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Area Militar General
Malvinas 1982
Testimonio eyeccion Mayor Piuma
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<blockquote data-quote="thunder" data-source="post: 721050" data-attributes="member: 6764"><p><span style="font-size: 12px"><strong><span style="font-family: 'Verdana'">Testimonios de combates/eyecciones en Malvinas obtenidos por la dra<o></o></span></strong></span></p><p><span style="font-size: 12px"><strong></strong></span> <span style="font-family: 'Verdana'"><span style="font-size: 12px"><strong>Rosana Guber (2/2)</strong></span></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'"></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'">viene de anterior</span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'"></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'">momento de la eyección, experiencia que sólo tienen los pilotos de A-4, Canberra, Pucará, M-V y M-III, no los de Hércules ni de Boeing.<o> </o></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'"></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'"></span> <span style="font-family: 'Verdana'">La eyección es un momento de profunda soledad porque lanza al piloto a un vacío que no se llenará sino mucho después, si es rescatado, o no se llenará nunca si tiene una mala caída o perece en el mar. Al ser despedido de su avión pierde las coordenadas témporo-espaciales y desconoce su destino; cuando ha caído no sabe si es zona enemiga, neutral o propia; su desubicación obedece, además, al impacto de la eyección misma y de su arribo a la superficie, lo cual puede entrañar la pérdida de conocimiento por un lapso que no puede precisar.</span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'">Las distancias tampoco son claras porque la vista sólo puede recorrerlas en abstracto; le falta medir fuerzas con su propio cuerpo; entonces el espacio cobra otra dimensión, según las lesiones y las repentinas discapacidades. </span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'">Entre tanto, caiga donde y cuando caiga, de día o de noche, en agua o en tierra, en medio de una batalla, cerca o lejos de un refugio, el piloto eyectado está desamparado y sólo cuenta con el equipo de supervivencia que encierra el almohadón de su asiento que se ha eyectado con él, el último resto del avión que ha llevado consigo. </span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'"></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'">Desde la eyección hasta el rescate o ser hecho prisionero, el piloto transita por un período de liminalidad: está fuera del mundo, entre la vida y la muerte.<o></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'"></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'"></o></span> <span style="font-family: 'Verdana'">Por eso el encuentro con la tierra y el paisaje, primer signo de un espacio concreto y real, es también la devolución de la vida que, por el momento, se mantiene en suspenso. El reencuentro con la geografía requiere una reverencia, un beso.<o></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'"></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'"></o></span> <span style="font-family: 'Verdana'">Pero el destino es aún incierto y las cuentas con Dios no están saldadas. Por eso en este lapso se actualizan la deuda y los compromisos que pueden garantizarse en la reciprocidad a través de la prueba.<o></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'"></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'"></o></span> <span style="font-family: 'Verdana'">Y bueno, así fue cuando vi una casa de kelpers sobre una loma, una lomita más arriba, una casa, una tapera, y la subí como si fuera un calvario, entonces, como si fuera el camino de la cruz, porque eso fue lo que dije: si Cristo lo había hecho, que él me había dado la oportunidad de pasarlo, entonces en vez de arrastrar una cruz arrastraba un bote con todos los elementos de supervivencia que yo tenía adentro del avión, y aparte lo que me permitía a mí sobrevivir porque ahí tenía alimento, morfina, una pistola, señales, bengalas, abrigo, medicamentos y comida.</span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'"></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'">Como no me podía incorporar, gateando, me puse, até el bote a una soga, me la puse a la cintura, hacer movimiento con el pecho no podía hacer y empecé a gatear y a arrastrar ese bote. [...]<o></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'"></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'"></o></span> <span style="font-family: 'Verdana'">Y ahí caminé, me arrastré no más de un kilómetro, serían 1000 metros, 1200 metros, y no llegué. Esa noche me sorprendió, empezó a llover, se hizo de noche y me sorprendió muchísimo haber caminado muy poco, veía los restos del avión ahí nomás a 300 metros, 400 metros. [...] Y en definitiva me di cuenta de que mi estado de ansiedad era tan grande que yo me había desmayado en muchas oportunidades en esa caminata o esa gateada. </span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'"></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'">Entonces me despertaba muy ansioso; no controlaba mi descanso. Estaba en un estado de stress tan grande que caminaba o gateaba 30 metros y nuevamente me caía, me caía. Entonces esa noche que ya no había llegado a ese refugio, me metí dentro del bote, saqué todas las cosas de supervivencia que había adentro del bote y empecé a meditar y decir por qué había caminado tan poco.<o></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'"></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'"></o></span> <span style="font-family: 'Verdana'">Pasar la prueba es un desafío de control civilizador de sí mismo para retomar el control del tiempo y el espacio. Ese desafío apunta directamente a la voluntad, no al instinto. Para domesticar la voluntad también es necesaria la fe en Dios. El piloto está ahora sin su avión, en tierra, sólo con sus elementos materiales de supervivencia. Pero para seguir, Piuma revive el calvario de Cristo, la mayor prueba de resignación y entrega. <o></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'"></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'"></o></span> <span style="font-family: 'Verdana'">Me di cuenta que como había perdido el reloj tenía que tomar mi tiempo, tenía que hacer un esfuerzo, No tenía conciencia de caminar. El estado de stress y la ansiedad era tan grande que a mí mi cerebro, supongo yo, no me decía que estaba cansado o descansá. Estaba extenuado.<o></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'"></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'"></o></span> <span style="font-family: 'Verdana'">Y fue así que dije -Bueno, ¿en la primera caída cómo controlo el tiempo? Es difícil cuando uno no tiene hora, horario. Aparte no quería pasar otra noche a la intemperie, así que dije que a la primera caída yo iba a rezar dos o tres rosarios, mal rezados, pero que eso me permitiría a mí tomar conciencia que debía descansar. </span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'"></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'">Y en la primera caída me acuerdo que recé uno sólo y ya me levanté. Y después dije: ¡no! Tengo que rezar dos. Y recé dos. </span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'">Me desmayaba y me caía, extenuado, consciente para levantarme de nuevo, pero sin fuerzas. Hacía fuerzas con las manos para tratar de incorporarme y me caía nuevamente. </span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'">Entonces decía no. Después de rezar dos rosarios me dio mucho resultado porque al día siguiente caminé casi el doble, 700 metros en casi una hora, el día anterior había hecho 300 metros desde las 2 de la tarde hasta las 4 y media, 5, que anochece. Y así llegué a ese refugio.<o></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'"></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'"></o></span> <span style="font-family: 'Verdana'">Horas después un helicóptero de la Fuerza Aérea rescató a Piuma y lo llevó al hospital de Darwin. Cuando los británicos atacaron Darwin y Pradera del Ganso (Goose Green), Piuma fue trasladado a Puerto Argentino y luego al continente. Por fin llegó a su hogar, de donde había partido en su narración.<o></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'"></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'"></o></span> <span style="font-family: 'Verdana'">... llego a mi casa en Tandil y me encuentro con mi esposa y a mis hijos. A mi mujer le habían avisado que yo había desaparecido así que ella tuvo la entereza de decirle a mis hijos que papá había cumplido con su deber, que se debían sentir orgullosos de lo que había hecho su padre, y que recen mucho porque estaba convencida que estaba en el Cielo. Y después resucité.<o></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'"></span></p><p><span style="font-family: 'Verdana'"></o></span> En su resurrección, Piuma completaba la pasión de Cristo desde su pasión de piloto, anudando los tres fundamentos de la educación cristiana e integrista que distingue a la FAA de las otras fuerzas armadas.</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="thunder, post: 721050, member: 6764"] [SIZE=3][B][FONT=Verdana]Testimonios de combates/eyecciones en Malvinas obtenidos por la dra<o></o>[/FONT] [/B][/SIZE] [FONT=Verdana][SIZE=3][B]Rosana Guber (2/2)[/B][/SIZE][/FONT] [FONT=Verdana] viene de anterior momento de la eyección, experiencia que sólo tienen los pilotos de A-4, Canberra, Pucará, M-V y M-III, no los de Hércules ni de Boeing.<o> </o> [/FONT] [FONT=Verdana]La eyección es un momento de profunda soledad porque lanza al piloto a un vacío que no se llenará sino mucho después, si es rescatado, o no se llenará nunca si tiene una mala caída o perece en el mar. Al ser despedido de su avión pierde las coordenadas témporo-espaciales y desconoce su destino; cuando ha caído no sabe si es zona enemiga, neutral o propia; su desubicación obedece, además, al impacto de la eyección misma y de su arribo a la superficie, lo cual puede entrañar la pérdida de conocimiento por un lapso que no puede precisar. Las distancias tampoco son claras porque la vista sólo puede recorrerlas en abstracto; le falta medir fuerzas con su propio cuerpo; entonces el espacio cobra otra dimensión, según las lesiones y las repentinas discapacidades. Entre tanto, caiga donde y cuando caiga, de día o de noche, en agua o en tierra, en medio de una batalla, cerca o lejos de un refugio, el piloto eyectado está desamparado y sólo cuenta con el equipo de supervivencia que encierra el almohadón de su asiento que se ha eyectado con él, el último resto del avión que ha llevado consigo. Desde la eyección hasta el rescate o ser hecho prisionero, el piloto transita por un período de liminalidad: está fuera del mundo, entre la vida y la muerte.<o> </o>[/FONT] [FONT=Verdana]Por eso el encuentro con la tierra y el paisaje, primer signo de un espacio concreto y real, es también la devolución de la vida que, por el momento, se mantiene en suspenso. El reencuentro con la geografía requiere una reverencia, un beso.<o> </o>[/FONT] [FONT=Verdana]Pero el destino es aún incierto y las cuentas con Dios no están saldadas. Por eso en este lapso se actualizan la deuda y los compromisos que pueden garantizarse en la reciprocidad a través de la prueba.<o> </o>[/FONT] [FONT=Verdana]Y bueno, así fue cuando vi una casa de kelpers sobre una loma, una lomita más arriba, una casa, una tapera, y la subí como si fuera un calvario, entonces, como si fuera el camino de la cruz, porque eso fue lo que dije: si Cristo lo había hecho, que él me había dado la oportunidad de pasarlo, entonces en vez de arrastrar una cruz arrastraba un bote con todos los elementos de supervivencia que yo tenía adentro del avión, y aparte lo que me permitía a mí sobrevivir porque ahí tenía alimento, morfina, una pistola, señales, bengalas, abrigo, medicamentos y comida. Como no me podía incorporar, gateando, me puse, até el bote a una soga, me la puse a la cintura, hacer movimiento con el pecho no podía hacer y empecé a gatear y a arrastrar ese bote. [...]<o> </o>[/FONT] [FONT=Verdana]Y ahí caminé, me arrastré no más de un kilómetro, serían 1000 metros, 1200 metros, y no llegué. Esa noche me sorprendió, empezó a llover, se hizo de noche y me sorprendió muchísimo haber caminado muy poco, veía los restos del avión ahí nomás a 300 metros, 400 metros. [...] Y en definitiva me di cuenta de que mi estado de ansiedad era tan grande que yo me había desmayado en muchas oportunidades en esa caminata o esa gateada. Entonces me despertaba muy ansioso; no controlaba mi descanso. Estaba en un estado de stress tan grande que caminaba o gateaba 30 metros y nuevamente me caía, me caía. Entonces esa noche que ya no había llegado a ese refugio, me metí dentro del bote, saqué todas las cosas de supervivencia que había adentro del bote y empecé a meditar y decir por qué había caminado tan poco.<o> </o>[/FONT] [FONT=Verdana]Pasar la prueba es un desafío de control civilizador de sí mismo para retomar el control del tiempo y el espacio. Ese desafío apunta directamente a la voluntad, no al instinto. Para domesticar la voluntad también es necesaria la fe en Dios. El piloto está ahora sin su avión, en tierra, sólo con sus elementos materiales de supervivencia. Pero para seguir, Piuma revive el calvario de Cristo, la mayor prueba de resignación y entrega. <o> </o>[/FONT] [FONT=Verdana]Me di cuenta que como había perdido el reloj tenía que tomar mi tiempo, tenía que hacer un esfuerzo, No tenía conciencia de caminar. El estado de stress y la ansiedad era tan grande que a mí mi cerebro, supongo yo, no me decía que estaba cansado o descansá. Estaba extenuado.<o> </o>[/FONT] [FONT=Verdana]Y fue así que dije -Bueno, ¿en la primera caída cómo controlo el tiempo? Es difícil cuando uno no tiene hora, horario. Aparte no quería pasar otra noche a la intemperie, así que dije que a la primera caída yo iba a rezar dos o tres rosarios, mal rezados, pero que eso me permitiría a mí tomar conciencia que debía descansar. Y en la primera caída me acuerdo que recé uno sólo y ya me levanté. Y después dije: ¡no! Tengo que rezar dos. Y recé dos. Me desmayaba y me caía, extenuado, consciente para levantarme de nuevo, pero sin fuerzas. Hacía fuerzas con las manos para tratar de incorporarme y me caía nuevamente. Entonces decía no. Después de rezar dos rosarios me dio mucho resultado porque al día siguiente caminé casi el doble, 700 metros en casi una hora, el día anterior había hecho 300 metros desde las 2 de la tarde hasta las 4 y media, 5, que anochece. Y así llegué a ese refugio.<o> </o>[/FONT] [FONT=Verdana]Horas después un helicóptero de la Fuerza Aérea rescató a Piuma y lo llevó al hospital de Darwin. Cuando los británicos atacaron Darwin y Pradera del Ganso (Goose Green), Piuma fue trasladado a Puerto Argentino y luego al continente. Por fin llegó a su hogar, de donde había partido en su narración.<o> </o>[/FONT] [FONT=Verdana]... llego a mi casa en Tandil y me encuentro con mi esposa y a mis hijos. A mi mujer le habían avisado que yo había desaparecido así que ella tuvo la entereza de decirle a mis hijos que papá había cumplido con su deber, que se debían sentir orgullosos de lo que había hecho su padre, y que recen mucho porque estaba convencida que estaba en el Cielo. Y después resucité.<o> </o>[/FONT] En su resurrección, Piuma completaba la pasión de Cristo desde su pasión de piloto, anudando los tres fundamentos de la educación cristiana e integrista que distingue a la FAA de las otras fuerzas armadas. [/QUOTE]
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