ANALIZAN UNA EXTENSA GRIETA EN LA ANTÁRTIDA
Un avión de la Fuerza Aérea Argentina en el que viajaron científicos del Instituto Antártico Argentino, sobrevoló la Barrera de Hielo Larsen C para registrar y analizar su evolución
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A mediados de febrero, en el marco de la Campaña Antártica de Verano (CAV) 2016/17 y de las actividades de apoyo logístico a la actividad científica que desarrolla la Fuerza Aérea a través de la Dirección de Asuntos Antárticos, se realizó un vuelo hacia la grieta que evoluciona en la Barrera de Hielo Larsen C, en la región oriental de la Península Antártica, y a unos 500 km al sur de la Base Marambio.
La comitiva se trasladó en un avión bimotor DHC-6 Twin Otter matrícula T-87, de la Escuadrilla Antártica de Vuelo Águila. La aeronave y su tripulación están apostados en la Base Marambio y pertenecen a la IX Brigada Aérea de Comodoro Rivadavia.
A partir del requerimiento del Instituto Antártico Argentino (IAA) – Dirección Nacional del Antártico, el organismo de la cancillería argentina que coordina y ejecuta las actividades científicas y el Plan Anual Antártico, junto a las Fuerzas Armadas, científicos y tripulantes comenzaron a planificar el vuelo en la Base Marambio.
LA MISIÓN
La operación requirió, como todas, una planificación cuidadosa, más aún por la distancia a recorrer (superior a 1.000 km ida y vuelta), lo que demandó la instalación de un tanque auxiliar interno de combustible para que el trayecto se efectúe de manera autónoma sin escalas de reaprovisionamiento, y para realizar el relevamiento fotográfico sin inconvenientes.
No obstante, la escuadrilla “Águila” había instalado puntos de reabastecimeinto, en caso de ser necesarios, en distintos sitios del recorrido.
Además del estudio de la zona de reconocimiento de Larsen C, analizando imágenes satelitales y estableciendo puntos de coordenadas de vuelo, se contó con el apoyo del Centro Meteorológico Marambio, dependiente del Servicio Meteorológico Nacional, ya que era necesario tener buenas condiciones meteorológicas durante la misión.
El capitán Gastón Valussi, uno de los pilotos del vuelo, expresó:
“Todo estaba previsto y acompañado por condiciones meteorológicas adecuadas, el 16 de febrero a las 10hs, el Águila despegó de la pista de Base Marambio con proa hacia los confines del Sur Antártico”.
Dos horas y media después, la aeronave llegó a la Barrera de Larsen C. Al respecto, el capitán Valussi definió esta experiencia:
“Una imagen que reconforta lo más profundo; kilómetros de hielo milenario, imponente desde su inicio y sin límites en el horizonte. Lentamente el Twin Otter comenzó su descenso y la tripulación efectuó los ajustes para realizar el sobrevuelo sobre tan magnánima masa de hielo. A los minutos comenzamos a vislumbrar la grieta, que anticipaba el devenir de un momento trascendente en cada uno de los que éramos parte de ese vuelo”.
Cumplida la tarea principal, se discutió la posibilidad de continuar el vuelo siguiendo la grieta hacia el sur, pero una formación nubosa amenazante decidió el regreso a Marambio.
El vuelo hacia Base Marambio continuó normalmente luego de tomar fotografías de los glaciares ubicados sobre la cordillera de la Península Antártica, como parte del relevamiento glaciológico.
Las tripulaciones de Twin Otter cuentan con un entrenamiento específico para vuelos en la Antártida bajo condiciones climáticas adversas y para anevizar en glaciares, dado que la aeronave posee el doble sistema de esquí-rueda dado que en Marambio, el avión opera con ruedas pero en el resto de los sitios lo hace con esquíes.
EL RECONOCIMIENTO DE LA GRIETA
Como observador científico del vuelo a la grieta participó el ingeniero Sebastián Marinsek, jefe del Departamento de Glaciología del Instituto Antártico Argentino, y lo acompañó el licenciado Carlos Bunge de la Dirección Nacional del Antártico (DNA).
El reconocimiento aéreo permitió detectar que restan unos 20 km de grieta para que la masa de hielo se fracture totalmente y se desprenda hacia el mar. Según estimaciones realizadas por el Instituto Antártico Argentino, la superficie desprendida sería de unos 5.900 km2, unas 30 veces la superficie de la ciudad de Buenos Aires.
Esta dinámica de fractura y desprendimiento de enormes masas de hielo alteran el balance entre el agua contenida en el hielo continental de la Antártida, y el océano circundante, informan los científicos, quienes siguen con preocupación la estabilidad de las plataformas de hielo principalmente en la región de la península antártica. Este fenómeno, cuyas causas y evolución se investigan, podría estar vinculado al cambio climático global, aunque aún no hay conclusiones.
Años atrás, las zonas de Larsen A y B, ubicadas al norte de Larsen C, sufrieron importantes desprendimientos en breves períodos de tiempo (semanas).
El sobrevuelo, que duró más de cinco horas y atravesó el Círculo Polar Antártico, formó parte del proyecto “Balance de masa y dinámica de glaciares en la Península Antártica”, incluido en el plan anual, técnico y de servicios 2016/17 de la DNA. La distancia total recorrida fue de 1.200 km.
La escuadrilla Águila mantiene una aeronave DHC-6 Twin Otter y a su tripulación durante todo el año en Marambio, con capacidad de vuelo para efectuar un servicio de transporte de pasajeros y carga interbases, misiones de apoyo logístico a la actividad científica nacional e internacional, evacuaciones sanitarias y operaciones SAR (Búsqueda y Salvamento) dentro de su área de cobertura.
El avión se cambia de acuerdo a las necesidades de mantenimiento y las tripulaciones rotan cada tres o cuatro meses, con la posibilidad de que la mayor cantidad de tripulantes adquieran la experiencia de operar en la Antártida.
La tripulación que realizó el histórico vuelo a la grieta de Larsen C estuvo formada por los pilotos, mayor Cristhian Rodríguez y capitán Gastón Valussi; los mecánicos, suboficial principal Aldo Latorre y la cabo primero Gisela Ceballos (mecánicos) junto con el operador de carga, cabo primero Emanuel Chechi.
La pionera misión científica, lograda gracias a la operación de la Fuerza Aérea, tuvo alcance mediático nacional y trascendencia internacional, dada la importancia de la observación y la posibilidad que tiene la Argentina de acceder a sitios tan remotos, gracias al esfuerzo conjunto de científicos y personal de las FFAA y a la presencia ininterrumpida de nuestro país en la Antártida, que sostiene seis bases permanentes y otras tantas transitorias distribuidas por todo el sector.
Fotografías: Mayor Cristhian Rodríguez y Capitán Gastón Valussi.
Fuente: Juan C. Benavente – Sección Prensa – Dirección de Asuntos Antárticos – Base Marambio – marzo 2017.