si bien esto no corresponde a la actuacion de la cia de comandos, si corresponde a la Sección de Tiradores Especiales, del Teniente Roberto Estévez (comando).
(Extraído del Libro MALVINAS UN SENTIMIENTO del Coronel Mohamed Alí Seineldín , Ed. Sudamericana Episodio 39, pág.138).
-Señor Teniente Coronel, basado en mi propia experiencia, durante Segunda Guerra Mundial en Italia, estimo que, por el potente fuego de artillería enemiga que se recibe más el cansancio de los soldados, será muy difícil sostener las líneas defensivas. Si Ud. me permite, creo que sería conveniente utilizar la Sección de Tiradores Especiales, del Teniente Roberto Estévez, a la que le reconozco un excelente espíritu para el combate.
El Padre Santiago Mora, Capellán del Regimiento de Infantería 12, le hizo esta proposición al Jefe del Regimiento. El Teniente Estévez se encontraba asignado a esta Unidad. Además del ejercicio pastoral en la Guarnición Darwin-Pradera del Ganso (Goose Green), sus recuerdos y experiencias, de veterano de guerra en el Teatro de Operaciones Italia, lo impulsaron a realizar esta proposición, por la gravedad de la situación.
-Gracias, Padre, lo pensaré; mis asesores también me dieron el mismo consejo; esta Reserva es lo último de que disponemos. -Después de un rápido análisis con su Plana Mayor, adopta la urgente decisión.
-Teniente Estévez, como último esfuerzo posible, para evitar la caída de la Posición Darwin-Pradera del Ganso (Goose Green), su Sección contraatacará en dirección NO, para aliviar la presión del enemigo sobre la Compañía “A”, del Regimiento 12 de Infantería. Tratará de recomponer, a toda costa la primera línea. Sé que la misión que le imparto sobrepasa sus posibilidades, pero no me queda otro camino -luego, lo despidió con un fuerte abrazo. La difícil y crítica situación no le permitió agregarle ningún otro tipo de detalle a la orden; además, tratándose de Estévez, eran innecesarios.
-Soldados, en nuestras capacidades están las posibilidades para ejecutar este esfuerzo final, y tratar de recomponer esta difícil situación. Estoy seguro de que el desempeño de todos será acorde a la calidad humana de cada uno de ustedes y a la preparación militar de que disponen -así fue la rápida arenga de Estévez.
Finalmente, todos los integrantes de la fracción, escucharon la mejor y más hermosa orden que puede dar un Jefe: “Seguirme”. Pronto estarían inmersos en el combate.
-Para la Sección, sobre las fracciones enemigas que se encuentran detrás del montículo, ¡fuego! Artilleros, sobre el lugar, deriva 20 grados, alza 400 metros, ¡fuego! Esté atento Cabo Castro, en dirección a su flanco derecho, puede surgir alguna nueva amenaza... -diversas ordenes se entrecruzaban en medio del fragor y la ferocidad de la lucha; finalmente, se logra bloquear el avance, y aliviar en parte la presión ejercida por los ingleses.
-Cabo Castro, me hirieron en la pierna, pero no se preocupe, continuaré reglando el tiro de la artillería -gritó, sin titubear, el Teniente Estévez.
-Enfermero, rápido, atienda al Teniente -ordenó Castro, con un grito.
-Me pegaron de nuevo, esta vez en el hombro. Cabo Castro no abandone el equipo de comunicaciones y continúe dirigiendo el fuego de artillería...-fue su última orden; un certero impacto en la cara, quizás de un tirador especial, lo desplomó sin vida.
-Soldados, el Teniente está muerto, me hago cargo -gritó Castro y continuó con la misión ordenada, hasta que fue alcanzado por una ráfaga de proyectiles trazantes, que llegaron a quemar su cuerpo.
-Camaradas, me hago cargo del mando de la Sección, nadie se mueve de su puesto, economicen la munición, apunten bien a los blancos que aparezcan -el Soldado Fabricio Carrascul, llevado por el ejemplo heroico de sus Jefes que yacen inermes en el glorioso campo de la guerra, impartió con firmeza su primer orden.
-Los ingleses se repliegan, bien, los hemos detenido y los obligamos a retirarse. ¡Viva la Patria! -gritó con alegría, Carrascul, al ver la maniobra inglesa. En ese momento, un preciso disparo, quizás del mismo tirador especial que eliminó a sus Jefes, le quitó la vida. Habiendo cumplido con su misión, sin Jefes, agotadas las municiones y transportando sus muertos y heridos, la veterana y gloriosa Primera Sección de Tiradores Especiales se retiró hacia sus posiciones iniciales, habiendo cumplido con la Misión.
La carta póstuma, que el Teniente Don Roberto Estévez dejó escrita, en cumplimiento de esa orden que impartí al Regimiento, estaba dirigida a su Padre. Esta se convirtió en un documento histórico, que revela, a su vez, el sentimiento más noble que joven alguno haya sabido transmitir para la posteridad:
Querido Papá:
Cuando recibas esta carta yo estaré rindiendo cuentas de mis acciones a Dios, nuestro Señor ; Él que sabe lo que hace. Así lo ha dispuesto: que muera en el cumplimiento de la misión . Pero fíjate vos que misión. ¿ Te acordás cuando era chico y hacia planes, diseñaba vehículos y armas, todo destinado a recuperar las Islas Malvinas y restaurar en ellas la soberanía ? Dios, que es un Padre generoso, ha querido que éste, su hijo, totalmente carente de méritos, viva esta experiencia única y deje su vida en ofrenda a nuestra Patria. Lo único que a todos quiero pedirles es, primero: que restauren una sincera unidad en las familias bajo la Cruz de Cristo; segundo: que me recuerden con alegría y no que mi vocación sea la apertura a la tristeza, y muy importante, que recen por mí. Papá, hay cosas que como en un día cualquiera, se dicen entre hombres, y que hoy debo decírtelas: gracias por tenerte de modelo de hombre bien nacido, gracias por creer en el honor; gracias por tener tu apellido, gracias por ser católico, argentino, hijo de sangre española, gracias por ser soldado, gracias a Dios por ser como soy y que sea fruto de ese hogar donde vos sos el pilar. Hasta el reencuentro si Dios lo permite. Un fuerte abrazo. Dios y Patria o Muerte.
Roberto
Cuando el Teniente Estévez desarrollaba el Curso de Comandos en la Escuela de Infantería, durante el año 1982, durante el desarrollo de una exigente ejercitación propia de la especialidad, tuvo un paro cardíaco. El médico que lo atendió, no obstante declararlo muerto, continuó prodigándole los auxilios correspondientes; milagrosamente, reaccionó. En forma inmediata, sufre un segundo paro, del que vuelve a recuperarse. Fue enviado al Hospital en forma inmediata. Todos se quedaron sorprendido cuando, al día siguiente, se presentó para continuar el curso.
Sin dudas, el Señor prevé los mejores destinos para sus mejores hijos.
(Extraído del Libro MALVINAS UN SENTIMIENTO del Coronel Mohamed Alí Seineldín , Ed. Sudamericana Episodio 39, pág.138)