Es totalmente fuera de lugar pensar en las FFAA como una mercancía que tenga mayor o menor llegada al público "consumidor", si empezamos así, terminaremos peor que ahora...
Es una hipótesis que confunde democracia y república con una campaña publicitaria, que covierte al ciudadano en un consumidor voluble e influenciable y que, peor aún, sometido a su propia inconstancia y limitaciones elije o define los pasos a dar en temas fundamentales como la existencia misma de la nación organizada y las garantías que ella ofrece.
Hay asuntos y objetivos que ni siquiera hay que imaginar que puedan ser sometidos al manoseo del proselitismo pre-electoral porque excederían -como de hecho este tema lo hace- en demasía lo que el ciudadano común es capaz de conocer o analizar mínimamente en orden a emitir una opinión siquiera, mucho menos aún una decisión, como lo es el voto en sí mismo...
La permamencia misma del Estado, de la República, de la Constitución y de los organismos, instituciones y fuerzas destinados a sostenerlas no puede estar sometida constantemente a debate público, no son ni deben ser pasto de la democracia deliberativa ni de las asambleas populares de los barrios, mucho menos en una continuidad democrática como la que hemos logrado.
Porque las cuestiones de fondo no pueden ser votadas cada 2 años, el futuro a 50 años no puede ser revisado cada 2 meses, las formas pueden ser puestas a consideración y debate, pero no la estructura completa del edificio que venimos construyendo; que no nos gane hasta ese punto la insanía, por favor...
Las FFAA, como otras instituciones y estamentos, no son ni deben ser objeto de debate electoral ni necesitan de aprobación popular ninguna para existir o adaptarse naturalmente a las necesidades y desafíos de cada época, son directamente proporcionales a la evolución material y cultural del país y su propia evolución debe ser orgánica y armoniosa con el resto, sino se corre el peligro de ser vulnerables en cada espacio que quede menos cubierto.
No hay que apelar a las FFAA para ganar o perder votos porque la defensa es un asunto de Estado, no de partidos políticos ni de campañas electorales, armadas por consultoras de acuerdo al "rating" que puedan lograr si la pegan con las "ofertas" del día, que atraigan más interesados ocasionales; cualquier candidato y partido puede prometer la felicidad y la riqueza a la gilada -luego verá como cumplir con las promesas que hizo para ganar- pero cuando llega al gobierno le aguardan asuntos cuya agenda no espera ni necesita de multitudes fervorosas que los apoyen con bombos y cantitos: las relaciones exteriores, la defensa, la balanza comercial, el desarrollo científico, etc., etc., etc...
Cualquiera sea el gobernante y su partido -hoy y mañana- que encuentre necesario, merced al estudio de los elementos de juicio correspondientes y al asesoramiento de los más altos especialistas en cada materia, que mañana mismo hay que comprar la Armée de l'Air entera, se compra, se verá como pero se compra, si los franceses no nos venden, se va por la AMI o la Luftwaffe... las razones que puedan impulsar medidas tan drásticas no están ni estarán jamás al alcance de Juan Bolud0, que vota más por si le pintan el cordón de la vereda que por la crisis alimentaria de dentro de 20 o 30 años y nos tendrá como protagonistas en el mismísimo ojo de la tormenta.
Si hacen falta, para ayer a esta misma hora, 4, 40 o 400 aviones de combate de 6++ gen no es asunto de debate popular -no público, que es otra cosa- ni de comicio, sino cerremos el congreso y quememos la Rosada y definamos en el café de la esquina si compramos PAK FA o Spad VII...