Tecnología argentina puesta en órbita
La promoción e inversión que el Gobierno nacional ha realizado en la industria nacional y la necesaria sinergia entre las empresas y las instituciones del Estado –entre ellas la CNEA– han hecho que nuestro país avanzara fuertemente en el fortalecimiento de su sistema científico-tecnológico.
En este contexto es de destacar el particular impulso otorgado al desarrollo de la tecnología nuclear y la actividad satelital, dos campos que ubican a la Argentina dentro de un pequeño grupo de países capaces de dominar estas tecnologías.
Al igual que la nuclear, la actividad aeroespacial se caracteriza por la complejidad de sus procesos, la fuerte demanda de conocimiento científico-tecnológico y por contar con los mismos estándares de seguridad y calidad que alcanzan los países más desarrollados.
El hito más reciente lo constituye la construcción del primer satélite geoestacionario latinoamericano de telecomunicaciones, Arsat-1, lanzado exitosamente al espacio el 16 de octubre de 2014 para brindar servicios de televisión directa al hogar, acceso a Internet con recepción en antenas Vsat y telefonía IP a todo el territorio nacional y países limítrofes, el cual es comandado 100% desde Argentina. Si bien el requerimiento original fue de ARSAT, el diseño y construcción de los satélites (ArSat-1 y 2) estuvo a cargo de INVAP. Tal es así, que la estatal rionegrina invirtió siete años de trabajo y 1.300.000 horas/hombre en el armado de las naves. Este logro fue posible debido a numerosas misiones satelitales previas, que fueron planificadas y encaradas como emprendimientos conjuntos entre las diferentes
empresas del Estado. La contribución de la CNEA y la estratégica firma de convenios con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) e INVAP, resultaron de suma importancia para alcanzar estos resultados.
Este es un claro ejemplo de las posibilidades que ofrece la planificación en las políticas públicas y la inversión en áreas de conocimiento complejas, ya que no sólo consolidan a la formación de profesionales reconocidos a nivel internacional, sino que también contribuyen al fortalecimiento de la soberanía generando, a su vez, oportunidades comerciales de alta rentabilidad para el país.
Aportes de la CNEA al sector espacial argentino
Desde 1996, Argentina cuenta con un Plan Espacial Nacional cuyos principales objetivos son la obtención de información del territorio, tanto terrestre como marítimo, para contribuir a la optimización de actividades socio-económicas; monitoreo y estudios hidrológicos, del clima, el mar y las costas; gestión de emergencias; vigilancia del medio ambiente y recursos naturales; cartografía; geología, entre otros campos.
Dado que este Plan prevé la realización de diversas misiones satelitales que requieren paneles solares diseñados específicamente y aptos para satisfacer la demanda de energía eléctrica de los diferentes satélites, la CNEA y la CONAE suscribieron un convenio que dio lugar a la iniciación, en abril de 2001, del proyecto “Paneles solares para uso espacial”. Su objetivo principal es el diseño, fabricación y
ensayo de los paneles solares de ingeniería y de vuelo para las misiones satelitales previstas, en particular Aquarius/SAC-D, SARE 1B y SAOCOM IA e IB. El proyecto incluye también la realización de ensayos ambientales, principalmente de daño por radiación y ciclado térmico, sobre celdas solares y otros componentes para uso satelital.
Para ello, se requirió la colaboración del Departamento de Energía Solar (DES), ubicado en el Centro Atómico Constituyentes (CAC). El DES promueve el desarrollo y aplicación de la tecnología fotovoltaica en el país.
Por su parte, el Departamento de Tecnología de Materiales Compuestos, creado en el año 2009, aportó las facilidades con las que cuenta su laboratorio para realizar diversos ensayos. Un convenio firmado en marzo de 2002 entre la CNEA y la CONAE permitió desarrollar y fabricar una estructura de material compuesto tipo “sándwich” para la Antena Radar de Apertura Sintética (ARAS) del Proyecto SAOCOM de 25m2. Su renovación en marzo de 2007 y su posterior modificación en enero de 2010 posibilitaron desarrollar una nueva plataforma de servicios de una antena de 35 m2. Así, el sector pudo dar su aporte desde la investigación aplicada hasta la prueba piloto y contribuir en el desarrollo de los diferentes componentes.
Actualmente, luego de un contrato firmado en abril de 2012, ambas instituciones se encuentran trabajando en la fabricación, integración y ensayo del modelo de calificación. A su vez, el equipo formado por investigadores de la CNEA, INTI y CONICET aportó la fabricación de las memorias MeMOSat01 para el satélite Bug-Sat-1 “Tita” de la empresa Satellogic SA puesto en órbita en junio de 2014. Se trata de dispositivos de testeo que sirven para evaluar el desempeño de las memorias electrónicas no volátiles con las que cuenta la nave, los cuales se espera sean de utilidad en futuras aplicaciones espaciales.
Paneles solares para misiones satelitales
Aquarius/SAC-D
Esta misión satelital es un emprendimiento conjunto entre la CONAE y la Agencia Espacial de Estados Unidos (NASA), en el cual la CNEA ha sido responsable del desarrollo de los paneles solares y los sensores solares (parte del sistema de control de actitud del satélite).
El satélite SAC-D fue puesto en órbita el 10 de junio de 2011 y a partir de ese momento se realiza un seguimiento de los parámetros eléctricos de los paneles solares y el subsistema de potencia a partir de datos recibidos por telemetría, una tecnología que permite la medición remota de magnitudes físicas y el posterior envío de la información hacia el operador del sistema.
El contrato CNEA - CONAE relativo a esta misión satelital finalizó el 31 de diciembre de 2012 con la presentación de un informe que muestra el correcto funcionamiento de los paneles solares en órbita.
Durante 2013 y 2014 se continuó con el análisis de los datos recibidos por telemetría a fin de estudiar la evolución de las características eléctricas de los paneles solares a lo largo de la misión y determinar la correlación entre una anomalía detectada y la corriente de los módulos.
SARE 1B
El proyecto consta de cuatro satélites con tecnología segmentada. La CNEA será responsable del diseño y simulaciones eléctricas y de la integración de los paneles solares de vuelo cada uno de los satélites y la provisión de los sensores solares de posición para el sistema de control de actitud del satélite. El comienzo de las tareas de diseño e integración se estableció para mediados de diciembre de 2014, siendo la fecha probable de puesta en órbita marzo de 2017.
SAOCOM 1A y 1B
Se desarrolla en el marco del “Sistema Ítalo Argentino de Satélites para la Gestión de Emergencias” (SIASGE). La CNEA es responsable de la integración de los paneles y sensores solares para los satélites SAOCOM 1A y 1B asociados al SIASGE. Durante 2013 se midieron, caracterizaron y clasificaron las celdas para los paneles solares del satélite. Se finalizó el modelo de ingeniería (Engineering Qualification Model) y se inició la elaboración de cadenas de celdas solares, la fabricación de los sensores solares y las tareas de cableado para el modelo de vuelo (“Flight Model”) de los paneles solares para el SAOCOM 1A. Por otro lado, se realizaron simulaciones del funcionamiento del subsistema de potencia.
Paneles solares para nanosatélites
El aporte de la CNEA a la actividad aeroespacial también incluyó el desarrollo de paneles solares para satélites de muy pequeñas dimensiones o nanosatélites. En una primer etapa se integraron seis paneles solares para el satélite CUBEBUG-1, puesto en órbita en abril de 2013 (de 100 mm × 100 mm × 227 mm y una masa de aproximadamente 2 kg.), a través de un contrato de asistencia tecnológica firmado entre la CNEA y la empresa Disarmista SRL. Los paneles fueron integrados utilizando celdas solares de triple juntura (ATJ) marca Emcore. Actualmente los controles por telemetría del satélite muestran que los paneles solares funcionan de acuerdo con lo esperado. A su vez, con la misma empresa se concretó la integración de uno de cuatro paneles solares que lleva el satélite (con celdas de triple juntura marca Emcore) y el diseño fabricación e integración de los sensores solares de silicio monocristalino para el CUBEBUG-2, puesto en órbita en noviembre del 2013. La telemetría también muestra que tanto el panel como los sensores gruesos funcionan correctamente.
La CNEA también realizó la integración de los paneles solares del satélite BugSat-1 de la empresa Satellogic SA.