Hay muchas cosas que no sabemos. No sabemos el tamaño del explosivo en ninguno de los casos.
No sabemos la posición del explosivo en ninguno de los casos.
No sabemos la forma de la cabeza explosiva en ninguno de los casos.
No podemos comparar cosas de la que no tenemos certezas.
Lo único que se pueden realizar son conjeturas y especulaciones en las que pueden creerse, o no, sólo por actos de fe.
Es mejor ser humilde y aceptar todo lo que no sabemos antes que comenzar con conjeturas.
También corremos el riesgo de comparar cosas diferentes. Por ejemplo, comparar un vehículo que pesa un poco más de 10 toneladas con otros que pesan cerca del doble. Diferencias de peso que, normalmente, vienen asociadas a diferencias en el blindaje.
En realidad, esto es algo sobre lo que sabemos con razonable certeza y, aún así, todo el tiempo se cae en el error de comprar peras con manzanas, por ejemplo, poner en la misma canasta a un vehículo ligero y otro pesado.
Ahora bien, hay algunas cosas que sí sabemos.
Sabemos que hay que evitar caer en el error de comparar peras con manzanas.
Y esto tiene un asegunda acepción, además de la mencionadas en los párrafos previos, tener cuidado en generalizar. Por ejemplo, pensar que lo las fortalezas y/o debilidades asignadas al WZ551 son automáticamente validas para el VN1.
O afinar que las fortalezas y/o críticas de un Mohawg LAV III (como el Stryker) son automáticamente válidas para un Piranha V.
También sabemos que existen requisitos y normas y que los vehículos fueron diseñados para cumplir con las mismas. Hay distintos tipos de requisitos y normas.
Si no sabemos cuál es la norma exacta, igual se pueden hacer analogías respecto a las más cercanas conocida.
Un vehículo que fue diseñado para cumplir normas y requisitos X no debe sorprender si no resisten agresiones que superan esos requisitos, especialmente si lo superan en varias magnitudes.
Lo grave no es que el vehículo no haya sobrevivido, porque en todo caso no es culpa del vehículo, sino de los requisitos y normas que se le requirió cumplir. O el error es del operador que desplegó incorrectamente el vehículo y lo expuso a mayores niveles de amenazas de las que fue diseñado a cubrir.
Lo que sería grave es que el vehículo en cuestión NO sobreviva ante las requisitos que supuestamente fue diseñado a cumplir.
Otra cosa que sabemos es que muchos vehículos diseñados para escenarios convencionales de la Guerra Fría no estaban diseñados para enfrenar los potentes explosivos improvisados en escenarios no-convencionales. Es un problema que ha afectado a muchos vehículos de todo el mundo.
Incluso el Stryker sufrió mucho porque tampoco fue diseñado para sobrevivir a explosivos improvisados de las magnitudes que se termino encontrando. El Stryker es básicamente un Piranha III americanizado que en lo que a protección se refiere, fue diseñado según los requerimientos heredados de la Guerra Fría.
No sabemos la posición del explosivo en ninguno de los casos.
No sabemos la forma de la cabeza explosiva en ninguno de los casos.
No podemos comparar cosas de la que no tenemos certezas.
Lo único que se pueden realizar son conjeturas y especulaciones en las que pueden creerse, o no, sólo por actos de fe.
Es mejor ser humilde y aceptar todo lo que no sabemos antes que comenzar con conjeturas.
También corremos el riesgo de comparar cosas diferentes. Por ejemplo, comparar un vehículo que pesa un poco más de 10 toneladas con otros que pesan cerca del doble. Diferencias de peso que, normalmente, vienen asociadas a diferencias en el blindaje.
En realidad, esto es algo sobre lo que sabemos con razonable certeza y, aún así, todo el tiempo se cae en el error de comprar peras con manzanas, por ejemplo, poner en la misma canasta a un vehículo ligero y otro pesado.
Ahora bien, hay algunas cosas que sí sabemos.
Sabemos que hay que evitar caer en el error de comparar peras con manzanas.
Y esto tiene un asegunda acepción, además de la mencionadas en los párrafos previos, tener cuidado en generalizar. Por ejemplo, pensar que lo las fortalezas y/o debilidades asignadas al WZ551 son automáticamente validas para el VN1.
O afinar que las fortalezas y/o críticas de un Mohawg LAV III (como el Stryker) son automáticamente válidas para un Piranha V.
También sabemos que existen requisitos y normas y que los vehículos fueron diseñados para cumplir con las mismas. Hay distintos tipos de requisitos y normas.
Si no sabemos cuál es la norma exacta, igual se pueden hacer analogías respecto a las más cercanas conocida.
Un vehículo que fue diseñado para cumplir normas y requisitos X no debe sorprender si no resisten agresiones que superan esos requisitos, especialmente si lo superan en varias magnitudes.
Lo grave no es que el vehículo no haya sobrevivido, porque en todo caso no es culpa del vehículo, sino de los requisitos y normas que se le requirió cumplir. O el error es del operador que desplegó incorrectamente el vehículo y lo expuso a mayores niveles de amenazas de las que fue diseñado a cubrir.
Lo que sería grave es que el vehículo en cuestión NO sobreviva ante las requisitos que supuestamente fue diseñado a cumplir.
Otra cosa que sabemos es que muchos vehículos diseñados para escenarios convencionales de la Guerra Fría no estaban diseñados para enfrenar los potentes explosivos improvisados en escenarios no-convencionales. Es un problema que ha afectado a muchos vehículos de todo el mundo.
Incluso el Stryker sufrió mucho porque tampoco fue diseñado para sobrevivir a explosivos improvisados de las magnitudes que se termino encontrando. El Stryker es básicamente un Piranha III americanizado que en lo que a protección se refiere, fue diseñado según los requerimientos heredados de la Guerra Fría.