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Colaborador
LA MAQUINA LLEVABA A LA 31º PROMOCION DE LA ESCUELA DE AVIACION MILITAR
Lo hará la NASA por medios electrónicos, satelitales y lásers, con el apoyo de la Fuerza Aérea. Se parte de la base de que el aparato está en la selva costarricense, y no en el mar como inicialmente se dijo.
Por: Gabriel Giubellino
CATASTROFE. PRIMERA PLANA DEL DIARIO "LA RAZON"
CUANDO DIO LA NOTICIA.
El 3 de noviembre de 1965 el Douglas DC 4 de la Fuerza Aérea Argentina desapareció luego de despegar de la base Howard, en Panamá. Pronto se lo dio por perdido en las aguas del Caribe con sus 68 pasajeros.
El TC 48 pasaba así a la historia de las tragedias aéreas nacionales como "el avión de los cadetes", ya que llevaba a los miembros de la 31º promoción de la Escuela de Aviación Militar.
Los familiares nunca creyeron en la historia oficial; llegaron a escuchar que a sus maridos e hijos se los devoraron los tiburones y no lo creyeron. A fuerza de investigaciones privadas lograron hasta hoy que el tema siga vivo: a partir de consultas de Clarín, la Fuerza Aérea informó ayer que se están realizando "gestiones institucionales y extrainstitucionales a efectos de poder analizar si existen nuevos elementos de juicio respecto del accidente del avión TC 48".
Entre estas gestiones, se pidió a la Fuerza Aérea de los Estados Unidos "todos los archivos que pudiesen aportar" y a nivel interno "se ha ordenado una completa recopilación de todos los antecedentes". También dijeron que se apoyan firmemente las "nuevas investigaciones" que se pueden realizar "por medios electrónicos, laséricos y satelitales".
Este último párrafo no es inocente. Hace dos años el Gobierno de Costa Rica le pidió al de Estados Unidos ayuda para encontrar los restos del avión en la selva ubicada las montañas de Talamanca. "Tenés que verla para entender que ahí todo se puede perder. Es un brócoli con árboles de 50 metros de alto. Por lo bajo, tenés 70 centímetros de hojas mojadas y podridas. Caminando 8 horas se recorre un kilómetro", dice desde Italia Cecilia Viberti, hija de uno de los pilotos, que estuvo tres veces en ese lugar.
Desde el John Space Center de la NASA nombraron al doctor Shaun Sullivan, consultor del Departamento de Defensa, para que coordine la búsqueda. Decidieron hacerla con una sensor láser, una tecnología en desarrollo del Massachusetts Institute of Technology (MIT).
El desafío técnico era atravesar las múltiples capas de la selva cerrada para poder mapear el terreno. Pero encontraron follaje que refleja la energía láser. Y también pendientes muy empinadas que dificultan el trabajo. No encontraron al TC 48, pero probaron la nueva tecnología.
Para el año próximo se espera que haya mejoras en el hardware, el desarrollo de una nueva generación de sensores que permita regresar a la selva.
Los familiares de los caídos no dudan que el avión está en la selva del sur de Costa Rica. El libro "TC 48, el avión de los cadetes", escrito por Ricardo Becerra, ex teniente del Ejército y hermano del cadete Héctor, menciona a trece testigos que lo vieron volar a baja altura en zona selvática. Estos testimonios y la comunicación radial que el avión mantuvo con un piloto "tico" (costarricense) son elementos clave que sostienen la hipótesis de que el avión cayó en tierra, y no en el mar.
La asociación civil "Familiares de desaparecidos del avión TC 48", presentó en Córdoba hace dos años una denuncia en la fiscalía federal N«ø 3, a cargo de Graciela López de Filoñuk. Se denunció el mal estado del avión, que voló con una sobrecarga de 19 pasajeros, y pidió que se investigue. ¿Qué buscan?
"Que encuentren el avión, y la verdad", contesta Regina Zurro, que tenía 8 años la última vez que vio a su padre, Mario, comandante. ¿Pueden estar vivos? "Sí, y si no lo están, queremos sus restos. Son argentinos y tienen que descansar acá".
Marta Platía
En los ojos clarísimos de Clyde, todavía se dibujan las sombras de esa selva que aprendió a conocer "como a mi propia casa" durante los dos años en que buscó a su esposo: el comandante Mario Nello Zurro, en los primeros meses de 1966.
Sus manos de 75 años todavía se crispan de impotencia cuando describe que apenas tenía 33 años, que había parido cuatro hijos y que era feliz hasta la tarde "en que llegaron dos oficiales a mi casa a decirme que a mi Negro, como al resto de los 68, se lo habían comido los tiburones del Caribe".
Esa antigua casa queda ahora a sólo dos de la que ha habitado desde entonces, en el Cerro de las Rosas, y donde unos 14 familiares de los caídos y desaparecidos del TC 48 reciben a Clarín.
Es allí donde afirman que ya callaron demasiado tiempo. Que ahora quieren saber toda la verdad de lo que les pasó a sus esposos, padres, tíos y hasta abuelos. Que no era fácil denunciar esto durante las épocas militares, aunque ellos mismos lo fueran. "Y que tal vez -aventura la hija de uno de los cadetes- nuestros padres murieron esperando que ellos volvieran, que siempre los creyeron vivos al no tenerlos muertos".
Clyde y su mirada celeste, encendida, es la líder del grupo junto a Helvecia de Alvarez Paz, de 72 años, quien enviudó del capitán "Miguel Angel, cuando apenas estaba embarazada de seis meses". Clyde la apuntala: "Yo nunca me creí la historia de los tiburones. Más cuando nos mostraron las pertenencias de un cadete, las de Oscar Vuistaz: unos gemelos de oro, un documento y hasta dólares que jamás habían estado en contacto con agua ni de una canilla".
Helvecia relata cómo le revolvieron la casa "en busca de una carta de mi marido en la que me relataba, desde Perú, antes de que el avión cayera, que la máquina no estaba en condiciones, y que hasta cubrían los agujeros con estopa".
Todos los familiares están convencidos de que el Caribe no fue la tumba de los suyos. Que se los tragó la selva. Pero lo que más los indigna, es que "primero hubo un abandono de parte del T 43, que no se volvió a ayudarlos cuando el TC 48 entró en alarma roja. Y después de la Fuerza Aérea, que no se preocupó en buscarlos".
Una historia que nunca se cerró
La pista indígena
La hipótesis de Cecilia Viberti es compartida por muchos familiares: "El avión fue saqueado por los indios y luego mataron a los sobrevivientes para ocultar su delito. La zona fue 'sukiada' (embrujada) y nadie quiere hablar de eso", conjetura. Un indio, conocido como Canela Fina, llegó a ser tapa de la " Gente". Fue acusado de llevar camisas militares, relojes y una máquina de escribir que habría encontrado en el avión. No lo pudieron probar.
La máquina accidentada
El TC 48 era un avión de transporte de paracaidistas que iba en viaje de instrucción para los cadetes de la Fuerza Aérea junto a una nave gemela, el TC 43, que culminó sin problemas su itinerario. Se sabe que, entre Panamá y Costa Rica, se le incendió uno de sus cuatro motores.
http://www.clarin.com/diario/2007/11/02/sociedad/s-03401.htm
Van a buscar con tecnología láser al avión militar TC 48 perdido en 1965
Lo hará la NASA por medios electrónicos, satelitales y lásers, con el apoyo de la Fuerza Aérea. Se parte de la base de que el aparato está en la selva costarricense, y no en el mar como inicialmente se dijo.
Por: Gabriel Giubellino
CATASTROFE. PRIMERA PLANA DEL DIARIO "LA RAZON"
CUANDO DIO LA NOTICIA.
El 3 de noviembre de 1965 el Douglas DC 4 de la Fuerza Aérea Argentina desapareció luego de despegar de la base Howard, en Panamá. Pronto se lo dio por perdido en las aguas del Caribe con sus 68 pasajeros.
El TC 48 pasaba así a la historia de las tragedias aéreas nacionales como "el avión de los cadetes", ya que llevaba a los miembros de la 31º promoción de la Escuela de Aviación Militar.
Los familiares nunca creyeron en la historia oficial; llegaron a escuchar que a sus maridos e hijos se los devoraron los tiburones y no lo creyeron. A fuerza de investigaciones privadas lograron hasta hoy que el tema siga vivo: a partir de consultas de Clarín, la Fuerza Aérea informó ayer que se están realizando "gestiones institucionales y extrainstitucionales a efectos de poder analizar si existen nuevos elementos de juicio respecto del accidente del avión TC 48".
Entre estas gestiones, se pidió a la Fuerza Aérea de los Estados Unidos "todos los archivos que pudiesen aportar" y a nivel interno "se ha ordenado una completa recopilación de todos los antecedentes". También dijeron que se apoyan firmemente las "nuevas investigaciones" que se pueden realizar "por medios electrónicos, laséricos y satelitales".
Este último párrafo no es inocente. Hace dos años el Gobierno de Costa Rica le pidió al de Estados Unidos ayuda para encontrar los restos del avión en la selva ubicada las montañas de Talamanca. "Tenés que verla para entender que ahí todo se puede perder. Es un brócoli con árboles de 50 metros de alto. Por lo bajo, tenés 70 centímetros de hojas mojadas y podridas. Caminando 8 horas se recorre un kilómetro", dice desde Italia Cecilia Viberti, hija de uno de los pilotos, que estuvo tres veces en ese lugar.
Desde el John Space Center de la NASA nombraron al doctor Shaun Sullivan, consultor del Departamento de Defensa, para que coordine la búsqueda. Decidieron hacerla con una sensor láser, una tecnología en desarrollo del Massachusetts Institute of Technology (MIT).
El desafío técnico era atravesar las múltiples capas de la selva cerrada para poder mapear el terreno. Pero encontraron follaje que refleja la energía láser. Y también pendientes muy empinadas que dificultan el trabajo. No encontraron al TC 48, pero probaron la nueva tecnología.
Para el año próximo se espera que haya mejoras en el hardware, el desarrollo de una nueva generación de sensores que permita regresar a la selva.
Los familiares de los caídos no dudan que el avión está en la selva del sur de Costa Rica. El libro "TC 48, el avión de los cadetes", escrito por Ricardo Becerra, ex teniente del Ejército y hermano del cadete Héctor, menciona a trece testigos que lo vieron volar a baja altura en zona selvática. Estos testimonios y la comunicación radial que el avión mantuvo con un piloto "tico" (costarricense) son elementos clave que sostienen la hipótesis de que el avión cayó en tierra, y no en el mar.
La asociación civil "Familiares de desaparecidos del avión TC 48", presentó en Córdoba hace dos años una denuncia en la fiscalía federal N«ø 3, a cargo de Graciela López de Filoñuk. Se denunció el mal estado del avión, que voló con una sobrecarga de 19 pasajeros, y pidió que se investigue. ¿Qué buscan?
"Que encuentren el avión, y la verdad", contesta Regina Zurro, que tenía 8 años la última vez que vio a su padre, Mario, comandante. ¿Pueden estar vivos? "Sí, y si no lo están, queremos sus restos. Son argentinos y tienen que descansar acá".
Los familiares quieren saber la verdad
Marta Platía
En los ojos clarísimos de Clyde, todavía se dibujan las sombras de esa selva que aprendió a conocer "como a mi propia casa" durante los dos años en que buscó a su esposo: el comandante Mario Nello Zurro, en los primeros meses de 1966.
Sus manos de 75 años todavía se crispan de impotencia cuando describe que apenas tenía 33 años, que había parido cuatro hijos y que era feliz hasta la tarde "en que llegaron dos oficiales a mi casa a decirme que a mi Negro, como al resto de los 68, se lo habían comido los tiburones del Caribe".
Esa antigua casa queda ahora a sólo dos de la que ha habitado desde entonces, en el Cerro de las Rosas, y donde unos 14 familiares de los caídos y desaparecidos del TC 48 reciben a Clarín.
Es allí donde afirman que ya callaron demasiado tiempo. Que ahora quieren saber toda la verdad de lo que les pasó a sus esposos, padres, tíos y hasta abuelos. Que no era fácil denunciar esto durante las épocas militares, aunque ellos mismos lo fueran. "Y que tal vez -aventura la hija de uno de los cadetes- nuestros padres murieron esperando que ellos volvieran, que siempre los creyeron vivos al no tenerlos muertos".
Clyde y su mirada celeste, encendida, es la líder del grupo junto a Helvecia de Alvarez Paz, de 72 años, quien enviudó del capitán "Miguel Angel, cuando apenas estaba embarazada de seis meses". Clyde la apuntala: "Yo nunca me creí la historia de los tiburones. Más cuando nos mostraron las pertenencias de un cadete, las de Oscar Vuistaz: unos gemelos de oro, un documento y hasta dólares que jamás habían estado en contacto con agua ni de una canilla".
Helvecia relata cómo le revolvieron la casa "en busca de una carta de mi marido en la que me relataba, desde Perú, antes de que el avión cayera, que la máquina no estaba en condiciones, y que hasta cubrían los agujeros con estopa".
Todos los familiares están convencidos de que el Caribe no fue la tumba de los suyos. Que se los tragó la selva. Pero lo que más los indigna, es que "primero hubo un abandono de parte del T 43, que no se volvió a ayudarlos cuando el TC 48 entró en alarma roja. Y después de la Fuerza Aérea, que no se preocupó en buscarlos".
Una historia que nunca se cerró
La pista indígena
La hipótesis de Cecilia Viberti es compartida por muchos familiares: "El avión fue saqueado por los indios y luego mataron a los sobrevivientes para ocultar su delito. La zona fue 'sukiada' (embrujada) y nadie quiere hablar de eso", conjetura. Un indio, conocido como Canela Fina, llegó a ser tapa de la " Gente". Fue acusado de llevar camisas militares, relojes y una máquina de escribir que habría encontrado en el avión. No lo pudieron probar.
La máquina accidentada
El TC 48 era un avión de transporte de paracaidistas que iba en viaje de instrucción para los cadetes de la Fuerza Aérea junto a una nave gemela, el TC 43, que culminó sin problemas su itinerario. Se sabe que, entre Panamá y Costa Rica, se le incendió uno de sus cuatro motores.
http://www.clarin.com/diario/2007/11/02/sociedad/s-03401.htm