comerciales sino que incluso se muestra decidido a negociarlos sin ser parte del MERCOSUR, dándole, desde su propio unilateralismo, una marcada preferencia política.</p><p></p><p>Básicamente los frentes son dos. <strong>Por un lado Chile es el país del continente americano con mayor comercio relativo con los países asiáticos</strong>. Por ello se ha concentrado en firmar un acuerdo bilateral con Corea del Sur mientras continúa negociando las mejores condiciones para avanzar en el mismo sentido con Singapur, Nueva Zelanda y Japón.</p><p></p><p><strong>En segundo lugar se encuentran los acuerdos con la Unión Europea y con Estados Unidos</strong>. Si bien estos últimos comenzaron a negociarse con posterioridad al inicio de las conversaciones con el MERCOSUR, los obstáculos suscitados entre Chile y el bloque sudamericano sumado a la decisiva voluntad política que Chile le puso a las negociaciones con Estados Unidos y la Unión Europea, permitieron que estos acuerdos avanzaran con mayor celeridad. Chile ha conseguido establecer con Estados Unidos un acuerdo integral mediante el cual ha mejorado la posición comercial de sus productos logrando establecer además temas como inversiones, telecomunicaciones, medio ambiente y cuestiones referentes al ámbito laboral<strong>. Por otra parte se han previsto en el marco de este acuerdo los canales para la resolución de conflictos comerciales logrando, de la mano de una mejor calificación riesgo-país, la estabilidad del mercado de capitales y la baja de costos del crédito externo.</strong></p><p></p><p>Todo esto abre para Chile las perspectivas de una incorporación en al ALCA. Al respecto, y como sucede con los acuerdos logrados a partir del regionalismo abierto ofensivo pero no así con respecto al MERCOSUR, Chile no se reserva el derecho de expresar que este objetivo contará con todo el aval político.</p><p></p><p>Paralelamente, <strong>Chile mantiene desde el Foro de Consulta y Concertación Política abiertas las conversaciones con el MERCOSUR.</strong> Sin embargo no ha permitido que la intensidad de su posición se licue, pues insiste en que su ingreso dependerá de la implementación en el seno del MERCOSUR de ciertas políticas. Entre ellas se cuentan:</p><p><strong>a. La convergencia del arancel del MERCOSUR hacia el nivel arancelario chileno.</strong></p><p><strong>b. Coordinación macroeconómica entre los países miembros.</strong></p><p><strong>c. La eliminación de las restricciones no arancelarias.</strong></p><p><strong>d. Implementación de mecanismos eficientes para la solución de controversias.</strong></p><p><strong>e. Reconocimiento de la autonomía chilena para eventuales negociaciones con otras regiones o países mientras la convergencia económica no se haya logrado.</strong></p><p></p><p>En este sentido, y repasando los puntos arriba mencionados, el MERCOSUR aún se encuentra lejos de satisfacerlos. Aunque el proceso de profundización del MERCOSUR no se halla exento de numerosas contramarchas y desencuentros, <strong>es posible identificar que la voluntad política de los países miembros está puesta al servicio de un acuerdo que en un futuro por ahora indeterminado incluyan la implementación de políticas de coordinación, la eliminación de restricciones no arancelarias y canales de resolución de controversias efectivos.</strong> <strong>No obstante es más difícil pensar que el MERCOSUR acepte sin modificaciones la convergencia arancelaria a los niveles chilenos y la autonomía de dicho país en materia de negociación con otros bloques o regiones.</strong></p><p></p><p>En definitiva se trata de entender que asistimos al encuentro de dos posturas muy distintas que reconocen historias y tradiciones igualmente diferenciadas, y que solo podrán encontrar en la voluntad política y la confianza mutua los principales recursos para conseguir el acercamiento.</p><p></p><p>Conclusiones</p><p></p><p><strong>Si en el presente trabajo se hace mención de la voluntad política y la construcción de confianza no es porque el mismo se apoye en una visión voluntarista de la integración y la política sino porque, como se dijo en el primer apartado, constituye el insumo básico de cualquier marco de negociación que apueste por arribar a un acuerdo. Dentro de esta perspectiva las diferencias que presentan la forma de encarar la negociación por parte de Chile y el MERCOSUR son relevantes.</strong></p><p></p><p>Ambas posturas reconocen lazos sólidos con la realidad que les toca y desde la cual estructuran sus perspectivas de máxima. <strong>Como vimos, si bien Chile alimenta desde el plano declamativo la importancia que tiene el MERCOSUR para el futuro de la región, todos sus reparos se fundan en desde un punto de vista técnico.</strong> Chile es conciente que su modelo de integración basado en la bilateralidad le ha significado hasta hoy no solo grandes beneficios económico-comerciales sino también un marco de seriedad, credibilidad y confianza que le ha permitido acceder a nuevos acuerdos estratégicos como los establecidos con Asia, Unión Europea y Estados Unidos. Esa conciencia plena fue la que hizo que Chile avocara toda su voluntad política a la continuidad del modelo y a los acuerdos que por él tenga la posibilidad de generar. Es por ello que la consistencia del argumento por el cual se sostiene que Chile es un país hegemonizado por móviles tecnocráticos cae por su propio peso. <strong>La realidad indica que Chile sí tiene una voluntad política que da base a su agenda, pero puesta en otro lado. La posición chilena se nutre de la fortaleza que les brindan los resultados de una política coherentemente sostenida a lo largo de los años</strong>. Ese es el motivo por el cual Chile presenta una serie de requisitos técnicos para avanzar con su membresía plena al MERCOSUR. <strong>Los reparos técnicos que Chile no está dispuesto a silenciar son en realidad el indicador mismo de su fortaleza. Chile cuestiona desde donde él mismo se considera sólido.</strong></p><p><strong></strong></p><p>La forma de encarar la negociación por parte del MERCOSUR es distinta, al menos, por dos grandes motivos. <strong>De un lado el MERCOSUR es un proceso de integración más o menos avanzado y, a pesar de las sinuosidades, en marcha. Cuando Lula Da Silva dice que "tenemos respeto por la postura chilena pero pensamos que si hubiera voluntad de ampliar nuestros acuerdos será posible encontrar soluciones, aunque sea provisorias, que nos permitan avanzar"(10), y añade que "no es el momento de discutir aspectos técnicos, sino de reafirmar aquí nuestra voluntad de lograr una aproximación sólida con Chile"(11)</strong>, está estableciendo una estrategia distinta a la de Chile. Por ser un proceso ya constituido, y por ser Chile quien eventualmente se sumará al bloque y no al revés, <strong>el MERCOSUR debe anteponer la voluntad política, la necesidad de diálogo, consenso y confianza a los argumentos técnicos. El líder, el que propone o, si se quiere, invita, debe en política necesariamente invocar voluntades políticas.</strong></p><p></p><p>Sobre todo en un contexto de negociaciones tensas donde el aspirante, tras cotejar fuerzas, se cree con la capacidad de estructurar agenda. Por su parte, y dados no tanto los resultados de la interdependencia conseguidos a lo largo de los noventa como el hecho de un precario arreglo institucional y los problemas de estrategia sólida, el MERCOSUR debe edificar su política de seducción en términos más generales. <strong>La fortaleza del MERCOSUR no está exclusivamente en la retórica pero no puede desvincularse de ella en la medida que las últimas crisis económicas de Brasil (1999) y Argentina (2001) han evidenciado las debilidades estructurales del bloque.</strong></p><p></p><p><strong>En este contexto de cálculos de costo-beneficio divergentes e incluso opuestos, la política de seducción del MERCOSUR no puede olvidar presentar de los resultados conseguidos y mencionar los que está dispuesto a conseguir. Será necesario recuperar la imagen de que proyecto común en el sur no solo es deseable sino también posible. Solo por acción de la política se podrán conciliar las posturas del MERCOSUR y la de Chile, la de lo deseable y la de lo posible, construyendo así la confianza necesaria para neutralizar la visión chilena de que un acuerdo con el MERCOSUR resultará un muy mal negocio para su país.</strong></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="LIBREPENSADOR, post: 84941, member: 252"] Para los que quieren saber por que Chile es asociado y no pleno, aqui resumen del trabajo de Luciano Strazza para Pais Global. [B]4. Chile 4.1. Chile y la integración[/B] La relación de Chile con los regionalismos -y en particular con el MERCOSUR- es inentendible si se desconoce el estilo chileno de inserción. Si bien es posible que resulte exagerado hablar de un estilo de inserción único, es necesario comprender que [B]Chile ha mantenido durante los últimos treinta años una coherencia estratégica poco habitual en América Latina[/B]. El temprano proceso de reformas estructurales aplicado en Chile (incluso antes que estos contaran con las experiencias legitimadoras de Gran Bretaña con Margaret Thatcher y Estados Unidos con Ronald Reagan), y fundamentalmente que éste fuera sostenido a lo largo de los años, posibilitó no solo la reconversión entera de una economía sofocada sino también abrió paso a un estilo, una forma de relacionarse con el mundo que nos ayuda a entender lo que hoy sucede entre aquel país y el MERCOSUR. Tras los gobiernos del General Carlos Ibáñez y Jorge Alessandri, Eduardo Frei Montalva se hizo cargo, en 1964, del ejecutivo chileno. Fue con este presidente con quien Chile abandonó sus históricos titubeos y se encaminó de lleno al proceso de integración latinoamericano, hecho que venía en consonancia con la directrices con las que la CEPAL venía insistiendo desde mediados de los años cincuenta como la única manera de atenuar las asimetrías existentes entre los países centrales y periféricos. Así en 1969 Chile, Colombia, Bolivia, Ecuador y Perú dieron origen al acuerdo de Cartagena, más conocido como Pacto Andino (al que se sumó Venezuela en 1974). Para el presidente Frei esta instancia integracionista debía constituirse en una herramienta que permitiera "la liberación del comercio en todas aquellas producciones que los países ya tenían y aquellas nuevas que fuere necesario y conveniente programar, de tal modo que a través del mecanismo competitivo se mejorara su eficiencia, se disminuyeran los precios, mejorara la calidad; en una palabra, crear economías de escala teniendo como perspectiva poder salir a competir a terceros países. De esta manera se podría "aumentar el ritmo y la profundidad del proceso de desarrollo, crear a corto plazo fuertes lazos de interdependencia y que estos lazos no sean sólo comerciales sino políticos, sociales y culturales."(7) Pero fue con la llegada de Salvador Allende que Chile volvió sobre sus pasos estratégicos puesto que le imprimió a su gobierno una fuerte impronta nacional desde la cual se estimuló el mercado interno bajo la premisa que cualquier orientación hacia fuera solo actuaría en beneficio de las grandes empresas transnacionales vinculadas con Estados Unidos. Sin embargo en tres años Chile, de la mano de la dictadura militar encabezada por Augusto Pinochet, volvería a realizar un viraje estratégico. [B]El programa de liberalización económica al que se sometió Chile rápidamente entró en contradicción lógica con los acuerdos de los que participaba el país. Por ello en 1976 Chile se retiró del Pacto Andino iniciando un camino independiente que se mantiene con algunos matices hasta hoy[/B]. El proceso de apertura económica se continuó durante toda la década del ochenta y en 1990, año en que Chile recuperó la democracia, uno de los desafíos globales era la reinserción política y económica del país en el mundo. El gobierno de Patricio Aylwin se preocupó por mostrar a Chile como un país innovador, responsable, estable y en busca del desarrollo que además contaba con una economía sana y vigorosa. Desde 1991 se suscribieron acuerdos bilaterales con un importante número de países y regiones como Argentina, México, Colombia, Perú, Bolivia, Unión Europea, NAFTA, APEC a fin de encontrar nuevos mercados donde ubicar sus exportaciones. [B]Sin embargo las negociaciones con el MERCOSUR adquirirían un matiz especial por ser el bloque que desde el comienzo promovió la incorporación plena de un Chile acostumbrado a las relaciones bilaterales.[/B] La potencial incorporación de Chile generó en este país extensos debates en torno los costos y los beneficios que suponía la integración con sus países vecinos. 4.2. Chile y el MERCOSUR Pero, ¿[B]cuáles fueron los argumentos que invocó Chile para sustentar su negativa?[/B] En definitiva, [B]¿en base a qué y por qué Chile hasta hoy no es un miembro pleno del MERCOSUR? ¿Desde qué lugar negocia su postura?[/B] Lo primero que debemos aclarar es que desde 1996 Chile mantiene un régimen especial de relación con el MERCOSUR denominado "Miembro asociado" o "4+1", donde paulatinamente se fue liberalizando el comercio excepto en sectores como inversiones, servicios y automotores. No obstante, si bien el hecho significa un importante avance en materia de asociación, lo que desde un primer momento se ha venido barajando cuando se piensa en Chile es su incorporación como miembro pleno. Desde siempre, y expresado bajo múltiples formas más o menos retorizadas, Chile ha extraído sus argumentos del amplio entramado de tecnicismos vigentes. Es cierto que las respuestas han cambiado de intensidad y sobre todo en los últimos años la posición chilena se ha flexibilizado respecto al pasado (fundamentalmente a instancias de la relación entre Lula Da Silva y Ricardo Lagos), pero Chile nunca ha dejado de manifestar que [B]su eventual incorporación al MERCOSUR le restaría margen de acción y acceso a nuevos mercados[/B]. Chile tiene un arancel a las importaciones unificado del 11%[COLOR="Red"]A la fecha de hoy es del 9, Mercosur 15[/COLOR] (aplicado desde de 1979). Así, se sostiene que Chile "...no se abstiene de manifestar que su reticencia sobre dicha incorporación obedece principalmente a dos hechos objetivos, a saber, [B]la ausencia de una coordinación macroeconómica entre los países que conforman el MERCOSUR[/B], la cual considera de mayor importancia que el tema arancelario, [B]y la imposibilidad elevar sus aranceles a los niveles del arancel externo del bloque en cuestión"(8)[/B] [B]Frente a eso Chile se ha manifestado partidario de un regionalismo abierto ofensivo(9)[/B] que le permita continuar avanzando con sus propios acuerdos con otros países y regiones del mundo. Así Chile no solo no está dispuesto a cerrar otros frentes comerciales sino que incluso se muestra decidido a negociarlos sin ser parte del MERCOSUR, dándole, desde su propio unilateralismo, una marcada preferencia política. Básicamente los frentes son dos. [B]Por un lado Chile es el país del continente americano con mayor comercio relativo con los países asiáticos[/B]. Por ello se ha concentrado en firmar un acuerdo bilateral con Corea del Sur mientras continúa negociando las mejores condiciones para avanzar en el mismo sentido con Singapur, Nueva Zelanda y Japón. [B]En segundo lugar se encuentran los acuerdos con la Unión Europea y con Estados Unidos[/B]. Si bien estos últimos comenzaron a negociarse con posterioridad al inicio de las conversaciones con el MERCOSUR, los obstáculos suscitados entre Chile y el bloque sudamericano sumado a la decisiva voluntad política que Chile le puso a las negociaciones con Estados Unidos y la Unión Europea, permitieron que estos acuerdos avanzaran con mayor celeridad. Chile ha conseguido establecer con Estados Unidos un acuerdo integral mediante el cual ha mejorado la posición comercial de sus productos logrando establecer además temas como inversiones, telecomunicaciones, medio ambiente y cuestiones referentes al ámbito laboral[B]. Por otra parte se han previsto en el marco de este acuerdo los canales para la resolución de conflictos comerciales logrando, de la mano de una mejor calificación riesgo-país, la estabilidad del mercado de capitales y la baja de costos del crédito externo.[/B] Todo esto abre para Chile las perspectivas de una incorporación en al ALCA. Al respecto, y como sucede con los acuerdos logrados a partir del regionalismo abierto ofensivo pero no así con respecto al MERCOSUR, Chile no se reserva el derecho de expresar que este objetivo contará con todo el aval político. Paralelamente, [B]Chile mantiene desde el Foro de Consulta y Concertación Política abiertas las conversaciones con el MERCOSUR.[/B] Sin embargo no ha permitido que la intensidad de su posición se licue, pues insiste en que su ingreso dependerá de la implementación en el seno del MERCOSUR de ciertas políticas. Entre ellas se cuentan: [B]a. La convergencia del arancel del MERCOSUR hacia el nivel arancelario chileno. b. Coordinación macroeconómica entre los países miembros. c. La eliminación de las restricciones no arancelarias. d. Implementación de mecanismos eficientes para la solución de controversias. e. Reconocimiento de la autonomía chilena para eventuales negociaciones con otras regiones o países mientras la convergencia económica no se haya logrado.[/B] En este sentido, y repasando los puntos arriba mencionados, el MERCOSUR aún se encuentra lejos de satisfacerlos. Aunque el proceso de profundización del MERCOSUR no se halla exento de numerosas contramarchas y desencuentros, [B]es posible identificar que la voluntad política de los países miembros está puesta al servicio de un acuerdo que en un futuro por ahora indeterminado incluyan la implementación de políticas de coordinación, la eliminación de restricciones no arancelarias y canales de resolución de controversias efectivos.[/B] [B]No obstante es más difícil pensar que el MERCOSUR acepte sin modificaciones la convergencia arancelaria a los niveles chilenos y la autonomía de dicho país en materia de negociación con otros bloques o regiones.[/B] En definitiva se trata de entender que asistimos al encuentro de dos posturas muy distintas que reconocen historias y tradiciones igualmente diferenciadas, y que solo podrán encontrar en la voluntad política y la confianza mutua los principales recursos para conseguir el acercamiento. Conclusiones [B]Si en el presente trabajo se hace mención de la voluntad política y la construcción de confianza no es porque el mismo se apoye en una visión voluntarista de la integración y la política sino porque, como se dijo en el primer apartado, constituye el insumo básico de cualquier marco de negociación que apueste por arribar a un acuerdo. Dentro de esta perspectiva las diferencias que presentan la forma de encarar la negociación por parte de Chile y el MERCOSUR son relevantes.[/B] Ambas posturas reconocen lazos sólidos con la realidad que les toca y desde la cual estructuran sus perspectivas de máxima. [B]Como vimos, si bien Chile alimenta desde el plano declamativo la importancia que tiene el MERCOSUR para el futuro de la región, todos sus reparos se fundan en desde un punto de vista técnico.[/B] Chile es conciente que su modelo de integración basado en la bilateralidad le ha significado hasta hoy no solo grandes beneficios económico-comerciales sino también un marco de seriedad, credibilidad y confianza que le ha permitido acceder a nuevos acuerdos estratégicos como los establecidos con Asia, Unión Europea y Estados Unidos. Esa conciencia plena fue la que hizo que Chile avocara toda su voluntad política a la continuidad del modelo y a los acuerdos que por él tenga la posibilidad de generar. Es por ello que la consistencia del argumento por el cual se sostiene que Chile es un país hegemonizado por móviles tecnocráticos cae por su propio peso. [B]La realidad indica que Chile sí tiene una voluntad política que da base a su agenda, pero puesta en otro lado. La posición chilena se nutre de la fortaleza que les brindan los resultados de una política coherentemente sostenida a lo largo de los años[/B]. Ese es el motivo por el cual Chile presenta una serie de requisitos técnicos para avanzar con su membresía plena al MERCOSUR. [B]Los reparos técnicos que Chile no está dispuesto a silenciar son en realidad el indicador mismo de su fortaleza. Chile cuestiona desde donde él mismo se considera sólido. [/B] La forma de encarar la negociación por parte del MERCOSUR es distinta, al menos, por dos grandes motivos. [B]De un lado el MERCOSUR es un proceso de integración más o menos avanzado y, a pesar de las sinuosidades, en marcha. Cuando Lula Da Silva dice que "tenemos respeto por la postura chilena pero pensamos que si hubiera voluntad de ampliar nuestros acuerdos será posible encontrar soluciones, aunque sea provisorias, que nos permitan avanzar"(10), y añade que "no es el momento de discutir aspectos técnicos, sino de reafirmar aquí nuestra voluntad de lograr una aproximación sólida con Chile"(11)[/B], está estableciendo una estrategia distinta a la de Chile. Por ser un proceso ya constituido, y por ser Chile quien eventualmente se sumará al bloque y no al revés, [B]el MERCOSUR debe anteponer la voluntad política, la necesidad de diálogo, consenso y confianza a los argumentos técnicos. El líder, el que propone o, si se quiere, invita, debe en política necesariamente invocar voluntades políticas.[/B] Sobre todo en un contexto de negociaciones tensas donde el aspirante, tras cotejar fuerzas, se cree con la capacidad de estructurar agenda. Por su parte, y dados no tanto los resultados de la interdependencia conseguidos a lo largo de los noventa como el hecho de un precario arreglo institucional y los problemas de estrategia sólida, el MERCOSUR debe edificar su política de seducción en términos más generales. [B]La fortaleza del MERCOSUR no está exclusivamente en la retórica pero no puede desvincularse de ella en la medida que las últimas crisis económicas de Brasil (1999) y Argentina (2001) han evidenciado las debilidades estructurales del bloque.[/B] [B]En este contexto de cálculos de costo-beneficio divergentes e incluso opuestos, la política de seducción del MERCOSUR no puede olvidar presentar de los resultados conseguidos y mencionar los que está dispuesto a conseguir. Será necesario recuperar la imagen de que proyecto común en el sur no solo es deseable sino también posible. Solo por acción de la política se podrán conciliar las posturas del MERCOSUR y la de Chile, la de lo deseable y la de lo posible, construyendo así la confianza necesaria para neutralizar la visión chilena de que un acuerdo con el MERCOSUR resultará un muy mal negocio para su país.[/B] [/QUOTE]
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Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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