INVAP

Podría decir que el Arsat 1 y 2 son el producto de "Políticas" de largo plazo ....

¿Tener este edificio como sede de INVAP te parece política de largo plazo?:





¿Y este otro como laboratorio de ensayos?:



Por favor! Pensar un poco antes de postear.
 
Podría decir que el Arsat 1 y 2 son el producto de "Políticas" de largo plazo en la formación de profesionales en decadas. Si se continuan estas políticas para los próximos 20 anios no seria descabellado que que en 2035 nuestro país pueda poner un hombre en el espacio exterior junto a las naciones sudamericanas. Estos últimos anios hemos comenzado a ver con velocidad los avances en los diferentes programas espaciales nacionales producto de una gran masa critica de profesionales que se han formado en las ultimas 2 décadas en materia aeroespacial. Lo único que reso es que el gobierno que venga en 2015 no le baje el pulgar al programa espacial Argentino y tengamos que esperar una década para volver a empezar ....

¿Por qué junto a las naciones sudamericanas? Salvo Brasil, ¿qué puede aportar el resto? ¿Guita?
 
¿Seguridad en la aeronavegación? ¿Hay seguridad a menor costo y usando equipos con "prestaciones menores"? ¿Tiene utilidad práctica mi airbag si esta diseñado a menor costo y con prestaciones menores y se activa medio segundo despues que los modelos estandar, solo para recepcionar mis sesos y dientes en vez de para proteger mi vida?

Si es asi, seguimos con la politica de "hacemos como que, para la gilada". Hacemos como que tenemos cobertura radar para los vuelos civiles, pero es todo engrupo.
Que yo sepa, los radares secundarios 2D que se han fabricados no son radares de menores prestaciones. Entiendo que serían acordes al estado del arte en la materia, incluyendo el máximo alcance posible por la tecnología actual para minimizar la cantidad de radares necesarios.

El tema es que no se puede tener exclusivamente radares secundarios, hay que tener una red que tenga tanto radares secundarios como radares primarios de modo tal de obtener la mayor sinergía y consecuente mejora en la seguridad.
Los radares secundarios, por ejemplo, no pueden calcular altitud. Tampoco pueden detectar un avión si este no colabora voluntariamente. Y si los instrumentos del avión tienen algún problema (desde insuficiente calibración a falla de algún tipo), la información que proporcionan será incorrecta.
Siempre lo mismo: "la culpa es de los otros"...
No he dicho eso, lo que digo es que es más complejo de lo que parece. En el caso de los radares secundarios necesita una excelente calibración tanto del radar como de su contraparte, el equipamiento de los aviones que colaborarán con dicho radar.
Conque sólo uno de los componentes del sistema tenga un problema de calibración es suficiente para acrecentar el margen de error en la detección.

También dije que estos radares secundarios, como todos los de su tipo, no fueron diseñados para proporcionar la altitud. No se lo puede acusar de que hace mal algo que no fue diseñado para hacer.
 
La soberanía satelital y algunas gansadas que se dicen por ahí
16/10/2014. La presidenta Cristina Fernandez de Kirchner durante la cadena nacional en donde se refirió al lanzamiento del Satélite ARSAT 1. FOTO Marcos Adandía /MA/NA
por GERMÁN BERIZZO

http://www.urgente24.com/231841-la-soberania-satelital-y-algunas-gansadas-que-se-dicen-por-ahi

Otro HIT del autor:

http://www.rionegro.com.ar/diario/un-barilochense-le-agradece-al-juez-griesa-2979767-9536-nota.aspx

¿Tener este edificio como sede de INVAP te parece política de largo plazo?:




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ese es un edificio municipal, no de INVAP:

http://www.economicasbariloche.com....-en-edificio-de-ruiz-moreno_1261#.VEQX6xbi--k

este es el verdadero complejo desde hace varios años:

 
Más allá que me pone contento el logro del INVAP sobre el desarrollo del ARSAT, el cual descuento que tendrá éxito, la verdad sobre el desarrollo satelital Argentino
no es que empezó en el 2003, además que me molesto MUCHO verlo a Victor Hugo Morales, Gildo Insfran, y otros, en las Gullanas Francesas...



Nadie dijo o escribio que el tema satelital empezó en el 2003. Lo que si se dijo es que a partir de la segunda mitad de la década, se dio el verdadero impulso al sector espacial, haciendo de ello política de Estado. Por que mezclamos las cosas?

Ahora no entiendo por que te molesto que esten algunos personajes, estan en su derecho, no? No te gusto que VHM trasmita y le de la trascendencia que corresponde a este hito histórico?

Intrigados Saludos
Amadeus
 

cosmiccomet74

Colaborador
Colaborador
Nadie dijo o escribio que el tema satelital empezó en el 2003. Lo que si se dijo es que a partir de la segunda mitad de la década, se dio el verdadero impulso al sector espacial, haciendo de ello política de Estado. Por que mezclamos las cosas?

Ahora no entiendo por que te molesto que esten algunos personajes, estan en su derecho, no? No te gusto que VHM trasmita y le de la trascendencia que corresponde a este hito histórico?

Intrigados Saludos
Amadeus
Victor Hugo Morales no le da ninguna trascendencia ni valor histórico por hacer el RELATO.
 
Entre tanta gilada que se escribe, sigamos aportanto material de calidad:
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LOS TORNILLOS ALEMANES, EL ARSAT Y LA TECNOLOGÍA NACIONAL

http://argentinaenelespacio.blogspot.com.ar/


Sigue a continuación una interesante nota de opinión publicada el día de hoy en el portal Propuestas Viables. La nota, autoría de Enrique Mario Martinez, analiza el logro del ARSAT-1 en el contexto y la coyuntura de la estructura económica y productiva de la Argentina.


LOS TORNILLOS ALEMANES, EL ARSAT Y LA TECNOLOGÍA NACIONAL

Por Enrique Mario Martinez


Bienvenida la posibilidad de evaluar nuestras perspectivas tecnológicas a raíz del lanzamiento de un satélite de comunicaciones nacional.
El proyecto que hoy es INVAP, sociedad de estado propiedad 50% del Estado nacional y 50% de la provincia de Río Negro, nació hace más de 30 años. Fue producto de la visión de un pequeño grupo de investigadores de la Comisión Nacional de Energía Atómica, que a su vez tiene su origen en decisiones del gobierno peronista de hace más de 60 años. Ese grupo, liderado por Conrado Varotto, entendió algo muy simple de expresar: la formación de tantos científicos de primer nivel en ciencias duras, como física, metalurgia, matemáticas o química, en que la Argentina se había embarcado por décadas, no podía ser que terminara en una corriente de emigración sistemática, porque ni el sector público ni el privado demandaran sus saberes.

En la década del ´80, en consecuencia, comenzó una búsqueda que incluyó los usos de la energía nuclear en medicina o los reactores nucleares experimentales, pero no solo eso. El grupo diseñó y luego fue archivando por falta de eco de la sociedad en su conjunto, cosas tan diversas como un programador automático para lavarropas; equipos de conservación con frío para frutas y hortalizas de alto valor; hasta un tren mono riel elevado, como el que años más tarde se construyera en varios lugares del mundo. La condición que se auto impusieron fue que todo debía ser innovador por encima del nivel tecnológico medio nacional, de manera de construir equipos y diseminar luego los conocimientos en la estructura productiva, formando proveedores, técnicos de mantenimiento y todo el resto de complejas cadenas de valor. El proyecto era fascinante por donde se lo mirara.

El neoliberalismo primero y la constante inestabilidad macroeconómica después, pusieron en jaque el proyecto de modo permanente. Su mentor original, tenaz en su mirada, se apartó algo de INVAP y consiguió que se creara la CONAE ( Comisión Nacional de Actividades Espaciales) que después de una lucha sorda con la burocracia consiguió hacer depender de Cancillería, con la media razón que se necesita un fluido contacto con el mundo central para esas tareas.

En todos esos años, INVAP estuvo al borde la extinción, porque el vínculo con un sistema productivo hegemonizado por multinacionales no fue lo esperado y se dependía todo el tiempo de la ayuda estatal y de licitaciones en el exterior de muy larga gestión, peleando además contra empresas acostumbradas a que sus propios estados las representaran. La primera señal fuerte y diferente en toda su existencia fue la decisión de contratarles la fabricación de radares para control aéreo, a pesar de la presión de empresas extranjeras aún al interior de los organismos nacionales que debían tomar las decisiones. La siguiente fue la creación de ArSat, con la posterior decisión de diseñar, construir y poner en órbita varios satélites de comunicaciones, con el trabajo de INVAP.

El resultado, después de 30 años, aún no está logrado. El grupo aquel se expandió notablemente, concretó resultados tecnológicos similares a los que imaginaron sus creadores, pero en la estructura productiva argentina todavía son una mosca blanca y dependen de las decisiones gubernamentales, que por suerte se han dado en los últimos años.

La principal diferencia entre aquella idea fundante y la realidad presente parece ser que se han bajado las expectativas de difundir rápidamente los conocimientos en la estructura productiva argentina. Es que se necesitan más actores, que no aparecen. Un país que diseña un satélite como el ArSat I tiene capacidad de diseñar sus computadoras, sus televisores o sus aire acondicionados, con toda seguridad. Luego, sin embargo, debe diseñar sistemas de producción masivos, en los que entran saberes adicionales a los requeridos para hacer reactores nucleares o satélites, que se producen por unidad. Allí se requiere un planeamiento que integre a otras áreas de investigación del Estado y a centenares de actores privados. Falta. Se puede. Hay que plantearlo, analizarlo, mejor cuanto antes, sobre las mieles del éxito del satélite.

Debe quedar claro a todo argentino de buena fe que en este mundo global quien tiene el diseño de un producto complejo tiene la llave de toda la cadena de valor. INVAP y ArSat han conseguido eso. Ese diseño puede generar mayor o menor riqueza en el conjunto de la comunidad, dependiendo de cuantos actores periféricos puedan acompañar las etapas de implementación de un proyecto. Las multinacionales se han encargado de evitar la existencia de esas redes durante casi medio siglo en la Argentina. Ninguna de ellas tiene oficinas de investigación y desarrollo en el país. Ninguna de ellas desarrolla proveedores nacionales transfiriéndoles tecnología de base, sino que se limita a aceptar ofertas y controlar la calidad de lo que se ofrece, lo cual es enteramente insuficiente. Han hecho retroceder la integración de la industria automotriz a niveles lamentables. Tienen un enclave electrónico en Tierra del Fuego sin ninguna mirada integradora a futuro. No es de extrañar en ese marco que cuando se busca un tornillo de extraordinaria precisión para armar un satélite haya que importarlo, porque nadie antes generó la demanda ni se preocupó por organizar la oferta.

Esa estela de fuego, humo y potencia que llevó el satélite al infinito visual es una señal para todos, si es que no caemos en las discusiones perversas e ignorantes, que ya han aparecido, pero pueden ser sepultadas por los miles de buena voluntad que siguen el tema en el país.
Vamos, vamos por la verdadera y central soberanía: la tecnológica en la producción de bienes y servicios útiles a cada ciudadano.

Fuente: Propuestas Viables
 
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LOS TORNILLOS ALEMANES, EL ARSAT Y LA TECNOLOGÍA NACIONAL

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Sigue a continuación una interesante nota de opinión publicada el día de hoy en el portal Propuestas Viables. La nota, autoría de Enrique Mario Martinez, analiza el logro del ARSAT-1 en el contexto y la coyuntura de la estructura económica y productiva de la Argentina.


LOS TORNILLOS ALEMANES, EL ARSAT Y LA TECNOLOGÍA NACIONAL

Por Enrique Mario Martinez


Bienvenida la posibilidad de evaluar nuestras perspectivas tecnológicas a raíz del lanzamiento de un satélite de comunicaciones nacional.
El proyecto que hoy es INVAP, sociedad de estado propiedad 50% del Estado nacional y 50% de la provincia de Río Negro, nació hace más de 30 años. Fue producto de la visión de un pequeño grupo de investigadores de la Comisión Nacional de Energía Atómica, que a su vez tiene su origen en decisiones del gobierno peronista de hace más de 60 años. Ese grupo, liderado por Conrado Varotto, entendió algo muy simple de expresar: la formación de tantos científicos de primer nivel en ciencias duras, como física, metalurgia, matemáticas o química, en que la Argentina se había embarcado por décadas, no podía ser que terminara en una corriente de emigración sistemática, porque ni el sector público ni el privado demandaran sus saberes.

En la década del ´80, en consecuencia, comenzó una búsqueda que incluyó los usos de la energía nuclear en medicina o los reactores nucleares experimentales, pero no solo eso. El grupo diseñó y luego fue archivando por falta de eco de la sociedad en su conjunto, cosas tan diversas como un programador automático para lavarropas; equipos de conservación con frío para frutas y hortalizas de alto valor; hasta un tren mono riel elevado, como el que años más tarde se construyera en varios lugares del mundo. La condición que se auto impusieron fue que todo debía ser innovador por encima del nivel tecnológico medio nacional, de manera de construir equipos y diseminar luego los conocimientos en la estructura productiva, formando proveedores, técnicos de mantenimiento y todo el resto de complejas cadenas de valor. El proyecto era fascinante por donde se lo mirara.

El neoliberalismo primero y la constante inestabilidad macroeconómica después, pusieron en jaque el proyecto de modo permanente. Su mentor original, tenaz en su mirada, se apartó algo de INVAP y consiguió que se creara la CONAE ( Comisión Nacional de Actividades Espaciales) que después de una lucha sorda con la burocracia consiguió hacer depender de Cancillería, con la media razón que se necesita un fluido contacto con el mundo central para esas tareas.

En todos esos años, INVAP estuvo al borde la extinción, porque el vínculo con un sistema productivo hegemonizado por multinacionales no fue lo esperado y se dependía todo el tiempo de la ayuda estatal y de licitaciones en el exterior de muy larga gestión, peleando además contra empresas acostumbradas a que sus propios estados las representaran. La primera señal fuerte y diferente en toda su existencia fue la decisión de contratarles la fabricación de radares para control aéreo, a pesar de la presión de empresas extranjeras aún al interior de los organismos nacionales que debían tomar las decisiones. La siguiente fue la creación de ArSat, con la posterior decisión de diseñar, construir y poner en órbita varios satélites de comunicaciones, con el trabajo de INVAP.

El resultado, después de 30 años, aún no está logrado. El grupo aquel se expandió notablemente, concretó resultados tecnológicos similares a los que imaginaron sus creadores, pero en la estructura productiva argentina todavía son una mosca blanca y dependen de las decisiones gubernamentales, que por suerte se han dado en los últimos años.

La principal diferencia entre aquella idea fundante y la realidad presente parece ser que se han bajado las expectativas de difundir rápidamente los conocimientos en la estructura productiva argentina. Es que se necesitan más actores, que no aparecen. Un país que diseña un satélite como el ArSat I tiene capacidad de diseñar sus computadoras, sus televisores o sus aire acondicionados, con toda seguridad. Luego, sin embargo, debe diseñar sistemas de producción masivos, en los que entran saberes adicionales a los requeridos para hacer reactores nucleares o satélites, que se producen por unidad. Allí se requiere un planeamiento que integre a otras áreas de investigación del Estado y a centenares de actores privados. Falta. Se puede. Hay que plantearlo, analizarlo, mejor cuanto antes, sobre las mieles del éxito del satélite.

Debe quedar claro a todo argentino de buena fe que en este mundo global quien tiene el diseño de un producto complejo tiene la llave de toda la cadena de valor. INVAP y ArSat han conseguido eso. Ese diseño puede generar mayor o menor riqueza en el conjunto de la comunidad, dependiendo de cuantos actores periféricos puedan acompañar las etapas de implementación de un proyecto. Las multinacionales se han encargado de evitar la existencia de esas redes durante casi medio siglo en la Argentina. Ninguna de ellas tiene oficinas de investigación y desarrollo en el país. Ninguna de ellas desarrolla proveedores nacionales transfiriéndoles tecnología de base, sino que se limita a aceptar ofertas y controlar la calidad de lo que se ofrece, lo cual es enteramente insuficiente. Han hecho retroceder la integración de la industria automotriz a niveles lamentables. Tienen un enclave electrónico en Tierra del Fuego sin ninguna mirada integradora a futuro. No es de extrañar en ese marco que cuando se busca un tornillo de extraordinaria precisión para armar un satélite haya que importarlo, porque nadie antes generó la demanda ni se preocupó por organizar la oferta.

Esa estela de fuego, humo y potencia que llevó el satélite al infinito visual es una señal para todos, si es que no caemos en las discusiones perversas e ignorantes, que ya han aparecido, pero pueden ser sepultadas por los miles de buena voluntad que siguen el tema en el país.
Vamos, vamos por la verdadera y central soberanía: la tecnológica en la producción de bienes y servicios útiles a cada ciudadano.

Fuente: Propuestas Viables

Bueno, tampoco éste es un artículo salido del MIT o firmado por Stephen Hawking... habrá gansadas pero este tampoco me iluminó la tardenoche ;)
 

joseph

Colaborador
Colaborador
Si, por que no?
Tal vez la antena solo puede captar datos de un punto en especifico a donde se orienta y no desde un objeto móvil. O la capacidad de procesamiento no permite el control remoto. Que no sea como Direct TV que ves con delay las cosas realmente. Además que de seguro es antieconómico tener un canal reservado para UAV que ni tenemos.
 
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