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Un año en la antartida
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<blockquote data-quote="cawan 5" data-source="post: 786737" data-attributes="member: 7736"><p>por el Suboficial Mayor ARA (R) José Luis RINCÓN</p><p></p><p>Base Petrel Dotación 1977</p><p></p><p>Relato de uno de los tantos argentinos anónimos que supieron sembrar las semillas de soberanía en la Antártida Argentina.</p><p></p><p>Es este tan solo un humilde relato de alguien que quiere mostrarles y decirles en muy poquitas palabras lo que siente una persona, como yo, el hecho de haber vivido durante un año, aislado del mundo real, lejos de afectos, de amistades, pero realmente feliz, muy feliz de estar representando a mi PAÍS a mi PATRIA y que el esfuerzo que hacemos cada uno de los que pisamos suelo ANTÁRTICO no es nada, comparado con el orgullo que siente de haberlo hecho, es la razón por la cual, se sienten deseos permanentes de volver y volvemos una y otra vez y siempre que lo hacemos nos emocionamos y nos sorprende esa tierra helada, ese continente blanco, quiera DIOS que no solamente estas generaciones sino las que han de venir, respeten como lo hemos hecho nosotros como lo han hecho los que estuvieron antes y los que nos siguieron en la virginidad y la pureza de ese suelo helado. Pido disculpas, por no expresar en lo escrito todo lo correcto que esto debiera ser, pero es esta mi primera vez que escribo un relato.</p><p></p><p>UN AÑO EN LA ANTARTIDA</p><p></p><p>Comenzado el año 1975 y una vez finalizado los 3 (tres) años de estudio que requería el diploma de Meteorólogo y el grado de Cabo 2do, fui destinado a la Base Aeronaval Comandante Espora en el mes de febrero, lugar donde también se encontraba destinado el Cabo 2do Meteorólogo Leonardo Bustamante, allá por el mes de julio o agosto escuchamos o nos enteramos acerca de la posibilidad de poder ir a la Antártida, para lo cual nos interiorizamos y nos dijimos ¿Y por que no? Fue así que hablamos con nuestro jefe y quedamos anotados como voluntarios para ser integrantes de la dotación que pasaría una invernada en el Continente blanco o sea un año en mundo totalmente desconocido para nosotros.</p><p></p><p>El tiempo paso; llego fin de año y por ende las licencias anuales comenzaron, casi promediaba el mes de diciembre, con mi bolso viaje hasta General Deheza, en la provincia de Córdoba, si bien soy nacido en Ucacha, también en Córdoba y distante unos 50 kms de Deheza, es este lugar donde aun hoy conservo toda mi familia paterna y en Ucacha; claro esta la familia materna, pero en Deheza fue el lugar donde curse mis estudios primarios hasta el año 1967, por ende aún viven en esta ciudad mis amigos y compañeros de escuela, inclusive mis hermanos y es el lugar que aun hoy conservo mi casa (con los ahorros de aquella invernada).</p><p></p><p>Al salir de la Base Aeronaval Comandante Espora, dejé la dirección como que pasaría mi licencia en Ucacha junto a mis abuelos, seres estos con los que conviví hasta que opte por ingresar a la Armada, allí en el campo del Di (así era el apodo que tenia mi abuelo Antolin, impuesto por este relator y que significaron mis primeras palabras) y mi abuela Pierina (la NONA), olvidado ya lo de la Antártida por que NO PASABA NADA, la dirección de Deheza ni la mencioné, debido a que solamente pasaría allí unos pocos días y el resto lo haría en Ucacha, grande fui mi sorpresa, que un caluroso día de diciembre apareció mi tío Beto en su viejo camión Bedford buscándome, “Negro, te están buscando desde la Base Espora, urgente , debido a que te tenes que ir a la Antártida” fueron las palabras de mi tío , cargue mi bolso en el Bedford y salimos rumbo a Ucacha, pase a saludar a mis abuelos y desde Ucacha a Bahía Blanca me fui, al llegar a la Base Espora ya me estaban esperando con toda la documentación, llegue a la mañana y a la noche estaba viajando para Buenos Aires una vez llegado fui informado que se instalaría una Base en una de las islas del Grupo de Islas Thule del Sur y que junto a Bustamante habíamos sido seleccionados para ser los meteorólogos del Destacamento Naval Corbeta Uruguay (así se llamaría la nueva base).</p><p></p><p>Revisaciones medicas de todo tipo nos hicieron en el viejo Hospital Naval (hoy Hospital Durand), el 1º de enero de 1976 a las 1800 hs tenia que presentarme en el Hospital donde quedaría internado para ser operado de apendicitis, y así fue, mi compañero Bustamante había sido operado el 31 de diciembre por la mañana, ¡¡no se dan una idea de la felicidad que teníamos al pasar 31 de diciembre y 1º de enero internados, operados y sin estar enfermos!! (por suerte), el 2 de enero bien temprano fui operado, (todo aquel que debe ir a hacer una invernada en la Antártida debìa ser operado de apendicitis) Bustamante seguía internado y por lo tanto compartíamos la misma habitación, esa noche andábamos en sillas de rueda, ¡no se imaginan las carreras que corríamos por los pasillos y con los ascensores!, al ser dado de alta nos informaron desde el Servicio de Hidrografía Naval (lugar donde pertenecíamos) que nos podíamos ir por una semana a nuestros hogares, operado como estaba tome mi bolso me subí al tren y en Villa Maria me baje, desde ahí, esta vez fui a Deheza, cuando llegue a casa de mis tíos, Yolanda y Alfredo, me querían matar, llegue en una mano llevaba el bolso y en la otra la herida, así que me mandaron a la cama, al día siguiente tuve que recurrir al medico, debido a que se me había infectado la herida, mi organismo había rechazado los puntos , el medico me los saco y esa semana fue de reposo, finalizado la semana tuve que volver a Buenos Aires, con la herida abierta, apenas si me vendó el medico en Deheza , y así tuve que viajar a Buenos Aires, fue en el Hospital Naval de Buenos Aires donde se ocuparon de la desinfección y curaciones , el día que teníamos que viajar se acercaba , se imaginan, era el mes de enero y lo único que existía de la Base Corbeta Uruguay eran solo proyectos, por ende, los que teníamos que ir, debíamos construir todo, absolutamente todo, por lo tanto hasta que levantáramos nuestra base, debíamos vivir en carpas ¡¡¡¡ se imaginan vivir en carpa en la Antártida !!!! y si alguien quiere ir interiorizarse acerca de lo que es el grupo Thule que busque en Internet (por ejemplo) y vea lo inhóspita que es la zona, el suelo vive temblando a causa que es una zona muy volcánica y a su vez es una de las reservas mas grande del mundo de pingüinos (a estos se los puede contar por millones) créase o nos pero uno vive pisándolos y por si esto fuese poco si hay viento norte las olas pasan por arriba de la casa y si hay viento sur también pasa lo mismo y viento¿ cuando no hay viento en la Antártida? prácticamente siempre lo hay, pero todo esto nosotros lo desconocíamos, lo único era que realmente estábamos ilusionados con poder viajar a la Antártida, pero, paso enero luego febrero y siempre nos decían lo mismo “la semana que viene se embarcan y se van” así semana tras semanas viajábamos a nuestros hogares, Bustamante a San Juan y yo a Deheza, despedidas, saludos lagrimas que por un año no volvíamos, pasaba una semana y otra vez estaba ahí , en mi casa, hasta que llego el día que se nos comunico que todo se suspendía por ese año y la construcción se llevaría a cabo al año siguiente por lo tanto todos quedábamos como dotación y que en octubre o noviembre iríamos a Thule.</p><p></p><p>Transcurrió ese año preparando y alistando el material para aquella odisea, mientras tanto prestábamos servicios en el SMARA (servicio Meteorológico de la Armada) y en el Servicio de Hidrografía Naval, mas o menos en el mes de septiembre fuimos llamados por el jefe del SMARA y nos comunico que de los 2 meteorólogos que estábamos para ir, solo lo haría uno, le planteamos la posibilidad de, ya que habíamos pasado tanto tiempo habíamos sido operados y estábamos tan ilusionados con el viaje, de ir uno a Corbeta Uruguay y otro al Destacamento Naval Petrel, a lo cual nuestro jefe considero lógica nuestra petición y accedió nos dio a elegir adonde queríamos ir y yo opte por Petrel y Bustamante por Corbeta Uruguay.</p><p></p><p>El 11 de diciembre de 1976, junto a otros 11 compañeros abordamos un F-27 de la FFAA, en la Base Aérea de el Palomar, después de lagrimas, abrazos, besos y todos los cariños de nuestras familias y amigos ¡¡¡¡ esta vez era cierto!!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡VIAJABA!!!!! , esta aeronave nos deposito en la Base Aérea de Río Gallegos, ahí abordamos un C-130 y así dio inicio mi epopeya Antártica, después de unas horas de vuelo en la ´´ chancha ´´ y sin aviso previo, parecía que el C-130 se desarmaba, debido a que brincaba, golpeaba ¡¡¡ no sabíamos que pasaba !!!!, el Tano Ditore (Nuestro electrónico) estaba sentado a mi lado y profundamente dormido, al oír esos golpes se despertó y comenzó a gritar “Rincon nos matamos, nos matamos”, trate de explicarle que estábamos aterrizando en la Base Antártica Marambio y que los golpes que se escuchaban era por el ripio con que esta hecha la pista.</p><p></p><p>En Marambio abordamos un helicóptero hasta el buque Bahía Aguirre y en este después de unas horas de navegación llegamos al Estrecho Active, lugar que separa la Isla Dundee con la Isla D´Urville, con nuestro equipaje y a bordo de una lancha de desembarco nos llevaron a la playa, allí nos esperaba nuestro jefe el Teniente de Navío Lavarías, el bicho Moreno, Caburito Santa Cruz, y el Flaco Álamos; estos habían ido unos días antes con el fin de hacerse cargo , para que cuando nosotros llegásemos, la dotación del 76 pudiese viajar de regreso al “continente” en el mismo vuelo que ha nosotros nos había depositado en Marambio, nunca olvidare mi primera impresión cuando pise suelo de Petrel, deje caer todo el equipaje que llevaba en mis manos y no podía creer semejante soledad.</p><p></p><p>Miré hacia atrás vi la imagen del Bahía Aguirre y juro, que si alguien me hubiese dado la oportunidad de abordarlo nuevamente, lo hacia, no entendía como es que ¡¡no había un árbol!! , ¡¡ Por que no existía el pasto verde!! Varias lagrimas rodaron por mis mejillas, una vez superado este shoc inicial emprendí la caminata hasta lo que seria mi casa durante los próximos 365 días , no me llevo demasiado tiempo el acostumbramiento, apenas llegamos comenzó el desembarque de lo que serian nuestros alimentos , materiales y el combustible para pasar la época invernal, así que tuvimos que ponernos a trabajar y acomodar toda la carga proveniente del buque, esta en la Antártida debe ser rápida , debido a que el tiempo se desmejora de un momento a otro y por ende el buen tiempo debe aprovecharse lo máximo posible, para así una vez finalizada nuestra descarga el buque debe zarpar y seguir viaje a las demás Bases Antárticas.</p><p></p><p>Esos primeros días había que aprovecharlos al máximo por la cantidad de luz solar y es cuando mejor tiempo hay, el llenado de los tanques de combustibles es el principal trabajo a realizar debido a que es el fundamental elemento para la supervivencia antártica, por el tema de la calefacción, así trabajando ,se nos fue el verano. Se comenzaron a acortar los días y por ende también comenzaron a llegar las grandes nevadas , esto nos facilitaba la tarea del agua debido a que cortábamos bloques de nieve cerca de la casa la derretíamos en un gran derretidor y así nos hacíamos del agua, cuando no había nieve (verano) teníamos que ir a la playa, con el trineo tirado por la moto y ´´ pescar ´´ el hielo que había en el mar y transportarlo hasta la casa ¡¡¡ Que laburo!!!!, teníamos suerte que en verano había un chorrillo ( pequeño arroyo que se forma producto del deshielo) que corría detrás de la casa y con bombas llenábamos nuestro tanque con agua pura y “fresca”, es increíble lo cristalina que es el agua, debido a que esta no contiene impureza alguna.</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="cawan 5, post: 786737, member: 7736"] por el Suboficial Mayor ARA (R) José Luis RINCÓN Base Petrel Dotación 1977 Relato de uno de los tantos argentinos anónimos que supieron sembrar las semillas de soberanía en la Antártida Argentina. Es este tan solo un humilde relato de alguien que quiere mostrarles y decirles en muy poquitas palabras lo que siente una persona, como yo, el hecho de haber vivido durante un año, aislado del mundo real, lejos de afectos, de amistades, pero realmente feliz, muy feliz de estar representando a mi PAÍS a mi PATRIA y que el esfuerzo que hacemos cada uno de los que pisamos suelo ANTÁRTICO no es nada, comparado con el orgullo que siente de haberlo hecho, es la razón por la cual, se sienten deseos permanentes de volver y volvemos una y otra vez y siempre que lo hacemos nos emocionamos y nos sorprende esa tierra helada, ese continente blanco, quiera DIOS que no solamente estas generaciones sino las que han de venir, respeten como lo hemos hecho nosotros como lo han hecho los que estuvieron antes y los que nos siguieron en la virginidad y la pureza de ese suelo helado. Pido disculpas, por no expresar en lo escrito todo lo correcto que esto debiera ser, pero es esta mi primera vez que escribo un relato. UN AÑO EN LA ANTARTIDA Comenzado el año 1975 y una vez finalizado los 3 (tres) años de estudio que requería el diploma de Meteorólogo y el grado de Cabo 2do, fui destinado a la Base Aeronaval Comandante Espora en el mes de febrero, lugar donde también se encontraba destinado el Cabo 2do Meteorólogo Leonardo Bustamante, allá por el mes de julio o agosto escuchamos o nos enteramos acerca de la posibilidad de poder ir a la Antártida, para lo cual nos interiorizamos y nos dijimos ¿Y por que no? Fue así que hablamos con nuestro jefe y quedamos anotados como voluntarios para ser integrantes de la dotación que pasaría una invernada en el Continente blanco o sea un año en mundo totalmente desconocido para nosotros. El tiempo paso; llego fin de año y por ende las licencias anuales comenzaron, casi promediaba el mes de diciembre, con mi bolso viaje hasta General Deheza, en la provincia de Córdoba, si bien soy nacido en Ucacha, también en Córdoba y distante unos 50 kms de Deheza, es este lugar donde aun hoy conservo toda mi familia paterna y en Ucacha; claro esta la familia materna, pero en Deheza fue el lugar donde curse mis estudios primarios hasta el año 1967, por ende aún viven en esta ciudad mis amigos y compañeros de escuela, inclusive mis hermanos y es el lugar que aun hoy conservo mi casa (con los ahorros de aquella invernada). Al salir de la Base Aeronaval Comandante Espora, dejé la dirección como que pasaría mi licencia en Ucacha junto a mis abuelos, seres estos con los que conviví hasta que opte por ingresar a la Armada, allí en el campo del Di (así era el apodo que tenia mi abuelo Antolin, impuesto por este relator y que significaron mis primeras palabras) y mi abuela Pierina (la NONA), olvidado ya lo de la Antártida por que NO PASABA NADA, la dirección de Deheza ni la mencioné, debido a que solamente pasaría allí unos pocos días y el resto lo haría en Ucacha, grande fui mi sorpresa, que un caluroso día de diciembre apareció mi tío Beto en su viejo camión Bedford buscándome, “Negro, te están buscando desde la Base Espora, urgente , debido a que te tenes que ir a la Antártida” fueron las palabras de mi tío , cargue mi bolso en el Bedford y salimos rumbo a Ucacha, pase a saludar a mis abuelos y desde Ucacha a Bahía Blanca me fui, al llegar a la Base Espora ya me estaban esperando con toda la documentación, llegue a la mañana y a la noche estaba viajando para Buenos Aires una vez llegado fui informado que se instalaría una Base en una de las islas del Grupo de Islas Thule del Sur y que junto a Bustamante habíamos sido seleccionados para ser los meteorólogos del Destacamento Naval Corbeta Uruguay (así se llamaría la nueva base). Revisaciones medicas de todo tipo nos hicieron en el viejo Hospital Naval (hoy Hospital Durand), el 1º de enero de 1976 a las 1800 hs tenia que presentarme en el Hospital donde quedaría internado para ser operado de apendicitis, y así fue, mi compañero Bustamante había sido operado el 31 de diciembre por la mañana, ¡¡no se dan una idea de la felicidad que teníamos al pasar 31 de diciembre y 1º de enero internados, operados y sin estar enfermos!! (por suerte), el 2 de enero bien temprano fui operado, (todo aquel que debe ir a hacer una invernada en la Antártida debìa ser operado de apendicitis) Bustamante seguía internado y por lo tanto compartíamos la misma habitación, esa noche andábamos en sillas de rueda, ¡no se imaginan las carreras que corríamos por los pasillos y con los ascensores!, al ser dado de alta nos informaron desde el Servicio de Hidrografía Naval (lugar donde pertenecíamos) que nos podíamos ir por una semana a nuestros hogares, operado como estaba tome mi bolso me subí al tren y en Villa Maria me baje, desde ahí, esta vez fui a Deheza, cuando llegue a casa de mis tíos, Yolanda y Alfredo, me querían matar, llegue en una mano llevaba el bolso y en la otra la herida, así que me mandaron a la cama, al día siguiente tuve que recurrir al medico, debido a que se me había infectado la herida, mi organismo había rechazado los puntos , el medico me los saco y esa semana fue de reposo, finalizado la semana tuve que volver a Buenos Aires, con la herida abierta, apenas si me vendó el medico en Deheza , y así tuve que viajar a Buenos Aires, fue en el Hospital Naval de Buenos Aires donde se ocuparon de la desinfección y curaciones , el día que teníamos que viajar se acercaba , se imaginan, era el mes de enero y lo único que existía de la Base Corbeta Uruguay eran solo proyectos, por ende, los que teníamos que ir, debíamos construir todo, absolutamente todo, por lo tanto hasta que levantáramos nuestra base, debíamos vivir en carpas ¡¡¡¡ se imaginan vivir en carpa en la Antártida !!!! y si alguien quiere ir interiorizarse acerca de lo que es el grupo Thule que busque en Internet (por ejemplo) y vea lo inhóspita que es la zona, el suelo vive temblando a causa que es una zona muy volcánica y a su vez es una de las reservas mas grande del mundo de pingüinos (a estos se los puede contar por millones) créase o nos pero uno vive pisándolos y por si esto fuese poco si hay viento norte las olas pasan por arriba de la casa y si hay viento sur también pasa lo mismo y viento¿ cuando no hay viento en la Antártida? prácticamente siempre lo hay, pero todo esto nosotros lo desconocíamos, lo único era que realmente estábamos ilusionados con poder viajar a la Antártida, pero, paso enero luego febrero y siempre nos decían lo mismo “la semana que viene se embarcan y se van” así semana tras semanas viajábamos a nuestros hogares, Bustamante a San Juan y yo a Deheza, despedidas, saludos lagrimas que por un año no volvíamos, pasaba una semana y otra vez estaba ahí , en mi casa, hasta que llego el día que se nos comunico que todo se suspendía por ese año y la construcción se llevaría a cabo al año siguiente por lo tanto todos quedábamos como dotación y que en octubre o noviembre iríamos a Thule. Transcurrió ese año preparando y alistando el material para aquella odisea, mientras tanto prestábamos servicios en el SMARA (servicio Meteorológico de la Armada) y en el Servicio de Hidrografía Naval, mas o menos en el mes de septiembre fuimos llamados por el jefe del SMARA y nos comunico que de los 2 meteorólogos que estábamos para ir, solo lo haría uno, le planteamos la posibilidad de, ya que habíamos pasado tanto tiempo habíamos sido operados y estábamos tan ilusionados con el viaje, de ir uno a Corbeta Uruguay y otro al Destacamento Naval Petrel, a lo cual nuestro jefe considero lógica nuestra petición y accedió nos dio a elegir adonde queríamos ir y yo opte por Petrel y Bustamante por Corbeta Uruguay. El 11 de diciembre de 1976, junto a otros 11 compañeros abordamos un F-27 de la FFAA, en la Base Aérea de el Palomar, después de lagrimas, abrazos, besos y todos los cariños de nuestras familias y amigos ¡¡¡¡ esta vez era cierto!!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡VIAJABA!!!!! , esta aeronave nos deposito en la Base Aérea de Río Gallegos, ahí abordamos un C-130 y así dio inicio mi epopeya Antártica, después de unas horas de vuelo en la ´´ chancha ´´ y sin aviso previo, parecía que el C-130 se desarmaba, debido a que brincaba, golpeaba ¡¡¡ no sabíamos que pasaba !!!!, el Tano Ditore (Nuestro electrónico) estaba sentado a mi lado y profundamente dormido, al oír esos golpes se despertó y comenzó a gritar “Rincon nos matamos, nos matamos”, trate de explicarle que estábamos aterrizando en la Base Antártica Marambio y que los golpes que se escuchaban era por el ripio con que esta hecha la pista. En Marambio abordamos un helicóptero hasta el buque Bahía Aguirre y en este después de unas horas de navegación llegamos al Estrecho Active, lugar que separa la Isla Dundee con la Isla D´Urville, con nuestro equipaje y a bordo de una lancha de desembarco nos llevaron a la playa, allí nos esperaba nuestro jefe el Teniente de Navío Lavarías, el bicho Moreno, Caburito Santa Cruz, y el Flaco Álamos; estos habían ido unos días antes con el fin de hacerse cargo , para que cuando nosotros llegásemos, la dotación del 76 pudiese viajar de regreso al “continente” en el mismo vuelo que ha nosotros nos había depositado en Marambio, nunca olvidare mi primera impresión cuando pise suelo de Petrel, deje caer todo el equipaje que llevaba en mis manos y no podía creer semejante soledad. Miré hacia atrás vi la imagen del Bahía Aguirre y juro, que si alguien me hubiese dado la oportunidad de abordarlo nuevamente, lo hacia, no entendía como es que ¡¡no había un árbol!! , ¡¡ Por que no existía el pasto verde!! Varias lagrimas rodaron por mis mejillas, una vez superado este shoc inicial emprendí la caminata hasta lo que seria mi casa durante los próximos 365 días , no me llevo demasiado tiempo el acostumbramiento, apenas llegamos comenzó el desembarque de lo que serian nuestros alimentos , materiales y el combustible para pasar la época invernal, así que tuvimos que ponernos a trabajar y acomodar toda la carga proveniente del buque, esta en la Antártida debe ser rápida , debido a que el tiempo se desmejora de un momento a otro y por ende el buen tiempo debe aprovecharse lo máximo posible, para así una vez finalizada nuestra descarga el buque debe zarpar y seguir viaje a las demás Bases Antárticas. Esos primeros días había que aprovecharlos al máximo por la cantidad de luz solar y es cuando mejor tiempo hay, el llenado de los tanques de combustibles es el principal trabajo a realizar debido a que es el fundamental elemento para la supervivencia antártica, por el tema de la calefacción, así trabajando ,se nos fue el verano. Se comenzaron a acortar los días y por ende también comenzaron a llegar las grandes nevadas , esto nos facilitaba la tarea del agua debido a que cortábamos bloques de nieve cerca de la casa la derretíamos en un gran derretidor y así nos hacíamos del agua, cuando no había nieve (verano) teníamos que ir a la playa, con el trineo tirado por la moto y ´´ pescar ´´ el hielo que había en el mar y transportarlo hasta la casa ¡¡¡ Que laburo!!!!, teníamos suerte que en verano había un chorrillo ( pequeño arroyo que se forma producto del deshielo) que corría detrás de la casa y con bombas llenábamos nuestro tanque con agua pura y “fresca”, es increíble lo cristalina que es el agua, debido a que esta no contiene impureza alguna. [/QUOTE]
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