Para complementar el relato de Bigua:
Histórica evacuación aeromédica en la Antártida
La Fuerza Aérea realizó con éxito una compleja evacuación aeromédica desde la Base Orcadas hacia Ushuaia de un marino accidentado gravemente en la Antártida, operación dilatada por las complicaciones meteorológicas en la región. Cientos de personas, varias aeronaves y organismos participaron en una misión formada por varias operaciones concatenadas cuyo único objetivo fue cumplido: rescatar, trasladar y salvar una vida humana en peligro. Es la primera vez que la FAA efectúa una evacuación en la Base Orcadas, distante 720 km de la Base Marambio. Una breve crónica de esta evacuación que ya es histórica por su complejidad y vicisitudes,
Domingo 23: El suboficial segundo Héctor ariel Bulacio, de 38 años de edad y oriundo del partido de Quilmes, provincia de Buenos Aires, de especialidad electricista e integrante de la dotación de la Base Orcadas de la Armada Argentina (ARA) sufre un accidente grave producto de una caída de 15 metros de altura. El diagnóstico es fractura bilateral de fémur, una de ellas expuesta, con riesgo de infección. El médico, teniente de fragata Pablo David Florenciañez, y el enfermero, suboficial segundo Mario Andrés Schweizer de Orcadas logran realizar los primeros auxilios de emergencia y estabilizar el grave estado del paciente. En interconsulta por videoconferencia con el Hospital Naval de Buenos Aires, se recomienda la inmediata evacuación del herido para su intervención quirúrgica.
Lunes 24: Producto de coordinaciones entre la Armada (Comando de Operaciones Navales) y la Fuerza Aérea (FAA) - Comando de Alistamiento y Adiestramiento, comienza a planificarse la operación de evacuación aérea del accidentado, dado que por las condiciones invernales del mar próximo a la Base Orcadas hacen difícil el acceso por vía marítima. Para ello, la FAA comienza a diagramar la operación en la que intervienen el Comando de Alistamiento y Adiestramiento, la Dirección de Asuntos Antárticos, la Base Marambio de la Antártida, el Hospital Aeronáutico Central y el Escuadrón de Evacuación Aeromédica de la Base Aèrea Militar Río Gallegos (BAM Río Gallegos).
11:30 Hs – BAM Río Gallegos: El El primer teniente César Maximiliano Zapata, Jefe de la Sección Medicina en la BAM Río Gallegos, e integrante del Escuadrón Evacuación Aeromédica es informado de la situación y se le encomienda la tarea de realizar la asistencia médica durante la evacuación aérea de Bulacio.
13:00 Hs – BAM Río Gallegos: Un avión Lockheed C-130 Hercules, matrícula TC-66, apostado en la BAM Río Gallegos cumpliendo funciones de transporte de combustible a la Base Marambio desde hacía una semana, despega con rumbo a esa base antártica trasladando al médico evacuador, 1º Tte. César M. Zapata, y a la suboficial ayudante enfermera Bárbara Scarano, también del grupo de Evacuación Aeromédica de la BAM Río Gallegos, junto a medicamentos y equipo de apoyo para la evacuación. En el mismo avión viaja el capitán Gastón Valussi, piloto de aeronaves DHC-6 Twin Otter de la IX Brigada Aérea de Comodoro Rivadavia y con vasta experiencia en vuelos antárticos. Valussi comandará la operación de extracción del paciente de Orcadas a Marambio.
La doctora Cecilia Toledo, médica actual de la Base Marambio, mantiene comunicación con su par de la Base Orcadas y con el 1º Tte. Zapata.
En la Base Marambio permanece todo el año un avión DHC-6 Twin Otter, de la Escuadrilla Antártica de Vuelo Águila, que cumple funciones de Búsqueda y Salvamento (SAR); traslado de pasajeros y carga interbases; apoyo logístico a la actividad científica; vuelos glaciológicos y operaciones de evacuación aeromédica.
Con el equipo de evacuación en Marambio, se ultiman los detalles y la preparación para el vuelo de extracción a la isla Laurie, en el archipiélago de las Orcadas del Sur. Es la primera vez que la FAA realizará semejante operación de evacuación aeromédica en la Base Orcadas. El avión, matrícula T-85, fue configurado especialmente para evacuación, con una camilla interior, equipamiento de asistencia y dada la distancia a recorrer hasta Orcadas (720 km sobre mar abierto) fue necesario instalar tanques suplementarios de combustible en la cabina, reducir la tripulación a cinco hombres (dos pilotos, dos mecánicos y el médico) dejando en tierra equipos y a la enfermera y al auxiliar de carga para evitar mayor sobrepeso del avión.
En Marambio, el 1º Tte. Zapata explicó: “Mi trabajo consistirá en estabilizar al paciente durante todo el vuelo y llevarlo al centro de complejidad más próximo para atenderlo de inmediato, atendiendo una patología de esta gravedad. En una evacuación aeromédica siempre hay que pensar lo peor, hay muchas patologías que puedan agravar el cuadro del paciente. En el INMAE (Instituto Nacional de Medicina Aeronáutica y Espacial) somos entrenados para eso, para manejar esas situaciones. El vuelo –continuó Zapata- afecta al cuadro en el requerimiento de oxígeno, un paciente que presumiblemente ha perdido bastante sangre tendrá requerimiento de oxígeno permanente y a mayor altura mayor requerimiento de oxígeno; otra de las complicaciones de una fractura y de una inmovilización semejantes es el trombo embolismo pulmonar”.
Base Orcadas: Mientras tanto, el personal de la Base Orcadas prepara una pista de anevizaje de unos 700 m de longitud mínimos requeridos para despegar al avión en la Bahía Scotia, dado que esa base no cuenta con pista de aterrizaje.
Martes 25 - 07:00 hs. Despega de la Base Marambio en una operación nocturna el avión DHC-6 T-85 iniciando el vuelo de evacuación hacia Orcadas. Minutos después del despegue, el comandante del Águila, capitán Gastón Valussi, es notificado radialmente que en la base Orcadas se fracturó la bandeja de hielo que servía de pista de anevizaje, por lo cual es necesario abortar la misión hasta nuevo aviso. El Águila emprende el regreso a Marambio, pero como se preveía, la zona de la base se cerró completamente con nubes y nevadas, preámbulo del temporal que se avecinaba.
Luego de sobrevolar la base por más de media hora, el Águila pone rumbo al aeródromo Tte. Marsh de la Base Presidente Frei Montalva, de Chile, ubicada en la isla 25 de Mayo, en el archipiélago de las islas Shetland del Sur, al noroeste de la península antártica.
El tiempo continúa desmejorando en la Marambio, y las primeras luces del alba no trajeron buenos augurios.
El avión argentino es recibido cálidamente en la base chilena y la tripulación convenientemente alojada. El médico argentino asesora a su par de Chile, especialmente en diagnóstico por imágenes en situaciones de emergencia, e incluso recibe consultas de pacientes de integrantes de la dotación de la base hasta del mismo Jefe de Base, a quienes les efectúa una evaluación y precisos diagnósticos.
Miércoles 26: el temporal desatado en Marambio impide cualquier intento de operación aérea. Se registran marcas térmicas mínimas que rozan el mínimo histórico del mes de julio para esa base. Así, con -32,8 ºC y una sensación térmica por efecto del viento de -57 ºC (incluso llegando a los -61 ºC) Marambio se convierte por unos días en la base argentina más fría de la Antártida, producto del ingreso de una masa de aire polar a la región.
En tanto, y ante la imposibilidad transitoria de realizar la evacuación del herido en Orcadas, los insumos medicinales de esa base se van agotando, poniendo en mayor riesgo el grave estado del paciente. Ante ello, la Fuerza Aérea planifica una operación de aerolanzamiento de un kit medicinal, para lo cual dispone de otro avión Lockheed C-130 Hercules, matrícula TC-61, que será enviado a Río Gallegos con personal adicional de asistencia para la evacuación, insumos medicinales para arrojar en Orcadas y comandos de la FAA como personal de apoyo, junto a integrantes de la Armada.
Jueves 27: Persiste el mal tiempo en Marambio y el Águila debe permanecer en la base Frei. La operación de aerolanzamiento está preparada.
Viernes 28: El avión C-130 Hercules matrícula TC-61 despega de la BAM Río Gallegos a las 07:30 hs. con rumbo a las islas Orcadas. Cuatro horas después, los operadores de carga del avión inician el lanzamiento, arrojando la vital carga de medicinas, tubos de oxígeno e insumos varios en tres bultos con paracaídas, en un sector de un glaciar localizado al oeste de la Base Orcadas. La carga lanzada es recogida y trasladada a la base.
La distancia que separa Río Gallegos de la Base Orcadas es de 1.800 km.
Base Marambio, 18:00 hs.: El tiempo mejoró sensiblemente en Marambio, la temperatura sigue baja, unos -27 ºC, pero el temporal cesó y un viento suave recorre la meseta de la isla Marambio. En un cielo estrellado y diáfano brilla una luz que se desplaza desde el noroeste y se hace cada vez más intensa. Esa luz se alinea con la pista de aterrizaje en la zona de la cabecera 23, hacia el noreste, y a varios cientos de metros se desdobla y se hacen dos luces blancas. Es el Águila que está regresando a su casa, la Base Marambio. Suavemente el avión toca la pista balizada por dos líneas de luces portátiles que colocó el personal técnico de la base minutos antes. Además de los servicios de apoyo al vuelo, un solitario testigo presenció desde la plataforma de la Terminal de Pasajeros la operación del Twin Otter. Tras el arribo del avión y posterior alojamiento en el hangar, el Jefe de Base, vicecomodoro Ricardo Martínez, emite un comunicado radial de felicitación por “el impecable y excelente trabajo realizado por todos los servicios de la base” para acondicionar el lugar, disponer de las máquinas y prepararse para recibir al vuelo. De nuevo, el avión es revisado y preparado para realizar la evacuación.
Sábado 29: Es el día “D”, decisivo. Pasadas las 06:45 hs., el Águila pone rumbo nuevamente hacia Orcadas. Durante toda la noche, la dotación de esa base trabajó incansablemente en un sector del glaciar sudeste del Cerro La Monja, a unos 100 msnm. Allí el personal de Orcadas acondicionó una extensión de 900 m de la superficie del glaciar, para orientar la pista de anevizaje en sentido Norte-sur, y con una pendiente del 10 %, entre los 81 y 145 msnm. En tanto, el paciente seguía estable pero en estado grave, con alguna pérdida breve de conocimiento y un poco de fiebre, pero controlado y con aplicación permanente de oxígeno y antibióticos.
Tras 2.40 hs de vuelo, impulsado por un viento de cola, después de recorrer los 720 km que la distancian de Marambio, el avión de la FAA llegó al archipiélago de Orcadas del Sur, y luego de sobrevolar la pista en el glaciar, se posó suavemente. Las condiciones climáticas fueron de lo mejor. Según la pronosticadora Silvia Diomedi, del Centro Meteorológico Marambio, se produjo en la mañana una situación de excepción en Orcadas, con viento calmo, cielo despejado y visibilidad limitada por el horizonte. Ello facilitó la operación de la aeronave en el glaciar. Arribados, cada uno de los integrantes del avión de extracción se abocó a tareas concretas. Los pilotos recorrieron toda la pista de anevizaje; los mecánicos se dispusieron a cargar de combustible al avión, en tanto el médico, 1º Tte. Zapata, fue trasladado a la base en moto de nieve para recibir y preparar al paciente para la evacuación. “El trabajo que hicieron tanto el médico como el enfermero de Orcadas fue extraordinario con escasos elementos” destacó posteriormente Zapata. El paciente fue cuidadosamente trasladado en motos de nieve y trineo al glaciar, donde aguardaba listo el avión. El despegue fue tan suave como el aterrizaje, destacó el comandante Valussi, quien se sorprendió de la situación de viento calmo “que ni movía las banderas laterales de posición de la pista”. El vuelo de regreso fue más largo y difícil, pues el viento antes de cola ahora era contrario, lo que exigía mayor gasto de combustible y tiempo de vuelo. “El paciente se mantuvo estable durante todo el vuelo en Twin Otter -indicó Zapata- y los pilotos accedieron en todo momento a los descensos del nivel de vuelo para evitar problemas con el oxígeno que recibía Bulacio, realmente un trabajo en equipo impresionante”.
Base Marambio, 14:31 hs: El C-130 Hercules matrícula TC-66 aterriza procedente de Río Gallegos, con carga general, el equipo para la configuración de vuelo sanitario de evacuación y un equipo médico auxiliar, compuesto por la capitán Aldana Amengual, del Centro Asistencial Palomar, y la cabo 1º Silvia Ortíz, de la Unidad Coronaria del Hospital Aeronáutico Central de Buenos Aires.
La tarde es soleada, con cielo parcialmente nublado y temperaturas entre los -12 y -15 ºC, con vientos promedio de 30 a 40 km/h. Rápidamente se descarga la bodega del Hercules, se reubica al avión en un sector contiguo a la pista de acceso para poder recibir al esperado Twin Otter que estaba a pocos minutos de llegar a Marambio. Por la situación de la dirección del viento, además de preparar a la pista principal de Marambio, el personal de la Sección Transporte de la Dotación XLVIII de la base acondicionó unos 500 m de la pista auxiliar, en caso de ser necesaria para poder aterrizar de manera segura al Twin Otter con el paciente evacuado de Orcadas a bordo.
Base Marambio, 15:10 hs: El Águila se aproxima a Marambio luego de recorrer los 720 km de vuelo desde Orcadas, ingresando por la cabecera 23 en el sector noreste, con un suave balanceo de planos producto de la maniobra de aterrizaje. Ya sobre la pista, recorrió unos 150 a 200 m antes de posarse suavemente, para evitar sobresaltos que provocarían más sufrimientos al paciente que llevaba a bordo. Ubicado a una distancia de seguridad del Hercules C-130 que aguardaba con sus poderosos motores en marcha, personal de la base se acercó para trasladar al paciente evacuado desde el Twin Otter a la ambulancia, y de allí al Hercules. El doctor Zapata y la doctora Toledo de Marambio se confundieron en un abrazo y la doctora perdió algunas lágrimas por toda la tensión vivida y la preocupación por el paciente. El 1º Tte. Zapata mantuvo la calma pero con signos de preocupación por la instancia que aún aguardaba cumplir: el traslado del paciente a Ushuaia.
Base Marambio, pasadas las 15:45 hs: Con el paciente perfectamente ubicado en la camilla de traslado en la bodega del avión, con aplicación de suero y oxígeno y los cuatro profesionales asistiéndolo (dos médicos y dos enfermeros), junto a otros pasajeros, el C-130 comenzó la carrera de despegue. Rápidamente estuvo en el aire antártico, y puso rumbo a Ushuaia. El vuelo fue variable; al abandonar la península antártica y ya sobre el mar abierto, un manto de espesas nubes por debajo del nivel de vuelo impidió seguir viendo la superficie. Con alguna turbulencia ocasional, todos los ojos de médicos, enfermeros y pasajeros estuvieron puestos en el suboficial segundo Bulacio, quien de a ratos abría los ojos y miraba cuanto lo permitía su posición. El comandante de la operación de repliegue del C-130, vicecomodoro Marcelo Alejando Pulenta, descendió de la cabina y fue a saludar al paciente. Médicos y enfermeras asistieron permanentemente al herido, con controles permanente de saturación de oxígeno en sangre y demás signos vitales, aplicando medicación según el caso. “El paciente se mantuvo estable durante todo el vuelo; había sido compensado hemodinámicamente pero debido a su estado crítico y a la pérdida de sangre, fue necesario un control permanente del oxígeno en sangre; su edad y su buen estado de salud ayudaron sin duda para que se mantenga así. Realmente el paciente se comportó como un genio” expresó emocionada la doctora Amengual más tarde.
Ushuaia, 18:17 hs. El C-130 aterrizó en el aeropuerto del Ushuaia después de recorrer 1.230 km desde Marambio. El tiempo era frío, la visibilidad reducida y llovía en la ciudad más austral del mundo. Cuando se abrió la rampa del Hercules, ya estaba la ambulancia próxima al avión, para acelerar el traslado del paciente. Con mucho cuidado, unas diez personas participaron del movimiento de la camilla hacia la ambulancia, más aún por la humedad reinante. Ya colocado y afirmado en la ambulancia, los nuevos médicos de traslado se hicieron cargo del herido, dirigiéndolo al Hospital Regional de Ushuaia, en donde fue intervenido quirúrgicamente con resultado positivo y situación estable. Bajo la llovizna de la ciudad austral, y en la plataforma del aeropuerto, contiguo al Hercules, los cuatro profesionales de la Fuerza Aérea que tuvieron la enorme responsabilidad de la evacuación se confundieron en un emocionado y fuerte abrazo, acaso para sellar con dolor y alegría el haber cumplido con éxito una misión tan difícil y haber logrado evacuar con éxito al paciente. Por su parte, el capitán Valussi, comandante de la evacuación de Orcadas, fue saludado y felicitado por oficiales de la Armada que se dirigieron a Ushuaia para recibir al paciente.
Minutos después, el Hercules partió hacia Río Gallegos, primera escala de su regreso a la I Brigada Aérea de El Palomar, en Buenos aires, donde arribó pasadas las 01:00 hs del domingo 30 de julio, cerrando una semana extraordinaria de preocupaciones y acontecimientos que ya son históricos.
El Director de Asuntos Antárticos de la Fuerza Aérea, comodoro Enrique Oscar Videla, manifestó que “Este tipo de operación de MEDEVAC, con los riesgos y las complejas coordinaciones que hubieron de realizarse, junto al espíritu de cooperación y profesionalismo puestos de manifiesto por todos quienes directa o indirectamente participaron de las operaciones, merecen ser conocidos y reconocidos y no puede pasar desapercibido; es una historia que merece ser contada”.
Sección Prensa – Dirección de Asuntos Antárticos – Base Marambio – Ushuaia – Buenos Aires