La empresa argentina Satellogic fue la encargada de lanzar tres nanosatélites con múltiples objetivos y metas. Su intención más importante es democratizar la conquista por el espacio, por eso, en los próximos años, planean lanzar una constelación que estará integrada por aproximadamente 15 ó 17 artefactos de este tipo.
Jueves 30 de abril de 2015
Si nos referimos a “Manolito”, “Capitán Beto” y “Tita” no sólo estamos hablando de personajes presentes en la infancia de cualquier persona en nuestro país, sino también de manera más renovada estos nombres son parte de la innovación espacial en Argentina, una etapa que comenzó hace pocos años impulsada por la búsqueda de desarrollo y la necesidad de revivir la actividad espacial, tratando de erradicar las arcaicas estructuras en las cuales se levantaban las bases de esa industria.
La empresa que logró poner en circulación los nanosatélites se llama Satellogic y, a su manera, busca impulsar el desarrollo acelerado que tuvo la informática pero en el área espacial. Con una fuerte cuota de experimentación, esta empresa está dirigida por Emiliano Kargieman, pionero en Seguridad Informática. Entre las empresas que fundó anteriormente se encuentran Core Security Technologies, Aconcagua Ventures y Garagelab. En 2010, Kargieman asistió a un programa de la NASA´s Singularity University donde comenzó a gestar la idea de construir una red de satélites, que se concretó en 2013 cuando Satellogic puso en marcha sus dos primeros artefactos.
En términos generales, los nanosatélites constituyen el nuevo paradigma estelar que pretende democratizar el espacio. Poseen múltiples aplicaciones científicas como, la observación de la tierra (clima y atmósfera) y las estrellas, la prueba de desarrollos tecnológicos (como nuevos sensores), investigaciones biológicas y médicas (reacciones metabólicas, nuevos medicamentos), la prueba de nuevos materiales como cristales y también pueden aprovecharse para funciones educativas.
CAPITÁN BETO
Satellogic fue la encargada de poner en órbita al primer nanosatélite de la historia argentina: CubeBug-1, también conocido como “Capitán Beto”, en honor a la canción del grupo Invisible, la banda liderada por Luis Alberto Spinetta. Es el primero de una nueva plataforma de nanosatélites de industria nacional, con fines educativos y científicos. Su principal objetivo fue demostrar el funcionamiento de esta tecnología en órbita.
El lanzamiento se concretó el 26 de abril de 2013, junto al también primer nanosatélite ecuatoriano NEE-01 “Pegaso”, a bordo de un cohete chino desde el Centro Espacial de Jiuquan, donde se colocó al satélite que mide 20 cm por 10 cm por 10 cm y pesa sólo dos kilos y medio.
Actualmente está dando vueltas a 450 kilómetros de altura sobre la superficie terrestre. Lleva tres equipos principales: una rueda de inercia para sus movimientos en el espacio, una cámara de baja resolución y una computadora basada en arquitectura ARM que controla su navegación.
Desde la página web de Satellogic se explica: “Una vez que el satélite está en órbita, la única forma de saber cómo está, si está funcionando, si las baterías están bien, si se pueden cargar de la energía de los paneles solares, etc. es sintonizando la radio en la frecuencia correcta (437,438MHz), apuntando la antena al lugar donde El Capitán Beto se supone que está en ese momento, y cruzar los dedos (y morderse las uñas al mismo tiempo si es posible). Hasta que no escuchás un bip, no hay forma de saber ni siquiera si sobrevivió a las fuerzas del lanzamiento, donde fuimos lanzados juntos con otros satélites, como el PEGASO ecuatoriano”.
Sobre el primer análisis de telemetría (batería, paneles solares, temperatura, etc.) en los cuáles se observan diferentes gráficos explicativos sobre lo que le sucede al El Capitán Beto, sus creadores aseguran en su página web: “A medida que vayamos recibiendo más telemetría y podamos hacer experimentos y bajar resultados vamos a poder entender más lo que le va pasando a nuestro querido Capitán Beto en su periplo por el espacio”.
MANOLITO
Meses más tarde, el 21 de noviembre de 2013 se lanzó desde una base rusa al CubeBug-2 “Manolito”, en homenaje al personaje de la tira Mafalda, creada por Quino. Es un satélite de similares características que El Capitán Beto, su ensamblado duró seis meses y es de plataforma abierta, por lo cual se presentó a Manolito como una evolución del otro satélite. Según Gerardo Richarte, de la firma Satellogic, durante la producción y desarrollo de El Capitán Beto aprendieron a hacer un satélite y, en este segundo artefacto, el desafío fue reemplazar las partes que se podían fabricar acá, mejorar su sistema de comunicación y agregar dos procesadores. También se le sumaron una cámara de 20 MP para lograr tomas de la tierra y se incorporó un GPS.
La característica de “Manolito” es que da una vuelta a la Tierra cada hora y media, a una velocidad de 27 mil kilómetros por hora. “Se abastece a través de los paneles solares pero cuando pasa por la sombra, o sea, cada hora y media, se descarga. Como ocurre con cualquier celular, al cabo de 6 u 8 meses de uso continuo se empieza a deteriorar, hasta que se apaga. Igual puede pasar 17 años dando vueltas hasta que finalmente se desplome”, explica Kargieman.
Con el acuerdo con INVAP, empresa dedicada al diseño y construcción de sistemas tecnológicos complejos, para incubar estas ideas en su laboratorio de Bariloche, “Manolito” costó unos 70 mil dólares en componentes, 130 mil en lanzamiento y un presupuesto mayor para el desarrollo de ingeniería y de la plataforma.
Está fabricado en un 80% con componentes nacionales, entre los que se cuentan sus paneles solares, desarrollados por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la computadora de abordo.
http://www.miclubtecnologico.com.ar/blog/nanosatelites-una-nueva-y-pequena-generacion-de-satelites/