(...) 5.¿Qué les pasó a los conscriptos clase 1963, ¿siguieron bajo bandera? , ¿cuánto tiempo?, ¿cómo los trataron sus camaradas y sus superiores? Hice 8 meses mas de colimba. Como cuando volvimos ya habian entrado todas las tandas restantes (yo era 1º 63) los otros colimbas, nos trataban como si fueramos los nuevos. En algunos casos reaccionabamos riendo y explicandoles, en otros, a cara de perro. Una parte del personal de cuadros (sobre todo los recien trasladados a la Unidad) nos trataron como si fueramos los nuevos, a veces para tratar de congraciarse con su superior. El caso era que ese superior los terminaba sancionando.
Obviamente, hubo varios "intercambios de opiniones" con esa gente. (Ej: Un Cabo Segundo me levantaba en peso por una pavada, delante de Montalvo... Obviamente, el Cabo Segundo terminaba con 1 o 2 dias de arresto y sabia que si no habia una buena razon, no tenia que decirme nada...) Cuando la levantada en peso no era delante de ningun superior, la cosa se arreglaba de manera verbal, sin protocolo militar y a solas. Hubo casos, en los que no hubo mas remedio, que utilizar la fuerza (sin testigos obviamente).
En el caso de ejército, como en la gran mayoría de quienes fueron a Malvinas eran Clase 1962 (incluidos a los que participaron de la Case 63) fueron dados de baja. Recuerdo que en la arenga de despedida, se les dijo que habían "cumplido suficiente con la Patria" y que merecían volver a sus casas con el orgullo que se merecían.
Con nosotros los cuadros del RI 4, después de veinte días nos dieron licencia. Quienes tenían a sus familias en el Barrio Militar o en el pueblo o alrededores, tuvieron cierta ventaja. Pero quienes eramos de otras provincias, nos mordíamos las manos...
En mi caso, a los veinte días, mis padres vinieron a visitarme desde San Luis. Todavía recuerdo la imagen de mi viejo al volante de un chevy 250 acompañado de mi madre, que como es de imaginar venia llorando desde varios km atrás. No creo recordar un abrazo tan fuerte de mi padre acompañado de unas palabras que por tanta emoción se me diluyeron en el tiempo. Al día siguiente, partimos los tres rumbo a Itatí (Ctes.) a visitar la Virgen y cumplir la promesa que ellos y yo en las islas había realizado.
Ese fue un viaje increible, me sirvió como terapia, pude relatarle a mis padres todo o casi toda mi experiencia. Allí grabaron a fuego los nombre de Flores y Salvatierra, Solís, Odorcic y en cada oportunidad que tuvieron durante mis cuatro años que continué prestando servicio en el RI 4, ellos venían y me preguntaban por ellos. Cuando revuelva el baul de las fotos, colgaré una que retrata ese memorable primer viaje de la posguerra...
J@vier, que difícil debe haber sido seguir cumpliendo órdenes "pelo....das" de quienes no solo no estuvieron, sino que los miraban de reojo... en fin algo parecido nos ocurrió a nosotros la inmensa mayoría de cuadros jóvenes, que sin exteriorizar soberbia por la experiencia vivida, debíamos seguir cumpliendo las funciones, actividades y tareas de la milicia. Muchos no lo soportaron y patearon el tablero o dieron el portazo, otros se recluyeron en el silencio absoluto, otros entraron en depresión, otros se fueron con carpeta psiquiátrica y algunos llegaron al extremo de adelantar sus partidas de esta tierra...
Hoy a tantos años, me pregunto como hice a veces para aguantar tanto. Bueno en parte busqué siempre hacer algo que me preparara mejor para esa "revancha" interior, e hice cuanto curso militar estuvo a mi alcance para mantener la mente ocupada y sentirme activo. Y así fueron pasando los años hasta llegar aquí, donde doy gracias a Dios por todo lo bueno y malo que me ha pasado a mí y a mis camaradas. A veces me pregunto como fue posible aguantar tanto y seguir, creo que nuestros 649 son un buen aliciente...
Que tengan un buen fin de semana y una vez más gracias a quienes mantienen este espacio y a todos los que de un modo u otro nos acompañan.
GDH