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Area Militar General
Malvinas 1982
Vivencias día a día del conflicto por las Islas Malvinas
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<blockquote data-quote="TORDO79" data-source="post: 1629599" data-attributes="member: 3802"><p>Bueno Camaradas, hablando del "rancho" en nuestras Malvinas durante el Conflicto...</p><p></p><p style="text-align: center">El "Rancho" en Malvinas.</p> <p style="text-align: center"></p><p><img src="http://www.lanuevaradio.com.ar/Imagenes/ruben_brodsky_memorias_08-12-13/el_rancho_14-08-.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p></p><p><strong>"...Hoy es una tarde ideal para avanzar con uno de los temas de mayor discusión en Malvinas y que tiene que ver con la alimentación de la tropa, con la cual estábamos reñida por el poco acceso a ella.</strong></p><p><strong>Que fue lo que paso?</strong></p><p><strong>Había comida en Malvinas?</strong></p><p><strong>Hubieron problemas de logística y no teníamos acceso a ella?</strong></p><p><strong>Revisando artículos de aquella época encontré una investigación llevada adelante por una revista, cuyos periodistas trataron de explicar que pudo haber pasado.</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>La revista argentina "La Semana" en Julio de 1982, a pocos días de la derrota, decidió llevar a cabo una investigación generalizada y en el aspecto de la comida, entrevisto al General Gerardo Juan Núñez, quien brindó amplia colaboración para llevar adelante dicha investigación.</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>"En época de paz, el Comando de Intendencia es el responsable de la obtención y distribución de todos los efectos del vestuario militar, lo cual no incluye el armamento , en la guerra de Malvinas, se le agregó la responsabilidad de la obtención y entrega a disposición del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur, del racionamiento destinado a las Islas.</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>El 2 de Abril de 1982, recibió la orden de proporcionar alimentos a la guarnición de Malvinas, e inmediatamente puso manos a la obra. El departamento técnico del Comando de Intendencia se dedicó a concebir, preparar y embalar, la ración de emergencia, que los soldados iban a necesitar, si se llegaba al combate, una situación en la que los medios habituales de alimentación enfrentan la presión del enemigo y pueden - y suelen - resultar inútiles.</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>Lo primero que se tomó en cuenta, fue el factor climático, que difería totalmente del habitual en que se desempeñaba el ejército, tomando en cuenta el frió y la humedad de Malvinas, sumadas a las posibles condiciones de combate, debía proporcionar mas de 5000 calorías diarias, ser fácilmente transportable y fácilmente consumible.</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>Esta es una ración que se hace llegar al soldado en situación extraordinaria, por tiempo no muy prolongado y cuando resulta imposible alimentarlo con la comida normal.</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>Todo el paquete por así decirlo, contenía: Dos comidas (un almuerzo y una cena) y un desayuno y una merienda solubles, galletitas y un calentador, un abrelatas, esto como básico, pero se le agregó lo que se denominó, el complemento F, a saber: Chocolate, jugo de frutas con vitamina C, chicles y caramelos, una pastilla vitamínica, cigarrillos, fósforos, mermelada, papel higiénico, un pequeño jabón, máquina de afeitar descartable, cucharita descartable , algunos sobres complementarios de azúcar. </strong></p><p><strong></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>Para realizar esta tarea, encontraron muchas dificultades, no olvidemos que el ejército no disponía de estos elementos, ya que no eran necesarios para desempeñarse en condiciones de terreno/clima normales. Todo se solucionó con ingenio y colaboración de técnicos y empresas que aportaron voluntariamente su infraestructura, por ejemplo un frigorífico facilitó sus máquinas de envasado al vacío, única forma de poder embalar las galletitas con la seguridad de que llegaran frescas y crocantes</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>Los periodistas de "La Semana" aceptaron una invitación formulada por el General Núñez, decidieron probar la efectividad y calidad de los elementos, y fueron mas lejos, quisieron recrear las condiciones climáticas que afectaban al teatro de operaciones Malvinas. Para esto, solicitaron y obtuvieron la colaboración de un frigorífico de Capital Federal, que facilitó el uso de una de sus cámaras de frío, en su interior se registraban 25/27º C bajo cero, con el agregado de un ventilador de techo que generaba una fuerte corriente de aire, presentaba una similitud casi total sobre las condiciones que enfrentaron, climáticamente, los soldados.</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>Así todo dispuesto, seleccionaron al azar dos cajas de raciones, las abrieron y utilizaron todos los elementos que contenían (abrelatas descartable, calentador con alcohol sólido, fósforos, etc.) calentaron la comida, la probaron y la encontraron gustosa y sustanciosa, en un caso era guiso de lentejas y en el otro, buseca, las galletas envasadas al vacío, estaban frescas y crocantes, todo funcionó bien y fue apetitoso, igual que el mate cocido y la mermelada.</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>Como conclusión: La ración C/F existe, es lógica y resiste las pruebas de eficiencia, preparación y digestión.</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>De todo se deduce que el problema de falta de alimentación y desnutrición que presentaban algunos soldados, no era porque no hubiera alimentos disponibles, sino por la imposibilidad de abastecerlos, producto del accionar del enemigo y falta de previsión y responsabilidad de los mandos del ejército.</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>Este problema no existió en las fracciones de la Fuerza Aérea o de la Armada, cuyos efectivos estuvieron en todo momento bien abastecidos, y hasta sobre alimentados, al decir de muchos soldados del ejército que contaban que para conseguir alimento, "visitaban" a sus similares de la Fuerza Aérea, quienes con gusto les daban todo lo que ellos no podían comer por exceso y con la seguridad de que recibirían más. Es sin duda esta, una asignatura pendiente del ejército, ya que pretendieron alimentar a sus soldados, con el típico rancho, - comida caliente - entregada en la posición y repartida con vehículos y personal asignado para estos menesteres, ello fue posible en los días previos a la guerra -durante el mes de Abril - en que las condiciones climáticas fueron benignas y no se registraba accionar enemigo. Luego la intransitabilidad del terreno malvinense comenzó a hacer muy difícil el desplazamiento vehicular, a esto se sumaba el accionar sobre todo de la artillería inglesa.</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>Estos últimos párrafos pueden perderse en la extensión de la investigación, sin embargo fueron dominantes a la hora de la verdad, ya que "es en la cancha en donde se ven los pingos" y, según mi experiencia personal, y como he comentado mas arriba en otras narraciones, hemos encontrado, junto con el padre Vicente Martínez en nuestra recorrida diaria por las posiciones soldados casi emaciados o desnutridos por la pobreza alimentaria.</strong></p><p><strong>Aquí van algunos relatos de soldados en distintos sectores de la islas:</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>“Todo anduvo bien hasta el 30 de abril. Después empezaron a escasear algunas raciones, como el pan y la fruta. Entonces matábamos ovejas que andaban sueltas y nos dábamos un banquete. O nos escapábamos hasta el pueblo y buscábamos comida de donde fuera. Cuando volvíamos nos castigaban.” </strong></p><p><strong>J.T. (19) - Defensa de Puerto Argentino </strong></p><p><strong></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>“Cuando llegamos a las islas nos dieron seis raciones de comida fría: una lata de comida, un turrón, pastillas, calentadores, pastillas de alcohol sólido y fósforos. Al principio, cuando llegamos a nuestra posición comíamos un jarro de guiso, un pan, una manzana y a veces caramelos. Nos servían esto dos veces por día. Despues del 1° de mayo se redujo un poco. Medio jarro sin el pan y sin la manzana. Alcanzaba bastante bien. Hubo días que la ración era menor.” </strong></p><p><strong>Alejandro P. (21) - Peleó en Mte. Kent </strong></p><p><strong></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>“Pasé hambre. Mi posición estaba alejada de los puestos y el rancho no llegaba hasta donde combatíamos. Comíamos una vez por día y tratábamos de compartir todo; aunque no nos sirviera de mucho. Faltaba agua, comidas calientes y con los nervios y la tensión del combate se gastaba el doble de energía. Nos cansábamos y no podíamos reponernos.” </strong></p><p><strong>R.H. (18) - Defensa de Puerto Argentino </strong></p><p><strong></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>“Perdimos la guerra porque no teníamos armas y porque nos faltó comida. Allá el clima es muy húmedo, muy duro de soportar con el estómago vacío. Cada uno sobrevivía como podía.” </strong></p><p><strong>Marcelo S. (19) - Defensa de Puerto Argentino (Aeropuerto) </strong></p><p><strong></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>“Las raciones llegaban puntualmente dos veces por día antes que comenzasen los bombardeos ingleses. Teníamos jugo de naranja, chocolate, sopas calientes, guisos, la clásica comida de campaña. Bajo el fuego enemigo, a veces, esa ración se redujo a una por día pero nunca dejamos de comer.” </strong></p><p><strong>Sargento Alberto H. P. (38) - Primeras filas en San Carlos </strong></p><p><strong></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>“Yo no me puedo quejar por la comida. Teníamos de todo y chocolate para comer hasta cansarnos. En mi batallón no hubo problemas de alimentación. La ración llegó siempre.” </strong></p><p><strong>Julián T. R. (21) - Batalla de Darwin </strong></p><p><strong></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>M.S.En Monte Longdon</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>- A mi me tocaba ser el ranchero, nos turnábamos creo que por semana. Así podía conseguir un poco más de comida. Aunque salir en medio del frío a servir a los otros era tremendo, de esta manera llenábamos con R. M. (mi compañero de posición) tres cantimploras de mate cocido y las usábamos como bolsa de agua caliente - Así tomábamos algo calentito toda la mañana"</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>- A la noche dejábamos el cilindro de acero inoxidable en la puerta de la carpa. Muchas veces se metían lauchas de campo, y morían congeladas tratando de salir del balde. La comida consistía de mate cocido por la mañana, sin pan ni azúcar, un guiso líquido al mediodía y a la noche caldo sin nada. Nunca hubo ni pan ni fruta. Conseguíamos el agua llenando las cantimploras de charcos que había en el terreno. No nos quedó otra opción que salir a robar de nuestros propios depósitos. El botín se escondía en cajas vacías de munición, engañando así a los oficiales. Además había grupos de cazadores de ovejas, es decir que se creó un primitivo comercio de trueque. Aún así, perdí 19 Kg.</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>S. S.</strong></p><p><strong>No es que queríamos comer agnolottis con salsa bolognesa.</strong></p><p><strong>Era una guerra, pero lo que pasa es que a mediados de mayo estábamos cagados de hambre mal y en junio estábamos desahuciados. Los últimos tres días no comí nada. Pero nada de nada. El hambre te provoca una sensación de indignidad. Te sentís una persona indigna por no tener nada que llevarte a la boca. Te duele el alma por el hambre. Es un dolor tan grande que no lo podés describir. El frío me lo banqué, las bombas me las banqué… pero el hambre, no. ¡Hasta el día de hoy morfo como si fuera el último día! De hambre no me cago nunca más. ¡Y pasaron 30 años! La comida es una cosa muy grossa. La mayoría de los soldados adelgazó 20 kilos. ¡Nosotros volvimos con los huesos al aire y los milicos volvieron impecables! ¿Cómo es la milonga?..."</strong></p><p></p><p><strong><strong><em>Malvinas…</em></strong></strong></p><p><strong><strong><em>Mis memorias.</em></strong></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>Por el Dr.Rubén Brodsky.</strong></p><p><strong><img src="http://www.lanuevaradio.com.ar/Imagenes/ruben_brodsky_memorias_08-12-13/foto320.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /> <img src="http://www.lanuevaradio.com.ar/Imagenes/ruben_brodsky_memorias_08-12-13/malvinas320.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></strong></p><p><strong></strong></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="TORDO79, post: 1629599, member: 3802"] Bueno Camaradas, hablando del "rancho" en nuestras Malvinas durante el Conflicto... [CENTER]El "Rancho" en Malvinas. [/CENTER] [IMG]http://www.lanuevaradio.com.ar/Imagenes/ruben_brodsky_memorias_08-12-13/el_rancho_14-08-.jpg[/IMG] [B]"...Hoy es una tarde ideal para avanzar con uno de los temas de mayor discusión en Malvinas y que tiene que ver con la alimentación de la tropa, con la cual estábamos reñida por el poco acceso a ella. Que fue lo que paso? Había comida en Malvinas? Hubieron problemas de logística y no teníamos acceso a ella? Revisando artículos de aquella época encontré una investigación llevada adelante por una revista, cuyos periodistas trataron de explicar que pudo haber pasado. La revista argentina "La Semana" en Julio de 1982, a pocos días de la derrota, decidió llevar a cabo una investigación generalizada y en el aspecto de la comida, entrevisto al General Gerardo Juan Núñez, quien brindó amplia colaboración para llevar adelante dicha investigación. "En época de paz, el Comando de Intendencia es el responsable de la obtención y distribución de todos los efectos del vestuario militar, lo cual no incluye el armamento , en la guerra de Malvinas, se le agregó la responsabilidad de la obtención y entrega a disposición del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur, del racionamiento destinado a las Islas. El 2 de Abril de 1982, recibió la orden de proporcionar alimentos a la guarnición de Malvinas, e inmediatamente puso manos a la obra. El departamento técnico del Comando de Intendencia se dedicó a concebir, preparar y embalar, la ración de emergencia, que los soldados iban a necesitar, si se llegaba al combate, una situación en la que los medios habituales de alimentación enfrentan la presión del enemigo y pueden - y suelen - resultar inútiles. Lo primero que se tomó en cuenta, fue el factor climático, que difería totalmente del habitual en que se desempeñaba el ejército, tomando en cuenta el frió y la humedad de Malvinas, sumadas a las posibles condiciones de combate, debía proporcionar mas de 5000 calorías diarias, ser fácilmente transportable y fácilmente consumible. Esta es una ración que se hace llegar al soldado en situación extraordinaria, por tiempo no muy prolongado y cuando resulta imposible alimentarlo con la comida normal. Todo el paquete por así decirlo, contenía: Dos comidas (un almuerzo y una cena) y un desayuno y una merienda solubles, galletitas y un calentador, un abrelatas, esto como básico, pero se le agregó lo que se denominó, el complemento F, a saber: Chocolate, jugo de frutas con vitamina C, chicles y caramelos, una pastilla vitamínica, cigarrillos, fósforos, mermelada, papel higiénico, un pequeño jabón, máquina de afeitar descartable, cucharita descartable , algunos sobres complementarios de azúcar. Para realizar esta tarea, encontraron muchas dificultades, no olvidemos que el ejército no disponía de estos elementos, ya que no eran necesarios para desempeñarse en condiciones de terreno/clima normales. Todo se solucionó con ingenio y colaboración de técnicos y empresas que aportaron voluntariamente su infraestructura, por ejemplo un frigorífico facilitó sus máquinas de envasado al vacío, única forma de poder embalar las galletitas con la seguridad de que llegaran frescas y crocantes Los periodistas de "La Semana" aceptaron una invitación formulada por el General Núñez, decidieron probar la efectividad y calidad de los elementos, y fueron mas lejos, quisieron recrear las condiciones climáticas que afectaban al teatro de operaciones Malvinas. Para esto, solicitaron y obtuvieron la colaboración de un frigorífico de Capital Federal, que facilitó el uso de una de sus cámaras de frío, en su interior se registraban 25/27º C bajo cero, con el agregado de un ventilador de techo que generaba una fuerte corriente de aire, presentaba una similitud casi total sobre las condiciones que enfrentaron, climáticamente, los soldados. Así todo dispuesto, seleccionaron al azar dos cajas de raciones, las abrieron y utilizaron todos los elementos que contenían (abrelatas descartable, calentador con alcohol sólido, fósforos, etc.) calentaron la comida, la probaron y la encontraron gustosa y sustanciosa, en un caso era guiso de lentejas y en el otro, buseca, las galletas envasadas al vacío, estaban frescas y crocantes, todo funcionó bien y fue apetitoso, igual que el mate cocido y la mermelada. Como conclusión: La ración C/F existe, es lógica y resiste las pruebas de eficiencia, preparación y digestión. De todo se deduce que el problema de falta de alimentación y desnutrición que presentaban algunos soldados, no era porque no hubiera alimentos disponibles, sino por la imposibilidad de abastecerlos, producto del accionar del enemigo y falta de previsión y responsabilidad de los mandos del ejército. Este problema no existió en las fracciones de la Fuerza Aérea o de la Armada, cuyos efectivos estuvieron en todo momento bien abastecidos, y hasta sobre alimentados, al decir de muchos soldados del ejército que contaban que para conseguir alimento, "visitaban" a sus similares de la Fuerza Aérea, quienes con gusto les daban todo lo que ellos no podían comer por exceso y con la seguridad de que recibirían más. Es sin duda esta, una asignatura pendiente del ejército, ya que pretendieron alimentar a sus soldados, con el típico rancho, - comida caliente - entregada en la posición y repartida con vehículos y personal asignado para estos menesteres, ello fue posible en los días previos a la guerra -durante el mes de Abril - en que las condiciones climáticas fueron benignas y no se registraba accionar enemigo. Luego la intransitabilidad del terreno malvinense comenzó a hacer muy difícil el desplazamiento vehicular, a esto se sumaba el accionar sobre todo de la artillería inglesa. Estos últimos párrafos pueden perderse en la extensión de la investigación, sin embargo fueron dominantes a la hora de la verdad, ya que "es en la cancha en donde se ven los pingos" y, según mi experiencia personal, y como he comentado mas arriba en otras narraciones, hemos encontrado, junto con el padre Vicente Martínez en nuestra recorrida diaria por las posiciones soldados casi emaciados o desnutridos por la pobreza alimentaria. Aquí van algunos relatos de soldados en distintos sectores de la islas: “Todo anduvo bien hasta el 30 de abril. Después empezaron a escasear algunas raciones, como el pan y la fruta. Entonces matábamos ovejas que andaban sueltas y nos dábamos un banquete. O nos escapábamos hasta el pueblo y buscábamos comida de donde fuera. Cuando volvíamos nos castigaban.” J.T. (19) - Defensa de Puerto Argentino “Cuando llegamos a las islas nos dieron seis raciones de comida fría: una lata de comida, un turrón, pastillas, calentadores, pastillas de alcohol sólido y fósforos. Al principio, cuando llegamos a nuestra posición comíamos un jarro de guiso, un pan, una manzana y a veces caramelos. Nos servían esto dos veces por día. Despues del 1° de mayo se redujo un poco. Medio jarro sin el pan y sin la manzana. Alcanzaba bastante bien. Hubo días que la ración era menor.” Alejandro P. (21) - Peleó en Mte. Kent “Pasé hambre. Mi posición estaba alejada de los puestos y el rancho no llegaba hasta donde combatíamos. Comíamos una vez por día y tratábamos de compartir todo; aunque no nos sirviera de mucho. Faltaba agua, comidas calientes y con los nervios y la tensión del combate se gastaba el doble de energía. Nos cansábamos y no podíamos reponernos.” R.H. (18) - Defensa de Puerto Argentino “Perdimos la guerra porque no teníamos armas y porque nos faltó comida. Allá el clima es muy húmedo, muy duro de soportar con el estómago vacío. Cada uno sobrevivía como podía.” Marcelo S. (19) - Defensa de Puerto Argentino (Aeropuerto) “Las raciones llegaban puntualmente dos veces por día antes que comenzasen los bombardeos ingleses. Teníamos jugo de naranja, chocolate, sopas calientes, guisos, la clásica comida de campaña. Bajo el fuego enemigo, a veces, esa ración se redujo a una por día pero nunca dejamos de comer.” Sargento Alberto H. P. (38) - Primeras filas en San Carlos “Yo no me puedo quejar por la comida. Teníamos de todo y chocolate para comer hasta cansarnos. En mi batallón no hubo problemas de alimentación. La ración llegó siempre.” Julián T. R. (21) - Batalla de Darwin M.S.En Monte Longdon - A mi me tocaba ser el ranchero, nos turnábamos creo que por semana. Así podía conseguir un poco más de comida. Aunque salir en medio del frío a servir a los otros era tremendo, de esta manera llenábamos con R. M. (mi compañero de posición) tres cantimploras de mate cocido y las usábamos como bolsa de agua caliente - Así tomábamos algo calentito toda la mañana" - A la noche dejábamos el cilindro de acero inoxidable en la puerta de la carpa. Muchas veces se metían lauchas de campo, y morían congeladas tratando de salir del balde. La comida consistía de mate cocido por la mañana, sin pan ni azúcar, un guiso líquido al mediodía y a la noche caldo sin nada. Nunca hubo ni pan ni fruta. Conseguíamos el agua llenando las cantimploras de charcos que había en el terreno. No nos quedó otra opción que salir a robar de nuestros propios depósitos. El botín se escondía en cajas vacías de munición, engañando así a los oficiales. Además había grupos de cazadores de ovejas, es decir que se creó un primitivo comercio de trueque. Aún así, perdí 19 Kg. S. S. No es que queríamos comer agnolottis con salsa bolognesa. Era una guerra, pero lo que pasa es que a mediados de mayo estábamos cagados de hambre mal y en junio estábamos desahuciados. Los últimos tres días no comí nada. Pero nada de nada. El hambre te provoca una sensación de indignidad. Te sentís una persona indigna por no tener nada que llevarte a la boca. Te duele el alma por el hambre. Es un dolor tan grande que no lo podés describir. El frío me lo banqué, las bombas me las banqué… pero el hambre, no. ¡Hasta el día de hoy morfo como si fuera el último día! De hambre no me cago nunca más. ¡Y pasaron 30 años! La comida es una cosa muy grossa. La mayoría de los soldados adelgazó 20 kilos. ¡Nosotros volvimos con los huesos al aire y los milicos volvieron impecables! ¿Cómo es la milonga?..."[/B] [B][B][I]Malvinas… Mis memorias.[/I][/B] Por el Dr.Rubén Brodsky. [IMG]http://www.lanuevaradio.com.ar/Imagenes/ruben_brodsky_memorias_08-12-13/foto320.jpg[/IMG] [IMG]http://www.lanuevaradio.com.ar/Imagenes/ruben_brodsky_memorias_08-12-13/malvinas320.jpg[/IMG] [/B] [/QUOTE]
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