La emoción de un artillero
Le envié el link del video de homenaje a los Artilleros que hizo Eduardo Frecha, al entonces teniente primero Luis Antonio Caballero, jefe de la Batería "A" del Grupo de Artillería 3 (y quien me dejara accionar un Oto Melara!) y esto me contestó:
Querido amigo:
Lo vi ayer, 2 veces, me provocó una gran emoción, no porque aparecía fugazmente en escena (solo pocas personas sabrán de quien se trata). Me hizo revivir momentos muy trascendentes de mi vida , no solo profesional sino como ser humano. Volvió a traer a mi memoria cada momento vivido durante la Gesta y a muchas personas con las que tuve el honor de compartirla, por las que siento admiración y gran aprecio.
¿Sabés quien es el autor de esa recopilación y montaje?. Muy buena, no sabía de su existencia.
No te respondí en ese momento, cuando la vi, porque tenía que acomodar mis recuerdos, sentimientos, saber que estoy vivo y que fuí partícipe de un acto histórico donde desbordaron actos humanos de heroismo, abnegación, sacrificio y total entrega por amor a la Patria "Grande", como la soñaron nuestros próceres que están en el bronce, en los libros y de otros anónimos solo reconocidos por Dios.
Todo eso es un gran telón, muy saludable para los que aún sobrevivimos, que cubre la mezquindades, deshonores, cobardías, ineptitudes y traiciones, de las que también las hubo allá y en el continente, en ese entonces y después (algunas aún subsisten), como vos bien lo sabés.
Te agradezco profundamente que me lo hayas enviado, conocés muy bien mis sentimientos.
Hoy, parece ser, que esa humilde semilla de patriotismo, que se sembró en el corazón de muchos argentinos de bien, pueda dar el fruto tan deseado y resurja la Argentina soñada.
Los hechos de estos últimos tiempos hacen abrigar esa esperanza, Dios así lo quiera, pese a lo que hacen y harán muchos traidores.
Siento que de la semilla de aquella Semana Santa Malvinera ahora podria sobrevenir la "resurrección", no solo del reconocimiento a los veteranos de esa guerra sino la de la Patria soñada, como esperanzadamente lo escribiste.
Un gran abrazo.
Luis