La pelea por el contrato del San Juan había comenzado en mayo del 2004 cuando la Armada llamó a licitación para el cambio de baterías (tiene 90 y cada una pesa 500 kilos), entre otras tareas. Las ofertas recibidas para el cambio de baterías fueron de Codesur (691.913 pesos) y Tandanor (527.298) pero ambas "presentaron notas cuestionando al oponente", había dicho el contraalmirante Carlos Sanchez, director de Material Naval de la Armada. Finalmente, por decisión del kirchnerismo los trabajos quedaron en manos de la Armada y del Complejo Industrial Naval Argentino (CINAR) que incluye al astillero Almirante Storni (el ex Domecq García, la fábrica de submarinos de Massera) y Tandanor.
La Armada tuvo a su cargo los trabajos de “replacado y reparación de las 960 baterías, además de los sistemas de comunicación, armamento y también tenía un contrato con Siemens por el reemplazo los cuatro motores diesel y uno eléctrico”, explicó a Clarín una fuente naval. Tandanor hizo las tareas del corte y posterior soldadura del casco, más todos los sistemas de tuberías y lo relacionado con otras estructuras de hierro. En el 2011 se volvió a soldar el caso del submarino.
La Armada tenía “un convenio con Varta y capacitan en forma permanente a personal de la Armada para las tareas de reemplazo porque las baterías pueden perder hidrógeno que es muy peligroso”, precisó la fuente naval.