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Area Militar General
Malvinas 1982
Vivencias día a día del conflicto por las Islas Malvinas
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<blockquote data-quote="GABINOSUAREZ" data-source="post: 732433" data-attributes="member: 7043"><p><strong>11 de junio</strong></p><p></p><p>Aquel día, por las informaciones que teníamos de la actividad que se desarrollaba en el frente, estábamos casi seguros que comenzaríamos a cumplir con nuestro rol de apoyo de fuego. Siempre nos quedará la pregunta del por qué no le hicimos la vida dificil a los ingleses desde antes del 11 de junio.</p><p>Durante el día dimos las órdenes para ir trayendo un poco más de munición hacia la posición, pero nunca supimos cuanto íbamos a tirar, sobre eso no teníamos experiencia.</p><p>Ya llegada la noche recibmos el alerta, todos en sus puestos esperábamos la primer orden de tiro. Esta no se hizo esperar, pero nos sorprendió la cantidad de disparos que teníamos que hacer según el requerimiento del OA. Nos ordenaban reglar con el centro, es decir con las dos piezas que estaban hubicadas en el centro de la posición de tiro. Hicimos el primer disparo con las dos piezas e inmediatamente despúes vino la corrección de la puntería y nos pidieron 5 ráfagas en eficacia, no habían salido sino 2 o 3 disparos que ya tenía la orden para 5 ráfagas más y luego otras cinco y asi sucesivamente.</p><p>Los soldados se movian corriendo por la posición, entre los gritos, el humo, las vainas servidas, la posición que siempre había estado prolijamente ordenada comenzaba a mostrarse como un verdadero desastre.</p><p>Tuvimos que realizar varios cambios, en principio incrementar la disciplina del silencio a fin de poder transmitir las órdenes, que algunas había que hacerlas a viva voz en medio del combate.</p><p>Increibe las ganas que tenían los soldados para servir al obus, era digno de admirar. Evidentemente estaba ante la confirmación de que habían aprendido bien todo lo que se les enseñó (que fué distinto de como se les enseñó a las otras baterías y quizas mas adelante les pueda contar). Comenzaba a sentirme orgulloso de esos soldados pues todo lo hacían con el orden que correspondía. Los Jefes de pieza sólo debían preocuparse por la seguridad de la pieza y la verificación de los datos de tiro. Los jefes de pieza hacían retirar la vainas pues ya se estaban amontonado demasidas y los movimientos alrededor de la pieza comenzaban a complicarse, además la cantidad de fuego que se pedía estaba fuera de lo imaginable.</p><p>Sabíamos que a ese ritmo los cañones no aguantarían mucho tiempo pero el apoyo de fuego era necesario y la situación en el frente parecia desesperante. Esa información se les daba a los soldados en la posición y era como si ellos consideraban como sus propios hermanos a los que estaban en el frente pues redoblaban sus esfuerzos y el cansancio parecía no exisitir.</p><p>Tuvimos que desafectar gente del servicio de piezas para reforzar al peloton transporte de munición pues la munición no llegaba en la medida que se disparaba. Despúes tuvimos que usar personal de comunicaciones y en realidad todo individuo que no hacia nada tenía que traer munición, incluso el Subt. Pucheta, con el cual nos turnabamos para el acarreo de munición. Asi eran las cosas. Se tiró muchísimo.</p><p>Los soldados no descansaron, apenas algunos minutos entre alguna pausa de fuego. Pero ellos nos tiraban a nosotros y la cosa se ponía complicada, pues teníamos dos opciones, ponernos a cubierto (dentro de los refugios) y dejar de tirar o continuar con las misiones de fuego. No se el por qué, nadie abandonó la posición cuando caian los proyectiles enemigos, solo un cuerpo a tierra y a continuar con el apoyo de fuego. Esto hacía que el trabajo se incrementara, pues había que controlar que todos estuvieran bien o, detectar si alguien había caido herido. Pero los Jefes de Piezas ya no tenían a todo su personal pues algunos habían pasado al transporte de munición, además se turnaban para no desgastar al personal. Un verdadero embrollo, pero bién, nos estaba dando resultados.</p><p>Durante las pequeñas pausas de fuego, tratábamos de estar con los soldados y medir su estado de ánimo. Creanme, todos se salían de la vaina para volver al obus para seguir tirando y no les importaba si los ingleses tiraban o no.</p><p>Ahí comieno a descubrir que Dios me estaba premiando por los Hombres que me dió para esta oportunidad. Valientes, aguerridos, duros, incansables, leales y cualquier otra virtud que quieran agregarle no alcanzaría para describir a esos soldados. Porque una cosa es hablar de las ESTAS virtudes y otra cosa distinta es vivrlas. Yo, les aseguro, he llegado a tener miedo de morir, como creo lo hemos tenido todos. Pero estos soldados demostraban tanto pero tanto, que al final uno se podía morir tranquilo pues no había nada mejor para ver en esta vida.</p><p>Habíamos formado un solo cuerpo un solo espiritu, si bien me preocupaba por que ellos estuvieran bien y se protejieran de la mejor manera posible, ellos entendían que estaban sus hermanos en el frente y que bien valía la pena morir por ellos, eso no me dejaba alternativas. Por que deben entender los que leen, que uno estaba en una posición más alta que los soldados, donde observar, analizar y tomar decisiones es impresindible, pero esa misma distancia que uno tomaba, esa abstracción de lo que sucedía, jugaba en contra de uno, pues uno que tenía que pensar en la posibilidad de la muerte de sus soldados, inevitablemente, pensaba en la muerte de uno mismo. Esto fue muy jodido para mi. Exista en mi, hoy, un sentimiento tan especial hacia mis soldados pues estuvo en mi la conciencia de la muerte de ellos y la mia misma.</p><p>A mi me toca contarles estas cosas, las que no le arrancarán ninguna sonrisa ni carcajada, quizas parezca que no he vivido las anecdotas alegres de la guerra y quizás sea asi y quizás no pude disfrutarlas sumergido en las preocupaciones de las tareas que mi función me imponían.</p><p>Por eso, ahora, que ya todo pasó, me encanta revivir junto a mis soldados todas aquellas maravillosas anecdotas. Hoy las disfruto, como las disfrutan ustedes, los que leen en el foro. Y al igual que a ustedes, me queda SABOR A POCO, y quiero seguir escuchando y leyendo mas.</p><p>Hoy, una vez más, aunque sea reiterativo, no importa, les vuelvo a decir "Mi mayor Orgullo en esta vida son mis SOLDADOS". Yo les enseñé todo lo que sabían y que la Patria estaba Primero, ellos me enseñaron que la Vida estaba segunda. No se si ésto último es entendible, espero que si.</p><p></p><p>Un abrazo para todos y como me enseñó un Amigo "VIVA LA MUERTE, que es menos dolorosa que la cobardía".</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="GABINOSUAREZ, post: 732433, member: 7043"] [b]11 de junio[/b] Aquel día, por las informaciones que teníamos de la actividad que se desarrollaba en el frente, estábamos casi seguros que comenzaríamos a cumplir con nuestro rol de apoyo de fuego. Siempre nos quedará la pregunta del por qué no le hicimos la vida dificil a los ingleses desde antes del 11 de junio. Durante el día dimos las órdenes para ir trayendo un poco más de munición hacia la posición, pero nunca supimos cuanto íbamos a tirar, sobre eso no teníamos experiencia. Ya llegada la noche recibmos el alerta, todos en sus puestos esperábamos la primer orden de tiro. Esta no se hizo esperar, pero nos sorprendió la cantidad de disparos que teníamos que hacer según el requerimiento del OA. Nos ordenaban reglar con el centro, es decir con las dos piezas que estaban hubicadas en el centro de la posición de tiro. Hicimos el primer disparo con las dos piezas e inmediatamente despúes vino la corrección de la puntería y nos pidieron 5 ráfagas en eficacia, no habían salido sino 2 o 3 disparos que ya tenía la orden para 5 ráfagas más y luego otras cinco y asi sucesivamente. Los soldados se movian corriendo por la posición, entre los gritos, el humo, las vainas servidas, la posición que siempre había estado prolijamente ordenada comenzaba a mostrarse como un verdadero desastre. Tuvimos que realizar varios cambios, en principio incrementar la disciplina del silencio a fin de poder transmitir las órdenes, que algunas había que hacerlas a viva voz en medio del combate. Increibe las ganas que tenían los soldados para servir al obus, era digno de admirar. Evidentemente estaba ante la confirmación de que habían aprendido bien todo lo que se les enseñó (que fué distinto de como se les enseñó a las otras baterías y quizas mas adelante les pueda contar). Comenzaba a sentirme orgulloso de esos soldados pues todo lo hacían con el orden que correspondía. Los Jefes de pieza sólo debían preocuparse por la seguridad de la pieza y la verificación de los datos de tiro. Los jefes de pieza hacían retirar la vainas pues ya se estaban amontonado demasidas y los movimientos alrededor de la pieza comenzaban a complicarse, además la cantidad de fuego que se pedía estaba fuera de lo imaginable. Sabíamos que a ese ritmo los cañones no aguantarían mucho tiempo pero el apoyo de fuego era necesario y la situación en el frente parecia desesperante. Esa información se les daba a los soldados en la posición y era como si ellos consideraban como sus propios hermanos a los que estaban en el frente pues redoblaban sus esfuerzos y el cansancio parecía no exisitir. Tuvimos que desafectar gente del servicio de piezas para reforzar al peloton transporte de munición pues la munición no llegaba en la medida que se disparaba. Despúes tuvimos que usar personal de comunicaciones y en realidad todo individuo que no hacia nada tenía que traer munición, incluso el Subt. Pucheta, con el cual nos turnabamos para el acarreo de munición. Asi eran las cosas. Se tiró muchísimo. Los soldados no descansaron, apenas algunos minutos entre alguna pausa de fuego. Pero ellos nos tiraban a nosotros y la cosa se ponía complicada, pues teníamos dos opciones, ponernos a cubierto (dentro de los refugios) y dejar de tirar o continuar con las misiones de fuego. No se el por qué, nadie abandonó la posición cuando caian los proyectiles enemigos, solo un cuerpo a tierra y a continuar con el apoyo de fuego. Esto hacía que el trabajo se incrementara, pues había que controlar que todos estuvieran bien o, detectar si alguien había caido herido. Pero los Jefes de Piezas ya no tenían a todo su personal pues algunos habían pasado al transporte de munición, además se turnaban para no desgastar al personal. Un verdadero embrollo, pero bién, nos estaba dando resultados. Durante las pequeñas pausas de fuego, tratábamos de estar con los soldados y medir su estado de ánimo. Creanme, todos se salían de la vaina para volver al obus para seguir tirando y no les importaba si los ingleses tiraban o no. Ahí comieno a descubrir que Dios me estaba premiando por los Hombres que me dió para esta oportunidad. Valientes, aguerridos, duros, incansables, leales y cualquier otra virtud que quieran agregarle no alcanzaría para describir a esos soldados. Porque una cosa es hablar de las ESTAS virtudes y otra cosa distinta es vivrlas. Yo, les aseguro, he llegado a tener miedo de morir, como creo lo hemos tenido todos. Pero estos soldados demostraban tanto pero tanto, que al final uno se podía morir tranquilo pues no había nada mejor para ver en esta vida. Habíamos formado un solo cuerpo un solo espiritu, si bien me preocupaba por que ellos estuvieran bien y se protejieran de la mejor manera posible, ellos entendían que estaban sus hermanos en el frente y que bien valía la pena morir por ellos, eso no me dejaba alternativas. Por que deben entender los que leen, que uno estaba en una posición más alta que los soldados, donde observar, analizar y tomar decisiones es impresindible, pero esa misma distancia que uno tomaba, esa abstracción de lo que sucedía, jugaba en contra de uno, pues uno que tenía que pensar en la posibilidad de la muerte de sus soldados, inevitablemente, pensaba en la muerte de uno mismo. Esto fue muy jodido para mi. Exista en mi, hoy, un sentimiento tan especial hacia mis soldados pues estuvo en mi la conciencia de la muerte de ellos y la mia misma. A mi me toca contarles estas cosas, las que no le arrancarán ninguna sonrisa ni carcajada, quizas parezca que no he vivido las anecdotas alegres de la guerra y quizás sea asi y quizás no pude disfrutarlas sumergido en las preocupaciones de las tareas que mi función me imponían. Por eso, ahora, que ya todo pasó, me encanta revivir junto a mis soldados todas aquellas maravillosas anecdotas. Hoy las disfruto, como las disfrutan ustedes, los que leen en el foro. Y al igual que a ustedes, me queda SABOR A POCO, y quiero seguir escuchando y leyendo mas. Hoy, una vez más, aunque sea reiterativo, no importa, les vuelvo a decir "Mi mayor Orgullo en esta vida son mis SOLDADOS". Yo les enseñé todo lo que sabían y que la Patria estaba Primero, ellos me enseñaron que la Vida estaba segunda. No se si ésto último es entendible, espero que si. Un abrazo para todos y como me enseñó un Amigo "VIVA LA MUERTE, que es menos dolorosa que la cobardía". [/QUOTE]
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Verificación
Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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