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<blockquote data-quote="FloSof" data-source="post: 746248" data-attributes="member: 5836"><p><strong>Los Paracaidistas Franceses en Indochina 1945-1954 (parte 18 ) :</strong></p><p></p><p></p><p><strong>10.- Los Paracaidistas Franceses en la RC 4. El infierno (parte 05) :</strong></p><p></p><p>No obstante, a medianoche, la radio despierta al comandante Segretain :</p><p></p><p>El coronel ha cambiado de idea. Se hará ahora.</p><p></p><p>Si hacer ruido los hombres se preparan, y organizan la columna. El BEP va en cabeza. Detrás, se reagrupan como pueden los tabors marroquíes. Pero ya no tienen ganas de luchar. Sólo tienen un pensamiento : escapar, huir lejos de toda esta vegetación, lejos del ruido, de los viets, de la muerte. Se mantienen algo apartados, se presiente que están a punto de la desbandada.</p><p></p><p>Por otra parte, corre el rumor que sus oficiales se han quitado los galones.</p><p></p><p>Se ponen en marcha. Durante unos cientos de metros no ocurre nada. Pero de pronto, todo se precipita. El sendero parece una ratonera en la que se ha metido el BEP.</p><p></p><p>Segretain había podido reunir trescientos combatientes, heridos incluidos. En pocos minutos no quedan más que ciento diez.</p><p></p><p>Se fulminan a boca de jarro, sin verse, sólo con el resplandor de los disparos. Hay viets detrás de todos los arbustos, detrás de todas las rocas. En grupos. Con granadas, con cuchillos, los paracaidistas “abren” el camino. Metro a Metro.</p><p></p><p>Detrás de ellos, los marroquíes, presos de una súbita locura, abren fuego. Sobre cualquier cosa, incluso a veces sobre los paracaidistas que les abren camino.</p><p></p><p>Como dementes, sin ver nada más, en este día que nace dulcemente, son sin embargo ellos, los marroquíes, quienes abren la brecha. Pero sin saber lo que hacen. Sólo saben una cosa : más allá de la cortina de balas, está la salvación, la columna, el socorro. Corren chillando, con los ojos desorbitados, pasan sin verlos sobre los cadáveres de los legionarios y, sin acudir en ayuda de los supervivientes, saltan sobre los viets, escalan el sendero... Y caen sobre la columna Charton. No para salvarla, sino para destruirla.</p><p></p><p>Hasta el momento, había avanzado atacada ella también por todas partes, pero aguantaba en pié con una moral bastante sólida. Pero la llegada de esta banda confundida de ojos alucinantes, con baba en los labios, sudando pánico, en un solo momento va a romper el espíritu ofensivo de los recién llegados.</p><p></p><p>Los viets estaban empeñados en el asalto final. Giap reunió una quincena de batallones y las armas pesadas alrededor de los franceses. Desde las 6 de la mañana, morteros machacaban las posiciones de Charton, por lo que se debe tomar las colinas vecinas una por una. La orden es dada al 3/3° REI para abrir el camino hacia That Khé pasando por el oeste sostenido hasta ese momento por el 3° Tabor. Los legionarios toman la primera colina, pero se suspende el ataque delante de la segunda donde el enemigo comprometía sin cesar nuevas tropas. Herido en el muslo, en el estomago, en el pecho, y luego en la cabeza, el comandante Forget cae a la punta del combate que no dejó desde el principio del ataque. Sus últimas palabras antes de morir serán para sus hombres: “muero orgulloso de mi batallón”.</p><p></p><p>El coronel Charton efectúa dos tentativas infructuosas de desbordamiento por el oeste. </p><p></p><p>En pocas horas de combate, la columna Charton sufre una transformación radical. El miedo se extiende como gangrena, los marroquíes implantan el desorden en el dispositivo gritando : “¡Sálvese quien pueda!”. Los viets atacan, fraccionan los destacamentos, aíslan a las unidades. </p><p></p><p>Todo está perdido.</p><p></p><p>Lepage se reúne con Charton a mediodía para decirle llorando :</p><p></p><p>¡Y yo que esperaba tener mis cinco estrellas este año!</p><p></p><p>Pero Charton contesta severo :</p><p></p><p>¿Quién está al mando de este burdel?</p><p></p><p>Nadie contesta. Los oficiales no se han atrevido a ponerse de nuevo los galones. Y el BEP sigue luchando en la retaguardia. Sólo quedan ochenta hombres.</p><p></p><p>Entonces, magnífico, Charton sin una palabra toma la única resolución que queda a su honor de oficial : ir a la cabeza con su carabina en la mano a librar batalla a los viets.</p><p></p><p>Por la noche, herido cuatro veces, es hecho prisionero.</p><p></p><p>Ciertos elementos consiguen sin embargo escaparse para reunirse con el grupo Labaume de That Khé y llegada a las colinas de 2 o 3 kilómetros en el sudeste. El 3° BCCP del capitán Cazeaux no está lejos tampoco</p><p></p><p>Para el resto de la columna Lepage y Charton toda resistencia organizada es imposible en lo sucesivo. Lepage y sus oficiales optan por una abertura por pequeños grupos. En resumen, 12 oficiales y 475 hombres consiguen reunir a That Khé directamente o con la ayuda de los elementos enviados de refuerzo. </p><p></p><p>Lepage ha sido capturado con el “paquete”. Queda el BEP.</p><p></p><p>Por la noche Segretain, herido en el vientre, reúne a sus oficiales. Faulques, Marce, Leducq y Jeanpierre.</p><p></p><p>Hay que pasar, ya no podemos hacer nada por nadie. Objetivo : llegar a That Khé para asociarse con la guarnición del puesto...</p><p></p><p>Es efectivamente lo único que se puede hacer. Desde hace rato, los supervivientes de la columna Lepage que no han sido hechos prisioneros (algunos grupos de partisanos o de legionarios aislados) se han adentrado en la naturaleza. Para nada sirve en que se quede el BEP. Unicamente puede intentar salvar lo que quede de él mismo.</p><p></p><p>Entonces Segretain fracciona a sus supervivientes en cuatro grupos de veinte paracaidistas cada uno y da la orden de dispersarse. En dirección a That Khé.</p><p></p><p>Nada más ponerse en marcha, el grupo de Faulques es desarticulado y aniquilado por los viets que se encontraban cerca de un arroyo. Faulques cae tocado por once balas de fusil ametrallador. Por la mañana los viets lo encontrarán casi agónico. Carta, antes de abandonarlo, intenta llevarlo sobre sus hombros, pero Faulques rechaza el ofrecimiento : </p><p></p><p>¡Vete! Sin mí tienes alguna posibilidad de salir con bien de ésta...</p><p></p><p>Carta se marcha. En el bolsillo de su chaqueta lleva la cartera de su teniente.</p><p></p><p>Algo más tarde, Segretain es herido de nuevo y ordena a sus hombres que lo abandonen. El también será descubierto por la mañana por los viets. Pero no tendrá las suficientes fuerzas para beneficiarse, como Faulques al cabo de diez días, de una medida de “gracia”, pues morirá al día siguiente en Dong Khé, a donde lo habían llevado los viets en camilla.</p><p></p><p></p><p></p><p><a href="http://imageshack.us"><img src="http://img91.imageshack.us/img91/6691/21rq6.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></a></p><p></p><p><strong>El comandante Segretain, que estaba al mando del 1° BEP (Batallón Extranjero de Paracaidistas) en las operaciones en la RC 4, de septiembre y octubre de 1950.</strong></p><p></p><p></p><p></p><p>De los ochenta supervivientes del 1° BEP, sólo veintitrés conseguirán llegar a That Khé antes de la evacuación. Son conducidos por Jeanpierre, que paradójicamente moriría al ser derribado el helicóptero que usaba como enlace en un combate contra el FLN en la zona de Guelma en Argelia, en mayo de 1958, al mando del 1° REP (Regimiento Extranjero de Paracaidistas).</p><p></p><p></p><p></p><p><a href="http://imageshack.us"><img src="http://img356.imageshack.us/img356/6748/uniformea04rc3.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></a></p><p></p><p><strong>El teniente coronel Jeanpierre en Guelma en 1958, poco antes de su muerte.</strong></p><p></p><p></p><p></p><p>El 7 de octubre de 1950, el 1° BEP, es tachado de la lista de efectivos franceses en Indochina.<span style="color: Silver"></span></p><p><span style="color: Silver"></span></p><p><span style="color: Silver"><span style="font-size: 9px">---------- Post added at 08:47 ---------- Previous post was at 08:44 ----------</span></span></p><p><span style="color: Silver"></span></p><p><span style="color: Silver"></span><strong>Los Paracaidistas Franceses en Indochina 1945-1954 (parte 19) :</strong></p><p></p><p></p><p><strong>10.- Los Paracaidistas Franceses en la RC 4. El infierno (parte 06) :</strong></p><p></p><p>El asunto de la RC 4 no terminará sin ofrecerle, en holocausto, un segundo batallón de paracaidistas. Como si hiciese falta el sacrificio de un puñado de guerreros para redimir la cobardía de la mayor parte.</p><p></p><p>El 3° BCCP está a punto de dar fin a su estancia en Asia. Al comienzo de la operación de “estrechamiento del dispositivo” (como dice Carpentier grandilocuentemente), se encontraba en alguna parte en dirección a Nasan, a ciento cincuenta kilómetros de Hanoi, en pleno corazón del país thaï.</p><p></p><p>En cuanto las cosas han empezado a ir mal dadas, Carpentier ha hecho volver a este batallón extenuado a Hanoi, a marchas forzadas, para lanzarlos en paracaídas sobre That Khé.</p><p></p><p>Le da la misión al capitán Cazeaux, el jefe del cuerpo :</p><p></p><p>Hay que tender una mano a la columna Charton-Lepage.</p><p></p><p>De hecho, el 3 de octubre Cazeaux y sus hombres se encuentran relativamente cerca de Coc Xa y podría haber acudido en ayuda de las tropas que van camino a la perdición. Pero Carpentier ha ordenado :</p><p></p><p>¡Sean prudentes! </p><p></p><p>Ya sabía que no existía esperanza alguna para ayudar a Lepage, ni a Charton, y no tenía ganas de ofrecer a los viets un batallón suplementario. Por esta razón, el 7 decide que el 3° BCCP, se dirija a That Khé. Misión : esperar a los supervivientes. </p><p></p><p>Por estar al final de estancia, el batallón no tiene más que dos compañías completas. Se le agregó la compañía de marcha del teniente Loth, formada por un refuerzo de legionarios inicialmente previsto para el 1° BEP.</p><p></p><p></p><p></p><p><a href="http://imageshack.us"><img src="http://img391.imageshack.us/img391/1237/28ut7.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></a></p><p></p><p><strong>Ultima foto tomada del Capitán Cazeaux en Bach Mai, antes de su último salto, publicada en el libro “3° BCCP Indochine 1948-1950” de Cyril Bondroit. Morirá en cautividad en respuesta a una tentativa de fuga. </strong></p><p></p><p></p><p></p><p>En resumen 398 hombres serán largados, 268 del 3° BCCP y 130 la compañía de marcha del BEP, recién llegando de Argelia, en 3 oleadas. El 8 de octubre a 14:20 los primeros Dakota y el Junker 52 despegan del aeródromo de Bach Mai. Entre 16:00 y 16:30 los primeros elementos saltan cerca del puente Bascou a 7 km. en el norte de That Khé, llegados al suelo toman el camino a las colinas cercanas y descubren de inmediato allí a elementos de la Brigada 308 de los viets, que tiene tomada las partes altas.</p><p></p><p>Estos van llegando de a poco. Cien, doscientos quizá. Los primeros en llegar son los solados marroquíes. </p><p></p><p>Llegan allí llenos de pánico, locos de miedo, como una horda acorralada. Les siguen algunos legionarios de Charton, en número inferior. También algunos paracaidistas.</p><p></p><p>Y nadie más. Como si la jungla se hubiese cerrado sobre sí misma, como si ya nadie pudiese salir de allí. Menos los viets.</p><p></p><p>Los viets están por todas partes,</p><p></p><p>“Son los más fuertes, sálvese quien pueda“.</p><p></p><p>Esta frase repetida por los marroquíes desencadena el pánico. Pronto, a la guarnición de That Khé ya no le quedan ánimos para afrontar a esta “marea roja” que los supervivientes describen con palabras de horror.</p><p></p><p>Carpentier, en Hanoi, se inquieta. Adelanta la retirada en cuarenta y ocho horas y recomienda al coronel Simon :</p><p></p><p>Sobre todo no destruyan nada, que los viets no adviertan que se marchan, pues en caso contrario prepararían emboscadas.</p><p></p><p></p><p></p><p><a href="http://imageshack.us"><img src="http://img91.imageshack.us/img91/3175/22kb1.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></a></p><p></p><p><strong>Una sección de morteros del 3° BCCP (Batallón Colonial de Comandos Paracaidistas), en operaciones en That Khé, en la RC 4, en octubre de 1950. </strong></p><p></p><p></p><p></p><p>El puesto de That Khé levanta el campo de noche, con la habitual corte de civiles.</p><p></p><p>En la cola, para contener un eventual flujo de viets, los paracaidistas.</p><p></p><p>Cazeaux se pone en marcha de madrugada. A lo lejos, hacia el río Song Ky Kong, se distingue un hormiguero humano que se desliza lentamente por un puente de barco.</p><p></p><p>La vanguardia enemiga empieza ya a tantear el terreno. Cazeaux contesta, contiene su ímpetu. Detiene al enemigo y a las tres de la mañana llega al río. Pero constata que los barcos que debían permitirles franquearlo han sido abandonados por los fugitivos, en la orilla contraria.</p><p></p><p>Los viets ganan terreno. ¿Van a acorralar al BCCP en la orilla del Song Ky Kong?</p><p></p><p>No. Tres paracaidistas se lanzan al agua y a nado llegan hasta los barcos que acercan a la orilla. El batallón pasa por los pelos.</p><p></p><p>Frente a ellos, al fondo de un estrecho valle donde serpentea la RC 4 que conduce a Lang Song, la salvación, hay un estrechamiento que constituye la última dificultad.</p><p></p><p>Graciani, un joven teniente, un corso bullicioso que desde la víspera tiene un ojo reventado a causa de un estallido, dice :</p><p></p><p>Esperemos que los viets no estén en el paso.</p><p></p><p>Añade Planet :</p><p></p><p>Si están, estamos perdidos.</p><p></p><p>Están.</p><p></p><p>Apenas la columna evacuada de That Khé se introduce en el desfiladero, es recibida por las ametralladoras. Un muro de hierro y de fuego.</p><p></p><p>Ocurre entonces una cosa increíble, inaudita. Son los civiles, rebaño harapiento y famélico muerto de miedo, los que fuerzan el paso. Se lanzan hacia delante como animales acosados. Muchos son alcanzados por las balas, pero detrás de ellos, marroquíes, partisanos y soldados regulares pueden pasar al otro lado, hacia la seguridad.</p><p></p><p>Unicamente algunos elementos de tabors son cortados de la columna. Ellos y, naturalmente, el 3° BCCP.</p><p></p><p></p><p></p><p><a href="http://imageshack.us"><img src="http://img80.imageshack.us/img80/1579/34nh9.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></a></p><p></p><p><strong>El desfiladero de Deo Cat entre That Khé y Dong Dang, que vive gran parte de la destrucción del 3° BCCP y de la compañía del teniente Loth, el 11 y 12 de octubre de 1950.</strong></p><p></p><p></p><p></p><p>Dice Cazeaux :</p><p></p><p>Hay que pasar.</p><p></p><p>Y contestan los comandantes de compañía :</p><p></p><p>¡Allá vamos!</p><p></p><p>A las nueve, cuando el sol empieza a calentar, se lanzan a descubierto hacia el flanco de las rocas donde están instalados los viets. Esperaban contar con el apoyo de dos pequeños puestos establecidos sobre los viets, a uno y otro lado de la carretera. Y su maniobra, montada en función de este apoyo, desemboca en la catástrofe. </p><p></p><p>Sin orden para ello, los puestos franceses han levantado campo al amanecer. Sin tampoco avisar. Lo que es fatal para los paracaidistas. Al cabo de dos horas de vanas tentativas, es evidente que no van a poder pasar.</p><p></p><p>Entonces, bajan de nuevo al valle.</p><p></p><p>Los oficiales discuten alrededor de Cazeaux.</p><p></p><p>Algunos opinan :</p><p></p><p>Sólo queda una solución, dejar a los heridos y huir a través de la vegetación, hay senderos y podríamos despistar a los viets.</p><p></p><p>Pero Cazeaux mueve la cabeza :</p><p></p><p>Acuérdense, señores, del asunto de Pho Lu...</p><p></p><p>El caso de Pho Lu es el drama secreto del 3° BCCP. Ello tuvo lugar hace un año. Acorralado en condiciones similares a las de hoy por alrededor de mil viets, el 3° BCCP consiguió salir contraatacando. En el lugar sólo dejaron a los muertos. ¡Sólo a los muertos!</p><p></p><p>Cuando el 3° BCCP regresó a Hanoi con los heridos, el coronel Carpentier, con un gesto despreciativo, les lanzó a la cara : “¡Son ustedes unos cobardes!”.</p><p></p><p>Actualmente, sigue siendo el que manda en Indochina. El 3° BCCP no puede ni pensar en abandonar a sus muertos, y menos aún a sus heridos.</p><p></p><p>Graciani sentencia :</p><p></p><p>En ese caso, estamos perdidos. Para eso es mejor reventar limpiamente.</p><p></p><p>Se pone a la cabeza de un destacamento y parte hacia el Norte a través de los matorrales. Al cabo de tres horas está de regreso y anuncia :</p><p></p><p>Hay un paso posible por la cima.</p><p></p><p>Cazeaux da la orden de ocuparse de los heridos y los muertos de forma que puedan ser transportados. A las cinco todo está a punto. El batallón se pone en movimiento. Durante todo el día y toda la noche van penetrando en la jungla.</p><p></p><p>El tiempo es malísimo. Si guía, sin punto de referencia, sin mapa, sin nada, la columna se pierde en la selva de bambúes. Por la mañana las radios captan un mensaje dirigido al puesto de Lungai, muy cerca :</p><p></p><p>Esperen a los paracaidistas hasta las ocho. Si a esa hora no han aparecido repliéguense.</p><p></p><p>Instintivamente, Cazeaux mira el reloj : son las ocho menos cuarto. Queda una esperanza : el puesto de Na Cham. Hay que seguir, y andar. ¡Andar más y más!</p><p></p><p>Por la noche gracias a una escampada, pasa un avión, repara en el batallón y le envía un mensaje con lastre : “Estén en Na Cham a las tres de la madrugada. Les indico el camino correcto. ¡Animo!” </p><p></p><p>Renacen de nuevo las esperanzas para el batallón. Y, de pronto, al final del sendero, un río con un puente. Todos piensan lo mismo : “Si los viets nos esperan, es ahí donde sucumbiremos”.</p><p></p><p>Y efectivamente, les esperan. En gran número además, seis mil : dos divisiones.</p><p></p><p></p><p></p><p><a href="http://imageshack.us"><img src="http://img135.imageshack.us/img135/5097/a06yk1.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></a></p><p></p><p><strong>Puesto de ametralladora viet bien camuflado.</strong></p><p></p><p></p><p></p><p>El 14 de octubre marca la destrucción casi íntegra del batallón, aparte de algunos paracaidistas perdidos en la selva que todavía se batieron durante dos días intentando reunirse con las líneas amigas, un puñado lo logrará, los otros serán muertos o prisioneros. </p><p></p><p>De los 268 paracaidistas del 3° BCCP empleados en la RC 4, 14 se reunirán con las líneas francesas, 15 llegarán a evadirse de los campos de prisioneros viets, 91 sobrevivirán a la cautividad, pero 38 serán muertos en los combates, 94 murieron en cautividad y 16 serán ejecutados para tentativa de fuga. </p><p></p><p>De la compañía de marcha BEP, únicamente cinco hombres llegan a Lang Son.</p><p></p><p>Las acciones en la RC 4 le dieron a los franceses 4.800 muertos o desaparecidos y 2.000 heridos, sin contar un importante material : 13 cañones, 450 vehículos, 120 morteros, 940 ametralladoras, 1.200 fusiles ametralladores y 8.500 fusiles.</p><p></p><p></p><p></p><p><a href="http://imageshack.us"><img src="http://img84.imageshack.us/img84/4940/a07kp3.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></a></p><p></p><p><strong>Material abandonado por los franceses en la RC 4.</strong></p><p></p><p></p><p></p><p><a href="http://imageshack.us"><img src="http://img376.imageshack.us/img376/3659/a08ii7.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></a></p><p></p><p><strong>Un triste convoy de prisioneros.</strong></p><p></p><p></p><p></p><p>El desastre de la RC 4 fue como una epidemia. Nadie lo creía, pero todos, o casi, murieron allí. Y el sacrificio de los paracaidistas, y también de otros, no sirvió para nada. Debían proteger la retirada y salvar Lang Song, la que fue vergonzosamente evacuada algunos días más tarde, sin destruir nada. Fueron los paracaidistas de Gilles, el general tuerto, quienes tres años más tarde hicieron por fin saltar los depósitos dejados intactos por Constans “El Magnífico”, el coronel a cargo de la guarnición.</p><p></p><p></p><p></p><p><a href="http://imageshack.us"><img src="http://img113.imageshack.us/img113/3258/a12ul3.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></a></p><p></p><p><strong>El coronel Constans “El Magnífico” observa la bandera del 3° REI en Lang Son. Esta unidad era algo así como una “guardia pretoriana” en la zona.</strong></p><p></p><p></p><p></p><p>Pero los paracaidistas no sienten rencor. Escondieron cuidadosamente su duelo y, si lloraron, lo hicieron sin testigos : no hay que dar un espectáculo a “los otros”.</p><p></p><p>Su única venganza fue un “al estilo de...” que se burlaba con humor y algo de amargura de esos “otros” que los enviaban a la muerte.</p><p></p><p>“Los que...”</p><p></p><p>Los que voluntariamente</p><p>Los que de oficio</p><p>Los que hacen campaña a los TOE en espera de que pase</p><p>Los que acorralan</p><p>Los que estorban</p><p>Los que medio estorban</p><p>Los que escalan</p><p>Los que construyen con hormigón</p><p>Los que destruyen</p><p>Los que abren el camino y que sólo tienen derecho a cerrarlo</p><p>Los que la tinta en la gorra</p><p>Los que la tinta en la pluma</p><p>Los que dan órdenes</p><p>Los que las transmiten y las mejoran</p><p>Los que se preguntan cómo ejecutarlas</p><p>Los que dicen estamos mandados por una pandilla de cerdos, sin dar cuenta de que podrían formar parte del Alto Mando</p><p>Los de corbata verde</p><p>Los de corbata negra</p><p>Los que les gustaría mucho tener una del color de sus albornoces</p><p>Los que no necesitan color para llevar corbata</p><p>Los que toman las armas al enemigo</p><p>Los que más bien hacen tomas de armas entre amigos</p><p>Los que en el Regimiento</p><p>Los que en la Brigada</p><p>Los que en la División</p><p>Los que en Cuerpo de Ejercito</p><p>Los que en el Ejercito</p><p>Los que “al asalto” y que no tienen nada porque se encuentran completamente solos</p><p>Los que mueren como héroes modestos</p><p>Los que no son ni héroes, ni modestos, pero que no mueren</p><p>Los que se esconden</p><p>Los que “hacia delante, vosotros”</p><p>Los que disparan sobre todo lo que ven</p><p>Los que disparan sobre todo antes de ver</p><p>Los que comprenden y se acuestan viendo llegar a la Marina</p><p>Los que se esconden incluso allí donde no llega la Marina</p><p>Los que china</p><p>Los que vietnamita</p><p>Los que camboyana</p><p>Los que laosiana</p><p>Los que venérea</p><p>Los que doblan los paracaídas para tener el “sueldo del Aire”</p><p>Los que se contentan con amores masculinos domésticos</p><p></p><p>Todos éstos y muchos otros que no se atrevían como antes a gritar “Muerte a los cerdos” por miedo a encontrarse todos en los diques de la Vida Eterna, acabaron sin embargo por ponerse de acuerdo y por encontrar una sonrisa indulgente al contemplar a unos enormes diablos negros con unos dientes muy blancos, encuadrados como capitanes barrigudos doblemente provistos de anzuelos, y la divisa de todos ante este espectáculo reconfortante a partir de entonces : “En el asfalto, los más cerdos.”</p><p></p><p>Lo que a pesar de todo es falso, pues no había asfalto lo bastante importante para necesitar la presencia y justificar el sueldo de ciertos oficiales superiores.</p><p></p><p>Hasta aquí dejo las palabras de ese ex-para Erwan Bergot, que deja claro cual es el espíritu Para del Paracaidista Francés, y de lo valedera que es su máxima : <strong>“ El Para no para, Sigue”. </strong></p><p></p><p></p><p><strong>Fuente :</strong></p><p></p><p>Les Paras (E. Bergot).</p><p></p><p>La Legión (G. Blond).</p><p></p><p>La Légion Étrangère sur la RC 4. Indochine, 1950 (J.P. Liardet).</p><p></p><p>3° BCCP Indochine 1948-1950 (C. Bondroit).</p><p></p><p>Indochine 1945-1954 (R. Bail/J.P. Bernier).</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="FloSof, post: 746248, member: 5836"] [b]Los Paracaidistas Franceses en Indochina 1945-1954 (parte 18 ) :[/b] [b]10.- Los Paracaidistas Franceses en la RC 4. El infierno (parte 05) :[/b] No obstante, a medianoche, la radio despierta al comandante Segretain : El coronel ha cambiado de idea. Se hará ahora. Si hacer ruido los hombres se preparan, y organizan la columna. El BEP va en cabeza. Detrás, se reagrupan como pueden los tabors marroquíes. Pero ya no tienen ganas de luchar. Sólo tienen un pensamiento : escapar, huir lejos de toda esta vegetación, lejos del ruido, de los viets, de la muerte. Se mantienen algo apartados, se presiente que están a punto de la desbandada. Por otra parte, corre el rumor que sus oficiales se han quitado los galones. Se ponen en marcha. Durante unos cientos de metros no ocurre nada. Pero de pronto, todo se precipita. El sendero parece una ratonera en la que se ha metido el BEP. Segretain había podido reunir trescientos combatientes, heridos incluidos. En pocos minutos no quedan más que ciento diez. Se fulminan a boca de jarro, sin verse, sólo con el resplandor de los disparos. Hay viets detrás de todos los arbustos, detrás de todas las rocas. En grupos. Con granadas, con cuchillos, los paracaidistas “abren” el camino. Metro a Metro. Detrás de ellos, los marroquíes, presos de una súbita locura, abren fuego. Sobre cualquier cosa, incluso a veces sobre los paracaidistas que les abren camino. Como dementes, sin ver nada más, en este día que nace dulcemente, son sin embargo ellos, los marroquíes, quienes abren la brecha. Pero sin saber lo que hacen. Sólo saben una cosa : más allá de la cortina de balas, está la salvación, la columna, el socorro. Corren chillando, con los ojos desorbitados, pasan sin verlos sobre los cadáveres de los legionarios y, sin acudir en ayuda de los supervivientes, saltan sobre los viets, escalan el sendero... Y caen sobre la columna Charton. No para salvarla, sino para destruirla. Hasta el momento, había avanzado atacada ella también por todas partes, pero aguantaba en pié con una moral bastante sólida. Pero la llegada de esta banda confundida de ojos alucinantes, con baba en los labios, sudando pánico, en un solo momento va a romper el espíritu ofensivo de los recién llegados. Los viets estaban empeñados en el asalto final. Giap reunió una quincena de batallones y las armas pesadas alrededor de los franceses. Desde las 6 de la mañana, morteros machacaban las posiciones de Charton, por lo que se debe tomar las colinas vecinas una por una. La orden es dada al 3/3° REI para abrir el camino hacia That Khé pasando por el oeste sostenido hasta ese momento por el 3° Tabor. Los legionarios toman la primera colina, pero se suspende el ataque delante de la segunda donde el enemigo comprometía sin cesar nuevas tropas. Herido en el muslo, en el estomago, en el pecho, y luego en la cabeza, el comandante Forget cae a la punta del combate que no dejó desde el principio del ataque. Sus últimas palabras antes de morir serán para sus hombres: “muero orgulloso de mi batallón”. El coronel Charton efectúa dos tentativas infructuosas de desbordamiento por el oeste. En pocas horas de combate, la columna Charton sufre una transformación radical. El miedo se extiende como gangrena, los marroquíes implantan el desorden en el dispositivo gritando : “¡Sálvese quien pueda!”. Los viets atacan, fraccionan los destacamentos, aíslan a las unidades. Todo está perdido. Lepage se reúne con Charton a mediodía para decirle llorando : ¡Y yo que esperaba tener mis cinco estrellas este año! Pero Charton contesta severo : ¿Quién está al mando de este burdel? Nadie contesta. Los oficiales no se han atrevido a ponerse de nuevo los galones. Y el BEP sigue luchando en la retaguardia. Sólo quedan ochenta hombres. Entonces, magnífico, Charton sin una palabra toma la única resolución que queda a su honor de oficial : ir a la cabeza con su carabina en la mano a librar batalla a los viets. Por la noche, herido cuatro veces, es hecho prisionero. Ciertos elementos consiguen sin embargo escaparse para reunirse con el grupo Labaume de That Khé y llegada a las colinas de 2 o 3 kilómetros en el sudeste. El 3° BCCP del capitán Cazeaux no está lejos tampoco Para el resto de la columna Lepage y Charton toda resistencia organizada es imposible en lo sucesivo. Lepage y sus oficiales optan por una abertura por pequeños grupos. En resumen, 12 oficiales y 475 hombres consiguen reunir a That Khé directamente o con la ayuda de los elementos enviados de refuerzo. Lepage ha sido capturado con el “paquete”. Queda el BEP. Por la noche Segretain, herido en el vientre, reúne a sus oficiales. Faulques, Marce, Leducq y Jeanpierre. Hay que pasar, ya no podemos hacer nada por nadie. Objetivo : llegar a That Khé para asociarse con la guarnición del puesto... Es efectivamente lo único que se puede hacer. Desde hace rato, los supervivientes de la columna Lepage que no han sido hechos prisioneros (algunos grupos de partisanos o de legionarios aislados) se han adentrado en la naturaleza. Para nada sirve en que se quede el BEP. Unicamente puede intentar salvar lo que quede de él mismo. Entonces Segretain fracciona a sus supervivientes en cuatro grupos de veinte paracaidistas cada uno y da la orden de dispersarse. En dirección a That Khé. Nada más ponerse en marcha, el grupo de Faulques es desarticulado y aniquilado por los viets que se encontraban cerca de un arroyo. Faulques cae tocado por once balas de fusil ametrallador. Por la mañana los viets lo encontrarán casi agónico. Carta, antes de abandonarlo, intenta llevarlo sobre sus hombros, pero Faulques rechaza el ofrecimiento : ¡Vete! Sin mí tienes alguna posibilidad de salir con bien de ésta... Carta se marcha. En el bolsillo de su chaqueta lleva la cartera de su teniente. Algo más tarde, Segretain es herido de nuevo y ordena a sus hombres que lo abandonen. El también será descubierto por la mañana por los viets. Pero no tendrá las suficientes fuerzas para beneficiarse, como Faulques al cabo de diez días, de una medida de “gracia”, pues morirá al día siguiente en Dong Khé, a donde lo habían llevado los viets en camilla. [URL=http://imageshack.us][img]http://img91.imageshack.us/img91/6691/21rq6.jpg[/img][/URL] [b]El comandante Segretain, que estaba al mando del 1° BEP (Batallón Extranjero de Paracaidistas) en las operaciones en la RC 4, de septiembre y octubre de 1950.[/b] De los ochenta supervivientes del 1° BEP, sólo veintitrés conseguirán llegar a That Khé antes de la evacuación. Son conducidos por Jeanpierre, que paradójicamente moriría al ser derribado el helicóptero que usaba como enlace en un combate contra el FLN en la zona de Guelma en Argelia, en mayo de 1958, al mando del 1° REP (Regimiento Extranjero de Paracaidistas). [URL=http://imageshack.us][img]http://img356.imageshack.us/img356/6748/uniformea04rc3.jpg[/img][/URL] [b]El teniente coronel Jeanpierre en Guelma en 1958, poco antes de su muerte.[/b] El 7 de octubre de 1950, el 1° BEP, es tachado de la lista de efectivos franceses en Indochina.[COLOR="Silver"] [SIZE=1]---------- Post added at 08:47 ---------- Previous post was at 08:44 ----------[/SIZE] [/COLOR][b]Los Paracaidistas Franceses en Indochina 1945-1954 (parte 19) :[/b] [b]10.- Los Paracaidistas Franceses en la RC 4. El infierno (parte 06) :[/b] El asunto de la RC 4 no terminará sin ofrecerle, en holocausto, un segundo batallón de paracaidistas. Como si hiciese falta el sacrificio de un puñado de guerreros para redimir la cobardía de la mayor parte. El 3° BCCP está a punto de dar fin a su estancia en Asia. Al comienzo de la operación de “estrechamiento del dispositivo” (como dice Carpentier grandilocuentemente), se encontraba en alguna parte en dirección a Nasan, a ciento cincuenta kilómetros de Hanoi, en pleno corazón del país thaï. En cuanto las cosas han empezado a ir mal dadas, Carpentier ha hecho volver a este batallón extenuado a Hanoi, a marchas forzadas, para lanzarlos en paracaídas sobre That Khé. Le da la misión al capitán Cazeaux, el jefe del cuerpo : Hay que tender una mano a la columna Charton-Lepage. De hecho, el 3 de octubre Cazeaux y sus hombres se encuentran relativamente cerca de Coc Xa y podría haber acudido en ayuda de las tropas que van camino a la perdición. Pero Carpentier ha ordenado : ¡Sean prudentes! Ya sabía que no existía esperanza alguna para ayudar a Lepage, ni a Charton, y no tenía ganas de ofrecer a los viets un batallón suplementario. Por esta razón, el 7 decide que el 3° BCCP, se dirija a That Khé. Misión : esperar a los supervivientes. Por estar al final de estancia, el batallón no tiene más que dos compañías completas. Se le agregó la compañía de marcha del teniente Loth, formada por un refuerzo de legionarios inicialmente previsto para el 1° BEP. [URL=http://imageshack.us][img]http://img391.imageshack.us/img391/1237/28ut7.jpg[/img][/URL] [b]Ultima foto tomada del Capitán Cazeaux en Bach Mai, antes de su último salto, publicada en el libro “3° BCCP Indochine 1948-1950” de Cyril Bondroit. Morirá en cautividad en respuesta a una tentativa de fuga. [/b] En resumen 398 hombres serán largados, 268 del 3° BCCP y 130 la compañía de marcha del BEP, recién llegando de Argelia, en 3 oleadas. El 8 de octubre a 14:20 los primeros Dakota y el Junker 52 despegan del aeródromo de Bach Mai. Entre 16:00 y 16:30 los primeros elementos saltan cerca del puente Bascou a 7 km. en el norte de That Khé, llegados al suelo toman el camino a las colinas cercanas y descubren de inmediato allí a elementos de la Brigada 308 de los viets, que tiene tomada las partes altas. Estos van llegando de a poco. Cien, doscientos quizá. Los primeros en llegar son los solados marroquíes. Llegan allí llenos de pánico, locos de miedo, como una horda acorralada. Les siguen algunos legionarios de Charton, en número inferior. También algunos paracaidistas. Y nadie más. Como si la jungla se hubiese cerrado sobre sí misma, como si ya nadie pudiese salir de allí. Menos los viets. Los viets están por todas partes, “Son los más fuertes, sálvese quien pueda“. Esta frase repetida por los marroquíes desencadena el pánico. Pronto, a la guarnición de That Khé ya no le quedan ánimos para afrontar a esta “marea roja” que los supervivientes describen con palabras de horror. Carpentier, en Hanoi, se inquieta. Adelanta la retirada en cuarenta y ocho horas y recomienda al coronel Simon : Sobre todo no destruyan nada, que los viets no adviertan que se marchan, pues en caso contrario prepararían emboscadas. [URL=http://imageshack.us][img]http://img91.imageshack.us/img91/3175/22kb1.jpg[/img][/URL] [b]Una sección de morteros del 3° BCCP (Batallón Colonial de Comandos Paracaidistas), en operaciones en That Khé, en la RC 4, en octubre de 1950. [/b] El puesto de That Khé levanta el campo de noche, con la habitual corte de civiles. En la cola, para contener un eventual flujo de viets, los paracaidistas. Cazeaux se pone en marcha de madrugada. A lo lejos, hacia el río Song Ky Kong, se distingue un hormiguero humano que se desliza lentamente por un puente de barco. La vanguardia enemiga empieza ya a tantear el terreno. Cazeaux contesta, contiene su ímpetu. Detiene al enemigo y a las tres de la mañana llega al río. Pero constata que los barcos que debían permitirles franquearlo han sido abandonados por los fugitivos, en la orilla contraria. Los viets ganan terreno. ¿Van a acorralar al BCCP en la orilla del Song Ky Kong? No. Tres paracaidistas se lanzan al agua y a nado llegan hasta los barcos que acercan a la orilla. El batallón pasa por los pelos. Frente a ellos, al fondo de un estrecho valle donde serpentea la RC 4 que conduce a Lang Song, la salvación, hay un estrechamiento que constituye la última dificultad. Graciani, un joven teniente, un corso bullicioso que desde la víspera tiene un ojo reventado a causa de un estallido, dice : Esperemos que los viets no estén en el paso. Añade Planet : Si están, estamos perdidos. Están. Apenas la columna evacuada de That Khé se introduce en el desfiladero, es recibida por las ametralladoras. Un muro de hierro y de fuego. Ocurre entonces una cosa increíble, inaudita. Son los civiles, rebaño harapiento y famélico muerto de miedo, los que fuerzan el paso. Se lanzan hacia delante como animales acosados. Muchos son alcanzados por las balas, pero detrás de ellos, marroquíes, partisanos y soldados regulares pueden pasar al otro lado, hacia la seguridad. Unicamente algunos elementos de tabors son cortados de la columna. Ellos y, naturalmente, el 3° BCCP. [URL=http://imageshack.us][img]http://img80.imageshack.us/img80/1579/34nh9.jpg[/img][/URL] [b]El desfiladero de Deo Cat entre That Khé y Dong Dang, que vive gran parte de la destrucción del 3° BCCP y de la compañía del teniente Loth, el 11 y 12 de octubre de 1950.[/b] Dice Cazeaux : Hay que pasar. Y contestan los comandantes de compañía : ¡Allá vamos! A las nueve, cuando el sol empieza a calentar, se lanzan a descubierto hacia el flanco de las rocas donde están instalados los viets. Esperaban contar con el apoyo de dos pequeños puestos establecidos sobre los viets, a uno y otro lado de la carretera. Y su maniobra, montada en función de este apoyo, desemboca en la catástrofe. Sin orden para ello, los puestos franceses han levantado campo al amanecer. Sin tampoco avisar. Lo que es fatal para los paracaidistas. Al cabo de dos horas de vanas tentativas, es evidente que no van a poder pasar. Entonces, bajan de nuevo al valle. Los oficiales discuten alrededor de Cazeaux. Algunos opinan : Sólo queda una solución, dejar a los heridos y huir a través de la vegetación, hay senderos y podríamos despistar a los viets. Pero Cazeaux mueve la cabeza : Acuérdense, señores, del asunto de Pho Lu... El caso de Pho Lu es el drama secreto del 3° BCCP. Ello tuvo lugar hace un año. Acorralado en condiciones similares a las de hoy por alrededor de mil viets, el 3° BCCP consiguió salir contraatacando. En el lugar sólo dejaron a los muertos. ¡Sólo a los muertos! Cuando el 3° BCCP regresó a Hanoi con los heridos, el coronel Carpentier, con un gesto despreciativo, les lanzó a la cara : “¡Son ustedes unos cobardes!”. Actualmente, sigue siendo el que manda en Indochina. El 3° BCCP no puede ni pensar en abandonar a sus muertos, y menos aún a sus heridos. Graciani sentencia : En ese caso, estamos perdidos. Para eso es mejor reventar limpiamente. Se pone a la cabeza de un destacamento y parte hacia el Norte a través de los matorrales. Al cabo de tres horas está de regreso y anuncia : Hay un paso posible por la cima. Cazeaux da la orden de ocuparse de los heridos y los muertos de forma que puedan ser transportados. A las cinco todo está a punto. El batallón se pone en movimiento. Durante todo el día y toda la noche van penetrando en la jungla. El tiempo es malísimo. Si guía, sin punto de referencia, sin mapa, sin nada, la columna se pierde en la selva de bambúes. Por la mañana las radios captan un mensaje dirigido al puesto de Lungai, muy cerca : Esperen a los paracaidistas hasta las ocho. Si a esa hora no han aparecido repliéguense. Instintivamente, Cazeaux mira el reloj : son las ocho menos cuarto. Queda una esperanza : el puesto de Na Cham. Hay que seguir, y andar. ¡Andar más y más! Por la noche gracias a una escampada, pasa un avión, repara en el batallón y le envía un mensaje con lastre : “Estén en Na Cham a las tres de la madrugada. Les indico el camino correcto. ¡Animo!” Renacen de nuevo las esperanzas para el batallón. Y, de pronto, al final del sendero, un río con un puente. Todos piensan lo mismo : “Si los viets nos esperan, es ahí donde sucumbiremos”. Y efectivamente, les esperan. En gran número además, seis mil : dos divisiones. [URL=http://imageshack.us][img]http://img135.imageshack.us/img135/5097/a06yk1.jpg[/img][/URL] [b]Puesto de ametralladora viet bien camuflado.[/b] El 14 de octubre marca la destrucción casi íntegra del batallón, aparte de algunos paracaidistas perdidos en la selva que todavía se batieron durante dos días intentando reunirse con las líneas amigas, un puñado lo logrará, los otros serán muertos o prisioneros. De los 268 paracaidistas del 3° BCCP empleados en la RC 4, 14 se reunirán con las líneas francesas, 15 llegarán a evadirse de los campos de prisioneros viets, 91 sobrevivirán a la cautividad, pero 38 serán muertos en los combates, 94 murieron en cautividad y 16 serán ejecutados para tentativa de fuga. De la compañía de marcha BEP, únicamente cinco hombres llegan a Lang Son. Las acciones en la RC 4 le dieron a los franceses 4.800 muertos o desaparecidos y 2.000 heridos, sin contar un importante material : 13 cañones, 450 vehículos, 120 morteros, 940 ametralladoras, 1.200 fusiles ametralladores y 8.500 fusiles. [URL=http://imageshack.us][img]http://img84.imageshack.us/img84/4940/a07kp3.jpg[/img][/URL] [b]Material abandonado por los franceses en la RC 4.[/b] [URL=http://imageshack.us][img]http://img376.imageshack.us/img376/3659/a08ii7.jpg[/img][/URL] [b]Un triste convoy de prisioneros.[/b] El desastre de la RC 4 fue como una epidemia. Nadie lo creía, pero todos, o casi, murieron allí. Y el sacrificio de los paracaidistas, y también de otros, no sirvió para nada. Debían proteger la retirada y salvar Lang Song, la que fue vergonzosamente evacuada algunos días más tarde, sin destruir nada. Fueron los paracaidistas de Gilles, el general tuerto, quienes tres años más tarde hicieron por fin saltar los depósitos dejados intactos por Constans “El Magnífico”, el coronel a cargo de la guarnición. [URL=http://imageshack.us][img]http://img113.imageshack.us/img113/3258/a12ul3.jpg[/img][/URL] [b]El coronel Constans “El Magnífico” observa la bandera del 3° REI en Lang Son. Esta unidad era algo así como una “guardia pretoriana” en la zona.[/b] Pero los paracaidistas no sienten rencor. Escondieron cuidadosamente su duelo y, si lloraron, lo hicieron sin testigos : no hay que dar un espectáculo a “los otros”. Su única venganza fue un “al estilo de...” que se burlaba con humor y algo de amargura de esos “otros” que los enviaban a la muerte. “Los que...” Los que voluntariamente Los que de oficio Los que hacen campaña a los TOE en espera de que pase Los que acorralan Los que estorban Los que medio estorban Los que escalan Los que construyen con hormigón Los que destruyen Los que abren el camino y que sólo tienen derecho a cerrarlo Los que la tinta en la gorra Los que la tinta en la pluma Los que dan órdenes Los que las transmiten y las mejoran Los que se preguntan cómo ejecutarlas Los que dicen estamos mandados por una pandilla de cerdos, sin dar cuenta de que podrían formar parte del Alto Mando Los de corbata verde Los de corbata negra Los que les gustaría mucho tener una del color de sus albornoces Los que no necesitan color para llevar corbata Los que toman las armas al enemigo Los que más bien hacen tomas de armas entre amigos Los que en el Regimiento Los que en la Brigada Los que en la División Los que en Cuerpo de Ejercito Los que en el Ejercito Los que “al asalto” y que no tienen nada porque se encuentran completamente solos Los que mueren como héroes modestos Los que no son ni héroes, ni modestos, pero que no mueren Los que se esconden Los que “hacia delante, vosotros” Los que disparan sobre todo lo que ven Los que disparan sobre todo antes de ver Los que comprenden y se acuestan viendo llegar a la Marina Los que se esconden incluso allí donde no llega la Marina Los que china Los que vietnamita Los que camboyana Los que laosiana Los que venérea Los que doblan los paracaídas para tener el “sueldo del Aire” Los que se contentan con amores masculinos domésticos Todos éstos y muchos otros que no se atrevían como antes a gritar “Muerte a los cerdos” por miedo a encontrarse todos en los diques de la Vida Eterna, acabaron sin embargo por ponerse de acuerdo y por encontrar una sonrisa indulgente al contemplar a unos enormes diablos negros con unos dientes muy blancos, encuadrados como capitanes barrigudos doblemente provistos de anzuelos, y la divisa de todos ante este espectáculo reconfortante a partir de entonces : “En el asfalto, los más cerdos.” Lo que a pesar de todo es falso, pues no había asfalto lo bastante importante para necesitar la presencia y justificar el sueldo de ciertos oficiales superiores. Hasta aquí dejo las palabras de ese ex-para Erwan Bergot, que deja claro cual es el espíritu Para del Paracaidista Francés, y de lo valedera que es su máxima : [b]“ El Para no para, Sigue”. [/b] [b]Fuente :[/b] Les Paras (E. Bergot). La Legión (G. Blond). La Légion Étrangère sur la RC 4. Indochine, 1950 (J.P. Liardet). 3° BCCP Indochine 1948-1950 (C. Bondroit). Indochine 1945-1954 (R. Bail/J.P. Bernier). [/QUOTE]
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