Notas en los medios sobre Nazismo

pabloeldido

Forista cervecero.
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Cuando era joven esta buena…………:p

 

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La prestigiosa casa de moda alemana usaba trabajadores forzados para confeccionar uniformes durante la Segunda Guerra Mundial. Lo reveló unainvestigación de la empresa




El investigador Roman Koester explica en el nuevo libro financiado por Hugo Boss cómo la fábrica de ropa creada por Hugo Ferdinand Boss trabajaba a comienzos de los años '40 en un pueblo del sur de Alemania, Metzingen.

Koeter recuerda que el dueño de la empresa se había unido al Partido Nacional Socialista en 1931 y sus vínculos con los jerarcas nazis le valieron un excelente contrato para confeccionar uniformes militares, que salvaron su fábrica a punto de la quiebra, en medio de una Alemania que había sido devastada durante la Primera Guerra Mundial.

Hugo Boss, 1924-1945. A Clothing Factory During the Weimar Republic and Third Reich, que ya se encuentra a la venta, revela que la firma utilizó 140 empleados forzados, la mayoría mujeres y prisioneros de guerra franceses. Con certeza, trabajaron entre octubre de 1940 y abril de 1941.

En un comunicado, la empresa, conocida en el pasado como "el sastre de Hitler"señaló que su objetivo es darle "claridad y objetividad" al tema, a la vez que "quiere expresar su más profunda disculpa a aquellos que sufrieron daños o penurias en la fábrica dirigida por Hugo Ferdinand Boss bajo el régimen nacionalsocialista".

No obstante, la compañía comenzó su camino a la fama en 1950, cuando comenzó a diseñar sus prestigiosos trajes, que la convirtieron en un clásico a la hora de elegir las mejores marcas de Europa.

Se puede encontrar un resumen en inglés del libro visitando este link.


Fuente: Reuters
 
El nazi que buscaba uranio

Un jerarca nazi refugiado en Santa Rosa de Calamuchita, Ludolf von Alvensleben, había comprado una estrecha franja de tierra en Rincón de Luna, al pie del Cerro Blanco.

25/09/2011 09:02 | Jorge Camarasa (Especial)

Fuente: El nazi que buscaba Uranio (LA VOZ DEL INTERIOR)


Ludolf von Alvensleben, el criminal de guerra nazi de más alto grado entre los centenares que se refugiaron en la Argentina peronista, fue el primero en buscar uranio cerca de Yacanto de Calamuchita, donde ahora quiere explotar una mina la empresa Cerro Blanco SA.


En medio del rechazo de los habitantes del lugar, la minera, como informó este diario hace 20 días, se propone extraer cuarzo en una zona que, según los registros de la Nación, contendría además un yacimiento de uranio, berilo y tantalio.

Alvensleben, un ex general de las SS que había sido parte del estado mayor de Heinrich Himmler y se había refugiado en el país después de la guerra, ya había hecho prospecciones en ese lugar a fines de los años ’50, asistido por un físico nuclear rumano.

Primera línea. Alvensleben (derecha) hizo una carrera meteórica en las SS. En Santa Rosa, fue concejal por la UCR.

Por entonces, el oficial vivía en Santa Rosa de Calamuchita, donde murió en 1970, y donde se desempeñó como concejal de la Unión Cívica Radical mientras estaba prófugo de la Justicia polaca, que lo había condenado por el asesinato de 4.247 personas en Crimea, en el invierno de 1939.

Alvensleben, además, había sido inspector de caza y pesca en Embalse de Río Tercero, operador inmobiliario en la zona y presidente del club de fútbol Unión.

Hoy, su tumba casi abandonada en el sector protestante del cementerio de Santa Rosa es el último rastro que queda de ese hombre curioso y paradójico, que vivió una doble vida expuesta a los ojos de todos.

Un nazi de alcurnia. Ludolf von Alvensleben, el hombre que buscaría uranio en Yacanto, era hijo y nieto de generales prusianos, y su padre lo tuvo a los 57 años. Cuando cumplió los 10, lo inscribió en una escuela militar. Pasó la guerra de 1914-1918 en un regimiento de húsares, y cuando regresó a casa comenzó a estudiar. Desde la Edad Media, Halle tenía una de las universidades más prestigiosas de Alemania, y entre los ciudadanos ilustres figuraba el compositor de música barroca Georg Händel. El joven Ludolf se graduó allí con mérito en Agricultura.

Para entonces, se había mudado de Halle a un castillo medieval. Los Alvensleben formaban parte de las familias más tradicionales de la región, y desde mediados del siglo XVIII eran los dueños del castillo de Schochwitz, un edificio de ocho mil metros cubiertos, tres plantas, capilla y techo de tejas rojas, construido en el siglo XII en medio de un bosque de 10 hectáreas. La familia tenía tierras en la región y un escudo de armas que enumeraba sus dominios.

En 1970, en su lápida del cementerio de Santa Rosa de Calamuchita, alguien haría grabar la frase: “ Herr auf Schochwitz, Krimpe u. Wils ” (“Señor de Schochwitz, Krimpe y Wils”).

Entre 1923 y 1929, Bubi, como lo llamaban familiarmente, comenzó a militar en una organización de ultraderecha llamada Stahlhelm, una milicia fundada por Franz Seldte, quien sería el primer ministro de Trabajo del gabinete de Adolf Hitler. En la Stahlhelm no se admitían judíos, y en 1934, con medio millón de activistas, se incorporaría en masa al partido nazi.

Alvensleben había ingresado al partido el 1º de agosto de 1929, con el número de afiliado 149.345, y su incorporación a las SS se produjo el 5 de abril de 1934, con el número 177.002. El 3 de mayo de 1924, apenas había empezado a militar, se había casado en el castillo familiar con Melitta von Guaita, cuatro años menor que él, con la que tendría cuatro hijos: dos varones y dos mujeres. Se quedarían juntos toda la vida, y la mujer abandonaría Santa Rosa de Calamuchita sólo después de la muerte de su esposo.

El cronista que ascendió a general. El modo en que Bubi desarrolló su maratón política y militar fue vertiginoso. Empezó escribiendo en los diarios del partido, después fue fuerza de choque y estuvo preso por el asesinato de opositores en peleas callejeras. También fue parlamentario. En cinco años 
llegó a general de división y siete meses más tarde lo ascendieron a teniente general.

Por entonces, era una mezcla de aristócrata refinado con nazi fanático, y la mixtura le había ayudado a posicionarse: había sido comandante de regimientos en Dresden, Wissenfelds y Sttutgart y a fines de 1938 ya era oficial de estado mayor del jefe de las SS, Heinrich Himmler. Al año siguiente, tras la invasión a Polonia, comenzaría su carrera como criminal.

Su primer destino de guerra, en septiembre de 1939, fue en el puerto polaco de Danzig, sobre el mar Báltico. Su función era dirigir los grupos de autodefensa de los alemanes en la zona, y, antes de que terminara el año, mostraría que lo hacía bien; durante una visita de Himmler, supervisó la ejecución de 20 polacos acusados de sabotaje, y mató personalmente a algunos con su pistola.

Entre las víctimas estaba Graf von Alvensleben Schönborn, un primo suyo casado con una judía polaca, a quien antes de ejecutar Bubi había apostrofado diciéndole que era un “traidor a la raza”.

A fines de 1941, Ludolf von Alvensleben fue trasladado a Crimea, como jefe de policía de la ciudad de Simferopol, en el sur del país. Llegó el 6 de diciembre y se puso al frente de las represalias contra los partisanos de la región. En los meses siguientes, en 52 operaciones de las que hay registro, 3.111 resistentes fueron eliminados.

Fuga hacia Argentina. En los primeros días de mayo de 1945, tras la caída del Reich, el teniente general Ludolf von Alvensleben, Bubi, fue capturado en Berlín por soldados británicos y llevado al campo de prisioneros de Neuengamme, en Hamburgo, al norte del país. El último cargo que había ostentado era el de comandante mayor de prisioneros de guerra de la Alemania nazi.

Fue alojado en una barraca con otros oficiales, y allí se enteró de la detención y el suicidio de su jefe, Heinrich Himmler. Estuvo detenido 16 meses, y el 11 de septiembre de 1946 se fugó. El general Karl Wolff, su colega en el estado mayor de las SS, relató que Bubi salió del campo escondido dentro de un tanque donde se transportaba leche. El propio Alvensleben, más bizarro, contaría años después en Santa Rosa que había huido oculto en un camión atmosférico.

No bien pudo, como otros centenares de criminales de guerra, Alvensleben viajó a la Argentina. Primero vivió en Buenos Aires, y después se trasladó a Córdoba. Al principio a Villa María, y, tras un paso fugaz por Villa General Belgrano, se instaló en Santa Rosa.

En el pueblo, la casa en la que Ludolf von Alvensleben vivió hasta su muerte es ahora un corralón de materiales. Está sobre la ruta 5, a unas 15 cuadras del centro del pueblo, y la zona se ha habitado tanto que ya no merece el nombre que tenía en 1956: El Mirador.

Al principio Bubi llegó solo, y después vinieron su esposa Melitta y los hijos: Ludovica, de 31 años; Constantino, de 14, y Busso, de 12. Erika, de 22, había tenido un “desliz” con un peón en Villa María (ver aparte), y estaba en Alemania. En la casa, los Alvensleben empleaban a una mujer para las tareas domésticas, y a su hijo, como chofer. Tenían dos perros Bóxer que andaban sueltos por el parque, correteando entre maniquíes de trapo en los que el dueño de casa, según los vecinos, a veces practicaba tiro al blanco.

Un concejal criminal. Con sus casi dos metros de altura y sus modos a la vez refinados y autoritarios, Bubi no pasaba inadvertido en el pueblo. Andaba en una camioneta Ford, se dedicaba a la compra y venta de ganado y de lotes en las sierras, y en Santa Rosa empezó a despuntar un hobby poco frecuente en un aristócrata: jugar al fútbol. Llegó a ser presidente del Club Atlético Unión y cuentan que era buen arquero en los partidos de veteranos. Lo atestigua una vieja foto que lo muestra atajando un penal.

Quizá por la relación con Sabattini en los tiempos de Villa María, Alvensleben se había acercado al radicalismo, y a su llegada a Santa Rosa se contactó con los referentes del partido en la región. Se hizo amigo del escribano Oscar Soto López, quien más tarde sería ministro del Gobierno provincial, y en las elecciones del 7 de julio de 1963, en las que resultaría elegido presidente Arturo Illia, apareció en la boleta como candidato a concejal suplente. Aquella vez los radicales ganaron el municipio, y el 22 de julio de 1964, tras el fallecimiento del presidente del Concejo, Bubi asumió como miembro titular y fue designado vicepresidente primero. Su gestión se recordaría por hacer cumplir el reglamento: obligaba a los concejales a asistir a las sesiones y, según el acta de asunción, juró el cargo por Dios, la Patria y los Santos Evangelios.

Era educado y heladamente amable; culto, formal y buen conversador, y hablaba bastante bien el español. Su vida social se limitaba al club y a la política, y fuera de eso visitaba a unos pocos amigos, y eran menos todavía los que iban a su casa. Su relación más estrecha, en Santa Rosa, era con el suizo Francisco von Martini. En los veranos, cuando el ex gobernador Sabattini pasaba unas semanas de vacaciones en Villa Rumipal, Bubi iba a verlo, lo mismo que a Carlos Astrada Ponce, uno de los terratenientes de la zona. También era miembro de la cooperadora 
policial.

Después de su paso por el Concejo Deliberante, Alvensleben fue nombrado inspector de caza y pesca en Embalse de Río Tercero, el más grande de los lagos de Córdoba. Allí controlaba a los pescadores furtivos que utilizaban redes para capturar pejerreyes, y una de las anécdotas que todavía se escuchan en Santa Rosa es que una vez, mientras perseguía con un Jeep a uno de ellos, el hombre se salió del camino, chocó contra una cuneta y murió. También hay quien dice que Bubi le había disparado con una escopeta.

Tal vez en Santa Rosa nadie lo supiera, pero cuatro meses antes de ser elegido concejal, el 31 de enero de ese mismo año, Ludolf von Alvensleben, el hombre que había sido varias veces diputado en el Reichstag alemán, fue condenado a muerte en ausencia por la corte de Torun, Polonia, bajo el cargo de asesinato de 4.247 personas en el helado invierno de 1939, mientras era el comandante supremo de las tropas nazis en Prusia Occidental.

El buscador de uranio. Al poco tiempo de llegar a Santa Rosa, Alvensleben compró un lote de 80 hectáreas en un paraje inhóspito llamado Cañada de las Mulas, 30 kilómetros al noroeste del pueblo. Era un lugar pedregoso, sin accesos ni vegetación, y en el centro del terreno había una casa de piedra a la que solía irse, solo, a pasar algunos días.

De puño y letra. “Ludolfo” H. von Alvensleben compró varias porciones de tierra en la zona de Calamuchita.

¿Una excentricidad? Tal vez, pero el hecho es que luego vendió ese campo y fue comprando y vendiendo otros, hasta encontrar uno más al sudoeste, al sur de Yacanto de Calamuchita, en una zona al pie del Cerro Blanco llamada Rincón de Luna, que apenas si figura en los mapas.

Esa vez, el campo que había adquirido era algo insólito: una estrecha franja inaccesible de 17 kilómetros de largo por 700 metros de ancho, perpendicular a las sierras.

El agrimensor que lo mensuró, Dídimo Ortiz, anotó de su puño y letra en el plano catastral: “Debido a la topografía montañosa de la propiedad, no es posible el trazado de un camino. El tránsito se efectúa por camino de herradura de más de 40 años de uso”.

¿Qué buscaba allí Alvensleben? Según le diría a Ortiz, uranio.

Un par de años antes, Bubi, el mismo Ortiz y un tercer hombre habían estado haciendo cateos en las laderas del Cerro Blanco. Quien los acompañaba era un físico nuclear de origen rumano, Neda Marinescu, que estaba en la Argentina desde 1951.

Marinescu se había incorporado al grupo de científicos y técnicos alemanes que habían llegado al país a partir de 1947, encabezados por Kurt Tank, y que desarrollarían el proyecto del Pulqui. Se había instalado con ellos en Córdoba, y había montado un instituto de investigación nuclear dependiente de la Universidad.

Autor de varios tratados, ex colaborador de los esposos Jolliot-Curie en París y reconocido académicamente en todo el mundo, en 1955, tras la caída del peronismo, el rumano tendría el mismo fin que Tank y sus ingenieros aeronáuticos: sería detenido, puesto en la cárcel y expulsado de las aulas. Se quedó en el país y aún vivía en Córdoba cuando Alvensleben lo convenció de buscar uranio en las sierras.

Las paradojas de Bubi. Schochwitz, donde había nacido Bubi, hoy es una aldea pintoresca de 1.200 habitantes, con una tasa de criminalidad cero. En el centro del pueblo, el castillo del siglo XII sigue siendo la atracción de los visitantes.

Si en 1938 y 1939, en ese castillo, Ludolf von Alvensleben había sido el anfitrión de Adolf Hitler; del ministro de Propaganda, Joseph Goebbels, y del jefe de las SS, Heinrich Himmler, sus dueños actuales, la condesa Ingrid Zerfowski y su esposo, Jimmy Welsh, usan parte de las instalaciones como hotel boutique para hospedar a nobles y multimillonarios.

A 12 mil kilómetros al sudoeste de allí, en el cementerio de Santa Rosa de Calamuchita, una tumba casi tapada por las agujas de los pinos está adornada con un ramillete de mustias flores de plástico.

El hombre que yace bajo la lápida había sido dueño y señor de Schochwitz, pero la vida acabaría ensañándose con él. De diputado en el Reichstag había pasado a concejal en el pueblo; de barón con alcurnia, a presidente de un club de barrio, y de general SS, a perseguidor de pescadores furtivos en el lago de Embalse.

Ludolf Hermann Emanuelle Georg Kurt Werner von Alvensleben (Halle, Alemania, 1901-Santa Rosa de Calamuchita, Argentina, 1970) terminó su vida muy lejos de donde la había empezado.
 

fepago

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estos casos salen a la luz por ser gente de rango, cuantos rangos menores involucrados en crimenes de guerra habran venido.

vivo en Villa Ballester de chico siempre se escuchaban historias de la guerra, no solo de alemanes (que eran la mayoria) sino tambien de aliados a ellos, y cervezas mediante se ponian mas tetricas.
saludos.
 
Hallan en buque hundido por nazis el mayor tesoro marino de metales preciosos

Lo encontrado estaría valuado en 210 millones de dólares. El hallazgo lo hizo la compañía especializada Odyssey en el Atlántico norte.

26/09/2011 20:34 | Agencia EFE


Fuente: Hallan en buque hundido por nazis el mayor tesoro marino de metales preciosos (LA VOZ DEL INTERIOR)



El SS Gairsoppa torpedeado y hundido por el Submarino Alemán U-101 el 17 de Febrero de 1941


Odyssey anunció hoy el hallazgo en aguas del Atlántico norte del pecio del carguero británico "SS Gairsoppa", que fue hundido por un submarino nazi en 1941 cargado con unas 200 toneladas de plata abordo, el "mayor tesoro de metales preciosos jamás hallado".

Según detalló la compañía estadounidense de exploración submarina en una conferencia de prensa, el pecio fue localizado a unos 4.700 metros de profundidad y a unos 480 kilómetros de la costa irlandesa.

Se trata de los restos del barco de carga "SS Gairsoppa", de 125 metros de eslora, que se hundió tras ser torpedeado por un submarino alemán en febrero de 1941.

Odysey Marine Exploration asegura que las investigaciones realizadas y los documentos encontrados señalan que, en el momento de su hundimiento, el carguero transportaba objetos por un valor de unas 600 mil libras (en valor de 1941) o unas 200 toneladas de plata, incluidas más de 90 toneladas de propiedad privada en forma de lingotes de plata.

De acuerdo a lo informado por la agencia AFP, citada por el diario La Nación, actualmente lo encontrado estaría valuado en 210 millones de dólares.

De poder extraerse finalmente todo ese tesoro, se tratará de la recuperación del mayor cargamento de metales preciosos nunca antes hallado en el fondo marino, siempre según los datos de la compañía.

Exclusividad. En 2010, el gobierno británico llegó a un acuerdo con Odyssey para que ella fuera la única empresa autorizada a realizar las tareas de recuperación de este tesoro.

De acuerdo con el contrato alcanzado entre ambas respecto al rescate, Odyssey se quedará con el 80 por ciento del valor de todos los lingotes de plata que sean recuperados.

"Estamos completando la primera fase del proyecto, que consiste en la localización e identificación del yacimiento submarino, y ahora trabajamos duro para planear la fase de recuperación", según explicó Mark Gordon, presidente de Odyssey.

Gordon detalló que, "teniendo en cuenta la orientación y las condiciones del naufragio", la compañía está "muy segura" de que la operación de rescate planeada es "la más adecuada para lograr la recuperación de este cargamento de plata".

"Tras analizar la información conocida e investigar sobre el 'Gairsoppa' y su último viaje, y después de mucho esfuerzo para estudiar el naufragio y registrar cada elemento, nuestro equipo de expertos fue capaz de identificar positivamente el sitio en el que se encontraba el 'Gairsoppa'", explicó.

El experto detalló que, aunque los registros indicaban que los botes salvavidas se pusieron en marcha antes de que el barco se hundiera, "por desgracia la mayor parte de la tripulación no sobrevivió al largo viaje hasta la costa".

"Con el hallazgo de este pecio y el relato de la historia de su pérdida rendimos homenaje a los valientes marinos mercantes que perdieron la vida", añadió Gordon.

El anuncio de este hallazgo tiene lugar menos de una semana después de que un tribunal de apelaciones de Estados Unidos ratificara la orden de un juez de Florida para que la empresa Odyssey entregue a España otro importante tesoro.

Aquel tesoro es de medio millón de monedas de plata y oro y está valorado en 500 millones de dólares. Fue hallado por esta compañía en 2007 en el fondo marino y el Gobierno español lo reclamaba.

La compañía de exploración submarina dispone, desde el fallo del tribunal de apelaciones del pasado miércoles, de 14 días para recurrir y pedir una revisión del dictamen sobre el tesoro que transportaba la fragata española "Nuestra Señora de las Mercedes".

Aquella nave fue hundida en 1804 por un buque inglés frente a las costas del Algarve (Portugal) y por el momento el tesoro recuperado permanece bajo custodia de Odyssey en una bóveda de seguridad ubicada en un lugar secreto de Florida.
 

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Revelan que Walter Rauff, el creador de las cámaras de gas móviles, fue contratado por Alemania Occidental para espiar al líder cubano

u nombre real era Walter Rauff y su legado consistió en diseñar los tristemente célebres "camiones de la muerte" durante la Segunda Guerra Mundial. Pero en América latina se le conoció con el alias de Enrico Gómez y para los servicios secretos de Alemania Occidental (BND) fue simplemente el agente V-7410. Su función: espiar a Fidel Castro entre 1958 y 1962.
Documentos recientemente desclasificados por la BND y publicados por varios medios alemanes acaban de dar nuevos detalles sobre la vida de Rauff en América latina y, en particular, sobre cómo pasó de ser responsable de más de 97.000 muertes en los campos de concentración a trabajar como comerciante en Ecuador, luego vivir de la pesca en Punta Arenas, Chile, y finalmente ser contratado por la BND para informar sobre cada paso del líder cubano.
Oficial de marina de profesión, Rauff participó en la invasión a Polonia, combatió en el norte de África y se preparó para asesinar a los judíos de Palestina.
Pero su labor principal fue diseñar en 1941 los "camiones de la muerte", también conocidos como las cámaras de gas móviles, con las que casi 100.000 personas murieron en varios campos de concentración en Polonia, Alemania y Ucrania.
Consistían en cámaras de unos seis metros de largo que estaban conectadas a los tubos de escape de varios camiones. Al encender los automóviles, las personas morían a causa de las emanaciones de gas y "sin que se generen defectos en los vehículos", como revelan los documentos.
Al terminar la guerra, Rauff escapó primero a Italia, luego a Siria y finalmente a América Latina. Llegó a Ecuador y finalmente, en 1958, se instaló a la ciudad más austral de Chile.
Pasado conocido

Cuando los servicios secretos de Alemania Occidental estaban pensando en contratar a Rauff para sus labores de espionaje, tenían perfectamente claro que se trataba de uno de los criminales de guerra más buscados de la época nazi.
"Desde el principio se sabía con quién estábamos tratando, pues Rauff nunca tuvo secretos sobre su pasado", dice una nota de 1984.
A cambio de unos 2.000 marcos de esa época al mes (que era un buen salario), Rauff debía ampliar el radio de acción de la BND y reportar cualquier hecho inusual o importante a sus superiores en Alemania, en especial todo lo relacionado con Fidel Castro.
La BND le entregó todos los equipos técnicos necesarios y además lo envió de regreso a Alemania en dos ocasiones para que tuviera entrenamiento especial. Esto ocurrió cuando Rauff ya tenía una orden de captura en su contra.
A pesar de todo el esfuerzo y de recibir en total unos 70.000 marcos, en las actas del BND se calificó su trabajo como "en su mayor parte sin valor" e incluso fracasó un viaje que tenía planeado a Cuba. Se le redujo su salario hasta que progresivamente se prescindió de sus servicios.
Poco antes de que la policía lo capturara en Punta Arenas en 1962, sus empleadores le recomendaron deshacerse de todos sus documentos valiosos.
Luego, una vez fue liberado en abril de 1963 por la Corte Suprema de Chile, que consideró que sus crímenes de guerra habían prescrito, la BND le ayudó a su familia con los pagos para los abogados.
En ese país sudamericano permaneció hasta su muerte, en 1984, y fue protegido por el régimen de Augusto Pinochet, que se negó a extraditarlo a pesar de que Simon Wiesenthal, el "cazador de nazis", pedía que fuera detenido.
Actualmente, a pesar de revelar los documentos, la BND ha tomado distancia de su antiguo colaborador. Bodo Hechelhammer, director del grupo de investigación de historia del BND, ratificó que los hechos no son "política ni moralmente justificables"..
la nacion
 

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Apenas balbucea el español pero se reivindica argentino. Durante la Segunda Guerra Mundial, en la Francia invadida por los nazis, salvó a miles de personas del Holocausto fabricando documentos falsos. Y cuando terminó la guerra siguió abrazando causas justas, como le gusta decir. Tanto que durante 30 años vivió en la clandestinidad. Y aunque en los 70 decidió parar, no hubiera salido de su anonimato si su hija Sarah no desovillaba el pasado. En este otoño que parece verano en París, padre e hija recibieron a Clarín para compartir su historia, la de Adolfo Kaminsky, El falsificador , una biografía que acaba de publicarse en la Argentina.
“Yo vivía por fin tranquilo, pero a mi hija se le ocurrió preguntar”, bromea Adolfo. “Sí, la culpa es mía”, admite Sarah. Ríen en un cuarto piso de la Rue Bernard Shaw, en un departamento alquilado en el que los Kaminsky han desplegado pasaportes belgas, franceses y alemanes. Todos falsos. Siguen siendo escalofriantes esas tapas con esvásticas. E increibles los métodos de falsificación que revela Adolfo. Están allí algunos de los objetos que lo acompañaron toda la vida. Una pipa que jamás fumó pero usó para frotar papeles, una máqunia Singer que trajeron de la Argentina: sirvió para las costuras de su padre sastre y para los troqueles del falsificador.
El falsificador se hizo a los golpes. Hijo de madre rusa y padre judío, nació en la Argentina en 1925, pero su familia decidió regresar a Francia cuando tenía cuatro años. La mayor parte de su infancia la pasó en Vire, en la campiña francesa. De chico trabajó de tintorero y despuntó el gusto por la química. Hasta que llegaron los nazis. Persiguieron a su tío y le entregaron a su madre muerta. El mundo de los Kaminsky había cambiado. Los deportaron a Drancy, escala a Auschwitz. Incluso allí, en ese manicomio de tortura y muerte, Adolfo siguió estudiando. “Adquirió su dimensión política”, le dice Sarah. Se salvó gracias a su nacionalidad argentina, pero el horror lo transformó en un futuro héroe, con apenas 17 años se descubrió judío y se sumó a la Resistencia, de la que sería una pieza clave.
Empezó una vida clandestina, de anonimato y encierro. “Mis contactos eran muy poca gente, vivía en el laboratorio fabricando papeles”, recuerda ahora, 70 años después. No tomó las armas porque siempre estuvo contra la violencia, pero se jugó la vida decenas de veces.Viene de familia marxista, fue trotskysta, anarquista, republicano, pero nunca terminó de adherir a ningún partido. “Me propuse siempre luchar contra el colonialismo, el racismo y las dictaduras, donde me necesitaran”, cuenta.
A Sarah le preocupaba que su libro fuera demasiado hermético, que la historia no se entendiera. Temió que denostaran a su padre por haber seguido falsificando después de la guerra. Se refiere a Israel y sobre todo al servicio que le prestó a los rebeldes argelinos, en su lucha por liberarse de los franceses. “Argelia sigue siendo un tema espinoso aquí”, dice Sarah. Fueron muchas las batallas de Adolfo. Ya retirado, dice que “el combate sigue siendo el mismo”.
Ni fronteras ni banderas ni pasaportes. Para Adolfo lo mejor sería que no haya documentos, ni cuestiones de credo ni de color. Para Sarah la expresión nacionalidad es muy compleja. En Argelia se sentía argelina porque hablaba árabe. “Me decían que no, que era argentina y cuando llegué a Europa dijeron que mi apellido era ruso...”.
Sarah está agradecida y orgullosa por esta historia compartida. “Me alegra no haberla sabido, descubrirla nos trajo conocimiento y un orgullo muy grande”, dice. Y muestra una infinidad de cartas y mensajes de agradecimiento que su padre viene recibiendo desde que se publicó el libro. El saca rápido el sobre que le envió el consulado argentino y vuelve a contar anécdotas. “Llegaban algunos muy malos, y él tenía que aclarar que a esos no los había fabricado”, cuenta Sarah.
“Siempre quise ser pintor, no pude, hoy soy un joven fotógrafo”, dice Adolfo. Sarah lo alienta y cuenta que en marzo expuso por primera vez. El hombre que vio morir a tantos compañeros y familiares, que sufrió el suicidio de amigos y camaradas que hasta perdió un ojo no se ha endurecido. “Tiene una profunda melancolía, pero su terapia es haber salvado tantas vidas”, dice Sarah. El amor por su familia, por su mujer y sus hijos, compensó de algún modo la tragedia. “Ahora soy un militante del amor”, bromea Adolfo. El brillo en sus mirada dice que siempre lo ha sido
CLARIN
 

bagre

2º inspector de sentina
estimado shandor
escelente historia, como siempre usted nos sorprende con noticias apasionantes de connacionales ingnotos con vidas apasionantes.
saludos
bagre
 
Excelente!
Una de los pocos testimonios vivos, ya que esta generacion, lamentablemente, esta desapareciendo.
Aqui hay otra historia, de Italia:

Publican entrevistas de judíos italianos perseguidos por nazis

El Archivo Central del Estado italiano ha publicado 322 vídeo-entrevistas "on line" con el testimonio de judíos italianos perseguidos por los nazis en Roma o supervivientes de los campos de concentración.
El diario romano "Il Mesaggero" publica hoy el artículo "la red salva la voz de la memoria" y bucea en las 322 vídeo-entrevistas en italiano realizadas por la Shoah Foundation Institute Steven Spielberg que ha recogido 52.000 testimonios en 32 lenguas y provenientes de 56 países.
El sitio en Internet para los testimonios en italiano es www.shoah.acs.beniculturali.it.
"Ahora finalmente será posible transmitir la memoria aunque no haya más testimonios", refiere el ex deportado de Auschwitz, Piero Terracina.
La galería de los testimonios es impresionantes, además de documentar con nombres, hechos y episodios de persecución de judíos italianos, ofrece un retrato inédito de la vida de la comunidad judía desde 1918 a después de la Segunda Guerra Mundial con recuerdos de las tradiciones populares, las ceremonias religiosas y los dialectos hebreos de la época", según la responsable del proyecto Michaela Procaccia.
Uno de los testimonios más importantes desde el punto de vista historiográfico, según el diario, es el de Shlomo Venezia que fue obligado a trabajar en la Sonderrkommando, la unidad compuesta de deportados y destinada a las operaciones de cremación de los cadáveres de personas asesinadas en las cámaras de gas.
Venezia es el único superviviente en Italia de ese comando, del que quedan una docena en el mundo.
En las historias de persecuciones en Roma a las que pertenecen 180 de los entrevistados, que supone un tercio del total, está la de Marina Anticoli Limentani, que cuenta cómo el 26 de septiembre de 1943 el nazi Herbert Kappler chantajeó a la comunidad judía, con salvarles la vida a cambio de 50 kilogramos de oro, refiere en una

entrevista recogida por "Il Messagero".
"Yo estaba en la sinagoga. Fue conmovedor, vino gente de toda Roma. Hasta una viejecita que vendía castañas se quitó los pendientes y los entregó", relata Anticoli.
Sobre la gran redada del gueto de Roma el 16 de octubre de 1943, Marina Anticoli recuerda cómo ella y su hermana fueron salvadas por un vecino "fascista ferviente", Ferdinando Natoni.
"Estábamos en la escalera, no sabíamos qué hacer. Dos manos nos agarraron y nos metieron dentro de una casa justo cuando los alemanes subían con los fusiles", narra.
A Rosetta Sermoneta Ajo y a sus padres les delató la portera, pero cuando iban detenidos desde su casa al camión de los nazis "un pequeña turba les rodeó y les hizo huir en un taxi que nos llevó al barrio romano de Testaccio. ¿Quien lo llamó?. No lo hemos sabido nunca. Pero fue nuestra salvación", asegura Sermoneta en su testimonio.
Los nueve meses de ocupación alemana en Roma, septiembre 1943 a junio de 1944, fueron terribles para los judíos.
Los fascistas pagaban 5.000 liras por cada judío capturado y por la capital pululaban espías y delatores, incluida la famosa traidora judía Celeste Di Porto.
Muchos judíos lograron salvarse sin embargo, por actitudes heroicas como la de la católica Giuliana Lestini que, como cuenta en la entrevista, escondió a muchos judíos en la nave de una iglesia de Parti, que tapió por dentro para impedir su identificación.
El rotativo romano cita también al Comité de Liberación Nacional, que procuró documentos falsos a los perseguidos; a las monjas de Convento de la Madre de los Siete Dolores, que albergaron 110 judíos hasta la liberación, y al profesor Giovanni Borromeo y fray Maurizio que escondieron tantos hebreos en el hospital católico de Fatebenefratelli.
"No puedo olvidar las palabras de Borromeo: 'los verdaderos enfermos ahora son ustedes'", pronuncia Luisa Almagia.

EFE y Aurora
 

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Durante cuatro años se desclasificarán cientos de informes de los servicios secretos alemanes posteriores a Hitler. En ellos se demuestra como América Latina albergó a los ideólogos del Holocausto


La decisión de las autoridades de abordar de forma abierta el pasado nazi de la inteligencia germano-occidental (BND) vuelve a dirigir las miradas hacia la región. La desclasificación de documentos y la reciente creación de una comisión formada por cuatro prestigiosos historiadores para estudiar el pasado nazi del BND reflejan la voluntad de su presidente, Ernst Uhrlau, de arrojar luz sobre el funcionamiento del espionaje de la Alemania Federal tras la II Guerra Mundial.

Los archivos del espionaje federal confirman que los servicios secretos ocultaron el paradero de muchos criminales nazis huidos de la Justicia, muchos de ellos a Latinoamérica, para convertirlos, en algunos casos, en sus agentes.

El semanario Der Spiegel publicaba recientemente que Walther Rauff, coordinador y responsable de unidades móviles de cámaras de gas desarrolladas por él mismo en la Alemania nazi, colaboró entre 1958 y 1962 con el BND cuando residía en Chile para espiar al líder cubano Fidel Castro.

A pesar de conocer perfectamente el pasado de Rauff, reclamado por la justicia germana por la muerte de unos 98 mil prisioneros durante el nazismo, el espionaje federal no dudó en requerir sus servicios, por los que percibió 70 mil marcos alemanes.

Rauff, que se estableció como hombre de negocios en Chile tras pasar una temporada en Siria y Ecuador, fue detenido en 1962 por solicitud de Alemania, pero el proceso acabó sobreseído, porque la Justicia del país latinoamericano -donde murió en 1984- consideró que sus crímenes habían prescrito. También Klaus Barbie, apodado "el carnicero de Lyon", jefe de la Gestapo en la Francia ocupada, fue reclutado por la inteligencia germano-occidental en 1966 en Bolivia, donde residía desde 1951.

El BND, que entonces ampliaba internacionalmente su red de agentes, seguía atentamente el desarrollo en Bolivia al tiempo que Occidente temía que el país cayera bajo influencia soviética, como Cuba, si el pueblo se alzaba contra los militares.

Barbie, requerido por el BND por su "ideología alemana" y decidido "anticomunismo", elaboró para los servicios secretos 35 informes en total, cuyo contenido se desconoce. No obstante, se sabe que Barbie asumió pocas semanas después de su reclutamiento la representación en Bolivia de una empresa alemana de venta de excedentes de armamento del Ejército germano, lo que le permitía informar acerca de cuándo los bolivianos andaban escasos de armas o munición.

El BND rompió con su colaborador a finales de 1967, por considerar peligroso ese vínculo, y en 1983 Barbie fue expulsado de Bolivia y entregado a Francia.

El "carnicero de Lyon", cuyos restos fueron enterrados en Cochabamba (Bolivia), murió en 1991 de leucemia en una prisión francesa, donde cumplía cadena perpetua por crímenes como la deportación de 800 personas, incluidos 44 niños judíos.

Otro de los fugitivos nazis más buscados, Josef Mengele, conocido como "ángel de la muerte" por sus experimentos con prisioneros en el campo de exterminio de Auschwitz, acabó sus días oculto en un país latinoamericano, Brasil, después de pasar por la Argentina y Paraguay.

Aunque se había especulado con la posibilidad de que también Mengele hubiera sido reclutado por la inteligencia germano-occidental, los expedientes recientemente desclasificados establecen que no sólo no cooperó con el BND, sino que este organismo participó activamente en dar con su paradero.

En 1961, los servicios secretos germanos ya lo situaban en Brasil -donde falleció en 1979-, pero nunca se le llegó a detener, y en 1972 el BND reportó a la Cancillería federal que desconocía "dónde está actualmente" e incluso "si sigue con vida".

Los expedientes revelan también que el espionaje alemán ocultó durante años el paradero en la Argentina de Adolf Eichmann, artífice del plan de exterminio de los judíos de Europa.

Según filtraciones difundidas por la prensa alemana, el BND conocía el paradero de Eichmann desde 1952, pero no informó a la CIA hasta 1958.

El criminal nazi fue secuestrado en mayo de 1960 por los servicios secretos israelíes, el Mossad, en Buenos Aires, y ejecutado dos años después en Israel.

La comisión de historiadores, que cuenta con un plazo de cuatro años para estudiar los expedientes de los servicios secretos federales, centrará su investigación en los años comprendidos entre 1945 y 1968, periodo que precedió a la creación del BND.

Durante ese período funcionaron los servicios de la llamada Organización Gehlen, por el nombre de su jefe, el antiguo general de la Wehrmacht Reinhard Gehlen, que anteriormente había sido responsable del espionaje exterior nazi.



Fuente: EFE
 
¿ cuantos submarinos modelo 7 mares sobrevivieron a la 2GM?tengo entendido que varios gerarcas nazis escaparon a sud america en ellos(algunos creen que hitler tambien)
 
El espionaje alemán revela sus agentes nazis en Latinoamérica


La decisión de los servicios secretos alemanes de abordar de forma abierta el pasado nazi de la inteligencia germano-occidental (BND) vuelve a dirigir las miradas hacia América Latina en cuanto que refugio de algunos de los criminales de guerra del Tercer Reich más buscados.
La desclasificación de documentos y la reciente creación de una comisión formada por cuatro prestigiosos historiadores para estudiar el pasado nazi del BND reflejan la voluntad de su presidente, Ernst Uhrlau, de arrojar luz sobre el funcionamiento del espionaje de la Alemania federal tras la II Guerra Mundial.

Los archivos del espionaje federal confirman que los servicios secretos ocultaron el paradero de muchos criminales nazis huidos de la justicia, muchos de ellos a Latinoamérica, para convertirlos en algunos casos en sus agentes.
El semanario "Der Spiegel" publicaba recientemente que Walther Rauff, coordinador y responsable de unidades móviles de cámaras de gas desarrolladas por él mismo en la Alemania nazi, colaboró entre 1958 y 1962 con el BND cuando residía en Chile para espiar al líder cubano Fidel Castro.
A pesar de conocer perfectamente el pasado de Rauff, reclamado por la justicia germana por la muerte de unos 98.000 prisioneros durante el nazismo, el espionaje federal no dudó en requerir sus servicios, por los que percibió 70.000 marcos alemanes.
Rauff, que se estableció como hombre de negocios en Chile tras pasar una temporada en Siria y Ecuador, fue detenido en 1962 por solicitud de Alemania, pero el proceso acabó sobreseído porque la justicia del país latinoamericano -donde murió en 1984- consideró que sus crímenes habían prescrito.
También Klaus Barbie, apodado "el carnicero de Lyon", jefe de la Gestapo en la Francia ocupada, fue reclutado por la inteligencia germano-occidental en 1966 en Bolivia, donde residía desde 1951.
El BND, que entonces ampliaba internacionalmente su red de agentes, seguía atentamente el desarrollo en Bolivia al tiempo que Occidente temía que el país cayera bajo influencia soviética, como Cuba, si el pueblo se alzaba contra los militares.
Barbie, requerido por el BND por su "ideología alemana" y decidido "anticomunismo", elaboró para los servicios secretos 35 informes en total, cuyo contenido se desconoce.
No obstante se sabe que Barbie asumió

pocas semanas después de su reclutamiento la representación en Bolivia de una empresa alemana de venta de excedentes de armamento del Ejército germano, lo que le permitía informar de cuándo los bolivianos andaban escasos de armas o munición.
El BND rompió con su colaborador a finales de 1967, por considerar peligroso ese vínculo, y en 1983 Barbie fue expulsado de Bolivia y entregado a Francia.
El "carnicero de Lyon", cuyos restos fueron enterrados en Cochabamba (Bolivia), murió en 1991 de leucemia en una prisión francesa, donde cumplía cadena perpetua por crímenes como la deportación de 800 personas, incluidos 44 niños judíos.
Otro de los fugitivos nazis más buscados, Josef Mengele, conocido como "ángel de la muerte" por sus experimentos con prisioneros en el campo de exterminio de Auschwitz, acabó sus días oculto en un país latinoamericano, Brasil, después de pasar por Argentina y Paraguay.
Aunque se había especulado con la posibilidad de que también Mengele hubiera sido reclutado por la inteligencia germano-occidental, los expedientes recientemente desclasificados establecen que no sólo no cooperó con el BND, sino que este organismo participó activamente en dar con su paradero.

En 1961, los servicios secretos germanos ya lo situaban en Brasil -donde falleció en 1979-, pero nunca se le llegó a detener, y en 1972 el BND reportó a la Cancillería federal que desconocía "dónde está actualmente" e incluso "si sigue con vida".
Los expedientes revelan también que el espionaje alemán ocultó durante años el paradero en Argentina de Adolf Eichmann, artífice del plan de exterminio de los judíos de Europa.
Según filtraciones difundidas por la prensa alemana, el BND conocía el paradero de Eichmann desde 1952, pero no informó a la CIA hasta 1958.
El criminal nazi fue capturado en mayo de 1960 por los servicios secretos israelíes, el Mossad, en Buenos Aires, y ejecutado dos años después en Israel.
La comisión de historiadores, que cuenta con un plazo de cuatro años para estudiar los expedientes de los servicios secretos federales, centrará su investigación en los años comprendidos entre 1945 y 1968, periodo que precedió a la creación del BND.
Durante ese periodo funcionaron los servicios de la llamada "Organización Gehlen", por el nombre de su jefe, el antiguo general de la Wehrmacht Reinhard Gehlen, que anteriormente había sido responsable del espionaje exterior nazi.

EFE y Aurora
 

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Hay una lámpara, anteojos, joyas con símbolos nazis y una edición de lujo de Mein Kampf. La mayor parte del polémico remate procede de la herencia de Rudolf Hess, quien fue lugarteniente del dictador y se suicidó en prisión en 1987.

Una casa muniquesa especializada en artículos históricos sacó a subasta un lote de objetos personales del dictador nazi Adolf Hitler (1889-1945). Consciente de lo polémico de la venta, la casa de subastas Hermann Histórica München exige a los interesados que suscriban un documento en el que aseguren que los objetos adquiridos solo serán usados con fines de investigación histórica.

El conjunto de objetos incluye desde una lámpara de pie procedente de la residencia de Hitler en Munich, con un precio de salida de 5.000 euros (unos 6.594 dólares), hastalas gafas de lectura del dictador, por un mínimo de 4.800 euros (unos 6.330 dólares).

Según informa el diario sensacionalista alemán Bild, la mayoría de los artículos de la subasta, que se celebrará a fin de mes, proceden de la herencia de Rudolf Hess, el lugarteniente de Hitler que en 1987 se suicidó en la prisión militar de Spandau, en Berlín, donde estaba recluido a perpetuidad.

Entre los artículos más destacables figura precisamente una edición de lujo del libro del dictador Mein Kampf (Mi lucha) dedicado por Hitler a Hess con el texto: "A mi fiel compañero de prisión Rudolf Hess - Münich, 17 de octubre de 1925". Tras el fracaso del golpe de Múnich de 1923, los dos compartieron celda y allí Hess se convirtió en secretario personal del futuro dictador y ayudante a la hora de redactar el libro ideológico del líder del Partido Nacionalsocialista Alemán (NSDAP).

También se subastará algunas joyas nazis, como una insignia de las juventudes hitlerianas en oro, diamantes y rubíes valuada en 22.000 euros (unos 29.000 dólares) o un reloj de bolsillo de oro que Hitler recibió como regalo de Navidad en 1929, tasado en un mínimo de 10.000 euros (unos 13.180 dólares).

El lote incluye artículos de uso cotidiano como un juego de cinco cubiertos con el águila, la cruz gamada y las iniciales de Hitler por 1.800 euros (unos 2.372 dólares), una pinza para terrones de azúcar, también personalizada, por 1.200 euros (unos 1.580 dólares) o un salero de plata con las siglas A.H. por 2.000 euros (unos 2.600 dólares).

Pese a que Adolf Hitler no consumía alcohol ni fumaba, otra de las piezas que figura en la oferta es una cigarrera de plata, personalizada también con el águila, la cruz gamada y las iniciales del dictador por 10.000 euros (unos 13.000 dólares).

(Fuente: EFE)
 
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