http://blogs.20minutos.es/enguerra/post/2009/02/10/los-taaneles-la-guerra-corea
10 Febrero 2009
Los túneles de la guerra: Corea
Según cuenta Amar Bakshi en The Washington Post, antes de entrar a la Zona Desmilitarizada de Corea, las guías turísticas suelen dar cuatro recomendaciones:
1. Nada de vaqueros rotos. Los norcoreanos podrían tomar fotografías y usar las imágenes para argumentar en su propaganda que los occidentales son tan pobres que ni siquiera tienen dinero para ropa.
2. Nada tampoco de ropa sexy, provocativa. Los norcoreanos podrían decir que los extranjeros están corrompiendo moralmente a los coreanos del sur.
3. Nada de beber alcoholo ni de señalar con el dedo, ya que cualquier malentendido podría provocar la Tercera Guerra Mundial.
4. Mejor no llevar sandalias, en caso que empiece la Tercera Guerra Mundial y el visitante tenga que salir corriendo.
Esta visita turística, a la que Bill Clinton calificó como “la zona más peligrosa del planeta” - y que quizás lo sea en número de fuerzas en latente enfrentamiento, y en el poderío de su arsenal bélico -, incluye una inmersión en los túneles que los norcoreanos cavaron con la intención de atacar al sur.
No es el único lugar del mundo en el que se puede tener una experiencia semejante, también en Cu Chi, Vietnam, el visitante tiene la posibilidad de sumergirse en las entrañas de los pasajes subterráneos de la guerra, aunque allí la experiencia turística ofrece la posibilidad también de disparar un fusil M16, algo que no sería muy aconsejable en Corea.
La Zona Desmilitarizada
Un desertor que huyó de Corea del Norte fue quien dio la voz de alarma a principios de los años setenta: el presidente Kim Il-Sung había ordenado que cada División del Ejército del Pueblo Coreano cavase al menos dos túneles que permitiesen una futura invasión del sur de la península.
Esos túneles debían atravesar la conocida como Zona Desmilitarizada de Corea. Una franja de contención militar, de carácter hostil, casi despoblada de civiles y ubicada en una región de rica diversidad natural, que separa a la República Popular de Corea y a la República de Corea. Mide cuatro kilómetros de ancho y 238 de longitud.
Cruza el paralelo 38 norte, que fuera el límite que dividió a la península en dos al final de la segunda guerra mundial. Una parte ocupada por los Estados Unidos y, la otra, por la Unión Soviética. Las hostilidades, en la que sería la frontera por antonomasia de la guerra fría, comenzaron cuando las fuerzas del norte atacaron al sur el 25 de junio de 1950 alentadas por Moscú.
La guerra de Corea terminaría el 27 de julio de 1953 con el armisticio que dio vida a la Zona Desmilitarizada: las tropas de ambos ejércitos retrocedían a unos dos mil metros del límite que separa a los dos países, creando así un área de contención de cuatro kilómetros. Al no haber tenido lugar acuerdo alguno de paz, teóricamente, la guerra continúa.
El flanco meridional de la frontera es protegido por más de 600 mil soldados surcoreanos en coordinación con 37 mil soldados de EEUU, que se cree que cuentan con armas nucleares. El único punto de encuentro de la zona es la ciudad de Panmujeon, donde se firmara el armisticio. Del otra lado, se calcula que hay estacionados más de un millón de soldados del Ejército comunista.
Desde 1953, los ataques por parte de Corea del Norte se han sucedido de forma periódica. En 1968, un grupo comando de 31 miembros se coló en el sur para tratar de asesinar en la Casa Azul al presidente Park Cung Hee. En octubre del mismo año, unos 130 comandos volvieron a cruzar la frontera. Más de 500 soldados del Sur, y unos 50 efectivos estadounidenses, perdieron la vida en diversos enfrentamientos hasta el año 2000.
Cuatro túneles
En 1972, las fuerzas armadas de Corea del Sur comenzaron a recorrer la Zona Desmilitarizada en busca de túneles como consecuencia de una serie de explosiones que se escucharon en Cholwon.
El primero de los túneles fue hallado por una patrulla de Corea del Sur el 15 de noviembre de 1974 que descubrió que salía vapor del suelo en las inmediaciones de Korangpo, a unos 65 kilómetros de Seúl. Los militares norcoreanos les dispararon con fuego de ametralladora.
Cinco días más tarde, el comandante de la Marina de EEUU, Robert M. Ballinger, y el mayor del Cuerpo de Marines de Corea, Kim Hah Chul, murieron en una explosión provocada por las fuerzas del norte cuando se adentraron en el túnel. Seis miembros del Comando de Naciones Unidas resultaron heridos, cinco estadounidenses y surcoreano.
El túnel tenía 0,9 metros de ancho, y 1,2 metros de alto. Recorría una extensión de 3.500 metros, de los que unos mil metros en territorio de Corea del Sur. Estaba reforzado con losas de concreto, contaba con corriente eléctrica y tenía áreas de descanso y de almacenamiento de armas. Podría ser atravesado por unos dos mil soldados en una hora.
El segundo pasaje subterráneo fue descubierto en 1975. Era más grande aún: dos metros de ancho por dos de altura. Y se sumergía entre 50 y 160 metros de profundidad. Se llegó a él gracias a la información dada por un desertor: Kim Bu-sung, antiguo oficial de la Oficina de Coordinación del Partido de los Trabajadores de Corea del Norte, y que había participado en la construcción de los túneles.
El tercero de los túneles se encontró en 1978 gracias a los datos provistos por un desertor. Reptaba unos 1.500 metros excavados en granito, y estaba diseñado con un ligero desnivel para que el agua no se estancase. Salía a la superficie a 44 kilómetros de Seúl. Podría ser atravesado por unos 30 mil soldados fuertemente armados por hora.
Cazadores subterráneos
Tras detectar en mayo de 1989 el sonido de motores que ascendía desde el fondo de la tierra, el Ejército comenzó a realizar excavaciones empleando técnicas de reconocimiento subterráneo. Enviaban ondas eléctricas a través de antenas que se colocaban en hoyos a veinte metros de profundidad. Tres semanas más tarde, y frente a la mirada atenta de medio centenar de periodistas, dieron con el cuarto túnel de Corea del Norte, que avanzaba a 145 metros de profundidad.
Algunos fuentes estiman que hay al menos una veintena de túneles más bajo tierra. John Larkin, en The Wall Street Journal, cuenta la historia de grupos de coreanos, en su mayoría pensionistas, que se dedican a buscar los pasajes subterráneos. En casos como el de Jung Ji Yong, antiguo espía y miembros de la organización Cazadores de los túneles de la invasión, esta obsesión lo llevó a perder a su mujer y a gastarse todos los ahorros.
10 Febrero 2009
Los túneles de la guerra: Corea
Según cuenta Amar Bakshi en The Washington Post, antes de entrar a la Zona Desmilitarizada de Corea, las guías turísticas suelen dar cuatro recomendaciones:
1. Nada de vaqueros rotos. Los norcoreanos podrían tomar fotografías y usar las imágenes para argumentar en su propaganda que los occidentales son tan pobres que ni siquiera tienen dinero para ropa.
2. Nada tampoco de ropa sexy, provocativa. Los norcoreanos podrían decir que los extranjeros están corrompiendo moralmente a los coreanos del sur.
3. Nada de beber alcoholo ni de señalar con el dedo, ya que cualquier malentendido podría provocar la Tercera Guerra Mundial.
4. Mejor no llevar sandalias, en caso que empiece la Tercera Guerra Mundial y el visitante tenga que salir corriendo.
Esta visita turística, a la que Bill Clinton calificó como “la zona más peligrosa del planeta” - y que quizás lo sea en número de fuerzas en latente enfrentamiento, y en el poderío de su arsenal bélico -, incluye una inmersión en los túneles que los norcoreanos cavaron con la intención de atacar al sur.
No es el único lugar del mundo en el que se puede tener una experiencia semejante, también en Cu Chi, Vietnam, el visitante tiene la posibilidad de sumergirse en las entrañas de los pasajes subterráneos de la guerra, aunque allí la experiencia turística ofrece la posibilidad también de disparar un fusil M16, algo que no sería muy aconsejable en Corea.
La Zona Desmilitarizada
Un desertor que huyó de Corea del Norte fue quien dio la voz de alarma a principios de los años setenta: el presidente Kim Il-Sung había ordenado que cada División del Ejército del Pueblo Coreano cavase al menos dos túneles que permitiesen una futura invasión del sur de la península.
Esos túneles debían atravesar la conocida como Zona Desmilitarizada de Corea. Una franja de contención militar, de carácter hostil, casi despoblada de civiles y ubicada en una región de rica diversidad natural, que separa a la República Popular de Corea y a la República de Corea. Mide cuatro kilómetros de ancho y 238 de longitud.
Cruza el paralelo 38 norte, que fuera el límite que dividió a la península en dos al final de la segunda guerra mundial. Una parte ocupada por los Estados Unidos y, la otra, por la Unión Soviética. Las hostilidades, en la que sería la frontera por antonomasia de la guerra fría, comenzaron cuando las fuerzas del norte atacaron al sur el 25 de junio de 1950 alentadas por Moscú.
La guerra de Corea terminaría el 27 de julio de 1953 con el armisticio que dio vida a la Zona Desmilitarizada: las tropas de ambos ejércitos retrocedían a unos dos mil metros del límite que separa a los dos países, creando así un área de contención de cuatro kilómetros. Al no haber tenido lugar acuerdo alguno de paz, teóricamente, la guerra continúa.
El flanco meridional de la frontera es protegido por más de 600 mil soldados surcoreanos en coordinación con 37 mil soldados de EEUU, que se cree que cuentan con armas nucleares. El único punto de encuentro de la zona es la ciudad de Panmujeon, donde se firmara el armisticio. Del otra lado, se calcula que hay estacionados más de un millón de soldados del Ejército comunista.
Desde 1953, los ataques por parte de Corea del Norte se han sucedido de forma periódica. En 1968, un grupo comando de 31 miembros se coló en el sur para tratar de asesinar en la Casa Azul al presidente Park Cung Hee. En octubre del mismo año, unos 130 comandos volvieron a cruzar la frontera. Más de 500 soldados del Sur, y unos 50 efectivos estadounidenses, perdieron la vida en diversos enfrentamientos hasta el año 2000.
Cuatro túneles
En 1972, las fuerzas armadas de Corea del Sur comenzaron a recorrer la Zona Desmilitarizada en busca de túneles como consecuencia de una serie de explosiones que se escucharon en Cholwon.
El primero de los túneles fue hallado por una patrulla de Corea del Sur el 15 de noviembre de 1974 que descubrió que salía vapor del suelo en las inmediaciones de Korangpo, a unos 65 kilómetros de Seúl. Los militares norcoreanos les dispararon con fuego de ametralladora.
Cinco días más tarde, el comandante de la Marina de EEUU, Robert M. Ballinger, y el mayor del Cuerpo de Marines de Corea, Kim Hah Chul, murieron en una explosión provocada por las fuerzas del norte cuando se adentraron en el túnel. Seis miembros del Comando de Naciones Unidas resultaron heridos, cinco estadounidenses y surcoreano.
El túnel tenía 0,9 metros de ancho, y 1,2 metros de alto. Recorría una extensión de 3.500 metros, de los que unos mil metros en territorio de Corea del Sur. Estaba reforzado con losas de concreto, contaba con corriente eléctrica y tenía áreas de descanso y de almacenamiento de armas. Podría ser atravesado por unos dos mil soldados en una hora.
El segundo pasaje subterráneo fue descubierto en 1975. Era más grande aún: dos metros de ancho por dos de altura. Y se sumergía entre 50 y 160 metros de profundidad. Se llegó a él gracias a la información dada por un desertor: Kim Bu-sung, antiguo oficial de la Oficina de Coordinación del Partido de los Trabajadores de Corea del Norte, y que había participado en la construcción de los túneles.
El tercero de los túneles se encontró en 1978 gracias a los datos provistos por un desertor. Reptaba unos 1.500 metros excavados en granito, y estaba diseñado con un ligero desnivel para que el agua no se estancase. Salía a la superficie a 44 kilómetros de Seúl. Podría ser atravesado por unos 30 mil soldados fuertemente armados por hora.
Cazadores subterráneos
Tras detectar en mayo de 1989 el sonido de motores que ascendía desde el fondo de la tierra, el Ejército comenzó a realizar excavaciones empleando técnicas de reconocimiento subterráneo. Enviaban ondas eléctricas a través de antenas que se colocaban en hoyos a veinte metros de profundidad. Tres semanas más tarde, y frente a la mirada atenta de medio centenar de periodistas, dieron con el cuarto túnel de Corea del Norte, que avanzaba a 145 metros de profundidad.
Algunos fuentes estiman que hay al menos una veintena de túneles más bajo tierra. John Larkin, en The Wall Street Journal, cuenta la historia de grupos de coreanos, en su mayoría pensionistas, que se dedican a buscar los pasajes subterráneos. En casos como el de Jung Ji Yong, antiguo espía y miembros de la organización Cazadores de los túneles de la invasión, esta obsesión lo llevó a perder a su mujer y a gastarse todos los ahorros.