Menú
Inicio
Visitar el Sitio Zona Militar
Foros
Nuevos mensajes
Buscar en los foros
Qué hay de nuevo
Nuevos mensajes
Última actividad
Miembros
Visitantes actuales
Entrar
Registrarse
Novedades
Buscar
Buscar
Buscar sólo en títulos
Por:
Nuevos mensajes
Buscar en los foros
Menú
Entrar
Registrarse
Inicio
Foros
Area Militar General
Malvinas 1982
Vivencias día a día del conflicto por las Islas Malvinas
JavaScript is disabled. For a better experience, please enable JavaScript in your browser before proceeding.
Estás usando un navegador obsoleto. No se pueden mostrar estos u otros sitios web correctamente.
Se debe actualizar o usar un
navegador alternativo
.
Responder al tema
Mensaje
<blockquote data-quote="Naval" data-source="post: 1288437" data-attributes="member: 15674"><p>Mientras cenamos lo que quedó del almuerzo, acompañado con mate cocido, organizamos las guardias, etc, y alrededor del fogón, les leo un relato que escribí hace muchos años...Sepan disculpar la extensión...</p><p>----------------------------------------------------------------------</p><p><span style="font-family: 'Arial'">Hace bastantes años atrás, navegando en el Destructor ARA Heroína, y en viaje a Baires, una mañana nos agarró una niebla muy densa y “calma chicha” en el mar. Me puse a pensar en las consecuencias que podría tener eso, y de allí salió este relato….Es ficción, claro, pero podría haber ocurrido…</span></p><p style="text-align: center"><strong><u><span style="font-family: 'Arial'">Un relato del mar</span></u></strong></p><p></p><p><span style="font-family: 'Arial'">La niebla había bajado repentinamente, espesa como pocas veces. No se veía ni la proa del gran destructor de combate. Los radares indicaban la presencia de varios barcos a poca distancia, seguramente pesqueros. </span></p><p><span style="font-family: 'Arial'">Parecía que el buque estaba dentro de una nube de algodón: nada se veía, nada se oía. </span></p><p><span style="font-family: 'Arial'">El mar sólo transmitía un leve chasquido, al ser cortado por la poderosa quilla. Comenzó a sonar, a intervalos, la sirena para indicar su presencia a los demás barcos. El comandante del buque de guerra se multiplicaba ante las pantallas de los radares, mirando ansiosamente cualquier variación en las posiciones de los pesqueros. Sentía la boca extrañamente seca y sus nervios tensos, pero era el que más debía demostrar serenidad. Su gran temor no eran los barcos que aparecían en las pantallas de los radares, sino los que posiblemente también estuvieran allí, y por ser muy pequeños y de madera, no serían registrados por el radar. </span></p><p><span style="font-family: 'Arial'">En el puente, dos cubiertas más arriba, el oficial de guardia miraba infructuosamente con sus prismáticos. Sólo veía un blanco telón que ocultaba el mundo. En las bordas, algunos hombres oteaban, haciendo pantalla con sus manos, para tratar de distinguir alguna sombra, alguna silueta, pero en vano. Dentro del gran buque nadie hablaba y parecía que el silencio de la niebla se había apoderado también de él. Un aroma salobre, como de mar dormido y tapado con algas, se colaba por las portas que se abrían para dar paso a algún tripulante. Era la conocida, aunque poco frecuente, “calma chicha”, predecesora general-mente de temporales. Nadie, en el gran buque, temía a los temporales, pero esto era distinto.</span></p><p><span style="font-family: 'Arial'">El comandante ordenó reducir la velocidad al mínimo, aprensivamente. Así y todo, pensó, la masa del barco a una velocidad por más mínima que fuera, podría partir a un barco mediano. Y se negó a pensar en lo que haría a uno pequeño. A pesar de encontrarse rodeado de sus hombres, se sintió muy solo. Entendía, una vez más, dolorosamente, lo que es “la soledad del mando”.</span></p><p><span style="font-family: 'Arial'">Nadie podía ayudarle a decidir nada, los hombres sólo podían transmitirle la información que captaban. Para ver mejor, subió al puente. Fue como haberse quedado ciego y sordo en un instante. Sólo miradas cargadas de tensión y temor le dirigieron los hombres que allí estaban. Presintió que le decían: debe hacer algo, Ud es el comandante del buque. Pero nadie dijo nada. La disciplina es férrea hasta en las proximidades del desastre, de la muerte, propia o ajena…</span></p><p><span style="font-family: 'Arial'">No hacía frío, pero él lo sentía. Su piel estaba erizada y hablaba con voz forzada. Se llamaba a la realidad a cada instante, porque hasta le parecía que la niebla lo arrastraba a un mundo de ensoñaciones., que no eran propias de él. Salió a cubierta. Estaba dentro de una caja blanca por todos sus lados, excepto uno, bajo sus pies. Lo demás eran paredes impalpables de humedad. Y, sin que nadie lo note, rezó…</span></p><p><span style="font-family: 'Arial'">Sus oraciones se mezclaron con la niebla, y hasta creyó que rebotaban en ella. Deseó con todas sus fuerzas que el viento despertara, que el mar despertara, y se la llevaran lejos. Y fueron oídas. Como si una fuerza desconocida diera una orden que él no podía dar, comenzó a soplar un viento fuerte, que formaba pequeñas olas. Con él empezó a correrse la niebla, y los contornos de un barco se comenzaron a vislumbrar. Respiró aliviado y se dijo: “todo está ya bien; todo en orden”. Rápidamente se disipaba la niebla.</span></p><p><span style="font-family: 'Arial'">Y cuando se disponía a bajar a tomar un café, a relajarse en su camarote, un grito lo sobresaltó. Con los últimos girones de niebla, y con cara aterrada, un hombre que estaba mirando hacia la proa dijo: “pesquero a 50 metros”….</span></p><p><span style="font-family: 'Arial'">Comprendió lo que decía el tripulante. Y sintió que con la niebla, velozmente, se había terminado el tiempo…</span></p><p><span style="font-family: 'Arial'">Naval</span></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Naval, post: 1288437, member: 15674"] Mientras cenamos lo que quedó del almuerzo, acompañado con mate cocido, organizamos las guardias, etc, y alrededor del fogón, les leo un relato que escribí hace muchos años...Sepan disculpar la extensión... ---------------------------------------------------------------------- [FONT=Arial]Hace bastantes años atrás, navegando en el Destructor ARA Heroína, y en viaje a Baires, una mañana nos agarró una niebla muy densa y “calma chicha” en el mar. Me puse a pensar en las consecuencias que podría tener eso, y de allí salió este relato….Es ficción, claro, pero podría haber ocurrido…[/FONT] [CENTER][B][U][FONT=Arial]Un relato del mar[/FONT][/U][/B][/CENTER] [FONT=Arial] [/FONT] [FONT=Arial]La niebla había bajado repentinamente, espesa como pocas veces. No se veía ni la proa del gran destructor de combate. Los radares indicaban la presencia de varios barcos a poca distancia, seguramente pesqueros. [/FONT] [FONT=Arial]Parecía que el buque estaba dentro de una nube de algodón: nada se veía, nada se oía. [/FONT] [FONT=Arial]El mar sólo transmitía un leve chasquido, al ser cortado por la poderosa quilla. Comenzó a sonar, a intervalos, la sirena para indicar su presencia a los demás barcos. El comandante del buque de guerra se multiplicaba ante las pantallas de los radares, mirando ansiosamente cualquier variación en las posiciones de los pesqueros. Sentía la boca extrañamente seca y sus nervios tensos, pero era el que más debía demostrar serenidad. Su gran temor no eran los barcos que aparecían en las pantallas de los radares, sino los que posiblemente también estuvieran allí, y por ser muy pequeños y de madera, no serían registrados por el radar. [/FONT] [FONT=Arial]En el puente, dos cubiertas más arriba, el oficial de guardia miraba infructuosamente con sus prismáticos. Sólo veía un blanco telón que ocultaba el mundo. En las bordas, algunos hombres oteaban, haciendo pantalla con sus manos, para tratar de distinguir alguna sombra, alguna silueta, pero en vano. Dentro del gran buque nadie hablaba y parecía que el silencio de la niebla se había apoderado también de él. Un aroma salobre, como de mar dormido y tapado con algas, se colaba por las portas que se abrían para dar paso a algún tripulante. Era la conocida, aunque poco frecuente, “calma chicha”, predecesora general-mente de temporales. Nadie, en el gran buque, temía a los temporales, pero esto era distinto.[/FONT] [FONT=Arial]El comandante ordenó reducir la velocidad al mínimo, aprensivamente. Así y todo, pensó, la masa del barco a una velocidad por más mínima que fuera, podría partir a un barco mediano. Y se negó a pensar en lo que haría a uno pequeño. A pesar de encontrarse rodeado de sus hombres, se sintió muy solo. Entendía, una vez más, dolorosamente, lo que es “la soledad del mando”.[/FONT] [FONT=Arial]Nadie podía ayudarle a decidir nada, los hombres sólo podían transmitirle la información que captaban. Para ver mejor, subió al puente. Fue como haberse quedado ciego y sordo en un instante. Sólo miradas cargadas de tensión y temor le dirigieron los hombres que allí estaban. Presintió que le decían: debe hacer algo, Ud es el comandante del buque. Pero nadie dijo nada. La disciplina es férrea hasta en las proximidades del desastre, de la muerte, propia o ajena…[/FONT] [FONT=Arial]No hacía frío, pero él lo sentía. Su piel estaba erizada y hablaba con voz forzada. Se llamaba a la realidad a cada instante, porque hasta le parecía que la niebla lo arrastraba a un mundo de ensoñaciones., que no eran propias de él. Salió a cubierta. Estaba dentro de una caja blanca por todos sus lados, excepto uno, bajo sus pies. Lo demás eran paredes impalpables de humedad. Y, sin que nadie lo note, rezó…[/FONT] [FONT=Arial]Sus oraciones se mezclaron con la niebla, y hasta creyó que rebotaban en ella. Deseó con todas sus fuerzas que el viento despertara, que el mar despertara, y se la llevaran lejos. Y fueron oídas. Como si una fuerza desconocida diera una orden que él no podía dar, comenzó a soplar un viento fuerte, que formaba pequeñas olas. Con él empezó a correrse la niebla, y los contornos de un barco se comenzaron a vislumbrar. Respiró aliviado y se dijo: “todo está ya bien; todo en orden”. Rápidamente se disipaba la niebla.[/FONT] [FONT=Arial]Y cuando se disponía a bajar a tomar un café, a relajarse en su camarote, un grito lo sobresaltó. Con los últimos girones de niebla, y con cara aterrada, un hombre que estaba mirando hacia la proa dijo: “pesquero a 50 metros”….[/FONT] [FONT=Arial]Comprendió lo que decía el tripulante. Y sintió que con la niebla, velozmente, se había terminado el tiempo…[/FONT] [FONT=Arial]Naval[/FONT] [/QUOTE]
Insertar citas…
Verificación
¿Cuanto es 2 mas 6? (en letras)
Responder
Inicio
Foros
Area Militar General
Malvinas 1982
Vivencias día a día del conflicto por las Islas Malvinas
Este sitio usa cookies. Para continuar usando este sitio, se debe aceptar nuestro uso de cookies.
Aceptar
Más información.…
Arriba