Naval
Veterano Guerra de Malvinas
Hola a todos...les comenté que yo había ido con mi "veintiúnica alma"...y es alma de poeta...
Después de MLV también escribí esto...lo comparto. Y lo comparto con todo el honor y el orgullo que siento de ser parte de los VGM, muchos que sí vivieron esas situaciones. Yo sólo "calcé sus botas" un rato, en mi mente, pero "conociendo el paño", y salió esto...
TERRITORIO CARNAL
Largo instante de ocio. Miro mis manos.
Limpias uñas cortas; pulidas.
Sus venas y músculos dibujan países minúsculos de los
que soy reyezuelo, sin siquiera saber sus nombres.
Habitan en ellas el gesto de paz;
el interminable abrazo a mi padre;
el reconocimiento a mi amigo.
La dulce caricia; la musa obediente que entreteje
de la mente el catártico canto.
Habitan el calor de la mano de mi hijo;
y el gesto violento silenciando a las huestes que esperan,
en una noche ya lejana, el momento del proyectil y la sangre.
Y entonces cierro mis manos; y las guardo.
En ellas, también, habita la muerte.
Recuerdo que el gesto violento se manifestó de pronto,
contra otro hombre, en un silencioso grito de ¡Fuego!.
Dentro mío, aquella noche, mis manos mataron a un niño...
Aníbal J. Herrera
Honor y Gloria, VGM
Después de MLV también escribí esto...lo comparto. Y lo comparto con todo el honor y el orgullo que siento de ser parte de los VGM, muchos que sí vivieron esas situaciones. Yo sólo "calcé sus botas" un rato, en mi mente, pero "conociendo el paño", y salió esto...
TERRITORIO CARNAL
Largo instante de ocio. Miro mis manos.
Limpias uñas cortas; pulidas.
Sus venas y músculos dibujan países minúsculos de los
que soy reyezuelo, sin siquiera saber sus nombres.
Habitan en ellas el gesto de paz;
el interminable abrazo a mi padre;
el reconocimiento a mi amigo.
La dulce caricia; la musa obediente que entreteje
de la mente el catártico canto.
Habitan el calor de la mano de mi hijo;
y el gesto violento silenciando a las huestes que esperan,
en una noche ya lejana, el momento del proyectil y la sangre.
Y entonces cierro mis manos; y las guardo.
En ellas, también, habita la muerte.
Recuerdo que el gesto violento se manifestó de pronto,
contra otro hombre, en un silencioso grito de ¡Fuego!.
Dentro mío, aquella noche, mis manos mataron a un niño...
Aníbal J. Herrera
Honor y Gloria, VGM